Sumergido en un silencio taciturno, Yuki permanecía mirando al frente con el sobre que le había tendido la enfermera relegado sobre el asiento del copiloto en su coche.
Llegó hasta su apartamento, llevándose dicho documento al interior de su casa.
Una vez dentro, no hizo amago de sorprenderse demasiado al encontrarse a Seguchi esperándolo apoyado en una pared de la entrada con los brazos cruzados sobre el pecho y una inhabitual mueca de disconformidad.
-¡Estaba preocupado Eiri-san! ¿Dónde estabas?
El novelista paso a su lado sin prestarle atención, resignado a que su casa se hubiera convertido en un lugar de acceso al publico en general. En el dormitorio, tiró el abrigo sobre la cama, procurado que el sobre que le había dado la enfermera quedase perfectamente oculto bajo este.
¡¡Eiri-san!!
Con un tono autoritario, puede que hasta paternal, Seguchi se planto en el marco de la puerta
-¿Qué sucede Thoma?
-Estamos preocupados. Comprendo por lo que estas pasando, pero entiéndenos a nosotros también, No nos merecemos que nos trates así!
-Y yo no necesito que estéis todos revoloteando como polillas a mi alrededor.
-¿Y cómo no quieres que lo estemos si estas demostrando ser un imprudente? ... -Seguchi miro a un lado antes de añadir mezquinamente- ¿Qué hacías con el chico ese?, ¿No te dije que era un loco?, ¿Un asesino?, ¡¡Por el amor de Dios Eiri-san!! ¡Podría haberte matado y aun así esperas que no nos preocupemos!!
Con indiferencia, el rubio saco un paquete de tabaco sin empezar de un cajón y lo desenvolvió.
-Tenia la situación controlada. Tan sólo estaba hablando con él. No creo que eso tenga algo de malo.
Thoma se llevo una mano a la frente negando en incomprensión.
-No, nada malo, sobre todo si hubieras terminado tu también con un cuchillo clavado en la espalda.
-¿Quieres algo más o venias solo a sermonearme?
-Principalmente a sermonearte- acotó Seguchi con una sonrisa critica en los labios, que se volvió mansa cuando el escritor salió de la habitación hiendo tras él- y para recordarte que es mañana cuando me marcho a hacer unos tramites a New York, así que a partir de pasado tendrás que ocuparte tu de las gestiones de la discográfica hasta que vuelva.
El escritor se detuvo en medio del salón, con una ceja alzada y el cigarrillo a medio camino. Su expresión no podía denotar más sorpresa.
-¡¿Qué?!
-¿No me dirás que también lo habías olvidado?- pese a que la paciencia de Seguchi para con su cuñado, siempre había sido prácticamente ilimitada, se llevo un dedo a la mejilla rascándose con aparente irritación.- Eiri-san... ¿Has estado tomándote las pastillas? ... -inquirió de forma acusadora. El rubio se llevó el cigarrillo a los labio y a la par que entornaba los ojos hacia un lado con aparente desesperación, sacaba de su bolsillo algunas pastillas sueltas y se las mostraba como tratando de decir "He sido bueno, deja de darme el sermón"
¿Y No has recordado nada?
Eiri frunció el ceño.
-Preferiría que no sacaras ese tema a mención.
-De acuerdo Eiri-san -Thoma dio una palmada apremiante y sonrió con afabilidad- de todas formas no te preocupes, ya lo has echo cientos de veces, ya veras como no te cuesta trabajo...
Con premura, Seguchi comenzó a recoger las prendas que había dejado sobre el sofá al llegar, se abotonó el abrigo y con una leve inclinación de cabeza dio la visita por finalizada.
-¿Pero qué tengo que hacer?
-Ya te lo he dicho, lo de siempre... contabilidad, adquisiciones, publicidad, reuniones... mucho papeleo en realidad...
La puerta del apartamento se cerro dejando a Yuki con la vaga sensación de querer desaparecer por completo. Enfadado con Thoma por haberle metido en semejante situación. El era escritor, no empresario.
Aun farfullando cosas, el novelista entro en la cocina, ansioso por llevarse algo a la boca, tras que el estomago le diese un vuelco recordándole las múltiples horas que llevaban sin comer. No había apenas abierto el frigorífico cuando el teléfono le interrumpió.
Con una ceja enarcada, y el cigarrillo casi consumido en los labios, descolgó.
-¿Diga?
-Buenas noches Yuki-san, Soy su editora, ¿Cómo va el escrito?, quería recordarle que la próxima semana deberá ya presentar parte de boceto y si es posible, se reuniera con nosotros para tratar los temas habituales como el tipo de publicación, concretar el titulo y los diseños de la portada...
-... De acuerdo, cuando sepa el día exacto y la hora póngase en contacto con migo- facilito el novelista con una voz educada y suave que ofrecía un fuerte contraste con la mueca con la que miraba furiosamente de reojo el teléfono. Colgó la llamada y se quedo observando el techo con angustia.
Lo que me faltaba. Ahora también tenerme que preocupar por la puta novela... como si no tuviese suficientes problemas.
Regreso a la cocina y tomando un vol de la nevera de contenido cuestionable, se lo llevo hasta el estudio donde el portátil le esperaba con una fina película de pelusa. Puede que hiciera años que el escritor Yuki Eiri hubiera tenido descuidados durante tanto tiempo sus trabajos. El ordenador rápidamente se puso en funcionamiento, ofreciendo la poco grata pantalla brillante donde el cursor era un espectador sin voz de los acontecimientos que sucederían. Releyó las ultimas líneas y frunció levemente los labios en la disconformidad, le estaba resultando tan desagradable escribir aquello, aburrido, carente de interés... con la misma sensación frustrante de aquel que por un error o fallo pierde todos sus datos y tiene que rescribirlos de nuevo desde el principio. Algo completamente insatisfactorio. Así era como se sentía al ver aquel documento a medio rellenar.
Ladeando la cabeza escribió algunas líneas sueltas. Trató de quitarse la impresión de encima añadiendo frases que le resultaban en principio novedosas, pero aun así, al poco tiempo se encontró dando golpecitos a la mesa con un cigarrillo recién sacado de la caja. De improviso y sobresaltándole en el silencio sepulcral del estudio, su reloj de muñeca emitió una serie de pitidos quejumbrosos que le indicaron que era la hora de tomar la medicación.
Eiri se quito las gafas depositándolas con cuidado sobre la mesa, para a continuación, hundir el rostro entre las palmas. Se sentía tan cansado de todo. Busco en su bolsillo y saco un par de pastillas azules que dejo sobre la mesa, fue entonces recordó el momento en el que todo había cambiado para él, cuando fue consciente de abrupto giro por el cual la vida le había sacado de su rutina habitual. Aquellas extrañas alucinaciones en las que le había parecido escuchar voces, o tener extrañas visiones. El vació junto con el sentimiento de necesidad de los primeros días... había necesitado tanto a Shuichi que incluso durante unos breves instantes no le habría importado volverse realmente loco para conseguirlo. Después había sentido miedo, y se había amoldado dócilmente a la medicación que Thoma le había facilitado.
-¿Qué era lo que me había preguntado por aquel entonces?- medito de forma distraída- ¿Qué era?
Las pastillas sobre la mesa le dirigieron una mirada burlona, y el novelista se sintió estúpido al verse divagando sobre la que creía su fantasía, y pese a eso se permitió seguir recordando, aquella vida irreal, que ahora le hacia esbozar una sonrisa mansa en los labios. Sus ojos parecieron brillar con un sentimiento inusitado y el rubio suspiro sin borrar esa mueca satisfecha.
-Pero que tonto eras Shuichi... que tonto... y que fácil de querer te hacia eso...
Y dejándose embargar por los recuerdos se quedo adormilado sobre la mesa, con la medicación a un lado relegada de toda atención, por primera vez en días.
El ordenador siguió brillando en la oscuridad de la habitación de aquella noche silenciosa en la que un único balbuceo inaudible hizo un imperceptible eco
"¿Qué era?"
*******
Aquel hombre tenia un aspecto un poco desorientado. Miraba todo a su alrededor como si no hubiera salido a la calle en años. En realidad su comportamiento tenia el clásico toque o estigma del turista, que consistía básicamente en quedarse mirando con cara boba cualquier cosa, inclusive una piedra malograda a la que un día alguien hubiese tenido la genial idea de poner sobre una base y llamar escultura de nueva generación.
Volvió a rascarse el cabello por octava vez en un minuto, con una mueca de desagrado, como si hubiera algo en él que le incomodara. No obstante, y tras un suspiro prolongado, su actitud se volvió mas seria levantándose de la mesa de restaurante donde al parecer había estado cenado (o así lo indicaban los restos que tenia sobre la mesa), marchándose poco después mientras hacia oídos sordos a las peticiones insistentes de los camareros por retenerle, debido a que al parecer, por lo que estos gritaban, el caballero se marchaba sin pagar.
**********
Estaba acostado en la cama intentado relajarse, pero parecía ser que esa opción iba a ser algo poco probable dado que la voz que estaba a su lado se estaba volviendo irritante por momentos. Pretendía dormir, estaba claro, o lo habría estado para cualquiera menos su acompañante
-...Yukiiiiiiii, ¿que harías si un día yo me perdiera?. No sé, piensa por ejemplo que me pillara un coche y me quedara en coma años y años en un hospitalucho perdido e la mano de dios en el que nadie me conociera y no pudieran decirte nada, ¿Me buscarías?
-... -Eiri gruño, permaneciendo de espaldas a su interlocutor. Éste, en un intento por captar mas su atención, se echó sobre él frotándose melosamente, consiguiendo que el rubio terminara por ponerse nervioso- quieres estarte quieto baka?
El joven detuvo sus acciones y se quedo contemplando al rubio con una mueca afectada, próxima al berrinche infantil.
-No me llames tonto, ¡te lo estoy diciendo en serio!. ¿Me buscarías?...
-... -El escritor cogió la almohada sobre la que tenia recostada la cabeza y en un alarde de energía la doblo sobre si mismo, tapándose con ella sendos oídos.
-¡¡Yuuuukiii!!, no te duermas, ¡estoy hablando contigo!. Si yo desapareciera un día ¿Me buscarías?... dímelo, ¿lo harías?, aunque te costase encontrarme, ¿Me buscarías?...
- ... Shuichi... -Yuki soltó el cojín girándose hacia su interlocutor con una mueca malhumorada en el rostro- con lo pesado que eres ten por seguro que no.
Un color carmesí invadió las mejillas del muchacho que frunció los labios tratando de reprimir un posible berrinche.
-¡¡Pero Yuuukii!!
-¡Que quiero dormir!
-¡¡Ya dormirás mañana!! ¡Tienes un mes para dormir cuando me vaya! ¡Ahora escúchame!
Yuki se incorporó, soltando la sabana que había tratado inútilmente por retener y Shindou definitivamente había conseguido arrancar.
¿Me buscarías?
-¿Pero que clase de pregunta idiota es esa? - con un deje irritado, el novelista se apoyo en la cabecera de la cama encendiendo un cigarrillo, mirando de forma curiosa a Shuichi cuando este se sentó a horcajadas sobre una de sus piernas y empezaba a jugar con su camisa.
-No es idiota ...- se defendió el joven de cabellos rosados con un leve temblor de voz y las mejillas ruborizadas-... a mi me parece algo muy romántico... si fueras tu el que desapareciera yo te buscaría... te buscaría donde fuera y durante el tiempo que fuera necesario... todo hasta encontrarte...todo.
Un botón salto quedando desprendido de la camisa del rubio. Shuichi se enrojeció aun más al desabrochar el segundo botón de la prenda. Yuki lo miro de forma indolente hasta que el tercer botón se unió al segundo. Apago el cigarro en el cenicero que se encontraba junto a la mesita y tomo el rostro ruborizado del cantante que le sonrió de forma cohibida.
-¿Asi que me buscarías? - comento de forma jocosa a lo que el joven afirmo sin dudar- ¿Durante todo el tiempo que fuera necesario? - nueva afirmación.
El escritor esbozo una leve sonrisa inclinándose para tomar esos labios entreabiertos que le esperaban con expectación. Shuichi devolvió el beso rodeando el cuello del novelista que aprovechó para levantarle la camiseta lentamente con sensuales caricias. Cuando la tenia por medio tórax, el cantante rió de forma un poco avergonzada, separándose de él un momento para ayudarle a quitarle la ropa, cuando la prenda estuvo fuera volvió a inclinarse sobre el rubio para murmurarle quedamente en la oreja.
-¿Entonces qué?, ¿Vendrás mañana a despedirme?
Las manos del rubio se detuvieron a mitad del cierre del pantalón del cantante. Eiri alzo una ceja molesto.
-¿Así que de eso se trataba?, ¿De que te acompañara mañana a la discográfica?
Shindou sonrió de forma traviesa besando el pecho del escritor, para abrazarse a continuación muy fuerte a él, refregando su mejilla de forma melosa.
-Me haría mucha ilusión que me acompañaras. Seguchi a organizado una pequeña rueda de prensa como comienzo de nuestra promoción, pero no van a estar ni Sakuma-san ni K, y aquello va a ser muy aburrido... además seguro que Seguchi quiere hablar contigo, hace mucho que no le coges las llamadas y...
-Vale, vale, ya me has convencido- Eiri suspiro divertido al ver la mirada brillante del joven que pegaba un gritito y le cubría los labios con un beso- pero espero que merezca la pena la visita, sino estaré muy enfadado contigo... Shuichii...
El escritor se despertó con ese nombre en la boca. La rigidez del cuello y la boca pastosa fueron la comprobación clara e inmediata de que se había vuelto a quedar dormido sobre la mesa del estudio. Trato de erguirse e inconscientemente dio un manotazo a las pastillas que salieron despedidas de la mesa rodando por el suelo hasta lugares inespecíficos.
-¿Pero qué?... -se veía confusión en sus ojos- ... ¿un sueño?...
Vació acongojo su interior. Se puso de pie molesto, irritado sin saber exactamente el motivo. En el cuarto de baño se aclaro la cara. No le gusto el reflejo que el espejo le mostró.
Entonces entro en el dormitorio, y cuando iba a tomar su abrigo para echarlo a un lado, se calló accidentalmente al suelo la carpeta que había recibido de manos de la enfermera el día anterior. Con movimientos lentos, Eiri devolvió el abrigo a su lugar inicial sobre el somier, para observar detenidamente el objeto caído en el suelo. .
Cualquiera hubiera pensado que tenia miedo de cogerlo.
Finalmente y tras muchos preámbulos, el escritor se inclino y tomo la carpeta entre sus manos, llevándola cerrada de una forma casi hasta ceremonial al salón, donde tan sólo después de sentarse y contemplarla largos minutos en silencio, se decidió a abrirla.
Su primera impresión fue imprecisa, casi sin llegar a comprender realmente que era lo que estaba viendo. Recortes, anotaciones por mas de una mano, algún dibujo. Termino colocando los documentos según las fechas que tenían estos en las esquinas. Su lectura se inicio con los comentarios de letra casi ilegible que acompañaban a casa hoja sujetos mediante un rudimentario clip.
"[...] Tras comentarlo con varios colegas del centro llegamos a la conclusión de que se trataba del clásico caso de trastorno de personalidad [...] y hemos valorado su reacción a los estímulos habituales que el paciente debería reconocer, pero este muestra una clara indisposión hacia ellos, niega que su nombre sea Shiteno Sokutenai, pero dice desconocer como se llama en realidad. Los sedantes le siguen haciendo el mismo efecto [...]
[...] El paciente a empezado a mostrar reacciones adversas hacia las enfermeras que hasta entonces le habían estado llevando la medicación. Suministrarle sus fármacos diarios se a convertido en pocas horas en un trabajo difícil de sobre llevar. Ya ha intentado escaparse dos veces [...]
[...] Finalmente el paciente ha declarado llamarse Shindou Shuichi. Creemos que esta ha empezado a ser la personalidad dominante en este momento, pero desconocemos si es peligrosa. Así mismo nos vimos obligados a duplicar nuevamente los sedantes pues esta nueva personalidad es en principio hostil. Grita a menudo el nombre de Yuki, que por datos anteriores hemos sacado en conclusión que se trata de Yuki Eiri el escritor. El joven sigue intentando escapar. Doblamos las medidas de vigilancia [...]
[...] Hoy, hemos encontrado la novela propiedad del ayuntamiento que el paciente había asegurado perder. Esta amputada a secciones y dichos fragmentos han desaparecido. Se encontraba dentro de un hueco que un rodapié ocultaba. No sabemos cuanto tiempo lleva allí el escondite, ni si el paciente había guardado otras cosas con anterioridad. Los documentos encontrados han sido añadidos a estos informes. Después de revisarlos, hemos decidido por consenso incomunicar al joven de las actividades en grupo. Su personalidad en este momento dominante -Shindou Shuichi como dice llamarse- puede tratarse de un asesino en potencia con una evidente psicosis traumática de la que el anteriormente citado escritor llamado Yuki Eiri, parecer ser el centro focal. Hemos llegado a tal conclusión basándonos entre otras cosas en los dibujos del paciente que hacia en las horas de las actividades en grupo y que con [...]"
Eiri empezaba a sudar frío, tantos folios médicos, tanta palabrería técnica entre aquellas frases a la que ni siquiera prestaba atención. Paso un par de folios mecanografiados más, llegando al que parecía ser el ultimo escrito por los médicos.
"[...] Valiéndose de medios que desconozco, el paciente ha logrado escapar. De igual modo han aparecido los trozos de novela restantes pegados a semejanza de colas infantil en un segundo documento. Su aspecto es un tanto -si se me permite la opinión personal- macabro. Informamos al jefe de sección, recomendándole que avisara al escritor pero este ha ignorado nuestros consejos y [...]
Cansado de leer aquellas opiniones el rubio dejo a un lado los folios mecanografiados tapándose los ojos de forma cansada con una mano. El leer todo aquello le estaba resultando difícil, puede que incluso doloroso, más teniendo en cuenta el sueño tan real y vivo que había tenido aquella noche, pues de concentrarse, aun podría recordar que es lo que habría venido detrás de aquellas palabras dichas en tono confidencial. Caricias mansas, besos exigentes, el rostro de Shuichi ruborizado haciendo un fuerte contraste en la blancura de las sabanas enredadas en su cuerpo desnudo, arqueándose de forma incitadora.
-Pero eso nunca ocurrió... él es un loco sólo un loco. Él no es ... no es...
Con una mueca afectada, el rubio comenzó a examinar los dibujos que el documento había citado previamente. Los primeros eran garabatos sin forma definida. Un suspiro prolongado, la mirada del escritor se torno lúgubre.
En un dibujo fechado dos días después, aquellos garabatos habían ganado credibilidad o forma y si el observador le ponía buena voluntad o raudales de imaginación, aquello podría haberse considerado como un conejo rosa mal dibujado.
El escritor alzo una ceja, pasando de forma nerviosa al dibujo siguiente donde puedo apreciar un dibujo, muy esquemático en realidad, que pretendía ser una persona pero que no pasaba de makako mal echo, con algo que parecía ser una guitarra entre las manos. A su lado había varias palabras tachadas, todas ellas escritas de forma nerviosa pero con aparentes puntos en común
- ...Lad buff, chat stuft, -se esforzó por leer el novelista- Bad muck ... -llegando hasta la ultima que, además, era la única sin tachar- ...Bad Luck.
Frotándose los ojos de nuevo, el escritor paso de folio y se sobrecogió al ver una escena que le era terriblemente familiar. Los dibujos no eran buenos, pero el sentimiento estaba fielmente reflejado en el.
-No puede ser. Esto es... somos nosotros...además yo recuerdo esto...
Y paso de pagina, comprobando que el siguiente dibujo era de características similares y despertaba en él el mismo tipo de emociones.
Sus ojos empezaron a nublarse temblorosos, no obstante paso de nuevo y al ver el último una sensación vertiginosa le invadió.
*¿Qu##est##asa#do?*
El dibujo calló de sus manos temblorosas. Yuki alzo la cabeza. La voz la había oído con tal nitidez, que pensó por un momento que había alguien más con él en la habitación.
*¿Y#S#i#dou##an?*
Volvió a mirar a su alrededor confuso. Las voces cada vez eran mas audibles pero no más claras. Tenían un segundo tono o eco de resonancia que las hacia imposibles de comprender en su totalidad.
*Sus#co###tantes######ómo#sig#en##s##cos#ntes?##¡Q#é##al#uien#h#ga## alg##com##sig##asi#va##ada#le#####u###inf##rto#####*
Eiri callo de rodillas al suelo, con los ojos muy abiertos y tapándose los oídos con la manos.
-¡¡CALLAD!!
Miró desesperado a su alrededor. Los contornos de las cosas comenzaron a palpitar levemente. Yuki cerró los ojos conmocionado.
Se puso de pie, evitando en todo lo posible tocar nada, buscando de forma ansiosa las pastillas que le quedaban en el bolsillo.
Echo un ultimo vistazo a la habitación. Ésta empezaba a hacer formas sinuosas, surgiendo humo donde no lo había un segundo antes. Los muebles por su parte, parecían que en cualquier momento se podrían a caminar. Sin pensárselo dos veces el rubio se trago las pastillas cerrando los ojos, esperando a que todo aquello desapareciera.
Y así lo hizo. Al poco todo había readquirido la forma esperada. Eiri estaba sudando y respirando visiblemente agitado en mitad del salón. Tomo aire un par de veces antes de por impulso, agacharse a recoger el dibujo que se le había caído de las manos. Lo miro unos instantes en completo silencio.
Aquel dibujo no debería de existir. Era imposible que Shiteno hubiera dibujado eso sin conocerle personalmente todavía. Lo cual dejaba una pregunta al aire con el suficiente peso como para que al escritor le estuviese comenzando a corroer la conciencia y la emergente pregunta de "¿ y si ? " comenzara a burbujear en su cabeza de forma apremiante.
********
No coment. I dislike this _. Why this has to be so bad??? Why? I am very upset @_@.... I hate this!!!!!
Llegó hasta su apartamento, llevándose dicho documento al interior de su casa.
Una vez dentro, no hizo amago de sorprenderse demasiado al encontrarse a Seguchi esperándolo apoyado en una pared de la entrada con los brazos cruzados sobre el pecho y una inhabitual mueca de disconformidad.
-¡Estaba preocupado Eiri-san! ¿Dónde estabas?
El novelista paso a su lado sin prestarle atención, resignado a que su casa se hubiera convertido en un lugar de acceso al publico en general. En el dormitorio, tiró el abrigo sobre la cama, procurado que el sobre que le había dado la enfermera quedase perfectamente oculto bajo este.
¡¡Eiri-san!!
Con un tono autoritario, puede que hasta paternal, Seguchi se planto en el marco de la puerta
-¿Qué sucede Thoma?
-Estamos preocupados. Comprendo por lo que estas pasando, pero entiéndenos a nosotros también, No nos merecemos que nos trates así!
-Y yo no necesito que estéis todos revoloteando como polillas a mi alrededor.
-¿Y cómo no quieres que lo estemos si estas demostrando ser un imprudente? ... -Seguchi miro a un lado antes de añadir mezquinamente- ¿Qué hacías con el chico ese?, ¿No te dije que era un loco?, ¿Un asesino?, ¡¡Por el amor de Dios Eiri-san!! ¡Podría haberte matado y aun así esperas que no nos preocupemos!!
Con indiferencia, el rubio saco un paquete de tabaco sin empezar de un cajón y lo desenvolvió.
-Tenia la situación controlada. Tan sólo estaba hablando con él. No creo que eso tenga algo de malo.
Thoma se llevo una mano a la frente negando en incomprensión.
-No, nada malo, sobre todo si hubieras terminado tu también con un cuchillo clavado en la espalda.
-¿Quieres algo más o venias solo a sermonearme?
-Principalmente a sermonearte- acotó Seguchi con una sonrisa critica en los labios, que se volvió mansa cuando el escritor salió de la habitación hiendo tras él- y para recordarte que es mañana cuando me marcho a hacer unos tramites a New York, así que a partir de pasado tendrás que ocuparte tu de las gestiones de la discográfica hasta que vuelva.
El escritor se detuvo en medio del salón, con una ceja alzada y el cigarrillo a medio camino. Su expresión no podía denotar más sorpresa.
-¡¿Qué?!
-¿No me dirás que también lo habías olvidado?- pese a que la paciencia de Seguchi para con su cuñado, siempre había sido prácticamente ilimitada, se llevo un dedo a la mejilla rascándose con aparente irritación.- Eiri-san... ¿Has estado tomándote las pastillas? ... -inquirió de forma acusadora. El rubio se llevó el cigarrillo a los labio y a la par que entornaba los ojos hacia un lado con aparente desesperación, sacaba de su bolsillo algunas pastillas sueltas y se las mostraba como tratando de decir "He sido bueno, deja de darme el sermón"
¿Y No has recordado nada?
Eiri frunció el ceño.
-Preferiría que no sacaras ese tema a mención.
-De acuerdo Eiri-san -Thoma dio una palmada apremiante y sonrió con afabilidad- de todas formas no te preocupes, ya lo has echo cientos de veces, ya veras como no te cuesta trabajo...
Con premura, Seguchi comenzó a recoger las prendas que había dejado sobre el sofá al llegar, se abotonó el abrigo y con una leve inclinación de cabeza dio la visita por finalizada.
-¿Pero qué tengo que hacer?
-Ya te lo he dicho, lo de siempre... contabilidad, adquisiciones, publicidad, reuniones... mucho papeleo en realidad...
La puerta del apartamento se cerro dejando a Yuki con la vaga sensación de querer desaparecer por completo. Enfadado con Thoma por haberle metido en semejante situación. El era escritor, no empresario.
Aun farfullando cosas, el novelista entro en la cocina, ansioso por llevarse algo a la boca, tras que el estomago le diese un vuelco recordándole las múltiples horas que llevaban sin comer. No había apenas abierto el frigorífico cuando el teléfono le interrumpió.
Con una ceja enarcada, y el cigarrillo casi consumido en los labios, descolgó.
-¿Diga?
-Buenas noches Yuki-san, Soy su editora, ¿Cómo va el escrito?, quería recordarle que la próxima semana deberá ya presentar parte de boceto y si es posible, se reuniera con nosotros para tratar los temas habituales como el tipo de publicación, concretar el titulo y los diseños de la portada...
-... De acuerdo, cuando sepa el día exacto y la hora póngase en contacto con migo- facilito el novelista con una voz educada y suave que ofrecía un fuerte contraste con la mueca con la que miraba furiosamente de reojo el teléfono. Colgó la llamada y se quedo observando el techo con angustia.
Lo que me faltaba. Ahora también tenerme que preocupar por la puta novela... como si no tuviese suficientes problemas.
Regreso a la cocina y tomando un vol de la nevera de contenido cuestionable, se lo llevo hasta el estudio donde el portátil le esperaba con una fina película de pelusa. Puede que hiciera años que el escritor Yuki Eiri hubiera tenido descuidados durante tanto tiempo sus trabajos. El ordenador rápidamente se puso en funcionamiento, ofreciendo la poco grata pantalla brillante donde el cursor era un espectador sin voz de los acontecimientos que sucederían. Releyó las ultimas líneas y frunció levemente los labios en la disconformidad, le estaba resultando tan desagradable escribir aquello, aburrido, carente de interés... con la misma sensación frustrante de aquel que por un error o fallo pierde todos sus datos y tiene que rescribirlos de nuevo desde el principio. Algo completamente insatisfactorio. Así era como se sentía al ver aquel documento a medio rellenar.
Ladeando la cabeza escribió algunas líneas sueltas. Trató de quitarse la impresión de encima añadiendo frases que le resultaban en principio novedosas, pero aun así, al poco tiempo se encontró dando golpecitos a la mesa con un cigarrillo recién sacado de la caja. De improviso y sobresaltándole en el silencio sepulcral del estudio, su reloj de muñeca emitió una serie de pitidos quejumbrosos que le indicaron que era la hora de tomar la medicación.
Eiri se quito las gafas depositándolas con cuidado sobre la mesa, para a continuación, hundir el rostro entre las palmas. Se sentía tan cansado de todo. Busco en su bolsillo y saco un par de pastillas azules que dejo sobre la mesa, fue entonces recordó el momento en el que todo había cambiado para él, cuando fue consciente de abrupto giro por el cual la vida le había sacado de su rutina habitual. Aquellas extrañas alucinaciones en las que le había parecido escuchar voces, o tener extrañas visiones. El vació junto con el sentimiento de necesidad de los primeros días... había necesitado tanto a Shuichi que incluso durante unos breves instantes no le habría importado volverse realmente loco para conseguirlo. Después había sentido miedo, y se había amoldado dócilmente a la medicación que Thoma le había facilitado.
-¿Qué era lo que me había preguntado por aquel entonces?- medito de forma distraída- ¿Qué era?
Las pastillas sobre la mesa le dirigieron una mirada burlona, y el novelista se sintió estúpido al verse divagando sobre la que creía su fantasía, y pese a eso se permitió seguir recordando, aquella vida irreal, que ahora le hacia esbozar una sonrisa mansa en los labios. Sus ojos parecieron brillar con un sentimiento inusitado y el rubio suspiro sin borrar esa mueca satisfecha.
-Pero que tonto eras Shuichi... que tonto... y que fácil de querer te hacia eso...
Y dejándose embargar por los recuerdos se quedo adormilado sobre la mesa, con la medicación a un lado relegada de toda atención, por primera vez en días.
El ordenador siguió brillando en la oscuridad de la habitación de aquella noche silenciosa en la que un único balbuceo inaudible hizo un imperceptible eco
"¿Qué era?"
*******
Aquel hombre tenia un aspecto un poco desorientado. Miraba todo a su alrededor como si no hubiera salido a la calle en años. En realidad su comportamiento tenia el clásico toque o estigma del turista, que consistía básicamente en quedarse mirando con cara boba cualquier cosa, inclusive una piedra malograda a la que un día alguien hubiese tenido la genial idea de poner sobre una base y llamar escultura de nueva generación.
Volvió a rascarse el cabello por octava vez en un minuto, con una mueca de desagrado, como si hubiera algo en él que le incomodara. No obstante, y tras un suspiro prolongado, su actitud se volvió mas seria levantándose de la mesa de restaurante donde al parecer había estado cenado (o así lo indicaban los restos que tenia sobre la mesa), marchándose poco después mientras hacia oídos sordos a las peticiones insistentes de los camareros por retenerle, debido a que al parecer, por lo que estos gritaban, el caballero se marchaba sin pagar.
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Estaba acostado en la cama intentado relajarse, pero parecía ser que esa opción iba a ser algo poco probable dado que la voz que estaba a su lado se estaba volviendo irritante por momentos. Pretendía dormir, estaba claro, o lo habría estado para cualquiera menos su acompañante
-...Yukiiiiiiii, ¿que harías si un día yo me perdiera?. No sé, piensa por ejemplo que me pillara un coche y me quedara en coma años y años en un hospitalucho perdido e la mano de dios en el que nadie me conociera y no pudieran decirte nada, ¿Me buscarías?
-... -Eiri gruño, permaneciendo de espaldas a su interlocutor. Éste, en un intento por captar mas su atención, se echó sobre él frotándose melosamente, consiguiendo que el rubio terminara por ponerse nervioso- quieres estarte quieto baka?
El joven detuvo sus acciones y se quedo contemplando al rubio con una mueca afectada, próxima al berrinche infantil.
-No me llames tonto, ¡te lo estoy diciendo en serio!. ¿Me buscarías?...
-... -El escritor cogió la almohada sobre la que tenia recostada la cabeza y en un alarde de energía la doblo sobre si mismo, tapándose con ella sendos oídos.
-¡¡Yuuuukiii!!, no te duermas, ¡estoy hablando contigo!. Si yo desapareciera un día ¿Me buscarías?... dímelo, ¿lo harías?, aunque te costase encontrarme, ¿Me buscarías?...
- ... Shuichi... -Yuki soltó el cojín girándose hacia su interlocutor con una mueca malhumorada en el rostro- con lo pesado que eres ten por seguro que no.
Un color carmesí invadió las mejillas del muchacho que frunció los labios tratando de reprimir un posible berrinche.
-¡¡Pero Yuuukii!!
-¡Que quiero dormir!
-¡¡Ya dormirás mañana!! ¡Tienes un mes para dormir cuando me vaya! ¡Ahora escúchame!
Yuki se incorporó, soltando la sabana que había tratado inútilmente por retener y Shindou definitivamente había conseguido arrancar.
¿Me buscarías?
-¿Pero que clase de pregunta idiota es esa? - con un deje irritado, el novelista se apoyo en la cabecera de la cama encendiendo un cigarrillo, mirando de forma curiosa a Shuichi cuando este se sentó a horcajadas sobre una de sus piernas y empezaba a jugar con su camisa.
-No es idiota ...- se defendió el joven de cabellos rosados con un leve temblor de voz y las mejillas ruborizadas-... a mi me parece algo muy romántico... si fueras tu el que desapareciera yo te buscaría... te buscaría donde fuera y durante el tiempo que fuera necesario... todo hasta encontrarte...todo.
Un botón salto quedando desprendido de la camisa del rubio. Shuichi se enrojeció aun más al desabrochar el segundo botón de la prenda. Yuki lo miro de forma indolente hasta que el tercer botón se unió al segundo. Apago el cigarro en el cenicero que se encontraba junto a la mesita y tomo el rostro ruborizado del cantante que le sonrió de forma cohibida.
-¿Asi que me buscarías? - comento de forma jocosa a lo que el joven afirmo sin dudar- ¿Durante todo el tiempo que fuera necesario? - nueva afirmación.
El escritor esbozo una leve sonrisa inclinándose para tomar esos labios entreabiertos que le esperaban con expectación. Shuichi devolvió el beso rodeando el cuello del novelista que aprovechó para levantarle la camiseta lentamente con sensuales caricias. Cuando la tenia por medio tórax, el cantante rió de forma un poco avergonzada, separándose de él un momento para ayudarle a quitarle la ropa, cuando la prenda estuvo fuera volvió a inclinarse sobre el rubio para murmurarle quedamente en la oreja.
-¿Entonces qué?, ¿Vendrás mañana a despedirme?
Las manos del rubio se detuvieron a mitad del cierre del pantalón del cantante. Eiri alzo una ceja molesto.
-¿Así que de eso se trataba?, ¿De que te acompañara mañana a la discográfica?
Shindou sonrió de forma traviesa besando el pecho del escritor, para abrazarse a continuación muy fuerte a él, refregando su mejilla de forma melosa.
-Me haría mucha ilusión que me acompañaras. Seguchi a organizado una pequeña rueda de prensa como comienzo de nuestra promoción, pero no van a estar ni Sakuma-san ni K, y aquello va a ser muy aburrido... además seguro que Seguchi quiere hablar contigo, hace mucho que no le coges las llamadas y...
-Vale, vale, ya me has convencido- Eiri suspiro divertido al ver la mirada brillante del joven que pegaba un gritito y le cubría los labios con un beso- pero espero que merezca la pena la visita, sino estaré muy enfadado contigo... Shuichii...
El escritor se despertó con ese nombre en la boca. La rigidez del cuello y la boca pastosa fueron la comprobación clara e inmediata de que se había vuelto a quedar dormido sobre la mesa del estudio. Trato de erguirse e inconscientemente dio un manotazo a las pastillas que salieron despedidas de la mesa rodando por el suelo hasta lugares inespecíficos.
-¿Pero qué?... -se veía confusión en sus ojos- ... ¿un sueño?...
Vació acongojo su interior. Se puso de pie molesto, irritado sin saber exactamente el motivo. En el cuarto de baño se aclaro la cara. No le gusto el reflejo que el espejo le mostró.
Entonces entro en el dormitorio, y cuando iba a tomar su abrigo para echarlo a un lado, se calló accidentalmente al suelo la carpeta que había recibido de manos de la enfermera el día anterior. Con movimientos lentos, Eiri devolvió el abrigo a su lugar inicial sobre el somier, para observar detenidamente el objeto caído en el suelo. .
Cualquiera hubiera pensado que tenia miedo de cogerlo.
Finalmente y tras muchos preámbulos, el escritor se inclino y tomo la carpeta entre sus manos, llevándola cerrada de una forma casi hasta ceremonial al salón, donde tan sólo después de sentarse y contemplarla largos minutos en silencio, se decidió a abrirla.
Su primera impresión fue imprecisa, casi sin llegar a comprender realmente que era lo que estaba viendo. Recortes, anotaciones por mas de una mano, algún dibujo. Termino colocando los documentos según las fechas que tenían estos en las esquinas. Su lectura se inicio con los comentarios de letra casi ilegible que acompañaban a casa hoja sujetos mediante un rudimentario clip.
"[...] Tras comentarlo con varios colegas del centro llegamos a la conclusión de que se trataba del clásico caso de trastorno de personalidad [...] y hemos valorado su reacción a los estímulos habituales que el paciente debería reconocer, pero este muestra una clara indisposión hacia ellos, niega que su nombre sea Shiteno Sokutenai, pero dice desconocer como se llama en realidad. Los sedantes le siguen haciendo el mismo efecto [...]
[...] El paciente a empezado a mostrar reacciones adversas hacia las enfermeras que hasta entonces le habían estado llevando la medicación. Suministrarle sus fármacos diarios se a convertido en pocas horas en un trabajo difícil de sobre llevar. Ya ha intentado escaparse dos veces [...]
[...] Finalmente el paciente ha declarado llamarse Shindou Shuichi. Creemos que esta ha empezado a ser la personalidad dominante en este momento, pero desconocemos si es peligrosa. Así mismo nos vimos obligados a duplicar nuevamente los sedantes pues esta nueva personalidad es en principio hostil. Grita a menudo el nombre de Yuki, que por datos anteriores hemos sacado en conclusión que se trata de Yuki Eiri el escritor. El joven sigue intentando escapar. Doblamos las medidas de vigilancia [...]
[...] Hoy, hemos encontrado la novela propiedad del ayuntamiento que el paciente había asegurado perder. Esta amputada a secciones y dichos fragmentos han desaparecido. Se encontraba dentro de un hueco que un rodapié ocultaba. No sabemos cuanto tiempo lleva allí el escondite, ni si el paciente había guardado otras cosas con anterioridad. Los documentos encontrados han sido añadidos a estos informes. Después de revisarlos, hemos decidido por consenso incomunicar al joven de las actividades en grupo. Su personalidad en este momento dominante -Shindou Shuichi como dice llamarse- puede tratarse de un asesino en potencia con una evidente psicosis traumática de la que el anteriormente citado escritor llamado Yuki Eiri, parecer ser el centro focal. Hemos llegado a tal conclusión basándonos entre otras cosas en los dibujos del paciente que hacia en las horas de las actividades en grupo y que con [...]"
Eiri empezaba a sudar frío, tantos folios médicos, tanta palabrería técnica entre aquellas frases a la que ni siquiera prestaba atención. Paso un par de folios mecanografiados más, llegando al que parecía ser el ultimo escrito por los médicos.
"[...] Valiéndose de medios que desconozco, el paciente ha logrado escapar. De igual modo han aparecido los trozos de novela restantes pegados a semejanza de colas infantil en un segundo documento. Su aspecto es un tanto -si se me permite la opinión personal- macabro. Informamos al jefe de sección, recomendándole que avisara al escritor pero este ha ignorado nuestros consejos y [...]
Cansado de leer aquellas opiniones el rubio dejo a un lado los folios mecanografiados tapándose los ojos de forma cansada con una mano. El leer todo aquello le estaba resultando difícil, puede que incluso doloroso, más teniendo en cuenta el sueño tan real y vivo que había tenido aquella noche, pues de concentrarse, aun podría recordar que es lo que habría venido detrás de aquellas palabras dichas en tono confidencial. Caricias mansas, besos exigentes, el rostro de Shuichi ruborizado haciendo un fuerte contraste en la blancura de las sabanas enredadas en su cuerpo desnudo, arqueándose de forma incitadora.
-Pero eso nunca ocurrió... él es un loco sólo un loco. Él no es ... no es...
Con una mueca afectada, el rubio comenzó a examinar los dibujos que el documento había citado previamente. Los primeros eran garabatos sin forma definida. Un suspiro prolongado, la mirada del escritor se torno lúgubre.
En un dibujo fechado dos días después, aquellos garabatos habían ganado credibilidad o forma y si el observador le ponía buena voluntad o raudales de imaginación, aquello podría haberse considerado como un conejo rosa mal dibujado.
El escritor alzo una ceja, pasando de forma nerviosa al dibujo siguiente donde puedo apreciar un dibujo, muy esquemático en realidad, que pretendía ser una persona pero que no pasaba de makako mal echo, con algo que parecía ser una guitarra entre las manos. A su lado había varias palabras tachadas, todas ellas escritas de forma nerviosa pero con aparentes puntos en común
- ...Lad buff, chat stuft, -se esforzó por leer el novelista- Bad muck ... -llegando hasta la ultima que, además, era la única sin tachar- ...Bad Luck.
Frotándose los ojos de nuevo, el escritor paso de folio y se sobrecogió al ver una escena que le era terriblemente familiar. Los dibujos no eran buenos, pero el sentimiento estaba fielmente reflejado en el.
-No puede ser. Esto es... somos nosotros...además yo recuerdo esto...
Y paso de pagina, comprobando que el siguiente dibujo era de características similares y despertaba en él el mismo tipo de emociones.
Sus ojos empezaron a nublarse temblorosos, no obstante paso de nuevo y al ver el último una sensación vertiginosa le invadió.
*¿Qu##est##asa#do?*
El dibujo calló de sus manos temblorosas. Yuki alzo la cabeza. La voz la había oído con tal nitidez, que pensó por un momento que había alguien más con él en la habitación.
*¿Y#S#i#dou##an?*
Volvió a mirar a su alrededor confuso. Las voces cada vez eran mas audibles pero no más claras. Tenían un segundo tono o eco de resonancia que las hacia imposibles de comprender en su totalidad.
*Sus#co###tantes######ómo#sig#en##s##cos#ntes?##¡Q#é##al#uien#h#ga## alg##com##sig##asi#va##ada#le#####u###inf##rto#####*
Eiri callo de rodillas al suelo, con los ojos muy abiertos y tapándose los oídos con la manos.
-¡¡CALLAD!!
Miró desesperado a su alrededor. Los contornos de las cosas comenzaron a palpitar levemente. Yuki cerró los ojos conmocionado.
Se puso de pie, evitando en todo lo posible tocar nada, buscando de forma ansiosa las pastillas que le quedaban en el bolsillo.
Echo un ultimo vistazo a la habitación. Ésta empezaba a hacer formas sinuosas, surgiendo humo donde no lo había un segundo antes. Los muebles por su parte, parecían que en cualquier momento se podrían a caminar. Sin pensárselo dos veces el rubio se trago las pastillas cerrando los ojos, esperando a que todo aquello desapareciera.
Y así lo hizo. Al poco todo había readquirido la forma esperada. Eiri estaba sudando y respirando visiblemente agitado en mitad del salón. Tomo aire un par de veces antes de por impulso, agacharse a recoger el dibujo que se le había caído de las manos. Lo miro unos instantes en completo silencio.
Aquel dibujo no debería de existir. Era imposible que Shiteno hubiera dibujado eso sin conocerle personalmente todavía. Lo cual dejaba una pregunta al aire con el suficiente peso como para que al escritor le estuviese comenzando a corroer la conciencia y la emergente pregunta de "¿ y si ? " comenzara a burbujear en su cabeza de forma apremiante.
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No coment. I dislike this _. Why this has to be so bad??? Why? I am very upset @_@.... I hate this!!!!!
