*Advertencia:

Por lo general no he necesitado nunca poner nada de esto al principio de capitulo, la razón principal en esta ocasión es advertir, que dado que prometí que el anterior iba a ser el ultimo capitulo y me alargue, no quería posponer de forma indefinida el final, por ello aquí esta lo que restaba, que como pueden ver viene a ser un capitulo muuucho mas largo de lo habitual ^^UUU, pa tomárselo con calma vamos XD. Así como también hay otra cosa que no suelo hacer y es incluir letras de canciones intercaladas con el texto. En este caso las lyrits pertenecen a Limkin ParK y Sobber ^o^ ke aunque no viene a cuento me gustan mucho. Disfruten del capitulo.

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Abrió los ojos de golpe. Siendo la primera reacción, la necesidad de tomar una forzada bocanada de aire que debido a su alteración le atragantó, teniendo como consecuencia que empezara a toser de forma brusca e incontrolable, tornándose así su pálido y macilento rostro, en una amalgama de rojo violento y ahogado.

Inicialmente, la vista se le nublo cegada por las fuertes luces que desdibujaron los objetos, relegándolos a formas sin definir claro oscuras en sus retinas. De igual forma, tampoco pudo percibir gran cosa a través de sus oídos, pues la amalgama de voces discordantes resonando simultáneamente en el lugar en el que se encontraba, colabora con la confusión inicial por la que su cerebro estaba pasando. No obstante, si fue perfectamente consciente casi desde el principio, de las limitaciones actuales de su cuerpo, al sentirlo débil, adormecido y adolorido, con la vaga sensación de saberse punzado en varios lugares por agujas, cables, y el incomodo aparato que le introducía aire en los pulmones de forma artificial a través de dos pequeños tubos en sus cavidades nasales.

Ante su agitación y su tos, una sombra le eclipso la luminosidad de la estancia, que tras enfocar costosamente los ojos, se revelo como una persona querida y cercana.

-Hiro.....-la sonrisa agradecida de sus labios no tardo en aparecer.

-Shuichi..... -una mueca de preocupación se extendió en el rostro del guitarrista- no es por alarmarte, pero estamos teniendo problemas.

Las voces discordantes dejaron de tener ecos, y empezaron a pertenecer a los tres médicos que estaban en la misma habitación, pero volcados en atender al paciente de la cama de al lado, que por lo visto estaba teniendo complicaciones de algún tipo.

Nakano se retiro apresuradamente de su lecho, volviéndose hacia el lugar que presupuestamente había estado ocupando con anterioridad, y que no era otro que el marco de la puerta de la habitación, de donde una enfermera nerviosa le exigió que no volviera a moverse para entrar en la sala.

-¡¡Mas!!, ¡¡Ponle otra inyección de Pronmol!!

Shindou giro con dificultad el rostro, tirando de los cables, haciendo muecas de dolor, para observar aun un tanto ausente la escena.

-¡¡No tiene pulso, no tiene pulso!! -exclamo uno de los médicos, y señalo un aparato conectado al paciente en que los "pi,pi" sonaban cada vez mas claros e inmediatos.

En el barullo que había en la sala, entro corriendo otra enfermera, portando un aparato con ciertas similitudes a una mesa con ruedas, que detuvo junto a uno de los doctores.

-¡¡Apartad!!

Cogió dos planchas con ambas, las froto entre si y se perdió con ellas en el paciente.

-Uno, dos y tres ¡YA!- un sonido extraño. Shuichi no habría sabido definirlo pero le dio la sensación de que el paciente se movía en su cama. Seguía un tanto perdido. Aun mirando con expresión vacía lo que tenia delante como si no lo reconociera. La espalda del medico seguía tapándole el rostro del paciente y él sin cavilar, seguía contemplando aquélla espalda de bata verde que se movía ante él.

-Uno, dos y tres ¡YA!

"pi ... pi...pi...pi...pi..."

Algunas risas aliviadas, el clima pareció relajarse. En ese momento el medico que había estado con las planchas ejerciendo masajes cardiacos a su paciente, se movió de su sitio permitiendo que el cantante, pese a estar entubado, absorto y confuso, reconociera en el acto al escritor.

Con los ojos cerrados y un aspecto demacrado, Eiri parecía respirar de forma débil pero normal. Shuichi contuvo el aire impactado al volver todos sus recuerdos de golpe a su cabeza.

...¡¡Debemos encontrar a la bruja del norte!! ¡¡Ella nos llevara a Cansas Toto!!...

...Solo quería decirte...que estoy muy, pero muy enfadado...

Imágenes. Luz. Voces.

...por eso tengo el fin de semana libre... podemos ir a la piscina si quieres...ah!, esto? lavado con Ariel, porque mas blanco no se puede...

Yuki canturreando aquella horrible tonadilla, pareciendo cada vez más un perturbado mental mientras se miraba divertido las puntas del flequillo.

...¡¡¿PRETENDÍAS QUE SE VOLVIERA LOCO DE VERDAD?!!...

Mas gritos. Sensación de culpa y miedo ocupando todos sus sentidos. Yuki con la camisa teñida con su propia sangre.

..Vamos Shuichi, el juego se termino. Ya nos hemos cansado todos de jugar...

Miedo. Dolor.

...Byyyyyyyyeeeeeeeeeeeee Shuichiiiii!!!!...

Y despertar. Shindou volvió a mirar la sala, pero esta vez reconociéndola, siendo consciente de la situación, mientras buscaba desesperado a alguien con quien poder hablar, a quien poder preguntar todas aquellas frases que le estaba quemando la garganta: "¿Yuki esta bien?¿esta todo bien?¿Lo hice bien?"

Pero parecía haber un ambiento jovial y tranquilo, en el que nadie le estaba prestando atención. Los médicos ya estaban por guardar los aparatos, y Nakano con Mika a su espalda, volvieron a tratar de entrar en la estancia.

-Parece que lo hemos traído de vuel

"piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii..."

-Mierda no!!!

La tranquilidad se vio tan rápidamente engullida por aquel pitido, que todo volvió a cargarse de un silencio tenso.

Mientras los doctores volvían con el consabido "uno, dos tres, ya", Shuichi busco desesperado a alguien: Aunque lejos, Hiroshi era a quien mejor podía ver. Sin embargo esa situación cambio, cuando Thoma ocupo su lugar junto a la puerta, discutiendo acaloradamente con una enfermera que trataba de cerrarles la puerta de la habitación para dejarles completamente fuera, en el pasillo.

-¡¡Lo perdemos!! ¡Lo estamos perdiendo!

Shindou agonizó en silencio, en esos tensos segundos en el que el "piii" cruel, sonoro y prolongado no remitió.

En la puerta, donde la alterada discusión se había detenido, los rostros de los familiares allí congregados atravesaron diferentes estadios de incrédula infelicidad, hasta que los médicos terminaron dándose por vencidos, dejando el aparato a un lado, y en acto simbólico cubriendo el rostro del rubio con parte de la sabana de su cama.

- No es verdad, ¿cierto? –pregunto confuso el cantante. Miro al rubio cubierto por la sabana y después a los presentes, esbozando una sonrisa falsa en su rostro cada vez más desprovisto de color-... Yuki no...no esta...

Mika, que había entrado con tambaleantes pasos en la habitación, rompió a llorar abrazándose a su marido completamente desesperanzada, consiguiendo que sus nudillos quedasen blancos debido a la fuerza con los que los apretaba. Nakano se tapo el rostro con las manos apesadumbrado, dando una patada al suelo mientras se daba la vuelta, salía al pasillo andando unos pasos en él, y volvía a entrar en la estancia angustiado.

Shuichi les miraba a todos con incredulidad, negando silenciosamente con la cabeza, mientras las primeras lagrimas empezaban a brotar de sus ojos violáceos.

-No Yuki no- gimió de forma ahogada volviéndose hacia donde yacía el rubio- no... tu tenias, tenias... ¡¡Tenias que volver a casa conmigo!! ¡¡YUUUUKIIIIIIIIIII!!

En un arranque de desesperación, el cantante se arranco los cables del brazo, de la cara, de donde pudo, tirándose de la cama y llevándose consigo los aparatos de los que no había logrado desconectarse. Gimió de dolor cuando estos, anclados en el suelo tiraron de él, pero ello no le impido alcanzar la cama del rubio, apartar la sabana a un lado y zarandear a Eiri con todas las fuerzas que le quedaban, como si con aquel gesto fuera a conseguir que reaccionara.

-Yuukkiiii!!! Por favor!!!.... ¡¡TU NOOOOO!! ¡¡YUUUKIII!!

Ante tal irrespetuoso comportamiento. Seguchi relego el cuidado de sus esposa en el guitarrista, y mientras la mujer seguía llorando en brazos de Nakano, Thoma se acerco a Shuichi y levantándolo sin delicadeza de un brazo lo llevo hasta su propia cama golpeándolo con ella.

-¡¡TU y nadie mas que tu tiene la culpa de esto!!

Alterado y dolido, el cantante se aparto nervioso el cabello, largo, negro y sucio tras largos días de hospital, desviando torpemente la mirada a un lado. Thoma en cambio le movió desconsideradamente la mejilla para que volviera a mirarle.

-¡¡Mírame!! ¡¡Mírame cuando te hablo!! ¡¡Porque la culpa de que Eiri-san este muerto es TUYAAAAAA!! ¡¡SOLO TUYAAA!!

Volvió a empujarle en la cama, examinándole con un odio que hasta ese momento nunca nadie había visto en el pacifico y siempre sonriente rostro del presidente

-¡¡Tu siempre tu!! ¡¡Tienes que hacer lo que quieres verdad?!! ¡¡Para que contar con los demás?! ¡Para que preguntar a los que saben lo que hacen?! ¡¡SI TU ERES MUY LISTO VERDAD?!!

Shuichi bajo la cabeza, llorando en silencio, incapaz de sostenerle la mirada al rubio por todos los fuertes sentimientos de dolor, perdida y culpabilidad que sentía.

-Yoo... yo creí a que... que quizás Yuki si iba yo...

-¡¿QUe tu creías?! -una sonrisa se dibujo en el rostro de Seguchi, pero era una sonrisa malsana, no las tiernas o impersonalizadas con las que el presidente regaba a todo el mundo, sino una cruel y resentida- ¡¡Pues cuéntame ahora como lo que tu piensas nos va ayudar ahora!! ¡¡EIRI-SAN ESTA MUERTO!! ¡¡TU CREIAS!!

Volvió a empujarle otra vez y le dio la espalda de forma furiosa.

-Shindou-san... eres consciente, de que en ningún momento, barajamos siquiera la posibilidad de que fueras tu el que entrara en la maquina?

-Si, lo sé pero yo....

-Y que de igual forma, ignoraste todas las advertencias que te hicimos, hiciste lo que te dio la gana?, y te conectaste sin siquiera tener una idea aproximada de como se hacia, en el UNICO PUERTO LIBRE HASTA LA FECHA?!!

Thoma estaba rojo de ira aunque no podía verlo, y el rostro del cantante estaba cada vez mas blanco y anegado en lagrimas.

-Yoo... yo...

El presidente se volvió, intentando relajar el rostro, para mirar sin clemencia alguna al anterior cantante que había quedado de rodillas en el suelo llorando cabizbajo, desolado, pareciendo completamente destruido por toda aquella verdad incriminatoria.

-Sólo teníamos un puerto, solo una persona podía entrar, y tu con tu gran ingenio, entras impidiendo que lo haga una persona cualificada que conociese el programa y como actuar en él. Lo haces todo mal, estas ahí perdido mas de un mes, y al final eres el único en volver. -empezó a dar unos cínicos aplausos- bravo!

-Yo le quería ... -murmuro entre jadeos rotos el cantante a modo de única disculpa.

-Yo también, y no por ello interpuse mi interés egoísta por el bien de los demás.

Thoma dio por concluido la conversación y tomando la mano de sus esposa, se marcho de la habitación no sin añadir.

-Por cierto tu cuenta hospitalaria no esta pagada, y si piensas que es una venganza y que soy cruel, así es. Aunque sinceramente, el verte arruinado no me supone ningún tipo de compensación emocional.

Con la cabeza hundida, Shuichi continuo llorando con fuerza ante un incomodo Hiroshi que miró de soslayo varias veces la puerta.

-Hiiiroooooooo!!! -Shindou busco apoyo en los brazos de su amigo, pero este le rehuyo en el contacto, dejándole solo y atormentado

-Yo Shuichi.... la verdad, Yuki no era nada mío, y sabes que tampoco me llevaba demasiado bien con él, pero la verdad es que - el guitarrista parecía nervioso, toqueteándose mucho el pelo- la verdad a mi me has decepcionado mucho también. Nunca me imagine que fueras tan egoísta e irresponsable. Sinceramente, si necesitas un amigo intentare serlo pero en este momento no te puedo ver con los mismos ojos, espero que lo comprendas... lo siento.

Y dicho esto, el guitarrista, amigo de la infancia del antiguo cantante de Back Luck, abandono también la sala, en el mismo momento en que un par de enfermeras con semblantes taciturnos, entraban para llevarse el cuerpo del escritor, probablemente al deposito.

Shuichi se quedo solo, echo una bola en el suelo, atragantándose con sus propias lagrimas, tirandose del pelo de la desesperación, murmurando quedos "los siento" a un publico que no tenia seguidos de "lo hice por que lo quería".

Continuo llorando a lagrima viva, hasta que sus ojos estuvieron completamente rojos, la garganta le empezó a doler, y varias enfermeras, insensibles hacia sus sentimientos, entraron repetidas veces exigiéndole silencio para los otros pacientes de la planta.

Poco a poco su voz se fue extinguiendo, con el funesto pensamiento de que hubiera sido mejor si él tampoco hubiera despertado.

Tambaleante se puso en pie, con el cuarto vacío, tan vacío como se sentía por dentro, ahora que todos le habían dado la espalda cuando mas los necesitaba, cuando mas miserable se sentía. Se dejo caer en la única silla de la sala con la cabeza ladeada hacia donde había estado la cama del rubio todo ese tiempo

-Yo... de verdad te mate? ... Yuuki....tan malo fue el querer salvarte?... –hundió el rostro en el pecho con un par de lagrimas silenciosas brotando de sus rojos y congestionados ojos.

No había podido defenderse de las acusaciones de Seguchi por la simple razón de que éste tenia razón. Había sido egoísta, y a pesar de saberse prácticamente un ignorante en la materia, había tratado de sin parecer sospecho, informarse lo que creyó indispensablemente necesario, confiando en que con la buena voluntad y el amor que sentía por Yuki, harían el resto.

Se había sentido tan tentado, tan tentado de ver y hablar con el rubio después de tantos meses, que esa tentación había podio mas que su lógica. La noche antes de que el técnico hiciera su incursión en el programa, se había colado en el hospital y se había "enchufado" el mismo, imposibilitando que nadie más entrara.

Ahora, reconocía dolorosamente, que había sido una gran idiotez por su parte; no solo había conseguido que debido a la mala conexión, perder parte de su memoria dentro del programa, dejándole enajenado por días sin saber siquiera quien era, sino que cuando consigue tras insalvables trabas despertar sus recuerdos, saber quien es y por que esta allí, encontrar al novelista y con gran trabajo convencerle, lo único que había conseguido había sido matarlo.

No necesito pensar mucho. Estaba tan hundido, se sentía tan sumamente culpable, estúpido y vació, que fue una fácil victima de la culpabilidad justificada.

Primero había matado a Yuki cuando este recibió la bala en la sien por él, y lo había vuelto a matar al no saber sacarlo de la maquina.

¿Aquella vida merecía ser vivida después de todo lo que le había ocurrido?. ¿Le quedaba siquiera algo por lo que luchar?¿Se merecía realmente seguir existiendo?

Se habían llevado el cuerpo del rubio, no obstante todavía se encontraban algunos de los instrumentos que habían utilizado cuando estaban intentando salvarlo. Aquellos objetos metálicos brillaron de forma incitadora para sus ojos, casi hasta condescendiente, pareciendo un mal menor, una salida fácil para todos sus males.

Se puso de pie, mirando de forma codiciosa un pequeño bisturí de forma afilada. Lo tomo con manos temblorosas.

-No despertar, je, si, habría sido lo mejor

Eh hizo amago de clavárselo sin vacilación en el cuello.

Tras la primera punzada, un poco de sangre resbalo por la muñeca y el antebrazo del cantante que se había quedado inmóvil con la vista perdida en un punto fijo pero distante de la sala. De pronto, sus ojos se entornaron hacia la puerta murmurando con aparente perplejidad, como si hasta ese momento no hubiera reparado en ello, la frase dicha anteriormente por su amigo.

"¿En este momento no te puedo ver con los mismos ojos, espero que lo comprendas?"

Su boca se doblo en una mueca desagradable y despectiva.

Hiro... eres, has sido, y serás siempre una PUTA!!!

Frunció el ceño apartando el bisturí de su cuello, dejando una pequeña pero sangrante herida tiñendo de rojo su piel, para observar con aparente diversión el hilo de sangre de su brazo, que ni corto ni perezoso se llevo a la altura de la boca y sacando la punta de su lengua la lamió de forma distraía hasta llegar a la mano.

-No permitiré que me rechaces dos veces, no te daré esa satisfacción Hiroshi- comento de forma ausente. Chasqueo la lengua, mirando a su alrededor como si confuso, buscase a alguien. Saliendo de la habitación, miro a ambos lados del pasillo, aparentemente desconcertado al encontrarlo solo y desolado- que extraño

Parecía un poco desorientado cuando volvió a entrar en la habitación, pero nada mas ver la taquilla a los pies de su cama, se abalanzó sobre ella en busca de cualquier cosa que pudiera contener.

-Esos de la pasma debieron de atizarme muy fuerte para que no recuerde ni como llegue hasta aquí. JA, les va a salir el tiro por la culata. Ya lo verán.

En la pequeña taquilla de metal, había un pantalón corto de pitillo que seguramente le quedaría poco por debajo de las rodillas, y una camiseta de manga corta de color verde con bordes amarillos. Shuichi tiro esa ropa sobre la cama, para rápidamente tras votar la puerta del cuarto, quitarse el camisón hospitalario que era la única prenda que portaba, y enfundarse en aquellos prendas que encajaron perfectamente en su cuerpo.

-No me quejare por la ropa, aunque el que la haya traído fue un hortera eligiendo- soltó una risita mirando y evaluando el aspecto que mostraba. Tras este acto de vanidad por su parte, volvió a coger el bisturí que había dejado sobre la cama y se lo escondió en uno de los bolsillos, no sin antes envolverlo un poco entre unas vendas olvidadas junto a los instrumentos metálicos en la sala, y con las que de igual forma se había vendado el cuello por el que seguía sangrando un poco.

Puso un pie en la puerta, y con una sonrisa prepotente, salió disimuladamente de la planta en cuanto el personal le daba la espalda, dejándole el camino libre.

Unos veinte minutos después en los que el cuarto estuvo completamente desierto, una enferma que pasaba haciendo su inspección, se vio abordada cuando al entrar, un hombre alto rubio de complexión robusta, entro tras ella y le cerro la puerta.

-Is this the room of Shindou Shuichi?

La mujer miró al hombre del que no había entendido una palabra, sorprendida por la altura y la mueca impaciente de este.

-¿Perdón?

-¿Qué si es esta la habitación de Shindou Shuichi?

-Eh si, era la del Señor Shindou y la del señor Uesugi, pero este ultimo acaba de fallecer.

-Oh vaya, ya veo, pero eso no es algo que me importe.- el rubio empezó a ponerse nervioso- Shindou, ¿Donde esta?

La enfermera miro en derredor desconcertada.

-Tendría que estar aqu

Con un bufido, el rubio abrió la puerta y se marcho, maldiciendo entre dientes cuan largo era el pasillo de la planta, mientras murmuraba "por lo visto me he convertido en un servicio a domicilio" de forma irritada.

Shuichi se había mezclado bien entre la gente. Con paso confiado había salvado ya casi la totalidad de la distancia que le separaba de su destino, sin embargo se le veía sin prisa, rezagándose continuamente en escaparates y comercios, incluso parándose en una cafetería a comer un emparedado y tomarse una cerveza mientras leía el periódico con aire ausente.

Y así con una sonrisa radiante, entro en uno de tantos barrios de la ciudad, alcanzado un pequeño edificio de pisos de estudiantes, en el cual tras subir las escaleras, se planto en la puerta presionando el timbre sin borrar aquella sonrisa de su cara.

Tras unos segundos, Nakano abrió la puerta, con expresión cansada.

-Buenas tardes ... eh, Shuichi?, que haces aquí?, te dieron el alta?

Sin contestar, el joven empujo al guitarrista, y entro en la casa de este como si fuera la suya propia, cerrando la puerta tras el y echando el pestillo de la misma.

¡¿Oye que te pasa?- inquirió Hiroshi molesto, sin saber a que había venido la brusca actuación del cantante.

-Solo venia de visita ¿no te alegras?

Nakano, omitiendo el extraño tono burlón de la voz de su viejo amigo, frunció el ceño con aparente incomodidad, mirando hacia la cocina

-Pensé que te había dejado claro que quería mantener un poco las distancias contigo.

-Claro claro, las distancias- comento en tono jovial el joven de largos cabellos morenos- ¿Con quien estas acostándote esta vez?

-¡¿QUÉ?!

Perplejo, Nakano se volvió hacia el cantante, que seguía sonriendo de forma sospechosamente cordial. Se aparto un poco, haciendo un gesto con las manos de desconcierto.

¿Pero qué tipo de pregunta es esa?, Sabes que estoy con Ayaka!

-AAHhhh así que ahora es Ayaka... -Shuichi se llevo un dedo a la barbilla como exagerando de forma completamente teatral todos sus razonamientos- ¿Eso es un nombre de mujer?, vaya, y yo que pensaba que solo te gustaba dar por el culo... -volvió a sonreír de forma tan ambigua como sus palabras. Las mejillas del guitarrista enrojecieron cuando éste miro con desconcierto y vergüenza a su amigo.

-Shuichi, ¿Pero que leches estas diciendo?, ¿Te has vuelto loco o qué?

-No claro que no, aunque eso es lo que trataste de hacer creer a los demás, para que me llevasen a ese PUTO SITIO DE MIERDA!!!- estallo de repente el moreno, con el pelo sacudiéndose violentamente al igual que la mano con la que lo señalaba- ¡¡Divertido verdad?!! ¡¡HIJO DE PUTA!! no sé como no te moriste desangrado la ultima vez, pero debes de creerte muy valiente para venirte haciendo como el que no ha pasado nada, dándotelas tanto de sufrido e incomprendido, dejándome a mi como el pringado de turno delante de los demás! No te lo dije antes, pero se que fuiste tu el que prendió fuego a mi casa!!

-No sé de que me hablas pero me estas asustando Shuichi. No se que será lo que te ha hecho esa maquina, pero estas confundido. Yo no te he hecho nada, y tu casa no se ha quemado nunca... sino llama a Maiko y pregúntale, ya veras como ... -Nakano le miro con miedo, casi con pavor, cuando el moreno relegando a un lado su falsa sonrisa, saco el bisturí de uno de los bolsillos y se lo enseño al guitarrista.

-Quizá la otra vez fui demasiado clemente contigo, esta vez pienso ensañarme...

Retrocediendo hasta que el poco espacio se terminó, Nakano no dejaba de lanzar miradas nerviosas a la puerta y después al antiguo cantante de Back Luck, que le sonreía de forma amplia y desinhibida mientras se acercaba juguetonamente con el objeto metálico.

-SHUICHI!!! Ya vale la broma. Te estas pasando! Entiendo que estés afectado por lo de Yuki, ¡¡Pero mírate!! ¡Además yo no tengo la culpa!

Se escucho un sonido de llaves en la cerradura. Ambos se quedaron en silencio, expectantes, hasta que la puerta se abrió, y un hombre de largos cabellos rubios sujetos en una coleta, puso un pie en la vivienda con familiaridad.

-K!! AYUDAME!!- grito exaltado el guitarrista al recién llegado, cuya improvisada aparición parecía que había supuesto un gran alivio- A Shuichi le ha patinado la cabeza!! ¡¡Quiere matarme!!

El americano desorientado, soltó rápidamente el abrigo que transbordaba en un brazo para tratar de alcanzar la mágnum que siempre llevaba, demasiado tarde no obstante para un Shindou que antes casi el rubio le hubiera dado tiempo a reaccionar, había cogido una silla metálica y atizándole con ella en la cabeza con todas sus fuerzas, logrando que perdiera el equilibrio, aprovechando tan debilidad para volver a golpearle repetidamente, hasta dejarle inconsciente o medio muerto, cualquier a de las dos posibilidades era factible para el cuerpo inerte del rubio en el suelo.

-Bien ahora vamos a jugar...- añadió el cantante jadeando antes de soltar la silla y volver a adoptar esa actitud despreocupada y alegre con la que momento atrás, había entrado en aquella casa.

El hombre rubio de pulida vestimenta oscura, había tirado la puerta del apartamento del escritor de una patada. Con aire pomposo había entrado en toda y cada una de las habitaciones para comprobar enervado que el lugar estaba completamente vacío.

Se llevo una mano a la barbilla, adquiriendo un aire meditabundo, que termino con la visita a la cocina de donde tomo una cerveza de la nevera.

-Where the idiot that will be? ... –murmuro quedamente entre dientes, tras los dos primeros tragos del dorado liquido- Nittle Gasper ... no, no creo... Ryuichi... poco probable si se ha creído lo de Yuki-san... AHHH  of course!! –el rubio tiro la lata por encima de su cabeza y golpeo una de sus manos cerradas sobre la palma abierta de la otra con gran regocijo- ¡¡Nakano-Kun!! .... –un silencio tenso se cernió sobre él, como si acabara de recordar algo importante- no abra... I should give myself hurry!!

A grandes zancadas, el rubio abandono el apartamento, pasando por encima de la puerta de la entrada que quedo, tirada e inservible por completo.

Atadado y amordazado al cabezal de la cama, Hiro se revolvía con varios cortes en su pecho rezumando sangre, y una herida bastante profunda en un costado. Su cara era de dolor, al igual que la satisfacción cubría los rasgos del cantante que observaba divertido la escena sentado a su lado en el borde del colchón.

-Y el rubio que? ¿También otro amante?, vamos Hiro, eres insaciable verdad? –inquirió con burla despectiva en cantante con un paquetito de sal que había cogido de la cocina, y que ahora estaba utilizando para espolvorear las heridas del guitarrista y a continuación lamerlas o morderlas sin consideración.

-GuiShiiiiii, fuefdameeeeeeee!!- trato de protestar tirando de lo que le tenia sujeto y limitado, pero el moreno lejos de hacerle caso, se chupó un dedo untándolo completamente de sal que después se dedico a introducir con saña en la herida del costado del guitarrista que gimió pateando al aire e intentando apartarle- AfgAhhh!!

-¿Pero porque te pones así?, ¿pero si nos lo estamos pasando bien verdad?, Ah claro se me olvidaba– comento con resignación el joven de cabellos largos morenos, cuyos ojos violáceos brillaron con aire fingidamente triste- quizá es culpa de que ya no puedas verme con los mismo ojos... bien, eso se puede solucionar, ¡¡SI TE LOS SACO!!

Hiro grito todo lo que pudo bajó la mordaza. Shuichi se puso en pie con una mueca cruel e indiferente ante los gemidos agónicos del guitarrista, alzando el bisturí a la altura por encima de su cabeza para asestar un golpe fuerte y cruel... que no llego a dar porque cuando bajo el brazo el bisturí había desaparecido de su mano.

Una mirada de perplejidad a sus dedos y después los ojos abiertos y suplicantes de Nakano a algún punto detrás de su espalda, le hicieron girarse con una mueca desafiante.

-¿Jugando a médicos Shuichi?- comento muy serio la figura de aquel hombre enfundado en prendas negras y cuyos ojos estaban ocultos tras una opacas gafas de sol de una sola pieza- a Nakano-Kun no le haría mucha gracia saber que le has hecho eso... pero claro depende como se mire a esto se le puede sacar el toque pervertido, es algún tipo de fetiche?

La expresión del cantante cambio en cuanto vio al rubio. Por un momento se quedo vacía e impersonalizada, como si el odio o el rencor hubieran abandonado aquel cuerpo, dejando sin vida aquellos rasgos masculinos y por lo general atractivos y juveniles. A continuación pestañeo un par de veces, como si le hubiera entrado algo en el ojo, y adquiriendo una expresión desconcertada abrió la boca que tembló, antes de que la pregunta terminara formulándose.

-¿Yuki?

Con el ceño fruncido, y una ceja alzándose notablemente más por encima de la otra, el rubio se quito las fastuosas gafas de sol, dejando unos intensos ojos azules, de carácter frió y critico.

-Non Shuichi, no- se llevo una mano a la frente mirando al techo como si clamara paciencia por la incompetencia de los que le rodeaban- I need vacations, some long vacations after this... neither with Ryuichi they happened to me these things!

Cogió el brazo del joven y tiro de él, en el mismo momento en se hizo la luz del conocimiento en sus ojos violeta, y empezó a señalarle con el dedo de forma inquieta.

-AHHHHHHHHHH!! Tu!! Me pegaste!! Me disparaste!! ¡Me dolió!

-Si, ya, pobrecito, venga vamonos!. Hurry!! Ya conversaremos después delante de un te con pastas...

Shuichi miró confuso al rubio, para después volverse y ver a Hiroshi atado en la cama, pataleando con insistencia para que alguien lo soltase, así como a su manager aun en el suelo bocabajo , mas muerto que vivo.

Emitió un gemido ahogado.

-¡¡HIROOOOO!!, ¡¡K!! ¡Ahí va dios!, ¡¿pero que ha pasado aquí?!! – se volvió hacia el rubio que  seguía tirando de su brazo, y le miro con confusión- ¿Dos K?, ¿Pero qué?

-Da igual, nos vamos

-Pero tenemos que ayudarles, ¡¡Son Hiro y ....um ¿K? ¡¡No entiendo nada!!

-Déjalos así, da lo mismo- le reprendió el rubio de pelo corto arrastrándolo por la fuerza del apartamento.

-NOOOO –se reitero el cantante amarrándose con la uñas al marco de la puerta, de tal manera que el rubio ni con toda su fuerza podía arrancarle de ahí, a pesar de tenerle cogido por la cintura y tirando de él sin que tocara el suelo- seguro que se lo has hecho tu y ahora me quieres secuestrar. Esto es un malvado plan para desacreditarme y suplantar mi identidad! ¡¡Hiro te ayudare te lo prometo!!

-¡¡¿NO quieres ver a YUKI-SAN?!! – ante el nombre, Shuichi se agarroto de tal forma que se le soltaron las manos del marco, el rubio resbalo hacia atrás y ambos cayeron rodando por las escaleras.

-No tiene gracia K- comento Shuichi con el rostro hundido, aun tirado en el suelo con la cabeza encima de uno de los escalones, mientras se quitaba una pierna del otro de encima- Yuki esta ...-sintió que la palabra se le atragantaba-... esta muerto. Por mi culpa, no supe traerlo de vuelta...

El rubio se puso torpemente en pie, sacudiéndose dignamente la suciedad de su elegante gabardina de cuero. Miro la funesta mueca con la que se había quedado el cantante con el rostro casi tapado por el cabello largo, negro, sucio y despeinado, y le sacudió una colleja para que reaccionara.

-¡¡Espabila!!

-Ite!... ¡¡Pero a ti que te pasa?!!- protesto el cantante llevándose las manos a la cabeza a la par que miraba con odio al rubio- ¡¡¿Tu sabes como me siento?!! ¡¡Quiero MORIRME!! ¡Ni siquiera se que hago aquí! ¡O que es lo que esta pasando! ¡¡Tan sólo sé que Yuki no esta!! ¡¡Y no volverá a estarlo!!

Contra todo pronostico el rubio no pareció ni sorprendido, ni contrariado cuando Shuichi se dejo caer en uno de los peldaños y rompió a llorar agónicamente, cubriéndose el rostro con las manos.

-En realidad, debería dejarte aquí un rato, sufriendo y auto compadeciéndote, porque sinceramente, te lo mereces después del disgusto que nos distes a todos, posteriormente de tu "sorpresita"- el hombre se volvió a poner las gafas de sol sentándose al lado del moreno- pero claro, me considero demasiado buen manager para ver a uno de mis representados llorando como una magdalena si puedo evitarlo... so...

El hombre paso un brazo por encima del hombro del joven que seguía gimoteante, y susurro quedamente a su oído como si fuera un secreto entre ambos.

-Yuki-san esta vivo

Las lágrimas cesaron en ese mismo instante.

Lentamente y de forma temblorosa, las manos del cantante se fueron apartando de su rostro, revelando una expresión enrojecida que pese a una tremenda desolación y dolor, parecía querer fluctuar hacia la esperanza.

-¿Cómo?

-The truth?, Un milagro!!, milagro que pudiesen construir otro puerto antes de que hicieras aquí dentro alguna burrada de las tuyas- el rubio pareció meditarlo molesto- si llego un poco mas tarde vivo no se, pero Yuki-san se hubiera quedado "paya" para los restos...

El cantante enarco las cejas.

-¿Aquí dentro?

-JAJAJA, Of course!! –con una palmada fraternal que casi le saca el estomago por la boca al cantante, el rubio se puso de pie y miro divertido la puerta abierta del apartamento- todavía estamos "on line" y como dije antes, has tenido mucha suerte...-el manager cerro los ojos empezando a negar con su dedo índice con aire experto en el tema- Oh YES!! , ¡Toda esta escenita no habría sido nada comparada con la realidad si llegara a pasar algo parecido!. Te hubieran usado de saco de boxeo como mínimo. Incluso Ryuichi estaba enfadado cuando se entero, y la verdad, era muy curioso verle así, echándole la culpa a su conejo por no haberte vigilado lo suficiente y que hubieras echo esto.

Con visible desconcierto, el cantante se puso en pie, rascándose la cabeza, arrugando el ceño en una mueca estúpida de incomprensión.

-Entonces todo esto no?...- sus labios empezaron a  doblarse en una sonrisa alentada, así como sus ojos empezaron a humedecerse- ...entonces Yuki no esta?

-No

Llevado por una emoción demasiado grande para tratar siquiera de explicar con palabras, el cantante pego un grito de júbilo que debió de resonar en toda la ciudad. Tirandose sobre el rubio para abrazarlo, parecía querer gritar sin parar lo feliz que le había echo la noticia. K le miraba y se reía de forma prepotente, dándole después unos golpecitos en el hombro, para que se tranquilizara, pues parecía que Shuichi había entrado en modo cachorro hiperactivo, pegando saltitos completamente eufórico.

-¡¿Dónde esta?, ¿Dónde esta? ¿Dónde esta?,¿D"NDE ESTAAAAAAAA?!! ¡¡QUIERO VERLO!!

Indagó nervio y exaltado con todas las mejillas rojas de expectación.

-JAJAJA. Iremos ahora mismo no te preocupes, y alégrate de que haya sido alguien tan maravilloso como yo, el que haya venido al rescate antes de que tu, intentando salir de aquí, llegaras siquiera a pensar alguna chorrada como que tenias que "suicidarte" para conseguirlo JAJAJJAJAJJAJA....

Shuichi se paro, quedándose pálido de repente, sintiendo un desagradable sudor frió recorrerle la espalda.

-¿Acaso no era así?

-Of course that not! –repuso con energía el rubio enarcando una ceja- No me dirás que fuiste lo suficientemente tonto como para?....

-Casi casi...

Con impotencia, el rubio se dio una palmada en la frente despejada.

-Si lo llego a saber en vez de darte un puñetazo te doy dos...-el rubio, enfadado, cogió las mejillas del cantante y empezó a tirar de ellas hacia fuera y hacia dentro obligándolo a hacer varias muecas forzadas- ¡¡¿Ves por qué los niños no pueden jugar con las cosas de los mayores?!!...

-Pero yo os oí...

-...¡¿Ni a espiarlos cuando estan amblando entre ellos de cosas serias?!!

-¡¡Y entonces por qué lo dijisteis?!! - trato de defenderse el cantante, mientras el rubio seguía pellizcándole con una sonrisa que tenia que ver muy poco con su estado de animo.

El rubio le soltó ruborizándose de forma culpable, recordando la conversación que había tenido con Thoma y Tatsuha hacia ya algo mas de dos meses, cuando se habían planteado por primera vez la posibilidad de que alguien pudiera acceder al programa, para ver que era lo que no dejaba despertar al escritor.

Debido a que ninguno de por aquella tenia conocimientos de informática a ese nivel, terminaron tan enredados con los gruesos libros técnicos que les habían proporcionado los creadores de la maquina, que se pasaron media tarde diciendo estupideces entre botellas de cerveza. Por ello a Shuichi se le había prohibido formar parte de aquella conversación, pero por lo visto se las había ingeniado de alguna manera para seguirla al dedillo.

-Ejem, bueno eso es algo que no viene al caso- añadió con aire solemne el americano cogiendo a Shuichi por la oreja y tirando de él hasta un coche deportivo, posiblemente de importación, que estaba aparcado poco mas abajo. Le hizo montar.

-Pero entonces? – suplico con ojos llorosos saber el moreno.

-Explicación completa? –sugirió el rubio con una sonrisa ufana mientras se colocaba las gafas de sol en el retrovisor y arrancaba el coche.

-Si por favor – solicito formalmente el cantante.

-Bueno, dejando al margen de que casi a mas de uno le dio un ataque cuando te encontramos aquella feliz mañana del veinticinco del cuatro del...

El cantante sonrió de forma candorosa tratando de parecer inocente de todas las acusaciones.

-... en la maravillosa maquinita... pues en ese mismo momento empezó a cundir el pánico, porque obviamente no tenias ni la mas puñetera idea de que era lo que había que hacer...

-Aunque vosotros no me contaseis nada, yo leía a escondidas!! Leí muchas revistas, venia preparado!! –acoto enérgicamente el joven visiblemente abochornado. K lo hizo callar con una mirada fulminante tras los opacos cristales de sus gafas.

-Sin tener ni puñetera idea...- recalco nuevamente con aplomo- pues Thoma presiono mucho al creador, para que hiciera un tercer puerto. Por lo visto el dinero de Seguchi fue lo suficientemente bueno para que los tres meses que había tardado en construir el segundo puerto, quedasen en uno para el tercero. Pero el hombre a partir de ahí se lavo las manos del asunto, temía por su integridad, porque decía que al entrar tu habías desestabilizado el nosequé, así que la cosa quedo bastante en el aire por su parte y bueno... ¿Adivina quien entro?

Shuichi esbozo una mueca de comprensión, mirando por el cristal de forma distraída las calles mientras avanzaban.

-¿Se enfadaron mucho verdad?

-No que va, les hizo gracia. ¿Crees que yo suelo pegar puñetazos a modo de saludo a todo el mundo?. Como te dije antes los atragantaste. Como para no tenerlos a todos carcomiéndose las uñas... sabes lo que hubiera pasado si os hubierais suicidado o hubierais tenido algún tipo de accidente mortal?

Negó con la cabeza de forma taciturna, sin tener muy claro si quería saber la respuesta.

Lo mas probable es que os hubiera dado un ataque cardiaco a los dos y os hubierais muerto de verdad.

Perfilando con un dedo su propio reflejo en el cristal, estalló en una algarabía de toses atragantadas ante la noticia.

-Pero tu nos disparaste! –exclamo sofocado cuando recupero el aliento, saltando dentro del asiento y mirando al rubio como si quisiera quemarle con los ojos- ¡¡Y a Yuki varias veces!!

-Ummn This?  JAJA no eran balas de verdad. Eran... information?. Además era necesario, poco antes de entrar el técnico comento algo de que era el sistema al estar desenoseke, si todos los mensajes con los que habían estado bombardeando a Yuki-san conseguían alcanzarle de golpe, habría un efecto rebote y podría ser perjudicial para él, así que era mejor que aquello que había estado impidiendo que los recibiera, siguiera funcionando hasta que yo os encontrara. Digamos que con ellas, os cambie sabiamente a ti y a él a otra "fase o canal" por así decirlo. De ese modo Yuki-san estaría libre de toda esa sobre información...por cierto, ¿Llegaste a saber que era lo que no le dejaba recibirla y porque dejo de funcionar tan de repente?

Cara de circunstancias por parte del cantante.

¿Y una cosa más?, ¿Qué has estado haciendo todo un mes completo aquí dentro?, ¿Cosas dulces, pegajosas y empalagosas?

Tosecilla nerviosa mientras Shuichi se hacia mas pequeño en el asiento.

-Eh no, la verdad es que al entrar de mala manera, me paso que ...

**********

Se había despertado con una estrafalaria estrofa comercial rondándole por la cabeza, casi hasta el punto de ser tarareada por sus labios. Yuki frunció el ceño, incorporándose lentamente de la cama, y mientras apartaba de su cabeza el "yo soy aquel negrito del África tropical" de los viejos anuncios del Cola-cao, miro aquel dormitorio desorganizado, sucio y algo destartalado en el que se encontraba.

Se movió sobre las sabanas de la cama, aun con una sensación de sueño venciéndole, hasta que topo con una nota plegada pulcramente junto a su almohada. Desconcertado, el escritor la abrió buscando por acto reflejo los cigarrillos mientras empezaba a leerla en silencio.

"Eiri amor, me llevo las llaves del coche para hacer todos los recados. De todas formas necesito decirte que estoy muy dolida, te has pasado toda la noche llamando a "Shuichi" entre sueños, después de que te encontraba abrazado en el sofá a una botella de Martini. Trato de ser comprensiva, ya se que fue una parte muy importante de tu vida, tu segundo amor verdadero, y que te dolió mucho cuando te abandonó, pero comprende que con tu comportamiento me haces sentir mal. El otro día encontré por casualidad la carta de despedida que te había dejado el día que se marchó. Me mentiste, me habías dicho que ya no la guardabas, que la habías tirado, pero la encontré entre uno de tus libros, el rojo del segundo cajón. Perdona que te lo diga así, pero ya sabes que no tengo valor para decírtelo cara a cara. Bastante tengo con ver como consumes tu vida con el alcohol para sentirme excluida también de tu corazón .Prométeme que trataras de olvidarle para que ambos podamos ser felices juntos. Siempre tuya Makoto

PD. Se te estaban acabando tus medicamentos, así que te deje ahí las ultimas pastillas, se bueno y tómatelas todas."

Volvió a releer la carta una vez mas, enfadado por no encontrar los cigarrillos, irritado ante lo que estaba leyendo. ¿Qué Shuichi lo había abandonado?, menuda idiotez, el estaba... estaba...

El rubio se paro en seco, al estar sus recuerdos un tanto distorsionados a través de muchas tonadillas comerciales, reminiscencias sin lógica e inconexas. Entre ellas predominaba el rostro de un cantante de cabellos morenos cercenados que le miraba con pena junto al cuerpo ensangrentado de Kitazawa.

Suprimió un escalofrió, aquella imagen aislada se le antojo ficticia.  Pero no podía haber sido un sueño, era demasiado real, demasiado vivido. Busco el dichoso libro rojo del segundo cajón, y allí encontró efectivamente una nota cuya letra reconoció al instante.

"Yuki. Nunca pensé que esto me ocurriría. Te he querido mas de lo que puedes imaginar. Has sido lo mas importante para mi durante mucho tiempo, lo habría dado todo, mis sueños, mi trabajo, Bad Luck, cualquier cosa que me hubieras pedido yo te la abría ofrecido sin dudarlo. Pero Yuki, creo que me he engañado mucho tiempo, pretendía ver en tu indiferencia pequeños gestos hacia mi, peque de iluso lo sé. Tres veces intentando deshacerte de mi deben de querer decir algo no?. No te preocupes no te molestare más. Hiro me ha ayudado mucho mientras tome esta decisión. No es algo que haya decidido de repente, en realidad ya lo llevaba pensando fríamente unos meses, en este tiempo me he dado cuenta de que mis preferencias pueden cambiar. Ya no me duele tanto el echo de no pensar el tenerte a mi lado. Además en mi ultima gira he hecho muchos amigos y amigas nuevos. Yo no se si definitivamente me volví gay o tan solo bisexual como tu hermano, pero  lo cierto es que entre mis nuevos conocidos hay un chico un año mayor que al que estoy empezando a ver un poco como te veía a ti al principio y creo que el me ve igual, así que por eso no te preocupes porque vuelva a molestarte. Estaré bien. Creo que el podrá regalarme muchas sonrisas todos los días. Espero que si alguna vez nuestros caminos vuelven a cruzarse pueda mirarte a los ojos. Sabrás de mi por los periódicos. Shuichi"

Desmoralizado, Eiri descubrió un recorte de periódico tras la carta, que no ayudo mucho a mejorar su animo.

"Cantante de Bad Luck, anuncia oficialmente tras romper su relación sentimental con el escritor Yuki Eiri, haber encontrado en su nueva pareja el amor que siempre deseo"

Una foto del cantante con otro joven muy sonriente adornaba el reportaje.

Yuki se quedo en silencio, con el papel aun en su mano, y con la impresión de que le había arrancado un trozo de vida sin haber sido avisado.

Recuerdos sobre recuerdos, a cada cual más contradictorio, excéntrico o desalentador, para encontrarse ahora eso. ¿Acaso tenia razón la nota de la tal Makoto y había sido todo un onírico pensamiento producto del Martini y de sus deseos mas íntimos?

Haciendo memoria reconoció que la idea de estar conectado a una maquina durante meses que suplantara toda una realidad, con la tecnología actual de la que se disponía, era una completa majadería, así que solo le quedaba el peso aplastante de la realidad desmoralizadora, aunque siguiera sin comprender algunos detalles de esta.

-¿Me dejaste?- inquirió para si el novelista entre cerrando los ojos con antipatía dolida- después de todo al final me dejaste...

Y quizá en aquel momento de haber seguido estando solo, rumiando interiormente lo que acababa de leer, el sentimiento de despecho o resentimiento habría llevado al novelista a seguirse auto compadeciendo durante algunos años posteriores. Su humor se habría avinagrado un cuarenta por ciento más, y los libros que hubiera escrito desde entonces hubieran colaborado a incrementar la tasa de desencanto amoroso de sus lectoras. Pero nada de eso ocurrió, porque es ese momento, la puerta del apartamento se vino abajo con un sonoro y polvoriento estruendo, dejando entrar a "alguien" que correteo por toda la casa histérico gritando el clásico y estridente "¿YUKKIIIIII?" hasta detenerse en la puerta del dormitorio.

Con sorpresa real, el novelista observo a aquel joven de largos cabellos morenos, y como este le devolvía la mirada con anhelo, ensanchando todo lo humanamente posible que una persona podía ampliar una sonrisa, antes de saltarle encima.

-¡¡¡YUUUKIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!! ¿Estas bien?¿Qué tal te encuentras? No tienes buen color ¿Te dolió mucho? ¿Qué haces aquí? Yo estaba en el hospital, que jodido susto me dio la puta maquina, pensé que te había pasado algo de verdad –el moreno se había puesto a horcajadas sobre él, toqueteándole absolutamente todo: desde el pelo y la cara, hasta comprobarle la temperatura de la frente, los ojos, mirarle el pecho por si le habían quedado marcas de los disparos o quitarle la sabana con la que se cubría para mirar todo lo demás-, AHHHHHHHHHHH! Pero si estas desnudo!!! Yukiiiii, ¿no habrás estado haciendo cochinadas con nadie mas verdad? ¡¡ARGGG no puede ser!! ¡¡Y yo atragantado!! ¡¡¿Sabes lo mal que lo he pasado?!! ¡Encima esa reproducción de Seguchi-san gritándome! Pensé que era el verdad. Sabia cosas que no tenia que saber ¡Seguro que me leyó la mente! Y después Hiro, ¡¡Ah sido horrible Yuki quería morirme!! Ahora entiendo porque al principio me miraras un poco mal cuando te lo dije todo!! A mi también me engaño, pero menos mal que vino K, aunque podía habernos avisado antes de meternos el tiro. Que a mi por cierto me dolió muchísimo ¿Y a ti? Ah sido tan horrible!, ya veras cuando salga de aquí, voy a meterle de patadas al cacharro ese hasta que me canse ....

Shuichi seguía hablando como una locomotora a todo vapor y Yuki ya no sabia que cara poner. Demasiado confuso para reaccionar. En un cuarto extraño, con la nota en la mano de una tal Makoto, un recorte de que Shuichi le había abandonado en la otra, la cabeza echa un completo desastre y sentado sobre el aquel moreno, que tan perdido lo tenia sin silenciarse ni una sola décima de segundo.

Eiri suplico porque cesase, todo, estaba cansado y no quería pensar. Irritado con todos por cavilar que de alguna manera oscura estaban jugando con su cabeza y con sus sentimientos, aquellos que tanto le había costado admitir y tanta vergüenza le producía mostrarlos.

Desvió la mirada del cantante que se había abrazado herméticamente a su cuello, y descubrió a un rostro familiar sonriéndole con afabilidad desde la puerta.

-HEEELLOOOOOO!!! – exclamó el manager desde la puerta con un musical acento- no es por interrumpir la escenita, pero deberíamos darnos prisa, cuanto terminemos antes estaremos en casa...

-¡¡A CASA SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!- grito Shuichi saltando fuera del rubio y corriendo por toda la habitación. Yuki en cambio alzo una ceja circunspecta hacia ambos.

-No pienso moverme de aquí hasta que alguien me aclare de verdad lo que esta pasando.

-Later! Later!- concluyo K con una sonrisa ufana cruzándose de brazos. Pero el novelista se quedo inmóvil en la cama, hasta que el manager sonrió complaciente- oh claro, claro, me despiste. Pero date prisa!! –requirió volviéndose en lo que creyó que el escritor le estaba pidiendo intimidad para cambiarse, llevándose a Shuichi que bailoteaba de forma tonta delante de él.

Con bastantes dudas al respecto, Yuki se levanto de la cama y sin mucha convicción se acerco al armario sacando algunas prendas de ropa de hombre de estilo informal, que dudó mucho que le pertenecieran pero dado que le servían, se vistió con ellas sin replicar.

-¡¡Mi puerta!! ¡¿Qué le ha pasado a mi puerta?! Y además... ¡¡¿ Quienes son ustedes?!!

"BANG"

-¡¡K!!, ¡¿Pero estas loco?! ¡No puedes ir disparándole así porque si a todo el mundo!! ¡¡La has matado!!

-JAJAJA, mira quien me lo va a decir, Mrs.  "Hiro is a prostitute!!"

-EH?

El rubio no muy satisfecho con su vestimenta, salió a encontrarse al rubio discutiendo divertido con un Shuichi que histérico señalaba una mujer muerta en el suelo. Al verlo aparecer, ambos se giraron con cara de circunstancias, que termino en unas risitas contenidas cuando leyeron el "Soy el rey del mambo" serigrafiado en la camiseta de flores del escritor. Este les dirigió una fría mirada de advertencia y tanto el manager como el cantante volvieron a ponerse serios mientras K hacia un gesto de cortesía hacia la puerta dedicada al escritor.

-¿Nos vamos?

Abandonando el apartamento por la puerta caída, el novelista con serias dudas al respecto echo un ultimo vistazo al cuerpo de la mujer en el suelo cuyo rostro tenia un sospechoso parecido con el de su hermana.

A K le había entrado complejo de chofer en los veinte minutos que estuvo conduciendo su lujoso automóvil con Shuichi y Eiri en la parte trasera del vehículo. Y de igual forma echo en falta ese grueso cristal opaco del que disponían las limosinas para ofrecer intimidad a sus clientes, si estos así lo deseaban, por la sencilla razón de que pese a que Yuki estuvo todo el trayecto en un silencio circunspecto con el ceño fruncido, el cantante no había cesado en sus demostraciones publicas de afecto a pesar de los carraspeos nerviosos del manager al verlo revolotear, retozar y ponerse pegajoso de forma completamente vergonzosa.

Cuando llegaron a su destino, Shuichi dando por un poco de tranquilidad al escritor, se quedo súbitamente pegado al cristal del automóvil con incredulidad.

-¿Nittle Gasper Records?- se volvió hacia K con el ceño fruncido y una mirada incriminatoria- ¡¡¿No estaréis pensando ponerme a trabajar incluso aquí?!! ¡¡Sois unos negreros!!

-OH!! Of course!!! –informo el rubio bajándose del coche- en el mismo momento en que firmaste el contrato con la compañía, le vendiste tu alma al mismísimo diablo! JAJAJAJAJJA

Empezando a poner pucheros, Shindou se bajo con visible enojo del coche, seguido de Yuki el cual parecía completamente abstraído y se limitaba a seguir a la pareja, que entro en el edificio.

Dos minutos depuse, eran todos los de dentro los que salían corriendo con el sonido de las balas resonando a sus espaldas.

La puerta oxidada que daba a la azotea se abrió, chirriando bajo sus viejas y carcomidas bisagras. K puso un pie en el sobre calentada superficie, y lanzó una mirada de evaluación a todo el equipo que allí había meticulosamente preparado. Shuichi entrando tras él, abrió la boca llevado evidentemente por la sorpresa, emitiendo un sonido admirativo hacia lo que veía.

-¿Y todo este equipo? 

Camino vacilante hasta un micrófono, aislado del resto, alzado solitariamente en su pie a pocos metros de la cornisa del edificio. Lo acarició con nostalgia, experimentando una sensación eléctrica que le envolvía al igual que cada vez que lo tenia entre las manos. Como había dicho una vez Sakuma, cuando lo tenia entre las manos, simplemente brillaba.

Rozo la superficie metálica y fría, suprimiendo un gemido anhelante. Ese objeto significaba tantas cosas, tantos sueños que había creído olvidar es las frías noches de soledad en los callejones, que al contacto se vio momentáneamente desbordado por los recuerdos.

Al volverse con pesadumbre, Shuichi descubrió a K conectando parte del equipo, revisando meticulosamente los cables y las conexiones, y tocando algunas teclas para ver si estaba todo a la altura de las circunstancias.

-¿Qué significa todo esto? –pregunto nervioso el joven moreno, regresando hasta su manager que le había dado una patada un uno de los diez altavoces más grandes que él mismo, ubicados a su alrededor.

-¿Esto?, esto significa que yo al menos, en los pocos días que llevo aquí no me dedique a perder el tiempo- comentó enojado el rubio volviendo a pagarle otra patada al mismo objeto asta que dejo de emitir siseos.

-Sigo sin entender.

El rubio se volvió con el, enseñándole un único y brillante cd sin serigrafiar. Esbozo una sonrisa de autosuficiencia.

-No tienes nada que entender, tan sólo cantar – y dicho esto le dio una patada a un maletín que arrastrándose medio metro por el suelo de graba se detuvo junto a los pies de Shindou. Cuando lo abrió, observo conmocionado que era su vieja y desgastada gabardina plastificada de color amarillo con bordes naranjas que en tantos conciertos había utilizado. Gabardina que se había roto el día en que Yuki entro en coma y que ahora tenia íntegra entre las manos.

Alzo una mirada llorosa hacia el rubio.

Menos morriña y date prisa!!!

Sin hacer más preguntas, Shuichi se cambio rápidamente el pantalón y la camiseta de manga corta que traía por lo que contenía el maletín, y a pesar de tener el pelo sucio y largo, de un color un tanto distinto al que antes solía llevar, se sintió como si todo de lo que se había privado hubiera vuelto a él de golpe... o al menos casi todo. Se volvió hacia el rubio, que ni siquiera le estaba mirando, estando como estaba perdido en las vistas de la ciudad. Trató de ir hacia él.

-No lo hagas- le detuvo manager sin para ello la necesidad de mover un músculo- no es un buen momento. Esta muy confuso es lo normal, no se ha hecho a la idea de una cosa, y todo vuelve a cambiar para hacerse más complicado e incomprensible- le dio una palmada comprensiva al moreno en la cabeza y sonrió- no te preocupes, cuando salgamos de aquí tendremos mucho tiempo entre todos para explicárselo. Ahora ya sabes lo que tienes que hacer.

 Shuichi se situó junto al micrófono. Lanzo una mirada de nerviosismo a su espalda, donde K entre teclados y diversos equipos de acústica le alzo el pulgar con confianza en el momento en que presiono una tecla, y los altavoces empezaron a zumbar al unísono en un primerizo sonido ronco. Yuki seguía sin mirarle .

"No puedo hacerlo"

Tomó el micrófono entre ambas manos con los ojos cerrados y la respiración agitada.

Una bocanada de aire intentando serenarse, y esa sensación de miedo extendiéndose por sus nervios. No podía hacerlo. Ese micrófono lo solía sujetar Shindou Shuichi cantante de Bad Luck, pero en ese momento se sentía más como Shiteno, el chico sin familia del que todo el mundo dudaba de su cordura.

La música empezó a sonar lentamente con un sonido pulido que recordaba vagamente a un cristal al ser golpeado o idílicamente hablando, el sonido de las gotas de lluvia al chocar contra el suelo. De pronto una imagen de Yuki, en un lugar muy lejano de donde ahora se encontraban, atrapado en una cama, rodeado de aparatos eléctricos, cables y pitidos deprimentes le asalto.

Aquella canción que lentamente encendía sus sentidos, la había compuesto en una de tantas visitas a su amante en aquellos tristes y largos seis meses, al pie de su cama, entre lagrimas descorazonas mientras le sostenía la mano, escribiendo con la otra en una miserable hoja de papel mojada por su propio llanto en la que la tinta se corría volviéndose ilegible. Rezando por ver sus ojos abiertos nuevamente. Agonizando con poder besar esos labios y ser correspondido aunque fuera una ultima vez.

Los ojos se le llenaron nuevamente de lagrimas. Esa era su realidad, a la que tenia muy claro que no quería volver, al menos si no se llevaba consigo al rubio de vuelta.

Los acordes de una guitarra hendieron los tenues y delicados sonidos que habían estado sonando con anterioridad, y por un momento sintió la presencia de Hiro, inspirándole ánimos, y esperanzas, diciéndole como siempre que había creído que su amigo no podría volver a levantar cabeza: "Tranquilo, Yuki-san volverá. Shuichi ten fe"

Yuki, lo hacia por Yuki, y si era por él, podría hacer cualquier cosa. Sacrificar lo in sacrificable.

Abrió los ojos y una mueca segura se imprimió en sus rasgos que abarcaron toda la ciudad literalmente a sus pies. Las lagrimas que se agitaban por verterse a través de sus ojos fueron rápidamente trasformadas en un grito rasgado en el que volcó todo su dolor, toda su angustia, resonando a través de esos diez altavoces mas allá de donde llegaba la vista.

"Crawling in my skin

these wounds they will not heal

fear is how I fall

confusing what is real"

El sonido se extendió visible a sus ojos, como una onda incolora pero que chocó haciendo vibrar y retumbar peligrosamente tanto los cristales como las estructuras de todos los edificios pese a estar construidos contra terremotos.

Saltaron las alarmas de los coches, los perros empezaron a ladrar al cielo, y algunas bocas de agua estallaron.

Pero Shuichi estaba ciego. Había cerrado los ojos, acercándose al micrófono como el que se acerca a su amante, acariciándolo, susurrándole palabras teñidas de dolor, de anheló, de promesa.

"There's something inside me that pulls beneath the surface

consuming/confusing

This lack of self-control i fear is never ending

controlling/i can't seem"

El recuerdo era demasiado doloroso. Más noches de las que quería recordar en una cama con un olor que sabia a ausencia. Un portátil abandonado en una habitación desierta...

"To find myself again

my walls are closing in

(without a sense of confidence and i'm convinced that there's just too much pressure to take)

i've felt this way before

so insecure"

...Noches de remordimiento, de soledad. Noches en las que Yuki no estaba...

"Crawling in my skin

these wounds they will not heal

fear is how I fall

confusing what is real"

Los cristeles, después de estar vibrando sordamente por mas de veinte segundos, cada vez de forma mas peligrosa, terminaron estallando cuando Shuichi al alzar más la voz fueron golpeados con mas potencia por esa onda invisible pero eficaz, provocando una lluvia brillante y mortal para los que estuviesen bajo ellos. Las estructuras un poco menos precoces, empezaron a resquebrajarse  lentamente, casi hasta de forma perezosa, desmoronándose como castillos de arena que les ha dado durante demasiado tiempo el sol.

Shuichi dejo que la canción le bañase por dentro, completamente ajeno a lo que estaba ocurriendo, sumergiéndose en la ultima estrofa, come el que se aferra desesperado a una luz en la oscuridad.

"Discomfort,endlessly has pulled itself upon me

distracting/reacting

against my will i stand beside my own reflection

it's haunting how i can't seem...

..........."

Cuando termino, pareció relajarse lentamente bajo su gabardina plastificada de color amarillo. Sendas lágrimas resbalaron lacónicamente de sus ojos al abrirlos y alzar la cabeza emitiendo un pequeño gemido doloroso contenido hasta ese momento.

-....

Shuichi se había quedado sin palabras al mirar por primera vez la ciudad desde que había comenzado a cantar. Donde antes había edificios, no quedaba nada más que arena y escombros.

De ahí, hasta donde alcanzaba la vista. Milagrosamente, la única estructura que se mantenía en pie, era precisamente en la que ellos estaban.

-OH WELLL!! – comento K en apariencia satisfecho cuando el moreno se volvió con los ojos desorbitados, señalando histérico a todos los lados- parece que por fin ya hemos terminado...

-¡¡¡¿PERO QUÉ ES ESTO?!!! ¡¿Y LAS CASAS?! ¡¡QUE NO KEDA NADA!! ¡¡No veo ni el mar! ¡¿Eh echo yo eso?! FIUUUUUUUUUUU ¡¡Esto es mucho!! ¡¡YUUUKIII MIRAAAA!! ¡¡ME HAS VISTO YUKI?!! ¡¡¿Te gusto la canción?!! –empezó a gritar Shindou que después de desistir en la idea de ver más allá, había soltado el micro y ahora corría hacia donde K le esperaba junto a Eiri.- ¡¡Que pasada!! ¡¿Qué haremos ahora?!!, ¡¡Aunque no entiendo lo que ha pasado es increíble!! ¡¡No me puedo creer que yo haya echo!! ¡¡JAJA si es que soy un mismísimo Dios bajado desde los cielos!! JAJAJAJ Alegraos simples mortales por poder escuchar mi maravillosa voz JAJAJJAJAJJAJAJ

K dejo de prestarle atención antes de que le moreno empezara a fardar. Había sacado su reloj de muñeca y parecía estar consultando algo, mientras las carcajadas prepotentes de Shindou hacían de eco.

Finalmente el manager, cansado de tanto ruido, bostezo dirigiéndose al moreno.

-Excuseme Shindou Shuichi-Sama, pero en realidad que hubieras cantado o no, así como la letra de la misma canción, eran completamente innecesarias. Podrías haber berreado "Mi jaca galopa y corta el viento" y los resultados habrían sido los mismos- K sonrió con suficiencia, dándole unos golpecitos en la cabeza al cantante que se había quedado descolocado, con bastantes posibilidades de poder ponerse a llorar- la música tenia incluido un virus, que aunque a nosotros no nos haga nada, como veras a destruido al programa. Tan sólo quería que te sintieras de utilidad, por eso monte todo esto ...

-Eres cruel...- murmuro Shuichi con las mejillas rojas de vergüenza, en una expresión dolida e infantil.

-Ouh Nou! Soy un buen manager que se preocupa por sus representados y sabe lo que necesitan en cada momento JAJAJA, Además ahora ya podemos irnos.

El moreno pestañeo confuso.

-¿Cómo?

-Ya no hay programa, hizo un gran BOOOMMMM con la música- comenzó el manager con la felicidad de un crío que juega a soldaditos- así que ahora solo queda el BAAAMMM!!

Con miedo, Shuichi salto lejos del manager.

-¡¿Vas a volver a dispararnos?!

-Nou, nou nou- comento el rubio colocándose las gafas de sol para acto seguido acicalarse sobre los hombros la gabardina de cuero negra- mi trabajo aquí ya ha finalizado.

Y alegremente se acerco a la cornisa del edificio, hizo un gesto de adiós con la mano y salto.

Con un grito ahogado, Shindou salió corriendo junto a esta para ver que había sido del rubio, pero el sonido de las aspas de un helicóptero, le hicieron apartarse justo antes de que el aparato metálico volador al completo se elevara a pocos metros de él, levantando un atronador viento, que le zarandeo los cabellos.

-¡¡Ja Shuichiiiiii!! –grito el rubio desde la cabina de mando del aparato.

-¡¡K!! ¡¡ESPERAAAAAAAA!! ¡¿C"MO SALIMOS DE AQUÍ?!!

-DESEALO. DESEA SALIR!! YA NO HAY NADA QUE LO IMPIDA!!!–le anuncio el rubio levantando los dedos en señal de victoria. Y al mando del helicóptero, el manager se perdió por el cielo haciendo temerarias cabriolas.

-Que lo desee-  murmuró el moreno quedándose parado, con la vista perdida a la ciudad desolada.

Con esfuerzo, se volvió hacia donde Yuki abstraído de todo, manipulaba el teclado de música con indiferencia.

Yuki nos vamos a casa!! ¡Ya oíste a K!!–añadió con jovialidad, pero el rubio levanto los ojos de las teclas para mirarle con indiferencia, borrando rápidamente la sonrisa del moreno- Yuki... ¿No te alegras?

Dejó los aparatos. El rubio salió del pequeño complejo musical, y se detuvo frente al moreno que lo miraba con expectación contenida.

-¿Cómo quieres que me alegre?, Si ni siquiera se que es real ¿Esto es real?¿O es sólo otro sueño?¿Estoy aquí o es sólo mi imaginación?¿Cuantas vidas tengo?, ¿Cuantas de ellas son reales? –el novelista desvió a un lado la cabeza pareciendo nervioso, turbado- Ya no se que creer.

-¡¡CREE EN MI!! –Shindou se sujeto con fuerza a la cintura del rubio, hasta quedarse sin aire, abrazándose como si fuera la ultima vez pudiera hacerlo-¡¡CREE EN MI YUUKIII!!

El novelista enarco las cejas, levantando la barbilla de aquel rostro que parecía luchar por no parecer débil. Los labios de Shuichi convulsionaban en muchos matices, pero sus ojos eran firmes y su mirada serena. Eiri encontró mucho amor dentro de aquellos orbes violetas. En silencio, se inclino para tomar en un beso largo pero sumamente suave y delicado, los labios que temblaban del joven mas pequeño que él. Cuando se separaron, el rostro del rubio estaba encogido en una mueca dolorosa y avergonzada.

-Yuukii?...

-Tengo miedo –admitió finalmente. Contrayendo los ojos, alzando una ceja nervioso, retirando su mirada hacia otro lado de forma sofocada- si de verdad llevo aquí mas de seis meses... quizá no pueda despertar, y sin esto... sin esto no tengo nada.

-¡¡ESO NO ES VERDAD!! –grito Shuichi con la mirada crispada y furiosa- ¡¡ME TIENES A MI!! ¡¡Estaré siempre a tu lado!! ¡¡Sea como sea!! Y lo sabes! Te encontré aquí! Te encontrare en cualquier sitio!! PASE LO QUE PASE ESTARÉ A TU LADO!!!

Una sonrisa temblorosa se abrió paso en los labios del escritor, que pestañeo de forma afectada, al parecer avergonzado cuando un par de lagrimas se deslizaron por sus ojos.

-Shuichi.... te quiero...

Confeso quedamente el escritor, cerrando los ojos de los que brotaron algunas prodigas lagrimas más, en el momento en que un pequeño hilo de sangre empezó a resbalar por su frente, hasta llegar a su ceja.

La vieja herida que se habría. Aquella que había recibido por protegerle. La que los había separado.

En un silencio solemne, Shuichi colocó una mano en la tersa mejilla del rubio que ladeo la cabeza con expresión angustiada, buscando mas el contacto de aquella mano.

La sangre comenzó a manar con más insistencia, consiguiendo salvar el obstáculo de la ceja, para alcanzar el párpado tembloroso del rubio y de igual modo la yema de los dedos del cantante que se mantenían inamovibles en su mejilla, viéndose tocadas por el liquido carmesí.

Estirándose, Shuichi consiguió volver a rozar los labios de Yuki, entre abiertos, entregados y jadeantes, que devolvieron el beso llenándolo del sabor metálico de la sangre, antes de que el cuerpo del escritor empezara a resbalarse quedamente hacia abajo, sin llegar a romper nunca ese beso, dejando a Shuichi estático, con la mano aun levantada cuando el cuerpo del novelista golpeo el suelo, exánime. Ojos abiertos, perdidos, con lagrimas congeladas sacando un brillo triste de sus mejillas entremezclándose con la sangre roja que no cesaba de manar de su sien.

 Bajo lentamente la mano, sin querer mirar hacia abajo. Con aquella imagen demasiado vivida, demasiado dolorosa para querer recordarla otra vez. Pero su voluntad flaqueo estrepitosamente cuando bajó la cabeza y observo de forma agarrotada aquel rostro que amaba tanto.

-Por favor dios, por lo que mas quieras, que salga bien- de sus ojos se volvieron acuosos, rezumando liquido cristalino que se precipito al vacío, golpeando la graba a sus pies.

Con una expresión de sumo dolor, se arrodillo junto al cuerpo del rubio posando sus manos sobre el pecho de este, tocándolo de forma nerviosa, enredando sus dedos de forma alterada en la tela.

Que salga bien...

Y cerro los ojos. Rezando por despertar con el escritor a su lado. Por recuperar lo que tanto amo tener a su lado. Cerro los ojos, sumergiéndose en la nada.

Por favor....

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..........Pi....pi....pi...pi....pi...pi....pi....pi...pi....pi...

-Um?, ¿Como va el paciente? ¿Y el pulso?, ¿Constante? Bien, bien –un fogonazo de luz cuando alguien le levanto bruscamente un párpado para enfocarle con el intenso haz de luz de una pequeña linterna- Si, la dilatación de la pupila es correcta, no parece haber sufrido ningún trauma en la visión, reacciona de forma perfectamente normal.

Pi....pi....pi...pi....pi...pi....pi....pi...pi....pi...

Era desagradable, aquel sonio constante de fondo. Se esforzó por abrir los ojos. Pero pesaban, pesaban mucho. En realidad todo su cuerpo lo hacia.

Lo demás parece normal. De todas formas hasta que el sujeto no despierte y rellene un test psicológico no sabremos hasta que punto el proyecto puede decir se que...

-....uu....

-Oiga doctor, juraría que el señor Shindou a abierto la boca.

-....uuukk....

-Vaya, tenia usted razón. ¿Están por ahí los familiares?

-No, me temo que no. Ahora mismo no había nadie. Me parece que vi a una joven hace un rato en la habitación, pero no se si fue a buscar algo o se marcho a casa. Pero es extraño, casi siempre había alguien a su lado.

-Bueno, de todas formas llame a  estos teléfonos. Tenga. Y diga que se esta despertando, con eso es suficiente.

-.....uuukk....

Volvió a tratar de abrir los ojos o de moverse, pero lo único que consiguió fue una sensación de vértigo que le revolvió el estomago, haciéndole sentir mucho peor.

Una mano se poso sobre su pecho.

-Tranquilo. No se precipite. Ha estado usted durante mes y medio en un estado comatoso. Posiblemente le cueste al principio moverse. Al no haber estado durante demasiado tiempo, sus extremidades no se abran atrofiado, pero estarán adormecidas y un tanto debilitadas por eso tómese las cosas con paciencia. No se fuerce.

-...¿dónde?...

-Perdone?

- ... Yuki...

-Doctor ya hice las llamadas. Creo que vienen todos hacia aquí.

- ...¿dónde?...

-¡¡HERMANOOOOOOO!!- una voz sorprendida, y la joven a la que pertenecía corrió junto al joven- ¡¡HERMANO estas bien?!!

Shuichi trago con pesadez, angustiado por momentos. Le costaba muchísimo hablar, pero peor era la ignorancia. Volvió a abrir los ojos, haciendo el amago de una arcada, después tomo aire de forma agitada, y sus ojos aun describiendo extraños círculos, se centraron costosamente en el medico, mayor y de aire apolillado.

-...¡¿Dónde ... esta ... YUKI?!

Volvió a cerrarlos: demasiado esfuerzo. Otra arcada. La mueca doliente de su rostro fluctuó. Trato de mover un poco las manos.

-¡¡Hermano!! ¡¡Tranquilízate!!¡No esta aquí!! ¡¿No lo recuerdas?! Esta en otra habitación, al final de la planta.

Frustrado, eso es como empezaba a sentirse. Le dolía el cuerpo y aun así trataba de levantarse de forma desesperada. Ajeno al dolor, ajeno a los mareos, volvió a abrir los ojos, le escocieron pero se negó a decaer de nuevo, tratando por todos los medios de bajarse de la cama.

-¡¡Le hemos dicho que no se mueva!!- le amonesto el medico tirando de su hombro para acomodarle nuevamente en la cama.

-¡¡Hermano!!

-¡¡¿Cómo esta YUKIIIII?!!- grito el cantante haciendo acopio de aire en sus pulmones, intentando apartar con torpes y débiles empujones tanto a su hermana como al medico que lo sujetaban contra la cama.

-¡¡Por favor hermano serénate!!

-¡¡Enfermera!!- grito el medico al pasillo- ¡¡Necesito una dosis de tranquilizantes!! ¡¡Deprisa!!

-Yo sólo quiero que me digáis –jadeo el cantante ante el esfuerzo de tantas palabras seguidas en tan enfermizas condiciones- como esta Yuki.......

-Aparta! – le informó el doctor a la hermana de Shindou cuando una enfermera con el cabello revuelto, entro precipitadamente en la habitación, dando pequeños golpecitos a una jeringuilla cuyo contenido traslucido rezumaba por la aguja.

Presionando al joven entre enfermera y medico, consiguieron inyectarle el tranquilizante en el brazo. Shuichi gimió y sus ojos de volvieron llorosos, girándose hacia su hermana, que parecía apesadumbrada con la situación a pesar de no hacer nada por mejorarla.

-¿Por qué?- imploro el cantante con mirada vidriosa, moviendo la cabeza en un gesto de lenta negativa- ¿Por qué no me queréis decir como esta Yuki?

La medicación en sangre no tardo mucho tiempo en hacer efecto, Shindou pronto pareció tranquilizarse quedándose visiblemente aletargado. Su hermana, se tapo la boca con las manos, avergonzada de las propias lagrimas que se le resbalaron por la comisura de los ojos.

-Doctor, ¿no podemos decirle nada?

-En su estado actual –el medico paso una mano para atusarse con aire meditabundo su incipientes canas- no creo que fuera producente decirle que el señor Uesugi Eiri todavía no ha despertado así como que tampoco se han observado cambios en su situación.

-¡¡¿Pero no irán a tenerle sedado de forma indefinida?!! –replico exaltada la joven al doctor que ya se marchaba por la puerta.

Amargo el sonido amortiguado de la maquina que con su fuelle subiendo y bajando lentamente, ejercía la respiración artificial en el cuerpo macilento del escritor.

Thoma se paseo por la sala cabizbajo, con su sempiterna sonrisa marchita la gran mayoría del tiempo en los últimos meses. Sintiéndose responsable de la situación actual de su cuñado, no había reparado en lo que a gastos se refería cuando el escritor había entrado en estado critico en aquella clínica. Pero aquella habitación inmensa de enormes ventanales, en donde además de encontrarse la cama del rubio rodeada de una multitud de aparatos de ultima y costosa generación, se había acondicionado como una especie de salita con sofás, flores que mitigaran el asfixiante olor a enfermedad que impregnaba el ambiente, y otros lujos, no hacían mitigar ni un ápice sus remordimientos.

-Ah Eiri-san... –murmuro quedamente el rubio a la cabecera de la cama, sin mirarle realmente, perdido en un punto inespecífico de su propio hombro donde él había recibido el disparo, y que tan rápido había cicatrizado- ... la culpa fue mía, tan sólo mía, si hubiera mejorado la vigilancia, si tan sólo no me hubiera confiado por considerarlo un evento pequeño y de poca importancia...- sus ojos rodaron hasta los serenos rasgos del escritor, parcialmente cubiertos por cables, ventosas, y todo tipo de instrumentos- ... ahora estarías bien. Cuantas veces he pretendido ayudarte y en cambio... no he conseguido protegerte ni una sola vez.

Un par de golpes en la puerta, y con educación Fujisaki entro de forma silenciosa en la habitación, tras una leve inclinación de cabeza.

-Suguru-kun – el presidente sonrió mansamente- ¿Cómo se encuentra Shindou-san?

-Físicamente parece ser que bien –comento de forma serena el joven componente del grupo Bad Luck- pero todavía no hemos podido hablar con él. Al parecer, al despertase se exalto tanto preguntando por Yuki-san, que tuvieron que ponerle calmantes y ahora esta dormido.

El presidente esbozo una sonrisa divertida. Como en ella dando su opinión sobre el comportamiento temperamental del cantante. Sus ojos volvieron a rodar sobre el rostro del escritor.

-¿Ningún cambio?- apunto Fujisaki acercándose a su primo, para contemplar al rubio.

-Ninguno. Al principio no quería resignarme, pero empiezo a creer, que en todo este tiempo mis esperanzas han sido inútiles.

Suguru bajo la cabeza, sin tener palabras de animo o consuelo que ofrecerle a su primo.

-Por cierto- exclamó de pronto el joven como si se hubiera olvidado algo importante- Mr. K ya ha despertado también. Y al parecer de muy buen humor, porque le estaba rezongando a las enfermeras que le trajeran comida de verdad y un buen café, aunque parecía bastante desesperado al no encontrar su pistola.

El presidente sonrió ahora con sinceridad, ante esta ultima noticia. Miro a su primo con afectividad, y de forma cómplice, se aparto un poco la chaqueta del traje revelando a la luz, la familiar mágnum del manager guardada en su funda. Suguru alzo una ceja perplejo

-Se la estaba guardando –apunto con cordialidad el presidente poniendo una mano sobre el hombro del joven- vamos, seguro que se alegra mas de verla a ella que a todos nosotros

-Seguramente.... –Suspiro de forma cansada Fujisaki, saliendo el primero de la habitación.

El sonido del muelle se quedo solo, haciendo tonadillas con los zumbidos o pitidos leves de las otras maquinas en su funcionamiento. Lentamente, el sol empezó a ponerse en la sala, y la luminosidad fue relevaba por sombras, hasta sumir el cuarto en una oscuridad clara, en la que eran fácil percibir los contornos.

Los aparatos eléctricos seguían zumbando de forma monocorde, en la estancia vacía donde una enfermera entro para abrir un poco la ventana, y renovar el oxigeno de la habitación.

-ummn que pena....- murmuro ésta junto a la cama, permitiéndose un momento de distracción en su jornada laboral, justificando su remoloneo mientras toqueteaba los cables del goteo y se cercioraba de que estaba todo correcto- ... la verdad es que tuve siempre la esperanza de que despertara y al ser yo lo primero que vieran sus ojos se enamorara locamente de mi – la mujer emitió una risita que sonó a gorgojeo- pero lo que si es cierto, es que si me hubiera gustado mucho poder hablar con él y que me hubiera firmado un autógrafo...

Se volvió hacia un pequeño mueble donde residían varios jarrones de flores medianamente frescas y se le antojó idílica la imagen de que tan apuesto galán, debía estar siempre rodeado de flores, así que a pesar de la extravagancia, tomo una de las que allí había, y con cuidado la deposito junto al rostro del escritor, en un lado de la almohada.

Miro la flor un momento, y avergonzada, salió rápidamente de la habitación, dejándola nuevamente vacía, en penumbra, y con el sonido constante de las maquinas de fondo en esa respiración artificial, sonando a fuelle cansado, que engulló un débil gemido mortecino.

Tras aquel sonido exento, un ligero temblor fue el precursor de que, aunque fuera de forma pesada y torpe, la boca del escritor se abriera y sus labios pronunciaran de forma inaudible una única palabra

 "Shuichi"

Abrió los ojos de forma cansada, perdido, sin saber cuanto tiempo había estado durmiendo, mucho menos que era lo que había pasado en aquel periodo de tiempo. Sus cuerpo respondió mejor cuando trato de moverse, estando ahora mucho más cómodo cuando más de las tres cuartas partes de los aparatos que lo estaban "manteniendo" habían desaparecido. Probablemente se los habrían quitado el personal sanitario mientras dormía. Sin embargo lo que aun si mantenía era el gusto amargo en su boca.

De poco le sirvió hacer preguntas a la enfermera que lo estaba custodiando, mirándolo como un bicho raro y amenazando con volver a utilizar otro calmante si no se comportaba. Shuichi no tuvo otro remedio que estarse quieto en la cama, pues dudaba mucho que si trataba de salir corriendo las piernas le respondieran para llegar muy lejos, pero lo cierto es que la angustia lo estaba matando por dentro.

Una hora después de despertarse plenamente, le habían facilitado algún alimento suave que pudiera comer, pero el miraba la bandeja con indiferencia, ignorada por completo cuando un medico acompañado de varios colegas mas habían empezado a hacerle un montón de test psicológicos relacionados con el programa para comprender mejor su funcionamiento.

El cantante después de responder a todas las preguntas con "¿Cómo esta Yuki?", había conseguido cargar de tal manera la paciencia de los médicos, que al verlo enfurruñarse como un crió pequeño desistieron en su propósito y consiguió que lo dejasen en paz.

Pero nadie seguía sin proporcionarle el mas mínimo ápice de información.

Dos horas. Shuichi solo en el cuarto. Haciendo nudos en la sabana. Empezando a irritarse incluso porque brillara el sol aquella mañana al otro lado de la ventana, hasta que una cabeza castaña asomo de forma tímida por la puerta.

-Shuichi? ... – Nakano asumo con respeto la cabeza y al ver al joven despierto entro de forma un poco renqueante- ¿Shuichi qué tal estas?

Aquella entrada pareció una bocanada de aire fresco para el cantante, su rostro dejo de estar contraído en una mueca ceñuda y perceptiblemente amarga, doblándose en una sonrisa esperanzada.

-Hiiiiiirooooooooooooooo!!- el guitarrista sonrió de forma nerviosa, poniéndose junto a Shindou que le aferró ansioso por la camisa, con los ojos brillando confiados- ¡¡Tu me dirás como esta Yuki ¿verdad?!!, ¡Aquí son todos unos miserables, nadie me quiere decir nada! ¡¡Hiiiiirooooo por favor!! ¡Dime como esta Yuki!

-Shuichi la verdad....- Nakano cogió las manos de su amigo. Ante este gesto de condolencia, este empezó a adoptar una mueca tan clara de pánico, que llevo rápidamente al guitarrista a negar efusivamente con la cabeza- ¡No, no! tranquilo, a Yuki-san no le ha pasado nada solo que...

-... – su rostro se tenso expectante.

-Es solo que Yuki-san todavía no ha despertado.

El cantante se soltó con una expresión desolada en la cara. Su amigo cogió una silla y se sentó a su lado.

Pero no te preocupes, quizá todavía es pronto. Tu estas despierto tan sólo desde ayer, quizá él por llevar mas tiempo tarde un poco más.

-¿Y K? –pregunto de pronto el moreno, mirando a Nakano como si aquello le fuera a ofrecer algún tipo de explicación. Hiro sonrió un poco de forma evasiva, y bajando la cabeza desvió la vista hacia otro lado- despertó antes que tu. En realidad el no estuvo ni una semana, así que acaban de darle el alta. Me lo cruce cuando entraba.

Lanzó una mirada extrañada al cantante antes de añadir con todo lúgubre.

¿Sabes por qué me dijo que tuviera cuidado contigo si empezabas a comportante de forma extraña y a decir cosas raras?.......- le miro de refilón mientras Shuichi se tensaba- ¿Ahí algo que yo deba saber?

-Errr... –Shuichi se asfixió de una forma un tanto sospechosa, visiblemente nervioso, pero termino bajando la cabeza y negando escuetamente. Quizá se lo contaría. Pero de hacerlo seria dentro de bastantes años.

-Disculpe pero se ha terminado la hora de visitas – les espeto una enfermera que entro en la habitación el tiempo justo para decírselo.

-Bueno –Nakano se puso de pie, posando la mano sobre la cabeza del joven cantante- venga, me marcho antes de que esa enfermera avinagrada venga a gritarme otra vez. Vendré mañana sin falta. ¿Quieres que te traiga alguna cosa? ¿Revistas? ¿Comida? –añadió en tono cómplice pues sabia que estaba próvido introducir alimentos para los ingresados.

-No gracias–sonrió de forma forzada hacia su amigo tratando de parecer animado- no me apetece nada. Te veo mañana!

Y la habitación se quedo nuevamente vacía. Shuichi suspiro apesadumbrado, alterado, y con el miedo palpable de que el escritor no fuera finalmente a despertar.

Presa de la rabia y la impotencia, le dio un codazo al almohadón, con tan mala fortuna que erró en el golpe, resbalando del colchón por el movimiento, cayéndose finalmente de la cama.

-Me habían dicho que te encontrabas bastante mal, pero parece que ya te vas recuperando... ¡¡me alegro mucho nanoda!!

-Ehh? Sakuma-San!!!

El cantante de NG sonrió de forma suave, afirmando débilmente con la cabeza mientras entraba en la habitación con su conejo kumagoro entre los brazos. Había algo en su expresión que lo hacia parecer avergonzado o temeroso, de igual forma que parecía costarle el echo de mirar a Shuichi a la cara. Dejo a Kumagoro en la silla donde antes había estado sentado Nakano y ayudo al cantante a subirse nuevamente a la cama donde quedo sentado en el borde.

-¿Qué tal te encuentras Shuichi noda?

El joven que se había ruborizado notablemente con la inesperada visita, suspiro y después ofreció una esquiva sonrisa, un tanto temblorosa.

-Bien, cansado, pero estoy bien. Es Yuki quien me preocupa. Ahora entiendo porque nadie me quería decir nada. Tendría que haber despertado –añadió en tono apagado, nervioso, empezando a balancear las piernas de forma inquieta en el borde- tendría que estar ya aquí- completó obstinado.

Una emoción afligida opaco el brillo juvenil de los ojos del cantante de NG que ladeo la cabeza hacia un lado, añadiendo álgidamente.

-Quizá nunca despierte.

-¡¡No digas eso!! ¡¡No vuelvas a decirlo!!- reprocho dolido Shindou con una mueca contraída hacia su amigo, que no consiguió borrar la expresión adulta del rostro de Ryuichi.

Éste se puso en pie junto al moreno turbando aun más al cantante de Bad Luck ante la inhabitual actitud.

-Shuichi, no quiero decir cosas que te duelan, ya sabes lo mucho que me importas...–una expresión de desconcierto pareció en el rostro de Shindou cuyas mejillas se tornaron de un rojo angustiado por los derroteros que estaba tomando la conversación- ... por eso comprendo que quieras negar la evidencia, pero puede que Eiri-kun nunca llegue a despertar – Shindou fue a replicar de forma encabritada pero la mirada fría del cantante de NG le silencio de forma eficaz- tan sólo quiero, que si eso llegara a pasar, no llegaras a hundirte. Llega un momento en la vida en que debemos aceptar las cosas tal y como son, aunque nos lastimen y diéramos cualquier cosa por cambiarlas 

Se miraban fijamente a los ojos, y pese a todo, aquel comentario parecía ir mas dedicado al propio Sakuma que a Shindou.

Se lo mucho que te ha costado seguir por ti mismo estos meses ... y quiero que si algo ocurriera, sepas perfectamente que no estas solo...porque yo no me arrepiento de nada de lo que paso... –varias emociones fluctuaron por la cara del cantante, ante todo vergüenza y pudor, cuando Sakuma le sujeto el rostro con ambas manos y cerrando los ojos se acercó tiernamente, besándole finalmente la frente con sumo amor y delicadeza. Sus labios se separaron con desgana de la piel del moreno y enfrento nuevamente su mirada, muy cerca, como queriendo comerse la respiración agitada del cantante- ... y Kumagoro echa de menos al viejo Shuichi, el nuevo ya no quiere jugar con él nanoda.

Shindou bajo la cabeza avergonzado cuando las manos de Sakuma abandonaron su rostro.

Allí no había habido ni un solo reproche, pero el cantante se sintió acusado ante las palabras de Ryuichi.

Mas de seis meses de completa y absoluta castidad habían conseguido que Shuichi durante ese tiempo se viera frustrado en muchos aspectos de su vida. Llorando la ausencia de su amante, había restringido todas las necesidades de su cuerpo en ese aspecto: sin querer serle infiel, pero sin conseguir tampoco por el mismo la satisfacción, al evocar inevitablemente el recuerdo del rubio deprimiéndole mas. La consecuencia de ese estado había sido dejarlo extremadamente sensible al contacto humano, exaltado hacia las pequeñas cosas en general, y profundamente arrepentido cuando tras mucho tratar de evitarlo, su cuerpo finalmente había dado por vencido bajo la atracción de Ryuichi y había terminado compartiendo algo más que una pizza en su casa.

-Yo... yo...

-Me hiciste sentir culpable – acoto el cantante de NG cogiendo a Kumagoro de la silla y arrullándolo entre sus brazos- aquél día al despertarme solo, ¿no le di importancia sabes?, pensé que quizá te habías puesto nervioso. Eso lo entendí. Pero me asusto mucho saber que habías venido aquí... pensé que huías de mi... eso me dolió.

-Sakuma-san... yo lo siento –Shuindou ruborizado, rebullo en el asiento, pasándose la mano por el pelo nervioso- el estar contigo, no es que me arrepintiera... bueno si, de cierta manera me hizo sentirme mal, me hizo sentir que estaba traicionando a Yuki. Pero en realidad el estar contigo, me hizo darme cuenta de que no podía esperar mas, que lo necesitaba demasiado. Que tenia que volver a verle como fuera...

Suspiro nervioso y su boca tembló antes de tomar aire para continuar. Tenia que dar algunas explicaciones y sabia que no podía posponerlas.

Yuki me dijo una vez que lo mío con él era sólo un capricho, que llegaría un momento en que yo dejaría de verlo de esa manera, que mi ansia por él se apagaría y me sentiría atraído por otras personas. Quizá alguna chica de mi edad. Pero lo cierto es que nunca conseguí fijarme realmente nadie más. Ni antes ni después del accidente–el cantante alzo la mirada temeroso y sumamente ruborizado- En todo el tiempo que Yuki ha estado en coma, no fui capaz de dejar de pensar un solo momento en él. En las conversaciones que habíamos tenido, en como se portaba conmigo. Me sentía tan perdido que más de la mitad de las noches terminaba llorando sólo por el echo de estar en su apartamento. Por eso me mude a aquella habitación de hotel, tampoco quería volver a casa y preocupar a mis padres.

Sakuma le miro con una expresión melancólica, hundiendo el rostro en la cabeza de su peluche mientras el cantante movía mucho las manos, exaltado hacia todo lo que sentía.

Estaba desesperado. Habían pasado muchos meses. Yuki no se despertaba. Me sentía impotente. Cada vez me asaltaba más la angustia de que Yuki no iba a volver, de que lo había perdido para siempre. Recordaba a menudo con amargura sus palabras de que pronto lo olvidaría. Llego un momento que quise saber si Yuki tenia razón. Si de verdad era posible olvidarle con tanta facilidad. Porque era algo que me parecía imposible. El dolor que sentía no remitía con el paso de las semanas, el vacío de mi pecho se negaba a llenarse con nada y día tras día me despertaba con lagrimas secas en los ojos.

El rostro de Shuichi adquirió una extraña y melancólica felicidad, mirando por un momento sin pudor al cantante, justo antes de volver a sonrojarse de nuevo y clavar su vista en sus propias rodillas.

-Y pensé en ti. Tenia dudas, no quería malinterpretar el como me estabas tratando aquellas ultimas semanas, pero me pareció que yo, bueno, que yo te gustaba- su voz se silencio bajo un profundo rubor- y creí que si podría olvidarlo con alguien, tan sólo habría sido posible contigo. Tu... me atraías de alguna manera, siempre lo hiciste. Desde el mismo momento en que escuché por primera vez tu voz e intente seguir tus pasos. Tenias algo que te destacaba de los demás, que siempre te ha hecho único....

Un suspiro violento, prologando y una mirada esquiva hacia otro lado de la habitación.

Pero el estar contigo me confirmó que nadie podría sustituirle. Nunca. Yuki siempre será lo más grande que pueda desear en mi vida- una expresión de arrepentimiento tomo la cara del muchacho- No huí de ti. Lo hice por mi. Porque necesitaba estar con él. Porque sólo junto a él me siento completo. Porque pese al miedo de meterme en un asunto del que no iba a saber salir, preferí el riesgo no volver o quedar yo también en coma antes de pasar un único día más sin tenerle a mi lado.

Ryuichi sonrió de forma comprensiva, con una mueca triste bajo aquel gesto que trataba de ser considerado.

-Lo entiendo. De todas formas, no olvides lo que te he dicho. Yo siempre estaré ahí para ti. Si tu quieres

Antes de que Shindou fuera capaz de encontrar las palabras precisas que ese momento requería, Sakuma volvió a su pose infantil y tras hacer una gran despedida ayudado por Kumagoro, se despidió agitando la patita del conejito rosado y le dejo nuevamente solo en el cuarto.

-Sakuma-san... perdóname, pero esperare, espere el tiempo que haga falta, no volveré a fallarle a Yuki –Se hizo una bola hundiendo la cabeza entre las rodillas.

Lo cierto es que después de que le medico pertinente viese que la noticia de que el escritor seguía en coma había sido tomada por el cantante con una aparente calma, no puso ningún tipo de reparo en que este visitase al escritor, por ello Shuichi se había pasado a partir de aquel momento prácticamente todo el tiempo en la habitación del rubio, mirado al techo con una expresión desolada en la cara, sin soltarle en ningún momento la mano mientras murmuraba entre dientes de vez en cuando de forma pagada "por favor".

Tres días después le fue dado el alta. Shuichi llego a su casa, dejando caer su mochila en el suelo con aspecto demacrado. El piso le dio la acogida con un desagradable olor a cerrado y un sospechoso olor a podrido le asedio en el mismo momento en que abrió la nevera de la cocina. Perezoso, y sin mucho entusiasmo, cogió una bolsa de basura y empezó a meter en ella absolutamente todos los alimentos que el frigorífico contenía, hizo un nudo y dejo la bolsa a la entrada.

"Limpiar, ¿Para qué?" se preguntaba mientras hacia todo esto. Seguchi le había prorrogado la incorporación al trabajo durante mes y medio, y su amigo Nakano le había dicho que se adecentara un poco, se pegase una ducha para quitarse el olor a hospital y que quedaran para tomar un poco el aire, pero realmente no le apetecía nada de todo eso.

Se ducho por el mero echo de reconocer que podría haber matado a alguien si se le hubiera acercado lo suficiente como para olerle, y abrió las ventanas para que el aire fresco impregnase las estancias, quedándose estático en mitad del estudio vacío del escritor, con una mueca amargada en el rostro.

Cuando se encontró con Hiro aquel mismo día, en vez de ir a dar la vuelta que el guitarrista tenia planeada, Shuichi le arrastro nuevamente al hospital del que apenas acaba de salir hacia unas pocas horas. Sin embargo Yuki ya no estaba en su habitación.

El encontrar la estancia vacía provoco tal estado de histerismo en el moreno,  que tuvieron que sujetarle entre tres personas y zarandearle para que escuchase que al rubio simplemente lo habían trasladado de habitación y estaba en otro lugar del edificio.

Cuando pregunto que cual era el lugar y que si podía visitarle. Simplemente le dijeron que no y se negaron a responder ninguna de sus otras preguntas.

Dos días después y Shuichi vegetaba sobre el sofá del salón. No atendía las llamadas, no habría la puerta. No hacia absolutamente nada.

La puerta del apartamento se abrió y Thoma entro acompañado de Nakano, que miraron con desaprobación la lamentable escena del cantante desgreñado, rodeado de cartones de pizza vacíos y la mini cadena activada con un disco dando vueltas en silencio.

-A ver si puedes hacer algo Nakano-san – pidió quedamente el presidente en una  esquina del salón.

Y así trascurrieron los días: uno, dos, tres, cuatro... con Shuichi repleto de pensamientos nefastos de que al escritor le había ocurrido algo y nadie quería decírselo. Nakano por su parte frustrado al ver a su amigo tan deprimido y hundido como que meses atrás, cuando el incidente acaba de ocurrir. Y Thoma llevando todos los días al guitarrista al apartamento para que arrastrase al cantante fuera y le hiciera comer algo antes de que se desnutriera de nuevo.

Aquella mañana Shuichi había amanecido tirado en el suelo boca arriba junto a la cabecera del dormitorio, más desilusionado que el día anterior, menos de lo que estaría al día siguiente.

La puerta se abrió resonando de forma perezosa en toda la vivienda, y la pausada voz de Thoma no tardo en hacer eco desde la entrada.

-¿Prefieres quedarte sólo? ¿Estarás bien? De acuerdo, llámame si necesitas algo.

Shuichi ladeo la cabeza frunciendo el ceño molesto. Parecía ser que a su costa, Nakano estaba haciendo muchas migas con el presidente y eso no era algo que le agradara demasiado. Espero a que su amigo le buscase por todo el apartamento como venia siendo por costumbre. En cambio, tan sólo escucho un débil chirrido metálico, desplazarse lentamente por la vivienda. Cuando el chirrido llego hasta el dormitorio y se detuvo, Shindou había cambiado su apatía por el resentimiento que empezaba a procesar hacia todos aquellos que lo rodeaban tratándole como si fuera alguna especie de turbado. ¿Por qué simplemente no podían entender como se sentía? ¿Por qué le obligaban a hacer todas aquellas cosas diarias que le resultaban frívolas y que empezaba a detestar?

-¡¡Dejadme en paz!! ¡¡No quiero salir!! ¡No quiero hacer nada!- exploto espontáneamente pataleando en el suelo.

Con las cejas crispadas, Shuichi estiró la mano para alcanzar la almohada de la cama e incorporándose, se giró hacia la puerta con clara intención de tirarla, gritando de forma irritada:

-¡¡Ya  estoy cansado de-!!

Pero aquel cojín nunca llego a hacer tal recorrido. Se le callo de las manos cuando perdió el equilibrio sobrecogido ante la visión del rubio que con aspecto enfermizo, reposaba sereno sentado en una silla de ruedas junto a la puerta.

-¡¿YUUKIIII?!

El escritor se permitió un alzamiento de cejas divertido, ante la mirada asombrada del moreno, que temblaba perceptiblemente como una hoja al viento en una día de tormenta.

-¿Quién sino baka?

-Yuu....¡¡YYUKIIIIIIIII!!

Shuichi grito exaltado corriendo hacia el escritor, pero cuando estuvo a su lado se encontró sin saber que hacer, como tocarle. Sus brazos se movieron nerviosos y el cantante termino arrodillándose al pie del rubio, junto a la silla. Para abrazar ansioso la cintura del escritor, pequeña, mucho mas pequeña y huesuda de cómo la recordaba. Se incorporo un poco y hundió el rostro en el pecho de Eiri, que imprevisiblemente cerro aquel abrazo de forma tierna, doblándose costosamente en el asiento de metal para proporcionar un beso en aquellos cabellos morenos.

-¡¡Yuukkiii despertaste!! ¡¡Estas aquí de verdad!! ¡¡Estas en casa!!

-Bueno – el rubio esbozo una sonrisa que resulto altiva pese a lo patente de su debilita situación- es obvio que en algún lugar estoy ¿no?

Shuichi rió con ganas, a la par que emocionadas lagrimas se vertían por sus ojos. Sus brazos se apretaron mas fuerte en esa cintura, apretando tan fuerte la cara contra el pecho del escritor que parecía que quería traspasarlo.

-Eres un borde- comento con una sonrisa impresa en sus labios, hablando para la piel del rubio que ladeo a un lado la cabeza y acaricio los cabellos del moreno.

-Y eso te gusta- añadió en tono jactancioso. Shuichi pestañeo con una par de lágrimas más rodando por sus ojos, empapando la camisa clara del rubio.

-Claro que si- reconoció separándose de su piel, alzando la cabeza para encontrar la intensa mirada dorada del novelista sobre él, respondiéndola con expectación, anhelo y aun un poco de incredulidad emocionada- como todo lo que venga o forme parte de ti.

-Shuichi...

Tomo la barbilla del moreno, y la guió de forma que sus labios se encontraran, en un beso corto, que fue seguido de otro de igual características, recorriendo diferentes partes de su boca.

-Yuuuki..... –otro beso que acaricio su mejilla- ...no vuelvas a marcharte... –otro mas que le silencio durante un segundo- ... nunca. No desaparezcas de nuevo.

-¿Quién me lo va a impedir?

Los ojos del rubio brillaron casi de forma intimidatoria, como si de algún modo estuviesen reclamando su independencia con soberbia. Con la repetición silenciosa de esa pregunta, casi a modo de desafió porque fuese contestada "¿Quién me lo va a impedir eh? ¿Quién?". 

Shuichi lejos de amedrentarse, sonrió de forma confiada, y con una expresión adulta y seria en el rostro declaro sin titubeos.

-Yo.

"Y ahora en el 95.6, su sintonía de las ondas, les dejamos una vez más con el ultimo éxito de Bad Luck, que esta arrasando fuerte tanto dentro como fuera de Japón, siendo ya su quinta semana en las listas, gozando del puesto de honor de nuestro programa. Un día más, nuestro numero uno "Ausencia"!!!"

Este color al amanecer entristece mi mirada y me empuja a saltar

a la inmensidad de las noches de frío y eterna soledad

Lejos de ti siento morir, viviendo en la ignorancia se es feliz

hoy sufriré y llorare, con tu foto en el bolsillo viajare

-Escribiste eso pensando en mi? –una penetrante mirada dorada rodó hacia un joven cuyos cabellos volvían a brillar cortos e irisados, con varios matices rosáceos a través del brillo del sol de primera hora de la tarde que entraba perezosamente por la ventana del dormitorio.

El cantante, echo una bola junto al rubio, frunció el ceño con enojo e hizo un amago rápido con la mano.

-Shhhhh Yuki, escucha la letra!!

No... no te olvidare jamás, no mientras yo siga aquí

no mientras yo quiera ser feliz

Sueño que tus manos arrastraran mi vida y nuestros destinos al fin

busquen juntos la salida

- ¿Así que eso es lo que quieres? – comento el novelista con cierto matiz de burla, empezando a rebuscar en el cuello del cantante mientras mordisquea y besaba suavemente su piel.

Shuichi enrojeció, ladeando la cabeza aun lado, ruborizándose con la misma intensidad con la que su corazón empezó a golpear aceleradamente su pecho cuando la mano del escritor se introdujo despacio, por debajo de su camiseta acariciando su costado de forma traviesa.

-No Yuki... yo quería... umm .. que escucharas la canción.

-Por supuesto- el rubio río pasando su otra mano sobre la entrepierna del cantante donde el ajustado pantalón empezaba a mostrar cierta protuberancia- niega ahora la evidencia.

-Ummn .. no... para, de verdad quiero que la escuches...

Restare las horas que me falten para salir de los laberintos

que me alejan y separan de ti

-Si no te conociera pensaría que estas tratando de decir algo profundo con todo esto...

-Claro que si, yo siempre digo cosas profundas en mis canciones. ¡No soy tan tonto!- replico Shuichi con enojo que se torno rápidamente en una sonrisa cuando el escritor tras mordisquear su clavícula, le dio un tierno beso en los labios.

Gracias al venir y dejarme ver la sonrisa en los labios que yo bese

gracias por hablar y no mentir cuando dices que el sufre soy yo

-¿Sufres?- el escritor esbozo una sonrisa que se antojo traviesa, cuando su mano dejo de acariciar el costado y la espalda del cantante, y se poso tentativa sobre su vientre acariciando la parte baja de su ombligo- ¿Quieres sufrir de verdad?

El rostro de Shuichi enrojeció de forma alarmante. Su cuerpo se tenso cuando la mano del novelista se introdujo segura dentro de sus pantalones.

Lejos de ti siento morir, viviendo en la ignorancia se es feliz

hoy sufriré y llorare con tu foto en el bolsillo viajare

-Umm Yuki no....

Los dedos traviesos del escritor acariciaron toda aquella longitud semi erguida, llegando a la punta donde rozo con un par de dedos sin borrar la sonrisa autosuficiente de su boca cuando el cantante se arqueo en la cama y sus manos buscaron nerviosas un lugar al que sujetarse.

Yuki noooo, ¿no ibas a dormir la siesta? Además todavía estas convaleciente, apenas acaban de cambiarte la silla de ruedas por unas muletas, no puedes...

-¿El qué no puedo?- murmuro divertido el rubio, desabrochando un botón del pantalón del cantante, para mordisquear su ombligo y succionar de forma débil pero lujuriosa todo su vientre hasta alcanzar el lugar donde sus dedos proporcionaban caricias indecentes.

No... no te olvidare jamás, no mientras yo siga aquí

no mientras yo quiera ser feliz

-Pero Yuki el médico dijo, y además la canción! –protesto el cantante sin dejar de revolverse bajo las caricias del rubio. Su pecho se movió agitado cuando Eiri le ayudo a deshacerse de su camisa, besando quedamente cada centímetro de piel, hasta alcanzar nuevamente su cuello y murmurar quedamente en su oreja mientras lamía su lóbulo.

-Es mala. Como siempre. Propia de alguien que no tiene talento- acotó de forma abrupta, sin que ello mimase el sonrojo del joven de cabellos rosados, que alzo el rostro para enfrentarse a la ávida mirada dorada del novelista- pero como me recuerda algunas cosas quizá deje que después me la cantes al oído.

Sueno que tus manos arrastraran mi vida y nuestros destinos al fin

busquen juntos la salida

Restare las horas que me falten para salir de los laberintos

que me alejan y separan de ti

-Yuuukiii... -una sonrisa satisfecha y plena apareció en el rostro del cantante, ayudando al rubio a quitarse la camisa del pijama, besando con suma ternura sus hombros y su cuello, hasta llegar a su oído y susurrar simultáneamente con la canción ese ultimo "de ti" hasta que la voz de la grabación se apago y el cantante se permitió un mordisqueo suave en la oreja del rubio que se ruborizo a la par que cerraba los ojos, sin protestar en esta ocasión.

"Porque nunca nadie conseguiría separarme de ti".

****************************** Owari?

Etto bueno, la historia como tal se acaba aquí, agradezco  mucho a todos los que la han leído y han aportado capitulo a capitulo sus comentarios. Los he leído todos, me han hecho muchísima ilusión y me han ayudado  muchísimo a terminar esta historia pese a que me ha costado bastante por varias razones. Así mismo me gustaría saber su opinión del ultimo capitulo, si quizá alguna cosa no quedo clara, la enrede mucho o quedaron dudas o cabos sueltos.

Nos veremos dentro de poco en el "especial" ejem, ejem, ^^UUU ke será un capitulo breve (esperemos jajaja, ke risa que me alargare como siempre ¬¬UUU) contando un poko por encima como fueron los 6 o 7 meses en los que Yuki estuvo en coma, fuera del hospital, por si alguien le dio curiosidad esta parte. Espero que les guste!

Un Abrazo a todos! ^^U

JA-ne!