-Bien, con esto ya hemos terminado todas las pruebas y podemos decir, sin lugar a dudas, que estad usted completamente restablecido señor Uesugi. Si omitimos las pequeñas incidencias ocurridas, incluso podríamos añadir sin pecar de prepotencia, que el experimento con usted fue un completo éxito! Hoy será nuestra ultima consulta...
Ante las palabras del doctor, Yuki se limito a con parsimonia, extraer un cigarrillo de la caja de tabaco y encenderlo con premeditada lentitud delante del doctor que comenzó a toser con demasiada insistencia para tratarse de un catarro convencional. Cuando este vio que con su fingida carraspera no conseguía nada señalo.
Disculpe, peor esta prohibido fumar en las instalaciones.
-Algo mas? -pregunto el rubio con frialdad, expulsando la primera bocanada de humo ajeno a la mueca de disgusto del hombre frente a el.
-¿Algo mas de que?
-¿Qué si va a decirme algo más o ya puedo marcharme?
El hombre se sintió confuso ante la frialdad del escritor. Esperaba unas palabras de agradecimiento, una sonrisa o quizá indicios de algún tipo de emoción jubilosa exteriorizada. Pero no hubo nada de eso, el rubio continuo en su silla, fumando de forma indiferente, con la actitud de que cualquier cosa en aquélla pequeña habitación era más importante que el propio medico, incluida la papelera.
-No... nada más, puede marcharse.
Se levanto de forma cansada, dejando las muletas con las que había entrado en la consulta momentos antes, olvidadas en la pared. Eiri estaba ojeroso y sin saludo alguno abandonó la consulta con la clara intención de no regresar.
El medico lo estudio sin entender el porque de tan fría y prepotente actitud. Bajo su punto de vista aquel hombre era un milagro andante, debería de estar "criando malvas" según la clásica y popular expresión, por lo que el verlo fumar de forma tan arrogante cigarrillos delante de sus narices, lo consideraba una grave ofensa a su ética profesional.
En cambio la situación para el rubio era un tanto distinta, se había tragado bastante y despectivas palabras a lo largo de las consultas de aquellos meses, antes tantas y tan variopintas insinuaciones de que debía de estar agradecidísimo al progreso y el trabajo conjunto de la plantilla de aquel hospitalucho.
Pero él tenia su versión. Y era que si hubiera sido por la maquina, la misma maquina de la que tanto se vanagloriaban los expertos y por la que tantas palmaditas amistosas se daban en la espalda, hubiera estado años en aquel onírico tipo de coma. Había sido Shuichi el que lo había rescatado, una vez más, había sido el cantante el que lo había devuelto a la vida, en todos los aspectos aplicables de la palabra.
Abandono el hospital, con varias mujeres volviéndose a verle y murmurando entre dientes. Seguro la gran mayoría de ellas lo habrían visto intubado alguna vez. Al escritor le irritaba hasta lo extremo, el haberse sabido aunque fuese de cierta parte, una atracción turística de circo, o una maravilla excéntrica a contemplar por todos con ojos del que estaba mirando al Yeti de las nieves sacado de su ámbito natural (si es que tenia alguno).
Tales excéntricos y amargados pensamientos desaparecieron al escuchar la bocina de un coche, en realidad la de su coche, llamándole a varios metros de la entrada.
Se dirigió hacia él con paso seguro, con ambas manos metidas en los bolsillos y sus opacas gafas de sol devolviéndole aquel aire misterioso y atrayente que siempre le había caracterizado. Cuando abrió la puerta del copiloto o acompañante, Shuichi sentado en el volante le sonrió con expectación.
-¡¿Qué te han dicho?!
El rubio se sentó, dejando escapar un suspiro pesado mientras cerraba la puerta, y quitándose las gafas opacas observó divertido al cantante sentado como conductor en su cuidado mercedes. Si alguna vez alguna persona le hubiera comentado que alguien a excepción él mismo cogería su coche y que además, no le importaría en absoluto, se hubiera burlado de la forma tan sutil que solo él dominaba. No obstante había resultado grato descubrir que el cantante había sacado el carné de conducir en los meses que el estuvo en coma. Según palabras textuales del propio Shuichi, esa había sido una de tantas otras de sus propuestas de "para cuando Yuki despierte".
Había preferido mil veces en su convalecencia, tener que depender de él a la hora de ir a algún sitio, que necesitar recurrir a los servicios de Thoma, Mika o cualquier otro conocido que en su preocupación, le asfixiase y atosigase hasta lo inhumanamente soportable.
-Que debo de alegrarme de estar vivo, y que son todos maravillosos -acoto con ironía el rubio poniéndose el cinturón de seguridad- vamonos a casa.
Con los brazos descansando sobre el volante, el cantante dejo escapar un suspiro resignado. Entendía mejor que nadie los cambios de humor del escritor igual que este había empezado a entender tiempo atrás los suyos. Todavía ambos estaban un poco sensibles ante el tema.
Shindou retiro el freno de mano y con cuidado puso en marcha el motor del automóvil arrancándolo de forma suave. Una vez fuera de las instalaciones, sonrió de forma nerviosa para murmurar:
-De todas formas no puedes quejarte Yuki, al menos a ti no te declararon oficialmente loco y trataron de internarte en el psiquiátrico... de verdad que no sé que habría echo si hubiera vuelto allí... si Thoma no hubiera echo nada...
Se volvió con una mueca circunspecta hacia él. Yuki sabía perfectamente que no solo él había quedado marcado por la experiencia, sino que el cantante al haber estado de forma consciente mas tiempo en la maquina, había quedado tanto o más que él. Aquel habitual pensamiento, tan sólo le provocaba una sensación de inexplicable necesidad de protección para con él. Había echo tanto, había arriesgado tanto... y no se lo había recordado ni una sola vez.
Con cuidado de no distraerle demasiado del volante, Yuki acaricio la mejilla del joven de cabellos rosados, con lo que terminó silenciándole al posar la yema de sus dedos en sus labios.
-No hubieras vuelto por la sencilla razón de que nunca estuviste realmente ahí, como tu me repetiste continuamente aquello no era real, esto si lo es -se acerco y sin dejar de mirar la carretera de reojo le dio un suave beso en la comisura de los labios arrancando un débil y tierno sonrojo del cantante- y segundo. Yo nunca lo hubiera permitido... además - apunto con un deje de comicidad que cambio la formalidad de la conversación- sabes de sobra que no habrían dicho nada semejante si hubieras dejado de comportarte de manera extraña negándote a responder cualquiera de sus preguntas...
-Pero Yuki yo... - el cantante enrojeció más, golpeando el volante nervioso con los dedos- no entendía porque tenia que responderles, era nuestra vida, tu pasado, cosas intimas, no se porque tenia que contárselas...
-Porque son unos buitres- respondió fríamente el escritor. A lo lejos vio aparecer el contorno de su piso. Exhaló el aire de sus pulmones cerrando los ojos- nosotros no les importamos en absoluto, tan sólo el éxito del proyecto. Necesitaban los resultados y tu al negarte a dárselos se lo estabas poniendo difícil.
***********
Aun y pese a todo, Hiroshi no se acostumbraba a verlo llegar en aquel regio coche de marca extranjera, imaginándose siempre ver bajarse al rubio de él que a su amigo de la infancia. Éste cerró la puertas de manera torpe, asegurándose varios cientos de veces que lo había atrancado correctamente, para a continuación, salir corriendo hacia él con la mochila recargada en uno de sus brazos.
-Oks Hiroshi-kun, como ya ha llegado Shindou-kun me marchare -en la cafetería, el manager del grupo deposito unas cuantas monedas sobre la mesa justo a su café vacío, y procedió a ponerse la chaqueta de su traje formal- pero si sigues teniendo dudas de porque se comporta de esa forma tan fría contigo, seria mejor que se lo preguntaras a él directamente. Es cierto que yo lo sé porque estuve "dentro", pero es algo que tan sólo el debe decirte.
Con una sonrisa conciliadora, K poso su manaza sobre el prolijo cabello del guitarrista revolviéndolo de manera fraternal mientras este cerraba un ojo y hacia muecas de desagrado.
Y no te preocupes, pese a la desconfianza que haya podido generarte, Shindou-kun es exactamente el mismo Shindou-kun que conocíamos, quizá haya madurado un poco...-comentó el rubio cuando el cantante se acerco a ellos dos corriendo, agitando el brazo con tan energía que empujo a un transeúnte casual y tanto él como el desconocido cayeron sobre una de las mesas de la cafetería tirandola de igual modo que a las sillas que la acompañaban y algunas sombrillas contiguas. El rubio los miro con una mueca circunstancial antes de continuar con una carcajada- pero es tan sumamente poco que no creo que podamos siquiera apreciar la diferencia!!
-AHH Lo siento!!!- se disculpo Shuichi poniendo rápidamente todo el pie, para llegar de un par de pasos al lugar donde estaban el guitarrista y su manager-¡Ah K!! ¿Estabas Aquí? No lo sabia!! Pero...te vas ya?
-Yes! La ajetreada vida del manager. ¡Nunca descansa! -acoto con una sonrisa triunfal el rubio de largos cabellos intentando marcharse, pero comprobando que efectivamente y una vez más, tenia a un Shuichi agarrado a su pierna llorando de forma emocionada. El rubio se rasco detrás de una oreja nervioso mirando al su representado, dándole unas palmaditas confiables para ver si este se soltaba.
Shuichi-kun, ¿Cuándo vas a dejar de hacer eso? Ya me has dado las gracias... -el rubio empezó a hacer cuentas con los dedos mirando al techo de forma distraída- unas siete millones trescientas cuarenta y seis mil doscientas ochenta y dos, no, ochenta y tres veces. Creo que ya es suficiente!! Además ya te dije que con las ocho docenas diarias de pastelitos que me obsequiaste la dos primeras semanas ya me di por satisfecho....
El cantante miro hacia arriba con ojos llorosos, de cachorrito abandonado, mientras el manager le sonreía de forma serena. Se soltó de él por primera vez en todo aquel tiempo con una expresión seria, e hizo una inclinación de cabeza al más puro estilo convencional para añadir solemnemente
-Gracias K, es que sinceramente, las cosas habrían salido muy mal sino llega a ser por ti. Hasta el mismo momento en que llegaste ni siquiera me sentía yo mismo del miedo que tenia, y tu hiciste tanto por nosotros...
-JAJAJA! Lo sé, lo sé! Pero para eso soy tu manager -acoto el rubio cogiendo al cantante por los hombros y sentándolo junto al guitarrista que miraba interesado la escena- ¡¡Ahora es el momento de que hables con Nakano-kun, seguramente tenéis mucho que contaros! Byeeeeee!!!
Y moviendo la mano de forma briosa, el manager desapareció de la terraza cubierta. Con una mirada esquiva, el cantante empezó a estudiar todo su alrededor de forma tensa, aparentemente ajeno a los dedos de Hiroshi que tamborileaban impacientes el borde de la mesa.
-Shuichi, deberíamos hablar....
-HUIIIIII acabo de recordar que era en este sitio en el que servían unos riquísimos bocadillos con beicon y ....
-Shuichi, no otra vez no, me llevas haciendo lo mismo desde que saliste del hospital. Te he dado tiempo, he sido comprensivo, pero ahora tenemos que hablar.
-Para que? -pregunto dolido el cantante con algo de resentimiento tiñendo sus ojos- si te has hecho muy amigo de K durante todo este tiempo, ya te lo habrá contado todo él...
- Si no te conociera, pensaría que te estas poniendo celoso Shu-chan... -apunto el guitarrista esbozando una maliciosa sonrisa a la par que se acercaba a su amigo, que ruborizándose, le eludió volcándose a juguetear con la cucharilla del café vacío del manager.
No seas tonto, he hablado con K porque llevo intentando hablar contigo desde hace semanas y tu siempre me sales con largas -el guitarrista se aparto el pelo de la cara y empezó a hurgarse en el oído con indiferencia- pero es como si todos lo que estuvisteis metidos en la maquina estuvieseis conchabados, y ahora existiera algo intangible que os vinculara. Estaba preocupado, muy preocupado, tenia miedo que te hubiera pasado algo que ya no volvieras a ser el mismo... además K me asusto, me dijo que me estabas ocultando algo, algo importante. Incluso me dijo que tuviera cuidado contigo. ¿Por qué?
El cantante suspiro, enfrentándose a sus amigo, apartando a un lado sus pataletas o dejes infantiles con los que supo que no iba a conseguir nada. En realidad tenia pensado contárselo... tal vez un par de veintenas de años más tarde, pero tenia pensado contárselo desde el principio.
-Bueno ya sabes como fue todo... -empezó a frotarse en cabello de forma nerviosa- yo tampoco lo tenia muy claro el principio pero allí tu...
-Shuichi, tu nunca me has hablado de lo que te paso dentro. ¿Estaba yo? -preguntó con sorpresa real el guitarrista cruzándose de brazos sobre la mesa. El cantante cabeceo- ¿Pero te acuerdas de todo? Quiero decir, era tan real?... yo tenia entendido que era una especie de animación suspendida en la que como mucho se "soñaba"
-No Hiro, aquello era asquerosamente real, como una mala broma. Se sentía el frió, el hambre, el dolor, y en realidad podía ser tan real como estar hablando aquí contigo y si... me acuerdo de todo. Alguna partes empiezan a estar un poco mas difuminadas en mi cabeza, pero otras siguen terriblemente reales. Yuki y yo todavía tenemos pesadillas algunas noches...
Miro a su amigo con lastima, el cantante parecía algo desamparado emocionalmente en aquel momento. Arrimo su silla para tenerlo mas cerca y le coloco un brazo en el hombro.
-Yo no te puedo contar todo, sus cosas de Yuki, cosas de su pasado y yo no...
-Si ya lo sé -corto dulcemente el guitarrista con una sonrisa- las mismas cosas que te negaste a detallar y por las cuales a aquel doctor se le hinchó la vena de la frente y amenazo con mandarte al "loquero" hasta que te pudrieras o te dignases a rellenar sus cuestionarios.
Shindou cabeceo con una sonrisa mansa en los labios, apoyando lánguidamente la cabeza en el hombro de su amigo.
-Pero lo que K te decía... bueno no te asustes, en la maquina ... yo errr ...en la maquina yo te mate y...
No tuvo que ser muy receptivo, para sentir que Nakano había adquirido un grado de rigidez inusitado. Shuichi rodó los ojos hacia otro lado, hablando de forma extrovertida como si con ello consiguiera cambiar el ambiente de la conversación.
En realidad casi te mato dos veces, la segunda no porque llego K y lo confundí con Yuki, entonces tu que estabas atado en la cama empezaste a patalear y te vi...
-Me estas asustando Shu, la verdad... no me extraña que K me dijera que te "vigilara" por si hacías cosas raritas...
-Si bueno, pero es que en realidad no fui realmente yo- se excusó el cantante abrazándose a la cintura del guitarrista por si este trataba de en un impulso, salir corriendo- en realidad la explicación una vez que me puse a pensarla fríamente me pareció muy divertida...
-Seguro... -comentó Nakano sacando un cigarrillo de su chaqueta.
-Sabes que excepto Yuki, todos tuvimos que adoptar otras "identidades" quiero decir, Yuki era Yuki pues desde el principio era el eje. Pero los demás tuvimos que "robar" una identidad para poder "jugar" dentro de la maquina...
El guitarrista había adquirido una expresión derrotaba en el rostro y se limitaba a fumar, escuchando en silencio, con la clara impresión de que con aquella extravagante historia habría salido una buena película de ciencia ficción.
Entonces yo como entre mal, la identidad que aborde no quedo plenamente incapacitada, sino que a veces él me bloqueaba a mi y tonaba nuevamente el control de su cuerpo... graciosamente siempre que me encontraba con Yuki o alguien que me recordaba a Yuki, era yo el que volvía a tener el control. La situación fue divertida porque era una especie de doble personalidad de esas chungas que salen en las películas, la parte malvada que trata de asesinar a toda la familia en venganza de...
-Shuiichiii, al grano, vete al grano....
El cantante sonrió de forma nerviosa, empezando a juguetear con los dedos en la espalda de su amigo.
-Pues que resulta que la identidad en la que entre, estaba profundamente enamorada de ti desde la escuela primaria - el comentario arranco un profundo sonrojo del cantante ante la mueca sorprendida e incluso divertida del guitarrista- pero estaba un poquitin mal de la cabeza... y por lo visto yo no lo sé, no me acuerdo prácticamente de nada de lo que hice cuando era él. Tubo que ser K el que luego me contara lo que sabia con la información que había obtenido, porque yo tenia una ligera idea, pero la verdad es que estaba tan asustado que a veces yo mismo me bloqueaba y no conseguía ver nada mas sintiéndome sumamente perdido, encima cuando consigo encontrar a Yuki veo que hay por ahí otro doble suelto mío y ....- la mirada endurecida de Nakano le hizo retomar la conversación original- bueno, que el tío ese estaba para encerrar, tenia una paranoia muy extraña de que tu le habías matado su familia y encima como le rechazaste, en cuanto te echaste novia y yo conseguí escaparme para ir a buscar a Yuki, él aprovecho para irte a buscar a la residencia donde vivías y te apuñalo ... errr varias veces...
-Tu si que sabes conseguir que me sienta seguro y tranquilo a tu lado-acoto jocoso el guitarrista mientras alzaba una ceja apagando el cigarrillo en un cenicero junto a él- Ahora entiendo el porque de todos los comentarios de K, en fin...
-No me tendrás miedo Hiro verdad?- el cantante le lanzo una mirada suplicante, acuosa, de aquellas que tan sólo él o Sakuma podían obtener con tal grado de éxito. El guitarrista termino negando con la cabeza a la par que le daba un fuerte abrazo al joven de cabellos rosados.
-Por supuesto que no. Yo confió en ti. Ahora si un día te veo acercarte con un cuchillo en la mano, no me grites porque te atice con lo primero que encuentre! -Comento divertido consiguiendo que el cantante también esbozase una sonrisa.
-Si si, en ese caso- puntualizo Shindou con una sonrisa traviesa- te dejo que me pegues y me ates por los pulgares de la lámpara. ¡Pero sólo ahí!- estallo en carcajadas visiblemente aliviado de que su amigo no se lo hubiera tomado de la forma recelosa que esperaba. De todas formas si había hablado con K, sabría que tal posibilidad de que ese suceso se repitiese era nulo por completo, pues ahora estaba en su cuerpo, no de inquilino de nadie.
-Por supuesto! Así que no vengas después a reclamarme la factura del dentista!! -exclamó el guitarrista secundando la risa sana y jovial del cantante que sin poder evitarlo se sintió sumamente tranquilo al haberse quitado otro peso de encima.
******
Shuichi se detuvo en la puerta del estudio, contemplando trabajar al escritor en su novela con cierto grado de reproche. Tras unos minutos en silencio en los que el cantante pensó que su presencia había pasado inadvertida, Eiri se volvió hacia él y con una inusitada sonrisa, informo.
-Dame veinte minutos y cenamos juntos. Quiero terminar estas paginas.
-Ehh claro, por supuesto- confirmo el cantante derretido por aquella deliciosa expresión que aun no se acostumbraba a ver en el rostro del rubio. Suprimió su intención de saltar sobre él para morderle la oreja (no fuera a estropear esa promesa de cena conjunta por una tontería) y regreso de forma silenciosa hasta el salón.
Se apoyo con un hombro en la pared y suspiro.
Todavía faltaban varias cosas para volver a la normalidad. El aire permanecía aun un poco tenso en algunos aspectos, y sin embargo nadie podía culparles por ello.
Tanto cantante como escritor habían desarrollado algunas fobias conjuntas, reflejadas en extrañas o exageradas reacciones que tan sólo ellos mismos podían comprender, llegando a conferirles un aire cómplice de mutuo entendimiento que hasta ese mismo momento no se había dado nunca en la pareja.
Y quizá por ello, Shuichi estaba feliz. Tras un par de angustiosas semanas en el que el escritor estuvo de un humor un tanto insoportable pues se había obcecado en que se había quedado paralítico, pese a las tranquilizadoras palabras de todos que se lo negaban obstinadamente, las cosas empezaron a mejorar.
La rehabilitación de sus piernas empezó a ser un hecho y el que pudiera comenzar a caminar aunque fuera de forma torpe ayudado de muletas, suavizo su irritable carácter, ahorrando muchas lagrimas y remordimientos a su alrededor.
Yuki dejo de estar claramente amargado. Obligo al cantante a mantener varias conversaciones serias en las que decidieron por mutuo acuerdo, olvidar todo lo relacionado con la "incidencia". Y consiguió de igual modo, a fuerza de mordiscos y besos por igual, que Shuichi dejara de echarse a llorar y culparse absolutamente de todo cada vez que por accidente, al tocarle la cabeza rozara la pequeña cicatriz que tan bien se ocultaba bajo el tupido flequillo del rubio donde lo habían disparado.
Ahora el cantante sentía que podía respirar sin miedo, tranquilo y sin arrepentimientos.
El escritor apareció por el pasillo, apartándose el pelo de la frente para descubrir al vocalista plantado en mitad del salón, con aire ausente y una visible actitud nostálgica hacia todo.
No le era fácil ser espontáneo, pero en algunas situaciones como aquella al menos no se le hacia tan complicado. Tomo por detrás la cintura del cantante y enterró el rostro en su cuello. Shindou se sobresalto y posteriormente esbozo una sonrisa reconfortada alzando un brazo hacia la cabeza del rubio a la par que su nombre escapaba de sus labios.
-Yuukii....
-¿Qué ocurre baka?, ¿otra vez en las musarañas?, Pensé que te había dicho que fueras calentando ese potingue tuyo de las pocas cosas que haces que se dejan comer.
-NA! YUKI!! ¡Ese "potingue" es una receta exquisita sacada de un libro facsímil de cocina!! -despotrico el cantante encarando al rubio con arrogancia- ¡¡Y me queda muy bien!!
Con una sonrisa ambigua, el rubio apretó mas la cintura del cantante, atrayéndolo hacia si, comprimiendo sus cuerpos sin dejar resquicio alguno de separación. Se acerco a su boca para murmurar.
-Lo que sea, tan solo quiero comer- el pecho del joven de cabellos rosados se agito cuando los labios del escritor le regalaron una pequeña caricia en los suyos. No podía evitarlo. Aun tenia la sensación de perdida, el temor y el anhelo despiertos en una pequeña parte de su conciencia. Eso le hacia disfrutar cada pequeña atención de Eiri, como si fuera el regalo mas ansiado en su vida.
Se abrazo a su cuello atrayéndolo hacia así, como si él tampoco quisiera dejarlo marchar. ¿Se podría de verdad querer tanto a una persona?, ¿llegar a la conclusión de que era lo mas importante de tu vida?, ¿qué podrías llegar a prescindir absolutamente de todo mientras ella continuase a tu lado?. Shuichi no lo sabia, pero de existir, supuso que para él seria Yuki, su Yuki, el que no querría nunca abandonar. Cuando se quiso dar cuenta estaba llorando de nuevo. Eiri se separo un poco, frunciendo el ceño a la par que le pellizcaba molesto una mejilla.
-¿Ya estamos otra vez baka? ... que paciencia debo de tener contigo, ¿qué es esta vez?¿culpabilidad? ¿miedo?... ¿se te quemo la comida?- apunto con media sonrisa para quitar importancia al asunto. Shindou sonrió ante el esfuerzo del novelista, y sabiendo que si le contaba la verdad se enfadaría, le salió con un tema jovial y cotidiano.
-Le conté a Hiro que en la maquina lo mate.
El escritor alzo una ceja sorprendido. Sacando un cigarrillo le hizo una seña al cantante para que fueran los dos a la cocina.
-Ah vaya, pensé que habías dicho que todavía no estabas preparado para decírselo.
-Y no lo estaba, pero me vi muy presionado. De todas formas creo que Hiro tenia derecho a saberlo.
-¿Y como se lo tomo? -pregunto el escritor sentándose en la mesa, mientras Shuichi sacaba un cacharro de la nevera y lo ponía en el fuego.
-Bien, la verdad es que muy bien. Incluso me hizo prometerle con mi próximo sueldo le regalaría una mágnum último modelo por si algún día necesitaba utilizarla conmigo- comento con una sonrisa divertida revolviéndose el cabello con una mano- aunque yo creo que esa petición es más a causa de esa reciente amistad que esta surgiendo entre K y él, y me lo ha pedido para darle envidia a nuestro manager.
Una leve afirmación por parte del rubio desde la mesa.
Yuki ya se que prometimos que no hablaríamos de esto, ni que interferiría en nuestra vida diaria, pero pese a todo, necesito hablar. Contigo, solo contigo -confeso el cantante tomando asiento junto al rubio- yo quiero saber si de verdad me has perdonado.
Una expresión dispar ante la mueca dolida y necesitada del joven de cabellos rosados. Después el rubio medito que tenia dos opciones, o dejar al cantante con la palabra en la boca y largarse antes de contestar una grosería. O hacerle callar de forma igual de efectiva pero no tan desagradable. Tanto a corto como a largo plazo, una única opción, le pareció la mas adecuada. Sobra decir que fue la segunda.
Inclinándose sobre el cantante, le dio un suave y tierno beso en los labios
-Contesta esto a tu pregunta?
-Pero Yuki yo!- el escritor le hizo ademán de que se callara, con las cejas arrugadas en disgusto.
-Lo que me molesta, es que saques el tema continuamente. Fueron las escasas dos semanas mas desagradables de toda mi vida y preferiría no estarlas recordando continuamente. Cosa difícil si tu no dejas de estarme continuamente preguntando. No estoy enfadado y no te voy a perdonar. Porque no tengo nada que perdonarte.
El cantante fue a abrir la boca nuevamente en una protesta que se silencio de forma cómica, cuando Yuki tomo rápidamente un trozo de bollo que había sobrado del desayuno y se lo metió en la boca haciéndole de tapón.
Si, ya me lo sé, "por mi culpa no se que", mira si te dijera que todo salió como la seda ambos sabríamos que miento- continuo el escritor mirando fijamente al cantante con el trozo de pan aun metido en la boca abierta y las cejas enarcadas en una muda suplica- pero al final puede decirse que todo fue para bien así que tema zanjado!! Y medita fríamente tu próxima pregunta, porque la próxima vez que me preguntes por algo relacionado con esto dormirás en la calle!
-Pero es que...- murmuró Shuichi con el trozo de pan entre los dedos dándole vueltas de forma perdida- al hablar con Hiro recordé que K aun sigue investigando que fue lo que te ocurrió para que súbitamente, empezaran a llegarte toda aquella información que te habían estado enviando durante los meses que estuviste en coma. Me da miedo decirle que fue culpa mía. Y sólo pensar lo que podría haber pasado de no haber llegado él realmente me hace...
Las palabra fueron sustituidas por silenciosas y cristalinas lagrimas que recorrieron las mejillas del cantante hasta precipitarse en sus manos. El escritor se revolvió el cabello cansado, frotándose los ojos a continuación de forma agotada.
-Por algo eres un baka... pero nadie se va a enfadar porque ya se lo esperan todo de ti. De todas formas - puntualizo el novelista mientras levantaba la barbilla humedecida del joven- él no tiene porque saberlo. Eso sólo nos incube a nosotros dos, al igual que todo lo demás. Y te haré una pequeña confesión para que dejes de abordarme con todo esto cada cuatro días - el escritor se aproximo al oído del cantante para murmurarle con aquella voz pausada y sexy que hacia ruborizar tan fácilmente a Shuichi- sin que tu me dijeras nada y mucho antes siquiera de que parecieras, ya tuve un par de tentativas de dejarlas, así que hubieras aparecido o no, tarde o temprano habría renunciado a tomarlas... ¿Sabes por qué? ... Yo- se detuvo un momento ladeando la cabeza de forma incitadora- necesitaba verte
Al separarse, las mejillas del cantante refulgían en un furioso tono carmesí, y sus ojos brillaban en una devoción desenfrenada.
Así que, por favor que sea la ultima vez que me preguntas por esto. Yo pude volverme loco pero tu también pudiste achicharrarte esa pequeña e inútil cabeza tuya. Así que dejémoslo en tablas y olvidémonos de una vez de todo lo relacionado con ello...
-Yukii yo...-un par de lagrimas, esta vez de emoción rodaron por las mejillas del cantante, que estiro los brazos y se abalanzo encima del escritor- TE QUIERO YUUKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!
Con una sonrisa tranquila, el novelista acaricio un par de veces el cabello del joven abrazado a él, hasta que al respirar una vez más, se vio obligado a arrugar un poco la nariz.
-Shuichi...
-Yukiiii - respondió aun emocionado el cantante ajeno al humo que empezaba a formarse encima del puchero de la vitroceramica.
-Se te esta quemando la comida.
-ARG!!
El cantante se soltó, corriendo rápidamente al fogón. Lamentablemente el daño fue irreparable.
*****
-Disculpe no se quien es usted ni que parentesco tendrá con Yuki-san, pero fue él mismo el que me informo el mes pasado que se reincorporaba al trabajo y que por lo tanto hablase con las editoriales sobre un nuevo titulo para poner a la venta dentro de aproximadamente seis meses. Si tiene alguna duda trátelo directamente con el.
-Ya veo. Muchas gracias por su tiempo y disculpe las molestias.
Thoma colgó el teléfono de su oficina, observando con desagrado a K, que le miraba de forma ilegible.
-Bien, por lo visto no hay nada que hacer. Eiri-san es el mas terco de todos, todavía debería estar en reposo pero se niega a aceptarlo, actuando como si...
-Como si pudiera valerse por si mismo?- puntualizo el manager con una sonrisa de satisfacción ante la mueca airada que arranco del presidente- Quizá es porque simplemente puede. El mismo debe de tomar sus propias decisiones.
Con una sonrisa suave, el presidente entrelazo los dedos sobre la mesa y se volvió hacia el manager de Bad Luck
-Disculpe Mr. K, pero creo que en ningún momento he pedido su opinión sobre este asunto en concreto.
-Todavía me guardas resentimiento por no contarte que fue lo que paso cuando me "conecte" True? -inquirió el rubio ante la sonrisa tirante del rostro del presidente- JAJA, veo que algunos aun no saben perder. Espero que no fuera por esa razón por la que me has citado una vez más en tu oficina. Ya sabes que yo para mis representados soy como el padre para sus hijos y todo lo que me digan lo guardo como secreto de sumario, así que es tonto que sigas insistiendo después de tantos meses JAJAJA
Tratando de no parecer haber estado puesto en evidencia, Seguchi, sonrió nuevamente y ofreció asiento al rubio americano.
-No, se trata de la campaña de....
****
Tan sólo oscuridad hubiera podido filtrarse a trabes de aquella ventana. Shuichi se arqueaba gimiendo de forma contenida. Sus manos estaban clavadas en la afiebrada espalda de escritor que se movía sobre él de forma constante, regalando pequeños besos a lo largo de su cuello.
-Yuuuukiiii ...- gimió un poco más alto el cantante, cuando las manos del escritor se clavaron más profundamente en la ardiente carne de sus caderas, y sus envestidas se incrementaron ganado fuerza y velocidad.
Yukiii... ahh... por favor... yo quería... yo ya...
El escritor dejo escapar un jadeo ronco, cuando con cierto esfuerzo logro detener todas sus acciones, sacando su miembro erguido y rezumante del interior del cantante. Bajó él, Shuichi se aparto torpemente el cabello pegado a su frente, emitiendo un lloriqueo necesitado a la par que con las piernas abiertas, levantaba instintivamente las caderas en busca del ansiado contacto o el cálido abrigo que ofrecía el cuerpo del rubio a su piel.
-¿Qué es lo que quieres?
Con una sonrisa ufana, el novelista invito al cantante a ponerse de rodillas sobre la cama al igual que él.
Los brazos de Shuichi no tardaron en abarcar el contorno del cuello del escritor, enterrando sus dedos en las doradas hebras de su cabeza, facilitando su equilibrio en el momento en que con decisión y necesidad, introdujo su propia lengua en la boca del rubio, buscando con insistencia a su igual para enzarzarse en una lucha de poder y dominación.
Las manos del novelista vagaron por la espalda del cantante, bajando por toda su anatomía hasta llegar a sus nalgas, las cuales acaricio y apretó, deslizando uno de sus dedos por la abertura entre ambas hasta llegar a la altura de la entrada dilatada del vocalista en la que introdujo un dedo con malicia. Shuichi jadeo en sus labios abiertos y húmedos, apretándose contra él, friccionado su erección rezumante contra la erección del rubio que estaba tan o más ansiosa que la suya propia.
El escritor volteo al cantante, oprimiéndose en su espalda, enterando su miembro erguido entre las nalgas de éste que gimió implorante mientras las manos del novelista acariciaban su cintura, las caderas y posteriormente las piernas hasta llegar nuevamente a sus ingles o la parte interior de sus muslos, donde sus dedos dibujaron perfiles pero sin tocar la parte mas necesitada.
-Yuukiiii...por favor.... te necesito...
-¿Qué necesitas? - ronroneo el rubio marcando un camino húmedo con la punta de su legua desde la clavícula, pasando por el cuello y finalizando en la parte superior de su oreja, donde la mordisqueo de forma lasciva provocando temblores en el cuerpo del joven de cabellos rosados, impaciente y necesitado.
-Yuki me duele mucho. Por favor!- imploro el cantante recostando la cabeza hacia atrás para apoyarla en el hombro del rubio, clavando de igual forma sus uñas en los muslos de éste, ante la necesidad reprimida. Restregando su espalda en el cuerpo ardiente del novelista que dejo escapar un gemido ronco cuando las nalgas del cantante frotaron su miembro palpitante.
-Esta vez seré bueno. Te daré tu premio por no haberte corrido antes de tiempo Shuichi -accedió finalmente el escritor, más por necesidad propia que por clemencia hacia el cantante.
-... ah ahhhhhhhhh... Yuukiiii!!!- jadeo sordamente cuando el escritor finalmente le presto la atención que requería, y en un movimiento determinante, volvió a penetrarle desde atrás, ayudado de sus manos que habían regresado a las caderas del joven de cabellos rosados presionándole hacia abajo, tratando de hallar el punto máximo de unión entre ambos.
Con las manos aun sobre su cadera, Yuki comenzó a embestir lentamente al cantante que dejaba escapar suaves jadeos, aun agarrado difícilmente a las piernas del novelista.
El rubio comenzó a mordisquear y chupar la curvatura del cuello del cantante, manteniendo unos movimientos lentos y tortuosos.
-¡¡Yuuukiii vas a matarme!! Ah... por favor... me duele ...ahhhh ¡Dijiste que serias bueno!
Dibujando una sonrisa contra la piel de su espalda, el novelista abandono la sujeción de una de sus manos en la cadera y con la punta de sus dedos acaricio toda la longitud del miembro del cantante hasta llegar a la punta, donde la presiono y la froto levemente.
Shuichi temblaba, con el corazón latiéndole tan rápido que parecía que se le saldría del pecho. A duras penas conseguía mantener el equilibro sobre las rodillas, y termino soltándose de las piernas del rubio para caer hacia delante y sujetarse con fuerza a las sabanas de la cama, mientras el rubio continuaba embistiéndole con la misma energía y compás con la que ahora acariciaba su miembro.
-Ahhhhh Yuki!!! Yo ya ... Yuki yo.....
Viendo que el cuerpo del cantante empezaba a tensarse, el rubio jadeo ganando por su parte más velocidad a la par que comenzó a acariciar con más fuerza el miembro torturado de éste.
Arqueándose hacia atrás, el cantante jadeo sonoramente alcanzando el clímax. Los músculos de su cuerpo se tensaron en respuesta, contrayéndose de igual modo su entrada. El novelista le invistió un par de veces más en aquel prieto y húmedo interior, alcanzando así su propio orgasmo, tras el cual respiro de forma agitada, aun sobre el cantante, acariciando y apretando de forma necesitada la piel de sus muslos.
Con sumo esfuerzo salió del interior de Shuichi, y tras una profunda exhalación, se dejo caer sobre el colchón, con el cantante acurrucándose sobre su pecho en busca de calor.
-¿Ahora te encuentras mejor? -pregunto con socarronería el rubio acariciando de forma distraída la piel que aun quemaba al tacto de la espalda del cantante. Con el rostro rojo, y la respiración ahogada, el vocalista sonrió afirmando con la cabeza.
Las caricias es su cabello cada vez se fueron haciendo más suaves y distanciadas, el vocalista tuvo la sensación de que el escritor se estaba quedando dormido. Se abrazó un poco más fuerte a él y ronroneó:
-Yuki te quiero
El aludido emitió un gruñido suave a modo de contestación. Shindou se quedo en silencio, disfrutando de la respiración tranquila manifestada en movimientos rítmicos en el pecho del rubio.
Por lo menos llevaban varias semanas durmiendo bien, el rubio ya no se despertaba en mitad de la noche gritando, con el cuerpo empapado en sudor, y las mejillas humedecidas de tibias lagrimas producto de las pesadillas.
Separándose un poco de él, el cantante observó en la penumbra el rostro tranquilo y sereno del escritor. Acaricio su cabello, y aparto de forma minuciosa el flequillo perfilando la tenue cicatriz bajo él que se perdía donde las hebras doradas se volvían más espesas.
Sonrió de forma inocente recordando los primeros días tras la operación cuando a Yuki le habían rapado la mitad de la cabeza. Por aquel entonces se había asustado mucho al pensar en la cara que pondría el rubio si al despertarse, se viera medio coco pelado, al más puro y clásico estilo de su familia de monjes budistas.
Acaricio esa cicatriz de forma amorosa, como si ella fuera la promesa impresa en su cuerpo de que el rubio quería protegerle y se acurrucó nuevamente en el calor que su cuerpo le ofrecía.
Cuatro meses de relativa paz, y aun este simple y cotidiano echo le parecía maravilloso al evocar inevitablemente las largas noches sin el escritor, y posteriormente el miedo a perderlo porque este lo hubiera sustituido por "Kitazawa".
Recordó haber estado muchos días deprimido cuando el novelista le había confesado que si en un principio fue reticente a abandonar la maquina, no había sido sólo porque dada la situación había sido bastante -por no decir extremadamente- complicado saber cual era la opción correcta, sino que además le había estado pudiendo su sentimiento de culpabilidad para con su antiguo profesor americano. El haber reconocido desde el principio que aquello se trataba de una falsa, habría sido destruir su ultima posibilidad de librarse de la culpa y el remordimiento que le llevaban carcomiendo desde la adolescencia. Shuichi de cierta forma comprendió, que el escritor hubiera querido creer ciegamente que todo aquello era cierto: La maquina le había ofrecido un mundo perfecto donde su conciencia estaba limpia. Entendía que no hubiera querido renunciar tan fácilmente a él. Pero esa misma comprensión le había deprimido especulando que en realidad, Eiri hubiera preferido compartir su vida con el profesor americano y no con él, siendo su mera presencia un sustituto casual de los verdaderos deseos o anhelos del rubio.
El cantante había estado inusitadamente serio durante todos esos días, echo una bola en el sofá sin estar viendo la tele, extremadamente silencioso en las cenas, sin molestar al escritor una sola vez cuando éste estaba en su estudio trabajando, y yéndose el primero a dormir sin apenas hablarle.
Tan sólo cuando a los pocos días, viendo que el rubio en su fría rutina no iba a preguntarle que le ocurría, reventó en reclamaciones ahogadas apareciendo en su estudio llorando a lagrima viva.
Eiri le había mirado con una ceja alzada de incomprensión, para acto seguido, darle un considerable coscorrón y llamarle estúpido de varias contundentes maneras. Se había levantado el flequillo de la frente y señalando su cicatriz había exclamado: "¿Crees que me dejaría disparar por alguien más que tu? ¡Deja de tener siempre tan poca confianza en ti mismo baka!"
Si bien aquello no fueron las palabras tiernas y románticas que hubiera esperado (o deseado) el cantante, fueron lo suficientemente buenas y significativas para él, que vio su animo recuperarse rápidamente.
Y ahí estaba nuevamente él, acurrucado junto al rubio, que empezaba a emitir unos cómicos ronquidos en mitad de la noche, mientras el cantante seguía divagando, recreándose en aquel "te quiero" que el escritor no había vuelto a pronunciar desde entonces.
-Debías de estar muy asustado para decírmelo- murmuró con una sonrisa queda el joven de cabellos rosados, cerrando los ojos de forma cansada. Pero le daba igual, ahora podía prescindir de ello, se sentía apreciado a su lado. No necesitaba las palabras, valían más los pequeños detalles. Pequeños detalles como no haberse enfadado cuando le contó un poco por encima lo que había echo los meses que había estado en coma, así como lo que había pasado Sakuma.
Había estado muy tenso, esperando que el escritor que lo tenia recostado sobre sus rodillas fumando mientras lo escuchaba, le hubiera pegado un empujón para encontrarse acto seguido la maleta con sus cosas en la puerta. En cambio el rubio había gruñido y tras preguntar suavemente intentando parecer casual "¿Dónde esta * ese * ahora?" y Shindou le respondiera "La verdad hace mucho que no hablo con él y no lo sé exactamente" el rubio pareciera más tranquilo y no le diera en principio mayor importancia.
Yuki entre abrió los ojos de forma cansada, con la sensación de tener frío a causa de la humedad, humedad procedente de la babilla que rezumaba de la boca del cantante que dormitaba con la boca abierta, embadurnándose la barbilla de saliva como parte de la piel del rubio.
-Serás guarro...-murmuro con una sonrisa el novelista que trató de incorporarse, zafándose del cantante que siguió roncando en la cama, babeando ahora parte del colchón mientras ronroneaba y hacia sonidos divertidos y tiernos por igual.
Una par de prendas limpias y una ducha rápida, y el novelista se acomodo delante de su portátil. Si Shuichi había regresado a su trabajo un par de meses después de conseguir el alta en el hospital, dándolo todo, y consiguiendo a los pocos días lanzar un nuevo numero uno en ventas, Eiri tenia muy claro que él no iba a estar en inactivo durante meses enteros esperando hasta que la inspiración volviera a fluir por su cabeza.
Aprovecharía sus dudas, y los acontecimientos que le habían ocurrido para su próximo lanzamiento literario. Necesitaba expresarse y disipar las vacilaciones de aquel cabezota que vivía con él. Por una vez copiaría a Shuichi. Si Shindou utilizaba sus canciones para "cantarle" como se sentía, el utilizaría por primera vez sus libros para hacer exactamente lo mismo. Envolvería los hechos, enmascararía los personajes, pero el cantante sabría perfectamente el significado oculto de cada palabra o cada párrafo que leyera.
Ese iba a ser su regalo, el obsequio por traerlo de vuelta. Shuichi le regalo Ausencia. Él le regalaría Aicnesua.
-Y quizá así deje de lloriquear a escondidas... baka.. pensara que no me he dado cuenta... tan tonto es que no es consciente, que lo que siento por él, "si es lo que llaman amor"- exclamó con voz teatral permitiéndose una sonrisa sincera al recordar como al principio de su relación, su hermano se burlaba de él pues por lo visto a veces si hablaba en sueños y tenia la mala fortuna de decir cosas comprometidas.
El documento se abrió y el cursor parpadeante le indico al novelista donde debía continuar. Colocándose las gafas, releyó las ultimas líneas y sin vacilación, sus dedos adquirieron autonomía propia y empezaron a tipografiar lo que por la mente del escritor desfilaba.
"[...]Y la chica grito, asustada, tambaleante, arrancándole las pastillas de las manos como si se tratase de un veneno que fuera a privarle de lo que mas anhelaba en el mundo.
-No te las tomes! ¡Son ellas las que te mantienen aquí!
El hombre no la escucho, no podía escucharla. La fuerza de la logia pesaba más que los cálidos sentimientos que albergaba hacia ella. Le arrebato con facilidad el frasco de la mano. Por accidente, una pastilla se partió a la mitad y confundido, comprobó que dentro de ella no había absolutamente nada. Incrédulo, sus ojos se volvieron hacia la joven llorosa, de aspecto frágil y necesitado, con aquellos hermosos ojos redondos suplicantes.
Su expresión denotaba que el hombre estaba profundamente confundido.
-¿Nada?- pregunto al fin- ¿No hay nada en ellas?
-Si que lo hay
Afirmó la chica cerrando los ojos, dejando que sendas lagrimas translúcidas rodasen por sus mejillas pálidas, nacaradas, casi tan perfectas como las de una muñeca.
Ellas contienen tu deseo de permanecer aquí [...]"
El escritor continuó escribiendo mientras en aquella esplendorosa mañana en Tokio, las emisoras locales comenzaban su jornada laboral con las melodías mas pegadizas y enérgicas del día. El trafico en las afueras empezaba a aglomerarse como venia siendo por costumbre. Las aceras cada vez estaban mas atestadas de gente que iba a la escuela o al trabajo. Cientos de tostadas saltaban al unísono de sus artefactos. O el sonido de las aspas de un helicóptero resonaba con más fuerza a cada segundo que pasaba en el rojizo amanecer, mientras se aproximaba describiendo temerarias cabriolas al lugar donde un joven de cabellos rosados seguía durmiendo placidamente ajeno a que una vez más, llegaba tarde al trabajo.
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Bueno, el final, final ^^UUU. En principio iba a ir el extra que iba a ser el prologo, el hacer este tipo de epilogo no había sido nada fijo para mi, tan sólo una opción que rondaba en mi cabeza para hacer si en algún momento se presentaba la ocasión, pero dado que el "prologo" se me estaba atascando y sinceramente (me esta saliendo una muermada XD) y que he visto que a mucha gente le han quedado dudas comunes. Decidí escribir primero esto ^^UUU. Espero que haya gustado. El extra... psss, a saber.... ^^UU
Por cierto, comentare como curiosidad para aquellos despistados que se estén preguntando todavía porque carajos elegí un titulo tan raro, Aicnesua es Ausencia al revés. No es que quisiera hacer "exótico" es que me pareció bastante simbólico teniendo en cuanta que Yuki estaba buscando a Shuichi porque no estaba, de igual modo que éste sentía el vacío del rubio en el otro lado y para finalizar era el nombre de la canción que Shuichi le dedico al despertar. Era una chorrada pero me pareció divertido por eso de que al principio Yuki veía algunos mensajes al revés ^o^
Un saludo a todos
Ja-ne!
Ante las palabras del doctor, Yuki se limito a con parsimonia, extraer un cigarrillo de la caja de tabaco y encenderlo con premeditada lentitud delante del doctor que comenzó a toser con demasiada insistencia para tratarse de un catarro convencional. Cuando este vio que con su fingida carraspera no conseguía nada señalo.
Disculpe, peor esta prohibido fumar en las instalaciones.
-Algo mas? -pregunto el rubio con frialdad, expulsando la primera bocanada de humo ajeno a la mueca de disgusto del hombre frente a el.
-¿Algo mas de que?
-¿Qué si va a decirme algo más o ya puedo marcharme?
El hombre se sintió confuso ante la frialdad del escritor. Esperaba unas palabras de agradecimiento, una sonrisa o quizá indicios de algún tipo de emoción jubilosa exteriorizada. Pero no hubo nada de eso, el rubio continuo en su silla, fumando de forma indiferente, con la actitud de que cualquier cosa en aquélla pequeña habitación era más importante que el propio medico, incluida la papelera.
-No... nada más, puede marcharse.
Se levanto de forma cansada, dejando las muletas con las que había entrado en la consulta momentos antes, olvidadas en la pared. Eiri estaba ojeroso y sin saludo alguno abandonó la consulta con la clara intención de no regresar.
El medico lo estudio sin entender el porque de tan fría y prepotente actitud. Bajo su punto de vista aquel hombre era un milagro andante, debería de estar "criando malvas" según la clásica y popular expresión, por lo que el verlo fumar de forma tan arrogante cigarrillos delante de sus narices, lo consideraba una grave ofensa a su ética profesional.
En cambio la situación para el rubio era un tanto distinta, se había tragado bastante y despectivas palabras a lo largo de las consultas de aquellos meses, antes tantas y tan variopintas insinuaciones de que debía de estar agradecidísimo al progreso y el trabajo conjunto de la plantilla de aquel hospitalucho.
Pero él tenia su versión. Y era que si hubiera sido por la maquina, la misma maquina de la que tanto se vanagloriaban los expertos y por la que tantas palmaditas amistosas se daban en la espalda, hubiera estado años en aquel onírico tipo de coma. Había sido Shuichi el que lo había rescatado, una vez más, había sido el cantante el que lo había devuelto a la vida, en todos los aspectos aplicables de la palabra.
Abandono el hospital, con varias mujeres volviéndose a verle y murmurando entre dientes. Seguro la gran mayoría de ellas lo habrían visto intubado alguna vez. Al escritor le irritaba hasta lo extremo, el haberse sabido aunque fuese de cierta parte, una atracción turística de circo, o una maravilla excéntrica a contemplar por todos con ojos del que estaba mirando al Yeti de las nieves sacado de su ámbito natural (si es que tenia alguno).
Tales excéntricos y amargados pensamientos desaparecieron al escuchar la bocina de un coche, en realidad la de su coche, llamándole a varios metros de la entrada.
Se dirigió hacia él con paso seguro, con ambas manos metidas en los bolsillos y sus opacas gafas de sol devolviéndole aquel aire misterioso y atrayente que siempre le había caracterizado. Cuando abrió la puerta del copiloto o acompañante, Shuichi sentado en el volante le sonrió con expectación.
-¡¿Qué te han dicho?!
El rubio se sentó, dejando escapar un suspiro pesado mientras cerraba la puerta, y quitándose las gafas opacas observó divertido al cantante sentado como conductor en su cuidado mercedes. Si alguna vez alguna persona le hubiera comentado que alguien a excepción él mismo cogería su coche y que además, no le importaría en absoluto, se hubiera burlado de la forma tan sutil que solo él dominaba. No obstante había resultado grato descubrir que el cantante había sacado el carné de conducir en los meses que el estuvo en coma. Según palabras textuales del propio Shuichi, esa había sido una de tantas otras de sus propuestas de "para cuando Yuki despierte".
Había preferido mil veces en su convalecencia, tener que depender de él a la hora de ir a algún sitio, que necesitar recurrir a los servicios de Thoma, Mika o cualquier otro conocido que en su preocupación, le asfixiase y atosigase hasta lo inhumanamente soportable.
-Que debo de alegrarme de estar vivo, y que son todos maravillosos -acoto con ironía el rubio poniéndose el cinturón de seguridad- vamonos a casa.
Con los brazos descansando sobre el volante, el cantante dejo escapar un suspiro resignado. Entendía mejor que nadie los cambios de humor del escritor igual que este había empezado a entender tiempo atrás los suyos. Todavía ambos estaban un poco sensibles ante el tema.
Shindou retiro el freno de mano y con cuidado puso en marcha el motor del automóvil arrancándolo de forma suave. Una vez fuera de las instalaciones, sonrió de forma nerviosa para murmurar:
-De todas formas no puedes quejarte Yuki, al menos a ti no te declararon oficialmente loco y trataron de internarte en el psiquiátrico... de verdad que no sé que habría echo si hubiera vuelto allí... si Thoma no hubiera echo nada...
Se volvió con una mueca circunspecta hacia él. Yuki sabía perfectamente que no solo él había quedado marcado por la experiencia, sino que el cantante al haber estado de forma consciente mas tiempo en la maquina, había quedado tanto o más que él. Aquel habitual pensamiento, tan sólo le provocaba una sensación de inexplicable necesidad de protección para con él. Había echo tanto, había arriesgado tanto... y no se lo había recordado ni una sola vez.
Con cuidado de no distraerle demasiado del volante, Yuki acaricio la mejilla del joven de cabellos rosados, con lo que terminó silenciándole al posar la yema de sus dedos en sus labios.
-No hubieras vuelto por la sencilla razón de que nunca estuviste realmente ahí, como tu me repetiste continuamente aquello no era real, esto si lo es -se acerco y sin dejar de mirar la carretera de reojo le dio un suave beso en la comisura de los labios arrancando un débil y tierno sonrojo del cantante- y segundo. Yo nunca lo hubiera permitido... además - apunto con un deje de comicidad que cambio la formalidad de la conversación- sabes de sobra que no habrían dicho nada semejante si hubieras dejado de comportarte de manera extraña negándote a responder cualquiera de sus preguntas...
-Pero Yuki yo... - el cantante enrojeció más, golpeando el volante nervioso con los dedos- no entendía porque tenia que responderles, era nuestra vida, tu pasado, cosas intimas, no se porque tenia que contárselas...
-Porque son unos buitres- respondió fríamente el escritor. A lo lejos vio aparecer el contorno de su piso. Exhaló el aire de sus pulmones cerrando los ojos- nosotros no les importamos en absoluto, tan sólo el éxito del proyecto. Necesitaban los resultados y tu al negarte a dárselos se lo estabas poniendo difícil.
***********
Aun y pese a todo, Hiroshi no se acostumbraba a verlo llegar en aquel regio coche de marca extranjera, imaginándose siempre ver bajarse al rubio de él que a su amigo de la infancia. Éste cerró la puertas de manera torpe, asegurándose varios cientos de veces que lo había atrancado correctamente, para a continuación, salir corriendo hacia él con la mochila recargada en uno de sus brazos.
-Oks Hiroshi-kun, como ya ha llegado Shindou-kun me marchare -en la cafetería, el manager del grupo deposito unas cuantas monedas sobre la mesa justo a su café vacío, y procedió a ponerse la chaqueta de su traje formal- pero si sigues teniendo dudas de porque se comporta de esa forma tan fría contigo, seria mejor que se lo preguntaras a él directamente. Es cierto que yo lo sé porque estuve "dentro", pero es algo que tan sólo el debe decirte.
Con una sonrisa conciliadora, K poso su manaza sobre el prolijo cabello del guitarrista revolviéndolo de manera fraternal mientras este cerraba un ojo y hacia muecas de desagrado.
Y no te preocupes, pese a la desconfianza que haya podido generarte, Shindou-kun es exactamente el mismo Shindou-kun que conocíamos, quizá haya madurado un poco...-comentó el rubio cuando el cantante se acerco a ellos dos corriendo, agitando el brazo con tan energía que empujo a un transeúnte casual y tanto él como el desconocido cayeron sobre una de las mesas de la cafetería tirandola de igual modo que a las sillas que la acompañaban y algunas sombrillas contiguas. El rubio los miro con una mueca circunstancial antes de continuar con una carcajada- pero es tan sumamente poco que no creo que podamos siquiera apreciar la diferencia!!
-AHH Lo siento!!!- se disculpo Shuichi poniendo rápidamente todo el pie, para llegar de un par de pasos al lugar donde estaban el guitarrista y su manager-¡Ah K!! ¿Estabas Aquí? No lo sabia!! Pero...te vas ya?
-Yes! La ajetreada vida del manager. ¡Nunca descansa! -acoto con una sonrisa triunfal el rubio de largos cabellos intentando marcharse, pero comprobando que efectivamente y una vez más, tenia a un Shuichi agarrado a su pierna llorando de forma emocionada. El rubio se rasco detrás de una oreja nervioso mirando al su representado, dándole unas palmaditas confiables para ver si este se soltaba.
Shuichi-kun, ¿Cuándo vas a dejar de hacer eso? Ya me has dado las gracias... -el rubio empezó a hacer cuentas con los dedos mirando al techo de forma distraída- unas siete millones trescientas cuarenta y seis mil doscientas ochenta y dos, no, ochenta y tres veces. Creo que ya es suficiente!! Además ya te dije que con las ocho docenas diarias de pastelitos que me obsequiaste la dos primeras semanas ya me di por satisfecho....
El cantante miro hacia arriba con ojos llorosos, de cachorrito abandonado, mientras el manager le sonreía de forma serena. Se soltó de él por primera vez en todo aquel tiempo con una expresión seria, e hizo una inclinación de cabeza al más puro estilo convencional para añadir solemnemente
-Gracias K, es que sinceramente, las cosas habrían salido muy mal sino llega a ser por ti. Hasta el mismo momento en que llegaste ni siquiera me sentía yo mismo del miedo que tenia, y tu hiciste tanto por nosotros...
-JAJAJA! Lo sé, lo sé! Pero para eso soy tu manager -acoto el rubio cogiendo al cantante por los hombros y sentándolo junto al guitarrista que miraba interesado la escena- ¡¡Ahora es el momento de que hables con Nakano-kun, seguramente tenéis mucho que contaros! Byeeeeee!!!
Y moviendo la mano de forma briosa, el manager desapareció de la terraza cubierta. Con una mirada esquiva, el cantante empezó a estudiar todo su alrededor de forma tensa, aparentemente ajeno a los dedos de Hiroshi que tamborileaban impacientes el borde de la mesa.
-Shuichi, deberíamos hablar....
-HUIIIIII acabo de recordar que era en este sitio en el que servían unos riquísimos bocadillos con beicon y ....
-Shuichi, no otra vez no, me llevas haciendo lo mismo desde que saliste del hospital. Te he dado tiempo, he sido comprensivo, pero ahora tenemos que hablar.
-Para que? -pregunto dolido el cantante con algo de resentimiento tiñendo sus ojos- si te has hecho muy amigo de K durante todo este tiempo, ya te lo habrá contado todo él...
- Si no te conociera, pensaría que te estas poniendo celoso Shu-chan... -apunto el guitarrista esbozando una maliciosa sonrisa a la par que se acercaba a su amigo, que ruborizándose, le eludió volcándose a juguetear con la cucharilla del café vacío del manager.
No seas tonto, he hablado con K porque llevo intentando hablar contigo desde hace semanas y tu siempre me sales con largas -el guitarrista se aparto el pelo de la cara y empezó a hurgarse en el oído con indiferencia- pero es como si todos lo que estuvisteis metidos en la maquina estuvieseis conchabados, y ahora existiera algo intangible que os vinculara. Estaba preocupado, muy preocupado, tenia miedo que te hubiera pasado algo que ya no volvieras a ser el mismo... además K me asusto, me dijo que me estabas ocultando algo, algo importante. Incluso me dijo que tuviera cuidado contigo. ¿Por qué?
El cantante suspiro, enfrentándose a sus amigo, apartando a un lado sus pataletas o dejes infantiles con los que supo que no iba a conseguir nada. En realidad tenia pensado contárselo... tal vez un par de veintenas de años más tarde, pero tenia pensado contárselo desde el principio.
-Bueno ya sabes como fue todo... -empezó a frotarse en cabello de forma nerviosa- yo tampoco lo tenia muy claro el principio pero allí tu...
-Shuichi, tu nunca me has hablado de lo que te paso dentro. ¿Estaba yo? -preguntó con sorpresa real el guitarrista cruzándose de brazos sobre la mesa. El cantante cabeceo- ¿Pero te acuerdas de todo? Quiero decir, era tan real?... yo tenia entendido que era una especie de animación suspendida en la que como mucho se "soñaba"
-No Hiro, aquello era asquerosamente real, como una mala broma. Se sentía el frió, el hambre, el dolor, y en realidad podía ser tan real como estar hablando aquí contigo y si... me acuerdo de todo. Alguna partes empiezan a estar un poco mas difuminadas en mi cabeza, pero otras siguen terriblemente reales. Yuki y yo todavía tenemos pesadillas algunas noches...
Miro a su amigo con lastima, el cantante parecía algo desamparado emocionalmente en aquel momento. Arrimo su silla para tenerlo mas cerca y le coloco un brazo en el hombro.
-Yo no te puedo contar todo, sus cosas de Yuki, cosas de su pasado y yo no...
-Si ya lo sé -corto dulcemente el guitarrista con una sonrisa- las mismas cosas que te negaste a detallar y por las cuales a aquel doctor se le hinchó la vena de la frente y amenazo con mandarte al "loquero" hasta que te pudrieras o te dignases a rellenar sus cuestionarios.
Shindou cabeceo con una sonrisa mansa en los labios, apoyando lánguidamente la cabeza en el hombro de su amigo.
-Pero lo que K te decía... bueno no te asustes, en la maquina ... yo errr ...en la maquina yo te mate y...
No tuvo que ser muy receptivo, para sentir que Nakano había adquirido un grado de rigidez inusitado. Shuichi rodó los ojos hacia otro lado, hablando de forma extrovertida como si con ello consiguiera cambiar el ambiente de la conversación.
En realidad casi te mato dos veces, la segunda no porque llego K y lo confundí con Yuki, entonces tu que estabas atado en la cama empezaste a patalear y te vi...
-Me estas asustando Shu, la verdad... no me extraña que K me dijera que te "vigilara" por si hacías cosas raritas...
-Si bueno, pero es que en realidad no fui realmente yo- se excusó el cantante abrazándose a la cintura del guitarrista por si este trataba de en un impulso, salir corriendo- en realidad la explicación una vez que me puse a pensarla fríamente me pareció muy divertida...
-Seguro... -comentó Nakano sacando un cigarrillo de su chaqueta.
-Sabes que excepto Yuki, todos tuvimos que adoptar otras "identidades" quiero decir, Yuki era Yuki pues desde el principio era el eje. Pero los demás tuvimos que "robar" una identidad para poder "jugar" dentro de la maquina...
El guitarrista había adquirido una expresión derrotaba en el rostro y se limitaba a fumar, escuchando en silencio, con la clara impresión de que con aquella extravagante historia habría salido una buena película de ciencia ficción.
Entonces yo como entre mal, la identidad que aborde no quedo plenamente incapacitada, sino que a veces él me bloqueaba a mi y tonaba nuevamente el control de su cuerpo... graciosamente siempre que me encontraba con Yuki o alguien que me recordaba a Yuki, era yo el que volvía a tener el control. La situación fue divertida porque era una especie de doble personalidad de esas chungas que salen en las películas, la parte malvada que trata de asesinar a toda la familia en venganza de...
-Shuiichiii, al grano, vete al grano....
El cantante sonrió de forma nerviosa, empezando a juguetear con los dedos en la espalda de su amigo.
-Pues que resulta que la identidad en la que entre, estaba profundamente enamorada de ti desde la escuela primaria - el comentario arranco un profundo sonrojo del cantante ante la mueca sorprendida e incluso divertida del guitarrista- pero estaba un poquitin mal de la cabeza... y por lo visto yo no lo sé, no me acuerdo prácticamente de nada de lo que hice cuando era él. Tubo que ser K el que luego me contara lo que sabia con la información que había obtenido, porque yo tenia una ligera idea, pero la verdad es que estaba tan asustado que a veces yo mismo me bloqueaba y no conseguía ver nada mas sintiéndome sumamente perdido, encima cuando consigo encontrar a Yuki veo que hay por ahí otro doble suelto mío y ....- la mirada endurecida de Nakano le hizo retomar la conversación original- bueno, que el tío ese estaba para encerrar, tenia una paranoia muy extraña de que tu le habías matado su familia y encima como le rechazaste, en cuanto te echaste novia y yo conseguí escaparme para ir a buscar a Yuki, él aprovecho para irte a buscar a la residencia donde vivías y te apuñalo ... errr varias veces...
-Tu si que sabes conseguir que me sienta seguro y tranquilo a tu lado-acoto jocoso el guitarrista mientras alzaba una ceja apagando el cigarrillo en un cenicero junto a él- Ahora entiendo el porque de todos los comentarios de K, en fin...
-No me tendrás miedo Hiro verdad?- el cantante le lanzo una mirada suplicante, acuosa, de aquellas que tan sólo él o Sakuma podían obtener con tal grado de éxito. El guitarrista termino negando con la cabeza a la par que le daba un fuerte abrazo al joven de cabellos rosados.
-Por supuesto que no. Yo confió en ti. Ahora si un día te veo acercarte con un cuchillo en la mano, no me grites porque te atice con lo primero que encuentre! -Comento divertido consiguiendo que el cantante también esbozase una sonrisa.
-Si si, en ese caso- puntualizo Shindou con una sonrisa traviesa- te dejo que me pegues y me ates por los pulgares de la lámpara. ¡Pero sólo ahí!- estallo en carcajadas visiblemente aliviado de que su amigo no se lo hubiera tomado de la forma recelosa que esperaba. De todas formas si había hablado con K, sabría que tal posibilidad de que ese suceso se repitiese era nulo por completo, pues ahora estaba en su cuerpo, no de inquilino de nadie.
-Por supuesto! Así que no vengas después a reclamarme la factura del dentista!! -exclamó el guitarrista secundando la risa sana y jovial del cantante que sin poder evitarlo se sintió sumamente tranquilo al haberse quitado otro peso de encima.
******
Shuichi se detuvo en la puerta del estudio, contemplando trabajar al escritor en su novela con cierto grado de reproche. Tras unos minutos en silencio en los que el cantante pensó que su presencia había pasado inadvertida, Eiri se volvió hacia él y con una inusitada sonrisa, informo.
-Dame veinte minutos y cenamos juntos. Quiero terminar estas paginas.
-Ehh claro, por supuesto- confirmo el cantante derretido por aquella deliciosa expresión que aun no se acostumbraba a ver en el rostro del rubio. Suprimió su intención de saltar sobre él para morderle la oreja (no fuera a estropear esa promesa de cena conjunta por una tontería) y regreso de forma silenciosa hasta el salón.
Se apoyo con un hombro en la pared y suspiro.
Todavía faltaban varias cosas para volver a la normalidad. El aire permanecía aun un poco tenso en algunos aspectos, y sin embargo nadie podía culparles por ello.
Tanto cantante como escritor habían desarrollado algunas fobias conjuntas, reflejadas en extrañas o exageradas reacciones que tan sólo ellos mismos podían comprender, llegando a conferirles un aire cómplice de mutuo entendimiento que hasta ese mismo momento no se había dado nunca en la pareja.
Y quizá por ello, Shuichi estaba feliz. Tras un par de angustiosas semanas en el que el escritor estuvo de un humor un tanto insoportable pues se había obcecado en que se había quedado paralítico, pese a las tranquilizadoras palabras de todos que se lo negaban obstinadamente, las cosas empezaron a mejorar.
La rehabilitación de sus piernas empezó a ser un hecho y el que pudiera comenzar a caminar aunque fuera de forma torpe ayudado de muletas, suavizo su irritable carácter, ahorrando muchas lagrimas y remordimientos a su alrededor.
Yuki dejo de estar claramente amargado. Obligo al cantante a mantener varias conversaciones serias en las que decidieron por mutuo acuerdo, olvidar todo lo relacionado con la "incidencia". Y consiguió de igual modo, a fuerza de mordiscos y besos por igual, que Shuichi dejara de echarse a llorar y culparse absolutamente de todo cada vez que por accidente, al tocarle la cabeza rozara la pequeña cicatriz que tan bien se ocultaba bajo el tupido flequillo del rubio donde lo habían disparado.
Ahora el cantante sentía que podía respirar sin miedo, tranquilo y sin arrepentimientos.
El escritor apareció por el pasillo, apartándose el pelo de la frente para descubrir al vocalista plantado en mitad del salón, con aire ausente y una visible actitud nostálgica hacia todo.
No le era fácil ser espontáneo, pero en algunas situaciones como aquella al menos no se le hacia tan complicado. Tomo por detrás la cintura del cantante y enterró el rostro en su cuello. Shindou se sobresalto y posteriormente esbozo una sonrisa reconfortada alzando un brazo hacia la cabeza del rubio a la par que su nombre escapaba de sus labios.
-Yuukii....
-¿Qué ocurre baka?, ¿otra vez en las musarañas?, Pensé que te había dicho que fueras calentando ese potingue tuyo de las pocas cosas que haces que se dejan comer.
-NA! YUKI!! ¡Ese "potingue" es una receta exquisita sacada de un libro facsímil de cocina!! -despotrico el cantante encarando al rubio con arrogancia- ¡¡Y me queda muy bien!!
Con una sonrisa ambigua, el rubio apretó mas la cintura del cantante, atrayéndolo hacia si, comprimiendo sus cuerpos sin dejar resquicio alguno de separación. Se acerco a su boca para murmurar.
-Lo que sea, tan solo quiero comer- el pecho del joven de cabellos rosados se agito cuando los labios del escritor le regalaron una pequeña caricia en los suyos. No podía evitarlo. Aun tenia la sensación de perdida, el temor y el anhelo despiertos en una pequeña parte de su conciencia. Eso le hacia disfrutar cada pequeña atención de Eiri, como si fuera el regalo mas ansiado en su vida.
Se abrazo a su cuello atrayéndolo hacia así, como si él tampoco quisiera dejarlo marchar. ¿Se podría de verdad querer tanto a una persona?, ¿llegar a la conclusión de que era lo mas importante de tu vida?, ¿qué podrías llegar a prescindir absolutamente de todo mientras ella continuase a tu lado?. Shuichi no lo sabia, pero de existir, supuso que para él seria Yuki, su Yuki, el que no querría nunca abandonar. Cuando se quiso dar cuenta estaba llorando de nuevo. Eiri se separo un poco, frunciendo el ceño a la par que le pellizcaba molesto una mejilla.
-¿Ya estamos otra vez baka? ... que paciencia debo de tener contigo, ¿qué es esta vez?¿culpabilidad? ¿miedo?... ¿se te quemo la comida?- apunto con media sonrisa para quitar importancia al asunto. Shindou sonrió ante el esfuerzo del novelista, y sabiendo que si le contaba la verdad se enfadaría, le salió con un tema jovial y cotidiano.
-Le conté a Hiro que en la maquina lo mate.
El escritor alzo una ceja sorprendido. Sacando un cigarrillo le hizo una seña al cantante para que fueran los dos a la cocina.
-Ah vaya, pensé que habías dicho que todavía no estabas preparado para decírselo.
-Y no lo estaba, pero me vi muy presionado. De todas formas creo que Hiro tenia derecho a saberlo.
-¿Y como se lo tomo? -pregunto el escritor sentándose en la mesa, mientras Shuichi sacaba un cacharro de la nevera y lo ponía en el fuego.
-Bien, la verdad es que muy bien. Incluso me hizo prometerle con mi próximo sueldo le regalaría una mágnum último modelo por si algún día necesitaba utilizarla conmigo- comento con una sonrisa divertida revolviéndose el cabello con una mano- aunque yo creo que esa petición es más a causa de esa reciente amistad que esta surgiendo entre K y él, y me lo ha pedido para darle envidia a nuestro manager.
Una leve afirmación por parte del rubio desde la mesa.
Yuki ya se que prometimos que no hablaríamos de esto, ni que interferiría en nuestra vida diaria, pero pese a todo, necesito hablar. Contigo, solo contigo -confeso el cantante tomando asiento junto al rubio- yo quiero saber si de verdad me has perdonado.
Una expresión dispar ante la mueca dolida y necesitada del joven de cabellos rosados. Después el rubio medito que tenia dos opciones, o dejar al cantante con la palabra en la boca y largarse antes de contestar una grosería. O hacerle callar de forma igual de efectiva pero no tan desagradable. Tanto a corto como a largo plazo, una única opción, le pareció la mas adecuada. Sobra decir que fue la segunda.
Inclinándose sobre el cantante, le dio un suave y tierno beso en los labios
-Contesta esto a tu pregunta?
-Pero Yuki yo!- el escritor le hizo ademán de que se callara, con las cejas arrugadas en disgusto.
-Lo que me molesta, es que saques el tema continuamente. Fueron las escasas dos semanas mas desagradables de toda mi vida y preferiría no estarlas recordando continuamente. Cosa difícil si tu no dejas de estarme continuamente preguntando. No estoy enfadado y no te voy a perdonar. Porque no tengo nada que perdonarte.
El cantante fue a abrir la boca nuevamente en una protesta que se silencio de forma cómica, cuando Yuki tomo rápidamente un trozo de bollo que había sobrado del desayuno y se lo metió en la boca haciéndole de tapón.
Si, ya me lo sé, "por mi culpa no se que", mira si te dijera que todo salió como la seda ambos sabríamos que miento- continuo el escritor mirando fijamente al cantante con el trozo de pan aun metido en la boca abierta y las cejas enarcadas en una muda suplica- pero al final puede decirse que todo fue para bien así que tema zanjado!! Y medita fríamente tu próxima pregunta, porque la próxima vez que me preguntes por algo relacionado con esto dormirás en la calle!
-Pero es que...- murmuró Shuichi con el trozo de pan entre los dedos dándole vueltas de forma perdida- al hablar con Hiro recordé que K aun sigue investigando que fue lo que te ocurrió para que súbitamente, empezaran a llegarte toda aquella información que te habían estado enviando durante los meses que estuviste en coma. Me da miedo decirle que fue culpa mía. Y sólo pensar lo que podría haber pasado de no haber llegado él realmente me hace...
Las palabra fueron sustituidas por silenciosas y cristalinas lagrimas que recorrieron las mejillas del cantante hasta precipitarse en sus manos. El escritor se revolvió el cabello cansado, frotándose los ojos a continuación de forma agotada.
-Por algo eres un baka... pero nadie se va a enfadar porque ya se lo esperan todo de ti. De todas formas - puntualizo el novelista mientras levantaba la barbilla humedecida del joven- él no tiene porque saberlo. Eso sólo nos incube a nosotros dos, al igual que todo lo demás. Y te haré una pequeña confesión para que dejes de abordarme con todo esto cada cuatro días - el escritor se aproximo al oído del cantante para murmurarle con aquella voz pausada y sexy que hacia ruborizar tan fácilmente a Shuichi- sin que tu me dijeras nada y mucho antes siquiera de que parecieras, ya tuve un par de tentativas de dejarlas, así que hubieras aparecido o no, tarde o temprano habría renunciado a tomarlas... ¿Sabes por qué? ... Yo- se detuvo un momento ladeando la cabeza de forma incitadora- necesitaba verte
Al separarse, las mejillas del cantante refulgían en un furioso tono carmesí, y sus ojos brillaban en una devoción desenfrenada.
Así que, por favor que sea la ultima vez que me preguntas por esto. Yo pude volverme loco pero tu también pudiste achicharrarte esa pequeña e inútil cabeza tuya. Así que dejémoslo en tablas y olvidémonos de una vez de todo lo relacionado con ello...
-Yukii yo...-un par de lagrimas, esta vez de emoción rodaron por las mejillas del cantante, que estiro los brazos y se abalanzo encima del escritor- TE QUIERO YUUKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!
Con una sonrisa tranquila, el novelista acaricio un par de veces el cabello del joven abrazado a él, hasta que al respirar una vez más, se vio obligado a arrugar un poco la nariz.
-Shuichi...
-Yukiiii - respondió aun emocionado el cantante ajeno al humo que empezaba a formarse encima del puchero de la vitroceramica.
-Se te esta quemando la comida.
-ARG!!
El cantante se soltó, corriendo rápidamente al fogón. Lamentablemente el daño fue irreparable.
*****
-Disculpe no se quien es usted ni que parentesco tendrá con Yuki-san, pero fue él mismo el que me informo el mes pasado que se reincorporaba al trabajo y que por lo tanto hablase con las editoriales sobre un nuevo titulo para poner a la venta dentro de aproximadamente seis meses. Si tiene alguna duda trátelo directamente con el.
-Ya veo. Muchas gracias por su tiempo y disculpe las molestias.
Thoma colgó el teléfono de su oficina, observando con desagrado a K, que le miraba de forma ilegible.
-Bien, por lo visto no hay nada que hacer. Eiri-san es el mas terco de todos, todavía debería estar en reposo pero se niega a aceptarlo, actuando como si...
-Como si pudiera valerse por si mismo?- puntualizo el manager con una sonrisa de satisfacción ante la mueca airada que arranco del presidente- Quizá es porque simplemente puede. El mismo debe de tomar sus propias decisiones.
Con una sonrisa suave, el presidente entrelazo los dedos sobre la mesa y se volvió hacia el manager de Bad Luck
-Disculpe Mr. K, pero creo que en ningún momento he pedido su opinión sobre este asunto en concreto.
-Todavía me guardas resentimiento por no contarte que fue lo que paso cuando me "conecte" True? -inquirió el rubio ante la sonrisa tirante del rostro del presidente- JAJA, veo que algunos aun no saben perder. Espero que no fuera por esa razón por la que me has citado una vez más en tu oficina. Ya sabes que yo para mis representados soy como el padre para sus hijos y todo lo que me digan lo guardo como secreto de sumario, así que es tonto que sigas insistiendo después de tantos meses JAJAJA
Tratando de no parecer haber estado puesto en evidencia, Seguchi, sonrió nuevamente y ofreció asiento al rubio americano.
-No, se trata de la campaña de....
****
Tan sólo oscuridad hubiera podido filtrarse a trabes de aquella ventana. Shuichi se arqueaba gimiendo de forma contenida. Sus manos estaban clavadas en la afiebrada espalda de escritor que se movía sobre él de forma constante, regalando pequeños besos a lo largo de su cuello.
-Yuuuukiiii ...- gimió un poco más alto el cantante, cuando las manos del escritor se clavaron más profundamente en la ardiente carne de sus caderas, y sus envestidas se incrementaron ganado fuerza y velocidad.
Yukiii... ahh... por favor... yo quería... yo ya...
El escritor dejo escapar un jadeo ronco, cuando con cierto esfuerzo logro detener todas sus acciones, sacando su miembro erguido y rezumante del interior del cantante. Bajó él, Shuichi se aparto torpemente el cabello pegado a su frente, emitiendo un lloriqueo necesitado a la par que con las piernas abiertas, levantaba instintivamente las caderas en busca del ansiado contacto o el cálido abrigo que ofrecía el cuerpo del rubio a su piel.
-¿Qué es lo que quieres?
Con una sonrisa ufana, el novelista invito al cantante a ponerse de rodillas sobre la cama al igual que él.
Los brazos de Shuichi no tardaron en abarcar el contorno del cuello del escritor, enterrando sus dedos en las doradas hebras de su cabeza, facilitando su equilibrio en el momento en que con decisión y necesidad, introdujo su propia lengua en la boca del rubio, buscando con insistencia a su igual para enzarzarse en una lucha de poder y dominación.
Las manos del novelista vagaron por la espalda del cantante, bajando por toda su anatomía hasta llegar a sus nalgas, las cuales acaricio y apretó, deslizando uno de sus dedos por la abertura entre ambas hasta llegar a la altura de la entrada dilatada del vocalista en la que introdujo un dedo con malicia. Shuichi jadeo en sus labios abiertos y húmedos, apretándose contra él, friccionado su erección rezumante contra la erección del rubio que estaba tan o más ansiosa que la suya propia.
El escritor volteo al cantante, oprimiéndose en su espalda, enterando su miembro erguido entre las nalgas de éste que gimió implorante mientras las manos del novelista acariciaban su cintura, las caderas y posteriormente las piernas hasta llegar nuevamente a sus ingles o la parte interior de sus muslos, donde sus dedos dibujaron perfiles pero sin tocar la parte mas necesitada.
-Yuukiiii...por favor.... te necesito...
-¿Qué necesitas? - ronroneo el rubio marcando un camino húmedo con la punta de su legua desde la clavícula, pasando por el cuello y finalizando en la parte superior de su oreja, donde la mordisqueo de forma lasciva provocando temblores en el cuerpo del joven de cabellos rosados, impaciente y necesitado.
-Yuki me duele mucho. Por favor!- imploro el cantante recostando la cabeza hacia atrás para apoyarla en el hombro del rubio, clavando de igual forma sus uñas en los muslos de éste, ante la necesidad reprimida. Restregando su espalda en el cuerpo ardiente del novelista que dejo escapar un gemido ronco cuando las nalgas del cantante frotaron su miembro palpitante.
-Esta vez seré bueno. Te daré tu premio por no haberte corrido antes de tiempo Shuichi -accedió finalmente el escritor, más por necesidad propia que por clemencia hacia el cantante.
-... ah ahhhhhhhhh... Yuukiiii!!!- jadeo sordamente cuando el escritor finalmente le presto la atención que requería, y en un movimiento determinante, volvió a penetrarle desde atrás, ayudado de sus manos que habían regresado a las caderas del joven de cabellos rosados presionándole hacia abajo, tratando de hallar el punto máximo de unión entre ambos.
Con las manos aun sobre su cadera, Yuki comenzó a embestir lentamente al cantante que dejaba escapar suaves jadeos, aun agarrado difícilmente a las piernas del novelista.
El rubio comenzó a mordisquear y chupar la curvatura del cuello del cantante, manteniendo unos movimientos lentos y tortuosos.
-¡¡Yuuukiii vas a matarme!! Ah... por favor... me duele ...ahhhh ¡Dijiste que serias bueno!
Dibujando una sonrisa contra la piel de su espalda, el novelista abandono la sujeción de una de sus manos en la cadera y con la punta de sus dedos acaricio toda la longitud del miembro del cantante hasta llegar a la punta, donde la presiono y la froto levemente.
Shuichi temblaba, con el corazón latiéndole tan rápido que parecía que se le saldría del pecho. A duras penas conseguía mantener el equilibro sobre las rodillas, y termino soltándose de las piernas del rubio para caer hacia delante y sujetarse con fuerza a las sabanas de la cama, mientras el rubio continuaba embistiéndole con la misma energía y compás con la que ahora acariciaba su miembro.
-Ahhhhh Yuki!!! Yo ya ... Yuki yo.....
Viendo que el cuerpo del cantante empezaba a tensarse, el rubio jadeo ganando por su parte más velocidad a la par que comenzó a acariciar con más fuerza el miembro torturado de éste.
Arqueándose hacia atrás, el cantante jadeo sonoramente alcanzando el clímax. Los músculos de su cuerpo se tensaron en respuesta, contrayéndose de igual modo su entrada. El novelista le invistió un par de veces más en aquel prieto y húmedo interior, alcanzando así su propio orgasmo, tras el cual respiro de forma agitada, aun sobre el cantante, acariciando y apretando de forma necesitada la piel de sus muslos.
Con sumo esfuerzo salió del interior de Shuichi, y tras una profunda exhalación, se dejo caer sobre el colchón, con el cantante acurrucándose sobre su pecho en busca de calor.
-¿Ahora te encuentras mejor? -pregunto con socarronería el rubio acariciando de forma distraída la piel que aun quemaba al tacto de la espalda del cantante. Con el rostro rojo, y la respiración ahogada, el vocalista sonrió afirmando con la cabeza.
Las caricias es su cabello cada vez se fueron haciendo más suaves y distanciadas, el vocalista tuvo la sensación de que el escritor se estaba quedando dormido. Se abrazó un poco más fuerte a él y ronroneó:
-Yuki te quiero
El aludido emitió un gruñido suave a modo de contestación. Shindou se quedo en silencio, disfrutando de la respiración tranquila manifestada en movimientos rítmicos en el pecho del rubio.
Por lo menos llevaban varias semanas durmiendo bien, el rubio ya no se despertaba en mitad de la noche gritando, con el cuerpo empapado en sudor, y las mejillas humedecidas de tibias lagrimas producto de las pesadillas.
Separándose un poco de él, el cantante observó en la penumbra el rostro tranquilo y sereno del escritor. Acaricio su cabello, y aparto de forma minuciosa el flequillo perfilando la tenue cicatriz bajo él que se perdía donde las hebras doradas se volvían más espesas.
Sonrió de forma inocente recordando los primeros días tras la operación cuando a Yuki le habían rapado la mitad de la cabeza. Por aquel entonces se había asustado mucho al pensar en la cara que pondría el rubio si al despertarse, se viera medio coco pelado, al más puro y clásico estilo de su familia de monjes budistas.
Acaricio esa cicatriz de forma amorosa, como si ella fuera la promesa impresa en su cuerpo de que el rubio quería protegerle y se acurrucó nuevamente en el calor que su cuerpo le ofrecía.
Cuatro meses de relativa paz, y aun este simple y cotidiano echo le parecía maravilloso al evocar inevitablemente las largas noches sin el escritor, y posteriormente el miedo a perderlo porque este lo hubiera sustituido por "Kitazawa".
Recordó haber estado muchos días deprimido cuando el novelista le había confesado que si en un principio fue reticente a abandonar la maquina, no había sido sólo porque dada la situación había sido bastante -por no decir extremadamente- complicado saber cual era la opción correcta, sino que además le había estado pudiendo su sentimiento de culpabilidad para con su antiguo profesor americano. El haber reconocido desde el principio que aquello se trataba de una falsa, habría sido destruir su ultima posibilidad de librarse de la culpa y el remordimiento que le llevaban carcomiendo desde la adolescencia. Shuichi de cierta forma comprendió, que el escritor hubiera querido creer ciegamente que todo aquello era cierto: La maquina le había ofrecido un mundo perfecto donde su conciencia estaba limpia. Entendía que no hubiera querido renunciar tan fácilmente a él. Pero esa misma comprensión le había deprimido especulando que en realidad, Eiri hubiera preferido compartir su vida con el profesor americano y no con él, siendo su mera presencia un sustituto casual de los verdaderos deseos o anhelos del rubio.
El cantante había estado inusitadamente serio durante todos esos días, echo una bola en el sofá sin estar viendo la tele, extremadamente silencioso en las cenas, sin molestar al escritor una sola vez cuando éste estaba en su estudio trabajando, y yéndose el primero a dormir sin apenas hablarle.
Tan sólo cuando a los pocos días, viendo que el rubio en su fría rutina no iba a preguntarle que le ocurría, reventó en reclamaciones ahogadas apareciendo en su estudio llorando a lagrima viva.
Eiri le había mirado con una ceja alzada de incomprensión, para acto seguido, darle un considerable coscorrón y llamarle estúpido de varias contundentes maneras. Se había levantado el flequillo de la frente y señalando su cicatriz había exclamado: "¿Crees que me dejaría disparar por alguien más que tu? ¡Deja de tener siempre tan poca confianza en ti mismo baka!"
Si bien aquello no fueron las palabras tiernas y románticas que hubiera esperado (o deseado) el cantante, fueron lo suficientemente buenas y significativas para él, que vio su animo recuperarse rápidamente.
Y ahí estaba nuevamente él, acurrucado junto al rubio, que empezaba a emitir unos cómicos ronquidos en mitad de la noche, mientras el cantante seguía divagando, recreándose en aquel "te quiero" que el escritor no había vuelto a pronunciar desde entonces.
-Debías de estar muy asustado para decírmelo- murmuró con una sonrisa queda el joven de cabellos rosados, cerrando los ojos de forma cansada. Pero le daba igual, ahora podía prescindir de ello, se sentía apreciado a su lado. No necesitaba las palabras, valían más los pequeños detalles. Pequeños detalles como no haberse enfadado cuando le contó un poco por encima lo que había echo los meses que había estado en coma, así como lo que había pasado Sakuma.
Había estado muy tenso, esperando que el escritor que lo tenia recostado sobre sus rodillas fumando mientras lo escuchaba, le hubiera pegado un empujón para encontrarse acto seguido la maleta con sus cosas en la puerta. En cambio el rubio había gruñido y tras preguntar suavemente intentando parecer casual "¿Dónde esta * ese * ahora?" y Shindou le respondiera "La verdad hace mucho que no hablo con él y no lo sé exactamente" el rubio pareciera más tranquilo y no le diera en principio mayor importancia.
Yuki entre abrió los ojos de forma cansada, con la sensación de tener frío a causa de la humedad, humedad procedente de la babilla que rezumaba de la boca del cantante que dormitaba con la boca abierta, embadurnándose la barbilla de saliva como parte de la piel del rubio.
-Serás guarro...-murmuro con una sonrisa el novelista que trató de incorporarse, zafándose del cantante que siguió roncando en la cama, babeando ahora parte del colchón mientras ronroneaba y hacia sonidos divertidos y tiernos por igual.
Una par de prendas limpias y una ducha rápida, y el novelista se acomodo delante de su portátil. Si Shuichi había regresado a su trabajo un par de meses después de conseguir el alta en el hospital, dándolo todo, y consiguiendo a los pocos días lanzar un nuevo numero uno en ventas, Eiri tenia muy claro que él no iba a estar en inactivo durante meses enteros esperando hasta que la inspiración volviera a fluir por su cabeza.
Aprovecharía sus dudas, y los acontecimientos que le habían ocurrido para su próximo lanzamiento literario. Necesitaba expresarse y disipar las vacilaciones de aquel cabezota que vivía con él. Por una vez copiaría a Shuichi. Si Shindou utilizaba sus canciones para "cantarle" como se sentía, el utilizaría por primera vez sus libros para hacer exactamente lo mismo. Envolvería los hechos, enmascararía los personajes, pero el cantante sabría perfectamente el significado oculto de cada palabra o cada párrafo que leyera.
Ese iba a ser su regalo, el obsequio por traerlo de vuelta. Shuichi le regalo Ausencia. Él le regalaría Aicnesua.
-Y quizá así deje de lloriquear a escondidas... baka.. pensara que no me he dado cuenta... tan tonto es que no es consciente, que lo que siento por él, "si es lo que llaman amor"- exclamó con voz teatral permitiéndose una sonrisa sincera al recordar como al principio de su relación, su hermano se burlaba de él pues por lo visto a veces si hablaba en sueños y tenia la mala fortuna de decir cosas comprometidas.
El documento se abrió y el cursor parpadeante le indico al novelista donde debía continuar. Colocándose las gafas, releyó las ultimas líneas y sin vacilación, sus dedos adquirieron autonomía propia y empezaron a tipografiar lo que por la mente del escritor desfilaba.
"[...]Y la chica grito, asustada, tambaleante, arrancándole las pastillas de las manos como si se tratase de un veneno que fuera a privarle de lo que mas anhelaba en el mundo.
-No te las tomes! ¡Son ellas las que te mantienen aquí!
El hombre no la escucho, no podía escucharla. La fuerza de la logia pesaba más que los cálidos sentimientos que albergaba hacia ella. Le arrebato con facilidad el frasco de la mano. Por accidente, una pastilla se partió a la mitad y confundido, comprobó que dentro de ella no había absolutamente nada. Incrédulo, sus ojos se volvieron hacia la joven llorosa, de aspecto frágil y necesitado, con aquellos hermosos ojos redondos suplicantes.
Su expresión denotaba que el hombre estaba profundamente confundido.
-¿Nada?- pregunto al fin- ¿No hay nada en ellas?
-Si que lo hay
Afirmó la chica cerrando los ojos, dejando que sendas lagrimas translúcidas rodasen por sus mejillas pálidas, nacaradas, casi tan perfectas como las de una muñeca.
Ellas contienen tu deseo de permanecer aquí [...]"
El escritor continuó escribiendo mientras en aquella esplendorosa mañana en Tokio, las emisoras locales comenzaban su jornada laboral con las melodías mas pegadizas y enérgicas del día. El trafico en las afueras empezaba a aglomerarse como venia siendo por costumbre. Las aceras cada vez estaban mas atestadas de gente que iba a la escuela o al trabajo. Cientos de tostadas saltaban al unísono de sus artefactos. O el sonido de las aspas de un helicóptero resonaba con más fuerza a cada segundo que pasaba en el rojizo amanecer, mientras se aproximaba describiendo temerarias cabriolas al lugar donde un joven de cabellos rosados seguía durmiendo placidamente ajeno a que una vez más, llegaba tarde al trabajo.
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Bueno, el final, final ^^UUU. En principio iba a ir el extra que iba a ser el prologo, el hacer este tipo de epilogo no había sido nada fijo para mi, tan sólo una opción que rondaba en mi cabeza para hacer si en algún momento se presentaba la ocasión, pero dado que el "prologo" se me estaba atascando y sinceramente (me esta saliendo una muermada XD) y que he visto que a mucha gente le han quedado dudas comunes. Decidí escribir primero esto ^^UUU. Espero que haya gustado. El extra... psss, a saber.... ^^UU
Por cierto, comentare como curiosidad para aquellos despistados que se estén preguntando todavía porque carajos elegí un titulo tan raro, Aicnesua es Ausencia al revés. No es que quisiera hacer "exótico" es que me pareció bastante simbólico teniendo en cuanta que Yuki estaba buscando a Shuichi porque no estaba, de igual modo que éste sentía el vacío del rubio en el otro lado y para finalizar era el nombre de la canción que Shuichi le dedico al despertar. Era una chorrada pero me pareció divertido por eso de que al principio Yuki veía algunos mensajes al revés ^o^
Un saludo a todos
Ja-ne!
