CAPITULO 17. En el que Ron habla con Ginny
- Pase señorita Granger – dijo Malfoy aguantándole la puerta del aula de pociones.
- Claro, claro, menos cuentos, engreído, ya estás pasando delante mío que no me fío de ti ni un pelo.
- Tranquila, Hermione, que ya no muerde, ¿verdad, Draquete? – dijo Ron sonriente pellizcándole la mejilla a Malfoy.
- Claro que no señor Weasley – contestó éste con rabia en su voz.
Harry y Ron entraron a la clase, seguidos por Hermione que miraba a Draco incrédula.
- ¿Qué está pasando aquí chicos? – les preguntó la chica en voz baja. Harry y Ron sonrieron enigmáticos.
- Pasa que sabemos algo humillante de Malfoy y está comprando nuestro silencio – contestó Harry.
- ¿Le estáis chantajeando?
- A ver, chantaje lo que se dice chantaje... pues sí – dijo sonriente Ron.
- ¡¿Os habéis vuelto locos?!
- Ssssh... no grites, ¿o quieres que se enteren todos? – pidió Harry.
- ¿Pero no os dais cuenta de la tontería que estáis haciendo? No creo que haya sido una buena idea, chicos, chantajear a Malfoy parece peligroso, sabéis que tarde o temprano se vengará.
- Sí, seguramente lo hará, pero vamos a disfrutar del momento.
- Como tú digas, Ron, ¿y con qué le estáis chantajeando?
- Lo siento pero no te lo podemos decir, Hermione.
- Venga ya, no me toméis más el pelo ¿qué es? – insistió la chica.
- En serio, no podemos, no es que no confiemos en ti, es que simplemente no debemos decírselo a nadie.
- Os dije que no quería que nuestra amistad se viese afectada por lo que pasó ayer, pero era demasiado pedir ¿verdad? – dijo Hermione triste y enfurecida a la vez. Cogió sus cosas y se fue a sentar en una mesa alejada de Harry y Ron.
La puerta de la clase se abrió violentamente y Snape entró.
Cierren los libros y saquen sus plumas, examen sorpresa.
-Será cerdo- dijo Ron a Harry por lo bajito. Harry le pegó un codazo al
pelirrojo para que se callara.
-Buuuff ese cerdo de Snape cada vez pone exámenes más difíciles, -dijo Ron saliendo de Pociones con Harry y Neville- seguro que este año suspendo Pociones, mamá se pondrá hecha una furia. -¡EH Ron!- gritó desde detrás Dean,- ¿Aún no los has encontrado? -Ya te he dicho miles de veces que yo no tengo tus calzoncillos, -Sigue buscando Weasley, estaré al acecho, no me gusta tener a un fetichista por compañero de habitación.
La comida trancurría como de costumbre, cuando la profesora McGonagall entró y por el pasillo central se dirigió a la mesa de los profesores.
- ¿Qué es eso? – preguntó Neville.
- No sé, pero parece que a la profesora McGonagall no le hace demasiada gracia – contestó Hermione.
Llevaba el brazo extendido hacia delante cogiendo con la punta de la varita lo que parecía un trozo de tela viejo.
El comedor se fue quedando en silencio a medida que la profesora McGonagall avanzaba. Dumbledore levantó la vista de su plato y se quedó mirando fijamente el trozo de tela.
La comida trancurría como de costumbre, cuando la profesora McGonagall entró y por el pasillo central se dirigió a la mesa de los profesores.
- ¿Qué es eso? – preguntó Neville.
- No sé, pero parece que a la profesora McGonagall no le hace demasiada gracia – contestó Hermione.
Llevaba el brazo extendido hacia delante cogiendo con la punta de la varita lo que parecía un trozo de tela viejo.
El comedor se fue quedando en silencio a medida que la profesora McGonagall avanzaba. Dumbledore levantó la vista de su plato y se quedó mirando fijamente el trozo de tela.
Se hizo el silencio en el comedor. Instintivamente todos los alumnos miraron hacia Dean, McGonagall también. Él miraba fijamente su plato.
- ¿Porqué me miras así, Ron? – preguntó Ginny.
- No te estoy mirando de ninguna manera – se defendió el pelirrojo.
- Claro que sí, y no sé qué estás pensando, pero deja de mirarme ahora mismo.
Ron volvió a mirar a McGonagall.
Una voz las sacó de su conversación.
- ¿Estos... llamémosle... calzoncillos... son suyos? – dijo McGonagall que había avanzado hasta colocarse delante de Dean.
- No, profesora, yo no he perdido ninguna pieza de ropa – contestó sonrojado evitando encontrarse con los ojos de nadie.
- ¿Está usted seguro? – insistió McGonagall. Dean asintió con la cabeza – está bien, entonces los llevaré a la lavandería a ver qué pueden hacer con ellos. Supongo que como trapos pueden valer.
Dean se movió un poco en su asiento, y volvió a mirar fijamente su plato.
-Por lo menos ya no te volverá a atosigar con el tema de los calzoncillos.- dijo Harry conteniendo la risa.
-¿Qué no? Ahora empezará a decir que fui yo quien colgó los calzoncillos en el árbol, como si no tuviera otra cosa que hacer.
McGonagall salió del comedor y todo volvió a la normalidad.
Harry y Ron estaban tumbados bajo un árbol cerca del lago echándose una siesta, cuando Dean se acercó a Ron y le dijo:
-Eh Ron, siento haberte estado dando la lata con todo ese tema de los calzoncillos, ahora ya veo que no me los cogiste tu, pero no entiendo como fueron a parar a ese árbol...¡Bueno pues ya está todo olvidado,¿no? Me voy que Seamos me espera en la biblioteca, ¡Adios!
-A lo mejor un elfo doméstico, se confundió al devolver la ropa limpia y
se los entregó a una chica y esta lo lanzo por la ventana- dijo Harry con
tono despreocupado.
-A lo mejor no hubo elfo doméstico, -dijo Ron al tiempo que su cara se
iba enrojeciendo. -No te entiendo Ron.
-Está clarísimo, las acusaciones, esa manera de actuar en el comedor, las
disculpas, ¿aún no has atado cabos? -Pues no, como no te expliques más.
-¿No te acuerdas de que durante un tiempo Ginny y Dean estuvieron
saliendo juntos? Seguro que ese cerdo estuvo en la habitación de las
chicas, e intentó pervertir a mi hermanita y eso no se lo consiento ¡no
señor! Ese playboy de pacotilla me las va a pagar.
-Ron, -dijo Harry intentando calmar a su amigo- antes de hacer nada
deberías hablar con Ginny, seguro que no ocurre nada de eso que dices.
-¿¡Me estás llamando paranoico!?
-No hombre, no, solo digo que deberías hablar con tu hermana antes de
ejercer como Ron el justiciero de Hogwarts, defensor de los desvalidos...
-Si, tienes razón, vamos a la Sala Común a ver si encontramos a Ginny
allí y aclaramos las cosas antes de que no se líen más.
- ¡¡Harry!! – gritó Ginny corriendo a abrazarle - ¡gracias por venir, te necesitaba!
Harry la miró asombrado, pero le devolvió el abrazo.
- Que efusividad, Ginny, ¿te encuentras bien? – preguntó el chico.
- Claro que sí, pensaba que lo había perdido para siempre, pero me has salvado.
- ¿De qué hablas?
- Del galeón que nos hemos apostado – le informó Hermione.
- ¿Habeis hecho una apuesta? – preguntó Harry mientras Ginny le soltaba - ¿De qué?
- Ejem ejem – Ron tosió.
- Nada, una tontería – dijo Ginny.
- EJEM EJEM – volvió a toser Ron.
- No me vais a dejar con la intriga, ¿qué era?
- EEJEEEEM EJEEEEEEM – gritó Ron.
- ¿Te pasa algo? – preguntó Hermione.
- No se, no, sí, está bien, ¿Ginny puedo hablar contigo a solas un momento? – dijo Ron en un tono más de afirmación que de pregunta.
- ¿Tiene que ser ahora?
Ron no contestó, simplemente la miró fijamente.
- Está bien, está bien, hablaremos ahora, vamos – se resignó la pelirroja, y los dos salieron por el retrato de la dama gorda.
-Vale que quieres Ron
-Solo quiero hablar un rato a solas con mi hermanita, que tiene eso de
malo.
-Nada, nada, simplemente me ha extrañado. ¿De que quieres hablar?
-Pues no se, ¿no hay nada nuevo en tu vida?- preguntó Ron
inquisitivamente.
-Hmmm... pues no, mi vida sigue siendo igual de monótona que siempre. Ah
bueno si el otro día recibí lechuza de mamá, ¿tu no?
-No voy por ahí...
-No te entiendo hermano...
-¡No te hagas la tonta conmigo Ginny! ¡Se lo de los calzoncillos de Dean!
Ginny se puso colorada.
-No se de que me hablas.
-Oh si, si que lo sabes, Dean se coló en tu habitación con unos
calzoncillos e intentó pervertirte y cuando se fue y dejó los
calzoncillos tu los lanzaste ¿verdad? Solo tienes que pedírmelo y le pego
una paliza.
Ginny se quedó perpleja.
-Esto... no Ron, cálmate no pasó nada de eso...
Ron suspiró aliviado.
-Si que es cierto que esos calzoncillos los tire yo, lo que pasa... lo que
pasa... que un... un elfo doméstico los trajo junto con mi ropa limpia y yo
cuando lo vi pues me dio asco y los lancé por la ventana, si eso es, un
elfo doméstico despistado,-dijo Ginny sonriendo inocentemente.
-Si eso es lo que pasó me quitas un peso de encima,-dijo Ron aliviado-voy
a buscar a Harry a ver si quiere echar una partida de ajedrez mágico, nos
vemos en la cena.
-Adiós hermanito-dijo Ginny-será pardillo, como puede haberse creído
semejante estupidez.
-¿Decías algo?
-No, nada pensaba en voz alta, - volvió a sonreir inocentemente.
-¡Eh Harry! Tenías razón, fue un elfo doméstico el que dejo por error los
calzoncillos en la habitación de Ginny.
-¿Lo ves? Tienes que confiar más en Ginny.
-Te confieso, que me he quitado un peso de encima, por fin podré
disfrutar de ver a Colin en la habitación de las chicas. Mañana es el
gran dia, - dijo el pelirrojo sonriendo maliciosamente.
Bueno por fin hemos subido nuevo capi, aleluyaaaa xDD esperamos que aun
sigais con ganas de cómo sigue, a ver si nos quitamos la pereza de encima
y volvemos a nuestros origenes.=) weno ya sabeis como va eso de las
reviews =)
- Pase señorita Granger – dijo Malfoy aguantándole la puerta del aula de pociones.
- Claro, claro, menos cuentos, engreído, ya estás pasando delante mío que no me fío de ti ni un pelo.
- Tranquila, Hermione, que ya no muerde, ¿verdad, Draquete? – dijo Ron sonriente pellizcándole la mejilla a Malfoy.
- Claro que no señor Weasley – contestó éste con rabia en su voz.
Harry y Ron entraron a la clase, seguidos por Hermione que miraba a Draco incrédula.
- ¿Qué está pasando aquí chicos? – les preguntó la chica en voz baja. Harry y Ron sonrieron enigmáticos.
- Pasa que sabemos algo humillante de Malfoy y está comprando nuestro silencio – contestó Harry.
- ¿Le estáis chantajeando?
- A ver, chantaje lo que se dice chantaje... pues sí – dijo sonriente Ron.
- ¡¿Os habéis vuelto locos?!
- Ssssh... no grites, ¿o quieres que se enteren todos? – pidió Harry.
- ¿Pero no os dais cuenta de la tontería que estáis haciendo? No creo que haya sido una buena idea, chicos, chantajear a Malfoy parece peligroso, sabéis que tarde o temprano se vengará.
- Sí, seguramente lo hará, pero vamos a disfrutar del momento.
- Como tú digas, Ron, ¿y con qué le estáis chantajeando?
- Lo siento pero no te lo podemos decir, Hermione.
- Venga ya, no me toméis más el pelo ¿qué es? – insistió la chica.
- En serio, no podemos, no es que no confiemos en ti, es que simplemente no debemos decírselo a nadie.
- Os dije que no quería que nuestra amistad se viese afectada por lo que pasó ayer, pero era demasiado pedir ¿verdad? – dijo Hermione triste y enfurecida a la vez. Cogió sus cosas y se fue a sentar en una mesa alejada de Harry y Ron.
La puerta de la clase se abrió violentamente y Snape entró.
Cierren los libros y saquen sus plumas, examen sorpresa.
-Será cerdo- dijo Ron a Harry por lo bajito. Harry le pegó un codazo al
pelirrojo para que se callara.
-Buuuff ese cerdo de Snape cada vez pone exámenes más difíciles, -dijo Ron saliendo de Pociones con Harry y Neville- seguro que este año suspendo Pociones, mamá se pondrá hecha una furia. -¡EH Ron!- gritó desde detrás Dean,- ¿Aún no los has encontrado? -Ya te he dicho miles de veces que yo no tengo tus calzoncillos, -Sigue buscando Weasley, estaré al acecho, no me gusta tener a un fetichista por compañero de habitación.
La comida trancurría como de costumbre, cuando la profesora McGonagall entró y por el pasillo central se dirigió a la mesa de los profesores.
- ¿Qué es eso? – preguntó Neville.
- No sé, pero parece que a la profesora McGonagall no le hace demasiada gracia – contestó Hermione.
Llevaba el brazo extendido hacia delante cogiendo con la punta de la varita lo que parecía un trozo de tela viejo.
El comedor se fue quedando en silencio a medida que la profesora McGonagall avanzaba. Dumbledore levantó la vista de su plato y se quedó mirando fijamente el trozo de tela.
La comida trancurría como de costumbre, cuando la profesora McGonagall entró y por el pasillo central se dirigió a la mesa de los profesores.
- ¿Qué es eso? – preguntó Neville.
- No sé, pero parece que a la profesora McGonagall no le hace demasiada gracia – contestó Hermione.
Llevaba el brazo extendido hacia delante cogiendo con la punta de la varita lo que parecía un trozo de tela viejo.
El comedor se fue quedando en silencio a medida que la profesora McGonagall avanzaba. Dumbledore levantó la vista de su plato y se quedó mirando fijamente el trozo de tela.
Se hizo el silencio en el comedor. Instintivamente todos los alumnos miraron hacia Dean, McGonagall también. Él miraba fijamente su plato.
- ¿Porqué me miras así, Ron? – preguntó Ginny.
- No te estoy mirando de ninguna manera – se defendió el pelirrojo.
- Claro que sí, y no sé qué estás pensando, pero deja de mirarme ahora mismo.
Ron volvió a mirar a McGonagall.
Una voz las sacó de su conversación.
- ¿Estos... llamémosle... calzoncillos... son suyos? – dijo McGonagall que había avanzado hasta colocarse delante de Dean.
- No, profesora, yo no he perdido ninguna pieza de ropa – contestó sonrojado evitando encontrarse con los ojos de nadie.
- ¿Está usted seguro? – insistió McGonagall. Dean asintió con la cabeza – está bien, entonces los llevaré a la lavandería a ver qué pueden hacer con ellos. Supongo que como trapos pueden valer.
Dean se movió un poco en su asiento, y volvió a mirar fijamente su plato.
-Por lo menos ya no te volverá a atosigar con el tema de los calzoncillos.- dijo Harry conteniendo la risa.
-¿Qué no? Ahora empezará a decir que fui yo quien colgó los calzoncillos en el árbol, como si no tuviera otra cosa que hacer.
McGonagall salió del comedor y todo volvió a la normalidad.
Harry y Ron estaban tumbados bajo un árbol cerca del lago echándose una siesta, cuando Dean se acercó a Ron y le dijo:
-Eh Ron, siento haberte estado dando la lata con todo ese tema de los calzoncillos, ahora ya veo que no me los cogiste tu, pero no entiendo como fueron a parar a ese árbol...¡Bueno pues ya está todo olvidado,¿no? Me voy que Seamos me espera en la biblioteca, ¡Adios!
-A lo mejor un elfo doméstico, se confundió al devolver la ropa limpia y
se los entregó a una chica y esta lo lanzo por la ventana- dijo Harry con
tono despreocupado.
-A lo mejor no hubo elfo doméstico, -dijo Ron al tiempo que su cara se
iba enrojeciendo. -No te entiendo Ron.
-Está clarísimo, las acusaciones, esa manera de actuar en el comedor, las
disculpas, ¿aún no has atado cabos? -Pues no, como no te expliques más.
-¿No te acuerdas de que durante un tiempo Ginny y Dean estuvieron
saliendo juntos? Seguro que ese cerdo estuvo en la habitación de las
chicas, e intentó pervertir a mi hermanita y eso no se lo consiento ¡no
señor! Ese playboy de pacotilla me las va a pagar.
-Ron, -dijo Harry intentando calmar a su amigo- antes de hacer nada
deberías hablar con Ginny, seguro que no ocurre nada de eso que dices.
-¿¡Me estás llamando paranoico!?
-No hombre, no, solo digo que deberías hablar con tu hermana antes de
ejercer como Ron el justiciero de Hogwarts, defensor de los desvalidos...
-Si, tienes razón, vamos a la Sala Común a ver si encontramos a Ginny
allí y aclaramos las cosas antes de que no se líen más.
- ¡¡Harry!! – gritó Ginny corriendo a abrazarle - ¡gracias por venir, te necesitaba!
Harry la miró asombrado, pero le devolvió el abrazo.
- Que efusividad, Ginny, ¿te encuentras bien? – preguntó el chico.
- Claro que sí, pensaba que lo había perdido para siempre, pero me has salvado.
- ¿De qué hablas?
- Del galeón que nos hemos apostado – le informó Hermione.
- ¿Habeis hecho una apuesta? – preguntó Harry mientras Ginny le soltaba - ¿De qué?
- Ejem ejem – Ron tosió.
- Nada, una tontería – dijo Ginny.
- EJEM EJEM – volvió a toser Ron.
- No me vais a dejar con la intriga, ¿qué era?
- EEJEEEEM EJEEEEEEM – gritó Ron.
- ¿Te pasa algo? – preguntó Hermione.
- No se, no, sí, está bien, ¿Ginny puedo hablar contigo a solas un momento? – dijo Ron en un tono más de afirmación que de pregunta.
- ¿Tiene que ser ahora?
Ron no contestó, simplemente la miró fijamente.
- Está bien, está bien, hablaremos ahora, vamos – se resignó la pelirroja, y los dos salieron por el retrato de la dama gorda.
-Vale que quieres Ron
-Solo quiero hablar un rato a solas con mi hermanita, que tiene eso de
malo.
-Nada, nada, simplemente me ha extrañado. ¿De que quieres hablar?
-Pues no se, ¿no hay nada nuevo en tu vida?- preguntó Ron
inquisitivamente.
-Hmmm... pues no, mi vida sigue siendo igual de monótona que siempre. Ah
bueno si el otro día recibí lechuza de mamá, ¿tu no?
-No voy por ahí...
-No te entiendo hermano...
-¡No te hagas la tonta conmigo Ginny! ¡Se lo de los calzoncillos de Dean!
Ginny se puso colorada.
-No se de que me hablas.
-Oh si, si que lo sabes, Dean se coló en tu habitación con unos
calzoncillos e intentó pervertirte y cuando se fue y dejó los
calzoncillos tu los lanzaste ¿verdad? Solo tienes que pedírmelo y le pego
una paliza.
Ginny se quedó perpleja.
-Esto... no Ron, cálmate no pasó nada de eso...
Ron suspiró aliviado.
-Si que es cierto que esos calzoncillos los tire yo, lo que pasa... lo que
pasa... que un... un elfo doméstico los trajo junto con mi ropa limpia y yo
cuando lo vi pues me dio asco y los lancé por la ventana, si eso es, un
elfo doméstico despistado,-dijo Ginny sonriendo inocentemente.
-Si eso es lo que pasó me quitas un peso de encima,-dijo Ron aliviado-voy
a buscar a Harry a ver si quiere echar una partida de ajedrez mágico, nos
vemos en la cena.
-Adiós hermanito-dijo Ginny-será pardillo, como puede haberse creído
semejante estupidez.
-¿Decías algo?
-No, nada pensaba en voz alta, - volvió a sonreir inocentemente.
-¡Eh Harry! Tenías razón, fue un elfo doméstico el que dejo por error los
calzoncillos en la habitación de Ginny.
-¿Lo ves? Tienes que confiar más en Ginny.
-Te confieso, que me he quitado un peso de encima, por fin podré
disfrutar de ver a Colin en la habitación de las chicas. Mañana es el
gran dia, - dijo el pelirrojo sonriendo maliciosamente.
Bueno por fin hemos subido nuevo capi, aleluyaaaa xDD esperamos que aun
sigais con ganas de cómo sigue, a ver si nos quitamos la pereza de encima
y volvemos a nuestros origenes.=) weno ya sabeis como va eso de las
reviews =)
