DEL ODIO SE PUEDE PASAR AL AMOR
(por Uialwen)
Cap. 6.
Sirviente forzadoDraco se adelantó y cogió a Snape, quien iba muy mal después de aquella maldición. Cuando consiguió amarrarle, éste cayó inconsciente. Dumbledore le llevó hasta la enfermería.
Mientras, Draco fue hasta donde estaba el cuerpo del mortífago que había abatido y con un simple movimiento de la mano dejó caer la blanca máscara que le cubría el rostro y para su horror vio a quien había matado.
Era su propio padre...
Ahora estaba seguro que el que no debe ser nombrado iría a por el único Malfoy que quedaba. Se alejó de aquel cuerpo que tenía en la cara el horror de la maldición dibujada en la cara. Lord Voldemort podía saber la procedencia de todas las varitas que realizaran las maldiciones imperdonables y cuando descubriera que era de su propia varita haría que fueran a por él.
Horrorizado, corrió hacia dentro del castillo para intentar protegerse de lo que acababa de hacer, pues no había pensado en el hecho de que si utilizaba aquellos maleficios podía significar su propia sentencia.
Hermione le siguió y Draco al notar que ella le seguía le dijo:
- ¡No, Hermione! ¡He cometido un error al hacer la tontería de utilizar los maleficios! Conmigo no estás segura. Ahora nadie está seguro conmigo- ella no le hizo caso y al llegar a su lado le cogió el brazo y le dijo tan solo dos palabras.
- Te amo- ella le miró tristemente. Pero segura de ella. Volvió a hablarle-. Lo que a ti te suceda, a mí me sucederá también. No me importa.
- No lo entiendes. ¡El-que-no-debe-ser-nombrado me someterá! ¡No importa que yo no acceda! ¡Me hará su sirviente!- Draco se soltó de ella de manera brusca-. No quiero que te hagan daño, por eso debo alejarme de ti, de Ron y de Harry. No me gustaría que te hicieran daño, simplemente no lo soportaría...-ella le besó. No podía dejar que él se alejara de ella. No ahora-. Hermione no me lo pongas más difícil, ya lo es bastante.
- No, Draco. No puedo permitir que te vayas. No quiero.
- Hermione...- Draco comenzaba a ceder, pero enseguida volvió a reaccionar-. ¡No! ¡Aléjate, alejaos todos!
- Simplemente, ¡no puedo, Draco!- dijo ella que le aparecieron unas lágrimas que le resbalaron por las mejillas. Draco se acercó a aquella muchacha que en esos momentos estaba sufriendo por lo que estaba sucediendo.
- Entonces escapemos juntos. Lejos. No importa donde vayamos. Probablemente nos encuentren y si te matan, yo me mataré contigo, porque una vida sin ti, sería demasiado tormento para mí.
- Draco, no debes escapar. ¡Enfréntate al problema!
- ¡No puedo! No puedes comprender que sería duro pensar que mientras estoy delante de él puede leer mis pensamientos más secretos. Te descubrirá aunque no quiera, lo hará y sufriré, porque sabré que te dañará.
Hermione lloraba, porque sabía que lo que Draco decía era cierto y eso la dañaba aún más que si se iba él. No podía, no quería aceptar esa cruda realidad porque ella también sabía uno de los métodos con el cual Lord Voldemort detectaba a los mortífagos que debían estar a su lado.
Draco sufría viéndola llorar y no podía soportarlo. Tampoco él quería esconderse pero si no quería tener que ir al lado del que-no-debe-ser-nombrado, debía hacerlo, más por Hermione, Harry y Ron que por él mismo, eso no le importaba en absoluto, pero ahora que tenía verdaderos amigos, no podía permitir que les sucediera algo. Jamás podría permitírselo y jamás permitiría que sucediera. No si lo podía evitar de una forma u otra.
Las cosas habían sido demasiado fáciles de hacer, y ahora era cuando llegaban las complicaciones para él y para la gente que le rodeaba. Sabía que tarde o temprano se debería enfrentar a él, pero no tan pronto, no ahora que tenía lo que quería.
Sabía en cambio que sólo Harry podía matar a Lord Voldemort, pero también sabía que Lord Voldemort podría matar a Harry con un abrir y cerrar de ojos y creía que Harry no estaba aun preparado para aquel enfrentamiento y no podía pedirle ayuda porque simplemente no quería que le mataran.
Apareció entonces Albus Dumbledore que volvía en donde estaba el cuerpo del mortífago caído y se encontró a Hermione y a Draco en medio del pasillo. Entonces recordó que Draco había usado las maldiciones imperdonables y que Lord Voldemort ahora iba a por él.
- Señor Malfoy, señorita Granger, vengan.
Los dos le acompañaron por los pasillos y escaleras y llegaron enfrente de la gárgola que se abrió cuando Dumbledore le dio la contraseña. Dio paso a una escalera de caracol a la que subieron después de Dumbledore.
Al llegar arriba, Dumbledore abrió la puerta y les dejó entrar. Les invitó a sentarse y él se sentó tras su escritorio.
Hubo silencio durante varios minutos hasta que Dumbledore habló de nuevo.
- Sé lo que ocurre, señor Malfoy. Ahora que ha dado a conocer sus poderes que su padre le enseñó, Lord Voldemort irá a por un nuevo mortífago, que a pesar de su juventud no podría escapar aun queriendo. Pero debo advertirle que él siempre consigue lo que quiere, de una forma u otra, siempre lo consigue y es inútil esconderse de él y menos cuando ha averiguado que alguien le puede prestar muchos servicios.
- Pero...- comenzó a hablar Draco.
- En este asunto no hay peros, señor Malfoy. Ahora ya es inevitable. Pero sólo veo una solución a su problema. Debe ir por su propia cuenta hasta él, antes de que intente él dar con usted. No será tan horrible si ve que puede confiar en usted.
- ¡Dumbledore!- chilló Hermione llevándose las manos a la boca horrorizada.
- Señorita Granger, es inevitable hacerlo así si no quiere que el señor Malfoy sufra daños- Hermione se aferró a Draco convulsivamente como si lo que acabara de decir Dumbledore fuera la sentencia de ella misma.
- Si no hay otro remedio señor director...
- No veo otra salida- dijo éste muy seriamente.
- Lo haré. Hermione, estaré bien. Volveré para estar contigo cuando todo haya acabado. Aunque volveré con algo con lo que había intentado luchar- le dijo Draco muy seguro-. Ahora si me permite usted salir hasta que sea uno de ellos...
- Por supuesto, señor Malfoy.
- Entonces hasta luego- se levantó y Hermione hizo lo mismo. Cuando salieron del despacho y salieron por la gárgola, Hermione le besó como si fuera el último beso que le podría dar.
- ¿Porqué me ha sonado a un beso de despedida?- dijo Draco abriendo los ojos.
- Por que no sabemos si nos volveremos a ver. Recuerda que has matado a uno de los suyos, Draco- dijo ella con lágrimas resbalándole por las sonrosadas mejillas que tanto llanto habían recibido ya.
Draco la abrazó y luego se fue corriendo. Salió a los terrenos y vio que el cuerpo de su padre aún estaba allí. Cuando los mortífagos necesitaban ver a Voldemort tan sólo debían tocar con la varita su marca y Voldemort les trasladaba hasta donde él se encontraba. Eso hizo, pero lo hizo con su varita y de pronto todo comenzó a dar vueltas. Una habitación apareció ante él y un sillón que estaba enfrente de una chimenea estaba allí. Había una serpiente retorcida encima de una mohosa alfombra y un hombre pequeño y con una mano plateada e irreal que tapaba su rostro. Entonces, el sillón se giró para dejar ver a un ser que parecía no estar vivo le miró. No supo bien porqué pero Draco inclinó la cabeza ante aquella figura.
- Oh, señor Malfoy. Creía que debería enviar a alguien a por usted, pero veo que sabe lo que debe elegir.
- Sí, señor- dijo Draco-. Vengo a recibir mi marca, como una vez hiciera mi padre.
- Oh, no tan deprisa. Antes debe mostrarme su lealtad. ¡Colagusano!
- S... sí, amo, ¿qué desea?
- Haga traer a aquel muggle que está en la habitación contigua, ¡ya!
- S... sí, amo- aquel hombre salió torpemente de la habitación. Volvió un par de minutos después con un muggle el cual estaba aterrado.
- Muy bien. Ahora deberás utilizar uno de los grandes maleficios que en su tiempo le fueron mostrados, señor Malfoy.
- Bien...- Draco sacó su varita y la levantó. Se decidió por utilizar la maldición cruciatus. En un susurró y con una luz roja que salió de su varita, el muggle comenzó a chillar y a retorcerse en el suelo. Pero Voldemort no estaba satisfecho. Draco apartó la varita del contactó entre el hechizo y el muggle y pensándolo mejor utilizó la maldición Avada Kedavra. En otro susurro una luz verde salió de la varita e impactó contra el corazón del hombre quitándole la vida.
- Mmm, muy bien... Acérquese, señor Malfoy- le dijo Voldemort. Draco obedeció y se arrodilló delante de aquella figura irreal. Voldemort le levantó la manga del brazo derecho y con la varita le marcó. Aquella marca ardía y producía un humo rojizo que produjo una mueca de dolor en la cara de Draco que no pudo ocultar por más que quiso. Voldemort apartó la varita del brazo y dejó allí a Draco que intentaba no pronunciar ningún sonido y a la vez contenía las lágrimas que se le estaban comenzando a acumular en los ojos- ahora levántese, debe pronunciar el juramento como fiel servidor mío.
Draco se levantó y fue repitiendo las palabras que le iba diciendo Lord Voldemort:
- Juro, que durante el resto de mi vida y hasta que me maten, serviré al señor Lord Voldemort, cumpliendo la voluntad de éste y que cuando sea llamado apareceré ante él para acatar a las misiones que me sean encomendadas. Nunca intentaré hacer otra cosa que no sea de la voluntad de mi amo y señor y no intentaré delatar el lugar de reunión- dijo Malfoy.
- Bien. Ahora vuelva al colegio y espere a que le llame. Cuando lo haga y como aún no tiene edad para aparecerse, sólo toque su marca y yo le enviaré al lugar de reunión.
- Gracias, señor. No se arrepentirá.
Draco le hizo una reverencia y Voldemort le volvió a enviar a Hogwarts.
Hermione estaba esperándole al lado del cuerpo de Lucius Malfoy y allí vio aparecer a Draco. Ella corrió hacia él y vio con horror que ya llevaba esa marca a la que tanta gente temía. Draco cayó de rodillas al suelo y ella le ayudó a levantarse y llevarlo a la enfermería. Allí la señora Pomfrey sólo pudo ponerle en una cama porque no se podía tocar la marca.
La señora Pomfrey decidió que Draco pasara allí la noche para que estuviera tranquilo. La señora Pomfrey le dijo a Hermione que se fuera a descansar, puesto que Draco estaría bien atendido y que ella necesitaba dormir. A regañadientes Hermione abandonó la enfermería y se fue a la sala común de Gryffindor, en donde estaban Harry y Ron que la esperaban.
Hermione se derrumbó encima de una butaca y comenzó a llorar. Harry la abrazó y ella lloró entre sus brazos. Ninguno de los dos se atrevían a pedirle que le sucedía.
Ella paró de llorar y les contó que obligatoriamente Draco tuvo que unirse al que no debía ser nombrado. Ellos sorprendidos la consolaron, pero entendieron los motivos que les dio Hermione y no encontraron justo lo que tuvo que hacer Draco.
Ella se levantó y les dio las buenas noches. Desapareció por las escaleras que daban acceso a las habitaciones de las chicas, aun sabiendo que no podría pegar ojo.
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Hola!
Vuelvo a ser yo. Sé que estoy actualizando muchísimo, pero no puedo evitar estar inspirada en esta historia. La siento mucho y eso me ayuda mucho.
Espero que os guste como está sucediendo todo y que no esté siendo precipitada con los capítulos.
Si es así decídmelo e intentaré cambiarlo. En fin que ojalá os guste y que me deis vuestra más sincera opinión. Espero vuestros reviews!
Besos,
Uialwen
