Grabar en casa tiene sus pros y sus contras. Poder disponer de tu tiempo sin preocuparse por más presiones que las fechas de entrega, desde la comodidad de tu hogar, a tu propio ritmo debería ser grandioso. El problema viene cuando una pequeña, curiosa e inquieta niña se la pasa interrumpiendo el flujo de trabajo con sus preguntas e intentos de canto. Y para colmo no es posible deshacerse de ella porque es mi hija y no me arrepiento de haberla tenido.
Yui y yo tuvimos que aprovechar cada momento en que Kumiko dormía su siesta para grabar lo que más pudiéramos. Hubo días en los que tuvimos que pedirle a Ui, a mis padres o a mis suegros que la cuidaran en sus casas, especialmente a la hora de grabar voces y guitarras acústicas. Parece que nuestra niña heredó el asombroso oído de mi esposa, porque siempre que notaba que alguna estaba grabando, llegaba al cuarto que tenemos acondicionado como estudio a golpear la puerta lloriqueando para que la dejáramos entrar. Claro, nosotras nos alternábamos el uso del cuarto, pero conforme Kumiko crecía, su energía nos desbordaba. Para nosotras fue un alivio cuando las restricciones comenzaron a levantarse y nuestra hija comenzó a asistir de forma presencial al preescolar.
Pese a esto, nuestra creatividad no se detuvo, aunque sí bajé un poco el ritmo de trabajo en cuanto a letras. Si bien tanto Yui como yo tenemos obligaciones contractuales con la compañía discográfica, Nodoka-senpai se las apañó para aliviarnos un poco la presión negociando para sacar un nuevo recopilatorio de nuestras carreras solistas. Sin embargo, Yui logró terminar de componer un nuevo álbum y algunas canciones para HTT, mientras que yo apenas pude terminar tres letras nuevas, dos de ellas para mi proyecto solista, y logré meter en The Fourth Tea una canción descartada del Shin Sekai System. Esta canción tiene el que yo considero que es mi mejor solo de guitarra, y su letra habla de sobreponerse a las dificultades para llegar más lejos que nadie. Admito que la escribí como muestra de apoyo hacia Ritsu-senpai cuando se fracturó el brazo, así que me alegra que finalmente pudiéramos incluirla en un álbum.
Componer la música para las letras de Ritsu-senpai, Mio-senpai y Mugi-senpai en la distancia fue un reto. Si bien las dos primeras se mudaron a Toyosato, lo que facilitó ponernos de acuerdo entre las cuatro, nuestra tecladista recién pudo regresar a Japón cuando el álbum ya había terminado el proceso de grabación y la compañía ya había decidido una fecha de lanzamiento. Aun con las dificultades estoy orgullosa del trabajo que hice en la música de ocho canciones y los siete solos que compuse para el álbum.
Y si de sentir orgullo se trata, hay una letra en especial de la que lo estoy. Quizás parezca similar a las que escribía Mio-senpai cuando estudiábamos en Sakuragaoka, pero refleja a la perfección mis sentimientos hacia aquella mujer de sonrisa inocente y corazón puro que me conquistó hace muchos años, y que hoy por hoy es mi esposa.
Yui siempre está pendiente de mí. Incluso cuando tenemos giras como solistas que nos hacen estar físicamente lejos, no pierde oportunidad de comunicarse conmigo, ni yo con ella. A pesar de los años, sigo sintiendo la misma calidez que ella me ha transmitido desde el primer día, manteniendo la novedad incluso en situaciones que son rutinarias para nosotras. Quiero que la calidez de nuestro amor permanezca por siempre entre nosotras, y esos son los deseos que plasmo en aquella letra, cuyo título alude a su plato favorito, el arroz.
