Ron deambulaba por el castillo sin destino fijo. Pretendía ir a enfermería pero sin saber por qué había pasado de largo y se encontraba delante del
campo de quiditch.

Se sentó bajo las gradas. Se sentía seguro, nadie le veía, nadie le molestaría, nadie le juzgaría por aquellas furtivas lagrimas que rodaban
por sus mejillas. Cerró los ojos. Había pasado mas de una hora cuando
escuchó algo:

- Tenemos que hacer algo- dijo una voz - Dumbledore no nos quita ojo de encima. Y además tenemos que aguantar a esa pandilla de listillos que se creen héroes. Pero no será por mucho tiempo... ya lo veréis... acabaremos
con ellos... y yo mismo me ocuparé de esa impertinente sangre sucia.

Ron reconoció esa voz. Era Malfoy. Y estaba hablando de Hermione. De acabar
con ella. Una fuerte punzada le atravesó el corazón. Hermione estaba
enamorada de un ser vil que planeaba como acabar con ella. No podía permitirlo. Hermione no sufriría por ese reptil. Salió de su escondite y
llamó a su enemigo:

- ¡Malfoy! - gritó Ron enfurecido.

Draco, Crabbe y Goyle se giraron hacia él. Una malvada sonrisa cruzó el
rostro de Malfoy:

- Weasley, ¿qué haces aquí tan solito? ¿Potter ha perdido a su mascota? -
canturreó Malfoy. Crabbe y Goyle rieron la gracia.

El rostro de Ron ardía con fuerza. Apretó los puños con fuerza y preparó su varita. No iba a consentir que Malfoy se saliese con la suya. No permitiría
que hiciese sufrir a Hermione. Alzó su varita y se puso en posición de
combate.

Crabbe y Goyle intentaron acercarse a Ron para darle una paliza pero Draco los paró con un gesto con la mano. Sin dejar de sonreír saco su varita y se
situó a unos metros de Ron.

- Esto va a ser divertido - rió Malfoy - no eres rival para mí Weasley.

- Eso ya lo veremos - amenazó Ron.

- Uy el pelirrojo se ha enfadado. ¿Has oído lo que pienso hacer con tu
amiguita?

- Como le hagas algo a Hermione te mato Malfoy ¿me oyes? ¡te mato! - gritó
Ron fuera de sus casillas.

Malfoy no contestó. En su lugar alzó la varita y gritó: ¡Expelliarmus! Sin
embargo Ron mostrando unos excelentes reflejos gritó ¡Protego! justo a
tiempo.

Draco no pudo disimular el gesto de sorpresa ante los reflejos de Ron el
cual aprovechando esa situación gritó :

- !Desmaius!

Una luz roja salió de su varita y fue a darle a Draco en el brazo. Dracó se
retorció levemente y gritó:

- ¡Rictusempra!

Esta vez Ron no fue lo suficientemente ágil para evitar el hechizo de
Malfoy y le dio de pleno en el estomago dificultando su respiración.

Los dos chicos se miraron desafiantes. Ambos estaban heridos y respiraban con dificultad. Ambos sabían que serían reprendidos si les encontraban en
esta situación, pero ninguno de los dos tenía intención de parar. Ron
volvió a atacar:

- ¡Tarantallegra! - gritó Ron

- ¡Demaius! - respondió Malfoy

Ambos volvieron a ser heridos. Las piernas de Malfoy llevaban un ritmo
trepidante mientras que Ron de rodillas se agarraba el hombró con gran
dolor. Ron pensó en Hermione, no, Draco no iba a ganarle. Con afán de
vencer el duelo los dos chicos gritaron a la vez:

!Petrificus Totalus!

Los dos cayeron en el suelo inmoviles. Crabbe y Goyle se acercaron a Malfoy a prestarle su ayuda. Ron escuchó como Malfoy les decía que acabaran con él. No podía moverse . Sabía que de un momento a otro aquellos dos chicos
inseparables de Malfoy iban a atacarle. Cerró los ojos con fuerza. Sin
embargo una voz femenina se alzó diciendo:

- Señor Malfoy, Señor Weasley, deténganse ahora mismo - Era la voz de la profesora Hooch que acudía a la pistas de quidtich con la clase de primero
para dar sus lecciones de vuelo.

La señora Hooch llevó a Draco y a Ron a enfermería y anunció a ambos que
avisaría a sus respectivos jefes sobre su comportamiento en cuanto
finalizaran las clases.

Malfoy fue el primero en abandonar la enfermería, no sin antes dedicarle a
Ron un delicioso "me las pagarás" de despedida.

Ron se quedó un rato tumbado en la cama de enfermería mirando el techo y
pensando en lo ocurrido. Se sentía satisfecho por su duelo con Malfoy y
sonrió pensando en que todo había sucedido por proteger a Hermione.

- !Mujeres! - dijo en voz alta malhumorado.

- ¿Otra vez hablando solo?- le contestó la misma voz que la noche anterior.

- Hermione - dijo Ron sorprendido y incorporándose de la cama.

- Te estaba buscando - contestó la muchacha - y he visto salir a Malfoy de enfermería. Me ha visto y ha dicho:"Espero que con esto se le quiten las
ganas a tu amigo de enfrentarse a mi"

- ¡Ja! Como si él hubiese salido ileso- contestó Ron orgulloso.

- Eres todo un león - afirmó Hermione - sincero y valiente. Primero la sinceridad de anoche y ahora esto. Sorprendente. Aunque nada inteligente.
De hecho es lo menos inteligente que has hecho en tu vida.

- Pero ¿cómo eres capaz de decirme eso? ¡Si es a ti a la que le gusta
Malfoy! ¡Si me he peleado con él ha sido porque ese chico que tanto te
gusta quiere hacerte daño!

- Ron, soy mayorcita para decidir quien me gusta y quien no. He hablado con Harry. ¡No teníais ningún derecho a espiar mi intimidad y averiguar quien
me gusta!

- ¿¿QUE NO??? ¡Por Merlín! ¡Si te gusta ese idiota de Malfoy! Y además yo
ayer fui muy sincero contigo, tú podrías haberlo sido también.

- ¡Pero si fuiste tú el que me pidió que no dijese nada! ¿Te lo recuerdo?
¡Y nunca me ha gustado Draco Malfoy!

- Entonces ¿qué es eso que les contaste a Ginny y a Lunna de enemistades y
la noche y el día y todo eso? - preguntó Ron mucho mas calmado.

Hermione respiró profundamente antes de contestar en un tono muy suave y
relajado:

- Hace años me enamoré de un chico que jamás había reparado en mi. Jamás se había dado cuenta de que era algo mas que la chica lista de Hogwarts.
Y es totalmente opuesto a mi, somos como la noche y el día. Decidí quitármelo de la cabeza porque además era amigo mío y no quería perder su amistad por nada del mundo. Pero entonces, una noche, me enteré de que me correspondía. Los nervios me traicionaron y no pude decir palabra. Estuve toda la noche pensando en él, llamándome tonta por no haberle contestado.
Aunque quizás todavía esté a tiempo para contestarle.

- Siempre he pensado que mas vale tarde que nunca - afirmó Ron con brillo en los ojos - aunque de haber dicho las cosas a tiempo me hubiese ahorrado unos cuantos moratones.

- Y no olvides el castigo que te pondrá McGonagall - le recordó Hermione sonriendo.

- Merecerá la pena - añadió Ron.

- Yo también soy una leona - susurró Hermione al tiempo que sus labios se acercaban a los de Ron para fundirse en un tierno y exquisito beso