Todos estaban contra una pared sin ni siquiera moverse, sus varitas habían quedado en poder de sus enemigos y de aquel que un día habían llamado amigo, porque lo que ya no quedaba lugar a dudas ni tampoco ápice de discusión es que aquel al que todos los mortigafos llamaban Amo era Harry Potter.
Hermione se había quedado estática sujetando a Ron que le dolía el brazo que ella apretaba, pero que estaba tan impresionado como la chica y no sabia que hacer, su boca se había quedado abierta y no salía de ella ningún sonido, Remus se había quedado apoyado contra la pared como si sus piernas no lo pudieran sostener mirando con los ojos fuera de sus orbitas al chico, Fred que estaba junto a su hermano George se miraron uno al otro y luego a la pequeña que tenían entre ambos y sin mediar palabra George la cogio en brazos mientras Fred se interponía delante de él, Draco tenia a Ginny sujetada por su mano que sudaba por los nervios y el miedo que estaba sintiendo en ese momento aun así el chico no bajo ni en su solo momento su expresión de superioridad, ni tampoco miro a la chica que sabia que estaba atemorizada y si lo veía a los ojos, podía llegar a notar el miedo que había en ellos y mas aun cuando uno de los hombres se acerco a el.
- ¿Dónde esta Dumbledore? – pregunto el hombre a Draco.
- La verdad no lo sé – contesto este – y aunque lo supiera no te lo diría, padre – escupió esta última palabra con acidez.
- No me pongas a prueba Draco – miro a Ginny detenidamente durante unos segundos - sabes perfectamente de lo que soy capaz – Draco inconscientemente apretó la mano que cerraba sobre la de Ginny.
- Si lo se. Te enfrentas a una mujer desarmada muy valientemente, por eso estoy tan orgulloso de ser tu hijo.
- Acaso crees que yo me siento orgulloso de tener un hijo traidor como tu.
- Padre, para que lo vamos a negar los sentimientos que nos tenemos son mutuos porque tu a mi me das asco – Malfoy padre levanto su mano para abofetear a su hijo que ni tan siquiera pestañeo, pero antes de que pudiera hacerlo recibió un empujón de uno de los pelirrojos cayendo al suelo.
- Maldito seas – gruño apuntando con su varita al chico.
- No – grito otra voz – déjale en paz – George dejaba en el suelo a una asustada Andy para correr en socorro de su hermano.
- Hay esta el otro gemelo defendiendo a su hermano – de la varita de Lucius salieron unas cuerdas que apretaron al otro casi ahogándolo – inútiles Weasleys.
- George – murmuro Fred, intentando socorrer a su hermano.
- Crucio – grito Lucius antes de que el se moviera.
- Eres una hijo de…- Ron intentaba ir en ayuda de sus hermanos pero alguien se había interpuesto entre el y Lucius.
- ¿Quieres que lo deje? Dinos donde esta Dumbledore.
- ¿Pero que demonios estas haciendo con ellos Harry? – su amigo lo miraba incrédulo.
- ¿Harry? No me parece que te confundes, mi nombre es Amo y así es como me debes llamar, me debes un respeto – Ron subió una de sus cejas y lo miro.
- Ni sueñes que yo te voy a llamar Amo, - contesto molesto - eres un maldito mortigafo, un sucio y asqueroso traidor.
- Y tu hablas demasiado – contesto Harry sin inmutarse – te estoy dando la oportunidad de que el viva y lo único que haces es contestarme mal, no sientes ni el mas mínimo ápice de respeto por mi, es una lastima, eso le va a doler mucho a él – dijo señalando a Fred que estaba tendido en el suelo jadeando de dolor, hizo una señal con su mano y Lucius volvió a aplicarle el hechizo a Fred.
- No – grito Ron – déjale cobarde, te enfrentas a nosotros que no tenemos nuestras varitas si tuviera la mía ahora mismo sabrías lo que es el dolor.
- Tu eres un simple mago, jamas podrias dañarme – Ron cada vez mas nervioso oía los gritos de su hermano.
- Dejale en paz, soy yo quien dices que se enfrenta a ti.
- Y el paga por ello.
- Harry escúchame como puedes permitir que le haga eso a Fred, era tu amigo, es tu amigo, no recuerdas cuantas veces el te defendió cuantas … - se vio encerrado al igual que George en cuerdas que apretaban su cuerpo impidiéndole hablar, ni siquiera Harry había sacado su varita para hacerlo, solo fue un movimiento de su mano y estaba atrapado, se dio la vuelta y dejo allí tendido a un sorprendió Ron que en esos momentos era arrastrado por Remus junto a él y Hermione, mientras Lucius le lanzaba un nuevo crucio a Fred que se retorcía en el suelo por el dolor.
- No – grito una voz y dándole una patada a la vez al atacante del pelirrojo.
- Pero mira lo que tenemos aquí – dijo mientras la cogia del brazo – tan pequeña y tan valiente – Ron intentaba soltarse de las cuerdas que tenia alrededor del cuerpo sin éxito al igual que su hermano George, Remus sujetaba a Hermione para que no fuera a por la niña – ¿de quien es? – grito en alto – me recuerdas a alguien – se quedo pensando mientras la miraba - ¿A quien te pareces?
- Dios lo sabrá, lo va averiguar - murmuro Ginny junto a Draco, el iba a preguntarle que era lo que iba a saber, miro a Andy y fue cuando se dio cuenta de lo que la chica quería decir, en ese momento era como si viera a la niña por primera vez, como no se había dado cuenta, era demasiado claro, cuando nació le habían contado la historia de que era hija de Hermione y Ron y el se lo había creído, siempre había pensado que la chica acabaría con Potter o Weasley y faltando el primero estaba claro con cual había acabado, siempre había pensado que no fue mas que una noche loca que habían tenido los dos y el gran cariño que se tenían entre ellos le hacían admiraros aunque nunca lo confesaría delante de ellos, como ella acepto que Ron y Luna se casaran, la alegría que tenia el día que le dijeron que estaban esperando un niño, pensó que para ellos su amistad era mucho mas importante que una relación amorosa y a decir verdad a él tampoco le importaba mucho lo que les pasaba a esos dos, pero con Andy era distinto, desde la primera vez que la vio en su cuna, solo se había acercado porque Ginny se había empeñado y por que sabia que si no lo hacia, luego había una posibilidad muy grande que la chica tampoco se acercara a el, la miro y lo primero que pensó era que era igual que todos los bebes, pequeño y feo, mira que suave es, le había dicho Ginny llevando la mano del chico hasta la del bebe, la niña le cogio un dedo y se lo llevo a la boca, con ese simple gesto, le había robado el corazón, la adoraba y le había encantado verla crecer y el amor que ella demostraba hacia el, era tan inocente y tan traviesa al mismo tiempo, pero tenia claro una cosa si le molestaba decir que sentía aprecio por la hija de Weasley, no tenia palabras al descubrí que la niña fuera hija en realidad de él, de su mayor enemigo, a la vez se maldecía y se llamaba tonto por no haberse dado cuenta antes de todo, como no lo había supuesto, se tenia que haber dado cuenta por la manera en que ella sonreía, si se hubiese fijado habría visto que era la misma, la había visto cien veces antes cuando él sonreía a Ron y a Hermione y no digamos su forma de volar, eso lo tenia que haber puesto sobre aviso, nadie era tan bueno como para vencerle a él y la verdad que una niña de cuatro años le venciera, le había dolido algo en su orgullo, pero si se hubiera fijado bien en ella cuando volaba se hubiese dado cuenta, lo hacia con naturalidad por instinto y solo había visto a una persona hacer eso y sus ojos verdes tan verdes como los suyos, los de su abuela, le habían dicho, se volvió hacia Ginny y le dijo al oído molesto.
- Los ojos de su abuela y una mierda – se separo del grupo y se acerco a Lucius – es mía padre – todos los otros estaban callados y sorprendidos por la acción de Draco.
- Tuya, dios te has atrevido a tener una hija con esa – dijo señalando a Ginny, que no sabia lo que debía decir ni hacer.
- Si padre, tienes una nieta – la separo de Lucius – no pasa nada Andy, tranquila todo saldrá bien - la cogio en brazos haciendo que la niña guardara su cara en la cavidad de su cuello escondiendo su rostro y sus ojos – pero tranquilo no tienes que reconocerla, tampoco quiero, así es mejor.
- Draco como has podido avergonzar así a tu familia no quiero pensar lo que tu madre diría si viviera.
- Pero no vive, no lo recuerdas, esta muerta por tu propia mano, padre – término diciendo con desprecio.
- Pero una hija con una Weasley es deshonroso, no has pensado en el apellido Malfoy.
- La verdad es que me importa una mierda el apellido, padre.
- Deja de llamarme así – le grito Lucius – yo no tengo hijo – el rubio ignoro las palabras de su padre.
- Andy – la llamo poniéndola en el suelo y dándole la espalda a Lucius se puso a la misma altura que la niña– porque no vas con la tía Hermione – recalco todo lo que pudo las últimas palabras y le guiño un ojo, esperando que la niña comprendiera – ¿de acuerdo? – la niña asintió con la cabeza – pues venga corre con ella – le dijo dándole una palmadita en el trasero, espero a que la niña estuviera en brazos de su madre antes de volver a enfrentar a su padre.
- Permites que tu hija llame tía a una sangre sucia – en el rostro de Malfoy padre, se podía ver la furia.
- Si padre y llama abuelo a Arthur Weasley y a este tío – añadió mientras ayudaba a levantarse a Fred y lo sentaba donde estaba Ginny, sentándose el a su lado.
- Tu hijo tiene carácter Lucius y es valiente sin duda – le dijo Harry con una sonrisa.
- Demasiado tanto que la valentía le lleva a la estupidez y eso terminara provocando su muerte – Draco supo perfectamente que eso era una amenaza, pero no por ello desvió la vista de los ojos de su padre.
- ¿Cuando crees que llegara Dumbledore? – interrogo Harry.
- No lo se, ya debería estar aquí, la noche esta cayendo.
Y era cierto la luna ya había echo aparición y fuera todo estaba oscuro, Andy se resguarda en los brazos de Hermione sin soltarse, Ron las miraba y de vez en cuando echaba una mirada al que un día fuera su amigo y de nuevo otra vez a ellas, se sentía inútil, no podía hacer nada para sacarlas de allí y sabia que en cuanto los mortifagos acabaran con Dumbledore ellos serian los siguiente y lo peor es que seria bajo la mano de Harry Potter, le aliviaba y sentía una liberación de que Luna no estuviera allí, a causa de su embarazo se había quedado en la madriguera al cuidado de sus padres y eso le hacia sentirse bien, al menos ella sobreviviría aunque le angustiaba la idea de que jamás conocería a su hijo, al igual que su amigo que jamás sabría que mataría a su propia hija.
