Silencio.
Todo estaba en silencio. Los invitados aguardaban por una respuesta. El hombre frente a ella la miraba con dureza y frialdad, temblaba de miedo, miedo a la noche que le esperaba. Aun no estaba lista para ello para entregarse a él, quién apenas conocía y que dudaba si quiera que él le tuviera un poco de cariño.
–¿Sakura Haruno? –Preguntó por segunda ocasión el juez frente a ella. –¿Aceptas a Danzo Shimura como tu legitimo esposo? – Murmullos, sería la comidilla de la alta sociedad si rechazaba a Danzo.
Miró a su padre rápidamente, quien asintió al breve contacto de su mirada. Ino, su mejor amiga se encontraba tras él. Negó con la cabeza y suplicante susurró "no lo hagas".
Sus ojos se encontraron nuevamente con los de su prometido, notó con mas detalle las arrugas de su rostro, las manchas de su piel y el cabello encanecido. Apenas le llevaba un par de años a su padre, fueron compañeros en la Universidad y grandes enemigos en la adultez, años después, sin más explicación se hallaba vestida de novia y casándose con él.
"Es tu obligación" se repitió.
Alguna vez imaginó el día de su boda, cuando era una niña que creía en aquel mundo ideal color de rosa en donde las princesas se casaban con el príncipe azul, y el amor imperaba en su vida, se imaginó tomada de la mano de un hombre maravilloso, apuesto y enamorado de sus defectos y virtudes, pero eso solo ocurría en los cuentos de hadas que su madre le contaba de niña. Ahora era una mujer adulta que no tuvo opción, debía asumir aquella responsabilidad.
Antes de responder inhaló oxigeno profundamente y cerró sus ojos imaginando ver llegar a su hada madrina o por lo menos, a una mujer despechada que quisiera impedir aquella boda indeseada. Pero eso no sucedió.
–Acepto –. Respondió en un susurro.
–Por el poder que me confiere el estado los declaro marido y mujer. –Citó el juez ante su confirmación.
Los invitados aplaudieron, las asistentes más jóvenes susurraban sobre como Sakura Haruno se casó por interés con un anciano. Las damas mayores suspiraron al ver casar al hombre más cotizado de su generación con una chica que podría ser su hija o su nieta.
Fue tan inesperado sentir los labios de aquel anciano rosando los suyos, estaban fríos. Abrió un poco la boca para corresponder. El sabor del alcohol y cigarro inundo su paladar.
Sintió nauseas.
La tomó del brazo y salieron del lugar, ella no miró atrás.
"¿Una boda?"
Una estúpida y patética boda, a la que le había invitado su enemigo público número uno. Quiso reír por tan ridículo evento.
Conocía a Danzo Shimura desde que era un niño, jugaba golf con su padre y siempre le pareció y repugnante.
Cuando llegó al lugar tuvo que mirar nuevamente la dirección había recibido.
Un elegante salón decorado por cientos de rosas blancas, los presentes cuchicheaban sobre la futura señora de Shimura, el sintió curiosidad. Las malas lenguas decían que la única mujer que logró deslumbrarlo alguna vez fue su madre, Mikoto. Él fue testigo cuando era un niño sobre sus múltiples intentos de seducción y posteriormente el acoso que ejerció sobre ella. Después de la muerte de su madre se enteró por personas de su círculo social que disfrutaba de las mujeres a cambio de dinero, Danzo no tenia sentimientos, casi como él. Lo único que los diferenciaba era el honor, honor que estaba a punto de perder si descubría que ese cretino tenía que ver con la prematura muerte de su madre.
Admitía que sentía curiosidad por saber que tipo de mujer se casaría con un ser tan despreciable como Danzo ¿Acaso una anciana como él? Pero obviamente exorbitantemente multimillonaria, seguramente le brindaría ese respaldo económico que tanto necesitaba.
Sabia de buena fuente sobre los negocios turbios de Shimura y sus posibles nexos criminales.
Estaba quebrado.
La marcha nupcial comenzó a resonar en la edificación. Danzo se colocó al frente mirando hacia la puerta, no pudo evitar mirar atrás como todos los asistentes. No esperaba nada de lo que a continuación vería.
Una mujer, demasiado joven, incluso para él. Sus ojos verdes brillaban con el reflejo del atardecer, ese brillo no era de felicidad, más bien de lagrimas contenidas, su piel blanca se atisbaba bajo el vestido de cuello alto y manga larga. No encontraba algún adjetivo digno de ella, la luz del sol creaba un Aura que la hacía ver como un ser fantástico, irreal, una Ninfa del bosque. Su esbelta silueta cubierta de un sofisticado vestido blanco y su curioso cabello rosa apretado en un moño en la nuca con un velo que caía con gracia sobre espalda hasta el suelo. Como deseaba tirar de la peineta y dejar caer su cabello y enredarlo en sus dedos. Sus manos temblaban con el pequeño ramo que sostenía entre las manos, el hombre que la llevaba del brazo parecía empujarla y ella caminaba como un preso directo a su condena de muerte. Pasó junto a él, no lo miró, pero Sasuke absorbió su aroma cuando desfiló a su lado, tan cerca que si levantaba con discreción su mano podría tocarla, jamás se había sentido tentado a tal punto, nunca.
Esperó pacientemente la pregunta que definiría su estado civil, ella tardó en responder, tanto que quiso tomarla de la mano y sacarla de ahí.
Control.
Debía controlar aquel instinto y así lo hizo.
–Acepto –Respondió ella.
Se convirtió en su enemigo.
La fiesta derrochaba elegancia y glamur, su padre había financiado la boda como dictaba la tradición, no sabía qué clase de favor le debía para haberla vendido de esa manera, se sentía como una vil mercancía. Le dolían los pies, los altos zapatos de tacón que había elegido para el gran día no eran de gran ayuda.
Su prometido la sujetaba del brazo, cual el adorno y presentaba a todas las personas de la recepción, algunos de ellos diplomáticos y grandes empresarios que la miraban con sorna y algo más que le desagradó.
Fue hasta que su marido la acercó a un grupo de hombres que charlaban con una copa de champagne en la mano, le sorprendió ver en su rostro una expresión de enojo y desagrado hacia su ahora esposo. Quería huir, salir corriendo y no volver.
—Danzo ¿Qué clase de broma es esta? —la reciente conversación captó su atención.
Un hombre mayor de aspecto distinguido pero serio, inquirió con desagrado.
Danzo soltó su mano para tomar una copa de champagne que le ofrecía el mesero y levantarla a manera de brindis, ninguno de ellos respondió tal acto.
—Fugaku, amigo mío. Es el cambio que mi vida necesitaba, de ese de que tanto te hablé. —La expresión de Danzo era inescrutable, le estremeció.
— Lo único que tú necesitas en este momento es un buen abogado, la mayor parte de personas que se encuentran aquí son tus enemigos. ¿No te das cuenta en el problema en el que estas metido? —El hombre se acercó aun mas a él y susurró —¡Iras a la cárcel! Y te juro que no tendré piedad de ti.
Fugaku levantó la vista hacia ella, solo pudo notar compasión y una breve advertencia.
"Estás en problemas" Le quiso decir.
—Te equivocas amigo, he firmado un acuerdo comercial con Kizashi Haruno, mi ahora suegro, él ahora es dueño de la mitad de mi patrimonio y mis compromisos…—Enfatizó.
—¿Qué pretendes? —Una voz igual de severa que la anterior pero más fresca interrumpió la charla.
Era un hombre joven, parecido al primero, sus ojos negros eran profundos, alto, de cabello negro e imponente. Pronto sus miradas se cruzaron y ella sintió un cosquilleo en el vientre bajo.
Le quitó el aliento cuando ella posó sus ojos sobre él, era más hermosa de cerca, parecía asustada ante tal charla ¿Estaba enterada? No parecía sorprenderle las acusaciones, pero tenía la sensación de que confirmaba ciertas sospechas, escuchaba con atención la conversación y respiraba agitada.
—Fugaku, ¿no le has enseñado a tu hijo que es de mala educación interrumpir las conversaciones de los adultos? — Tenia la sensación de golpearlo hasta dejarlo inconsciente. Sasuke decidió no responder ante el comentario —Nada querido Sasuke, solo quiero limar asperezas y volver a fundar mi sociedad con los Uchiha, ahora que eres un hombre, sabrás que te conviene…
— ¡Jamás! Me encargaré de hundirte, y no tendré piedad de ti, tal como una vez lo hiciste con nosotros…
— No sé de que hablas, cuando Fugaku y yo nos asociamos la corporación Uchiha creció en un doscientos por ciento y te recuerdo que aun gozas de esos privilegios.
— No creo en fantasías y te recuerdo que tu convenio para con la corporación caduca este fin de semana…
— Querido hijo, si te llamé es para decirte que mi cuenta esta saldada, agradécemelo mañana cuando la bolsa de valores rectifique lo que acabo de invertir con tu empresa.
Sin decir mas Danzo se despidió con la mano, llevándose a su mujer.
Estaba cansada, le dolían los pies y el corazón, se hallaba sentada sobre la cama del hotel en el que pasaría su noche de bodas, había pétalos de rosa en toda la cama y un camino hasta el jacuzzi que se iluminaba a la luz de la luna, estaba temblando, pronto seria mancillada por aquel hombre.
—Danzo entró a la habitación, recorrió el camino de rosas pisándolas sin piedad, tal como lo haría con ella, después de esa noche sería una flor marchita, sin alma, sin vida.
Cerró los ojos y Danzo la levantó de la cama para ponerla de espaldas a él, comenzó a bajar el cierre de su espalda, el vestido cayó al suelo dejándole en ropa interior. Volvió a colocarla de frente y sin ninguna clase de cuidado bajo sus bragas y arrancó el sostén, se sentía tan vulnerable, tan expuesta.
—No eres como te imaginé. —Mencionó molesto. —Sakura cubrió sus pechos con sus manos y quiso tomar el vestido para cubrir su intimidad pero no fue tan rápida, Danzo la empujó sobre la cama y comenzó a recorrer su cuerpo con sus manos sin ninguna clase de cuidado.
Ella no pudo reaccionar, se quedó inmóvil, se sentía sucia e impotente, quería llorar hasta quedar totalmente deshidratada. Pensó en salir corriendo del cuarto y pedir ayuda, pero, ¿Quién la ayudaría? Ese hombre era su esposo y esa noche tomaría lo que le correspondía.
Las arrugadas manos se colocaron en sus muslos y con fuerza la obligaron a abrirse, a continuación se colocó sobre ella. Era la sensación más horrible que había experimentado nunca. Sintió al hombre moverse sobre ella, estaba tocándose, fueron eternos los minutos en que sintió su asquerosa existencia sobre ella, solo quería morir, rápida e indoloramente. Grande fue su sorpresa que después de unos breves instantes Danzo se levantó de la cama.
—Pensé que tú serías perfecta, pero eres la mujer más frígida que he conocido, no me provocas nada. —Escupió.
Sakura rápidamente se cubrió con el edredón, deshaciendo el corazón de pétalos de la cama.
Danzo salió de la habitación y no volvió en días.
RETO SASUSAKU ETERNICE MOI MAYO 2022
Antes que nada, quiero disculparme por la demora. Mayo ha sido un mes de lo más difícil, desde un cambio de trabajo, por consiguiente, todo lo fastidioso que implica una mudanza de un estado a otro, un examen de oposición justo el día que tenía que subir este capítulo, que, aunque estaba listo le faltaban algunas revisiones. Lo más difícil que he tenido que hacer este mes además de la separación de mi hijo y esposo, y aunque será temporal me ha bajado el ánimo, la cereza del pastel fue dar en adopción a mi hermoso perrihijo. No saben lo triste que me encuentro por eso.
Estos días han sido cambios drásticos que jamás me imaginé. Ya no los aburriré con mi trágica vida y comenzaremos con el escrito.
Noviembre del 2022
Excusas pobres, pero reales. Han pasado más de seis meses desde que escribí esto, esta era una historia para un reto de #SasuSaku Eternice Moi en el cual me basaba en la canción "Un mundo ideal de Aladdín"lamentablemente ese mes fue muy complicado y no pude terminarlo. Justo hoy camino a casa encontré esta parte y decidí subirla. Me siento terrible por abandonar el fandom tan de repente, pero desde hace meses no he tenido tiempos libres y lo poco que puedo trato de dormir, descansar o estar con mi familia, han ocurrido varías cosas desde mayo, como que mi familia ya está nuevamente conmigo en una nueva ciudad, pero aún no he podido tener de vuelta a mi perrito. En fin. Trataré de actualizar el fin de semana, quiero señalar que serán tres capítulos llenos de angst.
Nos leemos pronto.
