-¿Estamos todos bien? Balbució Ron.
-Si, supongo que si, respondió Hermione con Crookhanks todavía en sus brazos.
-¿Harry?.
-Si, yo también, respondió el chico.
-Entonces... ¿Que te ocurre?, preguntó Ron, cada vez mas seguro de que a su amigo le ocurría realmente algo, a juzgar por la expresión de su rostro.
-No es nada... bueno... es solo que...¿No notáis algo extraño?
-No, respondió Ron.
-¿Esque acaso no lo sentís? ¿No lo oléis? Está en el aire, en el ambiente, dijo Harry. Ron negó con la cabeza. -¿Y tu, Hermione? -A decir verdad... dijo la chica, yo... no sabría explicarlo, no recuerdo cuando sentí por última vez algo así... ¡Un momento! lo retiro, si que lo recuerdo, Harry, ¿Te acuerdas de aquella noche, hace poco mas de un año, cuando conocimos a Sirius?
-!Claro¡, a mi también me recuerda a aquello, dijo Harry... espera... no, no puede ser, dijo con una expresión de terror en el rostro. Harry giró de golpe sobre sus talones y sacó su varita de el bolsillo de sus pantalones. Apuntó hacia la colina donde se encontraba la vieja casa y gritó: - ¡Expecto Patronum! Una voluta de humo plateado salió de la varita de Harry, y en seguida se desvaneció, sin llegar a formar alguna forma con sentido. -Vamos Harry, concéntrate, se dijo para si mismo... ¡Expecto Patronum! Otro hilo de humo plateado, mas débil que el anterior, salió de la varita de Harry, y en menos de un segundo, volvió a desvanecerse.
-¿Que estás haciendo? No hay ningún dementor.
Tu espera y verás, dijo Harry. ¡EXPECTO PATRONUM! gritó de nuevo. Otra vez salió un hilo de humo gris de la punta de la varita del joven mago, solo que esta vez no se disolvió, salió mas y mas humo hasta que pudo formar el cuerpo de un robusto ciervo. El animal miró en todas direcciones y al no encontrar nada se volvió hacia Harry, mirándolo con recelo, ¿Porque lo había invocado si no habían dementores cerca?
-Allí, grito Harry señalando con el dedo hacia la colina. En efecto, desde detrás de la colina surgieron mas de cincuenta dementores que avanzaban directamente hacia donde estaban Harry, Ron y Hermione. Crookhanks saltó de los brazos de Hermione y salió huyendo hacia el bosque. Entre tanto el Patronus de Harry se abalanzó contra los dementores y uno a uno los eliminó a todos. Después de esto el ciervo se desvaneció tan rápido como había aparecido. Ron miró a Harry y le dijo: -Harry, me estás asustando, ¿Como podías tu saber que los dementores iban a atacarnos?
-Veras Ron... yo...bueno...haber como te lo digo...yo, lo he soñado. Concluyó Harry.
-Tu...lo soñaste, repitió atónito Ron. Vamos, que ahora eres profeta.
-No seas estúpido Ron, no soy ningún profeta.
-¿Y como llamas tu a soñar cosas que luego ocurren en la realidad?
-No-lo-se, Ron, solo se que esto es lo que he estado soñando hace un rato.
-Chicos, interrumpió Hermione.
-¿Que ocurre?
-Se trata de Crookhanks, se ha escapado, está en el bosque, tendríamos que buscarlo, ¿No os parece?.
-Está bien, dijo Harry, celebrando el no tener que dar mas explicaciones a Ron sobre sus sueños. ¿Como narices le iba a explicar ahora que también había visto en sueños a su difunto padre, y encima este estaba rodeado de mortífagos, que no estaban precisamente torturándolo para que lo acompañaran?... Y aquel enmascarado de las lápidas...Harry no quería admitirlo, pero estaba seguro de saber de quien se trataba.
Los tres amigos se encaminaron hacia el bosque. Cuando llegaron al límite del bosque vacilaron un momento antes de seguir caminando, pero sin decir nada, los tres avanzaron. El bosque era muy denso, a pesar de que los árboles apenas tenían hojas, entre tanto tronco grueso y macizo, a Harry le resultaba difícil orientarse en la oscuridad. De repente algo se movió a unos cuantos metros de donde se encontraban los tres amigos.
-¡Está allí! Gritó Hermione, y el gato asustado comenzó a correr. Los tres amigos corrieron tras el gato.
...............
Llevaban corriendo ya mas de cinco minutos. Harry los bajos de su túnica rotos por la cantidad de ramitas que sobresalían de los árboles. Ron tenía las manos llenas de pequeños cortes e incisuras porque ya se había caído tres veces y las había utilizado para amortiguar el golpe. Hermione en cambio solo tenía un pequeño cortecito en el cuello, producto de una rama un tanto larga. Ron paró en seco.
-Escucha Hermione, esto es inútil, parece que tu estúpido gato solo tiene ganas de que corramos tras el, ¿No te das cuenta de que contra mas corremos nosotros, mas corre el, y luego corremos aún mas nosotros, y luego aún mas el, y siempre se repite el mismo círculo vicioso?
-Pero no podemos abandonarlo aquí, ¡se moriría de frió!
-Oye, solo es un gato, hay millones de ellos, ¿Que tiene este de especial? Dijo Ron. Hermione se giró cara a Ron con los ojos en lágrimas. -Ron, no tienes sentimientos. Mira como cuando se trataba de tu estúpida e inútil rata si que querías que fuéramos tras ella, total ¿Para que? pues para que luego acabara convirtiéndose en un hombre, que además de ser mas feo que cuando era rata, terminara siendo el responsable de que Voldemort regresara, le reprochó Hermione a Ron. Oye, te he dicho un millón de veces que no pronuncies el nombre de... de "ese", dijo Ron. -Ron, tienes que asumir de una vez que Voldemort no va a aparecer cada vez que se le nombre.
¡Por su culpa mi padre ha muerto!.
-De eso yo no soy la responsable Ron, y te aseguro que tu padre no murió precisamente por pronunciar nueve estúpidas letras, díselo tu Harry... ¿Harry? Hermione buscó a Harry con la mirada. Ron hizo lo mismo, y al no encontrarlo preguntó: -¿Y donde se ha metido este ahora?
-Ejem, Ejem.
Ron y Hermione dirigieron su vista hacía el pie del árbol mas cercano. Les costó distinguir entre tanta oscuridad la silueta que podían ver, pero pronto comprendieron que se trataba de Harry. Este se levantó y dijo: ¿Habéis terminado ya? Preguntó Harry, y sin esperar respuesta añadió: Ron, no vamos a dejar aquí a Crookhanks, lo buscaremos y luego nos iremos. Hermione, Ron no podía saber entonces quien era realmente Scaberss, estoy seguro que de haberlo sabido la hubiera matado el mismo. ¡JA! Lo interrumpió Ron. ¿Has visto? ¡Di que si, Harry!. Sigo hablando yo, dijo Harry cortando tajantemente a Ron. Ron, se que es difícil, pero tienes que asumir que Voldemort no tiene un radar sobrenatural que le permite aparecerse allí donde se le nombre. ¿Entendido?
-Si, dijeron Ron y Hermione con voz cansina.
-Pues está bien, quiero que sea la última vez que discutís por chorradas semejantes.
-Vale peroooo....... Harry.....
-¿Que pasa ahora?
-Creo, es posible, cabe la posibilidad, de que, seguramente.... estemos... perdidos. Dijo Ron temeroso por si recibía mas gritos de su amigo.
-¡OH! Bueno, si, es verdad... LUMOS.
Los tres amigos siguieron andando sin hablar. Anduvieron por aquel oscuro bosque segundo tras segundo, minuto tras minuto, y ni encontraron al gato, ni encontraron tampoco el límite del bosque. Pronto llegaron a un claro en el que habían menos árboles que en el resto del bosque. Los tres se detuvieron para ver mejor donde estaban, y fue entonces cuando Hermione señaló al cielo mientras decía: -¡Mirad!
Harry y Ron miraron en la dirección que señalaba el dedo de su amiga. -¿Que se supone que estamos viendo? dijo Harry. Si, Hermione, ¿Que has visto? No hay nada, excepto, lo que tal vez podría ser... ¿Humo?. Exacto, ¡Humo!, dijo la niña. -¿Y de que nos sirve el humo a nosotros? Preguntó Ron. -Pues de nada, dijo Hermione, pero si hay humo, tiene que haber fuego, y donde hay fuego, tiene que haber alguien que lo haya encendido, alguien, que tal vez si que sepa el camino para salir del bosque, y que con suerte, nos ayude a buscar a Crookhanks.
Pues no perdamos mas el tiempo. Fue decirlo y hacerlo. Los tres amigos emprendieron de nuevo el camino, esta vez ansiosos por encontrar la fuente de aquel humo. Corrían con todas sus fuerzas, y poniendo los cinco sentidos en intentar no tropezar con nada, pero aún así de vez en cuando levantaban la vista para ver su posición respecto al humo. Harry no sabía explicar porque, pero por mas que corría y corría, siempre que miraba hacia arriba el humo estaba siempre en la misma posición respecto a el. ¿Estaría alucinando? En una de las ocasiones en que Harry alzó la vista para ver el humo, y la volvió a bajar, vio algo que lo izo detenerse en seco y caer al suelo. Al parecer Ron y Hermione habían visto lo mismo que Harry, pues ellos dos también frenaron en seco, y a poco estuvieron de acabar en el suelo con Harry.
Una diminuta bola de fuego levitaba entre los árboles. Cada vez se acercaba mas hacia donde se encontraban Harry, Ron y Hermione, y eso cada vez retrocedían mas y mas. La pequeña bola de fuego fue aumentando su velocidad, y los tres amigos también. Entonces ocurrió algo que ninguno de los tres esperaban, la bola de fuego desapareció, para reaparecer enseguida a menos de un metro de distancia de ellos.
-No tengáis miedo, no voy a haceros daño, dijo una voz. Aquella voz era la mas rara que Harry había oído en su vida, y eso que en el curso anterior había hablado incluso con unos cuantos tritones. Harry, Ron y Hermione no dijeron nada. Poco a poco la bola de fuego se fue acercando un poquito mas hasta que pudieron distinguir a un hombrecillo, con barba incluida, diminuto, envuelto en una aureola de fuego.
-¿Que... quiero decir... quien eres? Preguntó Ron.
-Soy un Fuego Fatuo, mi nombre es Patxy.
-Muy bien, Patxy, y... ¿que se supone que hemos de entender por "Fuego Fatuo"? Preguntó Harry.
-Los fuegos fatuos somos criaturas épicas. Muy poca gente es capaz de vernos en toda su vida, solo aparecemos cuando realmente se necesita nuestra ayuda. Nos movemos a través de los once planos vitales, buscando espíritus nobles, que se han perdido, y buscan su camino.
-Un momento... ¿Planos "vitales"? ¿Que es eso? Preguntó Harry
-¡Oh! Disculpad, tengo la tediosa manía de que todo el mundo sabe de lo que les hablo. Veréis, el universo se divide en Once planos paralelos. Nosotros nos encontramos en el plano físico, pero también existen el plano fantasmal, el plano astral... y así hasta un total de once planos.
-Ejem... son doce, dijo Hermione.
-¿Que?
-Que son doce... me refiero a los planos, aclaró Hermione al ver los rostros de sus amigos.
-Cierto, son doce, dijo Patxy, aunque nosotros, los fuegos fatuos, preferimos obviar que existe un doceavo plano, por nada del mundo se nos ocurriría ir allí, además de que tenemos la entrada completamente restringida.
-¿Porqué?
-Pues se debe a que allí habitan las criaturas mas extrañas que nunca se hayan visto en el mundo mágico. Son seres , muy poderosos, que, gracias a que su plano se encuentra situado mucho mas lejos que el mismísimo sol, pueden ver todo lo que ocurre en el universo al mismo tiempo. Son totalmente neutros, no son aliados ni del bien, ni del mal, y siempre están alerta, si algo que atente contra la seguridad del mundo está apunto de ocurrir, ellos lo evitan. ¿No os habéis fijado en las veces que el mundo ha estado apunto de destruirse? La primera guerra mundial, la segunda guerra mundial.... ellos siempre han estado ahí, y ha sido gracias a ellos por lo que el mundo, en la medida de lo posible, ha conseguido salir adelante. Ni Harry, ni al parecer Ron y Hermione, estaban muy seguros de lo que oían. Realmente Harry estaba mas pendiente de observar al diminuto fuego fatuo, que de escuchar lo que este le decía, temía que en cualquier momento les pudiese atacar. Pese a que Patxy no era mucho mas grande que un moscardón, y que Harry podía quitárselo de encima con un simple manotazo, en los cuatro años que había asistido a Hogwarts, había aprendido que las criaturas mágicas no siempre eran lo que realmente aparentaban.
-Dices que sois una especie de guía ¿no?
-No, no somos un sobrenatural radar, si a eso te refieres, pero aparecemos alli donde se nos necesita para "guiar" mágicamente a los espíritus perdidos. Por ejemplo, vosotros, estáis perdidos en este bosque, ¿Verdad?
-Si
-Pues aquí me tenéis. Naturalmente los fuegos fatuos no aparecemos ante las narices de todas las personas que se pierden en los bosques, para eso están las brújulas, lo que pasa es que vosotros no os encontráis en un bosque normal. Este es el bosque de las voluntades o el bosque perdido, como algunos lo llaman.
-¿Bosque perdido?
-Si, lo llaman así porque nunca tiene un emplazamiento exacto. Aparece aquí y allá, nunca se sabe donde, ni cuando, puede estar años sin aparecer en ningún sitio. Además solo existe una forma de salir de el, y es deseándolo desde el corazón, si no se hace así, jamás se encontrará el límite del bosque.
-Pero...nosotros queremos salir, de eso estamos seguros, sin embargo... no hemos encontrado aún el límite. Dijo Harry.
-¿Estás seguro de eso? El fuego fatuo hablaba con Harry, sin embargo miraba fijamente a Hermione. -Yo creo, prosiguió, que no todos queréis salir del bosque.
Ron, que lo comprendió todo, dijo: -Hermione...¿No quieres que salgamos?.
-Por supuesto que quiero, es solo que... no quiero irme sin Crookhanks.
-Disculpad, interrumpió el fuego fatuo, Crook...¿que?
-Es mi gato, se llama Crookhanks.
-¡AH!, osea, que ese gato es tuyo...
-Que quieres decir con "ese gato", ¿Acaso lo has visto?
-¿Que si lo he visto? Esa bola peluda ha intentado comerme, tiene suerte de que me he escapado, sino ahora tendría la lengua... bueno, en realidad por no tener no tendría ni lengua. Para tu información, niñita, te diré que tu gato está sano y salvo fuera ya del bosque... supongo que eso te motivará lo suficiente para desear salir ¿no?. Hermione asintió con la cabeza. -¿Y por donde seguimos?, preguntó Harry. -Tenéis que seguir la linea de fuego, dijo señalando al oscuro tramo que había entre dos árboles. Justo cuando Harry iba a abrir la boca para preguntarle a Patxy que a que linea se refería, de el dedo de este, salió un hilo de humo, en proporción al cuerpo de Patxy, bastante grande, que marcó una linea recta, y que solo giraba muy lejos, donde la vista de Harry no podía alcanzar. -Gracias, dijo Hermione, hasta pronto. -Hasta pronto, dijo el diminuto fuego fatuo, ¡Oh! casi lo olvido, tengo que daros un mensaje. -¿Que mensaje, preguntó Ron. -Emm... bueno, será mejor que lo veáis vosotros mismos. Dicho esto, Patxy empezó a dar vueltas, tan rápido que Harry volvía a ver solo una bola de fuego, sin nadie dentro. Cuanto mas giraba, mas grande se hacía, hasta que llegó un momento que quejó de hacerse grande, pero sin parar de dar vueltas, empezó a abrirse un agujero, que fue creciendo de dentro para afuera, hasta que formó un gran aro, por el que perfectamente, de habérselo propuesto, Harry podría haber entrado sin ningún problema.
A pesar de que se trataba de un aro, dibujado con fuego, en medio de un bosque, Harry, Ron y Hermione, no podían ver a través del aro lo que había detrás. En su lugar lo que veían era una niebla blanquecina que poco a poco se fue disipando. Ahora Harry podía ver perfectamente la imagen del aro. Se trataba de la calle principal de Hogsmeade, donde se encontraba "Las tres escobas". Harry vio que algo se movía en la escena, y fijó su vista para encontrar exactamente donde. Se sorprendió al ver que se trataba de la puerta de las tres escobas, que se abría y por la que salían tres siluetas negras. La silueta de el centro, parecía no poder andar, y todo el rato era arrastrada por las otras dos siluetas, mientras la central, se llevaba constantemente las manos al vientre. Enseguida la imagen se cubrió de niebla otra vez. Entre el espesor de aquella niebla, apareció una cuarta figura, esta vez de frente, pero con una máscara en la cara que hacía imposible que fuera reconocida. De pronto aquella extraña figura empezó a hablar con la voz distorsionada y dijo:
Todo ocurrirá cuando el doce este cegado. Solo entonces el día se hará noche y la noche se ara día, ese será el momento, y Recordad: Doce son doce
El aro comenzó a dar vueltas de nuevo, cada vez mas rápido, u cuanto mas rápido iba, mas se cerraba la abertura, hasta que finalmente volvió a ser una bola de fuego, y cuando paró, volvió a poderse ver la cara de Patxy.
-¿Que significa lo de......?
-Ssshhhh, silencio, no podemos perder mas tiempo. Escuchadme con atención, cuando cuente tres, vais a salir corriendo, y pasa lo que pase, oigáis lo que oigáis, no debéis mirar atrás. ¿Entendido?. Sin esperar respuesta el fuego fatuo continuó, -Bien: Uno, Dos, ¡TRES! Entonces ocurrió algo que Harry no se esperaba, Patxy explotó y desapareció, y el suelo empezó a temblar. Sin dirigirse la palabra, los tres amigos corrieron, corrieron con todas sus fuerzas en la dirección que el fuego fatuo les había indicado. Les resultaba difícil correr con aquel temblor bajo sus pies. Cuando llevaban corriendo unos cinco minutos, Ron ya se había tropezado tres veces, pero no se había parado, en cuanto caía, se volvía a levantar, y, como le había indicado Patxy, ni siquiera miraba atrás, solo corría. Unos minutos mas tarde, dos caídas de Harry, y tres de Hermione, por fin divisaron el ansiado límite del bosque. Pronto llegaron, y cuando estaban a menos de un metro, ocurrió algo inesperado. Los trés salieron disparados fuera del bosque, llevándose con sigo las ramas mas frágiles de los árboles que se cruzaban en su camino, cuando cayeron al suelo, ya estaban fuera del bosque. Fue solo entonces cuando los tres se giraron hacia el bosque, para contemplar tan horrible escena. El bosque parecía estar tragándose a si mismo, sobre un bucle central, que iba absorbiendo todos los árboles. Pronto no quedó más que un claro vacío. Fue entonces cuando Harry se sorprendió realmente, después de todas las carreras que se había dado dentro del bosque, solo se encontraba a unos quince metros de donde fueron atacados por los dementores.
-Ron se puso en pié y ayudó a levantarse a sus amigos. -Escuchad... no podemos quedarnos demasiado tiempo aquí, dijo Ron, pero tranquila Hermione, encontraremos a Crookhanks, añadió al ver que la chica iba a rechistar.
-¿Y como vamos a volver? Lo único que sabemos de ese lugar es que... bueno, que es aquí donde "el" regresó.
-¿Creéis que está ahora aquí?
-No lo creo, nos habría atacado ya. ¿No?
-¿Verdad Harry?...¿Harry?
-Calla, susurró, intento recordar algo.
-¿Que?
-¡Lo tengo!
-Bien, ¿Nos lo cuentas? Dijo Ron impacientándose.
-Esperad... esas son las buenas noticias.
-¿Y las malas?
-Pues que tenemos que escondernos.
-¿Escondernos de que?
-¡DE ELLOS! Grito Harry al ver que de donde antes se encontraban los dementores, ahora aparecían mas y mas mortífagos. En menos de cinco segundos ya habían treinta mortífagos caminando hacia ellos.
-¿Que hacemos?
-¿Que tal correr?
-Buena idea.
Los tres corrieron y corrieron con todas sus fuerzas, pero cuanto mas corrían ellos, mas cerca tenían a los mortífagos. Mientras corría, Harry escuchó 5 crujidos detrás de ellos, pero no se paró para ver a que se debían. Pronto lo lamentó, porque delante de ellos, escuchándose de nuevo otros cinco crujidos, aparecieron cinco de aquellos encapuchados mortífagos. Sin pensarlo dos veces Harry les apuntó con su varita y grito: Desmaius. Un haz de luz roja salió de su varita y milagrosamente logró debilitar a uno de los cinco mortífagos, pero de poco les sirvió, pues los otros cuatro sacaron sus varitas y les apuntaron con ellas.
-¡POR AQUÍ! Gritó Ron, y los tres corrieron hacia su izquierda. todos los mortífagos corrieron detrás de ellos. Pronto llegaron a una zona donde había muchas estatuas y una gran fuente, el sitio idóneo para esconderse. Se ocultaron justo a tiempo detrás de una estatua de un angel, para evitar la maldición Cruciatus que les acababan de lanzar. Harry asomó la cabeza y el brazo con el que tenía sujeta la varita y apuntando hacia los mortífagos grito: Petrificus Totalus. Tres mortífagos se pusieron tan rígidos como la estatua del ángel, y cayeron al suelo. Harry se ocultó de nuevo justo a tiempo para evitar un rayo verde que izo estallar en mil pedazos el ala izquierda del ángel.
-En cuanto salgamos de esta, voy a matar a tu gato, le dijo Ron a Hermione.
-¿Que has visto en los últimos minutos que te haga pensar que vamos a salir vivos de aquí? dijo Hermione.
-Corred, seguidme, dijo Harry, justo cuando salía de detrás del angel, esquivando como podía las decenas de rayos de todos los colores que cruzaban los terrenos. Ron y Hermione lo siguieron. De pronto se escuchó un nuevo crujido y un nuevo mortífago se apareció frente a Hermione, separándola de Ron y Harry. El mortífago apuntó con su varita a Hermione: Crucio. La chica se tiro al suelo y empezó a retorcerse, gritando de dolor.
-SERÁS HIJO DE... ¡RICKTUSEMPRA! gritó Harry, y de nuevo un haz de luz roja salió de la punta de su varita, y chocó contra la espalda del mortífago, que fué lanzado varios metros por detrás de Hermione. -¡WINGARDUM LEVIOSA! gritó de nuevo Harry, apuntando a la estatua mas cercana. Esta se elevó varios metros sobre el suelo, y pasó levitando sobre Hermione hasta quedar sobre el mortífago, que empezaba a levantarse, fue entonces cuando Harry retiró su varita, rompiendo así la conexión con la estatua, y esta cayó con todo su peso, derribando al mortífago, y dejandolo inconsciente, o tal vez.. muerto, a Harry le daba lo mismo, poco le importaba ya. Entre el y Ron ayudaron a la joven a levantarse, y la tumbaron detrás de la fuente. -Escucha Harry, tengo un plan, dijo Ron, sacando una pequeña bolsita de su túnica, voy a lanzar esto al aire, cuando esté sobre los mortífagos, asegúrate de apuntar bien y romperlo, ¿entendido?. -Si pero... dijo Harry. -Tu hazme caso, dijo Ron, y sin esperar mas salió de detrás de la fuente. ¡HEY, ESTAMOS AQUÍ! gritó a los mortífagos, que los estaban buscando en la dirección contraria. Cuando todos se giraron lanzó el pequeño saquito al aire. ¡AHORA!. Harry salió también de detrás de la estatua, y sin saber muy bien lo que estaba haciendo, apuntó al saquito de Ron y gritó: EXPELIARMUS. Un rayo de luz salió de la punta de la varita de Harry y dió de pleno en el saquito, que explotó y libero unos polvos blancos que cayeron sobre todos y cada uno de los mortífagos. Acto seguido todos ellos se detuvieron, tiraron sus varitas al suelo y se desenmascararon. Entre aquella multitud se encontraban Lucius Malfoy, Colagusano, los padres de Crabe y Goyle y... Ron ahogó un grito al contemplar allí, de pie, rodeado de todos aquellos mortífagos a su difunto padre.
-Es...es...es... ¡Es mi padre! dijo Ron horrorizado. Pero... no puede ser, el está muerto.
Hermione al oír aquellas palabras se incorporó con algo de dificultad, debido a los persistentes efectos de la Cruciatus, y al asomarse comprobó por si misma que en efecto, allí estaba el señor Weaesley, en un estado casi hipnótico.
-Uno momento, dijo Hermione, haciendo como si tal escena no estuviera delante de ellos, ¡Has usado los polvos hipnóticos! ¡RON! te dije que eran altamente peligrosos.
-Bueno, nos han salvado la vida ¿No? dijo Ron, apartando la vista de su padre.
-Si bueno, durante cinco minutos, porque cuando pase ese tiempo, los mortífagos volverán a la carga, repondió Hermone.
-En realidad ya son tres, dijo Harry mirando su reloj.
-Vale, tengo una idea, dijo Ron, intentando no mirar a su padre, que seguía allí, paralizado junto a los demás mortífagos. Escucharme todos, les dijo, vais a hacer exactamente lo que yo os diga. Primero, vais a materializaros en vuestras casas de inmediato, y vais a conjurar las cadenas mas fuertes que seáis capaces, luego partiréis vuestras varitas y os ataréis con las cadenas a un sitio lo suficientemente fuerte como para atar a un elefante, ¿Entendido? Nadie respondió, pero uno a uno los mortífagos fueron agachándose, recogiendo sus varitas y desapareciéndose de los terrenos de la mansión. Cuando los tres amigos se quedaron solos, Hermione fue la que habló primero. -¿No me habíais dicho que tu padre había muerto?. -Es obvio que no, respondió Ron, a no ser, claro, que ahora seamos capaces de ver a los muertos. Pero... digo yo que lo enterraríais ¿Verdad?. -Buenooo... lo cierto es que como desaparecieron tantos cadáveres, lo que realmente hicimos fue enterrar un ataúd vacío, pensábamos que nunca aparecería el cuerpo. -¡OH!, entiendo, dijo la joven, poco convincente.
En ese momento Crookhanks apareció de detrás de una estatua. -¡Crookhanks! dijo Hermione con voz dulce, ven aquí gatito... no, no ¡NO! vuelve. Era demasiado tarde, el gato había estado delante de ellos el momento preciso para que ellos lo vieran, y había empezado a correr en dirección a la casa.
-¡Hay que joderse con el gatito de las narices! dijo Ron.
-Oye, ¿No tenéis la sensación de que quiere que le sigamos?- Dijo Hermione.
-Es posible, de todas formas, no tenemos nada mejor que hacer. Dicho y hecho, los tres se levantaron, y fueron en dirección a la casa, esta vez sin correr, pues a Hermione parecía costarle solo el hecho de andar. Tras unos minutos de tedioso silencio, llegaron a la puerta de la mansión. Se miraron los unos a los otros. Nadie habló, pero en sus miradas se podía adivinar que no les apetecía en absoluto entrar en aquella vieja mansión, sin embargo y sorprendentemente fue Ron el que alargó su brazo hasta la puerta y la abrió despacio, sin decir nada entró, y sus amigos, lo siguieron. Ahora se encontraban en lo que parecía haber sido un hermoso y gigante salón, con sus lujosas chimeneas, los numerosos divanes esparcidos a lo largo de las paredes, la lujosa mesa con sus trece sillas al rededor, los muebles acristalados, las lujosas escaleras que conducían al piso superior, las columnas entrelazadas que sujetaban el arco que separaba la zona de comer del resto de la estancia...
De pronto se escuchó un crujido: provenía del piso de arriba. -¿Que ha sido eso? dijo Hermione. -Probablemente solo sea un mueble, cuando se hacen viejos, a veces crujen por tener que soportar su propio peso, dijo Ron. -Bueno... Solo hay una forma de comprobarlo, ¿no?, tenemos que subir, total, no hemos llegado hasta aquí para ahora asustarnos por un ruidito. Argumentó Harry -Está bien, se resignó Ron. Los tres, seguidos muy de cerca por Crookhanks, subieron las escaleras. Cuando llegaron al piso superior se encontraron con un pasillo largo, con seis puertas de madera negras a cada lado, un total de doce puertas. Sin preguntar siquiera, Harry tomó el pomo de la puerta mas cercana, y lo giró para así abrir la puerta y encontrarse ante sí aquella oscura habitación, ocupada tan solo por seis enormes armarios apoyados en la pared del fondo, una vieja mecedora cubierta de polvo en el centro de la estancia, y una antigua chimenea en la pared izquierda.
Harry fue el primero en penetrar en la estancia esta vez, seguido muy de cerca por Crookhanks. Después entró Hermione, tirando de la manga de la túnica de Ron para obligarlo a entrar, y cuando Ron puso su segundo pié dentro de la habitación, la puerta se cerró con un golpe sordo. Ron desesperado intentó abrirla, con todas sus fuerzas tiraba y tiraba de la puerta, pero no podía abrirla, estaban encerrados. Harry por su parte, no parecía tener demasiado interés en salir de aquella habitación. Se había quedado mirando fijamente los armarios negros. De pronto, uno de los armarios, el que mas a la izquierda se encontraba, comenzó a emitir un extraño brillo que atrajo la mirada de Harry. Parecía que dentro del armario hubiera una lámpara encendida y que por las rendijas salieran los resquicios de luz. Harry sintió como su voluntad abandonaba su cuerpo, el ya no era quien lo dominaba, en su lugar una fuerza invisible lo empujaba acercándolo cada vez mas hacia el misterioso armario. Cuanto mas cerca estaba Harry, mas intenso se hacía el sentimiento de curiosidad, pero a la vez de terror por lo que pudiera encontrarse dentro del armario. En pocos segundos Harry se sorprendió al comprender que estaba a menos de un metro del armario, había extendido su brazo, ahora había cogido el tirador... ¡PUM! Harry salió de su ensimismamiento al oír un ruido a su espalda, y se giró. Ron le había dado una patada a la puerta y ahora esta estaba en el suelo, rota, la parte que faltaba estaba todavía sujeta al marco de la puerta. Ni Ron ni Herimone parecían haberse dado cuenta de lo que había estado haciendo Harry, y en el fondo este lo agradecía, ni siquiera el mismo sabía muy bien explicarlo. Los tres salieron de la habitación. Cuando los tres ya estaban fuera, de repente, al otro lado de la puerta opuesta a la que estaban, se escuchó el mismo ruido que habían oído abajo. Esta vez fue Hermione, la que, sin decir tampoco nada, abrió la puerta. Entró primero ella, seguida de cerca por Ron y Crookhanks, Harry no quiso entrar, parecía no poder alejarse demasiado de la habitación de los armarios.
-Harry... ¿Vienes? le preguntó Hermione.
-Si...si, supongo que si, dijo este, y entró también en la habitación donde estaban sus amigos. A pesar de que aquella habitación también estaba llena de polvo, oscura y húmeda, por lo demás no se parecía en nada a la anterior. Esta estaba llena de espejos de todos los tamaños y modelos: Grandes, pequeños, de cuerpo entero, de madera, de metal, plateados... una infinidad de modelos. Mientras Ron y Hermione fisgoneaban por toda la habitación, Harry se puso frente a uno de los espejos de cuerpo entero, y sorprendido comprobó que se podía considerar un espejo prácticamente normal, pasando por alto el hecho de que no podía ver su propio reflejo. En su lugar en el espejo se podía observar con claridad, la habitación completa, pero por algún motivo, Harry no aparecía en el reflejo. Sin saber muy bien porque, Harry se llevó las manos a el bolsillo de su túnica. Tenía algo dentro, pero no sabía que era, cuando lo sacó recordó que se trataba de la breve carta que le había escrito a Sirius en casa de Harmione. La leyó para si mismo y pensó: -¿De verdad merece la pena angustiarle solo por que me haya vuelto a doler la cicatriz? Además, ahora nos han pasado cosas mucho mas importantes, quizá debería volver a escribirle contándole todo con pelos y señales... o quizá no, alguien podría interceptarla. Harry ojeó una vez más la carta, y no le encontró ningún sentido a la idea de enviársela a su padrino, así que la arrugó con el puño y la lanzó hacia una esquina de la habitación. De nuevo se escuchó el familiar crujido. Harry desvió la vista hacia la zona de donde provenía el ruido, y comprobó que solo se trataba de una rata mordiendo un trozo de madera.
-Mirad, ahí tenemos nuestro misterioso ruidito, dijo Ron.
-Escuchad, dijo Harry, aquí no hacemos nada, ¿que os parece si registramos todas las habitaciones para ver si encontramos algo que por lo menos nos indique donde nos encontramos exactamente?, o tal vez, por que no, a encontrar la forma de volver al refugio.
-Bueno, no tenemos nada mejor que hacer, dijo Hermione.
-Si, estoy de acuerdo, añadió Ron.
-Vaya... parece que la charla de antes ha surtido algún efecto en vosotros dijo Harry mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
Los cuatro, gato incluido, salieron de la habitación y cerraron la puerta. Cruzaron a la habitación que se encontraba a la derecha de la primera, y abrieron la puerta. Esta, al igual que sus predecesoras, era oscura y húmeda, pero a diferencia de las otras, esta no tendría mas de un metro cuadrado de amplitud, mas bien parecía un armario. Cuando los tres estuvieron dentro con el gato, la puerta se cerró sola de nuevo, solo que esta vez no les dio tiempo a intentar abrirla de nuevo. En cuanto la puerta se cerró, el suelo empezó a moverse bajo los pies de Harry. Aquello se podía definir bien con la palabra ascensor, pues, pese a que todo estaba bastante oscuro, Harry juraría que el suelo cada vez iba mas para abajo. De pronto paró de moverse, y volvían a estar frente a la puerta. -¿Y si probamos en otra habitación?, dijo Hermione. -Será lo mejor, dijo Ron, y abrió la puerta para salir al pasillo. Su sorpresa fue que allí ya no estaba el pasillo, en su lugar había otra habitación, esta mas grande, con otra puerta frente a ellos. Salieron del ascensor y la puerta no solo se cerró, sino que además desapareció, dejando tan solo un trozo de pared vacía. La sala en la que se encontraban ahora estaba llena de nichos y flores, no les fue muy difícil el darse cuenda de que se encontraban en un mausoleo. En el centro había una especie de sarcófago encima de un altar en el que se podía leer claramente: "Familia Ryddle. Lo mas curioso de aquel mausoleo eran los nichos que había repartidos por alrededor de la paredes. En total habían doce nichos, pero lo curioso de estos nichos era que no llevaban ningún nombre escrito, tan solo llevaban un número, de derecha a izquierda se podía leer: Nº1, Nº2, Nº3 (...) Nº11 y Nº12. Debajo de este último si que había algo escrito: "EL TRAIDOR"
Harry se adelantó a Ron y abrió la puerta que se encontraba frente a la que minutos antes pertenecía al ascensor. Esta puerta no daba a ninguna otra habitación, daba al exterior. Los tres salieron, y cuando estuvieron fuera se dieron cuenta de que aquel mausoleo era parte de la pequeña iglesia que había detrás de la mansión de los Ryddle, y ahora se encontraban en aquel cementerio, en el cementerio en que unos meses antes, Harry se había enfrentado a Voldemort, y en el que Cedric había perdido la vida.
Los tres amigos se agacharon y caminaron entre las lápidas por si acaso aún quedaba algún mortífago o algún dementor por alli. Harry aún tenía algo en mente. Justo antes de que desaparecieran del cuarto de Hermione, el había tenido tres extraños sueños: En el primero, medio centenar de dementores le atacaban junto a Ron y Hermione, y los besaban, en el segundo, los mortífagos les atacaban y los mataban, y en el tercero, un enmascarado, que Harry, pese a no querer reconocerlo, estaba muy seguro de quien se trataba, los ataba a unas lápidas y... ¿y que? ¡Nada! se despertó y no vio nada mas. Pero lo que le preocupaba realmente era que sus dos primeros sueños se habían reescrito a su favor en la realidad, ¿quería decir eso que su tercer sueño también cobraría vida? No tubo que esperar mucho para descubrirlo. En ese instante, una rata salió de detrás de una de las lápidas. Crookhanks saltó de los brazos de su dueña y se perdió de vista persiguiendo a la rata. Hermione gritó: ¡CROOKHANKS!... no le dió tiempo a decir nada mas, porque en ese momento todas las lápidas empezaron a moverse, a cambiar de sitio. En pocos instantes todas las lápidas habían desaparecido, y solo quedaban tres, una junto a la otra, en medio de un claro desierto. Entre un extraño humo negro, como el que los había transportado a ellos, apareció una silueta oscura, que llevaba puesta una túnica negra, y una capucha negra que le cubría el rostro. La extraña figura alzó una mano, en la que sostenía una varita, y apuntó a los tres amigos. De la punta de la varia salieron una especie de cuerdas que fueron directas hacia Harry, Ron y Hermione y los lanzaron contra cada una de las lápidas. Las cuerdas empezaron a enrollarlos e inmovilizarlos, hasta tal punto que Harry no pudo sujetar su varita ni un instante mas y se le cayó al suelo. El encapuchado se acercaba mas y mas, y solo cuando estuvo a unos dos metros de los jóvenes se quitó la capucha. Aquel horrible rostro de serpiente Harry ya lo conocía, era la cara de Lord Voldemort. Ninguno de los tres amigos hablo, y en su lugar fue Voldemort el que habló con aquella fría voz que lo caracterizaba.
-Bienvenidos a mi hogar: ¡Potter! que agradable sorpresa, ya te echaba de menos, ironizó.
-Es...es..es... balbucía Ron.
-Si Ron, ya sabemos quien es, dijo Hermione.
-Weaesley, continuó Voldemort, estate tranquilo, no moriréis hoy... ninguno de vosotros, añadió mirando a Harry, sois demasiado valiosos en estos momentos, sobre todo tu, dijo mirando ahora a Hermione.
-¡Ni se te ocurra tocarla! Gritó Harry.
-Vaya Harry, ¿a estas alturas te pones celoso? tranquilo, siempre serás el centro de mis obsesiones.
-En cuanto a ti, dijo girándose hacia Hermione, tranquila, no te dolerá...de momento. Nada mas dijo esto, los ojos de Voldemort se volvieron de un rojo intenso, y comenzó a hablar en una lengua extraña. A Hermione también se le pusieron los ojos rojos y brillantes, solo entonces Voldemort paró de hablar en aquella extraña lengua, y los dos volvieron a la normalidad.
-¿Que me ha hecho? grito la niña.
-¡VETE A LA MIERDA, MALDITO CABRON! Gritó Harry
-Vaya, vaya, vaya, parece que ese viejo chiflado no os enseña modales en su escuela. Harry, has de saber cuando estás en posición de protestar y cuando no. ¿Conoces la historia del arbol y la hierba? La hierva siempre ha sido débil, y lo sabe, por eso cuando viene el viento se dobla y permanece intacta, sin embargo el árbol cree que es fuerte, robusto, y permanece rígido.
-¿Y?
-Termina rompiéndose, añadió Voldemort, y con estas palabras desapareció igual que había aparecido, y con el desaparecieron también las cuerdas que sujetaban a los amigos. Ellos cayeron al suelo y Harry cogió su varita. Ayudó a levantarse a Hermione y a Ron, y cuando los tres estuvieron en pie le preguntó a Hermione: -¿Que te ha hecho?
-No lo se, solo se que he sentido algo... ¡Crookhanks! el gato de Hermione caminaba hacia ellos con cara de satisfacción y con lo que parecía ser el rabo de la rata entre los dientes. Hermione cogió a su gato y se aseguró de que sujetarlo bien para que no volviera a escaparse.
-Mirad esto, dijo Ron señalando a las lápidas:
Harry Potter
Hermione Granger
Ron Weaesley
Estas eran las inscripciones que se podían leer en las lápidas. De pronto Harry dijo: ¡Lo tengo! ¡Se como salir de aquí!
-¿Como?
-Seguidme, dijo, y Ron y Hermone obedecieron.
Siguieron a Harry y llegaron a un lugar que se encontraba un poco mas a la derecha de donde antes habían luchado contra los mortífagos. Allí había varios árboles, Harry se agachó al suelo, tiró una piedra contra uno de los árboles, y cuando esta tocó el árbol, desapareció.
-Ese es el camino, es portal que nos llevará de nuevo a tu casa, le dijo a Hermione.
-¿Que? ¿Cómo lo sabes? ¿También lo has soñado?.
-No, lo cierto es que lo vi mientras me dolía la cicatriz.
-No se que pensar, ¿Como estamos seguros de que nos lleve a casa de Hermione?
-Escúhame, se que es difícil de creer, pero es verdad. Haremos una cosa, yo iré delante, y si no me pasa nada, luego entráis vosotros, ¿Vale?
-Está bien.
Harry se acercó al árbol y cerró los ojos. Primero extendió un brazo, luego el otro, luego la cabeza, y por último el resto de su cuerpo. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba en el cuarto de Hermione, y sin querer pisó la pierda que antes había lanzado. Se hizo a un lado para dejar sitio a Ron y Hermione, y enseguida aparecieron de la nada con Crookhanks en brazos.
-¿Estáis bien?
-Si dijeron Ron y Hermione.
-Creo que no deberíamos esperar hasta mañana, tenemos que irnos ya, dijo Ron.
-Tenéis razón dijo Hermione, será mejor que despierte a mis padres y le diga que nos vamos, vosotros mientras tanto recoged este desastre, dijo mirando a Ron.
La joven salió de la habitación. Ron apuntó con su varita a las dos camas que antes había conjurado y dijo: Fregoteo. Las dos camas desaparecieron, y los muebles que estaban amontonados por la habitación volvieron a su estado original. Harry entre tanto se había sentado en la cama de Hermione y no parecía prestar atención a lo que hacía su amigo.
-¿Que te pasa Harry? dijo Ron.
-Nada... no es nada, bueno, es solo que, juraría que cuando nos fuimos, esa puerta estaba cerrada, dijo señalando a la puerta de la habitación.
-¿Y?
-Pues que cuando hemos llegado estaba abierta.
En ese momento apareció Hermione por la puerta. Su rostro estaba pálido.
-¿Que te pasa? Preguntaron los dos amigos. ¿No quieren que te vayas?
-No están, dijo la joven, han desaparecido.
FIN DEL CAPITULO CUATRO
Esto.... un capitulo realmente largo, espero que os haya gustado. Sigo buscando la forma de admitir todos los reviews, no solo los registrados, pero aún no la encuentro. Bueno, el sábado que viene mas.
-Si, supongo que si, respondió Hermione con Crookhanks todavía en sus brazos.
-¿Harry?.
-Si, yo también, respondió el chico.
-Entonces... ¿Que te ocurre?, preguntó Ron, cada vez mas seguro de que a su amigo le ocurría realmente algo, a juzgar por la expresión de su rostro.
-No es nada... bueno... es solo que...¿No notáis algo extraño?
-No, respondió Ron.
-¿Esque acaso no lo sentís? ¿No lo oléis? Está en el aire, en el ambiente, dijo Harry. Ron negó con la cabeza. -¿Y tu, Hermione? -A decir verdad... dijo la chica, yo... no sabría explicarlo, no recuerdo cuando sentí por última vez algo así... ¡Un momento! lo retiro, si que lo recuerdo, Harry, ¿Te acuerdas de aquella noche, hace poco mas de un año, cuando conocimos a Sirius?
-!Claro¡, a mi también me recuerda a aquello, dijo Harry... espera... no, no puede ser, dijo con una expresión de terror en el rostro. Harry giró de golpe sobre sus talones y sacó su varita de el bolsillo de sus pantalones. Apuntó hacia la colina donde se encontraba la vieja casa y gritó: - ¡Expecto Patronum! Una voluta de humo plateado salió de la varita de Harry, y en seguida se desvaneció, sin llegar a formar alguna forma con sentido. -Vamos Harry, concéntrate, se dijo para si mismo... ¡Expecto Patronum! Otro hilo de humo plateado, mas débil que el anterior, salió de la varita de Harry, y en menos de un segundo, volvió a desvanecerse.
-¿Que estás haciendo? No hay ningún dementor.
Tu espera y verás, dijo Harry. ¡EXPECTO PATRONUM! gritó de nuevo. Otra vez salió un hilo de humo gris de la punta de la varita del joven mago, solo que esta vez no se disolvió, salió mas y mas humo hasta que pudo formar el cuerpo de un robusto ciervo. El animal miró en todas direcciones y al no encontrar nada se volvió hacia Harry, mirándolo con recelo, ¿Porque lo había invocado si no habían dementores cerca?
-Allí, grito Harry señalando con el dedo hacia la colina. En efecto, desde detrás de la colina surgieron mas de cincuenta dementores que avanzaban directamente hacia donde estaban Harry, Ron y Hermione. Crookhanks saltó de los brazos de Hermione y salió huyendo hacia el bosque. Entre tanto el Patronus de Harry se abalanzó contra los dementores y uno a uno los eliminó a todos. Después de esto el ciervo se desvaneció tan rápido como había aparecido. Ron miró a Harry y le dijo: -Harry, me estás asustando, ¿Como podías tu saber que los dementores iban a atacarnos?
-Veras Ron... yo...bueno...haber como te lo digo...yo, lo he soñado. Concluyó Harry.
-Tu...lo soñaste, repitió atónito Ron. Vamos, que ahora eres profeta.
-No seas estúpido Ron, no soy ningún profeta.
-¿Y como llamas tu a soñar cosas que luego ocurren en la realidad?
-No-lo-se, Ron, solo se que esto es lo que he estado soñando hace un rato.
-Chicos, interrumpió Hermione.
-¿Que ocurre?
-Se trata de Crookhanks, se ha escapado, está en el bosque, tendríamos que buscarlo, ¿No os parece?.
-Está bien, dijo Harry, celebrando el no tener que dar mas explicaciones a Ron sobre sus sueños. ¿Como narices le iba a explicar ahora que también había visto en sueños a su difunto padre, y encima este estaba rodeado de mortífagos, que no estaban precisamente torturándolo para que lo acompañaran?... Y aquel enmascarado de las lápidas...Harry no quería admitirlo, pero estaba seguro de saber de quien se trataba.
Los tres amigos se encaminaron hacia el bosque. Cuando llegaron al límite del bosque vacilaron un momento antes de seguir caminando, pero sin decir nada, los tres avanzaron. El bosque era muy denso, a pesar de que los árboles apenas tenían hojas, entre tanto tronco grueso y macizo, a Harry le resultaba difícil orientarse en la oscuridad. De repente algo se movió a unos cuantos metros de donde se encontraban los tres amigos.
-¡Está allí! Gritó Hermione, y el gato asustado comenzó a correr. Los tres amigos corrieron tras el gato.
...............
Llevaban corriendo ya mas de cinco minutos. Harry los bajos de su túnica rotos por la cantidad de ramitas que sobresalían de los árboles. Ron tenía las manos llenas de pequeños cortes e incisuras porque ya se había caído tres veces y las había utilizado para amortiguar el golpe. Hermione en cambio solo tenía un pequeño cortecito en el cuello, producto de una rama un tanto larga. Ron paró en seco.
-Escucha Hermione, esto es inútil, parece que tu estúpido gato solo tiene ganas de que corramos tras el, ¿No te das cuenta de que contra mas corremos nosotros, mas corre el, y luego corremos aún mas nosotros, y luego aún mas el, y siempre se repite el mismo círculo vicioso?
-Pero no podemos abandonarlo aquí, ¡se moriría de frió!
-Oye, solo es un gato, hay millones de ellos, ¿Que tiene este de especial? Dijo Ron. Hermione se giró cara a Ron con los ojos en lágrimas. -Ron, no tienes sentimientos. Mira como cuando se trataba de tu estúpida e inútil rata si que querías que fuéramos tras ella, total ¿Para que? pues para que luego acabara convirtiéndose en un hombre, que además de ser mas feo que cuando era rata, terminara siendo el responsable de que Voldemort regresara, le reprochó Hermione a Ron. Oye, te he dicho un millón de veces que no pronuncies el nombre de... de "ese", dijo Ron. -Ron, tienes que asumir de una vez que Voldemort no va a aparecer cada vez que se le nombre.
¡Por su culpa mi padre ha muerto!.
-De eso yo no soy la responsable Ron, y te aseguro que tu padre no murió precisamente por pronunciar nueve estúpidas letras, díselo tu Harry... ¿Harry? Hermione buscó a Harry con la mirada. Ron hizo lo mismo, y al no encontrarlo preguntó: -¿Y donde se ha metido este ahora?
-Ejem, Ejem.
Ron y Hermione dirigieron su vista hacía el pie del árbol mas cercano. Les costó distinguir entre tanta oscuridad la silueta que podían ver, pero pronto comprendieron que se trataba de Harry. Este se levantó y dijo: ¿Habéis terminado ya? Preguntó Harry, y sin esperar respuesta añadió: Ron, no vamos a dejar aquí a Crookhanks, lo buscaremos y luego nos iremos. Hermione, Ron no podía saber entonces quien era realmente Scaberss, estoy seguro que de haberlo sabido la hubiera matado el mismo. ¡JA! Lo interrumpió Ron. ¿Has visto? ¡Di que si, Harry!. Sigo hablando yo, dijo Harry cortando tajantemente a Ron. Ron, se que es difícil, pero tienes que asumir que Voldemort no tiene un radar sobrenatural que le permite aparecerse allí donde se le nombre. ¿Entendido?
-Si, dijeron Ron y Hermione con voz cansina.
-Pues está bien, quiero que sea la última vez que discutís por chorradas semejantes.
-Vale peroooo....... Harry.....
-¿Que pasa ahora?
-Creo, es posible, cabe la posibilidad, de que, seguramente.... estemos... perdidos. Dijo Ron temeroso por si recibía mas gritos de su amigo.
-¡OH! Bueno, si, es verdad... LUMOS.
Los tres amigos siguieron andando sin hablar. Anduvieron por aquel oscuro bosque segundo tras segundo, minuto tras minuto, y ni encontraron al gato, ni encontraron tampoco el límite del bosque. Pronto llegaron a un claro en el que habían menos árboles que en el resto del bosque. Los tres se detuvieron para ver mejor donde estaban, y fue entonces cuando Hermione señaló al cielo mientras decía: -¡Mirad!
Harry y Ron miraron en la dirección que señalaba el dedo de su amiga. -¿Que se supone que estamos viendo? dijo Harry. Si, Hermione, ¿Que has visto? No hay nada, excepto, lo que tal vez podría ser... ¿Humo?. Exacto, ¡Humo!, dijo la niña. -¿Y de que nos sirve el humo a nosotros? Preguntó Ron. -Pues de nada, dijo Hermione, pero si hay humo, tiene que haber fuego, y donde hay fuego, tiene que haber alguien que lo haya encendido, alguien, que tal vez si que sepa el camino para salir del bosque, y que con suerte, nos ayude a buscar a Crookhanks.
Pues no perdamos mas el tiempo. Fue decirlo y hacerlo. Los tres amigos emprendieron de nuevo el camino, esta vez ansiosos por encontrar la fuente de aquel humo. Corrían con todas sus fuerzas, y poniendo los cinco sentidos en intentar no tropezar con nada, pero aún así de vez en cuando levantaban la vista para ver su posición respecto al humo. Harry no sabía explicar porque, pero por mas que corría y corría, siempre que miraba hacia arriba el humo estaba siempre en la misma posición respecto a el. ¿Estaría alucinando? En una de las ocasiones en que Harry alzó la vista para ver el humo, y la volvió a bajar, vio algo que lo izo detenerse en seco y caer al suelo. Al parecer Ron y Hermione habían visto lo mismo que Harry, pues ellos dos también frenaron en seco, y a poco estuvieron de acabar en el suelo con Harry.
Una diminuta bola de fuego levitaba entre los árboles. Cada vez se acercaba mas hacia donde se encontraban Harry, Ron y Hermione, y eso cada vez retrocedían mas y mas. La pequeña bola de fuego fue aumentando su velocidad, y los tres amigos también. Entonces ocurrió algo que ninguno de los tres esperaban, la bola de fuego desapareció, para reaparecer enseguida a menos de un metro de distancia de ellos.
-No tengáis miedo, no voy a haceros daño, dijo una voz. Aquella voz era la mas rara que Harry había oído en su vida, y eso que en el curso anterior había hablado incluso con unos cuantos tritones. Harry, Ron y Hermione no dijeron nada. Poco a poco la bola de fuego se fue acercando un poquito mas hasta que pudieron distinguir a un hombrecillo, con barba incluida, diminuto, envuelto en una aureola de fuego.
-¿Que... quiero decir... quien eres? Preguntó Ron.
-Soy un Fuego Fatuo, mi nombre es Patxy.
-Muy bien, Patxy, y... ¿que se supone que hemos de entender por "Fuego Fatuo"? Preguntó Harry.
-Los fuegos fatuos somos criaturas épicas. Muy poca gente es capaz de vernos en toda su vida, solo aparecemos cuando realmente se necesita nuestra ayuda. Nos movemos a través de los once planos vitales, buscando espíritus nobles, que se han perdido, y buscan su camino.
-Un momento... ¿Planos "vitales"? ¿Que es eso? Preguntó Harry
-¡Oh! Disculpad, tengo la tediosa manía de que todo el mundo sabe de lo que les hablo. Veréis, el universo se divide en Once planos paralelos. Nosotros nos encontramos en el plano físico, pero también existen el plano fantasmal, el plano astral... y así hasta un total de once planos.
-Ejem... son doce, dijo Hermione.
-¿Que?
-Que son doce... me refiero a los planos, aclaró Hermione al ver los rostros de sus amigos.
-Cierto, son doce, dijo Patxy, aunque nosotros, los fuegos fatuos, preferimos obviar que existe un doceavo plano, por nada del mundo se nos ocurriría ir allí, además de que tenemos la entrada completamente restringida.
-¿Porqué?
-Pues se debe a que allí habitan las criaturas mas extrañas que nunca se hayan visto en el mundo mágico. Son seres , muy poderosos, que, gracias a que su plano se encuentra situado mucho mas lejos que el mismísimo sol, pueden ver todo lo que ocurre en el universo al mismo tiempo. Son totalmente neutros, no son aliados ni del bien, ni del mal, y siempre están alerta, si algo que atente contra la seguridad del mundo está apunto de ocurrir, ellos lo evitan. ¿No os habéis fijado en las veces que el mundo ha estado apunto de destruirse? La primera guerra mundial, la segunda guerra mundial.... ellos siempre han estado ahí, y ha sido gracias a ellos por lo que el mundo, en la medida de lo posible, ha conseguido salir adelante. Ni Harry, ni al parecer Ron y Hermione, estaban muy seguros de lo que oían. Realmente Harry estaba mas pendiente de observar al diminuto fuego fatuo, que de escuchar lo que este le decía, temía que en cualquier momento les pudiese atacar. Pese a que Patxy no era mucho mas grande que un moscardón, y que Harry podía quitárselo de encima con un simple manotazo, en los cuatro años que había asistido a Hogwarts, había aprendido que las criaturas mágicas no siempre eran lo que realmente aparentaban.
-Dices que sois una especie de guía ¿no?
-No, no somos un sobrenatural radar, si a eso te refieres, pero aparecemos alli donde se nos necesita para "guiar" mágicamente a los espíritus perdidos. Por ejemplo, vosotros, estáis perdidos en este bosque, ¿Verdad?
-Si
-Pues aquí me tenéis. Naturalmente los fuegos fatuos no aparecemos ante las narices de todas las personas que se pierden en los bosques, para eso están las brújulas, lo que pasa es que vosotros no os encontráis en un bosque normal. Este es el bosque de las voluntades o el bosque perdido, como algunos lo llaman.
-¿Bosque perdido?
-Si, lo llaman así porque nunca tiene un emplazamiento exacto. Aparece aquí y allá, nunca se sabe donde, ni cuando, puede estar años sin aparecer en ningún sitio. Además solo existe una forma de salir de el, y es deseándolo desde el corazón, si no se hace así, jamás se encontrará el límite del bosque.
-Pero...nosotros queremos salir, de eso estamos seguros, sin embargo... no hemos encontrado aún el límite. Dijo Harry.
-¿Estás seguro de eso? El fuego fatuo hablaba con Harry, sin embargo miraba fijamente a Hermione. -Yo creo, prosiguió, que no todos queréis salir del bosque.
Ron, que lo comprendió todo, dijo: -Hermione...¿No quieres que salgamos?.
-Por supuesto que quiero, es solo que... no quiero irme sin Crookhanks.
-Disculpad, interrumpió el fuego fatuo, Crook...¿que?
-Es mi gato, se llama Crookhanks.
-¡AH!, osea, que ese gato es tuyo...
-Que quieres decir con "ese gato", ¿Acaso lo has visto?
-¿Que si lo he visto? Esa bola peluda ha intentado comerme, tiene suerte de que me he escapado, sino ahora tendría la lengua... bueno, en realidad por no tener no tendría ni lengua. Para tu información, niñita, te diré que tu gato está sano y salvo fuera ya del bosque... supongo que eso te motivará lo suficiente para desear salir ¿no?. Hermione asintió con la cabeza. -¿Y por donde seguimos?, preguntó Harry. -Tenéis que seguir la linea de fuego, dijo señalando al oscuro tramo que había entre dos árboles. Justo cuando Harry iba a abrir la boca para preguntarle a Patxy que a que linea se refería, de el dedo de este, salió un hilo de humo, en proporción al cuerpo de Patxy, bastante grande, que marcó una linea recta, y que solo giraba muy lejos, donde la vista de Harry no podía alcanzar. -Gracias, dijo Hermione, hasta pronto. -Hasta pronto, dijo el diminuto fuego fatuo, ¡Oh! casi lo olvido, tengo que daros un mensaje. -¿Que mensaje, preguntó Ron. -Emm... bueno, será mejor que lo veáis vosotros mismos. Dicho esto, Patxy empezó a dar vueltas, tan rápido que Harry volvía a ver solo una bola de fuego, sin nadie dentro. Cuanto mas giraba, mas grande se hacía, hasta que llegó un momento que quejó de hacerse grande, pero sin parar de dar vueltas, empezó a abrirse un agujero, que fue creciendo de dentro para afuera, hasta que formó un gran aro, por el que perfectamente, de habérselo propuesto, Harry podría haber entrado sin ningún problema.
A pesar de que se trataba de un aro, dibujado con fuego, en medio de un bosque, Harry, Ron y Hermione, no podían ver a través del aro lo que había detrás. En su lugar lo que veían era una niebla blanquecina que poco a poco se fue disipando. Ahora Harry podía ver perfectamente la imagen del aro. Se trataba de la calle principal de Hogsmeade, donde se encontraba "Las tres escobas". Harry vio que algo se movía en la escena, y fijó su vista para encontrar exactamente donde. Se sorprendió al ver que se trataba de la puerta de las tres escobas, que se abría y por la que salían tres siluetas negras. La silueta de el centro, parecía no poder andar, y todo el rato era arrastrada por las otras dos siluetas, mientras la central, se llevaba constantemente las manos al vientre. Enseguida la imagen se cubrió de niebla otra vez. Entre el espesor de aquella niebla, apareció una cuarta figura, esta vez de frente, pero con una máscara en la cara que hacía imposible que fuera reconocida. De pronto aquella extraña figura empezó a hablar con la voz distorsionada y dijo:
Todo ocurrirá cuando el doce este cegado. Solo entonces el día se hará noche y la noche se ara día, ese será el momento, y Recordad: Doce son doce
El aro comenzó a dar vueltas de nuevo, cada vez mas rápido, u cuanto mas rápido iba, mas se cerraba la abertura, hasta que finalmente volvió a ser una bola de fuego, y cuando paró, volvió a poderse ver la cara de Patxy.
-¿Que significa lo de......?
-Ssshhhh, silencio, no podemos perder mas tiempo. Escuchadme con atención, cuando cuente tres, vais a salir corriendo, y pasa lo que pase, oigáis lo que oigáis, no debéis mirar atrás. ¿Entendido?. Sin esperar respuesta el fuego fatuo continuó, -Bien: Uno, Dos, ¡TRES! Entonces ocurrió algo que Harry no se esperaba, Patxy explotó y desapareció, y el suelo empezó a temblar. Sin dirigirse la palabra, los tres amigos corrieron, corrieron con todas sus fuerzas en la dirección que el fuego fatuo les había indicado. Les resultaba difícil correr con aquel temblor bajo sus pies. Cuando llevaban corriendo unos cinco minutos, Ron ya se había tropezado tres veces, pero no se había parado, en cuanto caía, se volvía a levantar, y, como le había indicado Patxy, ni siquiera miraba atrás, solo corría. Unos minutos mas tarde, dos caídas de Harry, y tres de Hermione, por fin divisaron el ansiado límite del bosque. Pronto llegaron, y cuando estaban a menos de un metro, ocurrió algo inesperado. Los trés salieron disparados fuera del bosque, llevándose con sigo las ramas mas frágiles de los árboles que se cruzaban en su camino, cuando cayeron al suelo, ya estaban fuera del bosque. Fue solo entonces cuando los tres se giraron hacia el bosque, para contemplar tan horrible escena. El bosque parecía estar tragándose a si mismo, sobre un bucle central, que iba absorbiendo todos los árboles. Pronto no quedó más que un claro vacío. Fue entonces cuando Harry se sorprendió realmente, después de todas las carreras que se había dado dentro del bosque, solo se encontraba a unos quince metros de donde fueron atacados por los dementores.
-Ron se puso en pié y ayudó a levantarse a sus amigos. -Escuchad... no podemos quedarnos demasiado tiempo aquí, dijo Ron, pero tranquila Hermione, encontraremos a Crookhanks, añadió al ver que la chica iba a rechistar.
-¿Y como vamos a volver? Lo único que sabemos de ese lugar es que... bueno, que es aquí donde "el" regresó.
-¿Creéis que está ahora aquí?
-No lo creo, nos habría atacado ya. ¿No?
-¿Verdad Harry?...¿Harry?
-Calla, susurró, intento recordar algo.
-¿Que?
-¡Lo tengo!
-Bien, ¿Nos lo cuentas? Dijo Ron impacientándose.
-Esperad... esas son las buenas noticias.
-¿Y las malas?
-Pues que tenemos que escondernos.
-¿Escondernos de que?
-¡DE ELLOS! Grito Harry al ver que de donde antes se encontraban los dementores, ahora aparecían mas y mas mortífagos. En menos de cinco segundos ya habían treinta mortífagos caminando hacia ellos.
-¿Que hacemos?
-¿Que tal correr?
-Buena idea.
Los tres corrieron y corrieron con todas sus fuerzas, pero cuanto mas corrían ellos, mas cerca tenían a los mortífagos. Mientras corría, Harry escuchó 5 crujidos detrás de ellos, pero no se paró para ver a que se debían. Pronto lo lamentó, porque delante de ellos, escuchándose de nuevo otros cinco crujidos, aparecieron cinco de aquellos encapuchados mortífagos. Sin pensarlo dos veces Harry les apuntó con su varita y grito: Desmaius. Un haz de luz roja salió de su varita y milagrosamente logró debilitar a uno de los cinco mortífagos, pero de poco les sirvió, pues los otros cuatro sacaron sus varitas y les apuntaron con ellas.
-¡POR AQUÍ! Gritó Ron, y los tres corrieron hacia su izquierda. todos los mortífagos corrieron detrás de ellos. Pronto llegaron a una zona donde había muchas estatuas y una gran fuente, el sitio idóneo para esconderse. Se ocultaron justo a tiempo detrás de una estatua de un angel, para evitar la maldición Cruciatus que les acababan de lanzar. Harry asomó la cabeza y el brazo con el que tenía sujeta la varita y apuntando hacia los mortífagos grito: Petrificus Totalus. Tres mortífagos se pusieron tan rígidos como la estatua del ángel, y cayeron al suelo. Harry se ocultó de nuevo justo a tiempo para evitar un rayo verde que izo estallar en mil pedazos el ala izquierda del ángel.
-En cuanto salgamos de esta, voy a matar a tu gato, le dijo Ron a Hermione.
-¿Que has visto en los últimos minutos que te haga pensar que vamos a salir vivos de aquí? dijo Hermione.
-Corred, seguidme, dijo Harry, justo cuando salía de detrás del angel, esquivando como podía las decenas de rayos de todos los colores que cruzaban los terrenos. Ron y Hermione lo siguieron. De pronto se escuchó un nuevo crujido y un nuevo mortífago se apareció frente a Hermione, separándola de Ron y Harry. El mortífago apuntó con su varita a Hermione: Crucio. La chica se tiro al suelo y empezó a retorcerse, gritando de dolor.
-SERÁS HIJO DE... ¡RICKTUSEMPRA! gritó Harry, y de nuevo un haz de luz roja salió de la punta de su varita, y chocó contra la espalda del mortífago, que fué lanzado varios metros por detrás de Hermione. -¡WINGARDUM LEVIOSA! gritó de nuevo Harry, apuntando a la estatua mas cercana. Esta se elevó varios metros sobre el suelo, y pasó levitando sobre Hermione hasta quedar sobre el mortífago, que empezaba a levantarse, fue entonces cuando Harry retiró su varita, rompiendo así la conexión con la estatua, y esta cayó con todo su peso, derribando al mortífago, y dejandolo inconsciente, o tal vez.. muerto, a Harry le daba lo mismo, poco le importaba ya. Entre el y Ron ayudaron a la joven a levantarse, y la tumbaron detrás de la fuente. -Escucha Harry, tengo un plan, dijo Ron, sacando una pequeña bolsita de su túnica, voy a lanzar esto al aire, cuando esté sobre los mortífagos, asegúrate de apuntar bien y romperlo, ¿entendido?. -Si pero... dijo Harry. -Tu hazme caso, dijo Ron, y sin esperar mas salió de detrás de la fuente. ¡HEY, ESTAMOS AQUÍ! gritó a los mortífagos, que los estaban buscando en la dirección contraria. Cuando todos se giraron lanzó el pequeño saquito al aire. ¡AHORA!. Harry salió también de detrás de la estatua, y sin saber muy bien lo que estaba haciendo, apuntó al saquito de Ron y gritó: EXPELIARMUS. Un rayo de luz salió de la punta de la varita de Harry y dió de pleno en el saquito, que explotó y libero unos polvos blancos que cayeron sobre todos y cada uno de los mortífagos. Acto seguido todos ellos se detuvieron, tiraron sus varitas al suelo y se desenmascararon. Entre aquella multitud se encontraban Lucius Malfoy, Colagusano, los padres de Crabe y Goyle y... Ron ahogó un grito al contemplar allí, de pie, rodeado de todos aquellos mortífagos a su difunto padre.
-Es...es...es... ¡Es mi padre! dijo Ron horrorizado. Pero... no puede ser, el está muerto.
Hermione al oír aquellas palabras se incorporó con algo de dificultad, debido a los persistentes efectos de la Cruciatus, y al asomarse comprobó por si misma que en efecto, allí estaba el señor Weaesley, en un estado casi hipnótico.
-Uno momento, dijo Hermione, haciendo como si tal escena no estuviera delante de ellos, ¡Has usado los polvos hipnóticos! ¡RON! te dije que eran altamente peligrosos.
-Bueno, nos han salvado la vida ¿No? dijo Ron, apartando la vista de su padre.
-Si bueno, durante cinco minutos, porque cuando pase ese tiempo, los mortífagos volverán a la carga, repondió Hermone.
-En realidad ya son tres, dijo Harry mirando su reloj.
-Vale, tengo una idea, dijo Ron, intentando no mirar a su padre, que seguía allí, paralizado junto a los demás mortífagos. Escucharme todos, les dijo, vais a hacer exactamente lo que yo os diga. Primero, vais a materializaros en vuestras casas de inmediato, y vais a conjurar las cadenas mas fuertes que seáis capaces, luego partiréis vuestras varitas y os ataréis con las cadenas a un sitio lo suficientemente fuerte como para atar a un elefante, ¿Entendido? Nadie respondió, pero uno a uno los mortífagos fueron agachándose, recogiendo sus varitas y desapareciéndose de los terrenos de la mansión. Cuando los tres amigos se quedaron solos, Hermione fue la que habló primero. -¿No me habíais dicho que tu padre había muerto?. -Es obvio que no, respondió Ron, a no ser, claro, que ahora seamos capaces de ver a los muertos. Pero... digo yo que lo enterraríais ¿Verdad?. -Buenooo... lo cierto es que como desaparecieron tantos cadáveres, lo que realmente hicimos fue enterrar un ataúd vacío, pensábamos que nunca aparecería el cuerpo. -¡OH!, entiendo, dijo la joven, poco convincente.
En ese momento Crookhanks apareció de detrás de una estatua. -¡Crookhanks! dijo Hermione con voz dulce, ven aquí gatito... no, no ¡NO! vuelve. Era demasiado tarde, el gato había estado delante de ellos el momento preciso para que ellos lo vieran, y había empezado a correr en dirección a la casa.
-¡Hay que joderse con el gatito de las narices! dijo Ron.
-Oye, ¿No tenéis la sensación de que quiere que le sigamos?- Dijo Hermione.
-Es posible, de todas formas, no tenemos nada mejor que hacer. Dicho y hecho, los tres se levantaron, y fueron en dirección a la casa, esta vez sin correr, pues a Hermione parecía costarle solo el hecho de andar. Tras unos minutos de tedioso silencio, llegaron a la puerta de la mansión. Se miraron los unos a los otros. Nadie habló, pero en sus miradas se podía adivinar que no les apetecía en absoluto entrar en aquella vieja mansión, sin embargo y sorprendentemente fue Ron el que alargó su brazo hasta la puerta y la abrió despacio, sin decir nada entró, y sus amigos, lo siguieron. Ahora se encontraban en lo que parecía haber sido un hermoso y gigante salón, con sus lujosas chimeneas, los numerosos divanes esparcidos a lo largo de las paredes, la lujosa mesa con sus trece sillas al rededor, los muebles acristalados, las lujosas escaleras que conducían al piso superior, las columnas entrelazadas que sujetaban el arco que separaba la zona de comer del resto de la estancia...
De pronto se escuchó un crujido: provenía del piso de arriba. -¿Que ha sido eso? dijo Hermione. -Probablemente solo sea un mueble, cuando se hacen viejos, a veces crujen por tener que soportar su propio peso, dijo Ron. -Bueno... Solo hay una forma de comprobarlo, ¿no?, tenemos que subir, total, no hemos llegado hasta aquí para ahora asustarnos por un ruidito. Argumentó Harry -Está bien, se resignó Ron. Los tres, seguidos muy de cerca por Crookhanks, subieron las escaleras. Cuando llegaron al piso superior se encontraron con un pasillo largo, con seis puertas de madera negras a cada lado, un total de doce puertas. Sin preguntar siquiera, Harry tomó el pomo de la puerta mas cercana, y lo giró para así abrir la puerta y encontrarse ante sí aquella oscura habitación, ocupada tan solo por seis enormes armarios apoyados en la pared del fondo, una vieja mecedora cubierta de polvo en el centro de la estancia, y una antigua chimenea en la pared izquierda.
Harry fue el primero en penetrar en la estancia esta vez, seguido muy de cerca por Crookhanks. Después entró Hermione, tirando de la manga de la túnica de Ron para obligarlo a entrar, y cuando Ron puso su segundo pié dentro de la habitación, la puerta se cerró con un golpe sordo. Ron desesperado intentó abrirla, con todas sus fuerzas tiraba y tiraba de la puerta, pero no podía abrirla, estaban encerrados. Harry por su parte, no parecía tener demasiado interés en salir de aquella habitación. Se había quedado mirando fijamente los armarios negros. De pronto, uno de los armarios, el que mas a la izquierda se encontraba, comenzó a emitir un extraño brillo que atrajo la mirada de Harry. Parecía que dentro del armario hubiera una lámpara encendida y que por las rendijas salieran los resquicios de luz. Harry sintió como su voluntad abandonaba su cuerpo, el ya no era quien lo dominaba, en su lugar una fuerza invisible lo empujaba acercándolo cada vez mas hacia el misterioso armario. Cuanto mas cerca estaba Harry, mas intenso se hacía el sentimiento de curiosidad, pero a la vez de terror por lo que pudiera encontrarse dentro del armario. En pocos segundos Harry se sorprendió al comprender que estaba a menos de un metro del armario, había extendido su brazo, ahora había cogido el tirador... ¡PUM! Harry salió de su ensimismamiento al oír un ruido a su espalda, y se giró. Ron le había dado una patada a la puerta y ahora esta estaba en el suelo, rota, la parte que faltaba estaba todavía sujeta al marco de la puerta. Ni Ron ni Herimone parecían haberse dado cuenta de lo que había estado haciendo Harry, y en el fondo este lo agradecía, ni siquiera el mismo sabía muy bien explicarlo. Los tres salieron de la habitación. Cuando los tres ya estaban fuera, de repente, al otro lado de la puerta opuesta a la que estaban, se escuchó el mismo ruido que habían oído abajo. Esta vez fue Hermione, la que, sin decir tampoco nada, abrió la puerta. Entró primero ella, seguida de cerca por Ron y Crookhanks, Harry no quiso entrar, parecía no poder alejarse demasiado de la habitación de los armarios.
-Harry... ¿Vienes? le preguntó Hermione.
-Si...si, supongo que si, dijo este, y entró también en la habitación donde estaban sus amigos. A pesar de que aquella habitación también estaba llena de polvo, oscura y húmeda, por lo demás no se parecía en nada a la anterior. Esta estaba llena de espejos de todos los tamaños y modelos: Grandes, pequeños, de cuerpo entero, de madera, de metal, plateados... una infinidad de modelos. Mientras Ron y Hermione fisgoneaban por toda la habitación, Harry se puso frente a uno de los espejos de cuerpo entero, y sorprendido comprobó que se podía considerar un espejo prácticamente normal, pasando por alto el hecho de que no podía ver su propio reflejo. En su lugar en el espejo se podía observar con claridad, la habitación completa, pero por algún motivo, Harry no aparecía en el reflejo. Sin saber muy bien porque, Harry se llevó las manos a el bolsillo de su túnica. Tenía algo dentro, pero no sabía que era, cuando lo sacó recordó que se trataba de la breve carta que le había escrito a Sirius en casa de Harmione. La leyó para si mismo y pensó: -¿De verdad merece la pena angustiarle solo por que me haya vuelto a doler la cicatriz? Además, ahora nos han pasado cosas mucho mas importantes, quizá debería volver a escribirle contándole todo con pelos y señales... o quizá no, alguien podría interceptarla. Harry ojeó una vez más la carta, y no le encontró ningún sentido a la idea de enviársela a su padrino, así que la arrugó con el puño y la lanzó hacia una esquina de la habitación. De nuevo se escuchó el familiar crujido. Harry desvió la vista hacia la zona de donde provenía el ruido, y comprobó que solo se trataba de una rata mordiendo un trozo de madera.
-Mirad, ahí tenemos nuestro misterioso ruidito, dijo Ron.
-Escuchad, dijo Harry, aquí no hacemos nada, ¿que os parece si registramos todas las habitaciones para ver si encontramos algo que por lo menos nos indique donde nos encontramos exactamente?, o tal vez, por que no, a encontrar la forma de volver al refugio.
-Bueno, no tenemos nada mejor que hacer, dijo Hermione.
-Si, estoy de acuerdo, añadió Ron.
-Vaya... parece que la charla de antes ha surtido algún efecto en vosotros dijo Harry mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
Los cuatro, gato incluido, salieron de la habitación y cerraron la puerta. Cruzaron a la habitación que se encontraba a la derecha de la primera, y abrieron la puerta. Esta, al igual que sus predecesoras, era oscura y húmeda, pero a diferencia de las otras, esta no tendría mas de un metro cuadrado de amplitud, mas bien parecía un armario. Cuando los tres estuvieron dentro con el gato, la puerta se cerró sola de nuevo, solo que esta vez no les dio tiempo a intentar abrirla de nuevo. En cuanto la puerta se cerró, el suelo empezó a moverse bajo los pies de Harry. Aquello se podía definir bien con la palabra ascensor, pues, pese a que todo estaba bastante oscuro, Harry juraría que el suelo cada vez iba mas para abajo. De pronto paró de moverse, y volvían a estar frente a la puerta. -¿Y si probamos en otra habitación?, dijo Hermione. -Será lo mejor, dijo Ron, y abrió la puerta para salir al pasillo. Su sorpresa fue que allí ya no estaba el pasillo, en su lugar había otra habitación, esta mas grande, con otra puerta frente a ellos. Salieron del ascensor y la puerta no solo se cerró, sino que además desapareció, dejando tan solo un trozo de pared vacía. La sala en la que se encontraban ahora estaba llena de nichos y flores, no les fue muy difícil el darse cuenda de que se encontraban en un mausoleo. En el centro había una especie de sarcófago encima de un altar en el que se podía leer claramente: "Familia Ryddle. Lo mas curioso de aquel mausoleo eran los nichos que había repartidos por alrededor de la paredes. En total habían doce nichos, pero lo curioso de estos nichos era que no llevaban ningún nombre escrito, tan solo llevaban un número, de derecha a izquierda se podía leer: Nº1, Nº2, Nº3 (...) Nº11 y Nº12. Debajo de este último si que había algo escrito: "EL TRAIDOR"
Harry se adelantó a Ron y abrió la puerta que se encontraba frente a la que minutos antes pertenecía al ascensor. Esta puerta no daba a ninguna otra habitación, daba al exterior. Los tres salieron, y cuando estuvieron fuera se dieron cuenta de que aquel mausoleo era parte de la pequeña iglesia que había detrás de la mansión de los Ryddle, y ahora se encontraban en aquel cementerio, en el cementerio en que unos meses antes, Harry se había enfrentado a Voldemort, y en el que Cedric había perdido la vida.
Los tres amigos se agacharon y caminaron entre las lápidas por si acaso aún quedaba algún mortífago o algún dementor por alli. Harry aún tenía algo en mente. Justo antes de que desaparecieran del cuarto de Hermione, el había tenido tres extraños sueños: En el primero, medio centenar de dementores le atacaban junto a Ron y Hermione, y los besaban, en el segundo, los mortífagos les atacaban y los mataban, y en el tercero, un enmascarado, que Harry, pese a no querer reconocerlo, estaba muy seguro de quien se trataba, los ataba a unas lápidas y... ¿y que? ¡Nada! se despertó y no vio nada mas. Pero lo que le preocupaba realmente era que sus dos primeros sueños se habían reescrito a su favor en la realidad, ¿quería decir eso que su tercer sueño también cobraría vida? No tubo que esperar mucho para descubrirlo. En ese instante, una rata salió de detrás de una de las lápidas. Crookhanks saltó de los brazos de su dueña y se perdió de vista persiguiendo a la rata. Hermione gritó: ¡CROOKHANKS!... no le dió tiempo a decir nada mas, porque en ese momento todas las lápidas empezaron a moverse, a cambiar de sitio. En pocos instantes todas las lápidas habían desaparecido, y solo quedaban tres, una junto a la otra, en medio de un claro desierto. Entre un extraño humo negro, como el que los había transportado a ellos, apareció una silueta oscura, que llevaba puesta una túnica negra, y una capucha negra que le cubría el rostro. La extraña figura alzó una mano, en la que sostenía una varita, y apuntó a los tres amigos. De la punta de la varia salieron una especie de cuerdas que fueron directas hacia Harry, Ron y Hermione y los lanzaron contra cada una de las lápidas. Las cuerdas empezaron a enrollarlos e inmovilizarlos, hasta tal punto que Harry no pudo sujetar su varita ni un instante mas y se le cayó al suelo. El encapuchado se acercaba mas y mas, y solo cuando estuvo a unos dos metros de los jóvenes se quitó la capucha. Aquel horrible rostro de serpiente Harry ya lo conocía, era la cara de Lord Voldemort. Ninguno de los tres amigos hablo, y en su lugar fue Voldemort el que habló con aquella fría voz que lo caracterizaba.
-Bienvenidos a mi hogar: ¡Potter! que agradable sorpresa, ya te echaba de menos, ironizó.
-Es...es..es... balbucía Ron.
-Si Ron, ya sabemos quien es, dijo Hermione.
-Weaesley, continuó Voldemort, estate tranquilo, no moriréis hoy... ninguno de vosotros, añadió mirando a Harry, sois demasiado valiosos en estos momentos, sobre todo tu, dijo mirando ahora a Hermione.
-¡Ni se te ocurra tocarla! Gritó Harry.
-Vaya Harry, ¿a estas alturas te pones celoso? tranquilo, siempre serás el centro de mis obsesiones.
-En cuanto a ti, dijo girándose hacia Hermione, tranquila, no te dolerá...de momento. Nada mas dijo esto, los ojos de Voldemort se volvieron de un rojo intenso, y comenzó a hablar en una lengua extraña. A Hermione también se le pusieron los ojos rojos y brillantes, solo entonces Voldemort paró de hablar en aquella extraña lengua, y los dos volvieron a la normalidad.
-¿Que me ha hecho? grito la niña.
-¡VETE A LA MIERDA, MALDITO CABRON! Gritó Harry
-Vaya, vaya, vaya, parece que ese viejo chiflado no os enseña modales en su escuela. Harry, has de saber cuando estás en posición de protestar y cuando no. ¿Conoces la historia del arbol y la hierba? La hierva siempre ha sido débil, y lo sabe, por eso cuando viene el viento se dobla y permanece intacta, sin embargo el árbol cree que es fuerte, robusto, y permanece rígido.
-¿Y?
-Termina rompiéndose, añadió Voldemort, y con estas palabras desapareció igual que había aparecido, y con el desaparecieron también las cuerdas que sujetaban a los amigos. Ellos cayeron al suelo y Harry cogió su varita. Ayudó a levantarse a Hermione y a Ron, y cuando los tres estuvieron en pie le preguntó a Hermione: -¿Que te ha hecho?
-No lo se, solo se que he sentido algo... ¡Crookhanks! el gato de Hermione caminaba hacia ellos con cara de satisfacción y con lo que parecía ser el rabo de la rata entre los dientes. Hermione cogió a su gato y se aseguró de que sujetarlo bien para que no volviera a escaparse.
-Mirad esto, dijo Ron señalando a las lápidas:
Harry Potter
Hermione Granger
Ron Weaesley
Estas eran las inscripciones que se podían leer en las lápidas. De pronto Harry dijo: ¡Lo tengo! ¡Se como salir de aquí!
-¿Como?
-Seguidme, dijo, y Ron y Hermone obedecieron.
Siguieron a Harry y llegaron a un lugar que se encontraba un poco mas a la derecha de donde antes habían luchado contra los mortífagos. Allí había varios árboles, Harry se agachó al suelo, tiró una piedra contra uno de los árboles, y cuando esta tocó el árbol, desapareció.
-Ese es el camino, es portal que nos llevará de nuevo a tu casa, le dijo a Hermione.
-¿Que? ¿Cómo lo sabes? ¿También lo has soñado?.
-No, lo cierto es que lo vi mientras me dolía la cicatriz.
-No se que pensar, ¿Como estamos seguros de que nos lleve a casa de Hermione?
-Escúhame, se que es difícil de creer, pero es verdad. Haremos una cosa, yo iré delante, y si no me pasa nada, luego entráis vosotros, ¿Vale?
-Está bien.
Harry se acercó al árbol y cerró los ojos. Primero extendió un brazo, luego el otro, luego la cabeza, y por último el resto de su cuerpo. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba en el cuarto de Hermione, y sin querer pisó la pierda que antes había lanzado. Se hizo a un lado para dejar sitio a Ron y Hermione, y enseguida aparecieron de la nada con Crookhanks en brazos.
-¿Estáis bien?
-Si dijeron Ron y Hermione.
-Creo que no deberíamos esperar hasta mañana, tenemos que irnos ya, dijo Ron.
-Tenéis razón dijo Hermione, será mejor que despierte a mis padres y le diga que nos vamos, vosotros mientras tanto recoged este desastre, dijo mirando a Ron.
La joven salió de la habitación. Ron apuntó con su varita a las dos camas que antes había conjurado y dijo: Fregoteo. Las dos camas desaparecieron, y los muebles que estaban amontonados por la habitación volvieron a su estado original. Harry entre tanto se había sentado en la cama de Hermione y no parecía prestar atención a lo que hacía su amigo.
-¿Que te pasa Harry? dijo Ron.
-Nada... no es nada, bueno, es solo que, juraría que cuando nos fuimos, esa puerta estaba cerrada, dijo señalando a la puerta de la habitación.
-¿Y?
-Pues que cuando hemos llegado estaba abierta.
En ese momento apareció Hermione por la puerta. Su rostro estaba pálido.
-¿Que te pasa? Preguntaron los dos amigos. ¿No quieren que te vayas?
-No están, dijo la joven, han desaparecido.
FIN DEL CAPITULO CUATRO
Esto.... un capitulo realmente largo, espero que os haya gustado. Sigo buscando la forma de admitir todos los reviews, no solo los registrados, pero aún no la encuentro. Bueno, el sábado que viene mas.
