Disclaimer: Si los personajes fueran míos ahora estaría en Tokio y no aquí ¬¬

Advertencia: En este fic hay Slash, Yaoi o como lo quieras nombrar, es decir, relaciones entre personas del mismo sexo. Si te da asco y lees, vomita y calla.

Nota: En un principio este fic iba a ser en clave de humor, pero digamos que es un género que no se me da demasiado bien. No, no soy graciosa, que le vamos a hacer.

Luego se me ocurrió un sitio diferente dónde los dos personajes principales podrían coincidir, y cambié un poco el argumento para que se pudiera adaptar a esa nueva idea, algo más trágica. Y entonces me dije: "¿y porqué no ocurre todo ahí?" Empecé a pensar en ello, le di vueltas, más vueltas... y me acordé de una bella película francesa que había visto hacía poco: C'est la vie! "Vaya, es el lugar ideal", pensé. "Quiero que sea en un lugar parecido al de la peli dónde pase mi fic". Y aquí está^^.

Ahora les dejo para que lean esta historia, que en un principio iba a ser cómica, y que lleva el mismo título que una bella película:

C' esta la vie

1. Capítulo 1

Mi vida terminó en aquel accidente.

Ese sería un buen comienzo, y no estaría diciendo ninguna mentira. O podría decir, simplemente, que lo que era mi modo de vida, de ver las cosas, de enfrontarme a ellas, se esfumó junto con los cristales rotos.

Pero prefiero decir que fue entre las llamas dónde empezó mi historia. Mi vida. Alguien me dirá que miento, que empezó cuándo nací. La contestación es fácil. Él también miente. Podría situar el principio de mi vida cuándo una chica algo torpe chocó con un chico alto y tímido, cuándo dos niños se escondieron juntos de las bombas, cuándo un emperador decidió que aquella chica tenía que ser su concubina, o cuándo ese hombre decidió que el mejor futuro para su hija era enviarla al otro lado del mar. Incluso podría afirmar sin equivocarme que mi vida empieza cuándo aquel jefe de bandada decidió seguir a esos Neardenthales que se dirigían hacia oriente, ¿porqué no?. Pero cómo he dicho, prefiero situarlo en medio de gritos, fuego y sangre. Cómo todos los principios que se precien.

Yo estaba dormida cuándo los coches chocaron, así que no es mucho lo que os puedo contar. Siempre he tenido el sueño muy pesado, y creo que en ese momento mis primas estaban intentando aprovecharse de la situación. Mi padre les gritaría, ellas reirían. Siempre reían cuándo mi padre les gritaba. Todavía recuerdo cómo se le inflaba la cara y se ponía de un rosa cerdo. A mi padre esas risas lo enfurecían todavía más, soltaba algunos improperios en inglés y a ellas les aumentaba la risa tonta. Ahí abrí un poco los ojos, pero cómo creía encontrarme todavía en mis sueños, los volví a cerrar balbuceando alguna tontería. Un mes después aún no podía distinguir la realidad de la fantasía.

Todo sucedió muy rápido. Las hermanas me abrazaron para poder cogerme mejor, mi padre se volvió a girar... y ya. La explosión fue bastante grande, no por nada chocamos contra un camión. Los médicos siempre me dijeron que me salvó la estupidez de esas dos. Cuándo encontraron mi cuerpo, todavía vivo, estaba rodeada por sus dos cadáveres, que me habían servido de amortiguador y habían hecho que no me quemara demasiado.

Claro que, de todo esto, no me enteré hasta mucho tiempo después.

Mi hermano, seguramente, sintió cómo el peso entero del mundo le caía sobre los hombros. Era el único superviviente del clan Rukawa. Ni madre, ni padre, ni hermana... Al igual que yo, sólo poseía su familia, eran las únicas personas que quería, por las únicas que daría algo. Al igual que yo, nunca se relaciono fuera del círculo formado por los de su sangre. Así que, más o menos, sé que debió sentir en ese momento, en el momento que la circumferéncia se borraba de un puñetazo, para dejarlo sólo a él.

Por suerte, para ese entonces yo ya me encontraba en la Casa y estaba claro que iba a sobrevivir, cómo mínimo, un par de meses más.

No sé por qué lo avisaron tan tarde. Supongo que estarían esperando ver cómo evolucionaba yo, o algo así. Pensarían que era mejor esperar a que tuviera que volver a Kanagawa para avisarle, dejarle acabar los entrenamientos en Tokio.

Hana me contó que no le gustó nada la idea de tener que compartir su habitación. Bueno, durante esos días nada le gustaba, así que tampoco hay que sorprenderse, pero se ve que eso lo disgustó más de lo normal. Lo consideró el colmo.

Encima que tenía que estar encerrado en esa maldita "cosa", que no podía hacer la mitad de cosas que quería, encima, eso.

Estuvo negándose rotundamente durante todo el día, pero cómo bien le dijeron las enfermeras, era la habitación con cama libre más grande que tenían, y la nueva enferma iba a necesitarlo. Además, era una chica de más o menos su edad, así que *por fin* tendría a alguien con quién hablar y no se aburriría tanto. Tenía que intentar comprender.

Al final se tuvo que rendir. Aunque ni lo intentó ni lo comprendió.

Según me dijo, estuvo toda la tarde haciendo largos mientras arreglaban la habitación. Nadar lo ponía de bueno humor. Era el único deporte que podía hacer, y superarse lo hacía sentir inmensamente bien. Y ese día se superó con cuatro bonitos kilómetros. Ciento sesenta piscinas. Era muchísimo, se había forzado más de lo que debía y le dolía capa célula de su cuerpo. El dolor lo cura todo, leí en algún sitio, a él siempre le ha funcionado de las mil maravillas.

Se duchó, se cambió y cenó sin refunfuñar ni una sola vez. Cómo le dijo Peter, habría sido su récord, de no ser de la sobredosis de esa mañana.

Todavía no os he dicho nada de Peter. Peter era el fisioterapeuta, un belga que se curó de un cáncer. Se recuperó aquí y aquí se quedó. Dice que antes de su enfermedad, si alguien le hubiera dicho que dedicaría su vida a los demás en una casa de curación, se habría reído de él y le habría pegado. Bueno no, le habría pegado y luego se habría reído de él. Pero aquí estaba y no se le ocurría ninguna otra manera de ser más feliz.

Cuándo Hanamichi entró a la habitación, se encontró todas las luces apagadas y Arima, el enfermero que se encargaría de mí, le dirigió una mirada asesina y le mandó mediante gestos que no hiciera tanto ruido.

- ¡Pero es mi habitación!

- ¡Shhhhhhhhh! Ahora es la de alguien más- contestó en un susurro mientras señalaba la cama, ahora ocupada.

Ahí se encontraba una chica sin pelo, una mejilla quemada y los ojos tapados con vendas. Se encontraba profundamente dormida. Era yo.

Nota de la Autora: Cortito, cortito... Lo siento, pero tenía que ser así -_- (cómo dijo cierta autora de cierta muerte ¬¬''). Intentaré que el próximo sea más largo^^.

Ya saben, cualquier propuesta, idea o/y crítica será bien recibida.

¡Muchísimas gracias a los que dejaron reviews en esa cosa rara que es el prólogo!^^

Nalene: Pos no, no es ninguna despedida. Es un prólogo en TODOS los sentidos :P. Y no,
el título no es por la canción^^. Espero que te guste este cap, aunque
el Ru/Hana tardara un poco en llegar (lo siento^^)

Miruru: Aquí ta el primer chap! Espero que no te decepcione^^.

Sabrina: Espero que te guste el primer cap del fik. (Sí, definitivamente, soy repetitiva -_-')

Y una vez más, gracias a las tres^^.

Que sean felices y no olviden de dejar review^^!