:-. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
.-.-
Hannah se encontraba admirando el cielo nocturno, sola, meditabunda, tratando de descifrar lo que las estrellas le predestinaban, pero ninguna hizo acto de presencia, quizás en algún lugar tintineantes y presas de miedo de aparecer estas se encontraban, quizás atravesando el vasto universo que se extiende desde mi garganta hasta la pálida sombra del fin del mundo, o ¿será que mi presencia les es insoportable o mi misión incomparable a su belleza no las deja aparecer? Y estaba tratando de hallar una lógica cuando unos pasos la distrajeron.
¿Que quieres? - pregunto enfadada.
No sé por que huyes de mí, no te haré daño, me he disculpado ya por lo que hice, pero también he prometido que no se repetirá.
Pude olvidar su falta de cortesía, pero su arrogancia es insoportable, puede marchar que esta disculpado, pero yo no tengo que escucharle, es algo muy molesto para mí.
No sea así conmigo, permítame una sola oportunidad,
¿Que oportunidad, Boromir?, No tengo que darle ninguna oportunidad y si usted asegura que si ,no sé por que.
Pero tienes que dármela, mi corazón lo pide
No sea necio, no hay de que hablar, y su corazón no debería pedirle imposibles o absurdos , ahora retírese por favor que quiero estar sola.
Daría mi vida misma por un minuto de su atención, mas mi alma si usted me mirase, mi corazón me arrancaría y se lo entregase en bandeja de cristal si usted me diera vida mía un poco de su luz, su presencia, su amor.
Ella al escuchar estas palabras sintió un profundo dolor en el pecho, pero calló y escucho atenta las palabras del hombre.- No dé su vida en bandeja de cristal que en cualquier instante se quiebra, menos su alma, sin ella no seria capaz de nada, ni de amar.
Eso es lo que siento, mi dulce señora.
No puedo aceptar ninguna, ni su vida, ni su alma, no soy fiel a semejante actitud, creo que debería amarse a sí mismo, pues si es capaz de ofrecer lo mas preciado que tiene a un ser que apenas ha conocido, no debe amarse a si mismo.
Una mirada traviesa y deseosa de ser descubierta, como sabedora de un dulce y coqueto secreto , salió a escena , apagándose tan rápido como la ocurrencia de un fuerte relámpago .
¡ OH ! Boromir, su corazón es dulce, pero no puedo aceptarlo.
¡Aceptarlo!, eso es lo que os pido amada mía.
No puedo aceptar cargo tan importante, no soy digna de que me llame amada, pues en realidad no lo soy.
Deme una razón lo suficientemente convincente y prometo pensarlo, pero os advierto que no lograreis atravesar el muro que he levantado ante usted.
Pues por que la AMO, eso es, ya lo dije y lo repito LA AMO y no imagino razón mas convincente que esa .
Pues no siento lo mismo- dijo ella tratando de actuar fríamente.
Hannah perdóname por lo que dije o hice, pero me di cuenta que fue un error y no quería lastimarte, solo actué por mi impulso, y además por que ninguna mujer me había rechazado a como lo hiciste tu.
Si eso es verdad, su amor es un capricho - dijo Hannah
No, no lo es, nunca había sentido por una mujer lo que hoy siento por usted.
Boromir, usted..
No me llames de usted.- le interrumpió el hombre.
Boromir, no puedo aceptarte, soy una niña y tu un hombre ya maduro.
No para mí, veo en ti a.......
¿La esposa del senescal de Minas Thirith? -dijo ella sarcásticamente
¿ Quién te dijo eso? ¿Cómo lo sabes?
Nadie tiene que decirlo es obvio, por eso no puedo aceptarte, no estoy loca como para casarme al menos por ahora, además salir con alguien sin amor, no... no eso no es para mí, mucho menos él casarme, quiero ser libre.
Entonces no ofrezco eso inmediato, solo si te enamoras de mí, pero permíteme mostrarte mi amor, sé mi ilusión, mi aliento, mi todo.
Él todo es mucho y no puedo aceptar semejante responsabilidad,
Entonces sé tan solo mi vida, acepta Hannah, acepta.
No puedo aceptaros, soy una simple plebeya y usted un noble caballero de Gondor.
Capitán, mi señora - respondió con orgullo Boromir.- un capitán a su servicio, puedo traeros lo que usted desee con tan solo que me lo pidas
Boromir, eres súper lindo, me gustas pero sabes que no es su...
Y sin dejar terminar de hablar a Hannah, Boromir con un apasionado beso calló a la joven, con la sorpresa de que el beso fue devuelto con un poco menos de intensidad, pero si correspondido.
Ambos regresaron juntos al campamento y Legolas sabia lo que eso significaba, los ojos y oídos de un elfo son muy penetrantes pero algo en su interior andaba mal, pues una sensación extraña le había invadido.
Los demás miembros de la comunidad se fueron dando cuenta de lo que había ocurrido, pues entre las preguntas tontas de Pippin y las risas de Boromir, y también Legolas que no se cansaba de decirle a Hannah -¿por qué haces eso? , Dile a Boromir que lo haga por ti-, también estaba Aragorn que se sentía con derechos paternos, pues conocía a Hannah desde muy niña, también por que había interrogado a la chica hasta hacerla confesar, y Gandalf que solo decía - querida Hannah, existen muchos peligros que creemos podemos controlar, no son mounstros, anillos u otros seres perversos, piensa en lo que te digo y después me dices lo que meditaste.
Caminaron durante muchos días mas, hasta llegar a un punto en las montañas se habrían paso.
Esa es la tierra donde trabajaron nuestros padres, hace tiempo, y hemos grabado la imagen de esas montañas en muchas obras de metal y de piedra y en muchas canciones e historias. Se alzan muy altas en nuestros sueños: Baraz, Zirak, Shathür. »Sólo las vi una vez de lejos en la vigilia, pero las conozco y sé cómo se llaman, pues debajo de ellas está Khazaddüm, la Mina del Enano, que ahora llaman el Pozo Oscuro, Moria en la lengua élfica. Más allá se encuentra Barazinbar, el Cuerno Rojo, el cruel Caradhras; y aún más allá el Cuerno de Plata y el Monte Nuboso: Celebdil el Blanco y Fanuidhol el Gris, que nosotros llamamos Zirakzigil y Bundushathür. »Allí las Montañas Nubladas se dividen y entre los dos brazos se extiende el valle profundo y oscuro que no podemos olvidar: Azanulbizar, el Valle del Arroyo Sombrío, que los elfos llaman Nanduhirion.
Hacia ese valle vamos -dijo Gandalf
Luego de un descanso en el cual Boromir trataba de enseñarle a los hobbits el manejo de la espada y la pequeña demostración de Hannah Y Aragorn de su talento en la esgrima, interrumpida por la aparición de unos cuervos espías de saruman, la Compañía se puso de nuevo en marcha, muy rápidamente al principio; pero pronto el sendero se hizo abrupto y dificultoso; serpeaba una y otra vez subiendo siempre y en algunos lugares casi desaparecía entre muchas piedras caídas. La noche estaba oscura, bajo un cielo nublado. Un viento helado se abría paso entre las rocas. A medianoche habían llegado a las faldas de las grandes montañas. El estrecho sendero bordeaba ahora una pared de acantilados a la izquierda y sobre esa pared los flancos siniestros del Caradhras subían perdiéndose en la oscuridad; a la derecha se abría un abismo de negrura en el sitio en que el terreno caía a pique en una profunda hondonada.
Treparon trabajosamente por una cuesta empinada y se detuvieron arriba un momento. Frodo sintió que algo blando le tocaba la mejilla. Extendió el brazo y vio que unos diminutos copos de nieve se le posaban en la manga.
Continuaron. Pero poco después la nieve caía apretadamente, Remolinándose ante los ojos de Frodo. Apenas podía ver las figuras sombrías y encorvadas de Gandalf y Aragorn, que marchaban delante a uno o dos pasos.
Todos estaban cansados, los hobbits avanzaban detrás de los altos, Boromir protegía a su ¨ novia ¨ de la furia del viento.
Esto será la muerte de los medianos, Gandalf -dijo Boromir-. Es inútil quedarse aquí sentado mientras la nieve sube por encima de nuestras cabezas. Tenernos que hacer algo para salvarnos.
-Dale esto -dijo Gandalf buscando en sus alforjas y sacando un frasco de cuero- Sólo un trago cada uno. Es muy precioso. Es miruvor, el cordial de Imladris que Elrond me dio al partir. ¡Pásalo!
Tan pronto como Frodo hubo tragado un poco de aquel licor tibio y perfumado, sintió una nueva fuerza en el corazón y los miembros libres de aquel pesado letargo. Los otros revivieron también, con una esperanza y un vigor renovados. Hannah se negaba a ello, pero tuvo que tomar también, para recuperar sus energías y esto por que el mismo Gandalf le insistió en que era medicina y no-licor. Pero la nieve no cesaba. Giraba alrededor más espesa que nunca y el viento soplaba con mayor ruido.
¿Qué tal un fuego? -preguntó Boromir, quien estaba mas preocupado por hannah que por los otros, pues esta siendo mujer sentía enormemente él frió y no solo por eso sino por que él frió realmente era terrible, aunque ella decía que lo soportaba mientras los otros estuvieran bien.
Haz un fuego si puedes -respondió Gandalf, sintiendo compasión por los pequeños hobbits y la chica.
Aunque habían traído madera y ramitas por consejo de Boromir, estaba más allá de la habilidad de un elfo o aun de un enano encender una llama que no se apagase en los remolinos de viento o que prendiera en el combustible mojado. Al fin Gandalf mismo intervino, de mala gana. Tomando un leño lo alzó un momento y luego junto con una orden, naur an edraitb ammen!, Le hundió en el medio la punta de su vara. Inmediatamente brotó una llama verde y azul y la madera ardió chisporroteando.
Pudieron descansar un poco pero cuando la fogata se apago tuvieron que avanzar si no morirían de frió.
Bueno -dijo Boromir-, cuando las cabezas no saben qué hacer hay que recurrir a los cuerpos, como dicen en mi país. Los más fuertes de nosotros tienen que buscar un camino. ¡Mirad! Aunque ahora todo está cubierto de nieve, nuestro sendero, cuando subíamos, se desviaba en aquella saliente de roca de allí abajo. Fue allí donde la nieve comenzó a pesarnos. Si pudiéramos llegar a ese sitio, quizá fuera más fácil continuar. No estamos a más de doscientas yardas, me parece.
¡Entonces vayamos allí, tú y yo! -dijo Aragorn.
Aragorn era él más alto de la Compañía, pero Boromir, solo un poco más bajo, era más fornido y ancho de hombros y por esta característica Hannah encontraba en aquel hombre de oscuros cabellos refugio ante el penetrante frió.
Hannah beso a Boromir para darle fuerzas y animo, cosa que dio un buen efecto en aquel hombre cansado ya por la lucha con la nieve, a Aragorn también le toco un poco del cariño de Hannah, un gran abraso pues no se podía mas, como padre protector Aragorn devolvió él abraso y sentenció a Merry para que no sé acercarse a hannah aprovechando la situación. Boromir fue delante y Aragorn lo siguió. Se alejaron, lentamente, y pronto les costó trabajo moverse. En algunos sitios la nieve les llegaba al pecho y muy a menudo Boromir parecía nadar o cavar con los grandes brazos más que caminar
Todos miraban preocupados a aquellos dos hombres que se abrían paso en la nieve.
Hannah trataba de animar a los hobbits tratando de ocultar su preocupación, incluso sobaba a pippin por que este se congelaba del frió.
Vamos pippin, anímate que todo saldrá bien, ya las veras, Aragorn y Boromir son estupendos y audaces.
Legolas aun con su humor intacto, sonrió y dijo: -¿Los más fuertes tienen que buscar un camino, dijeron? Pero yo digo: que el labrador empuje el arado, pero elige una nutria para nadar, y para correr levemente sobre la hierba y las hojas, o sobre la nieve... un elfo.
Diciendo esto saltó ágilmente y entonces Frodo notó como si fuese la primera vez, aunque lo sabía desde hacía tiempo, que el elfo no llevaba botas sino el calzado liviano de costumbre y que sus pies apenas dejaban huellas en la nieve.
¡Adiós! -le dijo Legolas a Gandalf
¡Traedme el sol, Legolas! .- grito Hannah
Pues iré en busca del sol solo para usted ,querida Hannah - dijo Legolas. Luego, con la rapidez de un corredor sobre arenas firmes, se precipitó hacia delante, y alcanzando enseguida a los hombres que se esforzaban en la nieve, saludándolos con la mano los dejó atrás, continuó corriendo y desapareció detrás de la saliente rocosa.
Los otros esperaron apretados unos contra otros, mirando hasta que Boromir y Aragorn fueron dos motas negras en la blancura. Al fin ellos también se perdieron de vista. El tiempo pasó arrastrándose. Las nubes bajaron y unos copos de nieve giraron en el aire, cayendo.
Transcurrió quizás una hora, aunque pareció mucho más, y al fin vieron que Legolas regresaba. Al mismo tiempo Boromir y Aragorn reaparecieron muy atrás en la vuelta del sendero y subieron trabajosamente la pendiente.
Bueno -exclamó Lególas mientras trepaba corriendo-, no he traído el sol. Él está paseándose por los campos azules del sur y una coronita de nieve sobre la cima del Cuerno Rojo no le incomoda demasiado. Pero traigo un rayo de buena esperanza para quienes están condenados a seguir a pie. La nieve se ha amontonado de veras justo después de la saliente, y allí nuestros hombres fuertes casi mueren enterrados.
Pero que les paso? , ¿Están bien, no les ha pasado nada? - dijo Hannah muy preocupada
No sabían qué hacer hasta que volví y les dije que la nieve no era más espesa que un muro. Y del otro lado hay mucha menos nieve, y un poco más abajo es sólo un mantillo blanco, bueno para refrescarles los pies a los hobbits.
Ah, como dije antes -se quejó Gimly-No era una tormenta ordinaria, sino la mala voluntad de Caradhras. No gusta de los elfos ni de los enanos y acumuló esa nieve para cerrarnos el paso.
Pero por suerte tu Caradhras olvidó que venían hombres contigo -dijo Boromir-. Y hombres valientes también, si puedo decirlo; aunque unos hombres menores pero con palas hubiesen servido mejor. Sin embargo, hemos abierto un sendero entre la nieve y aquellos que no corren tan levemente como los elfos nos estarán sin duda agradecidos.
Claro que lo estamos, si no fuera por ello, los hobbits no podrían avanzar en la nieve, gracias a ti mi amor, podrán atravesarla.-dijo hannah besando a Boromir y quitándole un poco de nieve del rostro- y también a Aragorn, claro está - agregó.
¿Pero cómo llegaremos allí abajo, aunque hayáis abierto esa senda? -dijo Pippin, expresando el pensamiento de todos los hobbits.
¡Tened esperanza! -dijo Boromir-. Estoy cansado, pero todavía me quedan fuerzas y lo mismo Aragorn. Cargaremos a los más pequeños. Los otros se las arreglarán sin duda para seguirnos. ¡Vamos, señor Peregrin! Comenzaré contigo. Diciendo esto Levantó al hobbit.
¿Pero tu novia? , ¿No la cargaras a ella? - pregunto el hobbit.
Soportare, no te preocupes pippin, tú eres más pequeño que yo y necesitas mas ayuda, yo puedo sola.-fue la respuesta al pequeño hobbit.
Pues tienes razón, pero preferiría llevarte a ti en mis brazos pues aun no lo he hecho.
¡Vasta ya Boromir! carga de una vez por todas a pippin y vamonos de aquí, esto se pone mas frió y si nos quedamos moriremos.
¡Sujétate a mi espalda! Necesitaré de mis brazos -dijo este, y se lanzó hacia adelante.
Lo siguió Aragorn cargando a Merry. Pippin estaba maravillado de la fuerza de Boromir, viendo el pasaje que había logrado abrir sin otro instrumento que el de sus grandes miembros. Aun ahora, cargado como estaba, echaba nieve a los costados ensanchando la senda para quienes venían detrás.
Llegaron al fin a la barrera de nieve. Cruzaba el sendero montañoso como una pared inesperada y desnuda, y el borde superior, afilado, como tallado a cuchillo, se elevaba a una altura dos veces mayor que Boromir, pero por el medio corría un pasaje que subía y bajaba como un puente. Merry y Pippin fueron depositados en el suelo, del otro lado y allí esperaron con Lególas a que llegara el resto de la Compañía.
Al cabo de un rato Boromir volvió trayendo a Sam. Detrás, en el sendero estrecho, pero ahora firme, apareció Gandalf conduciendo a Bill; Gimly venía montado entre el equipaje. Al fin llegó Aragorn, con Frodo. Hannah venia justo detrás de Boromir, ella y legolas venían tratando de resguardarse de la nieve, pero ello era imposible y hannah terminó con mucho cansancio. Vinieron por la senda, pero apenas Frodo había tocado el suelo cuando se oyó un gruñido sordo y una cascada de piedras y nieve se precipitó detrás de ellos. La polvareda encegueció casi a la Compañía mientras se acurrucaban contra la pared, y cuando el aire se aclaró vieron que el sendero por donde habían venido estaba ahora bloqueado.
¡Basta! ¡Basta!-gritó Gimly-. ¡Nos iremos lo antes posible!
Y en verdad con este último golpe la malicia de la montaña pareció agotarse
Hannah se encontraba admirando el cielo nocturno, sola, meditabunda, tratando de descifrar lo que las estrellas le predestinaban, pero ninguna hizo acto de presencia, quizás en algún lugar tintineantes y presas de miedo de aparecer estas se encontraban, quizás atravesando el vasto universo que se extiende desde mi garganta hasta la pálida sombra del fin del mundo, o ¿será que mi presencia les es insoportable o mi misión incomparable a su belleza no las deja aparecer? Y estaba tratando de hallar una lógica cuando unos pasos la distrajeron.
¿Que quieres? - pregunto enfadada.
No sé por que huyes de mí, no te haré daño, me he disculpado ya por lo que hice, pero también he prometido que no se repetirá.
Pude olvidar su falta de cortesía, pero su arrogancia es insoportable, puede marchar que esta disculpado, pero yo no tengo que escucharle, es algo muy molesto para mí.
No sea así conmigo, permítame una sola oportunidad,
¿Que oportunidad, Boromir?, No tengo que darle ninguna oportunidad y si usted asegura que si ,no sé por que.
Pero tienes que dármela, mi corazón lo pide
No sea necio, no hay de que hablar, y su corazón no debería pedirle imposibles o absurdos , ahora retírese por favor que quiero estar sola.
Daría mi vida misma por un minuto de su atención, mas mi alma si usted me mirase, mi corazón me arrancaría y se lo entregase en bandeja de cristal si usted me diera vida mía un poco de su luz, su presencia, su amor.
Ella al escuchar estas palabras sintió un profundo dolor en el pecho, pero calló y escucho atenta las palabras del hombre.- No dé su vida en bandeja de cristal que en cualquier instante se quiebra, menos su alma, sin ella no seria capaz de nada, ni de amar.
Eso es lo que siento, mi dulce señora.
No puedo aceptar ninguna, ni su vida, ni su alma, no soy fiel a semejante actitud, creo que debería amarse a sí mismo, pues si es capaz de ofrecer lo mas preciado que tiene a un ser que apenas ha conocido, no debe amarse a si mismo.
Una mirada traviesa y deseosa de ser descubierta, como sabedora de un dulce y coqueto secreto , salió a escena , apagándose tan rápido como la ocurrencia de un fuerte relámpago .
¡ OH ! Boromir, su corazón es dulce, pero no puedo aceptarlo.
¡Aceptarlo!, eso es lo que os pido amada mía.
No puedo aceptar cargo tan importante, no soy digna de que me llame amada, pues en realidad no lo soy.
Deme una razón lo suficientemente convincente y prometo pensarlo, pero os advierto que no lograreis atravesar el muro que he levantado ante usted.
Pues por que la AMO, eso es, ya lo dije y lo repito LA AMO y no imagino razón mas convincente que esa .
Pues no siento lo mismo- dijo ella tratando de actuar fríamente.
Hannah perdóname por lo que dije o hice, pero me di cuenta que fue un error y no quería lastimarte, solo actué por mi impulso, y además por que ninguna mujer me había rechazado a como lo hiciste tu.
Si eso es verdad, su amor es un capricho - dijo Hannah
No, no lo es, nunca había sentido por una mujer lo que hoy siento por usted.
Boromir, usted..
No me llames de usted.- le interrumpió el hombre.
Boromir, no puedo aceptarte, soy una niña y tu un hombre ya maduro.
No para mí, veo en ti a.......
¿La esposa del senescal de Minas Thirith? -dijo ella sarcásticamente
¿ Quién te dijo eso? ¿Cómo lo sabes?
Nadie tiene que decirlo es obvio, por eso no puedo aceptarte, no estoy loca como para casarme al menos por ahora, además salir con alguien sin amor, no... no eso no es para mí, mucho menos él casarme, quiero ser libre.
Entonces no ofrezco eso inmediato, solo si te enamoras de mí, pero permíteme mostrarte mi amor, sé mi ilusión, mi aliento, mi todo.
Él todo es mucho y no puedo aceptar semejante responsabilidad,
Entonces sé tan solo mi vida, acepta Hannah, acepta.
No puedo aceptaros, soy una simple plebeya y usted un noble caballero de Gondor.
Capitán, mi señora - respondió con orgullo Boromir.- un capitán a su servicio, puedo traeros lo que usted desee con tan solo que me lo pidas
Boromir, eres súper lindo, me gustas pero sabes que no es su...
Y sin dejar terminar de hablar a Hannah, Boromir con un apasionado beso calló a la joven, con la sorpresa de que el beso fue devuelto con un poco menos de intensidad, pero si correspondido.
Ambos regresaron juntos al campamento y Legolas sabia lo que eso significaba, los ojos y oídos de un elfo son muy penetrantes pero algo en su interior andaba mal, pues una sensación extraña le había invadido.
Los demás miembros de la comunidad se fueron dando cuenta de lo que había ocurrido, pues entre las preguntas tontas de Pippin y las risas de Boromir, y también Legolas que no se cansaba de decirle a Hannah -¿por qué haces eso? , Dile a Boromir que lo haga por ti-, también estaba Aragorn que se sentía con derechos paternos, pues conocía a Hannah desde muy niña, también por que había interrogado a la chica hasta hacerla confesar, y Gandalf que solo decía - querida Hannah, existen muchos peligros que creemos podemos controlar, no son mounstros, anillos u otros seres perversos, piensa en lo que te digo y después me dices lo que meditaste.
Caminaron durante muchos días mas, hasta llegar a un punto en las montañas se habrían paso.
Esa es la tierra donde trabajaron nuestros padres, hace tiempo, y hemos grabado la imagen de esas montañas en muchas obras de metal y de piedra y en muchas canciones e historias. Se alzan muy altas en nuestros sueños: Baraz, Zirak, Shathür. »Sólo las vi una vez de lejos en la vigilia, pero las conozco y sé cómo se llaman, pues debajo de ellas está Khazaddüm, la Mina del Enano, que ahora llaman el Pozo Oscuro, Moria en la lengua élfica. Más allá se encuentra Barazinbar, el Cuerno Rojo, el cruel Caradhras; y aún más allá el Cuerno de Plata y el Monte Nuboso: Celebdil el Blanco y Fanuidhol el Gris, que nosotros llamamos Zirakzigil y Bundushathür. »Allí las Montañas Nubladas se dividen y entre los dos brazos se extiende el valle profundo y oscuro que no podemos olvidar: Azanulbizar, el Valle del Arroyo Sombrío, que los elfos llaman Nanduhirion.
Hacia ese valle vamos -dijo Gandalf
Luego de un descanso en el cual Boromir trataba de enseñarle a los hobbits el manejo de la espada y la pequeña demostración de Hannah Y Aragorn de su talento en la esgrima, interrumpida por la aparición de unos cuervos espías de saruman, la Compañía se puso de nuevo en marcha, muy rápidamente al principio; pero pronto el sendero se hizo abrupto y dificultoso; serpeaba una y otra vez subiendo siempre y en algunos lugares casi desaparecía entre muchas piedras caídas. La noche estaba oscura, bajo un cielo nublado. Un viento helado se abría paso entre las rocas. A medianoche habían llegado a las faldas de las grandes montañas. El estrecho sendero bordeaba ahora una pared de acantilados a la izquierda y sobre esa pared los flancos siniestros del Caradhras subían perdiéndose en la oscuridad; a la derecha se abría un abismo de negrura en el sitio en que el terreno caía a pique en una profunda hondonada.
Treparon trabajosamente por una cuesta empinada y se detuvieron arriba un momento. Frodo sintió que algo blando le tocaba la mejilla. Extendió el brazo y vio que unos diminutos copos de nieve se le posaban en la manga.
Continuaron. Pero poco después la nieve caía apretadamente, Remolinándose ante los ojos de Frodo. Apenas podía ver las figuras sombrías y encorvadas de Gandalf y Aragorn, que marchaban delante a uno o dos pasos.
Todos estaban cansados, los hobbits avanzaban detrás de los altos, Boromir protegía a su ¨ novia ¨ de la furia del viento.
Esto será la muerte de los medianos, Gandalf -dijo Boromir-. Es inútil quedarse aquí sentado mientras la nieve sube por encima de nuestras cabezas. Tenernos que hacer algo para salvarnos.
-Dale esto -dijo Gandalf buscando en sus alforjas y sacando un frasco de cuero- Sólo un trago cada uno. Es muy precioso. Es miruvor, el cordial de Imladris que Elrond me dio al partir. ¡Pásalo!
Tan pronto como Frodo hubo tragado un poco de aquel licor tibio y perfumado, sintió una nueva fuerza en el corazón y los miembros libres de aquel pesado letargo. Los otros revivieron también, con una esperanza y un vigor renovados. Hannah se negaba a ello, pero tuvo que tomar también, para recuperar sus energías y esto por que el mismo Gandalf le insistió en que era medicina y no-licor. Pero la nieve no cesaba. Giraba alrededor más espesa que nunca y el viento soplaba con mayor ruido.
¿Qué tal un fuego? -preguntó Boromir, quien estaba mas preocupado por hannah que por los otros, pues esta siendo mujer sentía enormemente él frió y no solo por eso sino por que él frió realmente era terrible, aunque ella decía que lo soportaba mientras los otros estuvieran bien.
Haz un fuego si puedes -respondió Gandalf, sintiendo compasión por los pequeños hobbits y la chica.
Aunque habían traído madera y ramitas por consejo de Boromir, estaba más allá de la habilidad de un elfo o aun de un enano encender una llama que no se apagase en los remolinos de viento o que prendiera en el combustible mojado. Al fin Gandalf mismo intervino, de mala gana. Tomando un leño lo alzó un momento y luego junto con una orden, naur an edraitb ammen!, Le hundió en el medio la punta de su vara. Inmediatamente brotó una llama verde y azul y la madera ardió chisporroteando.
Pudieron descansar un poco pero cuando la fogata se apago tuvieron que avanzar si no morirían de frió.
Bueno -dijo Boromir-, cuando las cabezas no saben qué hacer hay que recurrir a los cuerpos, como dicen en mi país. Los más fuertes de nosotros tienen que buscar un camino. ¡Mirad! Aunque ahora todo está cubierto de nieve, nuestro sendero, cuando subíamos, se desviaba en aquella saliente de roca de allí abajo. Fue allí donde la nieve comenzó a pesarnos. Si pudiéramos llegar a ese sitio, quizá fuera más fácil continuar. No estamos a más de doscientas yardas, me parece.
¡Entonces vayamos allí, tú y yo! -dijo Aragorn.
Aragorn era él más alto de la Compañía, pero Boromir, solo un poco más bajo, era más fornido y ancho de hombros y por esta característica Hannah encontraba en aquel hombre de oscuros cabellos refugio ante el penetrante frió.
Hannah beso a Boromir para darle fuerzas y animo, cosa que dio un buen efecto en aquel hombre cansado ya por la lucha con la nieve, a Aragorn también le toco un poco del cariño de Hannah, un gran abraso pues no se podía mas, como padre protector Aragorn devolvió él abraso y sentenció a Merry para que no sé acercarse a hannah aprovechando la situación. Boromir fue delante y Aragorn lo siguió. Se alejaron, lentamente, y pronto les costó trabajo moverse. En algunos sitios la nieve les llegaba al pecho y muy a menudo Boromir parecía nadar o cavar con los grandes brazos más que caminar
Todos miraban preocupados a aquellos dos hombres que se abrían paso en la nieve.
Hannah trataba de animar a los hobbits tratando de ocultar su preocupación, incluso sobaba a pippin por que este se congelaba del frió.
Vamos pippin, anímate que todo saldrá bien, ya las veras, Aragorn y Boromir son estupendos y audaces.
Legolas aun con su humor intacto, sonrió y dijo: -¿Los más fuertes tienen que buscar un camino, dijeron? Pero yo digo: que el labrador empuje el arado, pero elige una nutria para nadar, y para correr levemente sobre la hierba y las hojas, o sobre la nieve... un elfo.
Diciendo esto saltó ágilmente y entonces Frodo notó como si fuese la primera vez, aunque lo sabía desde hacía tiempo, que el elfo no llevaba botas sino el calzado liviano de costumbre y que sus pies apenas dejaban huellas en la nieve.
¡Adiós! -le dijo Legolas a Gandalf
¡Traedme el sol, Legolas! .- grito Hannah
Pues iré en busca del sol solo para usted ,querida Hannah - dijo Legolas. Luego, con la rapidez de un corredor sobre arenas firmes, se precipitó hacia delante, y alcanzando enseguida a los hombres que se esforzaban en la nieve, saludándolos con la mano los dejó atrás, continuó corriendo y desapareció detrás de la saliente rocosa.
Los otros esperaron apretados unos contra otros, mirando hasta que Boromir y Aragorn fueron dos motas negras en la blancura. Al fin ellos también se perdieron de vista. El tiempo pasó arrastrándose. Las nubes bajaron y unos copos de nieve giraron en el aire, cayendo.
Transcurrió quizás una hora, aunque pareció mucho más, y al fin vieron que Legolas regresaba. Al mismo tiempo Boromir y Aragorn reaparecieron muy atrás en la vuelta del sendero y subieron trabajosamente la pendiente.
Bueno -exclamó Lególas mientras trepaba corriendo-, no he traído el sol. Él está paseándose por los campos azules del sur y una coronita de nieve sobre la cima del Cuerno Rojo no le incomoda demasiado. Pero traigo un rayo de buena esperanza para quienes están condenados a seguir a pie. La nieve se ha amontonado de veras justo después de la saliente, y allí nuestros hombres fuertes casi mueren enterrados.
Pero que les paso? , ¿Están bien, no les ha pasado nada? - dijo Hannah muy preocupada
No sabían qué hacer hasta que volví y les dije que la nieve no era más espesa que un muro. Y del otro lado hay mucha menos nieve, y un poco más abajo es sólo un mantillo blanco, bueno para refrescarles los pies a los hobbits.
Ah, como dije antes -se quejó Gimly-No era una tormenta ordinaria, sino la mala voluntad de Caradhras. No gusta de los elfos ni de los enanos y acumuló esa nieve para cerrarnos el paso.
Pero por suerte tu Caradhras olvidó que venían hombres contigo -dijo Boromir-. Y hombres valientes también, si puedo decirlo; aunque unos hombres menores pero con palas hubiesen servido mejor. Sin embargo, hemos abierto un sendero entre la nieve y aquellos que no corren tan levemente como los elfos nos estarán sin duda agradecidos.
Claro que lo estamos, si no fuera por ello, los hobbits no podrían avanzar en la nieve, gracias a ti mi amor, podrán atravesarla.-dijo hannah besando a Boromir y quitándole un poco de nieve del rostro- y también a Aragorn, claro está - agregó.
¿Pero cómo llegaremos allí abajo, aunque hayáis abierto esa senda? -dijo Pippin, expresando el pensamiento de todos los hobbits.
¡Tened esperanza! -dijo Boromir-. Estoy cansado, pero todavía me quedan fuerzas y lo mismo Aragorn. Cargaremos a los más pequeños. Los otros se las arreglarán sin duda para seguirnos. ¡Vamos, señor Peregrin! Comenzaré contigo. Diciendo esto Levantó al hobbit.
¿Pero tu novia? , ¿No la cargaras a ella? - pregunto el hobbit.
Soportare, no te preocupes pippin, tú eres más pequeño que yo y necesitas mas ayuda, yo puedo sola.-fue la respuesta al pequeño hobbit.
Pues tienes razón, pero preferiría llevarte a ti en mis brazos pues aun no lo he hecho.
¡Vasta ya Boromir! carga de una vez por todas a pippin y vamonos de aquí, esto se pone mas frió y si nos quedamos moriremos.
¡Sujétate a mi espalda! Necesitaré de mis brazos -dijo este, y se lanzó hacia adelante.
Lo siguió Aragorn cargando a Merry. Pippin estaba maravillado de la fuerza de Boromir, viendo el pasaje que había logrado abrir sin otro instrumento que el de sus grandes miembros. Aun ahora, cargado como estaba, echaba nieve a los costados ensanchando la senda para quienes venían detrás.
Llegaron al fin a la barrera de nieve. Cruzaba el sendero montañoso como una pared inesperada y desnuda, y el borde superior, afilado, como tallado a cuchillo, se elevaba a una altura dos veces mayor que Boromir, pero por el medio corría un pasaje que subía y bajaba como un puente. Merry y Pippin fueron depositados en el suelo, del otro lado y allí esperaron con Lególas a que llegara el resto de la Compañía.
Al cabo de un rato Boromir volvió trayendo a Sam. Detrás, en el sendero estrecho, pero ahora firme, apareció Gandalf conduciendo a Bill; Gimly venía montado entre el equipaje. Al fin llegó Aragorn, con Frodo. Hannah venia justo detrás de Boromir, ella y legolas venían tratando de resguardarse de la nieve, pero ello era imposible y hannah terminó con mucho cansancio. Vinieron por la senda, pero apenas Frodo había tocado el suelo cuando se oyó un gruñido sordo y una cascada de piedras y nieve se precipitó detrás de ellos. La polvareda encegueció casi a la Compañía mientras se acurrucaban contra la pared, y cuando el aire se aclaró vieron que el sendero por donde habían venido estaba ahora bloqueado.
¡Basta! ¡Basta!-gritó Gimly-. ¡Nos iremos lo antes posible!
Y en verdad con este último golpe la malicia de la montaña pareció agotarse
