CAPÍTULO 2: EL MAR, UNA SONRISA
Habían alquilado una bonita casita (o al menos eso parecía en las fotografías) justo en la playa donde pasar su semana de ocio. Para llegar hasta allí buscaron unos taxis, esta vez tres, pagándolos entre todos…
Recorrieron Miami en los coches cada vez más emocionados, el sol de la tarde, olor a mar, gente con los atuendos más veraniegos echada a la calle y disfrutando de las terrazas de bares y chiringuitos. La brisa agitaba las enormes hojas de las enormes palmeras que llenaban las calles. Había por todas partes enormes mansiones de veraneo, y hoteles con sus piscinas llenas de gente tomando el sol. De algunas terrazas salía el sonido de músicas marchosas, se sentía la diversión en el ambiente y una agitación muy diferente de la que se podría experimentar en el County. Luka se acordó de Kerry, y los que se habían quedado allí y se echó a reír. ¿Quién iba a preocuparse ahora por eso? Y miró a Gallant y a Abby que señalaban por la ventanilla a un patinador que acaba de pasar haciendo una elaborada pirueta, y pensó que hacía mucho que no se la veía tan feliz.
Cundo llegaron a la casa y salieron de los taxis, sobre todo las chicas no pudieron contener la emoción de salir corriendo a pisar descalzas la arena de la playa. Y por supuesto se abrasaron los pies… Excepto Abby que fue precavida de pisar bajo la sombra de una norme palmera que estaba junto a la casa. Una casa de paredes de madera un bonito porche y grandes ventanas, plantada sobre la arena de la playa. Carter era el que tenía las llaves, tras él entró Luka y fueron los primeros en descubrir el espacioso salón con terraza, unido a la cocina separada por una barra de encimera de granito. Los muebles eran de madera oscura y en frente estaban las escaleras de caracol que conducían al piso de arriba. Por supuesto, a los chicos les tocó subir los equipajes a las habitaciones mientras ellas se dedicaban a explorar los alrededores de la casa, la playa, el porche, y consultar la situación de la tienda de moda playera más cercana.
La casa sólo tenía cuatro habitaciones por lo que las compartirían de dos en dos. Ya habían decidido que Gallant estaría con Pratt, Luka con Carter, Abby con Ella y Elizabeth y Susan dormiría con Chen. El problema era el único y miserable baño que había para toda la casa… Enseguida se supo que daría muchos problemas por la mañana.
Susan subió presurosa las escaleras mientras los chicos deshacían sus maletas.
- ¡Venga dejad eso, vámonos todos a la playa!- Chilló.
- ¿Ahora?- Preguntó Gallant asomándose por la puerta.
- ¡Si!
- ¿No es muy tarde ya?- Dijo Carter.
- ¡Sólo son las siete! ¿A quién no le apetece un chapuzón rápido ahora? ¡Vamos!
Y se introdujo de un salto en una de las habitaciones cerrando la puerta tras la que se escuchó de nuevo su voz ahogada.
- ¡Poneos el traje de baño!
Luka se encogió de hombros cuando Carter cruzó la mirada con él, se limitó a entrar en su habitación y optar por unirse a la fiesta. La verdad es que el mar siempre le había gustado, ¡Aunque nada como las costas de Adriático! Pensando esto rebuscó entre su maleta para sonreír al encontrar lo que buscaba.
-¡Vaya fíjate!- Exclamó Carter a su espalda.
Luka se volvió para encontrarlo dentro de uno de los dos armarios con vestidor de la habitación.
- ¡Que nivel! Ahora entiendo porqué estas vacaciones nos están saliendo tan caras.- Bromeó Luka.
- ¿Crees que el baño tendrá Jacuzzi?
- ¡Espero que no! ¿Qué te parece esto?- Luka le mostró a Carter el traje de baño que acababa de extraer de su maleta.
- ¿Y te quejabas de mi camisa…?- Respondió el otro con una carcajada.
No se tardaron en escuchar los fuertes pasos de Abby, Chen y Elizabeth que subían las escaleras hacia sus habitaciones para ponerse los bañadores y bajar rápidamente a la playa antes de que se ocultase el sol y con él su calor.
Al rato, Luka ya preparado con la toalla, las chanclas y las gafas de sol, abrió la puerta de la habitación. Lo primero que vio fue a Abby pegando un gritito divertido.
- ¡Oh dios mío un mantel de picnic ha devorado al doctor Kovac!- Exclamó al ver por supuesto, el extravagante traje de baño de cuadraditos blancos rojos y un par bandas azules, croata 100%
- ¡No te metas con mi banderita!- Le reprochó Luka.
Ella ya se había puesto su traje de baño, entero con las cintas cruzadas a la espalda. Era de finas rayas verticales en distintos tonos de azul, llevaba un pareo a juego con delfines estampados y sobre el cabello ondulado, el sombrero de paja de Chen. Luka la miró de arriba abajo, casi sin querer, se encontró pensando en lo bien que le sentaba el conjunto.
Sigue igual de atractiva…
- ¡Ya estáis todos! ¡Vamos!- Exclamó Chen, bajando los escalones de dos en dos.
Los demás la siguieron con toallas y bolsas de playa.
Salieron a esta por el porche en el que se entremetía la misma arena. Aún se veía gente a lo largo de la playa con sus hamacas y toallas, chicas paseando en bikini, y un grupo de adolescentes jugando a voley playa, a pesar de que la brisilla se había hecho ligeramente más fuerte. Pero no importaba, había que disfrutar de los días de playa al máximo.
Se asentaron en un lugar un poco apartado, extendieron sus tollas en la arena y las bolsas encima.
- ¡Bien! ¿Quien se viene al agua?- Preguntó Elizabeth sosteniendo a la contenta Ella, que alzó los brazos riendo en signo de afirmación, con su bonito bañador verde de volantitos naranjas y amarillos.
Todos la siguieron, Susan, Abby y Chen las primeras corrieron para ser las primeras en mojarse los pies en el mar y también las primeras en retroceder al encontrar el agua fría, después de tirar descuidadamente sus pareos sobre Luka y Carter que se habían quedado sentados sobre la arena.
- ¿No venís?- Preguntó Pratt.
- Nah, yo me quedaré aquí un rato, creo que si me mojo luego me quedaré helado.- Argumentó Luka, extrayendo una revista de su bolsa.
- Yo tampoco, Luka tiene razón, no quiero coger una pulmonía cuando el viento se haga mas fuerte.- Dijo Carter.
- ¡Sois unos quejitas!- Les reprochó Pratt, y se encaminó hasta la orilla junto a Gallant.
Elizabeth estaba justo en la orilla jugando con Ella ha hacer montañitas de barro antes de que las olas las arrastraran, con un cubito y una pala de plástico, acompañadas por Susan que parecía encantada con la pequeña.
Pratt y Gallant se reunían un poco más a lo lejos con Abby y Chen que saltaban intentando que las olas no las golpeasen y haciendo aspavientos con los brazos intentando, absurdamente no ser empapadas por el agua fría, sobretodo Chen que llevaba bikini.
Luka se rió al ver a Pratt hacerle una ahogadilla a Gallant, mientras abrió su revista, una de esas sobre curiosidades del mundo, en las que a nadie nunca le da por pensar hasta que lee una de esas revistas. Carter optó por elaborar un bonito, aunque un tanto disforme castillo de arena.
No había pasado mucho rato cuando Luka levantó levemente la mirada de su revista para recibir de sopetón un baño de agua salada que lo empapó a él, a la revista, y a todo lo que había cerca, incluidos Carter y su castillo.
Después de levantarse sobresaltado con un chillido Luka se percató que lo que estaba detrás del cubo de Ella, vaciado encima suya, era la preciosa… sonrisa de Abby. Se sorprendió al verla empapada, con el cabello chorreando agua sobre la arena y riendo a carcajadas, rezumante de felicidad.
- ¡Eh! ¿Por qué hiciste eso?
- ¡Deberías haberte visto la cara!- Respondió divertida.
- ¡Ahora verás!- Le dijo él y acto seguido la atrapó de la cintura, y cogiéndola en volandas se dirigió hasta el agua, mientras ella chillaba pataleando, hasta que estuvo lo suficientemente hondo para tirarla de lleno al agua.
Todos se partieron de risa, Pratt y Carter incluso aplaudieron. Abby salió del agua medio tosiendo, medio riendo, apartándose el revuelto cabello de los ojos miró a Luka, y sin decir palabra lo empujó hacia atrás hundiéndole en el agua en una ahogadilla.
- ¡Vamos! ¡A por él!
Escuchó decir a Abby, y al momento todos los demás se unieron a la persecución, a lo largo de la playa.
Al final terminaron todos empapados y cubiertos de arena hasta las orejas, hasta que decidieron que era mejor regresar a la casa a atrancar las tuberías de la ducha con las toneladas de arena que debían de llevar encima. Pero a nadie le preocupó dejar ya la casa perdida desde el primer día, hacía tiempo que Luka no se sentía tan feliz como cuando contempló la sonrisa de Abby sosteniendo el cubo de juguete… Él sabía que aún le importaba su felicidad, y era algo que no podría evitar.
