CLASES DE ESTUDIO DE LA MAGIA Estaban a principios de Agosto y el calor era más bien insoportable. Albus Dumbledore se encontraba en su hogar. Hogwarts. Había un fuego acogedor en la chimenea, sus llamas eran rojas y llegaban muy altas. De repente apareció la figura de un encapuchado, alta. Se materializó en medio del despacho del director. La figura era de un hambre vestido con una larga capa negra y con un traje limpio, que resaltaba aún más su color negro. Tenía el pelo negro y le llegaba hasta los hombros, lo tenía grasiento y desordenado. Sus ojos eran grises y alrededor de ellos se podían ver claramente unas grandes ojeras, que le daban la impresión de no haber dormido últimamente.

-Buenos días, Albus.-Dijo con una voz grave. Sus ojos se desviaron para mirar un precioso fénix adulto.

-Pero Severus, estás horrible.-El director no era conocido por guardarse las cosas.- ¿Cómo te encuentras?

-Me encuentro bien, gracias.-Él tampoco era conocido por expresar lo que realmente sentía.

-Vamos, siéntate.-Se dirigieron hacia el escritorio, que estaba abarrotado de artilugios increíbles.- ¿Pudiste encontrar a la banda Tenebrosa?

-No. En el pueblo me dijeron que un grupo de personas había pasado por los alrededores pero se marcharon antes de la noche.-Estaba molesto, no le gustaba que le dieran esquinazo.

-Bueno,-Meditó unos instantes.-no me gusta nada, es mejor que no hayan cometido ningún asesinato, pero ¿por qué ir al pueblo de ese concejal si no actúan?

-Habrá que añadir un sospechoso más a la lista.-Él sabía muy bien lo que significaba, y dudaba mucho que el director no lo hubiese sospechado. En la frente de Dumbledore se apreciaban varias arrugas de preocupación.

-Si-Eso es lo único que dijo, parecía cansado, muy cansado.

-¿Hay alguna noticia nueva?-Deseaba acabar con ese silencio

-Nada especial.-Acto seguido se le iluminó la cara.-Salvo esto.- Sacó de un cajón una carta bastante arrugada, se notaba que la había leído varias veces.-Es una solicitud de trabajo.-Informó.- Para Defensa Contra las Artes Oscuras.

¿Defensa Contra las Artes Oscuras? Habían solicitado ese puesto desde fin de curso.

-¿Y te la mandan ahora? Cuando hace dos días que se acabo el plazo del Ministerio, ¡qué puntual!-Eso parecía una broma.

-Lo más interesante no es la tardanza, sino el contenido.-Dijo Albus.-No creo que sea un profesor mandado del ministerio.-Confesó mientras Snape abría el pergamino.

"Estimado Director Dumbledore:
He escuchado que usted busca una persona para el puesto de defensa
contra las artes oscuras. Me gustaría que se planteara contratarme, o,
por lo menos, concederme una entrevista con el fin de convencerle
Tenga en cuenta que he tenido la
"suerte" de luchar contra bestias y criaturas que se seguro le gustará
conversar. Le espero en el bar `las cuatro esquinas` de Londres.
Atentamente

Srta. Wingrove.

-¿Qué piensas de la carta? ¿Puede ser una trampa?-Preguntó Dumbledore. Se notaba que le había estado dando vueltas al asunto durante mucho tiempo.

-Puede, pero si lo fuese no se habría tomado tantas molestias con las palabras de doble sentido.-Pensó.-"Luchar contra bestias". No estoy seguro, pero creo que se podría referir a Mortífagos.

-¿También lo piensas?-Le brillaron los ojos.-Entonces lo mejor es que me ponga en camino y.

-No creo que sea conveniente tanta prisa, ¿cuándo te la han mandado?-Tal vez eso le ayudara a adivinar la verdad.

-Esta mañana, y no había recorrido mucho trayecto, pues la lechuza que me trajo el mensaje no se mostró muy fatigada.-Dijo Albus.

-¡Pero anunciaste que ya no necesitabas profesor hace dos días!- Señaló Snape-Debería de saberlo.

-No, si lo que quiere es hablar conmigo de asuntos sobre Mortífagos.-Sabía que no habría forma de pararle, y si era una trampa.bueno, el director no era tonto y sabía 'algunos' hechizos que le ayudarían.

-Bien,-concedió Snape.-pero si no es una trampa quizá deberías de ofrecerle un trabajo, ya sea dentro del colegio como fuera. Si es verdad que se a enfrentado a ellos debe ser muy buena.

-Estupendo, volveré por la noche. Por cierto,-Dijo antes de desaparecer por la chimenea.-si aceptas el consejo de un pobre anciano, me iría a la cama después de una buena cena.

Snape sonrió después de que el director se hubiese ido. Aunque no le gustaba ni admitirlo ni demostrarlo, ese "anciano" era el hombre al que más admiraba.

*-*-*-*-*

El bar era bastante acogedor, tenía varías mesas de cuatro, pero la mayoría era de parejas. La iluminación era bastante buena y el ambiente de todo menos oscuro. Eso le hacía afirmar que no era una trampa. Mientras se acercaba al mostrador intentó no ponerse nervioso, pero era muy difícil. La única información que había encontrado del apellido Wingrove fue que era el sobrenombre de un personaje de novela rosa.

¿Por qué una persona que venía sin malas intenciones decía un nombre falso?

-Perdone, señor.-Le dijo al camarero-¿Me podría indicar si la Srta Wingrove está en la sala?

-¿La pequeña Elizabeth?-Preguntó desconfiado el hombre-Nos dijo que esperaba a una persona, pero se a tenido que marchar, dijo que volvería pronto.

-De acuerdo-¿Por qué le miraba con la cara tan desconfiada?

-¿Quiere tomar algo? ¿Una cerveza?-Definitivamente ese hombre no era mago. Todo el mundo sabía que no solía beber alcohol.

-Me gustaría un té, gracias

Así que ni era puntual. Pera eso era bueno para él, le daría tiempo para informarse de "Wingrove".

-Muchas gracias-Dijo cuando el camarero le trajo el pedido- ¿Podría hacerle unas preguntas? Nada malo, no se preocupe.-Se apresuró al percatarse de la desconfianza de aquel hombre. Cuando este se sentó expresando su conformidad preguntó- ¿De qué conoce usted a la Srta Wingrove?

-¡Oh!-Se le iluminó la cara-De niña era muy simpática, no quiero decir que ahora no lo sea. Estuvo viviendo durante sus 16 años en Londres y se le antojó trabajar y yo le di un puesto de camarera, desde entonces suele pasarse por aquí cada vez que puede.

A Dumbledore no le sorprendió tanta información, pues le había echado un pequeño conjuro estimulante.

-¿Y sabe exactamente por qué esta aquí ahora?-La cara del hombre se tornó pensativa. -Pues verá, ella ha vuelto de una expedición en el bosque para su trabajo, pero tiene que hablar con usted de algo que le sucedió.

-¿Cuál es su puesto de trabajo?

-Ella trabaja en algo sobre Criaturas.

-¿Desde cuándo el famoso Albus Dumbledore consigue información así?-Se volvió rápidamente, deseando que no le hubiesen escuchado mucho. La verdad es que él nunca se informaba lanzando hechizos, pero la situación tampoco era normal. Su mirada se posó en la Srta Wingrove. Tal como había dicho aquel hombre, era joven. Como mucho tendría 26 ó 27 años. Era bastante alta, tenía una larga y espesa melena castaña oscura que la llegaba más allá de la cintura. Sus ojos eran azules. No, Con los reflejos de la luz se tornaban púrpuras. Era bastante guapa y lo miraba con cara divertida, no parecía enfadada.

-¡Elizabeth!-El pobre hombre se levantó de la silla de un salto-Te prometo que no le he dicho nada, solo le he contestado a una o dos preguntillas.

-No importa Henry-Dijo con voz suave pero decidida- ¿Me puedes traer una cocacola?, gracias-Cuando el hombre se marchó, se quitó una chaqueta larga a modo de túnica color rojo y quedó al descubierto el resto de su vestimenta. Llevaba unos pantalones de tela fina largos de color verde y una camisa de manga corta amarillo vivo. 'Colores poco llamativos.'Pensó Albus sarcásticamente. Cuando le trajeron la bebida miró a Dumbledore directamente.

-Al final decidió venir, ¿por qué?-Dumbledore esbozó una sonrisa, aquella chica era todo menos tímida.

-Su carta me intrigó bastante, sobre todo sabiendo que quité la demanda de profesor hace dos días-En la cara de la chica se dibujo una amplia sonrisa.

-Lo sabía,-Acto seguido su sonrisa se apagó-yo le quería hablar de otro tema.

-Sobre en qué trabaja, por ejemplo.-Preguntó interesado.

-Tiene que ver, yo trabajo en el centro de Control y Ayuda de Criaturas Mágicas.

Esa información no le gustó. La gente que trabajaba en esa sección del Ministerio iban contra los hombres lobos, las banshees, los duendes, los gnomos,.

-Pero no le quería hablar de eso, sino de una serie de grupos de la Orden Tenebrosa que se están juntando al norte del País.

No, decididamente esa chica era decidida.

*-*-*-*-*

"Toc-toc"

Llamaban a la puerta. Debería de haberlo supuesto. Siempre que estaba a mitad de aquel sueño se despertaba. Miró la hora: las 23:30. ¿Para qué le querrían a esas horas? Se había acostado hacía dos horas, había disfrutado de una cena de verdad en mucho tiempo y se había echado en la cama sin desvestirse siquiera. Estaba agotado, no dormía desde hacía más de dos días, y no dos días cualquiera, ¡NO! Los había pasado persiguiendo a un grupo de Mortífagos por todo el Norte de Inglaterra, sin más resultado que una o dos afirmaciones sobre grupos "extraños". Uno. El niño de 9 años no contaba. Abrió la puerta y se encontró con un pequeño elfo doméstico, solo que este iba vestido aún más ridículo que sus semejantes: llevaba pantalones a lo escocés y tirantes verde brillante. Tenía por todas partes calcetines de colores y unas orejeras a modo de collar. Intentando con todas sus fuerzas no reírse, preguntó:

-¿Para qué me despiertas a estas horas?- El elfo dio un paso hacia atrás. -El director me ha pedido que le informe de que ha llegado y que con él viene la misteriosa Srta Wingrove.-Snape apretó los dientes. No le gustaba que el director diese información secreta a un elfo doméstico estrafalario. Con haberle dicho que fuese valdría.

-Está bien.-Y salió del dormitorio dando un portazo, dejando atrás al elfo.

Cuando llegó al despacho del director y hubo dicho la contraseña, llamo a la puerta. Las voces que se oían en el interior pararon y se oyó la voz de Albus dejando el paso. Lo que vió en el interior le sorprendió: Dumbledore estaba sentado detrás de su escritorio mirándole a través de sus lentes de media luna y sentada en una silla estaba una chica de unos 26 años. Pese a su turbación, Snape no pudo dejar de notar que era muy guapa. Tenía unos ojos azules muy bonitos. Se fijó con desagrado en la horrible ropa que llevaba, muy colorida y alegre. Esa ropa le ponía enfermo.

-Profesor Snape,-Dijo el director.-gracias por venir tan deprisa. Le presento a la Srta Wingrove.

-Encantada.-Su voz era muy agradable.

-Srta, le presento a nuestro profesor de pociones: Severus Snape. Snape, estoy seguro de que te gustará escuchar la historia de Sparrow.- ¿Qué historia podría tener una chica de sólo 26 años? Miró interesado la larga melena oscura que llevaba hasta más allá de la cintura, ¿cómo podía tener un pelo así de largo tan bonito y cuidado? Su pelo estaba ondulado por todas las partes y reflejaba la luz de las velas del despacho.

-Bueno Sr Snape, el director Dumbledore me ha comentado que usted ha ido en busca de los Mortífagos del Norte, ¿no es cierto?-Snape se quedó de piedra, no sólo porque esa chica supiese lo de la banda Tenebrosa, sino porque sus ojos ahora eran de color violeta.- Pues el caso es que yo me los encontré el pasado lunes.

-El lunes yo estuve en las orillas del río, y no los encontré. ¿Se puede saber donde estuvo usted?-Hizo que su voz sonara lo más desagradable posible, pero no hizo gran esfuerzo, pues ya tenía experiencia.

-Cerca del Valle de la Niebla, en las cuevas de Merlín.

-¿Y qué hizo?-Le sorprendía que una sola persona hubiese podido hacer gran cosa.

-Les espié.-Lo dijo como si no fuese horrible, como si tal cosa.- Parece ser que querían robar en Londres una valiosa Dragonlance, la vara de plata de la noche.-Severus recordó que esa era una de las varas míticas que aún existían, y la más peligrosa. En manos poderosas podía canalizar mucha cantidad de la antigua magia. Tan sólo estaban localizadas tres de ellas en el ministerio, se decía que los Tenebrosos tenían dos, pero el dudaba de que apenas tuviesen una.- Pero por la noche,-La voz le hizo volver al presente.-cuando se durmieron, les robe las varitas y les formé un campo de fuerza para que tuviesen ir a pie durante unas horas, hasta que encontrasen a alguien que los sacase de la burbuja.

-¿Por qué no nos avisó antes?

-Me atacaron unos Huxlof voladores y tardé un poco más de lo previsto.

Se hizo un silencio profundo. A Snape le costaba creer que la persona que tenía delante pudiese hacer todo eso y estar delante de ellos como si nada.

-¿Para qué querían los Mortífagos la Dragonlance?-No se le ocurría otra cosa.

-Por lo visto tienen pensado atacar, pero no tontamente, sino estando bien armados. Ahora pueden actuar más libremente, pues nadie del Ministerio pensaría que han sido Mortífagos los autores del crimen.

-Entonces hay que proteger la Dragonlance como sea.-Dijo preparándose para las órdenes de Dumbledore.

-La Srta aquí presente ya se ha ocupado de eso, Severus, no te preocupes.-Dijo Albus.-Trabaja en el Control y Ayuda de Criaturas Mágicas y no le fue muy complicado pedir una orden de traspaso de la Dragonlance al colegio. -¿Tiene poder para hacer eso?-Eso no podía ser cierto, sólo las personas de mucho grado podían llevar a cabo una empresa como esa.

-El puesto que ocupo en estos momentos es el de Directora del Departamento de Cuidados, Ayudas y Derechos de Criaturas Mágicas, y una de mis obligaciones es la de preparar campañas.-Al ver la cara del profesor añadió.-No me miré así profesor Snape, a pesar de mis 25 años, me han ayudado mucho mi inteligencia junto a mucha suerte.-Así que 25 ¿he?

Increíble.

-Bien.-De repente se dio cuenta de un pequeño detalle.- ¿Qué quiere decir eso de que "de momento"?

-Bueno, a eso le tendré que contestar yo, Severus.-Dijo el director mirando tanto a Wingrove como a Snape.-La he contratado para que de clases en el colegio. Creo que no vendrá mal que los chicos tengan una persona a la que preguntar respecto a las Artes Oscuras.

-Pero Albus, si tan sólo tiene 25 años. No creo que sea capaz de vérselas con Mortífagos que estén despiertos. No es más que una niña.

-¿Pero qué dice?-Dijo indignada la Srta Wingrove.-Si no les ataqué en el momento fue para que no me reconocieran y poder saber lo que tenían entre manos.

-Bueno, en todo caso es imposible,-Dijo ignorándola.-el Ministerio no admitirá un cambio ahora.-Tenía que hacer todo lo posible para que no entrará en el colegio, no sabía por qué, pero le ponía nervioso su presencia.

-Eso está arreglado.-Dijo tranquilamente Dumbledore.-Ella no se encargará de la Defensa Contra las Artes Oscuras, por lo menos no en apariencia, se ocupará de una nueva clase que ya he protegido en el registro del colegio.

-¿Y cómo se llamará esa clase?-Sabía que ya no podía hacer nada, cuando al director decidía algo no había nada que se lo apartara de la cabeza.

-Estudio de la Magia. Consistirá, en apariencia, de una clase de refuerzo de todas las clases. Pero lo que mayoritariamente se enseñará será Defensa de las Artes Oscuras.

Aquello enfadaría aún más al Ministerio, lo sabía, pero no pudo decir nada al respecto, se percató de que cuando la chica se enfadaba, sus ojos se tornaban de un azul tirando a verde.

-En fin,-Continuó Dumbledore al ver que no objetaba nada.-Sólo hay una cosa que me pregunto, ¿cómo puede apellidarse Wingrove si no está registrado? El profesor y yo estaremos muy agradecidos si nos disipará nuestras dudas, ¿verdad? Él me ayudó a buscar información suya.

-Mucha gente me lo pregunta.-Dijo con voz divertida.-Una de las monitoras del orfanato es adicta a la novela rosa, y se estaba leyendo en la que aparecía Víctor Wingrove cuando me pusieron el nombre.

-Entonces solucionado.-Dijo riendo.-Llamaré a un elfo doméstico para que le enseñe su habitación.

-¿Cuándo empiezan las clases?

-La Selección es el 1 de Septiembre.-La informó Dumbledore.

-Pero las clases no empiezan hasta el día siguiente.-Dijo Snape.- Entonces se las podrá ver con los chicos.-La estaba intentando dar miedo para ver si se echaba atrás. Era su última opción.

-Estoy acostumbrada,-Replicó Reuter.-A veces tenía que ir a los colegios a hablar de criaturas mágicas. Además, he pasado casi toda mi vida en un orfanato. Sé hacerme respetar.

-Tendréis que disculparme,-Dijo Dumbledore.-pero ya es hora de que me valla acostando. Snape, ¿por qué no le enseña la habitación usted mismo y dejamos descansar a los elfos por una vez?

Aquello era demasiado, no sabía por qué, pero no le gustaba esa chica.

-Tengo que atender unos asuntos, profesor.-Dijo lo primero que se le vino a la cabeza.-Si los Mortífagos estaban verdaderamente en el Norte lo mejor sería que fuese a las casas de algunos sospechosos para poder afirmar su ausencia.

-Si, eso sería lo mejor. Pero, ¿por qué no descansas un poco?-Lo decía con la mejor de las intenciones.

-No estoy cansado.-Al ver que no lo reprendían decidió marcharse.- A sido un placer. Hasta Luego.-Salió al exterior, donde se encontraba solo. Solo para pensar sin ninguna interrupción de su sueño y de Lord Voldemort.

*-*-*-*-*

Elizabeth se quedó atónita. Si ese era Snape, era muy peligroso. Había sido un Mortífago, y ella dudaba que existiese alguna persona que no mintiese en esos aspectos. Había oído hablar de él. De él y de su poder. Era uno de los Tenebrosos más cercanos a Voldemort y que más inocentes había matado. Se vió forzada a preguntar sobre el hecho.

-Señor director, ¿Crees que es aconsejable que un Ex-Mortífago salga del castillo con tanta información?

-Srta Wingrove, quiero que quede claro que el Sr Severus Snape cuenta con todo mi apoyo en todos los aspectos. No es una persona oscura, por lo menos en el término del que estamos hablando.

Su tono era firme, se notaba que conocía, o creía conocer, a ese hombre.

-Bueno,-No quería discutir tan tarde.-como usted quiera.-El director comenzó a dar media vuelta.-Espere un momento.-Paró.-No tengo que venir al castillo hasta el 1, ¿no? Lo digo más que nada por hablar con el Ministerio de mi puesto de trabajo y concluir algunos asuntos.-No podía dejar colgados a sus clientes.

-Por supuesto. Pero mientras esté fuera querría pedirle un favor.

-El que quiera.

-Me gustaría que averiguase algunas cosas con respecto a los movimientos Tenebrosos.-Se le ensombreció la mirada.

-¡Claro que si!-Dijo con determinación.-Y me ocuparé de buscar a gente que no esté ciega.

-Estupendo.-Esbozó una sonrisa.-Por cierto, se me había olvidado. Me dijo que ejercía de abogada para las Criaturas Mágicas, ¿no?

-Si, bueno, hasta hoy.-Era lo que más le costaba dejar. Le gustaba ayudar a las personas.

-El caso es que nos viene bien, no sólo a la causa, también a esas personas. Por eso creo que podría mantener, por lo menos ese cargo.

-Eso sería genial.-No podía ocultarlo, desde que terminó los estudios se había dedicado a defender a esas personas, si mantenía, por lo menos eso, no lo perdería todo.

-Entonces nos iremos viendo en este mes, pero tiene una cita para el 1 de Septiembre.

-Le prometo que no faltaré.

Elizabeth caminó por los pasillos que en un futuro serían parte de su hogar mientras pensaba en el misterioso profesor Snape. Cuando lo vió entrar se quedó sorprendida. Era un hombre de unos 35 años más o menos que estaba muy bien para lo que quería mostrar al mundo. Lo sabía por que siempre había sido muy buena mirando el interior de las personas. Reconocía que ese ex-Mortífago era bastante difícil, pues se escondía detrás de un muro que él mismo se había fabricado para no dejar al descubierto sus sentimientos, pero como cualquier ser vivo, no sería imposible descubrir sus secretos.

Le encontraba bastantes pegas, como por ejemplo la ropa, que más oscura y se confundiría con una mazmorra a oscuras. También la molestaban las muecas desagradables al saber las noticias referidas a ella o a su trabajo. Ella había hecho todo lo que podía, si no le gustaba que lo hiciera él, a ver que le parecía.

Pero también tenía cosas buenas. Era muy alto y, si observabas bien, musculoso. Los ojos, si quitasen esa actitud arrogante, serían de un color gris oscuro como para quitar el hipo. Y también... 'No' Se dijo. Es un ex-Mortífago, ¿y quién sabe si un actual Mortífago que actuaba bien? No había modo de saberlo. Lo mejor era no acercarse a él y, si no había más remedio, hablar lo menos posible con él. Pero sobretodo no volver a pensar en sus músculos. 'Si, así haré y lo conseguiré.' Con esos pensamientos cruzó el bosque hasta sus lindes y se desapareció para aparecer en su piso.

*-*-*-*-*

Dumbledore estaba feliz. Había conseguido ganarle una batalla a Voldemort y tenía a su lado una nueva ayuda. Tenía que reconocerlo, las cosas podrían ser peores. Seguramente le pediría a la chica que se uniera a ellos en la Orden del Fénix, pero antes tenía que conocerla mejor.

Esa noche dormiría bien. Lo único que le preocupaba era la seguridad de su profesor de pociones, pero sabía vérselas solo.

¿Cómo sería la nueva profesora de Estudio de la Magia?