SENTENCIA
A las 10 de la mañana ya estaba lista para ponerse es camino.
Había estado preparando el caso, la situación y, sobre todo, las
posibilidades de librarse de Azkaban que tenía Hoz, pero tenía
bastantes esperanzas, ya que si había sido una trampa, algo
tendrían que haber echo mal y, si eso no daba resultado, siempre
le quedaba un as en la manga: podía alegar que Hoz, siendo
muggle, había equivocado los ingredientes de la poción. Diciendo
eso lo declararían culpable, si, pero se tomarían medidas menos
drásticas que la cárcel maldita.
Bajó las escaleras repasando todas las preguntas y respuestas que tendría que decir y entró en la cocina, donde vió una escena que le resultó bastante graciosa: Severus Snape estaba sentado en la mesa dando vueltas a una taza de café, y en la punta opuesta de la mesa estaba Black. Los dos parecían rivalizar en quien se lanzaba la mirada más avinagrada e insultante de los dos. Cuando entró, los dos la saludaron, sin quitarse los ojos de encima por supuesto.
-Buenos días,-La saludo Black mientras ella se sentaba en medio de la mesa. Al parecer era el único punto neutro entre los dos, ella no quería parecer maleducada ante Black, pero ni mucho menos quería molestar a Severus después de lo de anoche. Tendría que cambiar su opinión sobre él. Decididamente había subido muchos puntos.- ¿A qué hora tienes que estar en el ministerio, preciosa?-Elizabeth decidió pasar por alto la risa reluciente de Black y se limitó a informarle que Snape y ella tenían que llegar a las 11.
En ese momento entró Remus, que miró la escena y, tras meditarlo unos instantes, se sentó al lado de Elizabeth, lo que causó asombro en los otros dos hombres.
*-*-*-*-*-*
Sirius pensó que le pasaba algo extraño a su amigo, pero cayó en la conclusión de que estaba prendado de la bonita chica. Tras meditarlo unos segundos decidió dejarle el campo libre al bueno de Remus, como pago de todo lo que había echo por él, además, hacían buena pareja.
Se vió interrumpido en sus pensamientos cuando Remus le habló a Sparrow.
-¿Quiere desayunar algo?-Le preguntó. Sirius se divirtió cuando vio aparecer en la nuca de su amigo gotas de sudor. Al ver que Elizabeth estaba indecisa empezó a enseñarle los artículos para desayuno que había por toda la mesa, lo que le pareció una absurda manera de ligar.-Tenemos Mermelada Bertie Botts de todos los sabores.-Elizabeth puso cara de asco.- ¿No te gustan?-La voz de Remus sonaba un poco aguda, decididamente no sabía hablar con mujeres.
-No es eso,-Confesó con una risa en los labios.-Es que una vez tuve la mala suerte de comerme una tostada entera de algo con sabor entre plátano podrido y helado de judías.-Hizo mueca de asco y empezó a reírse.-Fue por aquel entonces cuando juré no volver a probar nada de la marca Bertie Botts.
-Entonces serás mejor no tentarte.-Remus apartó las mermeladas de encima de la mesa. Aquel gesto molestó bastante a Sirius, al que todavía tenía que untar con aquella mermelada fantástica una tostada, Remus tendría que haber preguntado, pero como estaba tan ocupado con su dulce "abogada de lobos". Tal vez era su imaginación, pero se estaba empezando a poner un poco celoso.- ¿Qué me dices de los cereales de duendes Rojos Sahoeinos? Cada cereal tiene una forma distinta,-Añadió al ver que Elizabeth no sabía de qué la hablaba.-incluso hay algunos que se mueven.- Sirius puso los ojos en blanco al oír aquello. ¿Cómo se le ocurría a Remus decirle eso? Vió a Elizabeth con la apariencia de no saber si reír o llorar y a los cereales corriendo la misma suerte que la mermelada. Cuando Remus la iba a enseñar un bizcocho relleno de savia natural de los árboles, Elizabeth se levantó.
-Creo que no voy a tomar nada,-Dijo mientras le miraba dulcemente y cogía una capa de color roja.-No podría aunque quisiera, estoy demasiado nerviosa, pero muchas gracias.-Se explicó poniéndose una bufanda naranja y unos guantes de colores variados que iban del amarillo, por el rojo hasta acabar en azul. A Sirius le resultaba muy graciosa la ropa que se ponía la chica. De abajo a arriba, sus prendas eran las siguientes: Unas botas de rojo brillante, unos pantalones de pana marrones oscuro y un jersey amarillo claro. Todo esto combinado con los anteriores complementos coloreados. Nadie en su sano juicio diría nunca que vestía muy sosa, ni mucho menos.
Cuando se hubieron despedido de ella, al espantapájaros negro de Snape no le dirigió la palabra, se volvió a Remus, que miraba por la ventana con aire soñador. -Tío, eres el amo.-Le dijo mientras se desternillaba de risa.-Me tienes que enseñar tus trucos.-Comentó mientras le pasaba el brazo por los hombros.-El que más me ha gustado a sido el de advertirle de que los cereales estaban vivos, o no, espera, el mejor a sido., no, no puedo, es demasiado para mi,-Dijo mientras se escapaba de un puñetazo de un avergonzado, pero sonriente Remus. Terminó la frase con las manos en la tripa y medio agachado.-Lo mejor ha sido el truco de la fuente que manaba por tu frente, ¿Qué era? ¿Un conjuro o un artefacto muggle? ¿Y dónde te lo has metido?-Esta vez no pudo esquivar una colleja. Aunque ya no le dijo nada, le estuvo molestando todo el día: cada vez que lo veía no paraba de reírse.
*-*-*-*-*-*
El juicio había empezado. Desgraciadamente, el jurado popular lo formaban mayoritariamente magos oscuros y el juicio había empezado con la acusación. El abogado empezó con un discurso sobre lo peligrosos que son los hombres lobos sin vigilancia, cosa que apoyaron ciegamente todo el público.
Severus miraba atentamente a Elizabeth, que si estaba nerviosa, no lo aparentaba, mientras Lucius Malfoy le aburría con sus estúpidas charlas sobre el verdadero honor. En la puerta del juzgado había oído a Malfoy llamándole y había tenido que despedirse de Elizabeth.
El juicio pasó rápidamente: Elizabeth defendía al hombre lobo mientras el otro siempre tenía objeciones y cuando Elizabeth alegó que a Wells (El apellido de Hoz) le habían metido en una trampa él dijo que aunque fuese así el atacado no tenía la culpa.
-Pero mi cliente asegura que se encerró en una cueva.-Hoz se agachó en su asiento.-A menos que alguien le halla abierto es imposible que un hombre lobo, por muy hombre que sea, pueda abrir una puerta con un candado antiguo.
Todo el público empezó a mostrarse un poco confusos: si era verdad lo que decía la abogada, lo más probable era que fuese inocente. Severus por su parte felicitó a Elizabeth por lo bajo. A él no se le hubiese ocurrido ese detalle.
-¿Qué se encerró?-El abogado hablaba con contundencia, pero Severus observó unas gotas de sudor por su frente. -¿Y usted cree que se puede confiar en, ya no en el testimonio, sino en la capacidad de un muggle que encima es un hombre lobo?-Nuevamente el público se mostró deacuerdo con el acusador.
-Perdone, pero si cree que un hombre lobo muggle es inepto de por sí, ¿por qué lo acusas de un peligro contra la sociedad?- Severus aprobó ese pensamiento, le estaba empezando a caer un poco mal.
-Puede que sean anormales,-Dio gran énfasis a estas palabras mientras miraba con desprecio a Hoz.-Pero poseen armas peligrosas para cualquier persona. ¿Cómo si no explica los arañazos que le causó el filántropo?
Severus vió que a Elizabeth se le iluminaba la cara. No sabía por qué, pero la información sobre los arañazos la habían gustado.
-¿Me está diciendo que Wells le causó solamente unos arañazos a Colage?-Preguntó esto con indiferencia, pero Severus sabía suficiente de ella como para saber que había conseguido algo que ayudaría a Hoz.
-Si. Mi cliente tiene la marca de un zarpazo en el pecho.-Hizo una pausa para calentar el ambiente. Severus pudo apreciar claramente como Malfoy reía por lo bajo.-Y si no llega a ser por el señor Malfoy,-Todo el mundo miró al hombre que tenía a la derecha, que se irguió orgullosamente.-Ahora mismo el señor Colage estaría muerto.-Todo el mundo suspiró aliviada.-O peor aún.-El asqueroso abogado se acercó sigilosamente a Hoz.-estaría contaminado con la mugre de un hombre lobo.
Severus sintió un odio infinito hacia aquel hombre. Nunca le habían interesado los hombres lobo y sus derechos, pero él creía fielmente en la igualdad de todas las criaturas. Incluso las que le caían mal, como Remus Lupin. Aterrorizado, vió como Elizabeth se levantaba impetuosamente. Ojalá no le saltase ningunas grosería al abogado o le pondrían una amonestación.
-Perdone, pero creo que todo el mundo coincidirá conmigo en que es mil veces mejor estar inevitablemente enfermo cada luna llena a morir.-Sus ojos lo miraban con un color verde casi tan intenso como cuando lo miraba a él. Sus labios estaban apretados y los puños fuertemente cerrados. El abogado, tan asustado como cualquier persona a la que hubiesen mirado así, se agazapó y se sentó en su silla.-Señor juez,-Preguntó volviéndose con rapidez pero sin cambiar su rostro.-Me gustaría una petición.
-Adelante.-Concedió el juez. Una persona mayor al que parecía importarle poco como terminasen las cosas.
-Me gustaría ver la herida del señor Colage.-A su derecha, Severus sintió como Malfoy se ponía nerviosa.
-Protesto señoría.-Exclamó rápidamente el fiscal.-No hay ninguna necesidad de hacer tal cosa.
-Denegado.-Anunció el juez tras unos segundos de meditación. Tras esos momentos, a Elizabeth se la veía bastante impaciente.- Señor Colage.-Se volvió para mirar al herido.-salga al estrado.
Mientras Colage caminaba hacía el estrado, Malfoy se sentó expectante en el banco. Estaba claro que había algo raro en eso. Colage era un hombre de mediana sin muchas ideas en la cabeza, al igual que pelo. Antiguamente era utilizado como espía a las órdenes de Voldemort. Aunque no era de mucha utilidad. Su aspecto tímido y frágil lo hacía alguien fácil de tratar, pero no le contaban cosas importantes y no podía decirles nada útil.
Cuando subió se desabrochó muy despacio la camisa mientras miraba asustado y confundido tanto a Malfoy como a Elizabeth.
-Estás asustado.-Le susurró Severus a Malfoy al ver que tenía los nudillos blancos de tan fuerte que tenía cogido el bastón.- ¿Qué pasa? ¿No le habéis hecho arañazos?
-Oh.-Rió mientras le miraba a los ojos y se acercaba ligeramente.-Lo hemos hecho, créeme.
Severus se volvió mosqueado y vio como Colage se abría la camisa. Todo el mundo exclamó, incluso hubo mujeres que soltaron un grito. El pecho de Colage estaba atravesado por cinco largos arañazos. Todavía estaban abiertos, dejando ver sangre en el interior. Rodeando los arañazos, había grandes moratones. Acto seguido las distinguió con sus propios arañazos. Severus sintió lástima por Colage. Seguramente lo habían torturado cinco veces hasta que en su cuerpo apareciesen los arañazos, pero al instante esa lástima se tornó ira al comprender que no había escapatoria para Hoz, por lo Elizabeth se entristecería. El jurado había visto los arañazos y su profundidad, y no lo olvidaría. Elizabeth no debió haber pedido eso.
La miró y le sorprendió ver que no estaba confundida, seguía con los puños apretados y los labios llenos de odio, pero su mirada, aunque gélida, era azul. No de tranquilidad, como supuso al principio, sino de astucia.
-¿Le hizo esos arañazos?-Preguntó aparentando preocupación.
-Si.-Cerró los ojos y comenzó a hablar, estaba claro que se lo tenía aprendido de memoria.-Estaba en la calle y ví que como el lobo saltaba sobre mí. Me dio un zarpazo con todas sus fuerzas y me iba a morder, pero mi amigo el señor Malfoy.-Lo miró, pero no era una mirada de gratitud, sino de odio.-Le echó un hechizo y me lo quitó de encima.
Hubo murmullos de admiración hacía el señor Malfoy y miradas de reproche a Hoz, quien estaba temblando.
Severus se volvió para mirar a Elizabeth y le sorprendió ver una fugaz sonrisa en su cara. Al instante le miró detenidamente y le echó un guiño rápido.
-¿Le hizo arañazos tan profundos sólo de un zarpazo?-Preguntó seria y con los ojos bien abiertos.
-Si.-Dijo muy serio e irguiéndose.-Todas las uñas de su mano se clavaron en mí y sentí morir de dolor.-Se tapó la cara con las manos y sollozó. A Severus le entraron arcadas, y vió como Hoz ponía una mueca de dolor y supuso que él estaría pensando, como él, que no era un actor muy bueno.
Entonces se oyó una gran carcajada de alivio y todas las caras se volvieron hacia Elizabeth, que alzó los brazos y exclamó en voz alta.
-Aquí está la prueba de la mentira.-Malfoy palideció cuando Elizabeth se acercó a su lado de la sala y lo miró con odio.- Estos hombres mienten.-Un murmullo se extendió por toda la sala. Severus oyó a una mujer decir que si la Srta Sparrow decía algo era porque era cierto. Eso le hizo recordar que Elizabeth no era ninguna incompetente.
-¿Lo puede probar?-Preguntó el juez muy interesado.
Severus sonrió cuando Elizabeth se acercó muy despacio y contoneándose al estrado, no sin antes coger el vaso de agua de Hoz y beber tranquilamente mientras toda la sala esperaba a que hablara. En ese momento le caía muy bien, pero había que admitir que era muy chula cuando, en su situación, la mayoría de las personas se acobardaría.
-Le informaré, querido jurado, que los hombres lobo sufren muchas más reacciones en su cuerpo además de convertirse en canes.-El jurado la atendí expectante y Malfoy se llevó una mano a la frente y se limpió el sudor. Al parecer Elizabeth había encontrado algo importante.-Les desaparece una uña de cada mano, es decir,-Dijo volviéndose hacía Colage.- ¿Cómo ha podido hacerle cinco arañazos si sólo tenía cuatro uñas?
Varias personas la aplaudieron mientras se sentaba con elegancia y abrazaba a un aturdido Hoz.
Severus deseó con todas sus fuerzas estar en el lugar del licántropo y poder felicitarle por su gran memoria. La sonrió, mientras se juraba que jamás la volvería a llamar niñera o incompetente. También soñó con estar a solas.
*-*-*-*-*-*
Cuando abrazó a Hoz se sintió muy feliz. Le notó como con una carga menos y la preocupó encontrarle con fiebre, sudores y pequeños temblores, pero lo atribuyó a la falta de sueño y al nerviosismo de la sentencia.
Vió como el jurado le decía al juez la decisión mientras Hoz la daba una y otra vez las gracias. El juez se levantó y la sala cayó en un súbito silencio.
-El jurado formado por magos competentes de la ciudad de Londres ha decidido, este día 1 de Noviembre, que Hoz Wells, acusado de intento de homicidio y de negligencia, es inocente de los cargos. Se le castiga con una seguridad de 30 días por el Ministerio de Magia de Hechicería.-Hoz se abalanzó sobre ella y la besó en la cara mientras la decía mil veces gracias.-En cuanto a los responsables de la denuncia falsa, serán multados con 250 galeones al Ministerio que se utilizará para fines sociales.-Dio un golpe con el martillo.-Se cierra la cesión.
En unos segundos estaban en la calle recibiendo algunas invitaciones. Elizabeth buscó con la mirada a Severus, pero no aparecía. Le empezó a preocupar Hoz, que no hacía más que temblar por el cansancio.
-Creo que deberíamos irnos, te ves muy cansado.-Le acarició la larga melena.
-Si,-Se tambaleó y casi cae al suelo, pero Elizabeth le sujetó con fuerza. La estaba empezando a preocupar en serio. En ese momento vió a Severus que corría hacía ella con la cara pálida. Venía sudando y cuando llegó a ella la cogió del brazo con brusquedad y la dijo al oído:
-Tenemos problemas.-Cuando Elizabeth abrió la boca para preguntarle qué clase de problemas, Hoz se agarró violentamente la tripa y cayó al suelo de lado. Elizabeth se inclinó hacía él y empezó a balancearse, pero Hoz no hacía más que gritar de dolor. Elizabeth lo puso boca arriba y se horrorizó al observar una espuma de color azul que salía de su boca. Más asustada que nada, se levantó y agarró a Severus de los brazos e, histérica, comenzó a agitarle bruscamente.
-¿Qué le pasa?-Preguntó desesperada. No podía pensar en nada.- ¿Qué le has hecho?
Haciéndole caso omiso, Severus hizo un hechizo y comenzó a hablarle a una voz que salía de su varita.
-Han envenenado a un hombre lobo con Lunáricas. Traigan ayuda al Ministerio enseguida.
Elizabeth no hacía demasiado caso. Habían comenzado a aparecer en sus ojos manchas verdes que le oscurecían la vista. Las manos comenzaron a temblarle sin que pudiese controlarlas y las piernas le fallaron e hicieron que cayese al suelo. -Elizabeth tranquila, todo saldrá bien.-Severus la cogió entre sus brazos y colocó su cabeza sobre su regazo y la acariciaba cuando Elizabeth perdió el sentido.
¿QUÉ? ¿OS HA GUSTADO? UN POCO OSCURO ¿VERDAD? PERO UNA PASADA. SI ALGUIEN SE HABÍA ENCARIÑADO MUCHO CON HOZ, LO SIENTO, PERO PARA QUE LA HISTORIA TUVIESE UN BUEN SUSPENSE ALGUIEN TENÍA QUE SUFRIR. EL SIGUIENTE CAPÍTULO VA DE LA HABITACIÓN DE UN HOSPITAL, DE HOZ O DE ELIZABETH, NO ME ACUERDO... Je-Je QUE MENTIROSA SOY. SI ALGUIEN CREE QUE EL JUICIO ESTA MAL; QUE ME ESCRIBA. ¿QUÉ QUERÉIS? NO SOY ABOGADA PROFESINAL. YA SABEIS REVIEWS POR FAVOR,NO OS PREOCUPEIS SI TARDO EN SUBIR EL PRÓXIMO CAPÍTULO
Bajó las escaleras repasando todas las preguntas y respuestas que tendría que decir y entró en la cocina, donde vió una escena que le resultó bastante graciosa: Severus Snape estaba sentado en la mesa dando vueltas a una taza de café, y en la punta opuesta de la mesa estaba Black. Los dos parecían rivalizar en quien se lanzaba la mirada más avinagrada e insultante de los dos. Cuando entró, los dos la saludaron, sin quitarse los ojos de encima por supuesto.
-Buenos días,-La saludo Black mientras ella se sentaba en medio de la mesa. Al parecer era el único punto neutro entre los dos, ella no quería parecer maleducada ante Black, pero ni mucho menos quería molestar a Severus después de lo de anoche. Tendría que cambiar su opinión sobre él. Decididamente había subido muchos puntos.- ¿A qué hora tienes que estar en el ministerio, preciosa?-Elizabeth decidió pasar por alto la risa reluciente de Black y se limitó a informarle que Snape y ella tenían que llegar a las 11.
En ese momento entró Remus, que miró la escena y, tras meditarlo unos instantes, se sentó al lado de Elizabeth, lo que causó asombro en los otros dos hombres.
*-*-*-*-*-*
Sirius pensó que le pasaba algo extraño a su amigo, pero cayó en la conclusión de que estaba prendado de la bonita chica. Tras meditarlo unos segundos decidió dejarle el campo libre al bueno de Remus, como pago de todo lo que había echo por él, además, hacían buena pareja.
Se vió interrumpido en sus pensamientos cuando Remus le habló a Sparrow.
-¿Quiere desayunar algo?-Le preguntó. Sirius se divirtió cuando vio aparecer en la nuca de su amigo gotas de sudor. Al ver que Elizabeth estaba indecisa empezó a enseñarle los artículos para desayuno que había por toda la mesa, lo que le pareció una absurda manera de ligar.-Tenemos Mermelada Bertie Botts de todos los sabores.-Elizabeth puso cara de asco.- ¿No te gustan?-La voz de Remus sonaba un poco aguda, decididamente no sabía hablar con mujeres.
-No es eso,-Confesó con una risa en los labios.-Es que una vez tuve la mala suerte de comerme una tostada entera de algo con sabor entre plátano podrido y helado de judías.-Hizo mueca de asco y empezó a reírse.-Fue por aquel entonces cuando juré no volver a probar nada de la marca Bertie Botts.
-Entonces serás mejor no tentarte.-Remus apartó las mermeladas de encima de la mesa. Aquel gesto molestó bastante a Sirius, al que todavía tenía que untar con aquella mermelada fantástica una tostada, Remus tendría que haber preguntado, pero como estaba tan ocupado con su dulce "abogada de lobos". Tal vez era su imaginación, pero se estaba empezando a poner un poco celoso.- ¿Qué me dices de los cereales de duendes Rojos Sahoeinos? Cada cereal tiene una forma distinta,-Añadió al ver que Elizabeth no sabía de qué la hablaba.-incluso hay algunos que se mueven.- Sirius puso los ojos en blanco al oír aquello. ¿Cómo se le ocurría a Remus decirle eso? Vió a Elizabeth con la apariencia de no saber si reír o llorar y a los cereales corriendo la misma suerte que la mermelada. Cuando Remus la iba a enseñar un bizcocho relleno de savia natural de los árboles, Elizabeth se levantó.
-Creo que no voy a tomar nada,-Dijo mientras le miraba dulcemente y cogía una capa de color roja.-No podría aunque quisiera, estoy demasiado nerviosa, pero muchas gracias.-Se explicó poniéndose una bufanda naranja y unos guantes de colores variados que iban del amarillo, por el rojo hasta acabar en azul. A Sirius le resultaba muy graciosa la ropa que se ponía la chica. De abajo a arriba, sus prendas eran las siguientes: Unas botas de rojo brillante, unos pantalones de pana marrones oscuro y un jersey amarillo claro. Todo esto combinado con los anteriores complementos coloreados. Nadie en su sano juicio diría nunca que vestía muy sosa, ni mucho menos.
Cuando se hubieron despedido de ella, al espantapájaros negro de Snape no le dirigió la palabra, se volvió a Remus, que miraba por la ventana con aire soñador. -Tío, eres el amo.-Le dijo mientras se desternillaba de risa.-Me tienes que enseñar tus trucos.-Comentó mientras le pasaba el brazo por los hombros.-El que más me ha gustado a sido el de advertirle de que los cereales estaban vivos, o no, espera, el mejor a sido., no, no puedo, es demasiado para mi,-Dijo mientras se escapaba de un puñetazo de un avergonzado, pero sonriente Remus. Terminó la frase con las manos en la tripa y medio agachado.-Lo mejor ha sido el truco de la fuente que manaba por tu frente, ¿Qué era? ¿Un conjuro o un artefacto muggle? ¿Y dónde te lo has metido?-Esta vez no pudo esquivar una colleja. Aunque ya no le dijo nada, le estuvo molestando todo el día: cada vez que lo veía no paraba de reírse.
*-*-*-*-*-*
El juicio había empezado. Desgraciadamente, el jurado popular lo formaban mayoritariamente magos oscuros y el juicio había empezado con la acusación. El abogado empezó con un discurso sobre lo peligrosos que son los hombres lobos sin vigilancia, cosa que apoyaron ciegamente todo el público.
Severus miraba atentamente a Elizabeth, que si estaba nerviosa, no lo aparentaba, mientras Lucius Malfoy le aburría con sus estúpidas charlas sobre el verdadero honor. En la puerta del juzgado había oído a Malfoy llamándole y había tenido que despedirse de Elizabeth.
El juicio pasó rápidamente: Elizabeth defendía al hombre lobo mientras el otro siempre tenía objeciones y cuando Elizabeth alegó que a Wells (El apellido de Hoz) le habían metido en una trampa él dijo que aunque fuese así el atacado no tenía la culpa.
-Pero mi cliente asegura que se encerró en una cueva.-Hoz se agachó en su asiento.-A menos que alguien le halla abierto es imposible que un hombre lobo, por muy hombre que sea, pueda abrir una puerta con un candado antiguo.
Todo el público empezó a mostrarse un poco confusos: si era verdad lo que decía la abogada, lo más probable era que fuese inocente. Severus por su parte felicitó a Elizabeth por lo bajo. A él no se le hubiese ocurrido ese detalle.
-¿Qué se encerró?-El abogado hablaba con contundencia, pero Severus observó unas gotas de sudor por su frente. -¿Y usted cree que se puede confiar en, ya no en el testimonio, sino en la capacidad de un muggle que encima es un hombre lobo?-Nuevamente el público se mostró deacuerdo con el acusador.
-Perdone, pero si cree que un hombre lobo muggle es inepto de por sí, ¿por qué lo acusas de un peligro contra la sociedad?- Severus aprobó ese pensamiento, le estaba empezando a caer un poco mal.
-Puede que sean anormales,-Dio gran énfasis a estas palabras mientras miraba con desprecio a Hoz.-Pero poseen armas peligrosas para cualquier persona. ¿Cómo si no explica los arañazos que le causó el filántropo?
Severus vió que a Elizabeth se le iluminaba la cara. No sabía por qué, pero la información sobre los arañazos la habían gustado.
-¿Me está diciendo que Wells le causó solamente unos arañazos a Colage?-Preguntó esto con indiferencia, pero Severus sabía suficiente de ella como para saber que había conseguido algo que ayudaría a Hoz.
-Si. Mi cliente tiene la marca de un zarpazo en el pecho.-Hizo una pausa para calentar el ambiente. Severus pudo apreciar claramente como Malfoy reía por lo bajo.-Y si no llega a ser por el señor Malfoy,-Todo el mundo miró al hombre que tenía a la derecha, que se irguió orgullosamente.-Ahora mismo el señor Colage estaría muerto.-Todo el mundo suspiró aliviada.-O peor aún.-El asqueroso abogado se acercó sigilosamente a Hoz.-estaría contaminado con la mugre de un hombre lobo.
Severus sintió un odio infinito hacia aquel hombre. Nunca le habían interesado los hombres lobo y sus derechos, pero él creía fielmente en la igualdad de todas las criaturas. Incluso las que le caían mal, como Remus Lupin. Aterrorizado, vió como Elizabeth se levantaba impetuosamente. Ojalá no le saltase ningunas grosería al abogado o le pondrían una amonestación.
-Perdone, pero creo que todo el mundo coincidirá conmigo en que es mil veces mejor estar inevitablemente enfermo cada luna llena a morir.-Sus ojos lo miraban con un color verde casi tan intenso como cuando lo miraba a él. Sus labios estaban apretados y los puños fuertemente cerrados. El abogado, tan asustado como cualquier persona a la que hubiesen mirado así, se agazapó y se sentó en su silla.-Señor juez,-Preguntó volviéndose con rapidez pero sin cambiar su rostro.-Me gustaría una petición.
-Adelante.-Concedió el juez. Una persona mayor al que parecía importarle poco como terminasen las cosas.
-Me gustaría ver la herida del señor Colage.-A su derecha, Severus sintió como Malfoy se ponía nerviosa.
-Protesto señoría.-Exclamó rápidamente el fiscal.-No hay ninguna necesidad de hacer tal cosa.
-Denegado.-Anunció el juez tras unos segundos de meditación. Tras esos momentos, a Elizabeth se la veía bastante impaciente.- Señor Colage.-Se volvió para mirar al herido.-salga al estrado.
Mientras Colage caminaba hacía el estrado, Malfoy se sentó expectante en el banco. Estaba claro que había algo raro en eso. Colage era un hombre de mediana sin muchas ideas en la cabeza, al igual que pelo. Antiguamente era utilizado como espía a las órdenes de Voldemort. Aunque no era de mucha utilidad. Su aspecto tímido y frágil lo hacía alguien fácil de tratar, pero no le contaban cosas importantes y no podía decirles nada útil.
Cuando subió se desabrochó muy despacio la camisa mientras miraba asustado y confundido tanto a Malfoy como a Elizabeth.
-Estás asustado.-Le susurró Severus a Malfoy al ver que tenía los nudillos blancos de tan fuerte que tenía cogido el bastón.- ¿Qué pasa? ¿No le habéis hecho arañazos?
-Oh.-Rió mientras le miraba a los ojos y se acercaba ligeramente.-Lo hemos hecho, créeme.
Severus se volvió mosqueado y vio como Colage se abría la camisa. Todo el mundo exclamó, incluso hubo mujeres que soltaron un grito. El pecho de Colage estaba atravesado por cinco largos arañazos. Todavía estaban abiertos, dejando ver sangre en el interior. Rodeando los arañazos, había grandes moratones. Acto seguido las distinguió con sus propios arañazos. Severus sintió lástima por Colage. Seguramente lo habían torturado cinco veces hasta que en su cuerpo apareciesen los arañazos, pero al instante esa lástima se tornó ira al comprender que no había escapatoria para Hoz, por lo Elizabeth se entristecería. El jurado había visto los arañazos y su profundidad, y no lo olvidaría. Elizabeth no debió haber pedido eso.
La miró y le sorprendió ver que no estaba confundida, seguía con los puños apretados y los labios llenos de odio, pero su mirada, aunque gélida, era azul. No de tranquilidad, como supuso al principio, sino de astucia.
-¿Le hizo esos arañazos?-Preguntó aparentando preocupación.
-Si.-Cerró los ojos y comenzó a hablar, estaba claro que se lo tenía aprendido de memoria.-Estaba en la calle y ví que como el lobo saltaba sobre mí. Me dio un zarpazo con todas sus fuerzas y me iba a morder, pero mi amigo el señor Malfoy.-Lo miró, pero no era una mirada de gratitud, sino de odio.-Le echó un hechizo y me lo quitó de encima.
Hubo murmullos de admiración hacía el señor Malfoy y miradas de reproche a Hoz, quien estaba temblando.
Severus se volvió para mirar a Elizabeth y le sorprendió ver una fugaz sonrisa en su cara. Al instante le miró detenidamente y le echó un guiño rápido.
-¿Le hizo arañazos tan profundos sólo de un zarpazo?-Preguntó seria y con los ojos bien abiertos.
-Si.-Dijo muy serio e irguiéndose.-Todas las uñas de su mano se clavaron en mí y sentí morir de dolor.-Se tapó la cara con las manos y sollozó. A Severus le entraron arcadas, y vió como Hoz ponía una mueca de dolor y supuso que él estaría pensando, como él, que no era un actor muy bueno.
Entonces se oyó una gran carcajada de alivio y todas las caras se volvieron hacia Elizabeth, que alzó los brazos y exclamó en voz alta.
-Aquí está la prueba de la mentira.-Malfoy palideció cuando Elizabeth se acercó a su lado de la sala y lo miró con odio.- Estos hombres mienten.-Un murmullo se extendió por toda la sala. Severus oyó a una mujer decir que si la Srta Sparrow decía algo era porque era cierto. Eso le hizo recordar que Elizabeth no era ninguna incompetente.
-¿Lo puede probar?-Preguntó el juez muy interesado.
Severus sonrió cuando Elizabeth se acercó muy despacio y contoneándose al estrado, no sin antes coger el vaso de agua de Hoz y beber tranquilamente mientras toda la sala esperaba a que hablara. En ese momento le caía muy bien, pero había que admitir que era muy chula cuando, en su situación, la mayoría de las personas se acobardaría.
-Le informaré, querido jurado, que los hombres lobo sufren muchas más reacciones en su cuerpo además de convertirse en canes.-El jurado la atendí expectante y Malfoy se llevó una mano a la frente y se limpió el sudor. Al parecer Elizabeth había encontrado algo importante.-Les desaparece una uña de cada mano, es decir,-Dijo volviéndose hacía Colage.- ¿Cómo ha podido hacerle cinco arañazos si sólo tenía cuatro uñas?
Varias personas la aplaudieron mientras se sentaba con elegancia y abrazaba a un aturdido Hoz.
Severus deseó con todas sus fuerzas estar en el lugar del licántropo y poder felicitarle por su gran memoria. La sonrió, mientras se juraba que jamás la volvería a llamar niñera o incompetente. También soñó con estar a solas.
*-*-*-*-*-*
Cuando abrazó a Hoz se sintió muy feliz. Le notó como con una carga menos y la preocupó encontrarle con fiebre, sudores y pequeños temblores, pero lo atribuyó a la falta de sueño y al nerviosismo de la sentencia.
Vió como el jurado le decía al juez la decisión mientras Hoz la daba una y otra vez las gracias. El juez se levantó y la sala cayó en un súbito silencio.
-El jurado formado por magos competentes de la ciudad de Londres ha decidido, este día 1 de Noviembre, que Hoz Wells, acusado de intento de homicidio y de negligencia, es inocente de los cargos. Se le castiga con una seguridad de 30 días por el Ministerio de Magia de Hechicería.-Hoz se abalanzó sobre ella y la besó en la cara mientras la decía mil veces gracias.-En cuanto a los responsables de la denuncia falsa, serán multados con 250 galeones al Ministerio que se utilizará para fines sociales.-Dio un golpe con el martillo.-Se cierra la cesión.
En unos segundos estaban en la calle recibiendo algunas invitaciones. Elizabeth buscó con la mirada a Severus, pero no aparecía. Le empezó a preocupar Hoz, que no hacía más que temblar por el cansancio.
-Creo que deberíamos irnos, te ves muy cansado.-Le acarició la larga melena.
-Si,-Se tambaleó y casi cae al suelo, pero Elizabeth le sujetó con fuerza. La estaba empezando a preocupar en serio. En ese momento vió a Severus que corría hacía ella con la cara pálida. Venía sudando y cuando llegó a ella la cogió del brazo con brusquedad y la dijo al oído:
-Tenemos problemas.-Cuando Elizabeth abrió la boca para preguntarle qué clase de problemas, Hoz se agarró violentamente la tripa y cayó al suelo de lado. Elizabeth se inclinó hacía él y empezó a balancearse, pero Hoz no hacía más que gritar de dolor. Elizabeth lo puso boca arriba y se horrorizó al observar una espuma de color azul que salía de su boca. Más asustada que nada, se levantó y agarró a Severus de los brazos e, histérica, comenzó a agitarle bruscamente.
-¿Qué le pasa?-Preguntó desesperada. No podía pensar en nada.- ¿Qué le has hecho?
Haciéndole caso omiso, Severus hizo un hechizo y comenzó a hablarle a una voz que salía de su varita.
-Han envenenado a un hombre lobo con Lunáricas. Traigan ayuda al Ministerio enseguida.
Elizabeth no hacía demasiado caso. Habían comenzado a aparecer en sus ojos manchas verdes que le oscurecían la vista. Las manos comenzaron a temblarle sin que pudiese controlarlas y las piernas le fallaron e hicieron que cayese al suelo. -Elizabeth tranquila, todo saldrá bien.-Severus la cogió entre sus brazos y colocó su cabeza sobre su regazo y la acariciaba cuando Elizabeth perdió el sentido.
¿QUÉ? ¿OS HA GUSTADO? UN POCO OSCURO ¿VERDAD? PERO UNA PASADA. SI ALGUIEN SE HABÍA ENCARIÑADO MUCHO CON HOZ, LO SIENTO, PERO PARA QUE LA HISTORIA TUVIESE UN BUEN SUSPENSE ALGUIEN TENÍA QUE SUFRIR. EL SIGUIENTE CAPÍTULO VA DE LA HABITACIÓN DE UN HOSPITAL, DE HOZ O DE ELIZABETH, NO ME ACUERDO... Je-Je QUE MENTIROSA SOY. SI ALGUIEN CREE QUE EL JUICIO ESTA MAL; QUE ME ESCRIBA. ¿QUÉ QUERÉIS? NO SOY ABOGADA PROFESINAL. YA SABEIS REVIEWS POR FAVOR,NO OS PREOCUPEIS SI TARDO EN SUBIR EL PRÓXIMO CAPÍTULO
