MATALOBOS

Inocente, estupendo, lo que quería Elizabeth. Severus, por más que lo intentaba, no podía borrar aquella sonrisa de su cara. Tal como había deseado, el lobo era declarado inocente. Se sentía feliz, por lo menos lo más feliz que uno se puede sentir cuando alberga unos sentimientos distintos a los que siente otra. Sintió lo invadía la rabia cuando el lobo desapareció debajo de los brazos de Elizabeth y su boca inundó su cara de besos, que, lejos de apreciarlo, eran puramente de gratitud y alegría. Sumido en sus propios pensamientos, Severus no se dio cuenta de la llamada de Malfoy. Tal vez por eso le golpeó violentamente el brazo. Severus se volvió con la clara idea de soltarle un puñetazo, pero se contuvo recordando en su papel, que, cada día, le costaba más y más interpretar.

-Perdón,-Dijo con la voz más melosa que pudo encontrar, la cual no pasaba de ser un tono un tanto áspero, que sonaba más a desprecio que a amabilidad.-No te he escuchado.

-De eso no hay duda.-Replicó con voz de suficiencia Lucius.-Te he dicho que vengas, tenemos que salir de aquí antes de que la cosa se ponga fea.

'Más aún.' Le dieron ganas de decir a Severus. Menos mal que pudo morderse la lengua antes de pronunciarlo del todo.

-¿Qué has dicho?-Le preguntó Lucius parándose en seco mientras lo miraba con interrogación.

-¿He? Bueno...me preguntaba que cómo se le ocurre al juez para multarte con tanto dinero.-Parecía tranquilo, relajado, pero en su interior no veía nada semejante a eso.

-No te preocupes,-Le dijo Lucius. Severus pensó en decirle que no le importaba en absoluto.-Los días de ese hombre, que se hace llamar juez, están contados.

Severus se detuvo en seco. Si había oído bien, los Mortífagos estaban pensando un asesinato.

-¿Qué quieres decir?-Le preguntó. Lucius le hizo una señal de tiempo y tuvo que esperar hasta que estuvieron fuera, salieron del Ministerio y doblaron la esquina. Se encontraban en una calle muggle desierta. Severus le miró con expectación mientras que Lucius miraba por los rincones.

-El día en que el Señor asesine de nuevo y públicamente,-Explicó una vez que estuvo delante de ella y no hubo encontrado ningún ser viviente.-Lo celebraremos por todo lo alto, tú ya me entiendes.-Por supuesto que lo entendía, y también le daba arcadas. El día señalado los Mortífagos matarían a unas decenas de personas y se irían a la cama después de una noche dura de trabajo.-Ya está casi toda la lita llena,-Le explicó como si a Severus le importara.-La mía consistía en tan sólo tres personas,-¡Sólo!-pero creo que tendré que añadir una persona más a mi cuenta.

-Entiendo.-Dijo intentando una débil sonrisa mientras pensaba en lo 'duro' que tendría que ser añadir más personas a una lista.

-Que va, no lo entiendes.-Le reprochó fríamente Lucius.-Tú ni siquiera has pensado en matar a nadie. Es como si no quisieras honrar a tu señor.

-No es eso,-Dijo mientras le daban ganas de aplaudir.-Ya te lo he explicado.

-Cierto, lo has hecho.-Puso los ojos en blanco.-'No puedo asesinar a nadie ese día porque Dumbledore podría sospechar de mí.' El Señor confía en ti, pero yo no sé si creerte.-Le echó una mirada que hubiese adementado a cualquiera, pero no a Severus, acostumbrado a esas muestras de 'cariño'.

-Puedes pensar lo que quieras,-Le dijo con voz segura, pero era muy consciente de que estaba jugando con fuego.

-Eso haré.-Replicó dándole la espalda.-Por cierto,-Añadió en un tono que causó escalofríos en el cuerpo de Severus.- ¿Qué piensas sobre la sentencia final de ese maldito diablo?

Tardó unos segundos en comprender, pues se suponía que Hoz había ganado el juicio. Poco a poco comprendió que eso, tratándose de Malfoy, era difícil, pues contaba con muchos ases.

-¿Qué has hecho?-Preguntó mientras se le hacía un nudo en la garganta.

-Oh, no puedo creerlo. ¿No te lo dije antes?-Severus asintió en silencio. No se atrevía a pronunciar nada con miedo a estallar justo en ese momento.-Bueno, el diablo es un lobo, ¿no?-Dijo mirándole a los ojos con un brillo maléfico en los ojos y una sonrisa ladina.-El caso es que a los lobos que incordian uno se lo quita con un simple pero efectivo matalobos.

Severus sintió desvanecer. Se despidió todo lo rápido que pudo de Malfoy sin levantar sospechas, aunque dudaba haberlo conseguido. Llegó justo para ver cómo Hoz se retorcía sin remedio por el suelo mientras que Elizabeth intentaba con todas sus fuerzas que se recuperara, aunque sin muchas esperanzas. Cuando llamó al equipo de sanidad Elizabeth se desvaneció y llegó escasamente a recogerla. Se desmayó y empezó a temblar cuando llegó el equipo sanitario y se encargó del cuerpo inerte de Hoz y se llevaban rápidamente a Elizabeth en una camilla trasportadora.

*-*-*-*

Elizabeth abrió los ojos con dificultad, pues se encontraba extrañamente cansada. De repente recordó lo ocurrido. Vió a Hoz tirado en el suelo mientras se retorcía, también se veía a ella tratando de ayudarle, pero estaba demasiado histérica para pensar con claridad. Una imagen cruzó su mente y pudo ver a Severus cogerla con suavidad mientras le decía palabras tranquilizadoras que ella no llegó a creer.

Se movió despacio, más que nada para comprobar que no tenía nada roto. No, parecía que no. Le dolía horriblemente todo, pero podía mover todas las articulaciones sin problemas. Todas menos las manos, que las tenía agarrotadas y apenas podía sentirlas.

-¿Te sientes bien?-La voz le hizo dar un respingo. Hubiese saltado, pero le costaba demasiado moverse. Miró al lugar del que parecía venir la voz, y antes de que se le enfocara la vista ya sabía que Severus Snape estaba sentado en un lado de la cama.

-Si,-Dijo llevándose una mano a la frente.-Pero he estado mucho mejor.-Intentó una pequeña sonrisa, pero lo único que consiguió fue una mueca de dolor. Sintió el tacto de la áspera mano de Severus durante unos instantes, pero como si el profesor lo hubiese pensado mejor, quitó la mano rápidamente. Después de unos segundos en los que comprendió que Severus no la iba a decir nada, se atrevió a preguntar.

-¿Qué ha pasado?-Lo preguntó, pero no estaba segura de querer saber la respuesta.

-Matalobos,-Respondió tras unos momentos de meditación. Algo le dijo a Elizabeth que ya sabía esa respuesta.-Llegamos justo para salvarte a ti, pero Hoz... Por el era imposible intentar algo.

Las lágrimas inundaron los ojos de Elizabeth. Aquello no podía estar pasado. Se incorporó en la cama mientras las lágrimas le escurrían por las mejillas. Miró a Severus a los ojos y le sorprendió ver que esquivaba su mirada.

-¿Quién?-Ahora estaba furiosa. Ya habría tiempo de llorar a Hoz, ahora quería castigar al culpable.

-Lucius Malfoy.-Dijo mirando al suelo. Elizabeth sintió que le tiraban un vaso de agua helada.

-¿Lo sabías?-No se lo podía creer, después de lo que le había contado y lo sabía.

-Si.

Si, simplemente si, como si fuera la cosa más normal del mundo. Después eso, Elizabeth deseó poder tener fuerzas suficientes para estrangularle ahí mismo.

-¿Qué? ¿Qué has dicho? ¿No me puedo creer que lo supieses y que no dijeras nada para salvarle? ¿Cómo has podido hacer eso?-Snape cerró los ojos con fuerza, pero enseguida volvió a abrirlos para mirarla a los ojos, esta vez directamente.

-No ha pasado lo que imaginas.-Dijo mirándola enfadado.-Lucius me lo contó cuando estábamos fuera del Ministerio.

-¿Lucius?-Dijo Elizabeth mientras se levantaba de la cama y se ponía en el lado opuesto a Snape.- ¿Le llamas por su nombre?-Cruzó los brazos con aires de superioridad.- ¿Desde cuándo tenéis tanta confianza?-Antes de dejarle contestar le preguntó sobre el meollo de la cuestión.- ¿Quizás en las reuniones oscuras? ¿O tal vez en su casa después de alguna escapadita al bosque? Um.

Elizabeth vió como la cara de Snape se volvía más y más furiosa a medida que oía sus preguntas. Cuando hubo terminado la última pregunta, se formó pálida y, más que furiosa, colérica.

-Si de verdad crees eso, será mejor que me valla.-Se dio la vuelta causando un frú-frú en el bajo de la túnica. Sólo cuando Severus abrió la puerta, Elizabeth fue consciente de lo que había hecho.

-Severus,-Consiguió decir con la poca fuerza que tenía en las venas. El profesor se paró justo en el umbral de la puerta.-Lo siento.-Se disculpó al tiempo que Severus se volvía y la miraba con ojos brillantes.-Yo...-'no puedo más', debería de haber dicho. Se sentó en el borde de la cama dándole la espalda a Snape.-no sé porque he dicho eso... yo no quería decirte nada malo, yo estoy mal por...-No pudo aguantar por más tiempo y rompió a llorar.

Cuando llevaba unos instantes, que le parecieron interminables, Severus se sentó al lado suyo y la pasó el brazo por los hombros. Casi sin pensarlo, apoyó la cabeza en su pecho y empezó a llorar aún más desconsoladamente. Al principio Severus se mantuvo frío y rígido, pero acabó por abrazarla.

Llevaban unos minutos así cuando se abrió la puerta con estruendo y la luz radiante del pasillo los deslumbró. Elizabeth se apartó rápidamente de Severus confusa y se volvió a la puerta. Ahí estaba la figura de un hombre de estatura media, pantalones ajustados, camisa de colores igual de ajustada y una capa azul pálido que contrastaba con sus ojos, demasiado grandes y brillantes para ser de una persona normal. Llevaba el pelo corto y levantado por pinchos por gomina y la miraba tanto a ella como a Severus. Enseguida reconoció a Spike. Un amigo de la escuela.

-Pero chiquilla, ¿qué haces levantada?-Exclamó mientras la obligaba a tumbarse.- ¿no me digas que quieres decaer de nuevo?

-Hola Spike.-Dijo de modo que al chico se le subían los colores.- Gracias por saludarme. ¡Ah! Y no te preocupes que me duele demasiado la cabeza como para querer estar más enferma. Pero... ¿Me contarás cómo voy a decaer de nuevo?-Se sentí mejor con Spike a su lado, siempre se habían ayudado en los momentos difícil. Ella le buscó sus primeros clientes en su local de peluquería, y ahora tenía toda una red cosmética por todo Reino Unido. Él le ayudó en los peores momentos del orfanato.

Spike la colocó los almohadones detrás de la espalda y la acarició el pelo mientras le decía que había estado en desintoxicación durante ocho días y que no había despertado hasta 53 horas después. Esto la hizo sentirse mal de nuevo. Pero no pudo preguntar nada en ese momento.

-Hola,-Escuchó la voz de Spike distante dirigiéndose a Severus.-Me llamo Spike Calas, vivo en Londres y estoy disponible.-Elizabeth hizo un esfuerzo sobrehumano cuando vió la cara entre desagrado y perplejidad de Snape.

-Spike,-Lo llamó tirándole de la manga.-Severus Snape es heterosexual. Lo siento cariño.

-Bueno,-Dijo encogiéndose de hombros.-No se puede tener todo en la vida.-Se volvió a él con ojos observadores e hizo que Snape se encogiese aún más.-Pero, ¿sabes?-Le dijo dándole una palmadita en la espalda.-Hubieses sido un buen chico.-Severus, a modo de respuesta, hizo una muestra desagradable, pero Elizabeth sabía que no había que preocuparse por sus momentos malos, al rato se le pasaban.-Bueno, ¿y entonces?-Le preguntó curioso a Elizabeth.

-Entonces, ¿qué?-Preguntó sin saber de qué le hablaba.

-Que poca inteligencia.-Dijo cerrando los ojos y fingiendo vergüenza.-Me refiero a quien es él, Severus ¿no?,-Snape asintió despacio, como si previera lo que vendría después.- ¿Es tu novio?, ¿tu ligue?, ¿tu rollo?, ¿tu amante?-Esto último lo dijo con los ojos bien abiertos. Conociendo a Spike como lo conocía, se sabía que ahora mismo se estaba inventando una historia romántica.

Elizabeth sintió que se sonrosaba, pero cuando miró a Severus y sus miradas se cruzaron comprendió (de la peor manera posible) que era completamente mentira. Retiró la mirada a la velocidad de la luz mientras que el color rosa quedaba en el olvido y un rojo fuerte invadía su rostro por la fuerza. ¿Cómo podía decir eso Spike? Si Severus... quiero decir Snape. Si Snape era muy serio para ella, muy mayor, muy oscuro, demasiado alto y misterioso. ¿Qué? No, no, eso último se lo quitó de la cabeza lo más rápido que pudo. Lo que menos le faltaba era liarse con un compañero de trabajo, ex- Mortífago, actual espía de la Orden del Fénix, y otras causas que en ese momento no podía recordar. Levantó la cara, que hasta ese momento había estado mirando con extrema curiosidad sus manos, y miró a Spike y le dijo con un poco de dureza:

-Spike, deja de soñar despierto, entre el profesor Snape y yo no hay nada, ¡no seas tonto!-Bueno, vale, lo dijo con dureza, bastante dureza. Pero ¿Qué quieres? Mira la situación y juzga por ti mismo.

-Exactamente.-Dijo Severus un poco más fuerte de lo normal.-Ahora me disculparan, tengo que ir a informar a Dumbledore que la profesora Sparrow ha despertado.-Lo último lo dijo mirándola con un cierto aire de reproche que no entendió, pues ella no había echo, ni dicho, nada malo.

Severus le dio la mano con cierto temor a Spike y salió de la habitación con un leve, pero consistente, portazo. Spike se volvió hacia ella, pues le había estado mirando el culo a Severus, y Elizabeth sintió sus ojos de duda mirándola de hito en hito.

-¿Estás segura de que no hay nada?-La dijo en voz baja, como si Severus estuviera escuchando desde el otro lado de la puerta. Elizabeth deseó que no fuera así, pues la voz 'baja' de Spike se escuchaba a varios metros de distancia.

-Por supuesto que no.-Su voz sonó algo aguda, y lo atribuyó al echo de haber pasado tantos días inconsciente.

-No, si yo sólo lo digo por que he notado algo de química entre vosotros dos cuando entré,-Acto seguido añadió.- ¡Oh, no! Si entre vosotros no había espacio, estabais lo que en mi pueblo llaman: intimidando.

Elizabeth le tiró a la cabeza una almohada, que le dio de lleno en toda la frente.

-¡Vale, vale! Me rindo.-Dijo mientras colocaba la almohada de nuevo en la silla.-Ahora a descansar.-La ordenó.-Tienes que recuperarte.

Le dio un beso amistoso en el pelo y se sentó en la silla. Elizabeth lo observo vagamente mientras buscaba un libro dentro de su mochila, pero en realidad miraba más allá de él. Un pensamiento le carcomía la cabeza, y sin poder evitarlo, preguntó, pero su voz sonó como un gemido distante:

-¿Cuánto tardo?

Spike la miró asustado desde detrás del libro, suspiró y lo dejó encima de la mesilla y miró unos instantes el suelo antes de contestar.

-Hoz murió unos minutos después de que tú te desmayaras.-Dijo con voz cansada.-Los médicos dijeron que sólo sufrió durante esos malditos cinco o seis minutos. Al parecer la poción estaba preparada a conciencia.

Unas lágrimas resbalaron por sus mejillas. Spike la rodeó con los brazos, tal y como Severus había hecho unos minutos antes, y empezó a consolar. Elizabeth no escuchaba esto, sólo podía pensar en la injusticia que se había cometido y en que no volvería a ver la cara de Hoz. Nunca más volvería a oír su voz ni a reírse con sus bromas. Jamás volvería a verlo.

Elizabeth se quedó pronto dormida mientras oía "Todo saldrá bien". Para su sorpresa y perplejidad, soñó que estaba en la casa de Hoz, pero no era él quien estaba con ella, sino Severus Snape.

HAY ALGO ENTRE VOSOTROS... ¿TENDRÁ RAZÓN Spike?

P. D. NO ES POR NADA, PERO SEVERUS SNAPE ESTÁ MÁS DULCE QUE NUNCA.

¿DARÁ UN ÚLTIMO PASO?