Cap. XIII. AÑO NUEVO

La siguiente semana pasó más deprisa de lo hubiese querido Elizabeth. Una noche antes de las vacaciones de Navidad, se enteró de que al Sr Weasly le habían atacado. Había sido ingresado en el Hospital de magos San Mungo como paciente de alta gravedad. Al parecer había sido atacado por una serpiente, y Elizabeth sospechó de inmediato en la querida mascota de Voldemort, Nagini. Se lo comunicó a los demás y descubrió que no había sido la única en pensarlo. Ella pensaba que se podría haber tomado por la vuelta del señor Tenebroso, pero los del Ministerio continuaban con los ojos cerrados.

Todo el claustro estuvo a flor de piel durante los días decisivos del Sr Weasly, pero los ánimos se calmaron cuando se estabilizó, aunque todavía estaba grave.

Fue entonces cuando Elizabeth comenzó a preocuparse por otros asuntos, como la ausencia de Snape. Había pensado poder hablar con él tranquilamente durante las fiestas, sin tanto alumno, pero al parecer estaba asistiendo a reuniones de Mortífagos. Le comunicó a Dumbledore sus preocupaciones, y descubrió que el director estaba tan preocupado por el profesor como ella.

-Yo le dije que no se metiera en estos momentos entre los Mortífagos, pues iban a estar alertas ante cualquier pregunta sospechosa.-Dijo el profesor muy serio y con la frente ligeramente arrugada.-Pero él se empeñó en que este era el mejor momento para averiguar sus asesinatos y no hubo ninguna forma de convencerle.

-¿Estás diciendo que se ha ido voluntario?-Preguntó nerviosa y a la vez un tanto furiosa.

-Exacto.-Afirmó.-Pero te agradecería que dejaras de pensar que el Sr Snape es un Mortífago, ya hemos hablado muchas veces del tema.-Continuó confundiendo su pregunta.

-¿Qué? ¡Oh, no!-Exclamó sonrojándose.-Ya no pienso que el profesor Snape sea tenebroso, que va.

-¿Y qué le ha hecho cambiar de idea?-Preguntó el director sonriendo.

-Bueno,-Contestó intentando controlarse.-He hablado varias veces con él, no creo que sea malvado. Al menos no del todo.-Añadió para desconcertar un poco a Dumbledore, quien no dijo nada más, pero la miró de una forma extraña que a Elizabeth le hizo sentirse rara.

Por la tarde se emocionó un tanto al descubrir que Severus ya había regresado al castillo, pero se molestó cuando le dijeron que había venido hacía ya dos horas. Ofendida por que no hubiese venido a decirle nada, ni siquiera a contarle que le había pasado, entró a su habitación y le contestó las cartas de sus amigos, que la habían invitado a distintas fiestas de Nochevieja.

Al día siguiente ni lo miró durante el desayuno. Esto le hizo sentirse bien hasta que salió del Salón, ahí empezó a tener un poco de mala conciencia. Se iba a ir, resignada, hacia la biblioteca, cuando una voz pronunció su nombre. Se volvió sin prisas y no le sorprendió ver a Severus caminando hacia ella.

-¿Si?-Preguntó con tono severo, pero lo único que consiguió es que le saliese un débil gallo.

-Profesora Wingrove, tengo los resultados al test que me entregó.-Dicho esto le tendió un montón de hojas de exámenes.

Elizabeth se quedó de piedra. No sólo la llamaba 'profesora Wingrove', sino que la primera frase que le decía en días era 'toma'. Se cruzó de brazos y se preparó para soltarle un par de cosas, pero Snape se le adelantó.

-Sé que no he sido muy amable que digamos, pero es que con lo que ha pasado...no sabía si sería muy conveniente.-Elizabeth asintió en silencio mientras se preguntaba qué le pasabas al hombre, cuando se le ocurrió la forma de averiguarlo. Cogió el manojo de hojas, pronunció algo parecido a un adiós y se dio la vuelta caminando hacia las escaleras.

Escuchó un frágil gruñido y se volvió sabiendo que había funcionado.

-Pues yo creo que hubiese estado muy bien.-Le espetó aparentando estar furiosa.-Cuando alguien me salva de una planta asesina, me gusta que dicha persona me salude.

-Lo siento.-Aquello fue demasiado.

-¿Te encuentras bien?-Preguntó muy preocupada. No creía que existiese mucha gente que hubiera oído una disculpa de parte de Snape.

-Sin contar que el Señor Oscuro me sometió a un interrogatorio-tortura.- Ahora hacía una broma, esto era alarmante.

-¿Te duele mucho?

-Me dolía, hasta ayer, cuando me dejaron solo y tranquilo y pude tomarme tu poción junto a otro más fuerte.-Sonrió ligeramente.-Admitámoslo, tu poción es buena, pero no sirve para esa clase de torturas.

-No sigas,-Le cortó Elizabeth moviendo las manos.-si continúas contando lo que te hacen, te prohibiré que vuelvas.-Los dos rieron mientras se miraban, cada uno pensando en lo mismo pero sin quererlo admitir.

-Tal vez debería seguir.-Elizabeth calló y le miró fijamente, pero empezó a inquietarse cuando Severus no apartaba la vista. Decidió cambiar de tema, este se había vuelto demasiado directo.

-¿Qué vas a hacer este fin de año?-Preguntó mirando al suelo.

-Lo de siempre,-Contestó sin darle importancia.-Estaré en mi dormitorio leyendo o algo por el estilo.

-¿No sales de fiesta?-Preguntó sorprendida, ya que ella levaba diez años saliendo en Nochevieja, ya era rutina.

-No me gusta el jaleo que montan, al fin y al cabo, es una noche como todas las demás.-contestó encogiéndose de hombros. A Elizabeth se le aclararon las ideas.

-¿Te gustaría venir conmigo?-Observó como Severus se ponía rojo y se retorcía las manos.-Quiero decir, ¿a una fiesta? Un amigo mío a alquilado un local y nos vamos reunir unos pocos, es decir, muchos.-Miró con expectación a Severus, que ahora mismo miraba hacia los lados como esperando encontrar una salida. Al fin la miró con ojos nerviosos.

-Está bien,-Contestó bastante decidido.

Se despidieron y acordaron quedar a las nueve. Elizabeth estaba eufórica y, aunque ella no lo sabía, Severus estaba en las mismas.

Se dirigió a su habitación, donde se dispuso a elegir la ropa que llevaría en la fiesta. Al cabo de los minutos, se decidió por fin por un vestido rojo muy estocado que le llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas y le quedaba un tanto ajustado. Eligió a su vez unos zapatos rojos con bastante tacón, aunque no demasiado, pues corría el riesgo de caerse, y no la apetecía quedar en ridículo durante las últimas horas del año precisamente.

Encendió la ducha y tomó un relajante baño de media hora, lo necesitaba. Cuando salió comprobó que todavía le quedaba tiempo, eran las 8:15. Se vistió con la ropa elegida se miró pensativa el pelo. Al poco tiempo decidió ir con su peinado normal: el pelo suelto y liso en las raíces con grandes ondulaciones en las puntas.

Cogió su capa, la roja sangre, por supuesto, y bajó corriendo las escaleras. Tan bien que iba la cosa, llegaba tarde.

*-*-*-*-*

Severus, por su parte, todavía seguía sin poder creérselo. Iba a ir él con ella, inexplicable. Se preguntaba si sería algún tipo de broma pesada. Estuvo con esa historia tanto tiempo, que estuvo por no prepararse, creía que aquello era una broma pesada de Black o Lupin. ¡Cómo los odiaba! Después de muchas vueltas a la habitación, decidió empezar a vestirse.

Abrió su armario y, sin muchas cavilaciones, eligió las siguientes ropas: Unos pantalones vaqueros negros, una camisa negra holgada y una sudadera (no de las de hacer gimnasia) negra, obviamente. Se peinó el pelo para atrás, consciente de que este acabaría despeinándose, como siempre. Agarró su capa, esta vez se decidió por una gris lóbrego, y caminó hacia la puerta, pero se paró a medio camino. Miró pensativo su aspecto en el espejo. Decididamente, esa chica le estaba cambiando. Su mirada se posó vagamente en un bote de colonia que el director Dumbledore le había regalado por la Navidad. Había estado a punto de tirarlo, pero con todo el lío del Sr Weasly no había tenido tiempo. Se alegró de no haberlo hecho. Se echó unas pocas gotas y se marchó definitivamente. Como no, él llegaba quince minutos antes.

*-*-*-*-*

Cuando Elizabeth llegó al primer piso, se quedó un poco cortada. No podía creer que no hubiese llegado aún. Miró confundida a los pisos de arriba, esperando verle llegar. ¿Cómo iría vestido?

-Estás muy...-Se volvió veloz hacia donde provenía la voz y se quedó prácticamente paralizada. Ante ella se encontraba un hombre apuesto que al verla empezó a cavilar.-...elegante.

Elizabeth le sonrió y le devolvió el cumplido. Estaba completamente segura de que no era 'elegante' la palabra que estaba buscando Severus, más que nada por lo colorado que se había puesto.

-Bien Severus,-Dijo mientras se alisaba la túnica. Decididamente el rojo y el negro pegaban bastante bien.- ¿Cómo quieres que vayamos? ¿Por polvos Flu o apareciéndonos?-Observó con mirada divertida a Severus mientras este miraba confundido al suelo.

-Elizabeth...esto...-Estaba muy nervioso, o incluso avergonzado, ¿por qué?

-¿Qué te...?-No acabó la frase, pues en ese momento ocurrió algo horrible, terrible, asqueroso, repugnante y más.

De la puerta principal salió una mujer de unos 27-29 años que se dirigió con pasos 'sensuales' a Severus. La mujer era rubia, seguramente de bote, y estaba muy delgada, pero no dejaba de ser hermosa, o lo sería, si quitase esa cara de asco. Para su asombro y desgracia, no paró cuando llegó a Severus y se agarró a su brazo mientras le miraba como una gatita estúpida.

-¿Nos vamos ya Snape?-Encima su voz era de prostituta barata.

-¿Perdón?-Elizabeth estaba empezando a encontrarse mal.

-¿Y tú quién eres?-Inquirió después de mirarla de arriba abajo con repugnancia.

-Elizabeth Wingrove, ¿Y...usted?-Respiró varias veces antes de preguntarlo. Le echó una mirada de enfado a Snape mientras la mujer contestaba.

-Soy Camila Dane.-Objetó sin mirarla. No había duda que era una impotente como la que más.-Ahora nos íbamos, ¿verdad?-Inquirió mirando a Snape con cara segura.

-Pues no me había dicho nada.-Dijo Elizabeth mirándolo con furia.

-No tenía porqué decírtelo, ¿no crees?-Preguntó a Snape interesada. Snape por su parte estaba más pálido de lo habitual. 'Normal.'Pensó Elizabeth irritada.'Me ha engañado con esa estúpida, lo mínimo que debe hacer es avergonzarse.'

-La verdad es que ella...-Dijo señalándola con el dedo, pero después la miró e inmediatamente le cambió el tono.-Me voy a ir con ella a una fiesta de Nochevieja, me llamó a última hora y no pude decirle que no. ¿Tú con quién vas a ir?-Preguntó mirándola fijamente.

-Pues había quedado con un gilipollas,-Contestó sin ningún tipo de pudor.- pero finalmente llamé a Remus Lupin, creo que lo conoces, ¿no? Iba a tu curso, ¿no es así?-Preguntó con violencia. Su animó mejoró cuando vió la cara de repugnancia que puso.

-¿Vas a salir con un hombre lobo?-Preguntó la mujer mirándola extrañada.- ¿No tienes sentido común?

-¿Lo tienes tú?-Replicó Elizabeth mirando tanto a Snape como a Dane.-Bueno, me voy.-Dijo dándose media vuelta. Después añadió en voz baja.-Hasta nunca.

Llegó a su habitación y se comunicó con Remus, quien aceptó su invitación muy ilusionado. Volvió a bajar las escaleras con prisa, pues tenía que salir de los terrenos de Hogwarts para desaparecerse. Pasó con la cabeza bien alta por el lugar donde habían estado los enamorados y salió del castillo pegando un portazo.

De repente se derrumbó. Se encontraba fatal. Si, iba a ir a la fiesta con uno de los enemigos de Snape, pero él iba a ir con otra. Aquello era horrible. No debería de haber salido así. Resignada, se desapareció y llegó a la puerta del local, donde había quedado con Remus, y se obligó a olvidarse de cierto profesor prepotente y mentiroso, al menos hasta la hora de la venganza.

*-*-*-*-*

La fiesta era grandiosa, el ambiente estupendo, sus amigos más maravillosos que nunca, su pareja divertidísima. Todo estabas bien, todo menos ella.

Después de unos bailes con Remus, quien bailaba bastante bien, se dirigió hasta la mesa ocupada por sus amigos y demás. Entre gritos, su amiga Clare le preguntó si se encontraba mal. Ante esa pregunta, volvió a derrumbarse. Le pidió a Remus que trajese unas bebidas, las más complicadas de preparar, para poder hablar con ella 'tranquilamente' de su problema.

-Haber, cuenta.-Le ordenó preocupada.

-Es Remus.-Dijo mirando atentamente la mesa.

-¿Remus?-Gritó sorprendida.-Pero si es muy majo y...-Añadió acercándose a ella.-...está buenísimo.

-Ya, si no es él.-Aclaró Elizabeth.-Es que había tenido esperanzas de que viniese otra persona.-Puntualizó apenada.

-¿Y dónde está él?-Preguntó bebiendo de su vaso.

-Con una puta rubia de bote.-Contestó furiosa Elizabeth.

-Vamos,-Se rió Clare.-que la mujer te cae muy bien.

-No te burles.-Se quejó.-Para eso no te lo cuento.

-Vale, vale. Ya paro.-Dijo muy seria.- ¿Y qué quieres hacer?

-No sé. Lo que no quiero es dejar aquí plantado a Remus, me cae muy bien.

-¡Y eso es precisamente lo que no vas a hacer!-Exclamó Clare muy contenta.

-¿Eh?-preguntó sin comprender del todo.

-Quiero que salgas ahí fuera-dijo señalando la pista de baile.-y que bailes con el tío bueno que se dirige hacia ti y que te olvides del salido de la puta rubia, ¿entendido?-Explicó levantando a Elizabeth de la silla y lanzándole a Remus.

-¡Je, je!-Dijo ruborizándose Elizabeth tras separarse de Remus, Clare le había empujado y se había agarrado a él para no caerse.- ¿Bailamos?-Estaba dispuesta a seguir el consejo de su amiga.

-¡Claro!-Exclamó Remus entregándole su bebida. Elizabeth se la bebió de un trago y dejó el vaso en la mesa. Remus la miró sorprendido, pero después de haber bebido un trago (no toda) la agarró de la mano y la llevó al mismo centro de la pista.

Elizabeth miró los ojos marrones de Remus y se dejó llevar por el experto bailarín. Remus pasó un brazo por su cintura y llevó su mano izquierda hacia la cara de Elizabeth, quien decidió que había hecho bien en llamarle. La música cambió y sonó una canción lenta, de amor, con la típica nota del DJ:

-Esta es una canción para los enamorados. Y un consejo: la lengua hasta la laringe.

Tras este comentario varias personas rieron y se dispusieron a practicar el consejo. Elizabeth se rió, pero paró de inmediato al ver el rostro de Remus, que la miraba con ternura. Tragó saliva, aunque permitió que Remus la agarrara la cintura y la acercara a su cuerpo. Elizabeth estaba desconcertada. A ella le gustaba un poco Snape, pero este era un cabrón, y ahí estaba ahora, disfrutando de la compañía de Remus.

Sin previo aviso, Remus la susurró una serie de palabras al oído que ella no alcanzó a oír, y la besó. Elizabeth quedó paralizada, el beso del hombre era ansioso, lleno de ternura, de pasión,... Pero no se sintió bien. Se separó algo brusca de Remus y miró su cara sorprendida.

-Lo siento, de verdad que lo siento.-Dijo avergonzada. Corrió esquivando a las parejas hasta llegar a la mesa, donde se despidió rápidamente de sus amigos y cogió su túnica.

-¿Qué la ha pasado?-Le preguntó Clare a Remus acercándose al pálido hombre. Este se lo contó con la mirada fija en la puerta.-No se lo puedes reprochar.-Después añadió al ver su cara de angustia.-Venga, te invito a unas copas y me cuentas como te va la vida, ¿deacuerdo?-Le sonrió.-Yo tampoco tengo pareja.-Se alejaron los dos hacia la barra mientras Clare intentaba con todas sus fuerzas subir el ánimo del hombre.

Mientras tanto, una chica vestida de rojo caminaba por las oscuras calles.

¿QUÉ LE PASARÁ A LA CONFUNDIDA ELIZABETH?

¿POR QUÉ LE HA HECHO ESO SEVERUS SNAPE?

¿QUÉ PENSARÁ REMUS DEL EXTRAÑO COMPORTAMIENTO DE ELIZABETH?

P. D. EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO HABRÁ UNA BATALLA, UNA HUIDA Y UN ENCUENTRO. EL SEÑOR OSCURO INTENTARÁ ACABAR CON ELIZABETH ¿POR QUÉ?