Muchas gracias por los Reviws que me habéis mandado. Definitivamente,
levantan mucho la moral. Gracias a los que les gusta mi historia tal y como
es y muchas gracias al mandar consejos y tal. La verdad es que me fijo
mucho en ellos a la hora de escribir.
Sin más dilación os dejo con el nuevo capítulo de NUEVOS SENTIMIENTOS. Me parece recordar que Elizabeth y Severus estaban empezando algo, ¿verdad?
¡Qué lo disfrutéis!
Capítulo XXI. ...mi corazón late descontrolado
Elizabeth abrió los ojos y al segundo una gran sonrisa recorrió su cara. Se acomodó entre los brazos de Severus, esos brazos fuertes que la noche anterior la habían abrazado con tanta pasión. Notaba su cuerpo junto al suyo recorriéndole la espalda y las piernas. Sonrió al sentir su gran miembro junto a su cuerpo. La noche anterior había sido un repertorio repleto de sensaciones agradables. Su cuerpo y el de Severus habían conectado desde el primero de los beso. Pensaba en los recuerdos eróticos de la velada cuando sonó el reloj. Las 8:00. Las 8:00 de un maravilloso jueves por la mañana tras haber compartido juegos con Severus. ¡Las 8:00! Se supone que a esa hora debería estar dando clases.
Se levantó de la cama dando un liguero bote para no despertar a Severus y fue recogiendo su ropa, que estaba esparcida por toda la habitación.
-¿Qué sucede?- Elizabeth se sobresaltó y pegó un salto.
Severus estaba despierto y la miraba sorprendido. Tenía los brazos colocados detrás de la cabeza y estaba estirado con una pierna doblada. La sábana le cubría tan sólo uno de los muslos y parte de la cintura, lo justo para recordar con todo tipo de detalles lo que había debajo. Se ruborizó cuando no pudo dejar de mirar su rizado vello del pecho y su torso tan bien formado.
-Bueno...- Se iba explicando mientras se le acercaba poco a poco e iba dando énfasis a algunas palabras.- Me he despertado y me han dicho un pequeño secreto... verás... me han comunicado que lo que me hiciste anoche...- Se quedó parada un momento para comprobar como reaccionaba Severus, que esbozó una pequeña sonrisa y la miraba con ojos picarones.- bueno... que está prohibido hacerlo dentro de un recinto escolar.- Elizabeth continuó poniendo cara inocente mientras se ponía la falda.
-Deberías habérmelo dicho ayer, pero claro,- La miró maliciosamente.- no pensaste en eso.
-La verdad es que tenía cosas mucho más interesantes en las que pensar, como por ejemplo, como quitarle los calzoncillos al profesor Snape sin dejar de besarle.
Severus echó la cabeza hacía atrás mientras se reía con ganas y Elizabeth aprovechó el movimiento colocándose encima de ella de un salto con las piernas abiertas, haciendo que la fina sábana se deslizase a un lado. Su boca buscó a la de Severus con una rapidez sorprendente y se entrelazaron en un beso puramente pasional. Las manos de Severus se deslizaron por su espalda hasta llegar al trasero y empezó a acariciarle. Elizabeth, que hasta entonces había tenido los brazos aplastando los hombros de Severus sobre la cama, fue deslizando una de las manos hacía su pelo y empezó a acariciarle. Abandonó sus labios y fue recorriendo el torso de Severus con la lengua. Entonces Severus cogió sus brazos y empezó a acariciarla con delicadeza, invitándola a llegar más abajo. Elizabeth aceptó la invitación, pero cuando iba a llegar a su miembro, alzó la cabeza y sitúo su cara a milímetros de la de Severus.
-¿Sabes que tengo clase a las 8:00 y voy a llegar ligeramente tarde?- Severus rió, pero en un instante, comprendiendo lo que eso quería decir y puso cara de reproche.
-Podrías decir que estás enferma.- Opinó, y Elizabeth creyó que si hubiese estado en el suelo le habría suplicado de rodillas.
-Para eso también tendríamos que dejarlo, ¿quién creería que estoy con cuarenta de fiebre en la cama de un compañero de trabajo?- Le dio un dulce beso en los labios para recompensarle y se levantó, aunque, como él, también se sintió frustrada.
Volvió a recolectar su ropa y se puso las botas. Mientras buscaba su ropa interior, sintió cómo Severus la miraba atentamente, y eso la complació y la entristeció enteramente. Por fin encontró sus bragas a un lado de la cama revuelta y se las puso. Severus se acercó por detrás de ella y la rodeó con el brazo acariciándole los pechos mientras que su juguetona lengua la lamía el cuello. Elizabeth se dejó llevar por el escalofrío que la recorrió el cuerpo por unos instantes, pero luego comprendió que si seguía ahí seguramente irían a buscarla.
-Tengo que irme, de verdad.- Dijo mientras se deslizaba sutilmente de sus brazos y se levantaba.- Me quedaría, y lo sabes.- Miró por toda la habitación atentamente.
-¿Qué buscas?- Severus parecía haberse dado por vencido, pues volvió a las posición inicial, sólo que ya no tenía ninguna sábana que lo cubriera. Elizabeth sonrió mientras admiraba ese magnífico monumento.
-He perdido el sujetador.- Dijo un poco avergonzada.-No sé lo que hiciste con él anoche, pero se ha votilizado.
-Lo dejé en el escritorio.- Dijo riéndose.- Al menos eso recuerdo.
-Si no está ahí me debes un sujetador.- Advirtió con cara de circunstancias.
Salió de la habitación y se dirigió al escritorio, que en vez de estar repleto de papeles o libros estaba plagado de ingredientes para pociones, utensilios, recetas y pociones. Pero ahí estaba el sujetador, enganchado a una escultura con dos serpientes rodeando una copa. Elizabeth recordó que era un áspide, emblema de la curación.
Entró en la habitación de nuevo y se puso la camisa.
-Hoy me toca el turno de noche y, si no recuerdo mal, a ti también.- Mientras Severus hablaba se fue poniendo la túnica mientras pensaba en la nueva diablura que se le estaba ocurriendo a ese loco suyo.- Podríamos encontrarnos y dejar que haga la ronda otro profesor, ¿no crees?
-¿En serio crees que te diría que no?- Severus bajo los ojos y se tocó ligeramente la marca del brazo izquierdo.
Elizabeth se acercó a él rápidamente y le levantó la cara.
-Esto- Dijo mientras le apartaba la mano de las marca y colocaba la suya encima.- no me importa. Yo sé que has cambiado, y eso es lo más importante para mí. No me interesan los chicos exclusivamente buenos, yo te quiero pese a tus errores, y los admito. Los errores son comunes, no te preocupes, que ya encontrarás más de uno en mí.
Severus la abrazó y ella se acomodó entre su mentón y su pecho, y cerró los ojos. Se sentía en la gloria, un sitio donde se olvidaba de los malos recuerdos, sustituyéndolos por aquellos tan especiales.
-¿Cómo has dormido?- Preguntó Severus acariciándola.
-¿Dormido? ¿Contigo en la misma cama?- Replicó Elizabeth haciéndose la ofendida.- Se duerme fatal contigo. Lo máximo dos o tres hora, ¡y eso que soy muy dormilona!
Los dos se juntaron más en la cama y Elizabeth cerró los ojos disfrutando del momento.
-¿No te tenías que ir a dar clase, niña buena?- La preguntó mientras la separaba de él y la miraba afectuosamente. Elizabeth lo besó tiernamente y salió de la habitación.
Estuvo toda la mañana con la fantástica imagen de Severus sobre la cama, desnudo. Su deseado cuerpo tapado con una fina sábana blanca. Estaba claro, aquella noche había sido verdaderamente grandiosa.
*-*-*-*-*
Era la hora de comer, y aunque lo que más deseaba era verla de nuevo, se dirigió al 4º piso para coger algunos ingredientes que Filch tenía guardados en un pequeño almacén. Cuando se encontró delante del armario comprendió que no tenía ni idea de qué llave era, siempre había pedido los ingredientes a Filch y él se los daba cuando se lo pedía, pero últimamente contentaba más a la profesora Umbridge que a los demás profesores. Probó con la primera llave del manojo y la metió dentro de la cerradura. Cuando abrió la puerta apareció delante de él una cueva repleta de duendecillos de Cornualles. La cerró rápidamente. Probó con la siguiente, y se encontró con una habitación que le llamó bastante la atención, parecía echa de oro. La otra llave conducía a una habitación de plata. La siguiente una habitación envuelta por una gran Lazo del Diablo, que tuvo que espantar con un puñado de fuego púrpura. Ya se iba a dar por vencido cuando la siguiente llave dio al almacén, que consistía en una gran habitación iluminada en su mayor parte que contenía las plantas o los ingredientes de seres vivos y otra pequeña parte sumida en una profunda oscuridad para los ingredientes contrarios a la luz. Cogió algunos ingredientes de la zona oscura y varios de la zona iluminada y se fue.
Bajó las escaleras con prisa, pues llevaba algunos ingredientes oscuros que no era prudente que fueran vistos por alumnos mal intencionados.
-"kjgfMalfoyjkljgd"-Dijo en voz alta mientras se reía.
Iba tan inverso en sus pensamientos que chocó contra alguien. Todos los ingredientes rodaron escaleras abajo, excepto los que explotaron nada más tocar el suelo. Cuando se volvió para castigar al importuno que le había echo tropezar, se le suavizó la mirada al encontrarse junto a Elizabeth, que se acercó y le abrazó cariñosamente. Obviamente, Severus le correspondió calurosamente.
-No has ido a comer.- Le reprochó Elizabeth haciendo pucheros.
-Bonita observación.- Dijo sonriendo.- Deberías haberte dedicado a la investigación.
Comenzaron a besarse, pero una pequeña explosión de unos ingredientes al juntarse les hizo volver a la realidad. Estaban en medio de las escaleras de un colegio repleto de profesores y alumnos mientras se morreaban con pasión. Y lo peor no eran los alumnos curiosos, sino los hijos de magos tenebrosos. Se miraron alegres y cogieron cada uno la mitad de los ingredientes y bajaron la escalera poco a poco.
-Vamos a una de las aulas del 2º piso.- Le susurró al oído Elizabeth.
-No creo que lo tengas que repetir dos veces- Dijo divertido Severus.
En cuando llegaron el piso, lo primero que hicieron fue entrar a la primera clase que encontraron. Soltaron los ingredientes en una mesa y se juntaron el un romántico beso. Severus le agarró la cintura con el brazo derecho y con el izquierdo fue recorriéndole el cuerpo a Elizabeth. La acarició tiernamente el pelo y la oreja, pero cuando Elizabeth le desabrochó los primeros botones de la camisa fue descendiendo por su cuello hasta llegar a uno de los pechos donde se entretuvo lo suficiente para dar tiempo a Elizabeth a desabrocharle la camisa entera. Introdujo la mano por su camiseta y la acarició la tripa mientras que la otra mano abandonaba la cintura y se colocaba en el trasero. La agarró con las dos manos y la levantó fuertemente del suelo. Ella le rodeó con los pies la cintura y se movió eróticamente. Severus la colocó en la mesa del profesor, permitiendo de nuevo la libertad a sus manos.
Su beso se extendió durante minutos enteros parecía tener prisa, no cuando estaban juntos. Severus, que había estado esa mañana un tanto preocupado por ceder y exponer a Elizabeth al peligro, ahora parecía no tener ninguna clase de pudor cuando la acariciaba con pasión. Elizabeth, que se sentía más en la gloria que en otra parte, había estado preocupada, pero tenía bien claro que ese hombre no se lo iban a quitar.
Estaban totalmente a lo suyo, cuando empezaron a oír un murmullo de voces. No les prestaron atención hasta que se acercaron al aula demasiado deprisa.
Rápidamente Severus se echó a un lado para dejar bajar de la mesa a Elizabeth. Comenzó a abrocharse los botones tan rápido como podía, pero era cuestión de una contrarreloj. Sólo quedaban tres botones, y pudo distinguir las voces: Eran Potter y sus odiosos amiguitos. Miró espantado a Elizabeth, que se estaba colocando la falda e intentaba poner su pelo en orden.
-Pero Harry, esos sueños son malos, ¿estás seguro de que entrenas todas las noches como te dice el profesor?- Preguntaba la voz de la odiosa sabelotodo.
-Ya te he dicho que sí.- Contestó la voz del niño-que-vivió.- Pero te repito que Snape no me ayuda nada, las clases cada vez son peores y mis sueños aumentan.
Severus, ya arreglado, caminó unos pasos en dirección a la puerta dispuesto a acabar con el maldito muchacho. La mano de Elizabeth sobre su hombro paró su empresa, pero no por eso borró una cuenta pendiente con Potter.
-Ya, pero...- Dijo Granger con voz pastosa.
-Déjale ya, Hermione.- Soltó la voz del pequeño y peor de los Weasly.- Si Harry dice que ha entrenado, es que ha entrenado, ¿deacuerdo? Deja de encontrarle a todo puntilla, ¿quieres? En cuanto al profesor Snape...
Weasly se quedó mudo cuando empujó la puerta del aula y vio a su profesor de pociones. La cara se tornó roja en un tiempo record según Severus: 2 segundos. Lo que tardó en relacionar a su profesor más odiado con lo que estaba a punto de decir.
-Continúe, Sr Weasly, no se preocupe por mí. ¿Qué decía?- Preguntó Severus mostrando su cara más gélida.
-Yo... bueno, profesor. El caso es que... Yo no... Quiero decir, yo no quería... Este...
Severus se había equivocado. Durante esos segundos la cara de Weasly se tornó aún más roja. Parecía que estaba a punto de explotar. Severus miró a los otros dos alumnos que se encogieron ante su mirada acobardados. Eran muy chulitos hablando de él a sus espaldas, pero ante él estaban dispuestos a jurar que era su amigo, ¡qué ya era decir!
-Déjalo Snape.- Dijo una voz detrás de él. Todos se volvieron hacia Elizabeth.- No es normal que un alumno sufra así. Si quieres castigarle hazlo ya, pero no quieras que te encarcelen por matar con la mirada a un alumno.
Severus dejó de mirar al trío prodigioso, que miraban a Elizabeth medio esperanzados medio sorprendidos, y su mirada se clavó en Elizabeth, que esquivaba su mirada. En una de estas le miró y le devolvió una mirada divertida. Ante esto tuvo que ceder. Se volvió hacia Ron y lo miró como siempre, con asco.
-Serán descontados 10 puntos a Gryffindor por su insolencia, Sr Weasly.- El chico larguirucho abrió la boca para replicar, pero se contuvo cuando miró por encima del hombro de Severus a Elizabeth.- En cuanto a ustedes dos,- Prosiguió mirando a Granger y a Potter.- se les descontará 5 puntos a cada uno.- Dijo con todo el odio que pudo.- Ahora largo de aquí.- Exclamó mirando a Potter con furia. Este le devolvió prácticamente la misma mirada.
Los chicos miraron a Severus y a Elizabeth una vez más y se dieron la vuelta para irse del aula. Elizabeth dio unas palmadotas en el hombro de Severus, pero este no supo si eran de apoyo o de desaprobación. En fin, daba igual. Nadie, ni ella, iba a cambiar el hecho de que odiaba a Harry Potter.
-Esperaros chicos.- La voz de Elizabeth sorprendió a todos haciendo que se volvieran al mismo tiempo hacia ella.- ¿No estábamos haciendo la poción revitalizante en clase?- Preguntó con voz inocente.
Severus intentó imaginarse qué nueva diablura se le estaba pasando por la cabeza, pero ni remotamente se esperaba lo que propondría.
-Si, Srta Elizabeth.- Contestó igual de curiosa y aterrada que él la Srta Granger.
-Estupendo.- Exclamó Elizabeth poniéndose entre los dos bandos. Parecía que intentaba evitar que se matasen.- Pues hemos encontrado los ingredientes.- Dijo apuntando a la mesa donde estaban los que Severus había traído.
-Ahí no hay ninguno que sirva para la poción Revitalizante, Srta Wingrove.- Se apresuró a contestar Severus con miedo a que Elizabeth les dijera algo.
-¿No?- Respondió con tal tono preocupado que Severus hubiese puesto la mano al fuego al decir que eso ya lo sabía.-
¿Y ahora qué hacemos?- Se lamentó con gestos teatrales.
-No.- Se apresuró a decir temeroso de que mandara a los tres monstruos a su despacho en busca de los ingredientes.
-¿No qué?- Preguntó con mirada pícara Elizabeth.
Severus se quedó sin habla. Le parecía increíble el poder que tendía la chica sobre ella. Maldita sea. No era ni siquiera de impedir que lo metiera en un lío con los tres mocosos. ¡Pero que guapa era!
-Estos alumnos no van a entrar en mi despacho solos. No sin mi consentimiento. El cual no daré ni en sus mejores sueños.- Respondió tratando de parecer frío. Tal y como le dijo Elizabeth después, lo había superado con creces.
-Oh, muchas gracias, profesor Snape.- Le agradeció Elizabeth antes de que se le ocurriese que había ganado esa vez.- Es muy amable por su parte ofrecerse a entregarles los ingredientes en persona. Muchas gracias.- Severus se quedó paralizado.- Necesitamos ingredientes para unos 20 alumnos, ¿deacuerdo? Harry, Ron, Hermione,- Se torció para mirarlos.- Creo que tendréis que ir todos para poder cargar todo lo necesario, ¿ok?- Sonrió a Severus de forma particular.- Bueno, muchas gracias de nuevo. Os veo en las clases chicos. Hasta la cena Sr Snape.
Dicho esto caminó hasta la puerta y, después de volverse una última vez y mirarlo con cara divertida, se fue. 'Esta se la está jugando.' Pensó un poco enfadado Severus. Se volvió hacia los tres chicos que, por fortuna, estaban más horrorizados que él ante la idea de pasar unos minutos a solas con él. Sobre todo Weasly, que, después de lo que había dicho, o casi, estaba aterrado.
Salió por la puerta sin fijarse o no si venían detrás de él.
*-*-*-*-*
Ron salió de las mazmorras seguido de sus amigos y arrastrando los pies al tiempo que maldecía al profesor Snape. Habían estado una media hora con él buscando los ingredientes que su ex-preferida profesora. La media hora hubiese sido incluso soportable, pero Hermione lo echó a perder al decir que necesitaban las raíces enteras y no en polvo.
-También tú, Hermione.- Se quejó Harry arrastrando las plantas enteras de Julx.- 'Profesor, la profesora Wingrove no quiera raíces ya preparadas, quiere que las troceemos nosotros.'- Imitó la voz aguda de Hermione a la perfección.
-Oh, cállate ya.- Dijo Hermione caminando deprisa.- ¿Qué queréis que dijese? ¿Nada?
-Si.- Contestaron Harry y Ron al tiempo.
-No podíamos llevar a Elizabeth las raíces de cualquier forma.- Se explicó molesta Hermione.- ¡No nos volvería a pedir nada!- Objetó dándose la vuelta de pronto y enfrentándose a los chicos.
-Bueno, vale. Cálmate.- La tranquilizó Ron dándole unas palmaditas en la cabeza, lo que provocó la risa de Harry y el aumento de enfado de Hermione.
Continuaron caminando hablando de Sirius cuando llegaron al retrato de la Dama Gorda y entraron en la Sala Común. Encontraron su ya sitio de estudio vacío, como siempre, y dejaron los ingredientes y los colocaron un poco.
-¿Sabéis una cosa?- Preguntó Harry con voz interesante.
-Sé muchas, Harry. Tendrás que especificar un poco más.- Bromeó Ron imitando la voz de la Umbridge.- Y como digas algo del Señor Oscuro, me veré obligada a castigarte durante veinte años, ¿vale? Por cierto: soy una hortera total.
Harry y Hermione rieron su broma de Ron con entusiasmo mientras el estado de humor de éste crecía poco a poco. Al comentario le siguieron varios más sobre lo imbécil que era la 'profesora' mientras Hermione y Ron (Harry se estaba esforzando al 100% insultando a su odiada profesora) recogían los ingredientes y los colocaban a un lado de la mesa.
-Bueno, a lo que iba, que me distraéis demasiado.- Ron y Hermione se rieron de su amigo. Ron se alegró de que el ánimo de Harry hubiese subido, ya que debería estar hecho polvo.- ¿No habéis notado nada raro entre Snape y Elizabeth?- Preguntó alzando la ceja en gesto pícaro.
-¿Qué estás tratando de decir?- Preguntó Ron un poco cabreado.
-¿Pues qué va a ser? No creéis que Snape y Elizabeth...
-¿Qué?- Exclamó Hermione.- No creo que Elizabeth quiera tener nada con el profesor Snape.- Se explicó utilizando la lógica.- Ella y el profesor Snape... Drug.- Se estremeció con una mueca de asco.
-No.- Dijo Ron cortando la risa de sus amigos.- Elizabeth no tiene nada con ese... ese... Imbécil. Ella no se fijaría jamás en... ¡Por Díos! ¡Snape!
Ron estaba muy nervioso. Aquello era una estupidez. Pero, según le había parecido notar también, Elizabeth y Snape, sobretodo Snape, estaban comportándose extraño. Pero no podía ser cierto. Él había estado con Elizabeth estos dos meses atrás y nunca le había parecido que no tuviese dos dedos de frente. Ahí, eso sí, había gato encerrado.
-Oh, claro, se me olvidaba.- Replicó Hermione con voz fría.- La profesora Wingrove es tu gran amor platónico. Cierto. No podemos hablar mal de ella, Harry. Bueno, pues que os aproveche.- Dicho esto se fue dejando a Ron desconcertado.
-¿Qué la pasa?- Preguntó a Harry.
-Mira Ron, yo que tú me dejaría de rollos y le diría algo. Lo estropeas haciendo ese tipo de comentarios.- Dijo Harry encogiéndose de hombros.
-¿Qué comentarios?- Replicó Ron ofendido.- ¿Y qué le digo?- Dijo recordando de qué estaban hablando.- ¿Y qué rollos? Yo no... a mi no me...- Intentó decir al ver que se había alterado demasiado.
-Tranquilo, Ron.- Le tranquilizó Harry.- Tú intenta no meterte con ella y todo saldrá bien, ¿deacuerdo? Yo no me quiero meter en tu vida.
Ron pasó todo el tiempo callado hasta que Harry se fue a la cama.
-¿Qué no me meta con ella?- Murmuró para sí mismo.- No la puedo decir nada de que me gusta. El problema está vivo y se llama 'Vicky' Krum.
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¿Os ha gustado? Espero que sí. Si queréis escuchar un pequeño secreto... este capítulo lo tenía escrito antes que los otros, pues una amiga mía me pidió que escribiera alguna vez que estuvieran juntos sin discutir, ya sabéis, por eso de la variación, y escribí esto. Me hizo prometer que lo pondría la primera vez que estuvieran con ese rollo. Lo que ella no sabía es que iba a tardar aún unos diez capítulos. ¡Lo qué es la vida!
¿Qué opináis sobre Ron y Hermione? ¿Os gusta que se líen un poco? ¿Qué tal está quedando? ¿Y el rollito de pareja de Elizabeth y Severus? Demasiado directos para mi gusto, pero así son mis personajes. Tienen estilo propio.
En el próximo capítulo trataré el tema tabú: San Valentín ¿sí o no? Mi amiga me ha dado una idea: Elizabeth a favor, Severus en contra de hacer algo romanticón. Bueno, la verdad es que ninguno tendrá lo que tiene. ¡Qué mala soy!
Tengo una noticia: Creo que voy a poner una especie de tope para la historia. Al principio pensé en una veintena de capítulos o algo así. ¡Pero aquí me veis! 21 capítulos y van por San Valentín. En fin... creo que pondré un número de estos mágicos... ¿qué os parece 33?
Hasta otro capítulo.
PD. He cambiado el Argumento. ¿Os gusta?
Sin más dilación os dejo con el nuevo capítulo de NUEVOS SENTIMIENTOS. Me parece recordar que Elizabeth y Severus estaban empezando algo, ¿verdad?
¡Qué lo disfrutéis!
Capítulo XXI. ...mi corazón late descontrolado
Elizabeth abrió los ojos y al segundo una gran sonrisa recorrió su cara. Se acomodó entre los brazos de Severus, esos brazos fuertes que la noche anterior la habían abrazado con tanta pasión. Notaba su cuerpo junto al suyo recorriéndole la espalda y las piernas. Sonrió al sentir su gran miembro junto a su cuerpo. La noche anterior había sido un repertorio repleto de sensaciones agradables. Su cuerpo y el de Severus habían conectado desde el primero de los beso. Pensaba en los recuerdos eróticos de la velada cuando sonó el reloj. Las 8:00. Las 8:00 de un maravilloso jueves por la mañana tras haber compartido juegos con Severus. ¡Las 8:00! Se supone que a esa hora debería estar dando clases.
Se levantó de la cama dando un liguero bote para no despertar a Severus y fue recogiendo su ropa, que estaba esparcida por toda la habitación.
-¿Qué sucede?- Elizabeth se sobresaltó y pegó un salto.
Severus estaba despierto y la miraba sorprendido. Tenía los brazos colocados detrás de la cabeza y estaba estirado con una pierna doblada. La sábana le cubría tan sólo uno de los muslos y parte de la cintura, lo justo para recordar con todo tipo de detalles lo que había debajo. Se ruborizó cuando no pudo dejar de mirar su rizado vello del pecho y su torso tan bien formado.
-Bueno...- Se iba explicando mientras se le acercaba poco a poco e iba dando énfasis a algunas palabras.- Me he despertado y me han dicho un pequeño secreto... verás... me han comunicado que lo que me hiciste anoche...- Se quedó parada un momento para comprobar como reaccionaba Severus, que esbozó una pequeña sonrisa y la miraba con ojos picarones.- bueno... que está prohibido hacerlo dentro de un recinto escolar.- Elizabeth continuó poniendo cara inocente mientras se ponía la falda.
-Deberías habérmelo dicho ayer, pero claro,- La miró maliciosamente.- no pensaste en eso.
-La verdad es que tenía cosas mucho más interesantes en las que pensar, como por ejemplo, como quitarle los calzoncillos al profesor Snape sin dejar de besarle.
Severus echó la cabeza hacía atrás mientras se reía con ganas y Elizabeth aprovechó el movimiento colocándose encima de ella de un salto con las piernas abiertas, haciendo que la fina sábana se deslizase a un lado. Su boca buscó a la de Severus con una rapidez sorprendente y se entrelazaron en un beso puramente pasional. Las manos de Severus se deslizaron por su espalda hasta llegar al trasero y empezó a acariciarle. Elizabeth, que hasta entonces había tenido los brazos aplastando los hombros de Severus sobre la cama, fue deslizando una de las manos hacía su pelo y empezó a acariciarle. Abandonó sus labios y fue recorriendo el torso de Severus con la lengua. Entonces Severus cogió sus brazos y empezó a acariciarla con delicadeza, invitándola a llegar más abajo. Elizabeth aceptó la invitación, pero cuando iba a llegar a su miembro, alzó la cabeza y sitúo su cara a milímetros de la de Severus.
-¿Sabes que tengo clase a las 8:00 y voy a llegar ligeramente tarde?- Severus rió, pero en un instante, comprendiendo lo que eso quería decir y puso cara de reproche.
-Podrías decir que estás enferma.- Opinó, y Elizabeth creyó que si hubiese estado en el suelo le habría suplicado de rodillas.
-Para eso también tendríamos que dejarlo, ¿quién creería que estoy con cuarenta de fiebre en la cama de un compañero de trabajo?- Le dio un dulce beso en los labios para recompensarle y se levantó, aunque, como él, también se sintió frustrada.
Volvió a recolectar su ropa y se puso las botas. Mientras buscaba su ropa interior, sintió cómo Severus la miraba atentamente, y eso la complació y la entristeció enteramente. Por fin encontró sus bragas a un lado de la cama revuelta y se las puso. Severus se acercó por detrás de ella y la rodeó con el brazo acariciándole los pechos mientras que su juguetona lengua la lamía el cuello. Elizabeth se dejó llevar por el escalofrío que la recorrió el cuerpo por unos instantes, pero luego comprendió que si seguía ahí seguramente irían a buscarla.
-Tengo que irme, de verdad.- Dijo mientras se deslizaba sutilmente de sus brazos y se levantaba.- Me quedaría, y lo sabes.- Miró por toda la habitación atentamente.
-¿Qué buscas?- Severus parecía haberse dado por vencido, pues volvió a las posición inicial, sólo que ya no tenía ninguna sábana que lo cubriera. Elizabeth sonrió mientras admiraba ese magnífico monumento.
-He perdido el sujetador.- Dijo un poco avergonzada.-No sé lo que hiciste con él anoche, pero se ha votilizado.
-Lo dejé en el escritorio.- Dijo riéndose.- Al menos eso recuerdo.
-Si no está ahí me debes un sujetador.- Advirtió con cara de circunstancias.
Salió de la habitación y se dirigió al escritorio, que en vez de estar repleto de papeles o libros estaba plagado de ingredientes para pociones, utensilios, recetas y pociones. Pero ahí estaba el sujetador, enganchado a una escultura con dos serpientes rodeando una copa. Elizabeth recordó que era un áspide, emblema de la curación.
Entró en la habitación de nuevo y se puso la camisa.
-Hoy me toca el turno de noche y, si no recuerdo mal, a ti también.- Mientras Severus hablaba se fue poniendo la túnica mientras pensaba en la nueva diablura que se le estaba ocurriendo a ese loco suyo.- Podríamos encontrarnos y dejar que haga la ronda otro profesor, ¿no crees?
-¿En serio crees que te diría que no?- Severus bajo los ojos y se tocó ligeramente la marca del brazo izquierdo.
Elizabeth se acercó a él rápidamente y le levantó la cara.
-Esto- Dijo mientras le apartaba la mano de las marca y colocaba la suya encima.- no me importa. Yo sé que has cambiado, y eso es lo más importante para mí. No me interesan los chicos exclusivamente buenos, yo te quiero pese a tus errores, y los admito. Los errores son comunes, no te preocupes, que ya encontrarás más de uno en mí.
Severus la abrazó y ella se acomodó entre su mentón y su pecho, y cerró los ojos. Se sentía en la gloria, un sitio donde se olvidaba de los malos recuerdos, sustituyéndolos por aquellos tan especiales.
-¿Cómo has dormido?- Preguntó Severus acariciándola.
-¿Dormido? ¿Contigo en la misma cama?- Replicó Elizabeth haciéndose la ofendida.- Se duerme fatal contigo. Lo máximo dos o tres hora, ¡y eso que soy muy dormilona!
Los dos se juntaron más en la cama y Elizabeth cerró los ojos disfrutando del momento.
-¿No te tenías que ir a dar clase, niña buena?- La preguntó mientras la separaba de él y la miraba afectuosamente. Elizabeth lo besó tiernamente y salió de la habitación.
Estuvo toda la mañana con la fantástica imagen de Severus sobre la cama, desnudo. Su deseado cuerpo tapado con una fina sábana blanca. Estaba claro, aquella noche había sido verdaderamente grandiosa.
*-*-*-*-*
Era la hora de comer, y aunque lo que más deseaba era verla de nuevo, se dirigió al 4º piso para coger algunos ingredientes que Filch tenía guardados en un pequeño almacén. Cuando se encontró delante del armario comprendió que no tenía ni idea de qué llave era, siempre había pedido los ingredientes a Filch y él se los daba cuando se lo pedía, pero últimamente contentaba más a la profesora Umbridge que a los demás profesores. Probó con la primera llave del manojo y la metió dentro de la cerradura. Cuando abrió la puerta apareció delante de él una cueva repleta de duendecillos de Cornualles. La cerró rápidamente. Probó con la siguiente, y se encontró con una habitación que le llamó bastante la atención, parecía echa de oro. La otra llave conducía a una habitación de plata. La siguiente una habitación envuelta por una gran Lazo del Diablo, que tuvo que espantar con un puñado de fuego púrpura. Ya se iba a dar por vencido cuando la siguiente llave dio al almacén, que consistía en una gran habitación iluminada en su mayor parte que contenía las plantas o los ingredientes de seres vivos y otra pequeña parte sumida en una profunda oscuridad para los ingredientes contrarios a la luz. Cogió algunos ingredientes de la zona oscura y varios de la zona iluminada y se fue.
Bajó las escaleras con prisa, pues llevaba algunos ingredientes oscuros que no era prudente que fueran vistos por alumnos mal intencionados.
-"kjgfMalfoyjkljgd"-Dijo en voz alta mientras se reía.
Iba tan inverso en sus pensamientos que chocó contra alguien. Todos los ingredientes rodaron escaleras abajo, excepto los que explotaron nada más tocar el suelo. Cuando se volvió para castigar al importuno que le había echo tropezar, se le suavizó la mirada al encontrarse junto a Elizabeth, que se acercó y le abrazó cariñosamente. Obviamente, Severus le correspondió calurosamente.
-No has ido a comer.- Le reprochó Elizabeth haciendo pucheros.
-Bonita observación.- Dijo sonriendo.- Deberías haberte dedicado a la investigación.
Comenzaron a besarse, pero una pequeña explosión de unos ingredientes al juntarse les hizo volver a la realidad. Estaban en medio de las escaleras de un colegio repleto de profesores y alumnos mientras se morreaban con pasión. Y lo peor no eran los alumnos curiosos, sino los hijos de magos tenebrosos. Se miraron alegres y cogieron cada uno la mitad de los ingredientes y bajaron la escalera poco a poco.
-Vamos a una de las aulas del 2º piso.- Le susurró al oído Elizabeth.
-No creo que lo tengas que repetir dos veces- Dijo divertido Severus.
En cuando llegaron el piso, lo primero que hicieron fue entrar a la primera clase que encontraron. Soltaron los ingredientes en una mesa y se juntaron el un romántico beso. Severus le agarró la cintura con el brazo derecho y con el izquierdo fue recorriéndole el cuerpo a Elizabeth. La acarició tiernamente el pelo y la oreja, pero cuando Elizabeth le desabrochó los primeros botones de la camisa fue descendiendo por su cuello hasta llegar a uno de los pechos donde se entretuvo lo suficiente para dar tiempo a Elizabeth a desabrocharle la camisa entera. Introdujo la mano por su camiseta y la acarició la tripa mientras que la otra mano abandonaba la cintura y se colocaba en el trasero. La agarró con las dos manos y la levantó fuertemente del suelo. Ella le rodeó con los pies la cintura y se movió eróticamente. Severus la colocó en la mesa del profesor, permitiendo de nuevo la libertad a sus manos.
Su beso se extendió durante minutos enteros parecía tener prisa, no cuando estaban juntos. Severus, que había estado esa mañana un tanto preocupado por ceder y exponer a Elizabeth al peligro, ahora parecía no tener ninguna clase de pudor cuando la acariciaba con pasión. Elizabeth, que se sentía más en la gloria que en otra parte, había estado preocupada, pero tenía bien claro que ese hombre no se lo iban a quitar.
Estaban totalmente a lo suyo, cuando empezaron a oír un murmullo de voces. No les prestaron atención hasta que se acercaron al aula demasiado deprisa.
Rápidamente Severus se echó a un lado para dejar bajar de la mesa a Elizabeth. Comenzó a abrocharse los botones tan rápido como podía, pero era cuestión de una contrarreloj. Sólo quedaban tres botones, y pudo distinguir las voces: Eran Potter y sus odiosos amiguitos. Miró espantado a Elizabeth, que se estaba colocando la falda e intentaba poner su pelo en orden.
-Pero Harry, esos sueños son malos, ¿estás seguro de que entrenas todas las noches como te dice el profesor?- Preguntaba la voz de la odiosa sabelotodo.
-Ya te he dicho que sí.- Contestó la voz del niño-que-vivió.- Pero te repito que Snape no me ayuda nada, las clases cada vez son peores y mis sueños aumentan.
Severus, ya arreglado, caminó unos pasos en dirección a la puerta dispuesto a acabar con el maldito muchacho. La mano de Elizabeth sobre su hombro paró su empresa, pero no por eso borró una cuenta pendiente con Potter.
-Ya, pero...- Dijo Granger con voz pastosa.
-Déjale ya, Hermione.- Soltó la voz del pequeño y peor de los Weasly.- Si Harry dice que ha entrenado, es que ha entrenado, ¿deacuerdo? Deja de encontrarle a todo puntilla, ¿quieres? En cuanto al profesor Snape...
Weasly se quedó mudo cuando empujó la puerta del aula y vio a su profesor de pociones. La cara se tornó roja en un tiempo record según Severus: 2 segundos. Lo que tardó en relacionar a su profesor más odiado con lo que estaba a punto de decir.
-Continúe, Sr Weasly, no se preocupe por mí. ¿Qué decía?- Preguntó Severus mostrando su cara más gélida.
-Yo... bueno, profesor. El caso es que... Yo no... Quiero decir, yo no quería... Este...
Severus se había equivocado. Durante esos segundos la cara de Weasly se tornó aún más roja. Parecía que estaba a punto de explotar. Severus miró a los otros dos alumnos que se encogieron ante su mirada acobardados. Eran muy chulitos hablando de él a sus espaldas, pero ante él estaban dispuestos a jurar que era su amigo, ¡qué ya era decir!
-Déjalo Snape.- Dijo una voz detrás de él. Todos se volvieron hacia Elizabeth.- No es normal que un alumno sufra así. Si quieres castigarle hazlo ya, pero no quieras que te encarcelen por matar con la mirada a un alumno.
Severus dejó de mirar al trío prodigioso, que miraban a Elizabeth medio esperanzados medio sorprendidos, y su mirada se clavó en Elizabeth, que esquivaba su mirada. En una de estas le miró y le devolvió una mirada divertida. Ante esto tuvo que ceder. Se volvió hacia Ron y lo miró como siempre, con asco.
-Serán descontados 10 puntos a Gryffindor por su insolencia, Sr Weasly.- El chico larguirucho abrió la boca para replicar, pero se contuvo cuando miró por encima del hombro de Severus a Elizabeth.- En cuanto a ustedes dos,- Prosiguió mirando a Granger y a Potter.- se les descontará 5 puntos a cada uno.- Dijo con todo el odio que pudo.- Ahora largo de aquí.- Exclamó mirando a Potter con furia. Este le devolvió prácticamente la misma mirada.
Los chicos miraron a Severus y a Elizabeth una vez más y se dieron la vuelta para irse del aula. Elizabeth dio unas palmadotas en el hombro de Severus, pero este no supo si eran de apoyo o de desaprobación. En fin, daba igual. Nadie, ni ella, iba a cambiar el hecho de que odiaba a Harry Potter.
-Esperaros chicos.- La voz de Elizabeth sorprendió a todos haciendo que se volvieran al mismo tiempo hacia ella.- ¿No estábamos haciendo la poción revitalizante en clase?- Preguntó con voz inocente.
Severus intentó imaginarse qué nueva diablura se le estaba pasando por la cabeza, pero ni remotamente se esperaba lo que propondría.
-Si, Srta Elizabeth.- Contestó igual de curiosa y aterrada que él la Srta Granger.
-Estupendo.- Exclamó Elizabeth poniéndose entre los dos bandos. Parecía que intentaba evitar que se matasen.- Pues hemos encontrado los ingredientes.- Dijo apuntando a la mesa donde estaban los que Severus había traído.
-Ahí no hay ninguno que sirva para la poción Revitalizante, Srta Wingrove.- Se apresuró a contestar Severus con miedo a que Elizabeth les dijera algo.
-¿No?- Respondió con tal tono preocupado que Severus hubiese puesto la mano al fuego al decir que eso ya lo sabía.-
¿Y ahora qué hacemos?- Se lamentó con gestos teatrales.
-No.- Se apresuró a decir temeroso de que mandara a los tres monstruos a su despacho en busca de los ingredientes.
-¿No qué?- Preguntó con mirada pícara Elizabeth.
Severus se quedó sin habla. Le parecía increíble el poder que tendía la chica sobre ella. Maldita sea. No era ni siquiera de impedir que lo metiera en un lío con los tres mocosos. ¡Pero que guapa era!
-Estos alumnos no van a entrar en mi despacho solos. No sin mi consentimiento. El cual no daré ni en sus mejores sueños.- Respondió tratando de parecer frío. Tal y como le dijo Elizabeth después, lo había superado con creces.
-Oh, muchas gracias, profesor Snape.- Le agradeció Elizabeth antes de que se le ocurriese que había ganado esa vez.- Es muy amable por su parte ofrecerse a entregarles los ingredientes en persona. Muchas gracias.- Severus se quedó paralizado.- Necesitamos ingredientes para unos 20 alumnos, ¿deacuerdo? Harry, Ron, Hermione,- Se torció para mirarlos.- Creo que tendréis que ir todos para poder cargar todo lo necesario, ¿ok?- Sonrió a Severus de forma particular.- Bueno, muchas gracias de nuevo. Os veo en las clases chicos. Hasta la cena Sr Snape.
Dicho esto caminó hasta la puerta y, después de volverse una última vez y mirarlo con cara divertida, se fue. 'Esta se la está jugando.' Pensó un poco enfadado Severus. Se volvió hacia los tres chicos que, por fortuna, estaban más horrorizados que él ante la idea de pasar unos minutos a solas con él. Sobre todo Weasly, que, después de lo que había dicho, o casi, estaba aterrado.
Salió por la puerta sin fijarse o no si venían detrás de él.
*-*-*-*-*
Ron salió de las mazmorras seguido de sus amigos y arrastrando los pies al tiempo que maldecía al profesor Snape. Habían estado una media hora con él buscando los ingredientes que su ex-preferida profesora. La media hora hubiese sido incluso soportable, pero Hermione lo echó a perder al decir que necesitaban las raíces enteras y no en polvo.
-También tú, Hermione.- Se quejó Harry arrastrando las plantas enteras de Julx.- 'Profesor, la profesora Wingrove no quiera raíces ya preparadas, quiere que las troceemos nosotros.'- Imitó la voz aguda de Hermione a la perfección.
-Oh, cállate ya.- Dijo Hermione caminando deprisa.- ¿Qué queréis que dijese? ¿Nada?
-Si.- Contestaron Harry y Ron al tiempo.
-No podíamos llevar a Elizabeth las raíces de cualquier forma.- Se explicó molesta Hermione.- ¡No nos volvería a pedir nada!- Objetó dándose la vuelta de pronto y enfrentándose a los chicos.
-Bueno, vale. Cálmate.- La tranquilizó Ron dándole unas palmaditas en la cabeza, lo que provocó la risa de Harry y el aumento de enfado de Hermione.
Continuaron caminando hablando de Sirius cuando llegaron al retrato de la Dama Gorda y entraron en la Sala Común. Encontraron su ya sitio de estudio vacío, como siempre, y dejaron los ingredientes y los colocaron un poco.
-¿Sabéis una cosa?- Preguntó Harry con voz interesante.
-Sé muchas, Harry. Tendrás que especificar un poco más.- Bromeó Ron imitando la voz de la Umbridge.- Y como digas algo del Señor Oscuro, me veré obligada a castigarte durante veinte años, ¿vale? Por cierto: soy una hortera total.
Harry y Hermione rieron su broma de Ron con entusiasmo mientras el estado de humor de éste crecía poco a poco. Al comentario le siguieron varios más sobre lo imbécil que era la 'profesora' mientras Hermione y Ron (Harry se estaba esforzando al 100% insultando a su odiada profesora) recogían los ingredientes y los colocaban a un lado de la mesa.
-Bueno, a lo que iba, que me distraéis demasiado.- Ron y Hermione se rieron de su amigo. Ron se alegró de que el ánimo de Harry hubiese subido, ya que debería estar hecho polvo.- ¿No habéis notado nada raro entre Snape y Elizabeth?- Preguntó alzando la ceja en gesto pícaro.
-¿Qué estás tratando de decir?- Preguntó Ron un poco cabreado.
-¿Pues qué va a ser? No creéis que Snape y Elizabeth...
-¿Qué?- Exclamó Hermione.- No creo que Elizabeth quiera tener nada con el profesor Snape.- Se explicó utilizando la lógica.- Ella y el profesor Snape... Drug.- Se estremeció con una mueca de asco.
-No.- Dijo Ron cortando la risa de sus amigos.- Elizabeth no tiene nada con ese... ese... Imbécil. Ella no se fijaría jamás en... ¡Por Díos! ¡Snape!
Ron estaba muy nervioso. Aquello era una estupidez. Pero, según le había parecido notar también, Elizabeth y Snape, sobretodo Snape, estaban comportándose extraño. Pero no podía ser cierto. Él había estado con Elizabeth estos dos meses atrás y nunca le había parecido que no tuviese dos dedos de frente. Ahí, eso sí, había gato encerrado.
-Oh, claro, se me olvidaba.- Replicó Hermione con voz fría.- La profesora Wingrove es tu gran amor platónico. Cierto. No podemos hablar mal de ella, Harry. Bueno, pues que os aproveche.- Dicho esto se fue dejando a Ron desconcertado.
-¿Qué la pasa?- Preguntó a Harry.
-Mira Ron, yo que tú me dejaría de rollos y le diría algo. Lo estropeas haciendo ese tipo de comentarios.- Dijo Harry encogiéndose de hombros.
-¿Qué comentarios?- Replicó Ron ofendido.- ¿Y qué le digo?- Dijo recordando de qué estaban hablando.- ¿Y qué rollos? Yo no... a mi no me...- Intentó decir al ver que se había alterado demasiado.
-Tranquilo, Ron.- Le tranquilizó Harry.- Tú intenta no meterte con ella y todo saldrá bien, ¿deacuerdo? Yo no me quiero meter en tu vida.
Ron pasó todo el tiempo callado hasta que Harry se fue a la cama.
-¿Qué no me meta con ella?- Murmuró para sí mismo.- No la puedo decir nada de que me gusta. El problema está vivo y se llama 'Vicky' Krum.
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¿Os ha gustado? Espero que sí. Si queréis escuchar un pequeño secreto... este capítulo lo tenía escrito antes que los otros, pues una amiga mía me pidió que escribiera alguna vez que estuvieran juntos sin discutir, ya sabéis, por eso de la variación, y escribí esto. Me hizo prometer que lo pondría la primera vez que estuvieran con ese rollo. Lo que ella no sabía es que iba a tardar aún unos diez capítulos. ¡Lo qué es la vida!
¿Qué opináis sobre Ron y Hermione? ¿Os gusta que se líen un poco? ¿Qué tal está quedando? ¿Y el rollito de pareja de Elizabeth y Severus? Demasiado directos para mi gusto, pero así son mis personajes. Tienen estilo propio.
En el próximo capítulo trataré el tema tabú: San Valentín ¿sí o no? Mi amiga me ha dado una idea: Elizabeth a favor, Severus en contra de hacer algo romanticón. Bueno, la verdad es que ninguno tendrá lo que tiene. ¡Qué mala soy!
Tengo una noticia: Creo que voy a poner una especie de tope para la historia. Al principio pensé en una veintena de capítulos o algo así. ¡Pero aquí me veis! 21 capítulos y van por San Valentín. En fin... creo que pondré un número de estos mágicos... ¿qué os parece 33?
Hasta otro capítulo.
PD. He cambiado el Argumento. ¿Os gusta?
