James se sintió un tanto decepcionado. Desde luego, algo más sí que había esperado. Cogió el pergamino y lo desdobló: era una carta, escrita con la letra de Lily.

"Gracias por el regalo. He de reconocer que aunque al principio me enfadé (y no sin motivos, creo yo), luego me gustó. Pero no creas que esto cambia mi forma de pensar sobre ti. Sigo pensando que tu arrogancia y tu chulería no te dejan ver más allá de tu propio ego. Si lo hicieras, verías a un montón de chicas loquitas por ti. Hazles caso, y olvíadate de mí, nunca podré corresponderte, porque eres el tipo de persona que más odio e intento evitar.

Lily "

James leyó y releyó la carta una vez y otra, hasta enterarse dfinitivamente de lo que significaba. Se sintó como si acabara de vomitar toda la cena. Inconscientemente, levantó la mano para desordenarse el pelo. Le entraron ganas de pegar puñetazos a algo, de ir donde estaba Lily y decirle claramente lo que pensaba de ella. ¿Por qué se engañaba? Ciertamente no se la podía quitar de la cabeza, verdaderamente la quería... no era solo un capricho... y no podía odiarla, por mucho empeño que pusiera en ello. ¿Por qué ella a él sí? ¿De verdad era un monstruo, como ella se empeñaba en hacerle ver?
Se quitó las gafas y las dejó sobre la mesilla. Se quedó un rato mirando altecho, escuchando sin prestar atención los susurros de Frank y Neil y notando cómo se le humedecían los ojos. Los apretó con fuerza, se volvió hacia un lado y con una extraña sensación de rabia y dolor, se quedó dormido.

* * *

-¡Claro que me lo tomo a mal! ¡Es mi prima! ¿Por qu´no lo entendéis?
Sirius había pegado un puñetazo en la mesa tan fuerte, que derramó zumo de calabaza en las tostadas. El Gran Comedor rebosaba de gente, ya que todos estaban allí desayunando. Por todos lados se escuchaban animadas charlas y alegres risas. -Sí que lo entendemos-dijo Lupin, tragando la tostada, y empleando su tono de voz más tranquilo-. Pero ella no depende de ti. Es su vida, puede hacer lo que quiera. ¿Quién eres tú para decirle con quien debe ir y con quien no? ¿Qu pensarias tú de ella si hiciera lo mismo? Además, ¡si apenas tenéis relación! Si fuera tu hermana...
Srius abrió la boca para protestar, pero Colagusano habló antes que él. -Mira, precisamente, por ahí viene.
Los cuatro se giraron para ver entrar a Bellatrix rodeada por Snape, Malfoy, y otros chicos de Slytherin. Sirius se levantó. -¡Padfoot!-exclamó Lupin-. No hagas tonterías, por lo que más quieras.
Pero Sirius pareció no oírle. Mantuvo la mirada fija en su prima, mientras lo demás observaban y se limitaban a imaginar qué sucedería. James se palpó la túnica hasta hallar la varita. Mantuvo la mano sobre ella, preparado por si tenía que echar un cable a su compañero. -¡Bella!- gritó Sirius cuando la chica estuvo lo bastante cerca-. ¡Eh, Bella!
Ella se giró, y al ver quien la llamaba, entornó los ojos con disgusto.