Chihiro to Chise no kamikakushi Capítulo 2: le debut d'une histoire

Esta historia es totalmente ficticia. Los personajes de Chise, su padre y su madre son invención mía. No ocurre lo mismo con el de Miyazaki que es el auténtico autor de la película "Sen to Chihiro no Kamikakushi".

Chise se despertó sobre las 10 de la mañana. Era domingo y al día siguiente empezaba a ir a su nuevo colegio.

- Otra vez a empezar desde el principio...

Bajó las escaleras con cuidado de no hacer ruido y se asomó a la habitación que su padre compartía con Koto, pero ellos seguían dormidos. Así que se fue a la cocina para desayunar algo, después iría a investigar un rato.

Abrió la nevera para ver que encontraba, pero nada de lo que vio le apetecía así que al final bebió un vaso de leche y subió a cambiarse de ropa y lavarse los dientes. Cuando salía del baño se encontró a Koto.

- ¡Qué madrugadora estás! –dijo sonriendo y siguió con fingido enfado- ¿pensabas irte de excursión sin decírnoslo?

- Para nada, Koto-san –respondió Chise sonriendo también- voy a dar un paseo por el bosque, pero estaré de vuelta a la hora del almuerzo.

- Está bien, pero espérate que te prepare algo por si te entra hambre...

Decididamente, Koto-san le caía bien. Con el paso de los años, después de todo lo que ocurrió, se acabaría convirtiendo en su amiga y confidente. Nunca podría sustituir a su verdadera madre, pero la llegó a considerar como tal y es que admiraba su fuerza y su voluntad por agradar a lo que estaban con ella. Descubrió en amor de verdad disfrazado con el velo de la sumisión, transmitía paz y junto a su abuelo fue uno de los pilares en los que se sostuvo cuando pensó que ya todo estaba acabado, pero todo esto sería mucho más adelante. Ahora Chise, después de despedirse de su madrastra, se dirigía hacia el bosque dispuesta a desvelar sus secretos...

- Chise, ¿seguro que estás bien?

- Hai –respondió volviendo a la realidad.

¿Por qué pensaba ahora en todo aquello? Ya hacía más de 10 años que llegó a aquella ciudad que más bien parecía un pueblo y que dio un giro radical a su vida. Le costó mucho tiempo y muchas visitas a psicólogos, médicos y psiquiatras superar todo aquello. Cuando, una semana después de desaparecer de casa al internarse en el bosque, la encontraron dormida en la puerta de lo que parecía ser un antiguo santuario dedicado a dioses milenarios.

Por más que lo intentase, nunca pudo recordar lo que le había pasado. En su mente había una laguna... y ésta comenzaba justo en el momento en que se internó en el bosque, después era un vacío. Decían que esta especie de amnesia era frecuente en personas que habían sufrido algún tipo de experiencia traumática. Los médicos sugirieron la posibilidad de realizar una regresión mediante la hipnosis.

Al principio su padre se negó en rotundo, Chise parecía en perfecto estado –quitando el hecho de que no recordaba absolutamente nada de lo que había hecho durante la última semana- y no merecía la pena hacerla pasar por una regresión.

- Si realmente ha pasado por una experiencia tan fuerte como para que lo haya borrado de su memoria –decía mi padre- ¿para qué vamos a hacer que lo recuerde?

Los doctores se miraban entre ellos sabiendo que no podían obligar a mi padre a someterla a ese tipo de experimentos, pero deseando ponerle las manos encima para convertirla en su conejillo de indias.

Todo fue normal, en apariencia. Chise empezó a ir a las clases, una vez más tuvo que soportar el rechazo de sus compañeros por ser medio extranjera.

- ¡Soy tan japonesa como vosotros! –gritaba enfurecida- vas t' faire foutre!

- ¡No eres japonesa! –le contestaban mientras le tiraban gomas a la cabeza si estaban en clase, o piedrecitas si era a la salida del colegio- ¡¡incluso hablas en un idioma raro!!

Era cierto, nunca había vuelto a hablar francés desde que se llegó a Japón, y de eso hacía ya mucho tiempo, lo tenía casi olvidado, como si el hablarlo le hiciera daño... posiblemente porque le recordaba a su madre y a la vida que allí tenía. Pero desde el incidente, cada vez que perdía los estribos empezaba a gritar en francés y a lanzar improperios como una descosida. Por suerte nadie sabía lo que decía y aunque por los gestos y la entonación se podían hacer una idea, estaba claro que no era lo mismo.

Afortunadamente logró hacerse un hueco entre sus compañeros (un poco por la fuerza) que la temían y respetaban a la vez. Pero su momento de gloria llegó gracias al Club de Baloncesto. Típica situación: en medio de un partido importante, uno de los jugadores se lesionó y no tenían suplente. Entonces, Chise –que era mucho más alta que sus compañeros- salió a sustituirlo... y ganaron. Ovaciones y aclamaciones, hubiera mentido si dijera que le daba igual, a ningún niño de 10 años le gustaba verse marginado por sus compañeros y ahora se había convertido en una de las chicas más populares, el miedo se convirtió en admiración, ya a nadie parecía molestarle que ella fuera "diferente", la aceptaron como a una más. Chise era feliz.

El curso pasó rápido, otoño, invierno, Navidades (ella celebraba el rito católico por haber sido bautizada en Francia aunque no entendía bien el sentido de todo), primavera... en abril comenzó otro curso. Todo iba bien, en perfecta normalidad, había ido a casa de su abuelo en vacaciones –tal y como le había prometido- y éste le había dicho que en las vacaciones de verano sería él el que fuera a visitarla.

A una semana de las vacaciones, Chise estaba más revoltosa de lo normal. Koto y su padre se lo tomaban con calma, sabían perfectamente que a ella le hacía mucha ilusión ver a su abuelo...

- Chise, ya hemos llegado

Chise agitó la cabeza y se bajó del taxi y abrió la puerta a su abuelo.

- Ahora tengo que centrarme en esto, de nada me sirve darle vueltas a algo que pasó hace tanto tiempo... –se dijo a sí misma.

- Chise –Miyazaki se quedó mirando fijamente a los ojos de su nieta- creo que deberíamos hablar...

- ¿Ahora? –miró su reloj de pulsera, eran las 8 de la tarde y aún tenía que llegar a su casa- es un poco tarde, abuelo, mejor mañana...

- Es importante, Chise –respondió al tiempo que le cogió por la muñeca. Chise se volvió hacia él, dejando excapar una exclamación de sorpresa. Sorpresa por la actitud de su abuelo, pero había algo más que no sabía describir. Algo en la expresión del rostro de su abuelo que no había visto antes.

- A... ¿abuelo?

Unos minutos después estaba sola sentada en el sofá de la casa que guardaba tantos recuerdos de su infancia tomándo un vaso de leche caliente. Aún preguntándose por el motivo que había hecho que su abuelo la medio obligara a quedarse en su casa, no era propio de él, no era su forma de ser. Más que enfadada, estaba preocupada... ¿qué le estaría pasando? Sin duda algo lo inquietaba y estaba a punto de descubrir de qué se trataba.

Miyazaki estaba en su despacho, abajo estaba su nieta esperando una explicación por su repentina actitud. Él se había prometido no decir nada de lo que había visto y oido aquella vez que pasó las vacaciones de verano en casa de su sobrino cuidando de Chise mientras éste estaba con su esposa de viaje de negocios, pero la reacción de Chise viendo la película le había hecho saber que era el momento de que ella supiera todo. Por qué no recordaba nada de cuando se perdió en el bosque, por qué tras ese verano su abuelo no quiso volver allí y... por qué había llorado al final de la película.

Abrió un cajón con una llave que llevaba colgada en una cadena y sacó una carpeta llena de papeles, parecía un borrador de un guión. Bajó la escaleras lentamente, como si le costara esfuerzo avanzar cada paso, Chise que lo había oido, se levantó del sofá y se acercó. Iba a decir algo pero él la interrumpió dándole la carpeta que tenía entre las manos.

- ¿Qué es esto, abuelo?

Chise volvió a sentarse en el sofá, su abuelo se sentó a su lado y le hizo un gesto para que abriera la carpeta y viera su contenido. En una primera hoja aparecía en letras grandes hechas a mano lo que parecía un título que decía así:

Chise no kamikakushi

Continuará...

Notas de la autora:

Va t' faire foutre: es una expresión en francés que viene a significar "vete a tomar por saco"

Muchas gracias por los comments que me dejasteis... ¡os quiero! Espero que os guste este capítulo. Ey, Ire, no creo que lo vaya a convertir en un lovey-dovey... ya hay muchos de esos por la red risas, lo que no quiere decir que me cierre a la posibilidad de añadir un toque de romance... le saca la lengua no obstante hay que tener en cuenta eso que dicen de que los cuentos son historias reales... dulcificadas y que hay que buscar una moraleja en todos ellos, es más, a veces la historia real tiene todos los elementos que la convertirían en una película de miedo. Y para los que quieran saber algo más sobre el tema de "versiones" menos... "light" de clásicos infantiles, recomiendo que leais Ludwig kakumei de Kaori Yuki o que veais la versión de Blancanieves con la protagonista de Alien... ¡hasta el siguiente capítulo!