¡Hola! No recibí muchos reviews en mi anterior entrega U_U. Jajaja, pero no importa, porque no hace mucho recibí los suficientes como para estimularme y seguir escribiendo este interesante fic. Es bastante diferente a los anteriores, es más, creo que lo podríamos considerar único en su especie ^__^   Bueno, es que también ustedes no saben lo que va a pasar muajajajaja.

No deseo aburrirlos pero les recuerdo que DEBEN visitar la página de Susurros de la Musa, ¡Es una obligación! Jajajajaja Además, el concurso ya está empezando a acabar de recibir nominados, y espero que como fieles lectores sigan nominándome ;) jajajaja.

¡Basta! Volvamos a lo nuestro. Sin más preámbulos los introduzco al segundo capítulo de:

Fic: "Las diferencias de Nuestras Almas"

Capítulo I: "Conociendo el Enemigo."

           Miles de tropas estaban dispersas en una gran explanada a las afueras de la gran ciudad capital del reino, al cual, Shaoran defendería sus ideales. El pasto se movía delicadamente por el suave susurro de los vientos, al igual que su desordenado pelo sobre la pequeña colina donde veía a sus fervientes tropas, listas para pelear, deseosas de recuperar lo que alguna vez fue de ellos.

-¿Estás preocupado por algo?

-No te preocupes Eriol, con tu compañía...

-Eso es lo que dudo... – dijo evitando que Shaoran terminara de hablar.

-¿Dudas...? – preguntó Shaoran mirando fijamente a Eriol.

           Hubo un pequeño momento de silencio, Eriol miraba las tropas, como se movían y comportaban. Sus maneras de jugar y matar el tiempo antes de lo que tal vez fuese su mismísima muerte.

-Mira Shaoran, tu sobreestimas mucho mi poder...

-¿Sobreestimarlo? Eriol, yo te he visto realizar las más fantásticas demostraciones de magia.

-¿Pero crees que un poco de magia nos salvará?

-Tal vez no – respondió secamente para continuar con una gran sonrisa en el rostro – pero al menos incinerarás a muchos de ellos.

           Eriol se rió con el comentario. Era claro que él podría freír a muchos de sus enemigos antes de que se le acercasen, pero, ¿Qué tan efectivo podría ser en la guerra? ¿Guerra? ¿Podría desencadenar esto una guerra?

-Shaoran, ¿Qué pasaría si esto desemboca en una guerra...?

           Shaoran miraba el horizonte mientras se ocultaba el sol.

-Entonces tendremos más excusas para patearles el trasero...

           Eriol sonrió y miró al suelo. Shaoran realmente no tomaba en serio todo esto. En eso llegó una mujer que abrazó a Eriol por la espalda.

-Te tengo noticias – le susurró en el oído.

-Tú sabes que no me gusta que me sorprendas de esa manera – dijo Eriol seca y despectivamente a Tomoyo, su compañera en el estudio de la magia.

           Shaoran se sentó en el pasto y preguntó:

-¿Qué pasa Tomoyo?

           Tomoyo, así como Eriol, había sido amigo de Shaoran desde la niñez, pero a diferencia de Eriol él le tenía una gran estima y la quería mucho, es más, constantemente la sobreprotegía. Para Eriol era una vil competencia por el deseo de la magia, por eso constantemente se peleaban y se agredían, no era una muy bonita "amistad".

-Los voy a acompañar – respondió alegremente -, no pienso dejar que Eriol se quede con todo el crédito.

-Sucia rata... – siseó Eriol muy suavemente.

-¿Dijiste algo Eriol? – preguntó Shaoran.

-¡Nada, nada!

           Shaoran levantó la mirada para verlos mirarse de una manera increíblemente celosa, con odio, casi unos puentes de hielo se creaban entre sus ojos, aunque siempre Shaoran sospechó que podría haber un sentimiento más profundo entre ellos dos, tal vez ese puente realmente era para unir sus miradas, para conectar al uno con el otro. O tal vez estaba equivocado. Shaoran se rió calladamente.

-Creo que debemos acostarnos... ya es muy tarde...

-Tienes razón – respondió Eriol y Tomoyo al unísono sin dejar de mirarse.

-¡Esperen! – se escuchó una chillona voz desde atrás. ¿Quién más podría ser?

-¡Hermana! – gritó Shaoran con mucha felicidad.

-Hijos míos, he decidido que Meiling los acompañe en esta pequeña aventura – dijo pacientemente el rey hacia Shaoran, Eriol y Meiling (En este fic los tres son casi como hermanos e hijos del rey, aunque realmente sólo lo son Shaoran y Meiling) -, tal vez no sea diestra en el uso de las armas, pero estoy seguro que les será de utilidad.

-¡Por su puesto! –exclamó Shaoran.

           Tomoyo se hincó en una reverencia y le dijo al rey:

-Mi majestad, le pido que me deje acompañarlos en esta batalla.

           El rey sonrió, estaba muy feliz que todo desearan ir y rápidamente dio su consentimiento. Todo estaba listo para el ataque de mañana, así que se fueron a dormir, cada uno en un pabellón de batalla (como una carpa pero MUY grande) y ahí se durmieron.

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Un dedo acariciaba las arenas cercanas a un fronterizo poblado, estaba dibujando en el suelo una pequeña representación de la ciudad que estaba al frente, los granos de arena y tierra crujían con el sólo pasar del delicado dedo.

El dibujo estaba terminado, la artista se levantó a ver si se asemejaban,. Y así era. Sonrió. De su ropa extrajo un pequeño cuchillo el cual usó para hacerse un corte en la palma de su mano izquierda, siguiendo la línea de la suerte, pronto emanó sangre y la dejó fluir libremente coloreando su pequeño dibujo.

Luego de unos segundos así, puso violentamente su mano herida sobre el suelo, y contrayó sus dedos dejando en su mano un puñado de tierra que espolvoreó sobre el dibujo. Pero la tierra y el polvo se mantenían suspendidos haciendo la forma de las casas y murallas de esa ciudad. Sonrió al ver esto.

Acercó su mano al polvo que se asemejaba a la torre de la iglesia de la ciudad. Al tocarla, se sintió un estruendo, alzó la vista y vio como se derrumbaba la torre de la iglesia mientras el pánico sacudía el pueblo. Rió histéricamente. Finalmente con sus manos violentamente le pegó a ese polvo y lo disipó. Luego de eso, el estruendo fue aún mayor...

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Eriol se había despertado a media noche y corrió al pabellón de Tomoyo. Al cual entró sin siquiera pensarlo. Dentro estaba Tomoyo despierta y desnuda mirando hacia una pared, sus cabellos estaban levitando sobre su cabeza y sus ojos se veían blancos.

-¿Sentiste eso...? – dijo Eriol sin reparar en que Tomoyo estaba desnuda.

-Sí, lo he sentido Eriol – respondió Tomoyo mientras se ponía algunas ropas ligeras encima.

           Tomoyo volvió a la normalidad, se sentó, tomó un pequeño vaso de greda que humeaba y dijo simplemente:

-Llama a los otros...

           Eriol sin esperar más salió corriendo del pabellón en trapos menores y alertó a Shaoran y a Meiling de quien recibió fuertes golpes por lo abrupto que fue al entrar en su pabellón en esas prendas.

           Una vez de vuelta al pabellón de Tomoyo ella seguía tomando de ese vaso y estaba sentada en un cojín.

-Ha pasado algo muy grave... – dijo en el momento en que entraban.

-¿Qué pasa Tomoyo...? – dijo somnoliento Shaoran sin poder evitar un gran bostezo.

-La ciudad que íbamos a atacar ha sido destruida.

           Los ojos de todos se abrieron de demasía. Tomoyo, a diferencia de Eriol estaba especializada en aspectos de la magia como la clarividencia, adivinación y magias protectoras, por eso, pudo sentir con gran facilidad que algo pasaba.

-¿Pero cómo?

-No sé... tendremos que llegar hasta ahí y ver por nosotros mismos...

-¡Qué extraño...!

-Es verdad, pero... – tartamudeó Meiling.

-¡No importa! – bufó Shaoran – Se me dijo algo y lo cumpliré aunque me acabe a mi mismo en eso.

-Eres valiente... – dijo místicamente Tomoyo, como si estuviese en trance -, pero no sé si podrás superar a lo que te enfrentas...

-Tienes razón, pero con la ayuda de todos ustedes... todo será fácil

           Todos sonrieron por el cumplido. Cada uno dio la vuelta y empezó quejumbrosamente a volver a su pabellón, excepto Eriol que se quedó mirando a Tomoyo.

-¿Estás segura de lo que dices...?

-Tan segura como lo que acaba de decir Shaoran... – respondió mientras tomaba un sorbo de su vaso de greda.

-¿Y eso es...?

-Nada, en absoluto...

-¿A qué te refieres...?

-Que contra lo que talvez nos enfrentemos nos mate a todos... o talvez realmente no sea un peligro real...

           Eriol miró hacia la entrada, estaba un poco entre abierta y podía ver a través de ellas el oscuro cielo y las brillantes estrellas.

-¿Y qué te sucede a ti..., Eriol?

-Nada vieja rival, nada...

-Me enfurece que me hables así... – dijo Tomoyo un tanto irritada.

           Hubo unos segundos de silencio. Nada se movía exceptuando el ligero humo que seguía emanando del vaso de greda.

-Debo irme.

-Está bien, pero, antes de que te vayas...

           Eriol ya estaba saliendo pero se detuvo en el umbral esperando que terminase de hablar Tomoyo.

-Si muero, y tú sobrevives deseo que leas mi diario, hay cosas que necesito que se sepan tras mi muerte.

           Eriol asintió con la cabeza y se fue. Tomoyo sonrió. Su café se había terminado, tomó un pequeño plato y dejó escurrir los residuos del fondo en el plato.

-Mmm... Este vaso no me augura nada bueno...

           Tomoyo lanzó por sobre su cabeza el vaso que cayó en unos cojines. Suspiró, se acercó a la salida de su tienda y miró al cielo, entonces susurró:

-¿Por qué...?

-¿Por qué que? – dijo una voz a su lado.

           Tomoyo se quedó sin habla, era Eriol, sentado a su lado fuera de la carpa, como si supiera que iba a hacer eso. Tomoyo se quedó en blanco, no sabía que decir, pero Eriol si sabía:

-¿Por qué quieres esperar a que mueras si puedes hacerlo ahora mismo...?

           Tomoyo miró al suelo un tanto sonrojada, luego estiró temblorosamente su mano hasta la de Eriol el cual no hizo ninguna clase de reclamo por eso:

-Entonces tenemos que hablar – apenas dijo Tomoyo temblorosamente.

           Tomoyo jaló a Eriol suavemente hasta que lo hizo entrar a su carpa. Tal vez moriría mañana, pero tendría la satisfacción de saber que no iba a morir con resentimientos o con tareas pendientes.

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           Amanecía, y todo salían de sus carpas y pabellones, Erio, y Tomoyo habían disfrutado toda la noche juntos. Eriol le abrió la carpa para dejar salir a una majestuosa Tomoyo con nuevos aires, más alegre y una mirada tierna, con un sutil vestido color piel, mientras que Eriol se mostraba con una túnica azul con una raya negra vertical, un gran libro de hechizos colgado como una cartera por una gruesa cadena de oro a su hombro y un báculo pequeño, un poco menor que él mismo.

           Caminaban por el campamento en busca de Shaoran y Meiling. Pero el fuerte sonido metálico de la impresionante armadura de Shaoran hizo que fuera una presa fácil para el astuto Eriol. La coraza pectoral era de un tono blanco perla con ribetes verdes que sujetaban las distintas piezas entre sí, unas botas gruesas de cuero y unos ropajes verdes apenas visibles debajo de la armadura, su colosal espada en un tahalí (funda para espadas que se usa en la espalda), y una gloriosa capa también verde que le daba un toque... muy verde. Meiling en cambio usaba un soberbio vestido, muy acampanado con el pelo arreglado en forma de dos glóbulos a cada lado de su cabeza.

           Cuando se encontraron todos se rieron y comentaron de la gran batalla, pero no había tiempo, apenas había salido el sol, si iban rápido con el ejército llegarían antes de las once de la mañana, entonces se encaminaron en una gloriosa y amena marcha la cual se hizo muy corta con toda la plática que tuvieron en el curso de esta.

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           Habían llegado, pero el pueblo estaba en ruinas, ni siquiera los cimientos de las murallas estaban de pie, no se veía a nadie en la ciudad, entraron a revisar unos soldados y al poco rato volvieron informando la inexistencia de sobrevivientes.

           Shaoran y Eriol estaban alarmados por la situación. ¿Qué harían? ¿Volver a palacio e informar que alguien había destruido el pueblo antes que ellos? No era una opción, deberían hacer algo, matar al responsable.

-¡Aquí, aquí! – gritó Tomoyo llamando la atención de un pequeño sector sin pasto bastante lejos de la ciudad, digamos menos de un kilómetro. Ahí habían marcas de sangre y un bosquejo de la ciudad.

           Eriol se acercó rápidamente al dibujo y empezó a examinarlo mientras apartaba a los curiosos, incluyendo sus propios amigos.

-Esto está muy mal... – dijo Eriol levantándose.

-¿Qué es? - dijo Shaoran muy preocupado, casi suplicante.

-Magia, muy poderosa, o eso creo. Pero no es como la que yo conozco, en esta han usado sangre – Eriol se acercó y recogió un poco de la tierra manchada -, sangre humana probablemente.

           De repente Tomoyo corrió en dirección al horizonte, se dio vuelta y con ojos casi en lágrimas gritó:

-¡Ahí vienen!

           Shaoran observó atónito; una masa de personas notoriamente superior a la de ellos avanzando a modo de carga contra ellos, pero lo que le sorprendió mas era que sobre un caballo y comandando la carga estaba una mujer. Shaoran volvió en si, sacó su espada del tahalí y gritó:

-¡Han llegado!

           Y al unísono se escucharon a todos los soldados acercándose a ellos esperando la embestida.

-Se creen muy fuertes por destruir este pequeño pueblo... – dijo Shaoran para sí en voz alta -, pero nosotros, nosotros, no nos dejaremos vencer.

           Y un grito ensordecedor recorrió a todo el ejército al terminar este grito.

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           Uf, ¡Al fin actualicé este fic! Nunca pensé hacerlo, pero, que ven, lo hice. Llevaba mucho tiempo sin escribir y estaba medio oxidado, espero que les haya gustado, además de por supuesto haberlos dejado intrigados por lo que pasará. Tal vez sea obvio, pero ya verán, ya verán.

           Bueno, antes de agradecer a los reviews, deseo dedicar este fic a Susurros y a todos mis amigos y amigas que alguna vez lo leerán o no ^__^

           ¡Ah! ¡Si si si si si si! Recuerden el gran concurso de Susurros de la Musa!!! No se lo pueden perder por nada jajajaja. Bueno aquí les va la dirección, la cual deberán pegar en su lesera no sé como se llama para poder ingresar a Susurros, ya dentro, podrán ver el concurso en algo de Sakura's awards. Bueno, como sea. Voten por mi!!!!

           Ahora, los agradecimientos:

Kassandra L. K:

Jajajaja, gracias por tus "comentarios", Bueno... para Shaoran con capa roja y corona... ehh... tal vez falte un poquito todavía ^__^

K'li:

Gracias por las flores, gracias GRACIAS!!!, dejen de tirarme flores y tírenme reviews *_* jajajaja. (gracias de todos modos ;P)

Gipsy-chan:

Gracias, muchas gracias, pero... talvez TALVEZ, queden juntos muajajajaja, pero no te aseguro que todos jajajajaja.

Ciliegia:

Muy agradecido... bueno, como dicen... más vale tarde que nunca XD... (de que fic hablas?? :S:S:S)

           Sin mucho más que decir...

Se despide vuestro amigo y vecino

Master, the Gambler

"Prométemelo, prométemelo, con todas tus fuerzas y deseo... por favor"

Meiling a Shaoran en "La Bestia que vive en Mi" capítulo VII

Y Sí, a la publicidad innecesaria!!!