No hago dinero por esto y lógicamente HP no me pertenece. Así que ¿Para que molestarse en demandarme?
Después de resurgir de la muerte regreso de entre las cenizas como el fénix que….ejem, es decir per´don por al tardanza pero aquí está:
Capítulo 7: Secuestros
Hémera caminó tranquila y silenciosamente por los corredores justo cómo le habían enseñado, pasó junto a una de las cobras la cual le dirigió un saludo respetuoso, la muchacha le miró, era hombre alto, vestido en una armadura negra echa de escamas de metal imitando a la perfección a la piel de la serpiente, con el símbolo de Delfos sobre el pecho, cubriendo un cuerpo fuerte y resistente echo para la batalla, debajo de la armadura se podía ver una tela negra sin duda de algún material muy resistente, armado con una varita en un lado del cinturón, una espada en el otro, una capa cubriéndole, le devolvió el saludo ligeramente antes de seguir su camino, una vez cuando era pequeña y la habían trasladado al santuario alguien había atacado el transporte donde la llevaban, al instante el hombre que llevaba el carro se quitó la capa revelando el mismo tipo de armadura, los atacantes ni siquiera tuvieron tiempo para pedir clemencia, ni siquiera se molestó en pedir nombre, sus muertes fueron rápidas y exactas, aún ahora de vez en cuando esa imagen le atormentaba. Sentía pena por aquellos mortífagos que fuesen a encontrarse con una cobra, y en verdad se sentía tentada a rezar las almas de aquellos desafortunados cuya misión fuese atacar al oráculo porque entonces se tendrían que enfrentar con las cobras blancas, un escalofrío le recorrió, una sola vez había visto a uno de ellos y no deseaba volver a hacerlo, agarró con fuerza las mantas blancas que llevaba en brazos, probablemente ella misma tendría que enfrentarse a uno de ellos………antes de acabar el día.
~*~
El grupo de figuras negras inmóviles pareció temblar al unísono cuando frente a ellos apareció Voldemort acompañado de media docena de personas, todas vestidas en túnicas grises viejas y raídas. El señor oscuro avanzó dos pasos y miró con una sonrisa triunfal a sus tropas.
-Mis queridos mortífagos, ha llegado el momento, aquellos que alguna vez dudaron de nuestra victoria caerán definitivamente a nuestros pies, ahora, escuchen como nunca han escuchado antes: se distribuirán exactamente en siete grupos, cada uno será guiado por uno de los adivinos, sigan sus órdenes sin dudar o si no la muerte será la última de sus preocupaciones.
Los adivinos fueron avanzando señalando uno por uno a los combatientes, como si estuviesen escogiendo los mejores jugadores para un juego. Michael el que parecía su líder se acercó a Voldemort y a su círculo interno arrastrando detrás de él unos veinte mortífagos.
-Estamos listos Lord Voldemort.
-Perfecto.
Cada uno de los adivinos pasó una madeja de hilo gris que se fue desenrollando hasta que cada mortífago sostenía un pedazo. Los trasladores se activaron al unísono, y el grupo apareció al pie de una montaña, ningún signo de vida en las cercanías, la vegetación crecía a sus anchas tan espesa que se hubiese requerido días para abrir un camino entre ella, se podía percibir la magia vieja en el aire produciendo un ambiente pesado, imponente, un adivino cubierto con una pesada capa negra permanecía al lado de una roca, poniendo su mano sobre ella esta se fue apartando hasta dejar paso a un túnel, Severus agarró su varita con fuerza, si, el mismo pasadizo aparecía en el diario, en cuanto pasasen la fuente su hora de actuar llegaría. El grupo avanzó como uno entrando en el amplio túnel, y luego se fue separando en grupos más pequeños entrando por uno u otro túnel.
~*~
Charles Midwall llevaba no menos de un año en las filas del Señor Oscuro, se había enrolado junto a dos de sus hermanos, creyendo firmemente en la futura victoria del lado oscuro y en la subsiguiente riqueza y poderío que le esperaban, ahora no había vuelta atrás, a una indicación del adivino que guiaba a su grupo sacó su varita, listo para el ataque, siguieron por un pasillo estrecho echo de roca sólida, para encontrar al final de este una puerta de madera bellamente labrada, al adivino tomó el pomo de la puerta y la abrió sin producir sonido alguno, conteniendo la respiración Midwall avanzó al igual que sus compañeros hasta que el grupo de mortífagos, veinticinco contando al adivino, se encontraron en medio de un pasillo mortalmente silencioso, la puerta se cerró detrás de ellos, no avanzaron ni dos pasos cuando cuatro puertas, dos frente a ellos y dos detrás se abrieron, con los ojos muy abiertos Charles vio en cámara lenta como cuatro encapuchados salían de ellas con movimientos ligeros y rápidos, varitas en mano, la lucha empezó, los mortífagos al principio atacaron en lo que parecía una forma organizada guiados por el adivino sin embargo los guerreros se movían alrededor de ellos, a su izquierda, introduciéndose entre ellos, separándoles como lo haría un lobo en un rebaño de ovejas, podía escuchar los gritos de sus compañeros así como los del adivino que les guiaba, de pronto un quinto encapuchado salio de la nada y con un limpio movimiento de su espada la cabeza del adivino se desprendió del resto, lo demás fue rápido, un hechizo aturdidor le golpeó directamente y mientras caía pudo ver como uno de sus compañeros caía fulminado a su lado, luego sintió algo frío traspasarle y un rostro duro e inexpresivo le miró con desprecio, tan sólo habían pasado diez minutos, cuando las cobras volvieron a desaparecer por las puertas tan silenciosamente como habían entrado.
~*~
Harry despertó sobresaltado, se llevó una mano a la cicatriz de su frente, despertó a los dos guardianes, y tomó a la serpiente en sus brazos despertándola suavemente.
-Dátis es hora.
La serpiente le miró y asintió entró por el cuello de su camisa enrollándose en su torso en una forma protectora. Hémera entró en la habitación cargando una bolsa y con dos capas negras en la mano, guardó todo en el baúl al pie de la cama y miró a Harry con precaución.
-Mi señor siéntese en la cama, ella vendrá pronto.
-¿Helena?
-Si, pero también ella, el jefe de las cobras, será mejor que cuide sus pensamientos, ella es muy poderosa, mírela a los ojos no se descuide, no diga nada, no es necesario, tan sólo asienta una vez…y por sobre todas las cosas….no piense en él..
El chico le miró con confusión ante las últimas palabras, iba a preguntarle cuando Éter entró en la habitación portando su varita y dos espadas largas y delgadas, le extendió una a Hémera, Harry les miró con sorpresa. La mucha se limitó a sonreír al tiempo que se la ajustaba al cinturón lo mismo que su varita.
-Creía que sabía que somos sus guardianes.
La puerta se abrió y Helena entró por ella detrás de ella venía una persona cubierta con una capa blanca. La Pitia se acercó a la cama.
-Mi Señor, creo que ya sabe que es lo que pasa, así que le ruego permanecer aquí. Hémera, Éter ya saben que hacer.
La mujer se hizo a un lado ceremoniosamente y la figura en blanco se quitó la capa y permaneció en posición de firmes a un lado de la cama.
-Mi Señor- Harry se quedó mudo frente a la visión, frente a él se encontraba una mujer muy alta, de figura imponente, vestida en una armadura plateada echa de diminutas escamas, con una gran espada a su izquierda y un arco en su espalda, el cabello negro y ligero, enmarcando el rostro, pero lo que heló a Harry fueron sus ojos, alargados como los de una serpiente, plateados y fríos e inmisericordes, sus rasgos eran duros y firmes, lo que se podía ver del cuello y los brazos estaba cubierto de cicatrices, todo en la mujer declaraba su poder y su status, le rodeaba un aura oscura que hizo que un escalofrío le recorriera la espalda, lucía una palidez propia de un muerto acabado de volver a la vida. La mujer se acercó a Harry y le examinó fríamente, después con un ceremonioso movimiento se arrodilló, poniendo su espada frente a ella.
- Juro proteger al oráculo y a su santuario.- La mujer se levantó y Harry asintió suavemente, la guerrera hizo un complicado ademán con la mano y sin más salió de la habitación. Helena miró a los tres chicos y salió detrás de ella.
Harry fue sacado de su impresión por Hémera quien le estaba colocando una de las capas negras, miró a su izquierda y se vio a si mismo, o más bien a Éter luciendo cómo él. El otro Harry se sacó la espada y se puso una túnica blanca idéntica a la que él mismo llevaba y se metió en la cama guardando la espada debajo de la almohada.
-Buena suerte- Le dijo su reflejo, al tiempo que Hémera se podía a la espalda la bolsa y se cubría con la capa. Harry estrechó la mano del muchacho sonriéndole.
-Gracias.
-Nos veremos pronto mi señor.
-Eso espero, porque no puedo ver lo que pasará después de hoy- Harry miró con desesperación a los dos muchachos. Hasta donde recordaba todas sus acciones se habían llevado a cabo en base a predicciones, pero ahora una niebla parecía cubrir el futuro y ni siquiera el mismo oráculo era capaz de atravesar esa niebla, no sin estar debajo de la luz de Apolo, Hémera apretó su hombro.
-Entonces tendremos que confiar en nuestra suerte ¿no es cierto?
El chico le sonrió y ambos se despidieron de Éter, la muchacha se puso al lado del armario y murmuró un encantamiento con su varita, el mueble se movió revelando un pasadizo, Harry y Hémera salieron por el agujero, él apoyado en su guardiana. Con un sonido seco la brecha se cerró y el mueble volvió a su sitio.
~*~
A cada minuto Severus casi sentía lástima por los mortífagos, podía ver el plan como si él mismo lo viese planeado, Voldemort estaba guiando a sus seguidores a la muerte usándolos como un escudo humano para abrirse paso, cuando pasaron por lo que debía de ser el quinto grupo, Snape miró entre la confusa masa a uno de las cobras, fijando sus ojos en sus movimientos rápidos y mortales, precisos, sin titubeos a la hora de matar, no, no quería enfrentar a uno de esos. Entonces llegaron frente a la puerta a la que su prima le había guiado la última vez, ésta se abrió y por primera vez Snape sintió el deseo de darse la vuelta y salir gritando como un poseído, de las puerta salieron doce guerreros, todos ellos en blanco y de inmediato supo quienes eran: las cobras blancas, el grupo se detuvo, al lado entró otro grupo de mortífagos que al parecer seguía peleando.
-Apártense.
Fue la seca orden de Voldemort, una de las cobras dio un paso adelante y se quitó la capa, ademán que los demás imitaron, un escalofrío recorrió al grupo, Snape vio directamente a los ojos de la imponente y vio algo muy familiar, una mirada que sólo presagiaba una cosa: muerte. La mujer sacó una espada y simplemente dio su orden.
-Mátenlos.
Los hechizo, los gritos y la sangre se confundieron en una sola masa, Snape no había visto jamás semejante arte para matar, de vez en cuando podía atisbar un borrón blanco cerca de él, miró a Voldemort el cual estaba teniendo una lucha bastante impresionante con la mujer, ninguno parecía ceder terreno, había pasado mucho tiempo desde que el hombre se había encontrado con algún rival de cuidado y la mujer estaba probando serlo, aprovechando la confusión Severus sacó de debajo de su túnica una capa invisible y se fue escabullendo entre los combatientes, el diario mencionaba una fuente cerca de la puerta del oráculo, miró con desesperación para ver tres diferentes pasillo además del otro por donde habían llegado, hubo una explosión a su derecha que lo lanzó con fuerza contra una puerta la cual se rompió bajo el impacto, cuando levantó su vista vio que se encontraba en una especie de jardín con una fuente en medio, sonriendo irónicamente se levantó, tratando de ignorar al aguado dolor de su costado derecho y cubriéndose bien con la capa se ocultó detrás de la fuente, miró las piedras ovaladas y blancas que estaban en la fuente y vio que entre ellas había una negra, recordando, la tomó y la metió en un hueco justo en la base de la misma, ni siquiera pudo reprimir el grito cuando bajo a sus pies se abrió un hoyo y se lo tragó cayendo nuevamente en un pasillo de piedra.
~*~
-¿Mi señor? ¡¿Harry?!
-¡Estoy bien no te distraigas!
Harry observó con fascinación como con un hechizo la aparentemente débil muchacha derribaba a dos mortífagos, ¿cómo es que habían llegado hasta ahí esos dos?, Harry se agarró a la fría roca cuando sintió nuevamente el ataque a su mente.
-¿Está bien?
-Son los ancianos, saben lo que intentamos…agh!...quieren que me detenga.
Hémera le miró con desesperación, si, podía sentir el inconfundible poder de los ancianos rodeándole, pero también pudo sentir el poder de Harry mismo entorno a ella, combatiendo el poder de los ancianos y protegiéndola a ella misma.
-Quite el escudo de mi, así resistirá más..
-No, tu y yo sabemos que en mi estado no puedo hacer más que esto, tu encárgate de los enemigos físicos, yo me encargaré de esos vejetes.
-Esta bien, vamos debemos seguir.
El muchacho se apoyó en Hémera y siguieron caminando en la oscuridad sin atreverse a usar un simple Lumos, por temor a encontrase con algo, Harry se sentía desfallecer, no llevaban ni media hora caminando y ya no podía dar un paso más, las piernas le dolían y su batalla interna con los ancianos estaba consumiendo sus ya de por si escasas fuerzas.
-Ahí es! ¡Mire! ya estamos cerca de la salida.
Levantó su vista para ver un grabado en la piedra, si, ya les faltaba muy poco, doblaron el pasadizo cuando delante de ellos apareció un guerrero de las cobras. Era un hombre alto de piel tan negra como el ébano, emanando la misma aura de poder y muerte que la mujer, pero esta más débil, miró a los dos chicos y se acercó a ellos, Harry se soltó de Hémera y se recargó en la pared, la muchacha con varita en alto fue retrocediendo lentamente. El hombre les miró impasible.
-No se resistan, es hora de regresar.
-No
El hombre asintió y sacó su varita, ambos contrincantes se estudiaron, y empezaron a atacar, y aunque la chica era buena, pronto el hombre empezó a dominar la pelea, los hechizos rebotaban en la piedra para luego desaparecer en chispas de luz, llegó un momento en el que Hémera tropezó y por fin una maldición le tocó, una de sus piernas quedó convertida en piedra. El hombre mantuvo la varita en alto al tiempo que hablaba tranquilamente.
-Vengan conmigo por favor, les están esperando.
Harry miró con desesperación como el hombre se iba acercando, sintió a la serpiente moverse bajo su túnica y le susurró muy bajo y en pársel.
-Dátis, no te muevas, yo te diré cuando…
Sintió a la serpiente asentir, el hombre ató a Hémera con unas cuerdas. Y se acercó a Harry con pasos firmes.
-Mi Señor, por favor no se resista.
El chico se deslizó por la pared hasta quedar en rodillas, tomando imperceptiblemente un puñado de tierra en una de sus manos.
-Eso es, no hay porqué luchar, le llevaré a un lugar seguro…
Se quedó quieto y el hombre se acercó a él un poco más.
-¡Ahora!
Le lanzó el puñado de tierra al tiempo que la serpiente salía de su túnica atacando al hombre, la criatura era más rápida que la vista, y a pesar de que el hombre era rápido no había comparación, la serpiente lanzó un extraño silbido y le escupió de su veneno, la armadura empezó a deshacerse quemando la piel debajo, el hombre cayó al suelo retorciéndose de dolor.
-¡ no lo mates!
La serpiente le miró y asintió luego se acercó y le mordió un brazo, el hombre dejó de moverse y se quedó quieto, su pecho subiendo y bajando rítmicamente. Harry mientras tanto se fue acercando a Hémera tratando en vano de soltar las gruesas cuerdas.
-Dátis ayúdame
La cobra se acercó y con un rápido movimiento de su cola la cuerda se cortó liberando a la muchacha, ésta miró su pie petrificado. Sacó la varita e intentó volverlo a la normalidad sin éxito, al final le dio una mirada de desconsuelo.
-Váyase…
-No voy a dejarte aquí!
-Si se queda lo atraparán.
-Pero si te dejo aquí te matarán por traición…
-¡No me matarán! Me necesitan demasiado pero aunque así fuera, eso no importa …….mi única función es ayudarle, así que estaré más que feliz de hacerlo
-No me vengas con eso! Ahora agárrate de mi, nos serviremos de bastón uno al otro, no es la salida triunfal que pensé, pero servirá.
-¡Crucio!
El oráculo cayó al suelo presa del dolor, un dolor terrible y al mismo tiempo extremadamente conocido, es cierto que había estado en muchas reuniones de mortífagos, y que éstos parecían muy afectos a la maldición, pero la maldición aplicada a él le parecía demasiado familiar. Alcanzó a levantar la cabeza para encontrarse con una mujer de mirada asesina, traía una máscara en una mano, y le miraba sonriente, en ese momento los ancianos le atacaron de nuevo, el dolor disminuía su concentración, pero no les dejaría saber su ubicación, no si podía evitarlo.
-¡Estupefy!
-Desmaius!
Harry oyó dos voces pronunciar los hechizos, la de Hémera y la de alguien más, la voz de un hombre, una voz que él conocía. Intentó levantarse sólo para caer de nuevo saboreando el gusto a polvo y sangre. Oyó como Hémera se arrastraba hacia él poniendo sus brazos protectora mente sobre sus hombros.
-¿Está bien?
-Si, sólo dame un minuto…
-¿Potter?
Potter….si ese nombre se le hacía conocido, ¿pero de dónde?...Potter, Potter. Por fin auxiliado por Hémera se sentó en el polvoriento suelo del pasadizo, y levantó sus mirada muy lentamente, primero unas botas negras, seguidas de una capa del mismo color, y luego una máscara blanca, Hémera se puso a su lado varita en mano, tratando inútilmente de ponerse de pie, Harry por el otro lado miró al desconocido fijamente, y le pareció haber oído una ligera exclamación cuando el sujeto vio su rostro. Lentamente el hombre levantó su mano y se quitó la máscara revelando a ese hombre que durante semanas había estado vigilando por medio de sus visiones. El hombre se acercó pero fue detenido por la chica.
-Aléjese!¡Ni un paso más!
El hombre sonrió sarcásticamente pasando sus ojos por los dos maltratados chiquillos.
-¿De verdad cree poder hacer algo en su estado?
-Puedo hacer lo necesario…
-Déjense de tonterías ¿qué hacen aquí?
-¿qué hace usted aquí? O más bien ¿Qué es lo que quiere usted aquí?
-Vengo a recoger algo y no me iré sin él..
EL hombre se acercó aún más.
-Aléjese se lo advierto!!
-Hémera – le susurró Harry en pársel- déjalo..por favor..- mir al hombre cansadamente al tiempo que le preguntó en un susurro-¿qué desea?
Snape lo miró con calma y se acercó a él hasta quedar a medio metro mirándolo en todo momento a los ojos
-¿Supongo que estaban escapando?- el chico asintió ligeramente.-Vengo a ayudarle, no tengo tiempo para explicaciones, hay gente que le quiere y le espera en casa Potter, en Hogwarts…..- El hombre se arrodilló y vio al chico mirarlo confuso, ¿acaso no recordaba nada?, y al mismo tiempo le miro evaluadoramente, ¿dónde había quedado el muchacho testarudo?¿dónde estaba la mirada brillante y los ojos inquietos?¿Dónde estaba el color dorado de esa piel?¿dónde estaba Harry?, estaba increíblemente pálido, sus muñecas aún conservaban unas marcas de ataduras, y sobre todo se le veía enfermo, consumido era la palabra que le describía
- ¿Confiará en mi?
Harry le miró ¿confiar en él? Si supiera que el simple recuerdo de su rostro había sido el delgado hilo que lo había mantenido cuerdo hasta ese momento, pero ¿confiaba en él?, le miró, le parecía algo imposible estar viendo los mismos ojos que se había contentado con ver únicamente en su mente. El hombre extendió una mano al tiempo que se acercaba un poco más.
- ¿Harry….?- el chico se limitó a asentir y levantar débilmente la mano, Severus la tomó y le pareció percibir el fantasma de una sonrisa. Luego Severus volvió su mirada a la chica y al pie, se inclinó y sacó un frasco de entre su túnica esparciéndolo por el pétrificado miembro. Este fue cambiando hasta tomar su antigua forma.
-Gracias
-Hay que darnos prisa, ¿puede caminar?
-Si
La chica se levantó y Harry hizo ademán de apoyarse en ella cuando Severus lo tomó en brazos sorprendiéndose al tiempo por su ligereza, el chico se sonrojó y empezó a protestar, el hombre le miró fríamente al tiempo que le dijo:
-Así iremos más rápido, además no está en condiciones de caminar
El chico asintió y se agarró de la túnica del hombre sonriendo ligeramente ante el aroma fresco que emanaba del hombre, hubo una súbita explosión que hizo desprenderse varias rocas del techo. El hombre sostuvo a Harry con más fuerza acercándolo un poco más y le pasó su propia capa negra cubriéndolo totalmente.
- No tenemos mucho tiempo.
Empezaron a correr por los pasillos guiados por Hémera, hasta que llegaron al pasadizo por el que habían entrado. Pero de pronto se hallaron con una pelea en plena entrada, algunos mortífagos se habían retirado y habían sido perseguidos por la política de "no prisioneros". Snape maldijo por lo bajo y se puso la capa invisible y de pronto jaló a Hémera hasta quedar pegada a su cuerpo, ésta empezó a protestar de una manera muy similar a como lo había echo Harry.
-¡Silencio!, ahora los dos, ni un solo sonido, y tu, no te apartes de mi ¿entendido?.
Se fueron deslizando por la pared hasta llegar a la gran piedra que servía de puerta. Snape pasó sus manos por la superficie y luego miró a la chica a su lado hablando en un susurro bajo.
-La contraseña
-Qué?- Hémera le miró confusa
-¿estaban escapando no es así?
-Si
-Entonces supongo que sabrán la contraseña
-….
-¡Oh por Merlín!
La lucha los iba arrinconando, cuando de pronto otro pasadizo se abrió a su derecha y vio al encapuchado que les había permitido la entrada sacar su cabeza por el orificio, retirando la capa invisible de su cara Severus le llamó, el encapuchado le hizo señas y los jaló al pasadizo, saliendo de pronto al mismo bosque y a las faldas de la montaña, Severus suspiró al ver la luna, pero se puso en guardia al ver al personaje oculto mirándole fijamente, más aún cuando éste se bajó también la capucha revelando ni más ni menos que a la mismísima Pitia.
-¿Helena?
-La misma Severus…
El hombre retrocedió sacando su varita y habló en una voz baja y peligrosa.
-¡Ni siquiera lo intentes no le dejaré en ese lugar!
-Si, si Ahorrate las frases heroicas, si lo hubiese querido ni siquiera habrían salido del santuario….. ¿Hémera?
De detrás de Severus salió la joven, mirando fijamente sus pies. La mujer simplemente le sonrió.
-No te preocupes, por si no lo has notado yo también acabo de ayudarles a escapar, ya sabes que hacer….intentaré sacar a Éter, si lo logro nos encontraremos ahí ¿de acuerdo?
La joven asintió y Helena posó su mirada en el bulto cubierto aún por la capa de su primo.
-Severus déjame hablar con él…
El hombre abrió su capa y Harry levantó su rostro mirando receloso a la pitia.
-Lo siento Harry, de verdad…….. Si nos volvemos a ver, cuando nos volvamos a ver te explicaré todo, ahora váyanse de aquí, no creo que los mortífagos aguanten mucho, ah! y Severus…….. no los mantengan mucho en Hogwarts es muy peligroso, dejaré escapar a algunos mortífagos, pero no puedo darte más de una semana…
-Lo entiendo
-pero no retiro mi predicción sobre lo que te aguarda lejos de este lugar, pero creo que tu mismo has visto tu propio futuro y puedo observar que has tomado una decisión…
El muchacho le sonrió ligeramente – Si, lo he hecho
La mujer sonrió a su vez, extendiendo su mano para tocar ligeramente el rostro del joven con ternura.
-Váyanse antes de que me arrepienta….
Asintiendo Snape tomó la mano de una sorprendida Hémera y sacó un traslador directo a Hogwarts.
Helena miró el pedazo de hierba donde antes habían estado parados.
- para ti sólo hay muerte fuera de este recinto, pero eso ya lo sabes ¿no es cierto?
Los tres fugitivos apareciendo en los terrenos cuando la primera luz de la mañana empezaba a colorear las copas de los árboles, Harry levanto su cara espiando por entre la abertura de la capa, miró las verjas y los cerdos alados coronándoles y una sonrisa se extendió por su rostro, se acercó un poco más al hombre y susurró muy suavemente.
-Lo se y no me importa..
~*~
Harry estaba empezando a caer en un agradable sopor cuando oyó un grupo de pasos y varias voces acercándose a ellos, se tensó de inmediato y volvió su cara volviendo a espiar por entre la capa pudo ver que se encontraban a las afueras de un castillo, Hogwarts si no se equivocaba, había visto el dichoso castillo en varias de sus visiones, aunque se le hacía muy familiar, y el color de la roca le traía cierta nostalgia, de pronto los pasos se hicieron más rápidos y esta vez las voces fueron más claras.
-¡Severus!
-¿Lo has traído?
-¿Está bien?
El hombre se detuvo y suspiro cansadamente, frente a él se encontraba un licántropo y dos estudiantes seguidos de cerca por el director y la jefa de Gryffindor. Dumbledore miró el bulto entre sus brazos adivinando su contenido y le sonrió.
-Severus muchacho, bienvenidos…¿Fue todo bien?
-Si Albus….estamos bien..
Ante sus palabras los otros cuatro se quedaron mudos casi sin atreverse a respirar, Snape recogió su capa rebelando una figura envuelta en una polvorienta capa negra, la figura se estremeció y volvió su rostro rebelando unos apagados ojos verdes que les miraron desconfiadamente. Ron abrió la boca, Hermione y McGonagall hicieron un sonido idéntico, Dumbledore sonrió y Remus atinó a soltar un suave
-¿Harry?
El chico les miró largamente incómodo por ser estudiado tan de cerca, frente a él se encontraban cuatro desconocidos, una mujer de aspecto severo, un hombre que parecía bastante agotado, dos chicos como de unos dieciséis años y un anciano que reconoció como el líder de la orden del fénix, Harry se agarró con más fuerza a la túnica de Snape y le miró como un niño suplicante.
-¿Severus?
El hombre levantó una ceja al oír su nombre de los labios del chico, igual de sorprendido que todos, ¿sería posible que el chico no hubiese perdido todos sus recuerdos?, pero en ese caso ¿no le llamaría Profesor, o Snape?, el chico seguía mirándole con miedo, así que hizo lo único que creyó razonable, le sonrió.
-Está bien Potter, todos ellos son sus amigos, no le harán daño…
Ron abrió un poco más la boca, demasiadas conmociones para tan poco tiempo.
Snape entornó los ojos, y de pronto observó a Dumbledore enfrascado en un aparentemente acalorado duelo de miradas entre él y Hémera, la cual estaba a su lado. El anciano de pronto sonrió y se acercó a la joven.
-Bueno Severus parece que regresaste con más de uno…
-Así parece Director
Harry sonrió al ver la mirada fulminante que le dirigió su amiga al hombre, pero de pronto se quedó quieto, una ráfaga de viento cruzó el bosque moviendo las copas de los árboles a su paso y pasó por en medio del grupo, Hémera y Harry intercambiaron idénticas miradas ante el desconcierto de los demás. Harry miró al hombre que aún lo tenía en brazos.
-Ya vienen Severus…las cobras dos de ellos vienen hacia aqu
El hombre miró alternativamente a los dos chicos para luego palidecer ligeramente recobrándose al instante miró a Dumbledore seriamente.
-Albus tenemos que esconderlos
-¿qué pasa Severus?
-Luego te explico Albus, ahora necesitamos esconderlos y rápido, viene alguien muy peligroso.
-Albus- le llamó McGonagall- deberían ir a la enfermería primero no me gusta su aspecto.
-Minerva sabes que es muy peligroso, tuvimos que conectar la enfermería con San Mungo, ya sabes por lo del tratado de seguridad…..¿Severus que tal en tus cuarteles?
El hombre le miró y para sorpresa de todos consideró silenciosamente la oferta- No me importaría, pero es el primer lugar donde le buscarán…debe ser un lugar con ventanas, por si necesitaran escapar, pero en una parte alejada del castillo, de las mazmorras ni hablar no hay salida- Todos le contemplaron en una mezcla de diversión y preocupación, el hombre como acostrumbaba había empezado uno de sus paseos de ida y vuelta, con el rostro en concentración, sólo que esta vez aún con Harry Potter en brazos apretado fuertemente, éste estaba cambiando ligeramente de un blanco cenizo a un verde menta al parecer las vueltas estaban siendo demasiado para él, detrás de Severus se encontraba una frenética Hémera como una mamá gallina tratando de ahuyentar a una zorra especialmente grande. Todos les miraban tratando de entender la causa de la conmoción hasta que de pronto Ron alcanzó a cerrar la boca para luego gritar a pulmón
-¡La Torre de Gryffindor!
-disculpe Sr Weasley?
-y-yo…eh….Harry…él…bueno…
-Lo que Ron intenta decir es que el mejor lugar para esconder a Harry es la torre de Gryffindor
Snape levantó una ceja al tiempo que por fin detenía su rápido paseo, al parecer justo a tiempo porque Harry suspiró aliviado y aún un poco verde.
-No lo creo Srita Granger ¿acaso no entiende que acabamos de secuestrar al Oráculo de Delfos?¿Qué cree que pasará si alguien se entera? ¿Quiere ser responsable de amndar a su amigo de vuelta a ese lugar? –Ante la aseveración Harry se estremeció involuntariamente mirando con ojos llenos de terror al hombre en una callada súplica, el hombre por toda respuesta le apretó aún con más fuerza.
-Pero profesor nadie de Gryffindor dirá nada!! ¡Ellos ya saben la verdad y ni aún así han hablado con nadie!!
-¡lo sabía! ¡¿Acaso ustedes dos no pueden mantener su boca cerrada?!! ¡Tenían que ser unos Gryffindors!!
-¡Severus contrólate!¡No te permito insultar a mi casa!
-¡Pero profesor lo que quiero decir es que…!
-¡DISCULPEN!!
Todos se callaron mientras Hémera parecía a punto de arrancarle la cabeza al más cercano- Lamento interrumpir su civil conversación, pero falta muy poco para el amanecer y las cobras llegarán muy pronto, por mi parte he tenido suficiente de ellas por un día, y mi señor necesita descansar y tengo que curarle, así que, si esta torre es un lugar seguro les agradecería desde lo más profundo de mi ser si nos dejaran ahí, después pueden proporcionarnos otro lugar pero por el momento debemos esconderle, y no hay mejor lugar que uno lleno de alumnos, ahí podríamos pasar desapercibidos.
Harry le mandó una mirada de perplejidad, al tiempo que Snape volvía a iniciar su caminata, mientras Dumbledore sonreía.
-La señorita tiene razón, después nos las arreglaremos, no se quien o que son las cobras pero parece algo serio
-No tienes ni idea Albus…
-De cualquier manera Severus será mejor que lleves a Harry y a esta jovencita a la torre, permanece ahí tú también, no salgan bajo ningún concepto, en cuanto sea seguro les avisaré, Sr Weasley, Srita Grnger adelántense y reunan a toda la casa, no digan nada, esperen a que lleguemos.
Los dos chicos asintieron y entraron corriendo al castillo volteando atrás de vez en cuando.
-En verdad Albus no esperarás que permanezca en ese lugar toda la mañana
-En realidad Severus probablemente sea todo el día…
El hombre abrió la boca para protestar pero antes de que pudiera hacer gran cosa un grito ahogado a la altura de su pecho le hizo callar, Potter tenía su cabeza entre sus manos y parecía estar en un lapsus de dolor, la chiquilla a su lado sólo le contempló fugazmente como si fuera cosa de todos los días, y algo en su interior le pareció decir que tal vez así era.
-¿podríamos apresurarnos?
El hombre asintió y entraron al castillo, tan pronto como cruzaron los muros del castillo Harry y Hémera rompieron en histéricos gritillos ambos su pusieron aún más pálidos pero de pronto se callaron y permanecieron quietos temblando y mirando con temor los muros como si de pronto hubiesen visto al mismo diablo
-¿Qué demonios fue eso?
Snape preguntó, todos les miraban sorprendidos, la joven habló con la voz muy baja y susurrante.
-El castillo….hay demasiado aquí, demasiados recuerdos….y demasiada importancia para lo que viene…lo siento teníamos la guardia baja, no volverá a pasar…
Dumbledore y Lupin se fueron hacia la oficina del primero para esperar a los visitantes, los demás siguieron en una silenciosa procesión, Severus volvió a pasar su capa sobre Harry, el cual ni siquiera se quejó, de pronto se detuvieron y el chico pudo escuchar una voz de mujer preguntando suavemente.
-¿Contraseña?
-Veritas…
-Así es..
Escuchó un ruido como de algo que se levantaba y reiniciaron su marcha.
~*~
Toda la casa de Gryffindor se hallaba reunida frente a los restos de la chimenea, hablando en nerviosos murmullos, ¿Qué era tan importante como para sacarlos de la cama a las cinco de la mañana?, ¿un ataque?. Todos lanzaban miradas furtivas a los dos chicos parados junto al hueco del retrato, pero nadie se atrevía a preguntarles nada, de pronto el hueco se abrió y la jefa de Gryffindor entró por el hueco mirándoles seriamente, el silencio se extendió y todos miraron con asombro como detrás de ella surgía una figura pequeña cubierta con una capa negra, y detrás el temido profesor de pociones luciendo como si hubiese ido al mismísimo infierno y de vuelta. Murmullos empezaron a llenar la sala, pero McGonagall les hizo callar con sólo una mirada.
-Escuchen todos, y escuchen bien…..la casa de Gryffindo siempre se ah distinguido por su lealtad y su unidad, pues bien ha llegado el momento de poner a prueba esa lealtad, he sido informada que ya es de su conocimiento el verdadero destino que el Sr Potter ha tenido la desgracia de sufrir, ys e que no están de acuerdo, y que muchos de ustedes ofrecieron su ayuda, entonces ese momento ha llegado
El silencio se pronunicó más, cada ojo de la sala estaba fijo en la mujer.
-Aquellos que no se crean capaces de guardar un secreto salgan de inmediato de esta torre, los que se queden deben jurar que lo que apse en este lugar no saldrá de estos muros.
Ninguno se movió, entonces, la mujer asintió y se dio la vuelta, le dijo algo a Snape y salió de la torre, un silencio incómodo quedó, el profesor de pociones miraba a sus "adorados" Gryffindors y éstos a su vez le miraban a él, el silencio se rompió cuando el bulto debajo de la túnica del profesor se empezó a mover y la figura encapuchada se quitó la capa revelando a una muchacha muy joven de pelo rubio platino, ojos y piel pálidas, luciendo una túnica blanca bellamente bordada.
-¡Por el amor de Zeus! ¡Haga el favor de bajar a mi Señor tengo que curarlo y pronto!
El hombre frunció el ceño y se acercó a uno de los sillones, de donde varios chicos prácticamente saltaron, hubo una exclamación general cuando de las profundidades de la capa emergió un muchacho pequeño y delgado, de apariencia muy frágil y delicada, tenía el pelo a la altura de la barbilla ligeramente enmarañado, entonces el muchacho levantó el rostro y todos empezaron a hablar al mismo tiempo. No era ni más ni menos que Harry Potter, o lo que quedaba de él, Snape volvió a tomarlo en brazos, y con una mirada hizo callar a todos.
-Sr Weasley, ¿podría llevarnos a algún dormitorio?
El aludido le miró con una extraña mirada y asintió torpemente, avanzando hasta una de las escaleras seguidos de Hermione y Hémera. Subieron las escaleras y entraron una habitación con cinco camas todas desordenadas y con los baúles abiertos a sus pies en una confusa masa, un típico dormitorio Gryffindor de sextos. Al fondo Severus observó una cama que permanecía perfectamente tendida, la colcha extendida y sin una sola arruga, una jaula y un baúl cerrado a su lado, el baúl cubierto por una fina capa de polvo, el hombre se acercó y depositó ahí a Harry, y se sentó en el extremo opuesto, de pronto consiente de un dolor agudo en sus costillas y que al parecer estaba sangrando de algún lugar.
Hémera se sacó la bolsa que traía colgando y la depositó en el suelo y empezó a sacar una multitud de frascos, vendas, hierbas y otros artilugios curativos. Se detuvo un momento y miró al hombre de pelo negro.
-No se ve bien….
-Brillante observación…
-¿Piensan quedarse ahí todo el día o pueden ayudar en algo?
Hermione y Ron al parecer regresaron a la realidad, Hermione fue y rajo unas toallas y agua, mientras Ron en un arrebato e inspiración cerró la puerta ya que una multitud de cabezas se asomaban por ella, Hémera por su parte le ayudó a Harry a quitarse la capa negra que le cubría revelando una blanca casi igual a la suya, y luego abrió los botones hasta su cintura, dejando ver el torso y los brazos tapizados de vendajes, Hermione dejó caer el vaso de agua que traía en las anos cuando observó a su amigo, estaba muy delgado, oscuros círculos debajo de sus ojos, y había algo más, algo que no era tangible y sin embargó se encontraba ahí, algo que podía percibir de su amigo y que le dio ganas de llorar.
Severus por su parte miró al chico con furia, ¿de dónde habían salido esas heridas?, ¡y su estado!, con razón el chico no podía ni mantenerse en pie, la muchacha se levantó y le dio unos lienzos al hombre y unos frascos a Ron.
-¿Sabes limpiar heridas?
El chico asintió lentamente.
-Perfecto ayuda al Sr Snape pro favor.
-¡P-pero!!!
La chica sin embargo se dio la media vuelta y entre ella y Hermione empezaron a quitar uno a uno los vendajes del torso de Harry, fue entonces cuando de entre las ropas surgió una forma alargada y blanca como marfil, una serpiente de gran tamaño.
-E-e- una una…una…una……una…
-Serpiente es una SERPIENTE
Harry le sonrió calidamente al reptil, al tiempo que esta movía su cabeza de un lado al otro aparentemente mareada.
-¿Estas bien Datis?
-Ssssii…..nnooo….me duele la cabeza…demasiadas vueltas….
-Lo siento por un momento me olvidé de ti…
-Estoy…estaré bien…..¿usted?
-Estoy bien, y también Hémera….estamos en Hogwarts..
La serpiente metió y sacó la lengua para luego estremecerse, Hémera se acercó y le acarició la cabeza.
-Si lo a mi tampoco me gusta Datis pero no será por mucho tiempo..
-Eso espero, es un lugar muy frío para mi…
-No te preocupes después te traeré un poco de leche tibia. Ahora ¿puedes desenrollarte de mi Señor para que pueda curarle?
Los otros tres por su parte observaban mudos el despliegue de pársel y con aprehensión la forma en que la serpiente se fue desenrollando de Harry para formar un bulto a su lado, luego les pareció que le dirigía una especie de silbido a Snape, y que este al parecer no estaba muy cómodo con el reptil. Harry entonces rió suavemente.
-No te preocupes Severus, no te hará daño, no si no quiere pasar el resto de sus días encerrada en un jarro….¿Verdad que no le harás nada Dátis?
La serpiente le miró y luego se durmió sin siquiera mirar al hombre. Hémera por su aprte se limitó a sonreír y empujó suavemente a Harry bocabajo, fue levantando uno a uno una gruesa capa de vendajes.
-La del libro y la del cuervo están casi cerradas, pero la de la flecha me preocupa, creo que se abrió con la huida
-¿Cuervo? ¿Flecha? Yo no les veo forma de animales ni de flechas
Hermione se acercó observando con un estremecimiento el pecho cubierto de largas cicatrices, alguna al parecer reciente. Harry levantó ligeramente la cabeza.
-No, les llamamos así para identificarlas, esta por ejemplo- dijo señalando una justo arriba de su ombligo- es la de la ventana, sucedió durante una de mis visiones, a veces ni siquiera Datis o Hémera son capaces de protegerme a tiempo de las visiones y pues una u otra vez recio alguna que otra herida, esta herida fue cuando vi como un asesino entraba en la cámara del consejo para asesinar al ministro de Bulgaria y un vidrio le cortó ahí, así que la herida se me traspasó, así que la llamamos la de la ventana para identificarla más fácil.
-Oh ya veo- Dijo Hermione con lágrimas en los ojos, el chico frunció el ceño y le sonrió tranquilizadoramente.
-No se preocupe Srita ocurre todo el tiempo, y Hémera se encarga de desaparecerlas.
-¡No no está bien Harry Potter!!¡¡Y NO ME LLAMES SEÑORITA!!!
-Yo……ah!! Hémera….
Harry se tensó cerrando los ojos con fuerza, cuando los abrió estos lucían más opacos que antes, la muchacha palideció y se levantó de un salto volviendo a meter todo en al bolsa, sacó su varita y apuntó a Harry, al instante unos vendajes aparecieron alrededor de su cuerpo y le ayudó a acomodarse mejor.
-No tiene que hacerlo….yo lo har
-No, es muy arriesgado…Dátis me ayudar
-Si yo le ayudar
-Bien, pero si es demasiado tome mi mano y yo le ayudaré ¿de acuerdo?
Harry cerró los ojos y asintió, la serpiente se arrastró y se envolvió en su cuerpo posando la cabeza en su cuerpo para luego morderle en el lugar de siempre, Snape y Ron Gritaron y se lanzaron hacia delante, pero Hémera se interpuso mirándolos severamente.
-Silencio! ¡Necesita concentrarse!!
-¡¿Pero que dices?!!¡¡Esa cosa le está mordiendo!!!¡¡Lo va a matar!!!
-Ni es una cosa, ni lo va a matar, lo cuidará mientras nos oculta
-¿Oculta?
-Si, las cobras están aquí…..ahora siéntense y procuren no moverse ni producir un sonido sin importar lo que vean u oigan. ¿Entendido?
Del cuerpo de Harry empezó a emanar una suave luz blanca, al tiempo que sus ojos se abrían completamente opacos, su cabeza se elevó un poco, un suave murmullo escapando de sus labios, la extraña luz fue extendiéndose trepando por las paredes cubriendo toda la habitación, poco después se oyeron pasos en la escalera y la puerta se abrió de golpe, en el cuarto entraron dos figuras vestidas de negro, completamente cubiertas, con un movimiento Hémera les advirtió, Hermione empezó a temblar, había algo en esas figuras que la aterraban y la helaban hasta lo más profundo, las figuras se quedaron en el umbral de la puerta sin siquiera revisar la habitación con al mirada, finalmente una de ellas negó con la cabeza y ambas desaparecieron por la puerta, Ron dejó escapar un aliento que no sabía que había retenido, al tiempo que la luz iba desapareciendo de la habitación, Severus se quedó mirando la puerta apenas creyendo que había sobrevivido a un segundo encuentro con los guerreros, pero un grito a su derecha lo hizo reaccionar, miró como la chica Granger se llevaba la mano a la boca y siguió sus ojos, en la cama Harry estaba temblando pálido como al muerte, la serpiente a su lado danzando como desquiciada y la chica a su lado tomando su mano y temblando de igual manera, Se acercó a ellos separándolos y tomando al chico entre sus brazos, una sustancia cálida mojó su mano y miró con desesperación la sangre en los vendajes.
-¡¡Potter!!¡¡Potter!!¡¡Maldición Potter!!!
-¡¿HARRY?!!
-¡¡POTTER!!
HOLA!!!!
Si lo sé tanto tiempo sin escribir, pero sólo hay una maligna institución responsable de todos mis males: La escuela así que bueno un capítulo más espero que les haya gustado comentarios jitomatazos, amenazas de muerte, peticiones para que abandone la escuela, todo es bien recibido
MUCHAS GRACIAS A TODOS LOS REVIEWS es lo que me mantiene escribiendo::
Gracias a:
Kat Basted
Fénix
Sara
Cali
Velia
Amaly Malfoy
Katherine
Arwen
Luna-lunera
Riegel
Espero que este cap también les guste ^-^
Nos vemos!!!
