7 de Noviembre 1835

Estas son las primeras palabras que escribo en esto tonto cuaderno que según Wilfred me salvará de lo que yo llamo tres años de sufrimiento en la capital de hastío, en verdad cuando me dijeron que tendría que pasar al menos dos o tres años en el endemoniado santuario no me puse muy contento, de echo la única razón por la que accedí es que, de lo contrario la vida de mi familia sufriría ciertos y drásticos "cambios", así que aquí estoy en medio de la nada a mis veinticinco años, escribiendo en un tonto cuaderno en blanco, durante dos días no he visto más que bosque, bosque  más bosque, en verdad que bretaña resulta  a veces un lugar tan rural…, ahora mismo uno de esos escalofriantes guardias que me han acompañado me anuncia que llegaremos, bien voy yo Lisandro Snape a punto de pasar varias estaciones haciendo lo que mejor sé para las personas que menos aprecio, los adivinos de Delfos, si, es cierto que parte de mi familia posee esos poderes, pero eso no hace que mi disgusto por la "especie" disminuya, soy, y seré siempre un científico mi arte son las pociones y el tener que suministrar (aunque sea una buena oportunidad para la experimentación) a un grupo de estúpidos adoradores de las bolas de cristal simplemente no me emociona.

Lisandro

3 Diciembre de 1835

Llevo ya casi un mes dentro de este lugar, y aún no comprendo cómo he conservado la cordura, en cuanto llegué me dieron una enorme y bien detallada perorata de instrucciones de lo que debía y no debía hacer, luego me mostraron lo que me agrada nombrar como mi celda, ya que en eso se ha convertido prácticamente, y no es que tenga prohibido salir, pero si me vuelvo a perder una ves más en esos infernales pasillos voy a lanzarme una maldición mortal a mi mismo.

Ahora, el santuario en sí es un gigantesco laberinto, y por lo poco que he logrado descubrir no sólo hay una gigantesca red de pasillos, éstos rotan y están mezclados, como un gigantesco rompecabezas en movimiento, y esto lo sé porque fue mi propio abuelo quien lo diseñó, incluso ahora está diseñando algo que el llama cámaras de seguridad para los gnomos de Gringots, al parecer la gente ya no está conforme con las cámaras de tierra, de cualquier manera, en el tiempo que llevo aquí he hecho una poción tras otra, y creo que eso es lo que ha impedido que me vuelva loco, cada una más difícil que la anterior, siento como si me estuviesen probando, como si quisiesen saber de qué soy capaz, sólo me pregunto ¿para qué?.

Lisandro

Snape levantó la cabeza del libro en cuestión, si, sabía a lo que se refería, pasó las páginas una a una buscando más, había tenido el diario desde los once años pero nunca le había leído dado el resentimiento que sentía hacia su familia, ahora se encontraba devorándolo con ansias, en el libro su pariente describía la vida diaria del santuario, los ires y venires de sus habitantes, y Severus pudo notar la aguda inteligencia y percepción que su pariente poseía, al fin llegó a un párrafo que buscaba y la velocidad de su lectura disminuyó.

23 mayo de 1836

Hoy ha sucedido algo extraño, me han trasladado a unas habitaciones más grandes, de echo yo les llamaría más propiamente laboratorio, me han entregado el repertorio más extenso de ingredientes raros que jamás pude soñar, de echo la simple vista del anaquel lleno de las más diversas y exóticas alas de murciélagos me emocionó casi al punto de las lágrimas, entonces me entregaron otras dos cosas: un ayudante y un pergamino. El ayudante es francamente inepto para otra cosa que no sea guiarme en este maldito lugar, pero lo que verdaderamente llamó mi atención fue el pergamino, si fuera visto desde afuera nadie le encontraría diferencia con un vulgar papel que alguien olvidó debajo de un mueble durante años, pero en cuanto le abrí y leí las primeras líneas supe de inmediato de que no era así, y entonces me di cuenta de la verdadera razón por la que he sido llamado y he pasado los últimos seis meses preparando poción tras poción sin aparente razón, todo se resume en el pedazo de papel que ahora guardo entre dos libros, y es que lo que me entregaron fue nada más ni nada menos que la poción más complicada y extraña que haya visto en mi vida, después de analizarla varios días tengo que aceptar que no sé que uso puedan darle a tal cocción, es decir, usa plantas poderosamente curativas como el muérdago, combinadas con otras que francamente mortales como grandes cantidades de Amanita, el llamado ángel de la muerte, y eso en plantas comunes, me encontré de echo con ingredientes que ni siquiera sabía que existiesen. Hace una semana un adivino vino y después de mostrarme el lugar en que ahora resido me entregó el pergamino y sin más me dijo que mi misión era la de preparar y de ser posible mejorar la poción, lo cual me causa gracia ya que ni siquiera creo que ésta poción pueda ser llevada a cabo, no, no en mil años.

Lisandro

-El elixir…

Severus se recargó en su asiento levantando con suma lentitud la siguiente página, su antepasado había tenido casi los mismos problemas si no es que más al momento de preparar la poción, semana tras semana las anotaciones se llenaban más de detalles sobre el elixir y menos sobre el santuario.

14 de Octubre de 1836

Ha llegado el momento, después de meses de tortura creo que por fin estoy cerca de hallar unas solución con respecto al problema de los dientes de hiena con la rama de almendro, creo que si tan sólo consiguiese una flama lo suficientemente fuerte para reducir la rama de almendro antes de que el esmalte de los dientes se funda con el resto creo que lo lograré, pero no es eso lo que me preocupa, entre más me adentro en esta cosa menos entiendo su propósito, cada semana el mismo individuo acompañado de la misma Pitia vienen a verificar mis progresos, varias veces les he interrogado sobre el uso de la poción o incluso de la procedencia del pergamino, sin éxito, se limitan a preguntarme si necesito alguna otra cosa y a recordarme por lo que debe de ser la milésima vez si terminaré algún día con la poción.

A decir verdad estoy empezando a dudar si algún día podré terminarla, tnego mis habitaciones (si, se han vuelto habitaciones) inundadas de libros, algunos tan raros que ni siquiera sabía de su existencia, aunque es poco lo que se conoce sobre pociones y aún menos lo que es documentado tengo lo que creo es la mayor biblioteca sobre el tema, y aún así creo que tendré que guiarme más por mis instintos que por otra cosa y eso no va a ayudarme en esto.

28 de octubre de 1836

Tengo que escribir lo siguiente sólo por si muero después de lo que va a pasar mañana y quedo imposibilitado para poder escribirlo, esta tarde Julios,  (mi ayudante) ha venido con la noticia de que mañana he de recibir un honor que pocos conocen, conoceré al centro y causa de toda esta locura: el oráculo, y si estoy consiente de que esto suena cada ves más como el diario de una campesina a punto de ir a su primer baile, pero esto sin duda rebasa mis expectativas, ya que nadie ve al oráculo, es una ocurrencia tan rara como que de pronto Wilfred empezara a actuar con normalidad, en fin mañana seré presentado ante el oráculo y según me dijeron se me revelará el propósito de la poción, mientras tanto pienso leer por cuarta vez la guía sobre los hábitos alimenticios de los gusarajos, es un texto que Wilfred me ha enviado y que ha resultado terriblemente útil ya que de otra forma no creo poder conciliar el sueño.

30 Octubre de 1836

¿Cómo redactar en palabras y en tan corto espacio lo que ha ocurrido en ese lugar?, ni yo mismo me creo lo que ha pasado, así que trataré de ser breve y conciso como corresponde a todo estudiante de pociones:

Ayer, después de mi desayuno fui conducido al área norte, o al menos a lo que ellos llaman el área norte, pero no fui llevado a la sala del oráculo como era mi esperanza, en ves de eso fui llevado a la parte más secreta y custodiada del lugar, las dependencias del oráculo mismo, pero mi sorpresa aumentó cuando me encontré cara a cara con una de las criaturas más tenebrosas con que haya tenido el infortunio de cruzarme, les llaman cobras y jamás imaginé una criatura que emanara la misma esencia de la muerte con su simple presencia, más adentro fui recibido por dos hombres, a decir verdad bastante extraños, ambos rubios, ambos pálidos como la muerte, ambos la exacta copia del otro, no se su edad ni me atrevo a adivinarla pues a pesar de que no parecen pasar de los cuarenta años me atrevería a asegurar que tiene más de cien, pero lo que realmente me tiene confundido fue el oráculo, lo que sea que me esperara encontrar en ese lugar no fue ni remotamente cercano a lo que encontré, dentro recostado en medio de una cama me encontré con una criatura débil y de aspecto tan frágil que pensé que la más mínima brisa sería capaz de romperle en pedazos, recostado lánguidamente estaba un niño, no, más bien un muchacho demasiado pequeño, bastante pálido y de aspecto enfermo, su largo pelo rojo estaba recogido en una cola de caballo y algunos flecos escondían su rostro, pero lo que me impresionó fueron sus brillantes ojos verdes, aún puedo sentir su penetrante mirada fija en mi, debo reconocer que a pesar del lastimoso aspecto el poder emergiendo del chico es más del que puedo expresar con palabras, me miró y pronunció las  únicas palabras que le escuché en todo el tiempo que estuve ahí "se ven mejor de cerca" ¿qué significa tal frase?, no lo sé.

Después fui sacado del lugar y la Pitia cuyo nombre aún no sé, me dijo la razón por la cual necesitan con urgencia la poción y esa es sencilla y aún no puedo creer que no haya pensado en esa posibilidad: el oráculo está muriendo de una enfermedad desconocida y la única cura se encentra en mis manos, Wilfred me dijo alguna vez que nunca conocemos el peso que tiene una vida sobre nuestros hombros hasta que realmente es puesta ahí, ahora comprendo a lo que se refiere.

Lisandro

12 de Diciembre de 1836

Ahora puedo volver a escribir después de tanto tiempo, y no es que tuviese falta de material sino que en verdad estaba ocupado tratando de decidir si me había vuelto loco por fin o de verdad estaba ocurriendo lo que ahora sé que pasa.

Todo comenzó unos días después de mi visita al oráculo, una noche empezó con un libro cambiando de lugar, de la mesa a la silla y de la silla a la mesa y si no supiese que si de algo carecen las persona de este lugar es de humor, no me habría preocupado, luego empezó la voz, primero fueron una o dos palabras susurradas a mi espalda, que se convirtieron en frases, hasta que llegó un momento en el que ni siquiera mi adorado libro sobre gusarapos fue capaz de ayudarme a conciliar el sueño, así pues que por fin Harold una noche tuvo la suficiente decencia como para revelarse, aún no sé quién es, sólo que es uno de los tantos aprendices que viven aquí, al parecer se encontraba estudiando telepatía cuando se cruzó con mi mente, así pues ahora cuento con una voz invisible, extremadamente parlanchina que no deja de hacerme preguntas sobre lo que el llama "el exterior", pues bien, lo extraño de todo es que normalmente ya lo habría buscado y le habría retorcido el cuello al segundo día de interrogatorio, pero por alguna extraña razón no es así, de echo creo que el pajarraco como he empezado a llamarle parece agradarme, de echo creo que ha sido gracias a él que esos últimos meses han dejado de ser una tortura especialmente cruel.

Lisandro

El hombre levantó el cuaderno al tiempo que miraba el reloj sobre la chimenea marcando las cuatro de la mañana, los siguientes meses estaban llenos de anotaciones sobre Harold y sobre la poción e incluso ahora con más información que nunca sobre el santuario, ese Harold fuese quien hubiese sido, sin duda parecía ansioso de darle todos y cada uno de los detalles a su antepasado acerca del santuario, sobre todo lo referente a pasadizos y rutas de escape, tal ves….pensó Severus, y luego volvió a hundirse en la memorias de su antepasado

29 de Marzo  de 1837

No, sé si siquiera este cuaderno es seguro para escribir lo que he descubierto en este tiempo, primero que nada unas meses más y la poción estará lista, y eso es precisamente lo que me preocupa, he pasado más tiempo con esta cosa que con Wilfred y es por eso que cada vez me gusta menos los posibles efectos de esta cosa, aún no sé que nombre darle y menos aún si debería si quiera clasificarse como medicina.

Pero también hay otra cosa que me ha tenido preocupado y eso es Harold, desde hace tiempo lo sospechaba pero ahora estoy seguro, Harold no es otro que el mismo oráculo, el mismo muchacho que vi la otra vez recostado débil y enfermo en la cama, él mismo lo ha aceptado, tengo un mal presentimiento sobre este lugar y sobre Harold.

Lisandro

31 Julio de 1837

¿Cómo puedo decirlo en pocas y concisas palabras?, pues empezando porque he descubierto que existe un grupo secreto en este lugar, o más bien debería decir un cuarteto, los cuatro de Delfos, y ellos son los causantes de la misteriosa enfermedad que aqueja al Oráculo, o más bien lo es el elixir, si, he descubierto el verdadero nombre de la poción: El elixir de Hades.

Harold ha sido quien me lo ha contado todo, o más bien se la he ido sacando poco a poco, su enfermedad comenzó hace tres años, uno antes de que yo viniese a este lugar, esos cuatro de Delfos al parecer unieron  sus fuerzas y empezaron a suprimir el poder del oráculo, primero mataron a su guardián más importante,  su escudo,  según me dijo,  una especia de serpiente mística, luego fueron expulsando uno a uno a los antiguos miembros del consejo al tiempo que fueron tomando el control de la orden, después uno de ellos encontró  una urna de piedra , dentro había una botella y un pergamino, el elixir y el pergamino que ahora yo tengo. Así pues han estado envenenando al chico durante cerca de un año, pero se dieron cuenta de que no sería suficiente por lo que me llamaron a mi, para hacer más ya que ninguno de ellos fue capaz de reproducirla..

La poción en si sería mortal para cualquier persona, y según lo que me ha contado Harold y lo que he podido deducir,  una droga que estimula a niveles inimaginables la percepción extrasesnorial del sujeto, lo que bastaría para volver loca a una persona, al tiempo que extrae la magia y poder del cuerpo desplazándolos, convirtiendo a la víctima en una útil marioneta de trapo con poderes infinitos lista para que alguien jale los hilos y le haga bailar, y si a eso le sumo el poder natural del oráculo se tiene un poder inimaginable listo.

13 de Agosto de 1837

¿Cuánto tiempo más podré resistir? Es la pregunta que ahora me hago a diario, y es que me estoy acabando las excusas para retrasar la poción, y lo peor del caso es que ya está lista, de echo la he mejorado, y eso no me hace sentir más que culpable, Harold se encuentra cada vez peor, al parecer los cuatro sospechan que está tramando algo y han ordenado aumentar la dosis del elixir, por eso las "visitas" de Harold han estado disminuyendo, ahora se que durante estos meses me ha estado visitando específicamente a las doce de la maña y de la noche "la hora mágica" el momento en el que el sol y la luna respectivamente están en lo más alto, el momento en el que los cuatro de Delfos no pueden hacer nada, la hora en la que sacaré a Harold de aquí, porque lo he decidido y al parecer él lo ha previsto desde antes de que yo llegase a este lugar, le voy a sacar de ese lugar aunque me cueste la vida.

Ttengo todo la información necesaria, durante todo este tiempo Harold me ha estado dando información sobre el santuario, inteligente debo reconocerlo, gracias a su información sé exactamente dónde y cómo burlar las defensas del santuario, ni siquiera tendré que preocuparme por los pasillos giratorios si mi plan funciona los volveré fijos para siempre.

Pero hay un fallo en mi plan: primero que nada una vez que haya sacado a Harold de aquí necesitaré ayuda, no por nada estoy planeando robar al niño dorado del mundo mágico, a su precioso oráculo, y para eso necesito salir primero yo de aquí para luego volver y para mi desgracia sólo hay una manera de salir de este lugar, entregándoles la poción, después de eso y de que la hayan probado tardaré al menos dos semanas para tener todo listo, pero el chico está cada vez más débil, ¿quién sabe si resistirá lo suficiente? Tal vez entre y lo único que encuentre sea un caparazón vacío y sin vida, me hace gracia pensar lo que dirán de mi en casa, ya casi puedo oír las exclamaciones de júbilo de Wilfred cuando le cuente que me he encariñado con un chico, porque muy a mi pesar debo reconocer que eso es lo que ha pasado, tal ves sea que durante este tiempo él ha sido mi única compañía y en cierta manera yo he sido su única compañía en lo que lleva de vida, estoy seguro de que será un excelente ayudante de pociones, tiene un cerebro listo y una mente alerta.

Pero por ahora debo concentrarme en sacarlo vivo de este lugar.

Lisandro Snape

23 de Agosto de 1837

Hoy he entregado la poción (no sin antes haber disminuido su poder) he modificado la fórmula para retardar el daño al cerebro, pero desgraciadamente tuve que aumentar la velocidad con que el cuerpo se degrada, pero he logrado mandarle de contrabando unas cuantas pociones revitalizantes a Harold, es un chico fuerte y sobrevivirá, también he averiguado algunas cosas en una de las ya raras visitas de mi compañero: su nombre es Harold Evans, y proviene del mismo lugar que yo: Irlanda, según me ha dicho calculo que tendrá 16 años, y por fin he encontrado la respuesta a otra de las preguntas desde que llegué a este sitio el significado de las palabras que me dijo cuando nos encontramos por primera vez "se ven mejor de cerca" me dijo esta noche le he preguntado acerca de eso y después de que dejó de reír sólo me respondió antes de desaparecer "tus ojos", y por alguna razón esas palabras han quedado clavadas en mi mente, y han hecho más pesada mi salida de este lugar. En cuanto al plan todo está listo me han permitido mandar una sola carta para anunciar mi llegada, y gracias a eso creo que podré apresurar mi rescate, ahora todo depende de mi gran amigo Wilfred Dumbledore, y de la sarta de locos que el llama la orden de Merlín, la sarta de locos que con mucha suerte le conseguirán la libertad a Harold.

Lisandro Snape

8 de Septiembre de 1837

Mañana será el día, todo está listo y sin embargo un mal presentimiento ha estado sobre mi todo el día, desde que salí de ese lugar sólo escuché a Harold una vez más, desde entonces todo ha sido silencio ¿acaso mis arreglos a la poción no fueron suficientes?, no por ahora sólo me queda esperar y confiar en la fuerza del chico, con todo he tenido un golpe de suerte, Wilfred me ha conseguido algo que me será muy útil: una capa invisible.

Y por Merlín espero que todo salga bien mañana.

Lisandro Snape

24 de Noviembre de 1837

Si escribo esto no es por gusto propio, sino impulsado por una promesa echa a Harold.

El rescate fue tal y como estaba planeado, de echo fue demasiado bien y ahí fue donde estuvo nuestro error, debimos haber sabido que lo difícil no sería sacarlo de ahí sino mantenerlo fuera, de echo el simple hecho de mantenerlo con vida fue más que un milagro, cuando lo sacamos mis peores temores parecían haberse confirmado, si la primera vez que le vi parecía débil y enfermo no fue nada comparado con esta vez, aún no puedo sacar esa imagen de mi cabeza, una vez fuera su estado no hizo más que empeorar y como lo supuse su cuerpo empezó a desgastarse aún más rápido.

Fuimos perseguidos por los guardianes de Delfos, durante más de un mes, incluso yo mismo pasé varios días encerrado en una cueva al norte con él, y al final todo fue en vano, no importa a donde fuésemos ellos aparecían ahí, hasta una noche de octubre, íbamos de incógnitos junto a un grupo de gitanos cuando la caravana fue atacada, ahí fue dónde le perdí, en medio del ataque la carroza en que iba escondido simplemente desapareció, las cobras casi de inmediato se fueron encontramos la carroza dos días después, pero ni rastro del chico, y el único consuelo que me queda es saber que no volverá a ese lugar, o al menos eso es lo que parece, me niego a creer que esté muerto, está vivo y saldrá adelante, aunque no albergo esperanzas de volver a verle, él mismo así me lo dijo unas noches antes, así sin más se despidió de mi, y me encargó que escribiera lo que pasaría en unos días en lo que el llama mi diario, me dijo que escribiera esto y una vez terminado se lo diese a guardar a Wilfred, me dijo que éste diario debía de ser entregado a uno de mis descendientes, Severus Snape, ¿tal vez ahora lo estás leyendo?, sé que es así, pues bien mi tataranieto o lo que seas estas fueron las palabras que Harold ha dejado para ti:

"..cuando llegue el momento de extinguir la llama,  guíale a la cima para que pueda cumplir su misión, y no dudes de su elección aunque no la apruebes, cuando la hoja de la espada refleje el último rayo, entonces deberás cumplir con lo que él te ha de pedir, no dudes, no titubees, no puedo negarte que tal decisión ha de traer la pena y el dolor, pero has de saber que por desgracia es el único camino que se nos ha señalado, a él y a mí, a Lisandro y a ti."

Intenté interrogarlo acerca del significado de tales palabras, por supuesto no me dijo nada, tal vez tu si le encuentres más significado, ya han pasado varias semanas desde aquello, y no puedo negar que su partida ha causado un dolor más profundo que el de la herida en mi brazo derecho, una noche antes de que se alejara le mostré mi alma y le confesé lo que en ella estaba escrito y me dijo que aunque no fuese en esta vida le volvería a ver, así pues son me queda más que esperar por ese momento, no sé si realmente has leído todo esto, no se siquiera si te importe, pero si de verdad lo que me dijo esa noche ha de suceder, entonces mi amigo, Severus, te deseo mejor suerte que la que o tuve.

Lisandro