OLORINYA VILANE OAR,

- ¡¡¡¡AUUU!!!! - protestaba Wilwarin

- ¿Es que Aldarion no tenía peines? - Decía Lothluin nerviosa por el
arraigo de los nudos en la roja maraña de sus rizados cabellos.
1. Wilwarin llevaba una semana con ellos y debía empezar a disciplinarla. Pero era tan pequeña... conseguir que llevara peinado y recogido el pelo era lo primero...

- ¡¡¡¡AUUU!!!!

- ¡Para de aullar! ¡O terminaré por cortarte el pelo y asunto
zanjado!

Para sorpresa de la silvana Wilwarin se calló de golpe, limitándose a
apretar los dientes cuando el estirón era muy fuerte. Por un momento
las dos permanecieron en silencio, concentradas. La una en desenredar,
la otra en no quejarse. Finalmente la niña rompió el silencio.

- ¿Tu te cortaste el pelo por eso? -le preguntó - ¿Por qué hacía
mucho que no te peinabas?

Lothluin se dio cuenta entonces de que Wilwarin estaba quieta y
callada porque pensaba en su propio cabello corto y sonrió ante la
tentación de tenerla así bajo una severa amenaza y aportando una
experiencia ficticia, pero no quiso engañarla...

- No, Wilwarin, no fue por eso.

- Entonces.... ¿por qué fue? -Preguntó la pequeña noldo con una
curiosidad desbordada.

Lothluin sonrió tristemente. La melena de la niña estaba completamente
desenredada y el peine se deslizaba por los rojos mechones como
acariciándolos. Pensativa, la silvana empezó a hacerle unas trenzas.
Le gustaba la idea de cuidar de Wilwarin. Daba un sentido a su vida.
Hasta entonces no se había dado cuenta, pero ahora notaba que también
tenía enredones y nudos, y que cortarse el pelo no había supuesto
cortar con su historia, cortar con los flujos de recuerdos teñidos con
sangre y con fuego. Todo aquello que de día lograba olvidar de noche
la asaltaba en forma de insistentes pesadillas. Menegroth. [1]

- Fue hace años, tu aún no habías nacido...-repondió evasiva.

Wilwarin entendió que a Lothluin le costaba hablar de aquello, porque
ella misma guardaba imágenes que no quería dejar salir, callejones
serpeantes y siniestros por los que largo tiempo había vagado sin
soportar estar allí pero sin conseguir romper el velo opresor de la
inconsciencia .

Pero Wilwarin era aún muy pequeña y la curiosidad era más fuerte que
la delicadeza.

- Pero ¿Por qué fue? ¿Por qué te cortaste el pelo?

Lothluin apretó los labios y, a su vez, entendió que Wilwarin no le
daría tregua si no hablaba. Sin embargo nunca le había explicado a
nadie, ni siquiera a Cirion...

- Tu tampoco me cuentas cosas, Wilwarin... Hace una semana que
estamos juntas, Aldarion ha muerto... No has querido ver su cuerpo ni
estar cuando lo enterrábamos, no le has plantado ni una flor en la
tierra en la que descansa, no has soltado ni unas sola lágrima... No
dices lo que sientes...

Wilwarin se estaba extrañamente quieta, y aunque sus ojos no estaban
al alcance de los de Lothluin la silvana supo que andaban perdidos en
algún punto fijo de la estancia. "Debería llorar" -pensó.

- Es que no siento nada.... Lothluin él de pronto no está y nunca más
1. nos veremos... pero no siento nada ... -la pequeña parecía pensar
algo...- solo sé una cosa. Jamás volveré a mirar nada que pueda
morirse, no perderé mi tiempo con lo que perece.

Lothluin se estremeció. Aquella dureza le daba miedo. Tal vez si ella
empezaba a hablarle ,pensó, la niña un día le abriría su corazón.

- Bueno, cuando era una jovenzuela, -empezó- Los orcos fustigaban el
bosque y el Rey Elu Thingol y la Dama Melian acogieron en Doriath a
muchos silvanos, entre ellos a mis padres y a mí... Fuimos a Vivir a
las Mil Cavernas . Fueron buenos tiempos mis padres cuidaban de los
jardines y yo formaba parte de un grupo de muchachas a las que la Dama
1. Melian enseñaba. También había una princesa, la Dama Galadriel, que
era pariente del Rey. Era una doncella altiva y decidida, muy muy
hermosa a la que todos los chicos amaban... Allí aprendí los cánticos
Sindarim de curación, y otros miles de canciones, escuché a Daeron, el
mejor bardo de la Tierra Media y estudié la Alta Lengua....

Los ojos de Lothluin brillaban al recordar lo que había sido su vida
apenas treinta años atrás.

- Pero esa piedra maldita llegó a manos del Rey Thingol y....

- ¿Qué piedra? -Preguntó Wilwarin

- El Silmaril

- ¿Silmaril? ¿Qué es un Silmaril?

Lothluin rió de buena gana

- ¡Mira que tenemos aquí! ¡Una noldo que no sabe que es un Silmaril!

Wilwarin la miraba asombrada. Hasta entonces nadie la había llamado
"Noldo" pero en los pocos días que había pasado entre los silvanos lo
oía con frecuencia y todavía no tenía muy claro si era bueno o malo
que la llamaran así.

Lothluin le tomó la barbilla para girarle la cabeza y poder peinarle
la otra trenza y en ese gesto sus ojos se encontraron y la silvana
comprendió que la pequeña no tenía ni idea de su identidad. Nadie le
había explicado las tradiciones de su pueblo. Solo su altura, el
orgullo que brillaba en sus grandes ojos llenos de las Luces de Aman,
el extraño color de sus cabellos y su tendencia a hablar la Lengua
Prohibida hacían de ella una Noldo.

- Los Noldor sois un pueblo sabio y hábil, habéis estado en las
tierras bendecidas, a las que habéis llegado siguiendo a Finwë y
habéis vuelto para tomar venganza de Melkor, que mató a vuestro rey y
os robó los Silmarilis. ¿No te has dado cuenta del brillo de tus ojos?
1. Es la luz de los Árboles.

- Si eso lo sé y los árboles los he visto: estaban muy arriba, en
un patio, y había un rey y eran altos y blanquísimos y tenían flores
de oro y de plata...

- ¡Gondolin! -Exclamó Lothluin- ¡Tu vivías en Gondolin!

Wilwarin se quedó pensativa, como evocando antiguas palabras:
"Gondolin" sí, ese nombre lo había oído siendo niña....

- Si creo que se llamaba así.... pero... ¿Por qué te cortaste el
pelo? ¿Qué tiene que ver esa piedra?

Lothluin sonrió y dio un pequeño tirón a la trenza en señal de
castigo.

- No vas a parar hasta que te lo cuente todo ¿Eh?. -dijo sonriendo-
Pues porque hubo una guerra y Doriath fue arrasada. Primero fueron los
enanos, ambicionando el Nauglamir, el collar en que estaba insertado
el Silmaril.... Luego intentamos reconstruir el Reino cuando el Bello
Dior nos trajo de nuevo la esperanza. Pero trajo también esa maldita
joya y por fin... bueno,,, todo se perdió...Todo se perdió...mis
padres murieron y también muchas de mis ilusiones...por eso me corté
el cabello, en señal de mi tristeza.

- ¡Malditos orcos! ¡Los odio Lothluin! -Dijo dolorida la muchacha.
Por un momento en sus ojos resplandecieron destellos de una inusitada
violencia.

Lothluin tomó la barbilla de la niña y sus ojos se encontraron.

- Lo malo -dijo- es que no fueron orcos quienes nos atacaron...ni
orcos ni otras criaturas de Morgoth.

- ¿Edain?[2]

1. - No...Eldar...

Los ojos de Wilwarin no podían estar más abiertos, devorados por una
inmensa curiosidad ¿qué le contaba? ¿Elfos contra Elfos destrozándose?

- ¿Eldar? ¿Ar tere man? (¿Y por qué?) -Dijo en la Lengua Prohibida[3],
sin ser consciente de que la usaba.

Lothluin guardó silencio, No sabía si debía o no decirle a Wilwarin
que aquellas gentes crueles e implacables formaban parte de su pueblo.
Aunque no eran sus gentes, sus parientes. Los Gondolidrim nada tenían
que ver con la saña y el encarnizamiento de los hijos de Fëanor.

1. ¿Pero por qué? -insistió la pequeña- ¿Tan valiosa o preciosa era esa
piedra del rey? ¿Vale la sangre de alguien? ¿De un hermano?

1. Algunos noldorim así lo creen...

1. ¿Noldor? ¿De eso que dices que yo soy? -Preguntó entre rabia y
asombro.

Lothluin luchaba contra sus recuerdos.

1. Si, pequeña Wilwarin, ni en los orcos más crueles he visto yo la saña
despiadada de los hijos de Fëanor

1. ¿Fueron ellos los que mataron a tus padres?

La Elfa no pudo evitar que unas lágrimas rodaran por sus mejillas,
ante el asombro de la niña que las limpió con su mano...

1. ¿Ellos? Ellos o sus hombres...¿qué más da?

Pero si daba. Porque Lothluin tenía marcada para siempre en la parte
más profunda de su alma los rasgos exactos del Elfo que luchó contra
su padre. La hoz con la que su padre cortaba el césped del jardín de
Thingol poco pudo hacer contra el afilado acero de la espada noldorim,
las ganas de salvarla a ella de su padre se estrellaron ante la fría
pericia de asesino del Elfo. Ella, caída en el suelo, impotente y
vencida leyó a través de las lágrimas las tengwar que adornaban la
vaina vacía del Eldar: "I colla makilwa ná hón kotimowa" (El vestido
de mi espada es el corazón de mi enemigo)

- ¡Entonces los odio! -Gritó Wilwarin- ¡los odiaré siempre y te juro
que...!

- Shhh -ordenó súbitamente alarmada por el repentino impulso de la
niña- ¡No jures jamás! ¡Todo el mal empezó con un juramento! Si lanzas
1. un juramento quedarás para siempre prisionera de sus palabras...

*** *** ***

El agua del río saltaba espumando las orillas. Fría, casi cortante,
salvajemente limpia. Las mujeres del poblado lavaban. A Wilwarin no
le dejaban. Era pequeña. Así que su trabajo era tocar desde la orilla,
sentada al sol de la mañana. Su voz acompañaba los arpegios del laúd y
sonaba nítida en aquella mañana. Las silvanas acomodaban sus
movimientos al ritmo que la niña marcaba con sus cantos.
Lothluin sin embargo, dejó un momento la labor para escuchar a
Wilwarin. Por que en un momento dado dejó los cantos de trabajo y
ahora cantaba en la Alta Lengua. Las demás mujeres no podían
entenderla, pero ella sí. Y sus palabras penetraban como puñales en su
pecho.

Voro i nén, oira, kela siresse.

Voro i lindi linar lirenta, oira.

Aiya Anar ¿Ata amortala laurea alkaelya?

Aiya Isil, ¿Ata anta ninque isilmelya?

¿Man ná palan i orni?

¿Man ná palan laika mandello?

Ná Endore quanta harmava úhira...

Olorinya vilane oar,

Si talinya hilyuva ara olori...[4]

De pronto Lothluin se sintió perdida. Perdida en la prisión verde del
bosque. ¿por qué no podía ser feliz como cuando era niña?. "Endor
llena de tesoros ocultos, Lothi, y tu aquí lavando ropa..." se decía a
si misma.

"Wilwarin, rica, tocanos algo más alegre que no acabaremos de lavar
con esta música tan triste."

La voz de Kampile rompió los ensueños de Loth, que se deshicieron al
contacto con la realidad de la ropa sucia como las burbujas del jabón
se rompen al contacto con las flores, encaramadas en lo alto de un
tallo verde, como la prisión del bosque....

*** *** ***

Las telas de Wilwarin eran apreciadas. Tejía con precisión y rapidez,
y con belleza. Siempre tenían sus linos la consistencia y la suavidad
adecuada. Igual destreza tenía con la aguja tanto para coser como
para bordar, aunque odiaba cualquiera de esas tareas.

En especial el telar.

La lanzadera yendo y viniendo siempre a través de la misma trama era
demasiado parecida a su vida como para gustarle.

La rutina del trabajo en la casa.

Las comidas comunes de los silvanos en donde los mismos alimentos y
las mismas conversaciones se sucedían en el mismo comedor común.

El trabajo para el asentamiento;

Las practicas de arco por si las cosas se ponían feas.

El ratito de jugar con Orënorno y Tamurilion, siempre a los mismos
juegos.

Las noches de mirar las estrellas y cantar las canciones de siempre o
escuchar las historias de siempre.

Esos hilos componían la trama. Y ella se sentía como la pobre hebra
destinado a dar vuelas de ida y vueltas de venida, tejiendo el pálido
lienzo de días sin término....

A veces se interrumpía y pensaba en alguna de las historias que se
narraban alrededor del fuego....

Muchas veces imaginaba ser Luthien y ver brillar los Silmarilis en la
negra corona de Melkor, entonces miraba al sol e intentaba aguantar la
mirada y retener su brillo hasta que los ojos se cerraban
deslumbrados....

Otras veces intentaba concentrarse en el árbol de plata y en el de oro
e imaginar la luz de los verdaderos Árboles, aquellos que sus abuelos
habían visto... ¿Sus abuelos? ¿Quiénes serian?... Luz...los ojos de su
madre...

- ¡WILWARIN! -gritó una voz infantil- ¿Vienes? ¡Vamos a nadar!

La cabeza pelirroja de Wilwarin compitió con Anar al asomarse desde la
cabaña y sonrió al ver a Orënorno.[5] "Fin del telar por hoy" pensó...

1. ¡Deja que le pregunte a Lothluin! -Respondió la niña con una voz
potente, sorprendente en alguien con una apariencia tan frágil- ¡Pero
no iremos a nadar! ¡Jugaremos a pillar!

La cabeza de la pequeña desapareció un instante y poco después se
deslizaba escaleras abajo con cara de haber sido liberada de una
penosa tarea.

1. ¡Al río! -Dijo Orënorno alegremente.

1. De eso nada -le contrarió la noldo- ¡A pillar!

1. ¡A NADAR! -Discutió Orënorno.

1. ¡¡¡NO!!! ¡HE DICHO QUE A PILLAR! -desde luego Wilwarin gritaba más,
mucho más...

1. ¿Por qué a pillar? -Protestó el muchacho perdiendo parte de su fuerza.

1. Por que YO mando -respondió Wilwarin con absoluta seguridad.

En aquel momento unas manos de niño más mayor tomaron la cintura de la
Elfa y la elevaron del suelo poniéndola como un saco sobre el hombro.

- Mientras te dejes sorprender por otro Elfo, no mandas nada -dijo
orgulloso de su triunfo Tamurilion.[6]

- ¡Vale, vale! -dijo la Elfa fingiendo docilidad- Iremos a nadar...
Tamurilion, déjame en el suelo....

Entre risas Tamurilion dejó a Wilwarin en el suelo, pero, para su
sorpresa, la Noldor arrancó a correr

1. ¡Pero de camino al río: A QUE NO ME PILLAIS! -Les desafió.

Lothluin, desde detrás de la ventana, sonreía. Cirion acababa de
despertar de una siesta. Venía de un largo viaje y necesitaba reponer
fuerzas. Bostezando miró la tela abandonada por Wilwarin a medio
tejer.

- ¿Es que hay algo que esta chica no haga bien? - Preguntó el
Silvano.
1.
Lothluin sonrió complacida. Cirion, en cambio le devolvió la mirada
con rostro serio. Le preocupaba el cariño que la silvana sentía hacia
Wilwarin.

- ¿Y esa cara? ¿Qué pasa? -preguntó Lothluin

- Bueno, nada... es solo que creo que le estás cogiendo mucho cariño
y ella... ella no pertenece a nuestro pueblo... se irá... Tarde o
temprano se irá... y entonces tu... ella te partirá el corazón.

1.
Lothluin separó sus ojos del telar por un momento.

- Sé que un día se ira -replicó Lothluin- pero apenas tiene once
años... es muy pequeña... ¿a dónde iba a ir ahora? ¿Y con quien?

Cirion no respondió pero su rostro se nubló súbitamente como los
cielos de verano invadidos de repente por los nimbus. Durante los
últimos meses había viajado hacia el norte para obtener noticias. No
ERAN buenos tiempos para viajar por Brethil, los orcos siguiendo a los
refugiados de Gondolin...habían asolado el norte, y no faltaron
algunos Edain que se unieron a la fiesta del saqueo formando grupos de
bandidos que erraban por el bosque buscando desprevenidas víctimas...

Lothluin dejó el telar y sirvió a Cirion un plato de comida y se sentó
ante él para conocer de primera mano las noticias que traía.

- ¿Qué noticias nos traes hermano? -Preguntó.

"No te gustarán" pensó Cirion. Su hermana había cambiado mucho en
aquellos últimos tiempos, no paraba de hablar a Wilwarin de Menegroth.
La niña la escuchaba con inmensa curiosidad. A aquellas alturas si Las
Mil Cavernas siguiera en pie la niña sería capaz de conducirse por
ella con total precisión. Era la única en el asentamiento con la que
Lothluin podía evocar sus tiempos el Reino de Melian. Cirion pensó que
la separación de la niña, que él veía como inminente, le partiría el
corazón.

- Un grupo de noldorim, armados hasta los dientes, recorren los
asentamientos silvanos buscando a Wilwarin.

Lothluin congeló su sonrisa. Aquel anuncio brutal, sin preparación, a
bocajarro la deshizo. De pronto sus manos cayeron como si se
desmayaran y su rostro empalideció. Nada podían pronunciar sus labios,
que se fruncieron en una sonrisa vacía, casi tonta...

Pero Cirion estaba seguro de que la buscaban a ella: una niña Noldo,
de unos once o doce años solares, que procedía de los refugiados
Gondolidrim y que había sido seriamente herida. Tenia el cabello
rojo, como una llamarada...

- Son gente violenta. -Dijo Cirion con preocupación- cuando los
orcos ven sus estandartes huyen sin presentar batalla.

- Pero esta niña fue abandonada. ¿Por qué la buscan ahora? Después de
1. dejarla medio muerta dejan pasar ocho años y vuelven a buscarla? ¿Qué
quieren?

- No lo sé. Pero no son quienes la abandonaron los que la buscan.
-Afirmó Cirion mirando fijamente a Los confusos ojos de Lothluin.

- ¿Entonces quien? - Pudo preguntar ella por fin. Era como si su
mente recibiera una información demasiado pesada para almacenarla.

- Oye... Lothi... Esto es muy importante... ¿Tú sabes si Wilwarin
esconde algo? ¿Sabes si puede tener oculto algo? ¿Un collar? ¿Alguna
joya?. -Los ojos de Cirion escrutaban a Lothluin.

- ¿Qué dices? Si tu bien sabes que vino con lo puesto, unas ropas
bastas que le consiguió Aldarion. No tiene nada. Ni siquiera se
acuerda de su nombre...

- ¿Seguro?. -Insistió él

1. - Seguro. ¿Por qué?. -Preguntó Lothluin preocupadísima.

- Quienes la buscan son los hijos de Fëanor y solo por un Silmaril se
1. tomarían esa molestia. Llevan más un año de búsqueda. Van
asentamiento por asentamiento, buscan hasta en las aldeas de los
Segundos Nacidos... Han revuelto todo el norte y han limpiado el
bosque de orcos. La niña debe tener el Silmaril. No se me ocurre
ninguna otra razón por la que quieran a la pequeña.

Lothluin se estremeció.

- Huiré con ella. -Dijo determinada- Haremos el equipaje y nos
iremos....no la van a encontrar...tu no los conoces, no los has visto
en acción. Tu no estabas en Menegroth aquella tarde... no viste
nada... ¿Qué los orcos huyen ante ellos? No me extraña. Mil orcos son
menos asesinos, menos peligrosos que uno solo de esos Elfos
fratricidas. No voy a permitir que...¡nos vamos!.

- Demasiado tarde, Loth...los tenemos encima... te atraparán... como
muy tarde les llevarías dos días de ventaja...y ellos van a caballo...
Sólo podemos esperarlos y ver que quieren...

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[1] APUNTE "HISTÓRICO"

:Menegroth, o las Mil Cavernas es la capital del reino de Doriath, regido por el Rey Elu Thingol y Melian su esposa. Pongo esta nota para aquellos que no conozcan el Silmallirion o tengan el tema algo confuso. Melian era una Maia y con su extraordinario poder rodeó a su Reino de una frontera mágica impenetrable. Eso otrogó seguridad y prosperidad a los Doriathim, elfos sindar. Pero tras una larga historia uno de los silmarilis llegó a poder del rey y trajo a Doriath una maldición. En primero lugar despertó la codicia de los enanos que quisieron quedarse la piedra, declararon la guerra y atacaron y mataron al Rey. Melian, desesperada, dejó la forma que había asumido y su espíritu volvió a Valinor dejando Doriath desprotegida . Dior, nieto de ambos, asumió el trono y recuperó el silmaril. Posteriormente los hijos de Fëanor reclamaron la joya. Dior se la negó y atacaron Doriath en la Segunda Matanza de hermanos. Es a consecuencia de este ataque que Vanimeldë deja a Maglor . Hablamos del 506 de la primera edad. Wilwarin nacería en el 507 y Gondolin cayó en el 510. Estos hechos suceden entre el 510 y el 518. [2]

Hombres en Sindar.

[3] Otra nota histórica. Thingol prohibió el quenya, lengua de los noldor, cuando se enteró de los hechos de Alqualondë

[4] La canción dice:

Siempre el agua, eterna, fluye en el río.

Siempre los pájaros cantan su canción eterna.

Salve Oh sol ¿De nuevo amaneces a tus dorados rayos?

Salve, oh Luna, ¿De nuevo nos regalas tu blanca luz lunar?

¿Qué hay más allá de los árboles?

¿Qué hay más allá de esta cárcel verde?

Está Endor, llena des tesoros aún no descubiertos.

Mis sueños volaron hacia allí,

Ahora mis pies seguirán a mis sueños...

[5]

Orënorno significa "corazón de roble"

[6]

Tamurilion significa "Hijo del tejo"