Hola!!! Lo he vuelto a subir porque como varias personas me han dicho que el primer capítulo se hacía demasiado largo, lo he dividido en dos. Un par de detalles:
1- Este fic mezcla Harry Potter con Embrujadas (ya se que es raro)
2- Ninguno de los personajes es mío (excepto Portia, claro está) Son de J.K Rowling y de quien inventara a Piper, Prue, Phoebe y Page.
3- No pretendo ganar dinero con esto lo hago más que nada porque necesito vaciar mi cabeza de ciertas ideas que ocupan demasiado tiempo ^^
4- Es mi primer fic así que si se me han escapado algunos detalles lo siento mucho. Además el formato es un poco incómodo de leer, porque aún no averigüé como ponerlo mejor, así que si a algun alma caritativa tiene tiempo de explicármelo se lo agradeceré eternamente.
5- La última, aunque parezca aburrido agradeceré todo tipo de consejos sobre como mejorarlo, que os gustaría que ocurriese, que mejor me dedique a recortar estrellitas de cartón... : D
Nada más, os dejo con el regreso de una black
Buscando a PortiaLa estancia era lúgubre y fría. Se trataba de una construcción en piedra gris ya antigua, a la que el paso de los años le había conferido un cierto olor a humedad y a viejo. La sala estaba completamente desprovista de adornos, lo que demostraba el sentido práctico de la cruel y retorcida mente que había decidido disponer de aquella habitación. Era una sala cuadrada, en cuyo extremo Norte crepitaba un fuego en una chimenea, y frente a ella había un sillón de grandes orejas rojo. Esta silla estaba ocupada por un ser despiadado y cruel y en ella maquinaba sus más oscuros planes. Rodeando a la silla se encontraban unas 10 figuras vestidas con túnicas negras que no dejaban entrever más que sus manos. Voldemort había convocado a sus más eficientes esbirros.
-Tengo noticias. Importantes noticias que, si jugamos bien nuestras cartas, pueden suponer un importante avance a nuestra causa.
Como bien habían aprendido, ningún mortífago se atrevió a interrumpir a su Señor aún cuando este dejó de hablar.
-Nuestros más recientes aliados han resultado ser una importante fuente de información. Juntando sus informes, por lo demás inexactos, con mis conocimientos, hemos llegado a averiguar el paradero de un importante punto estratégico en nuestros planes.
-¿Tendría nuestro señor la infinita benevolencia de explicarnos cual es ese punto?
-Lestrange, si no fuera porque tu extrema petulancia me agrada en el fondo, haría ya tiempo que te habría convertido en estofado para Nagini- el mortífago tragó saliva con temor- Sin embargo, necesito que sepáis de que se trata, especialmente dos de vosotros. ¡Lucius, Narcisa!
Dos figuras dieron un paso adelante en reverencia.
-¿Sí, mi señor?- preguntó el hombre.
-Vosotros dos seréis los encargados de llevar a cabo la parte más importante del plan. Como me falléis...
-Eso no ocurrirá- aseguró Lucius Malfoy.
-Eso espero... Narcisa, me complace informarte de que al fin hemos encontrado a alguien tiempo atrás desaparecido... y estoy segura de que estarás deseando encontrar a tu queridísima prima... Jajajaja.
La estridente risa de Voldemort resonó en toda la estancia, haciendo que más de uno se estremeciese. De haberse fijado alguno de los demás o el propio señor Oscuro, se habrían dado cuenta de que uno de los mortífagos mostraba una expresión en la que se mezclaban la confusión y el temor, bajo la total certeza de que aquella debía ser en realidad una importante cuestión.
La lluvia caía sobre su rostro. Apenas podía respirar debido a la polvareda que había levantado la explosión que había devastado la calle. Pero había algo más que le impedía respirar, y era la certeza de que todo por lo que había luchado se había desmoronado ante sus ojos en tan solo unas horas. Sus amigos estaban muertos, había traicionado a otro de ellos al dudar de su fidelidad para con ellos y el último los había traicionado de la forma más vil saliendo victorioso de la afrenta. Y lo peor de todo es que nunca se sabría la verdad. Había ocultado a Dumbledore el cambio de guardián de última hora y todo el mundo mágico lo creería un traidor. Los aurores ya lo tenían rodeado.
Al ver toda la situación en conjunto no pudo más que echarse a reír... pero un sonido lejano le hizo reaccionar y sus azules ojos se abrieron en una expresión de espanto...
-¡¡¡Sirius!!! NO....SUÉLTENLO... ÉL NO HA HECHO NADA... NOOO- un llanto se oía cerca y por encima de tanto dolor se oían otras voces.
-Sujetadla.
-No dejéis que se acerque.
Finalmente una voz autoritaria se elevó por encima de las demás.
-¡Haced que se calle de una vez!
Instantes después todo quedó en silencio, y solo se escuchaba la lluvia caer.
-¡¡¡¡NO!!!!
Sirius Black se despertó bañado en sudor. Le costó un rato darse cuenta de que ya no estaba en aquella calle, ni en una celda en Azkaban. Finalmente reconoció la decoración oro y rojo que decoraba el cuarto de la torre de Gryffindor que compartía con su amigo Moony y su sobrina Tonks mientras la Orden del Fénix estaba instalada en Hogwarts. Esta situación de la organización solo se mantendría durante el verano, ya que estaban aclimatando la antigua mansión Black para que se pudieran trasladar allí una vez llegase septiembre.
Aquel sueño había regresado a él en múltiples ocasiones durante los últimos 15 años. Siempre era igual, revivía toda la angustia y la pena que lo había invadido durante aquellos instante... y después llegaba la voz, aquella voz angustiada que lloraba por él... después de escapar de Azkaban, mientras se escondía en forma de perro, había tratado de averiguar que le había pasado, donde estaba, pero la tierra parecía habérsela tragado. Por otro lado, no podía pedirle a Moony que le ayudase, y Tonks... bueno, no se veía capaz de tratar aquel tema con ella, ya había sufrido bastante por la pérdida. Luego estaba Dumbledore, pero el director tenía otras cosas más importantes en qué pensar.
Cada vez que tenía aquel sueño su pensamiento seguía el mismo curso, y siempre llegaba a la conclusión de que aquel era otro precio a pagar por lo que había pasado con James y Lily, era su castigo. Finalmente se durmió mientras una lágrima solitaria resbalaba por su mejilla.
Era por la mañana y en la sala común de la torre de Gryffindor una persona se paseaba impaciente de un lado a otro. Hacía media hora que Tonks esperaba a que Remus y Sirius bajaran para ir a la reunión matinal durante el desayuno. No le parecía apropiado entrar en la habitación de su tío y Lupin y levantarlos a base de gritos. Así que optó por la segunda opción.
-¡¡¡¡FUEGO, LA TORRE SE INCENDIA!!!!
En el cuarto de los dos hombres se pudieron oír pasos apresurados y pronto la joven vio bajar por las escaleras a Remus vestido con un pijama negro de dos piezas con lunas crecientes dibujadas y unas zapatillas de un lobo, mientras que Sirius bajaba con un pijama de dos piezas azul oscuro con ositos dibujados y unas zapatillas de perro. Tonks no pudo evitar reírse ante semejante visión.
Los dos hombres la miraron con severidad cuando se dieron cuenta de que todo había sido una mentira.
-¿Qué esperabais?- preguntó al ver sus caras serias- íbamos a llegar tarde y no se me ocurrió otra forma.
-Ya, ya... pues como castigo- amenazó Sirius- te voy a llamar Nymphadora durante todo el día ^ ^
Ante la mirada de psicópata que le echó su sobrina, Remus tiró de su amigo hacia su habitación para obligarle a vestirse.
Ya en su habitación Sirius se dejó caer de nuevo en su cama.
-Sirius, tenemos prisa.
-Lo sé, pero estoy taan cansado.
-¿Mala noche?
-Algo así.
-Has vuelto a tener pesadillas sobre aquella noche.
-O_O
-^ ^ Te conozco demasiado Padfoot.
-¬¬ Ya veo. Pero tienes razón, siempre es igual, y no puedo quitármelo de la cabeza.
-No debes culparte por lo que pasó... Tenemos que aprender a aceptar que a veces las cosas ocurran sin que podamos hacer nada para evitarlo.
-No puedo dejar de pensar en ello, sobretodo hoy.
-Ya, hoy es 21 de agosto, hoy se cumplen 15 años...
Los dos amigos terminaron de arreglarse en silencio y quince minutos después estaban bajando por las escaleras y reuniéndose con Tonks.
-Ya era hora.
-No te enfades Nymph.
-¬¬ No me llames así, Sirius. Encima que os despierto para que no lleguéis tarde.
-Lo que nos lleva a la siguiente pregunta. No es por ofender, pero normalmente para que tu te levantes antes que nosotros hace falta que te explote una bomba en el oído... y aún así sería difícil.
-¬¬ Hoy estamos graciosillos... El caso es que hoy me he levantado antes de tiempo.
-¿Puede saberse la razón?- preguntó Remus distraídamente.
-Hoy es 21 de agosto
El licántropo se sorprendió ante la respuesta de la joven- No tenía ni idea de que tu le dieras tanta importante al día en el que Voldemort fue vencido- mientras decía esto, no se fijó en la profunda tristeza que se asomaba a los ojos de su querido amigo Sirius.
-No es eso...- replicó mientras le mostraba un pequeño ramo de margaritas- Cada 21 de agosto las recojo en memoria de alguien muy especial, una por cada año que habría cumplido en este día. Este año son 24.
Ante el ambiente de nostalgia que los invadió a todos, Remus optó por continuar en silencio el resto del camino.
Cuando llegaron al comedor, como todas las mañanas, este estaba ocupado únicamente por una única mesa en el centro de la estancia. Era una mesa larga, con cupo al menos para 20 personas. Aquella mañana en ella solo estaban Albus Dumbledore, Minerva McGonagall y el matrimonio Weasley, que habría llegado desde su casa como todas las mañanas.
-Buenos días muchachos- saludó el anciano- Espero que hayáis dormido bien.
Mientras decía esto, Dumbledore miraba disimuladamente hacia Sirius, que miraba al suelo de forma ausente.
-^ ^ Buenos días- saludó Tonks, mientras los tres tomaban asiento.
-¿Hay noticias sobre el lord oscuro?
-Estamos esperando a que llegue el profesor Snape para informarnos- aclaró McGonagall.
Durante el desayuno no se habló de cosa importante. Molly y Tonks conversaban sobre el último número de corazón de bruja mientras Remus, McGonagall y Arthur conversaban sobre posibles tácticas que seguiría Voldemort. El director fingía prestar atención a esta última conversación, pero en realidad observaba inquisitivamente Sirius, que parecía más ausente de lo normal, además de triste.
Finalmente, cuando se acercaban las 9 de la mañana, la puerta del Gran Comedor se abrió y entró como un vendaval Severus Snape, profesor de pociones, y espía de Dumbledore entre los mortífagos. Su habitual aspecto cetrino se veía acentuado aquella mañana por la seriedad que se reflejaba en su rostro. Se dirigió directamente a la mesa, haciendo una leve inclinación con la cabeza a modo de saludo antes de tomar asiento. Como siempre, para quitar tensión a la situación, el director se mostró jovial.
-¿^ ^ Quieres comer algo Severus?
-No, gracias, señor director. Vengo a informar tal como quedé.
-Te veo extremadamente serio Severus- comentó McGonagall.
-Y tengo razones para estarlo. Ayer Voldemort nos convocó a mí, a Lucius y Narcisa Malfoy entre otros, a una reunión urgente. Como ya os he informado anteriormente, el Señor Oscuro se ha aliado con seres muy poderosos, que se denominan a sí mismos del inframundo.
Mientras el profesor Snape continuaba informando sobre estos nuevos aliados, los demás permanecían en silencio, escuchando, o haciendo que escuchaban. A muchos de los ocupantes de aquella mesa Snape les provocaba una especie de urticaria mental, pero muy en el fondo (y aunque nunca lo admitirían en voz alta) reconocían que su labor era muy importante para la orden, y para el mundo mágico en general. Sirius Black no prestaba atención, pero no debido al odio que le inspiraba aquel hombre (que no era poco) sino porque se encontraba inmerso en sus pensamientos. Hoy habría cumplido 24 años. Se preguntaba cómo sería, si sus ojos seguirían siendo de aquel verde esmeralda que parecían casi inhumanos, como si el brillo de una aurora boreal se hubiese alojado en ellos. Un dolor fue creciendo poco a poco desde su pecho y expandiéndose por todo su cuerpo. Finalmente, la voz del director lo sacó de sus pensamientos.
-Sirius, ¿estás bien?
-Sí... si, señor Director- imperceptiblemente, Tonks le cogió la mano a su tío y la apretó en señal de apoyo, lo que él agradeció.
-Como iba diciendo- continuó Snape con tono molesto- Voldemort ha encargado una importante misión al matrimonio Malfoy.
-¿Cuál?- interrumpió Molly Weasley.
-Una que solo Narcisa puede llevar a cabo.
-¿Narcisa Malfoy? Pero si es una inútil en lo que a magia se refiere- comentó McGonagall escéptica.
-La misión no es apropiada para ella por sus habilidades, sino por quién es.
-¿Y quién es?
-Una pariente de los Black... lo que me lleva al siguiente punto.
-¿Qué importa que sea pariente de los Black o de Mickey Mouse? ¿No planearán atacar la mansión Black? ¿Descubrieron el futuro emplazamiento de la orden?
-No es eso, y si me permiten terminar...
-Tranquilo Severus.
-Lo estoy, señor director... Como iba diciendo (por enésima vez) esto me lleva al siguiente punto... Black, ¿no tendrás por casualidad una hermana secreta?
Las palabras del profesor de pociones provocaron un estado de shock en el animago, que por fin salió de su ensimismamiento-¿Por... por qué lo preguntas?
-Porque Voldemort está segura de haber encontrado a la menor de los Black y, que yo sepa, tu eres hijo único.
Todos se habían quedado atónitos ante la revelación de Severus Snape. Las miradas se dirigían hacia Sirius buscando una respuesta. ¿Cómo era posible que el animago tuviera una hermana y nadie en el mundo mágico lo supiese? Pero Sirius en vez de negarlo, se quedó con los ojos abiertos como platos.
-¿Dónde está?
-Entonces es cierto...
-Claro que es cierto Snape, es mi hermana Portia.
-Tu hermana Portia...- murmuró Remus. Al entender la situación bajó la cabeza apenado, su amigo seguía sin confiar en él, después de todo. Tonks se había quedado estupefacta y cuando fue capaz de digerir la información comenzó a dar saltos de alegría, y volvió su pelo de color dorado.
-Portia está viva... jajaja, no me lo puedo creer.
-¿Tu... tu lo sabías Tonks?- preguntó Molly Weasley.
-Claro que lo sabía, era mi tía favorita, y mi mejor amiga, somos de la misma edad ^ ^.
-Me alegra que estéis felices- interrumpió Dumbledore- Pero no creo que la cosa sea tan sencilla. En primer lugar, Severus, ¿para qué quiere Voldemort a esa joven?
-Quiere que se una a su bando.
-Pero eso es imposible- gruñó Sirius- Mi hermana es la esencia de la bondad, nunca se pasaría al bando oscuro.
-Aunque eso sea cierto, Black- masculló Snape- no servirá de nada si piensa que su querida prima Narcisa le está indicando el buen camino.
-¿Y por qué iba a pensar eso?- dijo Tonks.
-Me temo que vuestra querida Portia sufre de amnesia. Ahora tiene una nueva vida, pero no recuerda a nadie de su pasado, es como si hubiera nacido a los nueve años.
-¿Amnesia?- dijo Sirius- ¿Pero cómo es posible? ¿Qué le ocurrió? ¿Tú sabes algo, Albus?
-Me temo que no- lamentó el director- Cuando todo aquello ocurrió hace hoy 15 años, traté de encontrarla para hacerme cargo de ella. Fui a tu casa, pero ella ya no estaba allí, me fue imposible encontrarla por mucho que busqué.
-Pero los aurores tienen que saber algo.
-¿Por qué dices eso Sirius?- preguntó Arthur Weasley.
-Porque ella estaba allí, en la calle donde me detuvieron. Recuerdo su voz, gritaba que no me llevaran, que yo era inocente. Tenían que saber donde estaba.
-Eso ya no importa ahora- interrumpió Snape- Ahora ya sabemos donde está. Los informadores de Voldemort la sitúan en San Francisco, EEUU.
-¿Y cómo narices ha llegado allí?
-Tal vez yo pueda averiguarlo- dijo Albus- Pero lo más importante ahora es encontrarla antes que los Malfoy. Es necesario que alguien vaya a los Estados Unidos.
-Yo iré- dijeron al unísono Tonks y Sirius.
-Tonks, creo que es mejor que te quedes- dijo el director- Si no recuerda nada, será mejor no atosigarla, y si vais los dos os podéis lanzar sobre ella como animales. No sería bueno para ella.
La joven puso cara de querer protestar, pero finalmente optó por callarse. Bueno, se encargaría de preparar una gran fiesta de bienvenida.
-Entonces, será mejor que a esta misión vayan tres de nosotros. Sirius, Remus y Arthur. Severus, necesito que vuelvas al lado de Voldemort y que me mantengas informado de todo lo que ocurra, necesitamos saber todos sus movimientos.
-¿Pero por qué es tan importante encontrar a esa muchacha?- preguntó McGonagall, ignorando la mirada dolida que le dirigieron Sirius y Tonks.
-Porque esa joven no es normal- argumentó Dumbledore- Portia es una bruja muy poderosa, y sería una gran adquisición para el bando mortífago. Bueno, si no hay nada más que decir, disuelvo esta reunión. Muchachos, partiréis mañana.
Durante el resto del día, todos estuvieron muy ajetreados en diversas tareas, pero Sirius no pudo dejar de notar que su amigo Remus lo estaba evitando. Durante toda la mañana se había dedicado a tareas que no lo implicasen a él, y por la tarde la cosa no cambió demasiado. Finalmente, al atardecer Sirius encontró al licántropo sentado al borde del lago.
-Moony....
-...
-Remus, ¿te pasa algo?
-No, Sirius, déjalo.
-Creo que me sentaré aquí hasta que me lo cuentes.
-¬¬
-^^
-¬¬+
-^^
-¬¬+++
-^^
-Está bien, tu ganas. Lo que me pasa es que me he dado cuenta de que a pesar de todo sigues sin confiar en mí.
-¿Pero qué dices?
-Es verdad... No tienes ni idea de la cara de idiota que se me ha quedado cuando Snape ha dicho lo de tu hermana... ¡Y yo no tenía ni idea! Y lo de que estuvo allí aquella noche, cuando te detuvieron. Seguro que es con eso con lo que soñabas esta noche, y no me has dicho nada.
-Remus...
-Snape sabe más de ti que yo, que se supone que soy tu amigo.
-Moony...
-Creí que habíamos arreglado todos los malentendidos.
-REMUS J LUPIN!!! HAZ EL FAVOR DE CERRAR EL HOCICO.
-¬¬
-Está bien... reconozco que tienes razón al sentirte herido, pero no fue porque no confíe en ti porque no te lo conté. En realidad, era un recuerdo que me dolía, y no lo compartí con nadie porque no servía de nada, no había posibilidades de encontrarla contándotelo.
-¿Alguien más de Dumbledore, Tonks y tu lo sabía?
-James... Pero él lo sabía porque desde pequeño pasaba en mi casa parte de las vacaciones, y habría resultado muy raro que a los 11 años le dijese que no volviese más.
-Pero Sirius... para aquel entonces tu madre...
-Mi madre había muerto. Entonces mi padre se reencontró con una antigua amiga y... bueno, nació Portia. La madre no podía hacerse cargo de ella, así que nosotros nos la quedamos. Cuando mi padre descubrió lo poderosa que podría llegar a ser, decidió usarla para sus planes.
-¿Tu padre no la quería?
-Mi padre era incapaz de querer a nadie. Durante años mantuvo su identidad de mortífago bien oculta, tanto que los Potter no lo descubrieron hasta que era demasiado tarde...
-Él...
-...entregó a los padres de James, cuando teníamos 15 años. Pero le costó la vida. Portia y yo nos quedamos solos... pero yo no quería que se llevaran a mi hermana, así que Dumbledore se hizo cargo de mi fortuna y nos instaló a mí y a mi hermana en una casa. Durante el curso el padre de Tonks se hacía cargo de ella y yo tenía permiso de ir a verla de vez en cuando.
-Así que cuando desaparecías...
-Visitaba a mi hermana pequeña. James me ayudó a mantener el secreto. El también quería mucho a Portia.
-Pero seguiste manteniendo su existencia en secreto... ¿Por qué?
-Porque mi padre nunca llegó a decirle a Voldemort cual era el arma secreta que le estaba preparando y si se descubría de repente que había una Black más, y ya con 4 años, él ataría cabos y se daría cuenta de lo que había pasado. Así que decidimos mantener a Portia oculta hasta que la cosa mejorase.
-Entiendo...
-Y entonces ocurrió todo aquello. Mi hermana se quedó sola a los 9 años... y es por eso que no entiendo como una niña tan pequeña se puede evaporar sin que nadie sepa que ha sido de ella. Desde que escapé de Azkaban he estado intentando encontrarla pero no he podido. Y ahora el señor oscuro sabe donde está... Remus, perdóname, pero...
-No tienes por qué disculparte. Si bien antes me enfadé, ahora entiendo por qué actuabas de ese modo. Y no te preocupes, porque vamos a encontrar a tu hermana antes que los Malfoy.
-Gracias Moony, no sabes cuanto te lo agradezco.
-¿Tanto para acompañarme a por chocolate a las cocinas?
-^^ Claro viejo amigo.
-Un respeto por las canas.
-Jajaja.
A la mañana siguiente temprano Sirius y Remus estaban en el hall de Hogwarts esperando por Arthur, que se despedía de su familia (lo que lleva un rato).
-He estado pensando
-¿Tú Remus? ¿Y te ha dolido?
-¬¬ Como iba diciendo antes de que Sirius abriese la boca, creo que vamos a tenerlo muy difícil para encontrar a la hermana de Sirius antes que Narcisa. San Francisco no es precisamente pequeño y no tenemos ni idea de cómo se llama ahora.
-Precisamente por eso Severus nos envió esto- dijo Dumbledore tendiéndole al licántropo una hoja de pergamino- Es la localización de su lugar de trabajo, así como su nombre actual.
-¿Ya no se llama Portia?- preguntó Sirius dolido.
-No, se sigue llamando Portia. Lo que ha cambiado es su apellido. Encontraréis toda la información en ese papel.
-Bueno- dijo Arthur uniéndose al grupo- Creo que ya estamos listos. Así que, pongámonos en marcha.
-Si!!! ^^
-¬¬ Sirius está entusiasmado
--_-U Ya te digo Arthur- dijo Remus.
Tres figuras se aparecieron en el aparcamiento del Hospital Central de San Francisco, delante de una fuente. Sirius, Remus y Arthur se habían vestido al estilo muggle, para no llamar la atención, cosa que no habían conseguido porque al parecer el 80% de las mujeres se quedaban mirando para los dos más jóvenes.
-Con vosotros no hay quien vaya de incógnito- murmuró Arthur.
-^^ (Sirius)
-O////O (Remus)
-¿Estáis seguros de que es aquí?
-Eso pone la nota que me dio Dumbledore. Pero esto es un hospital muggle, necesitaremos una excusa para entrar y preguntar por ella.
-¿Y si entro y digo que soy su hermano?
-¬¬ Sirius, tu hermana tiene amnesia. ¿Quieres provocarle un shock?
-Muy gracioso Moony.
-¿Qué os parece si nos hacemos pasar por pacientes para entrar en el hospital?- dijo Arthur.
-¡Es una idea genial! Pero tendrá que ser convincente para que podamos estar allí durante un rato.
-¿Qué tipo de enfermedad podríamos fingir?
-Pues no sé Moony, ¿qué te parece un resfriado?
-Podría funcionar....
-Es más, necesitamos un resfriado de verdad.
-No seas ingenuo Sirius por favor- rió Arthur- No te vas a poner a llamar al catarro. Se te ocurren unas...
Pero el señor Weasley no pudo acabar la frase, porque un risueño Sirius lo empujó a la fuente. PAF!!!!
-Sirius, que has hecho- grito Remus.
-¿Paf? Tendría que haber sonado Splash.
-Black, estás muerto- gruñó Arthur desde el fondo de la fuente.
-^^U Vaya Arthur lo siento, no creí que la fuente fuese a estar vacía.
Ya en la sala de espera de urgencias, los tres magos esperaban a que les llamasen. Al final Sirius había conseguido la excusa que necesitaban para entrar en el hospital, si bien no era la que había pensado. Arthur se había abierto la cabeza.
-^^U Lo siento.
-¬¬++++
-Sirius, ponte la capa invisible que nos prestó Dumbledore.
-Pero Remus, por qué tengo que hacerlo.
-Porque no es conveniente que te encuentres con tu hermana de buenas a primeras, primero es necesario preparar el terreno.
-¬¬ Aguafiestas- aún a regañadientes el animago accedió a ponerse la capa.
-ARTHUR WEASLEY- llamó la voz de la recepcionista
-Sí, yo lo acompaño- dijo Remus levantándose.
-Necesito que rellenen los papeles para el seguro.
-¿Seguro?
-¿no tienen seguro?
-Pues...no, pero...
-Lo lamento, pero sin seguro no podemos atenderles.
-Pero mi amigo tiene una brecha en la cabeza, ¿no podría hacer una excepción?
-Lo siento, son las normas.
Remus comenzaba a desesperarse, ya no era solo que no podrían acceder al hospital, sino que Arthur realmente necesitaba cuidados, y no tenían pociones cicatrizantes a mano.
-¿Ocurre algo, Sarah?- preguntó una voz femenina. Al girar la cabeza Remus vio a una hermosa joven vestida con el uniforme verde de hospital bajo la bata blanca. Tenía el pelo negro y largo hasta la cintura, en trencitas, sujeto con una cinta de llamativos colores. Pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos, de un verde esmeralda casi inhumano.
-Nada, doctora Halliwell
¿Había dicho Halliwell? Ese era el nuevo apellido de la hermana de Sirius. ¿Podría ser ella a quien estaban buscando? Bajo la capa de invisibilidad Sirius se revolvía incómodo. Él estaba seguro de que aquella preciosa mujer era su hermana, nunca confundiría esos ojos.
-Vaya, su amigo tiene una herida muy fea en la cabeza ¿cómo se la hizo?
-Me caí en una fuente vacía.
-No tienen seguro, doctora.
-Bueno, esto no es nada. Estoy en mi horario de descanso así que puedo hacer lo que quiera. Yo me encargo.
-Pero doctora...
-Anda Sarah, sé buena y guárdame el secreto.
-Está bien doctora...
-Y cuántas veces tengo que decirte que me llames Portia.
Ahora ya era seguro, aquella era la hermana pequeña de Sirius. El animago se tuvo que contener con todas sus fuerzas para no lanzarse sobre ella en aquel mismo instante. Siguió por la puerta de urgencias a su hermana que acompañó a Remus y Arthur a una sala de curas.
-No sabe cuánto se lo agradecemos, doctora- dijo Remus.
-No se preocupe, el sistema sanitario de este país es inhumano. Si no trabajas, no te curan. Es un asco de política. Bien, dígame, cómo se llama.
-Arthur Wealey.
-Bien Arthur, debo reconocer que debió caer con mucha fuerza contra esa fuente, se ha hecho una buena brecha.
Arthur miró con odio hacia donde suponía que debía estar Sirius, mientras Remus ponía cara inocente.
-Lo que haré será desinfectarla un poco y luego darle un par de puntos.
-¿De qué...?
-No le dolerá, se lo aseguro, si quiere le puedo poner un anestésico local.
-¿Un qué?
Aquellas personas comenzaban a parecer extrañas. Una vez hubo desinfectado la herida se dedicó a ponerle 3 puntos. Después le recetó un desinfectante.
-Bueno, creo que esto es todo ^^
-Muchísimas gracias, doctora- dijo Remus tendiéndole la mano. De repente la joven se le quedó observando.
-Disculpe, pero... ¿le conozco de algo?
-No...no creo- tartamudeó nervioso el licántropo.
-Su cara... sus ojos, me resultan familiares. Le parecerá una tontería, pero tiene cara de llamarse Moony.
-O_O No, lo siento, ese no es mi nombre. Una vez más muchas gracias y... bueno, ya nos veremos.
Remus arrastró a Arthur de la sala de curas y no se detuvo hasta que llegaron a la salida.
-Remus, te conoce...
-No creo, Sirius le debió hablar de mí. Quizás ha sido un flash de memoria.
-Bueno, sea como sea, he de reconocer que tu hermana Sirius es un encanto.
-¿Sirius?- Remus comenzaba a preocuparse, pero a su izquierda de repente apareció Sirius que se había quitado la capa. Lágrimas silenciosas resbalaban por su rostro.
-Es preciosa ¿verdad?
-Sí, lo es- dijo Arthur con comprensión
-No te preocupes Padfoot, ya verás como logra recordarte y entonces todo estará bien.
-Gracias, amigos. ¿Y qué hacemos ahora?
-Quizás deberíamos buscar a la familia de Portia aquí y pedirles que nos ayuden- dijo Remus.
-¿Tiene familia?
-4 hermanas.
-Vaya, y yo que creí que era lo único que tenía en el mundo.
-Vamos Padfoot, no te vas a deprimir por eso.
-^^ Tienes razón. Vamos.
-Y de paso podíamos parar en una farmacia de esas y comprar lo que me ha recetado la doctora- añadió Arthur.
En la mansión Halliwell, Piper estaba colocando los últimos platos en la mesa para comer. Ahora eran 5 hermanas. La última en unirse había sido Portia. Bueno, esperaban que fuese la última, ya no podrían aguantar más sorpresas por parte de su madre. Habían conocido a Portia hace 2 años, cuando Paige tuvo a su amigo el viajante ingresado en el hospital por una enfermedad que había contraído en Egipto. Cuando descubrieron quien era en realidad, todas se sorprendieron. El poder de Portia se basaba en el control de la energía, ya fuera para crear barreras o para generar explosione. Lo más extraño de todo es que no recordaba nada desde que una mañana despertó en el hospital de un orfanato. Lo único que tenía de su pasado era una pulsera con su nombre y su fecha de nacimiento gravados. Pero eso no les preocupaba mucho en realidad, lo importante era que todas las hermanas se habían encontrado al fin. Ahora formaban un aquelarre, la estrella de 5 puntas, el símbolo más poderoso de todas las brujas, lo que significaba que solo necesitaban estar todas juntas en ocasiones de emergencia, por lo que se habían podido dedicar por fin a sus vidas: Piper como regente del ahora llamado P5, Page como asistente social, Prue como fotógrafa en el mismo periódico en el que trabajaba Phoebe como consejera sentimental, y Portia como médico (acabó los estudios de medicina con 3 años de antelación).
-Cariño ¿cuándo comemos?- preguntó Leo entrando en la cocina.
-En unos minutos, en cuanto Page regrese con Portia. Fue orbitando.
-¿Y Phoebe y Prue?
-Se quedan a comer en un restaurante cerca del periódico. No tienen demasiado tiempo.
-Ya estamos aquí- se oyó la voz de Page en el comedor. El matrimonio se dirigió allí para empezar con la comida.
-Hola chicas- saludó Leo.
-¿Qué tal el día de la doctora?
-^^ Como siempre. Aunque me ha pasado algo muy extraño.
-Ha llamado a uno de sus pacientes Moony (Lunático)- dijo entre risas Page.
-Portia, ¿tú?
-Es que me ha resultado familiar. ¿No te ha pasado nunca que algo en tu interior te dice cosas que ni siquiera puedes explicar? Pues cuando miré a ese hombre a los ojos algo en mí me dijo Moony.
- ¿No te diría otra cosa como... muérdeme?
-Paige, no digas chorradas. Desde lo de Michael me llegó de hombres por un tiempo.
-^^ ¿No has oído eso de un clavo saca otro clavo?
-Dejaros de discutir sobre chicos- interrumpió Piper- y sentaros a la mesa antes de que se enfríe la comida.
-Cambiando de tema- dijo Page- ¿no os parece que las cosas han estado demasiado tranquilas últimamente?
-Sí- añadio Portia- la verdad es que ya me extraña salir de quirófano y no encontrarme con un mensaje urgente de que la casa ha explotado.
-¿Que dicen los de arriba cielo?
-Lo están investigando, de hecho quieren que me reúna después con ellos para tratar un asunto importante.
-Ojalá te digan que todos los demonios del inframundo se han matado unos a otros- dijo Piper.
-No caerá esa breva- suspiró Page.
Phoebe y Prue estaban sentadas en el restaurante en aquellos momentos tratando el mismo tema que el resto de la familia en la mansión Halliwell.
-Es extraño que no hayan atacado desde hace un mes
-No sé, Prue, pero yo estoy la mar de bien así.
-Yo no digo que los eche de menos, solo que es raro.
-Disfruta mientras puedas hermana.
-Cambiando de tema... ¿Qué tal te va con Alan?
-¿Te refieres al guapo jefe Alan?- dijo con sonrisa picarona Phoebe- Pues digamos que la cosa va... muy bien.
-Que envidia me das... quiero un novio.
-Pues como no especifiques más hija.
-A ver... me gustan los morenos, altos, de sonrisa radiante, y preferiblemente con los ojos azules, pero de ese azul profundo... Phoebe ¿qué pasa?- dijo al ver que su hermana tenía la boca abierta.
-¿No habrás hecho un conjuro?
-¿A qué te refieres?
-A que el hombre de tus sueños acaba de entrar por la puerta, acompañado de un rubiales que no está nada mal.
Al girarse la mayor de las hermanas se quedó atónita. En el restaurante acababan de entrar tres hombres. Uno rubio con unas sensuales canas en el pelo y ojos dorados, otro pelirrojo y por último... un dios. Su boca se abrió más al ver que se dirigían a su mesa. Se dio la vuelta nerviosamente y se peinó un poco. Cuando los tres hombres llegaron a su altura se detuvieron.
-Disculpen...- empezó el pelirrojo.
-¿Sí?- dijo Phoebe ante el mutismo que acababa de desarrollar Prue.
-¿Son ustedes las hermanas Halliwell?
Las dos hermanas permitieron sentarse con ellas a los tres magos. Les había sorprendido que supieran quienes eran, y la curiosidad las instó a invitarlos.
-¿Cómo saben quienes somos?
-Estamos bien informados. Pero eso no es lo más importante- contestó Arthur a Phoebe.
-¿Y que es lo más importante?- preguntó Prue.
-Estamos aquí para pedirles ayuda. Se trata de su hermana Portia- añadió Remus.
-¿Nuestra hermana pequeña? ¿Qué pasa con ella?
-Pasa, que también es mi hermana pequeña.
Portia había regresado al hospital en cuanto acabó de comer. Tenía muchas cosas que hacer. Después de hacer la ronda para comprobar que todo estaba en su sitio, se dirigió a la sala de médicos a revisar unos informes. Estaba concentrada en sus pensamientos cuando la puerta se abrió dando paso a un hombre rubio, de ojos azules y sonrisa encantadora... y perversa.
-Michael...- dijo la joven sin mucha gana.
-Hola preciosa Portia- la aludida hizo caso omiso del comentario, ante lo que él contraatacó- ¿Cómo te ha ido el día?
-¿Qué quieres Michael?- preguntó finalmente perdiendo la paciencia.
-Venga, cariño, no te enfades. Aunque pensándolo mejor, ese ceño fruncido con esas trenzas y esa cinta... mmm, me encanta.
-En un hospital hay cosas más importantes que ligar, ¿sabes?
-Solo quería ver si había una forma de solucionar lo nuestro. Ya sabes, no nos despedimos muy bien.
-Habla claro, Connors, te di un puñetazo delante de todo el departamento. Y lo volvería a hacer.
-Eres tan agresiva a veces.
-Sobretodo cuando me engañan con una compañera de trabajo al mismo tiempo que me seducen para que declare en un caso de negligencia.
-No seas tan susceptible.
-Me largo de aquí- la joven recogió sus informes y salió por la puerta tan pronto como pudo.
El hombre se quedó solo en la habitación, mirando con sonrisa perversa hacia donde se había marchado Portia.
-Lo malo, querida Portia, es que a pesar de todo me gustas. Y lo que yo quiero, es mío.
-Perdona, te importaría repetir lo que acabas de decir- dijo Phoebe cuando consiguió salir del shock.
-Mi nombre es Sirius Black, y ellos son Remus Lupin y Arthur Weasley.
-Yo Prue y ella es mi hermana Phoebe. Y ahora, volvamos al asunto de que eres el hermano de Portia.
-Mi padre se llamaba Artemis Black, y hace 24 años tuvo una hija con una mujer americana (nosotros somos ingleses), que supongo que será vuestra madre.
-Pero no es la tuya.
-No.
-Ufff.
-O_O- los tres hombres se quedaron atónitos ante la reacción de las dos hermanas.
-Perdonadnos- aclaró Prue- pero nuestra madre ya nos ha dado demasiadas sorpresas de ese estilo. Volvamos a lo de mamá y tu padre.
-La madre de Portia dijo que no podía hacerse cargo de ella, así que ella se quedó con nosotros. Solo pidió que su nombre empezara por P.
-Vaya novedad- dijo Phoebe.
-¿?
-Es que somos cinco hermanas: Prue, Piper, Phoebe, Page y Portia.
-Cuanta P junta- murmuró Arthur.
-Tengo una pregunta- dijo Prue- Si tu eres su hermano y eres inglés, ¿cómo es posible que Portia haya llegado hasta aquí, y sin memoria?
-No puedo responder a eso, la última vez que vi a Portia, o más bien la oí, me estaban deteniendo.
-¿Por qué?
-Por asesinato y alta traición, unos crímenes que nunca cometí, y por los que pagué 12 años en la cárcel hasta que me escapé, y aún sigo pagando hoy en día huido de la justicia del mundo mágico. Para cuando conseguí escaparme ya no quedaba rastro de mi hermana pequeña y debido a mi condición de fugado me ha sido imposible encontrarla... hasta ahora.
-Lo que nos lleva a la siguiente cuestión- interrumpió Remus.
-Escuchadme, en mi familia no todo es trigo limpio, es más, sólo una minoría nos mantenemos alejados de las artes oscuras. Lo malo es que esa parte de la familia ha descubierto donde está Portia y pretenden convencerla, aprovechándose de su amnesia, de que se pase a su bando. Una prima nuestra está aquí para encontrarla, acompañada por uno de los hombres más crueles y perversos que he llegado a conocer.
-Por eso necesitamos que nos ayudéis- dijo Arthur- Es necesario que nos ayudéis a que Portia recupere la memoria, para que escoja realmente lo que quiere, para que no la engañen.
-Todo eso está muy bien, pero... ¿tenéis alguna prueba de lo que decís?- preguntó Phoebe.
-Portia tiene una mancha- dijo Sirius después de pensar durante unos instantes- Una marca muy especial en su hombro derecho, una mancha con las alas de un ángel.
-...Phoebe avisa a Piper y a Page, que se reúnan con nosotros delante del hospital. Tenemos que llegar antes que los otros.
Después de la discusión con el estúpido de Michael, Portia se sentía furiosa, así que aprovechando la calma que reinaba, decidió salir a tomar el aire. Salió por las puertas del emplazamiento y caminó lentamente hasta llegar al aparcamiento, en el centro del cual había una fuente. Decidió refrescarse un poco, pero descubrió que la fuente estaba seca.
-Menuda fuente de pacotilla.
-¿Tienes sed?- preguntó una voz femenina que le era desconocida a la joven, al mismo tiempo que una mano le tendía una botella.
-Gracias- dijo ella con una sonrisa mientras tomaba un trago.
-Siempre es un placer ayudar a la familia.
-¿Qué has dicho?
-Siento ser tan brusca... debe ser la emoción de haber encontrado al fin a mi primita- y sin previo aviso se echó a sus brazos- Te he estado buscando durante tanto tiempo.
-Entonces...- dijo ella con las lágrimas asomándose a sus ojos- es cierto.
-Sí, mi cielo, soy Narcisa, tu prima por parte de padre.
-¿Estás segura?
-¿Si no como iba a saber que tienes unos poderes mágicos muy especiales? Eres una bruja muy poderosa.
-No me lo puedo creer... Cuéntame más cosas- pidió secándose las lágrimas con las manos.
-Hay tanto que contar... ¿por qué no vamos a un lugar más íntimo?
El todo-terreno de Prue se paró bruscamente al llegar al aparcamiento y de él bajaron 5 personas. Poco después a través de luces plateadas se materializaron Page y Piper.
-¿Qué ocurre Prue?
-¿Dónde está Leo?
-Ha ido a informar- dijo Piper- Ahora si contestas a mi pregunta te lo agradeceré.
-En síntesis... ese moreno de ahí es el hermano mayor de Portia, pero tranquila, no es nuestro hermano. Ahora mismo tenemos que coger a Portia y hacer que recuerde antes de que unos familiares un poco malignos le coman la cabeza.
-Prefiero no pensar demasiado lo que acabas de decir, porque me va a dar una lipotimia.
-Oye Phoebe- dijo Page por lo bajo- ¿quién es ese rubio tan guapo?
-Se llama Remus Lupin, aunque oí a Sirius llamarle algo así como Puki, Muti...
-Moony...
-Eso es.
Todos corrieron hacia el edificio donde trabajaba la joven, Sirius ya oculto bajo la capa invisible. Pero solo alcanzaron a ver como Portia entraba en una especie de almacén, seguida de una mujer rubia.
-ES NARCISA- gritó Sirius, quitándose la capa de invisibilidad mientras la puerta del almacén se cerraba tras las dos mujeres.
-¿Qué hacemos aquí?
-Ya te lo dije, buscar un lugar más íntimo para hablar.
-¿Pero por qué tanta prisa?- Portia comenzaba a sospechar de la extraña actitud de Narcisa.
-Verás... en realidad he venido a advertirte.
-¿Advertirme?
-Sí. Yo no soy el único miembro de tu familia que aún está vivo. Sin embargo, algunos de los que quedan son peligrosos.
-¿En qué sentido?
-Bueno... no peligrosos por su fuerza. En realidad son peligrosos por sus ideas.
-Sus ideas...- Narcisa tenía que hacer grandes esfuerzos para no gritarle a esa inútil que dejase de repetirlo todo. Lo que tenía que hacer por su señor.
-Algunos de los miembros de la familia tienen ideas un tanto extrañas sobre como se debe dirigir el mundo. No creen en la pureza de sangre. Opinan que es lo mismo un mago de familia muggle que uno que ha nacido de un largo linaje de sangre mágica.
-¿Perdona?- definitivamente no le gustaba aquello. Esa mujer era una cretina.
-No veo por qué te sorprendes, después de todo, tu padre era de los nuestros y hasta que te perdimos tu opinabas igual que nosotros.
-No me creo eso.
-Pero Portia... cariño, eras mi prima favorita ¿no recuerdas cuando te llevaba al parque y jugábamos a burlarnos de los muggles?
-Me niego a creer que yo era así. Pero de todos modos da igual. Aunque siempre he querido saber de donde procedía, si realmente yo era así ahora he cambiado. No me importa como pensase hace 15 años, hoy en día creo firmemente en que hay que respetar a todo el mundo, sea mágico o no. Lo importante son los sentimientos, eso es lo que nos hace iguales tanto a muggles como a magos. Y eso nunca cambiará.
-Pero...
-No insistas- de pronto una voz profunda se oyó al fondo del almacén- no merece la pena intentar hacerlo por las buenas.
-Han entrado en ese almacén- dijo Phoebe corriendo hacia allí. Pero cuando alcanzó el pomo de la puerta una fuerza invisible la lanzó hacia atrás.
-Phoebe ¿estás bien?- preguntó Page mientras se agachaba junto a su hermana.
-Sí, pero eso golpea fuerte.
-Veremos quien golpea a quien- dijo Piper situándose frente a la puerta. Trató de hacerla reventar, pero la barrera era demasiado fuerte.
-Es un hechizo de sellado- dijo Remus- Nada puede acceder a ese almacén desde fuera, y nadie puede salir a no ser que el que hizo el hechizo lo deshaga.
-¿Cómo sabes eso?- preguntó Prue.
-Está en el libro reglamentario de hechizos, tomo IV.
-^^ Cualquier cosa sobre un libro preguntádsela a Moony.
-¬¬ Sirius, no te burles.
-Pues me da igual lo que digan los libros- insistió Piper- voy a sacar a mi hermana de ahí- y Piper continuó lanzando ataques, mientras Page intentaba sin éxito orbitar al interior del almacén.
-No servirá que insistas Narcisa.
-Lucius...
-Me temo que se ha visto mal influenciada durante todos estos años; demasiada magia blanca.
-A mi nadie me influencia, yo tomo mis propias decisiones. ¿Y tú quien eres?
-El marido de tu prima. Vaya, veo que no has salido a la rama de la familia de Narcisa. Eres realmente hermosa.
-¬¬
-Gracias... creo. Y ahora, con permiso, me largo de aquí- pero cuando Portia intentó abrir la puerta una descarga de energía la lanzó hacia atrás.
-No pensarías que te íbamos a dejar marchar de aquí así como así. El que no hayas aceptado unirte a nosotros por las buenas, no significa que no lo vayas a hacer por las malas.
-A todo esto, ¿quiénes sois vosotros? Porque llevo un buen rato oyendo hablar de "nosotros pensamos, nosotros apoyamos..."
-Los mortífagos, seguidores del Señor Oscuro.
Algo se encendió en la cabeza de la joven-...Voldemort.
-Vaya, veo que empiezas a recordar. Pero, como te iba diciendo, te unirás a nosotros por las buenas o por las malas...IMPERIUS.
Cuando el rayo la alcanzó, fue como si de repente todo lo que la rodeaba desapareciese. Ya no sentía el olor a fármacos de aquel almacén, ni veía el cuarto. Lo único que la rodeaba era una oscuridad total, y al fondo una pequeña luz de la que procedía una voz. La voz le decía que tenía que obedecer, que el Señor Oscuro era el camino correcto.
-¡¡Padre, detente!!
-Draco- dijo Narcisa asombrada al encontrar a su hijo en aquel lugar- ¿Qué haces aquí?
-Os he seguido... para evitar que hagáis esto.
-No te entiendo Draco.
-Mamá, no permitiré que el Señor Oscuro se salga con la suya. No puedo permitir que os la llevéis.
-Maldito niñato- masculló Lucius- Te has dejado convencer por ese viejo chocho de Dumbledore. Ahora eres una más de sus mascotas.
-Yo solo he sido mascota tuya padre, y ahora por fin me he liberado. Ya no me obligarás a obedecerte nunca más.
-Ya sabes lo que puede pasarte si me desobedeces.
-Mátame si quieres, pero no volveré a hacerme a un lado.
-Maldito crío- escupió Narcisa- Te voy a dar una lección que nunca olvidarás... CRUCIO.
El joven Malfoy cayó al suelo retorciéndose de dolor, cerca de donde Portia se encontraba, ante el ataque de su propia madre. Pero aquellos instantes de conversación habían hecho que Lucius bajase la fuerza del imperius lo suficiente para que Portia volviese a ser consciente de sí misma. La joven formó en su mano derecha una de sus bolas de energía y la lanzó contra Narcisa, que salió volando y se golpeó contra la pared, cesando así el hechizo crucio sobre su hijo.
Lucius Malfoy se sorprendió de lo que había pasado, pero reaccionó pronto y contraatacó.
-RICTUS SEMPRA
Portia obligó a Draco a acercarse a ella y levantó un escudo mágico entre ellos y sus atacantes, que por más que intentaron romper no lo consiguieron.
-Os aconsejo que os marchéis- dijo Portia dirigiéndose a Lucius y Narcisa- porque os aseguro que nada de lo que hagáis podrá con mi escudo.
-Lo veremos...- dijo Lucius en un último ataque de arrogancia- ADAVA KEDAVRA.
El rayo de luz verde se dirigió imparable hacia las dos personas que se protegían tras el escudo mágico, y si bien en un principio el rayo pareció envolver toda la barrera, finalmente fue absorbido por esta y todo quedó en oscuridad de nuevo.
-Maldita...
-Lucius, vámonos, así no conseguiremos nada.
Antes de desaparecer se pudo oír la voz de Lucius Malfoy amenazante- Esto no quedará así.
Una vez se aseguró de que se hubieran marchado, Portia hizo desaparecer el escudo. Se volvió a mirar al joven rubio que acababa de salvarle la vida, que ahora parecía anormalmente avergonzado. Miraba al suelo con un rostro indescifrable.
-Gracias, te debo la vida- dijo ella.
-Total, para lo que he hecho, podrías habértelas arreglado tú sola, incluso has detenido la maldición asesina.
-Pero no habría podido hacerlo si no hubieses conseguido que tu padre bajase la guardia... porque ese era tu padre ¿No?
-Sí, si a eso se le puede llamar un padre.
-¿Sabes si realmente Narcisa es mi prima?
-Sí, es verdad. Prima por parte de padre.
-Eso te convierte en mi primo segundo, o algo así como tu tía.
-Supongo- dijo él con expresión seca.
-Creo que debería presentarme, me llamo Portia.
-Yo soy Draco.
-Un nombre muy chulo.
-No mientas, es ridículo.
-^^ La verdad es que un poco sí.
-¬¬
-¿Eres siempre así de serio o es que te pasa algo?
-Normalmente soy un pedante engreído y egoísta. Ahora simplemente estoy asustado.
-Y también eres sincero O_O... pero por qué estás asustado.
-En el círculo al que pertenecen mis padres lo que acabo de hacer se llama alta traición... y se castiga con la muerte.
-Vaya... realmente has sido muy valiente. Pero no te preocupes, no permitiré que te pase nada.
-¬¬ Te recuerdo que te he salvado.
-¬¬ Sí pero después lo hice yo. Además, ¿nunca has oído lo de la unión hace la fuerza? Pues yo tengo 4 hermanas brujas, y mientras estés con nosotras no te pasará nada.
-¿Estás segura de que quieres que vaya contigo?
-Bueno, como ya has dicho antes, me has salvado. Además, somos familia y la familia está para ayudarse ^^.
Ya más tranquilos, los dos se dirigieron a la puerta, pero antes de llegar Portia se detuvo.
-¿Qué pasa?
-^^U Tu padre no habrá tenido la amabilidad de quitar el hechizo antes de marcharse ¿no?
-No lo creo.
-Puff... Bueno, veamos que se puede hacer.
La joven comenzó a estrellar una bola de energía tras otra contra la puerta.
Llevaban casi 15 minutos intentando acceder al almacén y no habían avanzado lo más mínimo. Piper comenzaba a estar cansada, y ninguno de los hechizos que habían intentado los magos había funcionado.
De repente, la puerta comenzó a temblar bajo las embestidas de Piper, así que incrementó su fuerza. De repente, la puerta pareció contorsionarse como si no supiera hacia que lado doblarse, hasta que finalmente se partió en dos y un trozo salió volando hacia cada lado.
Bajo la polvareda que se levantó apareció Portia acompañada de un muchacho rubio.
-Vaya Piper, creo que nuestros ataques combinados pueden hacer mucho daño.
-Portia... ¿estás bien?- dijo la bruja abrazando a su hermana al mismo tiempo que las otras tres se unían también al abrazo.
-Esperad un momento- dijo Phoebe- ¿qué ha pasado ahí dentro? ¿cómo podemos estar seguros de que en realidad no te han comido el tarro o algo así?
-Me temo que hace falta algo más que un "o primita cuanto te he echado de menos" para cambiar, al menos que yo recuerde, 15 años de principios.
Las 5 hermanas volvieron a abrazarse sonriendo. Finalmente Portia se dio cuenta de que no estaban solas, y reparó en los tres magos situados detrás de sus hermanas.
-Arthur- musitó al reconocer al pelirrojo- ¿Qué haces aquí?
-Digamos que echar una mano.
-¿Cómo te va la cabeza?
-Mejor, aunque procuro mantenerme alejado de Sirius, es un peligro.
Para cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir, Portia ya había fijado su atención en el moreno, al que el señor Weasley había señalado al nombrarlo. Se le quedó mirando con una sonrisa, que después se tornó obnubilación.
-¿Le conozco de algo...?
Pero antes de que al animago se le ocurriese qué contestar, por el rostro de la joven comenzaron a resbalar lágrimas. Poco después se llevó las manos a la cabeza y todo se volvió borroso. Calló al suelo de rodillas llorando y doblándose en posición fetal.
-¿Qué... que te ocurre?- preguntó Sirius nervioso, mientras los demás se acercaban a ver que pasaba. De repente, Portia comenzó a sollozar.
-Sirius... a Sirius no, no se lo lleven. Él es inocente, no ha hecho nada, fue Peter. Sirius no ha matado a nadie. ¡¡¡SUELTENLO!!!
Después de decir esto Portia calló inconsciente.
-¿Qué le has hecho?- gritó Page asustada.
-Yo... no hice nada- balbuceó Sirius.
En aquellos momentos en una cascada de luces brillantes apareció Leo.
-Esperad...- se acercó a Portia y la cogió en brazos- Me temo que esto es más una emergencia médica que una mágica. Vamos a casa.
-¿Qué quieres decir?- preguntó Piper.
-Creo que Portia acaba de recuperar su pasado.
Al llegar a la mansión Halliwell llevaron a Portia a su cuarto. Se trataba de una estancia acogedora. En las paredes colgaban dibujos al carboncillo, realizados por la joven. En la cómoda había múltiples fotos de las 5 hermanas y Leo. Se notaba que a Portia le gustaba tener a los suyos cerca.
Dejaron a la joven en su cama descansando, aún inconsciente, y el resto bajaron al salón. Tomaron asiento mientras Piper iba a la cocina a preparar un té. El ambiente se notaba tenso, especialmente porque Arthur y Sirius miraban con desconfianza a Draco.
-Joven Malfoy- dijo finalmente Remus- ¿puedes explicar qué estás haciendo aquí?
-Escuché a mis padres hablar sobre la misión que iban a llevar a cabo. Entendí que si conseguían lo que se proponían Voldemort se volvería todavía más fuerte, y eso supondría un problema ¿no cree?
-¿Y cómo has llegado hasta aquí?- preguntó Arthur.
-El que no se me permita aparecerme no implica que no sepa hacerlo- replicó con arrogancia el rubio.
-¿Cómo podemos estar seguros de que esto no forma parte del plan de Voldemort?
-Porque hoy es 24 de agosto.
-¿Y qué?- preguntó curiosa Phoebe.
-Es cierto... 24 de agosto.
-Moony- dijo con impaciencia Sirius- ¿podrías decirme qué narices importa que sea 24 de agosto o 24 de diciembre?
-Snape nos informó que el 22 de agosto Voldemort marcaría a sus aspirantes a mortífagos con la marca púrpura, un tipo de marca que usa para este propósito.
-Y miren- dijo Draco remangándose la túnica y mostrando un brazo sin marca alguna en él.
-Eso significa...- musitó Arthur.
-Que ya he escogido mi bando- masculló Draco sin perder la arrogancia.
-Creo que esa es suficiente prueba- dijo Remus, y ante la mirada de Sirius añadió- El que alguien no sea un santo no implica que esté corrupto Sirius.
-Además- intervino Prue-Este chico ha ayudado a Portia allí dentro, y por mucho que digáis a mi me parece que eso significa algo.
El silencio volvió a inundar la sala, hasta que Piper llegó y puso una taza de té caliente ante cada uno de los presentes.
-Leo, ¿estás seguro de que no deberíamos llevar a Portia a un hospital?
-No creo que sea lo más adecuado.
-¿Por qué?- añadió Page.
-Porque no sabemos como será su despertar, imagínate que despierta de golpe y lanza una de sus esferas de energía al alguien. Se descubriría ante la gente.
-Pero es posible que necesite cuidados- insistió Phoebe.
-Bueno- interrumpió Prue- Leo era médico, así que supongo que podrá encargarse de todo.
-Estoy de acuerdo- dijo Sirius- No me gustaría que me quitaran a mi hermana después de haberla encontrado.
-Hablando de eso- dijo Page- ¿Cómo ocurrió todo? Por lo que veo le tenías mucho cariño a Portia. ¿Cómo acabó aquí?
-Lo encerraron en la cárcel- aclaró Prue ante las dudas del animago- Por un crimen que no había cometido.
-Sin embargo- continuó Sirius- No sé como es posible que mi hermana llegara hasta aquí. Normalmente a una niña de 9 años no se le deja campar de un continente a otro por sí sola. Pero lo estamos investigando. Necesito saber qué pasó.
La mayor de las Halliwell observó al moreno con compasión. Se veía que era un hombre bueno y valiente, y sin embargo había pasado parte de su vida en la cárcel.
-No es por entrometerme- dijo Page- Pero si eras inocente ¿cómo es que nadie te ayudó? ¿No tenías amigos o familia?
-Hay algo que debéis entender. Cuando ocurrió todo aquello el mundo mágico en Inglaterra estaba inmerso en una guerra cruel. No podías saber en quién confiar y en quién no. Solo podías estar seguro de tus amigos más íntimos. En mi caso eran Remus, Peter y James. Sin embargo, parece que aquella guerra nos afectó más de lo debido...
Y Sirius comenzó a hablar de aquellos tiempos como no lo había hecho en mucho tiempo.
Portia abrió los ojos. Al principio le costó enfocar en donde estaba, pero finalmente comprendió que se hallaba en su cuarto, en la mansión Halliwell. Los eventos de hacía unas horas volvieron a ella como ráfagas de viento. Su prima Narcisa, Draco, Sirius... ¡Sirius! Ahora lo recordaba todo. Había vuelto a ver a su hermano Sirius. Recordaba la última vez... se lo llevaban por algo que no había hecho. Lo apartaban de ella. Ahora todo estaba claro, ya no faltaban piezas en el puzzle. Recordaba aquella linda casa donde vivía con su hermano en verano, bajo la supervisión de Dumbledore... y la acogedora casa de Tonks y su padre durante el invierno, donde ellas jugaban a juegos infantiles ya olvidados.
Se levantó, había oído voces en el salón. Sus hermanas debían haberla cambiado de ropa, porque ahora llevaba un pantalón de pijama y una camiseta de tirantes. Salió de su habitación y bajó por las escaleras. Las voces procedían del salón. Se acurrucó junto a la puerta, sin atravesar el umbral.
Ahora solo se escuchaba una voz, la voz de su hermano Sirius. Se había vuelto más profunda y... ¿triste?
-Yo cometí el error de desconfiar de uno de mis mejores amigos, del equivocado. Por su naturaleza, creí que Remus nos había traicionado.
Remus, ahora Portia lo recordaba con claridad. Cuando su hermano volvía del colegio siempre traía montones de fotos. En casi todas estaban él, su amigo James, el único al que conocía en persona, Moony, un muchacho de cabello rubio veteado de gris y unos hermosos ojos dorados, y un niño bajito y regordete, Peter Pettegrew. El dolor de cabeza regresó martilleando intensamente. Pettegrew, él había sido.
-...En el último momento decidimos que fuese Peter y no yo el guardián secreto, y eso significó la sentencia de Lily y James, y mi perdición.
El relato de Sirius se vio interrumpido cuando Portia apareció en la puerta. Estaba descalza y miraba a su hermano con ojos llorosos.
-Intenté decírselo- dijo- intenté explicarles que Peter era el guardián y no tú. Pero no me escucharon. Por más que gritaba y pedía que me escucharan todo era inútil. Y después todo se volvió oscuro.
Sirius miraba a su hermana también llorando. Los dos se miraban sin saber que decir, hasta que la joven rompió en llanto y bajó la cabeza.
-Lo siento tanto... Debí haber hecho algo, debí haber conseguido que me creyeran. Todo fue por mi culpa.
Sirius se levantó de golpe y abrazó a su hermana, con dulzura, mientras le acariciaba el pelo y la tranquilizaba.
-Claro que no fue tu culpa, cómo iba a ser tu culpa. Lo intentaste... y yo no debí permitir que nada te pasase. Dejé que te apartaran de mí.
Ante la escena todos decidieron que era mejor dejarlos solos y se retiraron hacia la cocina. Los dos hermanos seguían abrazados, pero por más que lo intentaba Sirius no conseguía que Portia le mirase a los ojos.
-Portia, mírame- la sujetó de la barbilla y la obligó a mirar hacia arriba- Quiero que te quede claro algo. Nada de lo que ocurrió aquella noche fue culpa tuya. Simplemente fuiste una más de las personas que se vieron afectadas por los sucesos de aquel día. En todo caso yo tengo la culpa de que acabases aquí.
-No- dijo ella secándose las lágrimas- Tú no tuviste la culpa, bastante tenías ya con lo tuyo. De lo que me arrepiento es de no haber dominado por aquel entonces mis poderes, podría haber hecho algo.
-No pienses más en eso.
Los dos se sentaron en un sofá y se pusieron a charlar, con las manos entrelazadas, como si quisieran comprobar que aquello era verdad.
-Entonces... fue verdad. Te encerraron.
-Durante 12 años.
-¿Te soltaron?
-No, Crouch me envió a Azkaban sin juicio previo, así que no creo que pensase en soltarme. Me escapé.
-Ya sabía que el ser animago ilegal te iba a servir de algo algún día.
-¿Cómo lo sabes?
-^^ Me dormía todas las noches con cuentos de los merodeadores. Aprendí ciertas cosas ¿sabes? Pero entonces- dijo recobrando la seriedad- Eres un fugitivo.
-Me busca la justicia mágica, y también la muggle.
-Pero ¿no pudiste encontrar a Peter?
-Hace 2 años Harry lo atrapó, pero se nos escapó. Aunque aquella vez recuperé la confianza de Dumbledore.
-Harry... ¿Harry Potter? ¿El hijo de James?
-^^ Sí, eso fue lo mejor, recuperé a mi ahijado. Pero basta de hablar de mí. Cuéntame como encontraste a tus otras hermanas.
-El último recuerdo que tengo en Inglaterra es el de tu detención... después me desperté en un orfanato. Me tuvieron allí hasta los 18 años, cuando me puse a trabajar para sacarme los estudios de medicina. Acabé a los 21. Un día me atacó un demonio, me asusté tanto que mi poder fluyó por sí solo. Luego apareció Leo y me explicó quien era. Me presentó a mis hermanas. Los comienzos fueron difíciles, supongo que me costaba confiar en la gente. Pero pronto les cogí mucho cariño. En resumen, que llevo 3 años pateando culos demoníacos en mis ratos libres.
-Parece que todo va bien- dijo Phoebe con la oreja pegada a la puerta.
-¿No eres un poco cotilla?
-Prue no digas eso, me preocupo por mi hermanita ^^.
-¬¬ Sí claro.
-¿Qué creéis que pasará ahora?- dijo Page, que llevaba un rato callada.
-¿A qué te refieres?- preguntó Prue.
-Portia. ¿Nos dejará? Quiero decir, no dudo de que ella nos quiera muchísimo, pero ha sufrido mucho, Sirius también. ¿Se irá con él?
-No lo sé- suspiró Piper- Me gustaría pensar que esto no afectará en nada a nuestras vidas, que simplemente aumentará la familia, pero no me engaño. Pase lo que pase sufriremos. Si se marcha, lo pasaremos mal y si se queda, ya sea por nosotras o por el asunto de las embrujadas, lo pasaremos mal igual.
-En estos momentos lo de ser brujas superpoderosas se convierte en un problema- añadió Phoebe que había abandonado la puerta.
-Hablando de ese tema- interrumpió Leo- Tenía que contaros...
La puerta se abrió de golpe.
-Phoebe, si quieres cotillear ya puedes pasar y hacerlo en directo ^^.
-¿Yo cotillear, Portia?
-¬¬
Todos regresaron al salón, y mientras pasaba por su lado, Piper le dijo a Portia- ¿estás bien, cariño?
-Genial.
Después Portia volvió al salón, al lado de Sirius, al que se acercaba Remus.
-Padfoot cómo estás.
-^^ Genial.
-Así que si que te llamabas Moony ^^- interrumpió la joven- Me alegro de conocerte al fin.
-^^ Lo mismo digo.
Todos tomaron asiento. Piper, Page y Phoebe se sentaron juntas en un sofá. Prue tomó asiento al lado de Arthur Weasley. Draco parecía indeciso de dónde sentarse hasta que Portia lo arrastró para que se colocase con ella, que estaba con Remus y Sirius, ante el recelo de este último.
Finalmente Leo optó por quedarse de pie. Cuando todos vieron lo serio que estaba lo miraron expectantes.
-Hay algo que tengo que contaros. Esta tarde he tenido una importante reunión con los ancianos.
-¿Y qué te han dicho?
-Es algo complicado... Vosotros- dijo dirigiéndose a los magos- ¿no os habéis preguntado cómo ha conseguido ese mago oscuro dar con el paradero de Portia? Después de todo, hasta ahora nadie había sido capaz de hacerlo, ni siquiera su familia inglesa.
-El informante que nos lo dijo- aclaró Remus- no fue capaz de explicarse.
-Los ancianos han dicho que la razón de que esa información llegase a sus manos se debe a que ese mago se ha aliado con la fuente.
Las embrujadas se quedaron estupefactas y en los magos se dibujó la confusión.
-¿La fuente?- preguntó Draco.
-La fuente de todo mal- aclaró Portia- Llevamos años luchando contra ella y hasta ahora hemos podido contenerla.
-Por eso últimamente ha habido tan pocos ataques- dijo Prue- se han trasladado.
-Sí- continuó Leo- y la alianza de la fuente de todo mal y uno de los magos más malignos de los últimos tiempos puede suponer un gran problema.
-La magia normal no puede acabar con muchos de los demonios que están en el círculo de la fuente. Masacrarán a las fuerzas de la Orden y del Ministerio- musitó Portia.
-Por eso los ancianos han propuesto una solución.
-¿Cuál?- dijo Piper.
-Si la fuente de todo mal y los mortífagos se alían, pues la fuente de todo bien y la Orden harán lo mismo.
-Y como nosotros somos la fuente de todo bien- dijo Page
-¡¡¡Las embrujadas viajan a Inglaterra!!!- gritó entusiasmada Portia, atrayendo hacia sí en un abrazo a Sirius y a Draco, que por no hacer el feo a la joven aguantaron, pero dedicándose miradas de desconfianza por parte de Sirius y de "si no te gusta te aguantas" por parte de Draco.
Durante toda la noche las hermanas Halliwell se dedicaron a empaquetar las cosas. Posiblemente se quedarían en Inglaterra durante un tiempo, así que era importante dejarlo todo atado.
Mientras tanto, los magos que habían llegado de Europa dormían plácidamente en cómodas camas, descansando del sobre esfuerzo que habían realizado durante los últimos días.
Portia se encontraba en su habitación, metiendo sus posesiones en cajas, cuando entró Piper.
-¿Te falta mucho?
-Casi estoy- dijo sentándose al lado de su hermana- ¿y tú como estás?
-Casi lista.
-Me refiero a cómo estás.
-Bueno...- suspiró Portia- si mi vida no fuese de por sí rara me habría resultado difícil asimilar tanta información de golpe. Pero estoy muy bien en serio. No puedo pedir nada más, he reencontrado a mi hermano y tengo 4 hermanas más que hace 15 años. Voy a volver a lo que un día fue mi casa y voy a recuperar tantas cosas olvidadas.
-Sé que algo te preocupa, así que no intentes engañarme.
-Estoy bien, de verdad.
-¬¬ No te creo.
-Está bien. He estado pensando y, bueno, lo último que querría es haceros daño pero, el caso es que creo que, ahora que he recordado, quizás debería recuperar mi apellido.
-Portia Black.
-Aha- asintió Portia, y se quedó mirando a Piper expectante, en espera de una respuesta, o una reacción- es posible que sintáis que os estoy fallando de algún modo pero nada más lejos de la verdad.
-Cariño, no te preocupes. Es normal que quieras recuperar el nombre de tu familia. Después de todo, el apellido Black forma parte de quién eres. Lo mismo ocurre con Page, a pesar de que somos su familia conserva el apellido Mathews. Además, no importa el apellido que lleves, porque siempre va a haber algo que nos una, y esa unión se manifiesta en la P que llevan todos nuestros nombres.
-Gracias- dijo la menor más tranquila- me has ayudado mucho.
-^^ Para qué están las hermanas mayores sino.
Y ambas se fundieron en un cariñoso abrazo.
Ya en Inglaterra, de vuelta a Hogwarts, Dumbledore estaba en su despacho teniendo una importante reunión con Snape. Sólo faltaba una semana para el comienzo del curso, y era necesario aclarar ciertos puntos.
-Severus- dijo el anciano director- ¿qué medidas deberíamos tomar sobre ti?
-¿A qué se refiere?- contestó él ceñudo.
-A que teóricamente eres un mortífago. Eso significa que ante el alumnado para evitar cualquier filtración deberás adoptar ciertas actitudes. Ya sé que nunca te ha importado quitar puntos, sobretodo a Gryffindor- dijo mirando al profesor de pociones con ojos divertidos- pero quizás deberíamos matizar más tu tapadera.
-Tiene razón, quizás no vendría mal un poco de recelo por parte del profesorado. Quiero decir que tendré que mantenerme un poco alejado de los demás profesores, pero de forma disimulada, para que no resulte demasiado evidente.
-Está bien. Hablaré con ellos. También quería preguntarte si has sabido algo de los Malfoy.
-No. Pero el otro día ocurrió algo muy extraño. Durante la ceremonia de iniciación de los aspirantes a mortífago, estaba prácticamente todo Slytherin.
-Eso esperaba, aún a mi pesar.
-Pero eso no es lo extraño. Lo raro es que entre los que faltaban, estaba Draco Malfoy.
-¿Draco Malfoy? Entonces eso significa...
-Que a pesar de lo que todos pensábamos, ha decidido tomar otro camino.
-Me alegro. ¿Y dónde está?
-Nadie lo sabe.
-Parece que la información se pierde estos días. No se sabe nada del joven Malfoy, ni tampoco de Sirius, Remus y Arthur.
-¿No sabe si han encontrado a la joven?
-No, y la incertidumbre me tiene angustiado.
-¿Usted la conoció? Hace 15 años, me refiero.
-Sí. Portia Black, una de las niñas más adorables que he tenido el gusto de conocer, y en parte también, ayudé a criarla- ante la mirada de disgusto de Snape al nombrar el apellido Black añadió- Te sorprendería lo distintas que pueden llegar a ser personas de una misma familia, aunque se quieran con locura. En el caso de los hermanos Black, Sirius era un cabezaloca, pero Portia era una niña tranquila, traviesa como toda jovencita de 9 años, pero aún así irradiaba una extraña bondad, que se podía ver en sus ojos.
-Si usted lo dice.
-Te habría gustado conocerla, Severus. Y con un poco de suerte, lo harás.
Finalmente el día 1 de Septiembre las hermanas consiguieron tenerlo todo a punto para partir hacia Inglaterra. Por causas de seguridad los magos habían optado por no comunicarse con Dumbledore, por lo que había prisa por llegar y así evitar disgustos innecesarios al director.
Habían decidido distribuirse en 2 furgonetas. En una de ellas irían Piper, Leo, Phoebe, Arthur y Remus, y en la otra Portia, Prue, Page, Sirius y Draco. De este modo podrían trasladarse al otro lado del océano vía órbita.
Todas menos Piper habían pedido un tiempo de exención por causas familiares y ésta había dejado el club a cargo de un amigo de Morris, que le había asegurado que todo saldría bien.
Sirius y Portia estaban terminando de cargar las cosas en la furgoneta. Durante los últimos días habían tenido tiempo de recuperar parte de los años que les habían sido robados. Parecía que nunca se hubieran separado y a Sirius se le veía más feliz que nunca, al igual que a Portia.
-Estoy deseando llegar- dijo ella.
-Yo también. A estas alturas Tonks debe estar histérica.
-¿La veré hoy?
-Probablemente.
-Me preocupa como pueda reaccionar. En mi mente sigue siendo mi compañera de juegos, pero quizás ha pasado demasiado tiempo.
-No te preocupes en preparar nada, ni en imaginar situaciones, deja que las cosas surjan por sí solas.
-Vaya, ¿desde cuando mi hermano se ha vuelto así de maduro? ^^
-¿Qué dices? Siempre he sido maduro.
-¬¬ Sí claro. También tengo muchas ganas de ver a Harry.
-Sí... a estas alturas deben estar llegando al colegio.
Harry Potter había llegado a Hogwarts para iniciar su 5º año. El Gran Comedor estaba decorado de forma alegre. En el cielo brillaban las estrellas y todo era bullicio a su alrededor (N/A: qué cursi). Sin embargo, el niño de la cicatriz no tenía la cabeza para fijarse en aquellos detalles. Hacía demasiado tiempo que no sabía nada de Sirius. Lo último que había descubierto fue que se fue con el padre de Ron a una misión secreta y que todavía no habían regresado. De eso hacía ya una semana. Su amigo pelirrojo no había sido capaz de especificar qué tipo de misión era, y estaba tan preocupado como él. Por ello, Hermione se pasó toda la cena intentando relajarlos, pero nada era capaz de tranquilizar al moreno, que decidió que después de la cena iría a hablar con Dumbledore.
Después de que todos los alumnos fueran enviados a sus respectivas casas, Dumbledore se reunió en su oficina con algunos miembros del profesorado y de la Orden. En la reunión se encontraban Severus Snape, Minerva McGonagall, Molly Weasley y Nymphadora Tonks. Aquella cita se había hecho necesaria para tratar de establecer ciertas medidas de seguridad ante el nuevo curso, respecto a los Slytherin que habían sido seleccionados por el señor oscuro.
-Me preocupa que Draco Malfoy no haya aparecido hoy en la estación- decía Severus Snape.
-Tienes razón Severus. Esto no puede significar nada bueno. Aunque es posible que ante las perspectivas en Slytherin haya decidido ocultarse.
- Respecto a los Slytherin ¿No sería mejor expulsarlos a todos?- decía la profesora de Transformaciones.
-No, Minerva- replicó Dumbledore- Me temo que no sin un buen motivo, y dada la situación con el Ministerio... no hay modo de hacerlo. Sin embargo, he pensado que podríamos...
El director se vio interrumpido cuando la puerta de su despacho se abrió y por ella entró Harry Potter.
-¿Potter, que hace aquí?- preguntó de forma arisca el profesor Snape. Pero el chico de la cicatriz lo ignoró completamente y se dirigió con paso decidido hacia la mesa del director.
-¿Dónde está Sirius?
-Harry, estamos en una reunión importante- comenzó Dumbledore.
-¡Me da igual! Hace más de una semana que mandó a MI padrino a esa misión y aún no han vuelto. Es más, Ron no ha tenido noticias de su padre en todo este tiempo.
-Harry tranquilízate- dijo Tonks abrazando al muchacho- Te aseguro que Sirius está bien. Él mismo decidió ir a esa misión, porque era importante para él. Ha ido a buscar a alguien muy especial y te aseguro que si le hubiese pasado algo ya lo sabríamos.
-Ahora Potter- indicó de forma severa McGonagall, al ver que el joven estaba más tranquilo- será mejor que regrese a sus aposentos. Ya sabe que está prohibido que ande por los pasillos a estas horas.
Molly Weasley estaba guiando amablemente a Harry hacia la puerta cuando el despacho de Albus Dumbledore se vio inundado de una luz cegadora. Eran como cascadas de luz brillante apareciendo de la nada. Poco a poco a través de la luz se comenzaron a distinguir 10 figuras.
Harry Potter abrió los ojos como platos al ver a su padrino emerger de aquella luz cegadora, y se lanzó hacia él.
-¡¡¡Sirius!!! Estás bien.
-Claro que estoy bien ^^- dijo el animago riendo mientras respondía al fuerte abrazo de su ahijado- ¿Qué te creías, que no iba a volver?
Al mismo tiempo Arthur Weasley corrió a abrazar a su esposa, mientras Remus daba un paso adelante y se dirigía al director.
-Siento el retraso, pero la misión nos llevó más de lo debido.
-Ya veo- dijo el director con una sonrisa- Además, también veo que habéis venido acompañados.
-Hemos traído refuerzos ^^- continuó Sirius- Valen casi por un ejército completo de mortífagos.
-Se trata de las embrujadas- continuó Remus intentando acallar el excesivo entusiasmo del animago- un aquelarre de brujas muy poderosas, que nos ayudarán a luchar contra los nuevos aliados de Voldemort. Permítanme que se las presente. Ese hombre es Leo, un iluminador blanco, una especie de ángel. Y ellas son Prue Halliwell, Piper Halliwell, Phoebe Halliwell, Page Mathews y Portia...
-Black- interrumpió la joven- Me llamo Portia Black.
Tonks se quedó asombrada al ver que aquella hermosa joven morena y de pelo en trencitas se presentaba ante ellos como su tía. Pero toda duda quedó disipada al mirar sus ojos, en los que aquel verde esmeralda brillaba tal y como lo recordaba. La bruja se dio cuenta de que alguien la estaba mirando y se giró hacia su sobrina, mostrando una amplia sonrisa.
-Siempre te quedó muy bien el pelo rosa chicle, querida Tanque ^^.
Bueno, aquí está la mitad del primer capítulo, si queréis seguir leyendo pasad a la siguiente mitad. Por cierto, los capítulos 3 y 4 son mucho más cortos, 10 páginas de word, así que si os parecen demasiado largos no os preocupéis que a partir de ahora serán más cortos.
