Hola!!! (lo digo un poco por lo bajini) Antes de nada: PERD"N, PERD"N, PERD"N, PERD"N, elevado al infinito. Siento haber tardado tanto en actualizar, pero me ha costado cerebro y medio decidirme por como continuar la historia; bueno, más bien como escribirla, porque pensada ya la tengo (más o menos UU). Quería agradecer a Zeisse, amsp14 y Beka de Kerry que me hayan animado a continuarla (los reviews son útiles para los bloqueos, en serio). En fin, el caso es que por fin he terminado el capítulo y espero que el resultado no os decepcione. Como siempre, ninguno de los personajes de Harry Potter o Embrujadas es mío (no os da penita? A mí sí), ni escribo esto con ningún afán de lucro (solo con afán de reviews!! XP y de divertirme un ratito)
Zeisse: gracias por seguir apoyándome pese al retraso. En este capi van a por Draco!! Espero que te guste.
Amsp14: Gracias por leer esta historia. Me alegro de que te guste, espero que pese a la empanada mental que me domina este capítulo no haya quedado peor que el resto, aunque al menos ya estoy por donde quería . Ojalá te guste. Ya me contarás. Por cierto, sigue escribiendo!! Ni se te ocurra parar que eres de mis favoritas!!
Beka de Kerry: Aúpa Meigas!! Ejem, después de la publicidad… Gracias por tu review!! Poz sí, la plataforma Draco está en camino!! Y van a vencer (ejem, que conste que esto es solo una expresión, a lo mejor no lo hacen… para saberlo tendrás que leer hasta el final ) Ya me contará que te parece (si no vía review vía sms vale??) Un besazo.
Bueno, sin nada más que decir… os dejo, POR FIN, con el siguiente capítulo de el regreso de una black. BSS
Capítulo 6- El rescate de Draco
Con la llegada de Piper a las enfermería el aquelarre de las embrujadas se completó. Ahora todas estaban de acuerdo en que era necesario salvar a Draco de las manos de su padre. Sirius y Severus se les habían unido, con lo que todo sería más fácil. Solo quedaba un pequeño detalle, Portia todavía estaba débil y no podría luchar con todas sus fuerzas.
-Eso tiene solución- replicó Portia cuando le expusieron la situación- Paige puede curarme.
-¿Estás loca?- se escandalizó su hermana- Vale que orbito como los luces blanca, pero de ahí a que pueda curar. A lo máximo a lo que llego es a curar usando los poderes de otro luz blanca, y no podemos contar con Leo ahora mismo.
-Quizás no esté tan loca- murmuró Prue- Tus poderes se han reforzado mucho en los últimos tiempos, quizás si te concentras puedas conseguir algo.
-Estoy de acuerdo con Prue- asintió Phoebe- ¿Piper?
-Cosas más raras se han visto.
-Desde luego, escogéis unos momentos para confiar en mis poderes- se quejó Paige.
-Por favor - Suplicó Portia, poniendo una cara de perrito que ni su hermano conseguía.
-Está bien- suspiró finalmente la joven.
-Recuerda que la clave es el amor- le dijo Piper, que había aprendido aquello por propia experiencia cuando había cambiado sus poderes con Leo para salvarlo.
Los demás retrocedieron ligeramente para que Paige tuviese espacio. La pelirroja se acercó a la cama donde estaba acostada Portia y puso las manos sobre el abdomen de su hermana. Después de suspirar hondamente cerró los ojos y su rostro adquirió un gesto de total concentración. Las demás embrujadas, Severus y Sirius contuvieron el aliento, expectantes. Al principio parecía que nada iba a suceder, pero de pronto, justo cuando la joven se iba a dar por vencida, una luz cegadora pareció iluminar las palmas de sus manos y de las yemas de sus dedos salieron finísimos rayos de luz. Para cuando Paige se atrevió a abrir sus ojos, no sin cierto temor, la herida del abdomen de Portia se había curado por completo.
Las mazmorras de la mansión Malfoy siempre le habían parecido lúgubres, pero ahora que "gozaba de su hospitalidad" lo eran mucho más. Desde que su padre lo había llevado de vuelta a la casa lo había encerrado allí abajo, no sin antes aplicarle unos cuantos crucios para que fuera aprendiendo la lección. Pero después de tantos años de malos tratos las agresiones físicas ya no suponían ningún horror; de hecho se creía capaz de soportar la gran mayoría de las maldiciones sin quedar inconsciente. Sin embargo, lo que lo tenía sumido en la más profunda de las tristezas era saber que había estado tan cerca de conseguir lo que siempre había querido, una familia que lo apreciase, y que ahora lo había perdido todo. Portia había sido la primera persona en mucho tiempo que lo había comprendido a la perfección. Era como si supiese lo que pasaba por su cabeza a cada instante, y siempre encontraba la manera de alegrarle el día.
Pensar en "su tía" le hizo sentir mejor, y un pequeño rayo de esperanza creció en su interior. Portia nunca le había fallado. Desde que la conocía siempre había estado allí, y estaba seguro de que aquella vez no sería distinto. Iría a buscarlo y entonces lo sacaría de allí y tendría por fin una familia.
El chirrido de la puerta lo distrajo de sus pensamientos. Por un instante dejó que sus sentimientos lo dominaran y pensó que podría ser Portia que iba a buscarlo, pero la puerta dio paso a la fría realidad de su padre, que lo observaba arrogante.
-¿Contento de volver a casa?- le preguntó.
-No quepo en mí de gozo- masculló el rubio manteniendo la mirada fría que su padre tan bien le había enseñado.
-Eres demasiado insolente con tu padre hijo. Creo que todavía no has aprendido la lección. CRUCIO
El cuerpo del rubio se convulsionó bajo las punzantes descargas de dolor que atravesaban su cuerpo. Tenía que reconocer que su padre había incrementado la fuerza al aplicar las maldiciones, tanto que hubiera querido gritar. Pero otra cosa que su padre le había enseñado bien era el sentido del orgullo y prefería caer muerto allí mismo que mostrar algún gesto de debilidad ante aquel monstruoso ser.
El aguantar el dolor en silencio lo debilitó demasiado, tanto que cuando por fin Lucius Malfoy bajó la varita todo su cuerpo estaba dolorido. Yacía en el suelo sin fuerzas para siquiera levantar la mirada. Estaba mareado y sentía que iba a vomitar hasta el corazón como aquella sensación no acabase pronto.
-Espero que esto haya servido de algo. No me gusta tener que hacerlo hijo, pero necesito que te des cuenta de que el Señor Tenebroso es el único camino que tienes- Lucius dijo esto intentando aparentar comprensión, lo que redobló las ganas de vomitar de Draco.
-Te equivocas. Vendrán a buscarme- masculló con las pocas fuerzas que tenía.
-¿Qué vendrán a buscarte? ¿Quién?- una mueca arrogante apareció en su rostro- ¿No te referirás a la estúpida de Portia Black? Porque verás, me temo que hace unas horas el Señor Tenebroso le enseñó a esa estúpida lo que pasa cuando te opones a él. Siento decirte que si no ha muerto ya, lo hará pronto- el gesto de horror que se dibujó en el rostro de Draco hizo que su padre mostrase una mueca de triunfo. Aquella noticia hizo que todas las fuerzas que le quedaban al joven Malfoy le abandonaran. Si ella moría, quién iría a buscarlo. En su mente aparecieron imágenes de aquella mujer que había aprendido a apreciar, a querer, aunque siempre le costase reconocer ese sentimiento. Recordó las conversaciones que tenía, su voz suave y amable al intentar tranquilizarlo. Pese a la rabia, Draco no pudo evitar que lágrimas de dolor se derramasen por su rostro.
-Veo que vas aprendiendo la lección- sonrió Lucius Malfoy finalmente, y abandonó las mazmorras, dejando a su hijo sumido en la desesperanza.
Siete personas se aparecieron en la arboleda que quedaba detrás de la mansión Malfoy. Se trataba de una construcción de estilo románico que se erigía imponente en lo alto de una colina. Su piedra negra representaba irónicamente a aquellos que la habitaban. Severus Snape la habría visitado docenas de veces, pero todavía seguía sorprendiéndole su grandiosidad.
Después de que Portia estuviera recuperada, y que Paige hubiese celebrado su logro por todo lo alto, las embrujadas y los dos magos habían abandonado los terrenos de Hogwarts lo más sigilosamente posible. No querían que nadie en el castigo se diese cuenta de su ausencia, y aunque eso sería inevitable a largo plazo, cuando la enfermera Pomfrey regresase y viese la cama de Portia vacía, era preferible retrasas aquel momento lo más que pudieran.
Una vez llegaron a los dominios de la familia Malfoy, llegó la hora de trazar un plan. La mansión estaba en lo alto de una colina. Por la fachada Norte se abría a un bosque de espesos árboles; sin embargo, tal como explicó Snape, aquella zona estaba fuertemente protegida por hechizos. La puerta del Sur presentaba más facilidades a la hora de ser flanqueada, pero era más difícil esconderse para llegar hasta ella.
-Hagamos dos grupos- sugirió Prue- Uno que se dirija a la puerta Norte y que monte todo el ruido que pueda. El otro grupo irá a la puerta Sur e intentará sacar a Draco.
-Es un buen plan- afirmó Piper- Necesitamos a Severus en el grupo que entre. Él nos guiará hasta Draco.
Finalmente, después de mucho discutir. Decidieron que Prue, Piper, Phoebe y Sirius irían a la puerta Norte. El resto entraría en la mansión. Una vez estuvieron de acuerdo ambos grupos se separaron.
A Sirius no le hizo ninguna gracia que Snape fuese en el grupo con su hermana, algo de lo ocurrido horas antes en la enfermería no le había gustado nada. Tenía un mal presentimiento.
Snape, sin embargo, estaba confuso. No le gustaba sentirse así, vulnerable, porque ahora pensaba que en la enfermería había estado a punto de mostrar sus sentimientos a Portia, o al menos insinuárselos, y ni siquiera estaba seguro de cuales eran. Además, estaba el hecho de quién era ella, Portia Black, la hermana de Sirius Black!! Como podía estar enamorándose de la hermana de su peor enemigo. ¿Enamorándose? Mentalmente se reprendió por albergar aquellos sentimientos, pero al girar el rostro y mirar de reojo a la joven, algo se movió en su interior ¿Qué le estaba pasando?
Cuando se estaban acercando a la explanada de campo libre, antes de llegar a la mansión, un ruido ensordecedor se oyó al otro lado de la mansión, seguido de un sonar de piedras cayendo.
-Eso ha sido Piper- sonrió Portia- Estamos llegando.
-¿Y una vez dentro qué?- preguntó Paige.
-Conociendo a Lucius- explicó Snape- Habrá encerrado a Draco en las mazmorras. No querrá que vuelva a escapar.
-Encerrarlo en las mazmorras- masculló Paige por lo bajo
-Tranquila Paige- la tranquilizó Portia- No estará mucho tiempo más allí.
El dolor se había mitigado. Después de que su padre lo dejase allí de nuevo Draco se había tumbado en el suelo, boca arriba, intentando respirar con ansias. Al principio parecía que el aire no le llegaba a los pulmones. El dolor punzante del cruciatus todavía le oprimía el pecho, pero poco a poco había ido recuperando la normalidad. Ahora yacía en el frío suelo mientras miraba por las altas rejas de las mazmorras. Sus lágrimas se habían secado, pero todavía se negaba a creer lo que le había dicho su padre. Portia era una de las personas más fuertes que conocía. Era una embrujada!! Y seguro que sus hermanas estaban allí para ayudarla.
Sin embargo, por mucho que quisiese, él no podía hacer nada, estaba allí encerrado hasta que su padre decidiese liberarlo para entregarlo a Voldemort. Escupió al pensar en aquel ser repugnante que defendía la "pureza de sangre" siendo él mismo hijo de un muggle y una bruja. Menudo estúpido.
No se quedaría allí esperando a que fueran a buscarlo para llevarlo ante Voldemort. Antes muerto que estar a su servicio, y menos bajo un imperius. Tenía que salir de allí. Con las pocas fuerzas que le quedaban se levantó y se lanzó corriendo contra la puerta de la mazmorra, descargando con su hombro el peso de su cuerpo sobre esta. El fuerte muro de madera de roble no se movió. Volvió a intentarlo, pero nada. su hombro estaba malherido, pero ya no sentía el dolor, lo único que quería era salir de allí, así que sin importarle lo que le pasara siguió descargando contra la puerta una y otra vez.
Cuando ya estaba a punto de caer desfallecido, la puerta se abrió de golpe, debido a una fuerte explosión que la hizo saltar de sus goznes. El humo solo dejaba ver una silueta en el umbral. Draco abrió los ojos como platos, incrédulo ante lo que creía estar viendo, pero cuando el humo se hubo disipado pudo comprobar la realidad. Portia estaba en la puerta, mirándole preocupada. Tras ella pudo ver a Paige y al profesor Snape.
Tras unos instantes de vacilación, Draco corrió hacia Portia y la abrazó con fuerza. Temblaba, pero no de miedo, sino de alegría al comprobar que su tía estaba bien. Aquella fue la demostración de afecto más clara que nadie le había podido ver al joven Slytherin.
-Estás bien- murmuró- Mi padre dijo que te habían matado.
-Ya le gustaría a él- replicó Portia.
-¿Y qué haces aquí?- preguntó ya separándose y saludando con un gesto de cabeza a los otros dos.
-Pasábamos por aquí y decidimos venir a visitarte, para ver como te iba.
-Sí- añadió Paige- Queríamos proponerte que volvieras al colegio con nosotros.
-Claro- continuó Portia con mueca burlona- Que viendo los lujos y comodidades que te rodean aquí no me extrañaría que prefirieses quedarte.
Draco sonrió ampliamente. Al escuchar a las dos hermanas hablar así realmente sintió que estaba en casa.
-Draco- intervino finalmente Severus- ¿Piensas quedarte ahí de pie hasta el fin de los días o vas a moverte para que nos vayamos?
Incluso aquellas palabras irónicas de su profesor de pociones le sonaron como campanadas (N/A: Draco se está poniendo sensible ) y sin disminuir ni un poco su sonrisa salió por la puerta, seguido de sus tres "salvadores"
Cuando media hora después Lucius regresó a las mazmorras, después de que los ataques contra su propiedad cesaran, y vio lo que había ocurrido, un ensordecedor grito de furia se pudo oír en la distancia.
La ficticia paz que solía reinar en el Bosque Prohibido que colindaba con Hogwarts se vio interrumpida cuando una risa atronadora resonó en el lugar.
-¿Visteis la cara de Malfoy cuando le cayó aquel chorro de moco de bubotubérculo encima? Ojalá hubiera tenido una cámara para grabarlo.
-Menos mal que por aquel entonces ya estaba bastante furioso, sino se habría pensado que éramos chiquillos jugando a las bromitas- dijo Phoebe sonriendo.
-Aquí el único chiquillo es alguien que yo me sé- murmuró Severus por lo bajo.
-No empieces Snivellus- bramó Sirius.
-En esta ocasión tiene razón- reconoció Prue, ante lo que Sirius la observó avergonzado- Aunque debo reconocer que a mí también me habría gustado tener una cámara a mano - lo que le devolvió la sonrisa infantil al animago.
-Qué Draco- añadió Sirius- ¿Cómo te ha ido la visita con tu padre?
-Genial- replicó el rubio- Me enseñó la candidez que caracteriza a la familia Malfoy.
Portia se sorprendió al oír a aquellos dos hablar así. No sabía que se llevasen también. Sabía que las cosas habían mejorado entre ellos, pero nunca se imaginó que hasta ese punto.
Entre bromas y risas la "expedición de rescate" se dirigió hacia el colegio Hogwarts. Tenían pensado entrar lo más sigilosamente que pudieran, pero sus planes se vieron truncados cuando llegaron a las puertas de la escuela. En lo alto de la escalinata los esperaba Albus Dumbledore, de brazos crucados y totalmente serio. La algarabía y desenfado que había dominado al grupo hasta el momento se disipó.
-Portia- indicó el director- ¿No tendrías que estar descansando en la enfermería?
La joven bajó la vista avergonzada. Mentir al anciano no era algo que la hiciese sentir orgullosa, pero lo había hecho por una buena razón.
-En cuanto a usted, joven Malfoy- añadió- lo hacía con su padre- el mencionado observó nervioso al resto; Portia apoyó una mano en su hombro- Sin embargo- añadió- celebro tenerlo de nuevo con nosotros.
Toda la tensión se disipó. Dumbledore hizo entrar a todos en el colegio y pidió a Severus que llevase a Draco a la enfermería para que le tratasen de sus heridas. No quiso que Portia fuese porque la enfermera Pomfrey estaba que trinaba y la habría matado allí mismo. Ordenó al resto que fuese a descansar, excepto a la menor de los hermanos Black, a la que pidió que se quedase.
-¿Seguro que estás bien?- preguntó.
-Sí, Albus, estoy perfectamente.
-No sabes el susto que nos has dado cuando no te encontramos en la enfermería. No deberías desaparecer así.
-Lo sé. Y lo siento. Pero tenía que hacer algo, no podía permitir que Draco estuviera con su padre. Lo estaba torturando!
El anciano la observó un rato en silencio, analizándola con la mirada- En el fondo me alegro de que lo hayas hecho- admitió finalmente- Yo tampoco quería dejarlo allí.
-¿Entonces lo admites de nuevo en la escuela?- preguntó Portia esperanzada.
-Está el problema de que el tutor legal de Draco sigue siendo Lucius. Sin embargo, creo que después de lo ocurrido esta noche podrás conseguir su custodia.
-¿Y Fudge?
-De Fudge ya me encargo yo.
Aquella noche el Gran Comedor estaba más lleno de lo normal. En la mesa de los profesores se habían añadido puestos para Sirius, las Embrujadas, Remus y Tonks. Los dos últimos se habían mostrado molestos cuando se enteraron de la "excursión" de los demás, pero finalmente habían comprendido que no habían podido avisarles.
Los alumnos de las distintas casas en sus mesas cuchicheaban y hablaban inquietos entre sí. No era normal que a la cena asistiesen personas ajenas a la escuela, y tampoco lo era que el sitio de McGonagall estuviese vacío.
Harry y sus amigos se revolvían inquietos en su asiento; por algo que les había comentado Sirius, intuían que algo importante iba a ocurrir aquella noche.
Parte del misterio quedó desvelado cuando por fin la profesora de Transformaciones entró en el comedor. Pero para añadir todavía más dudas vieron que la mujer llevaba en sus manos un taburete y el sombrero seleccionador. Nunca había ocurrido que se produjese una selección a mitad de curso, y los susurros llenaron la estancia.
Finalmente, el profesor Dumbledore se puso en pie, haciendo que todo murmullo cesara.
-Todos os estaréis preguntando que es lo que ocurre. Por circunstancias ajenas a su voluntad, un alumno de nuestro colegio ha sido recientemente sacado de esta escuela. Sin embargo, ha conseguido solucionar los problemas que lo retenían y ha regresado- la puerta detrás de la mesa de los profesores se abrió dando paso a Draco Malfoy. El comedor se volvió a llenar de susurros mal disimulados. Los Slytherin ponían gesto incrédulo; les habían contado que Malfoy jamás regresaría a la escuela, para así tenerlo controlado.
-Sin embargo, esto supone un problema. Al regresar a la escuela, lo hace como un alumno nuevo, por lo que su anterior selección queda anulada. Así que será necesario volver a realizarla.
Algunos bufidos impacientes se dejaron oír. ¿Para qué volver a seleccionar a Draco Malfoy si éste era un Slytherin de pies a cabeza? Ante el gesto del director, el rubio se dirigió nervioso hacia el taburete y tomó asiento. Antes de que le colocasen el sombrero, dirigió una sonrisa nerviosa a las embrujadas.
Esta vez el sombrero tardó bastante en decidirse, tanto que algunos pensaron que iba a decir que no servía para estar en aquella escuela. Pero finalmente se decidió.
-GRYFFINDOR
El silencio se apoderó del Gran Comedor. Si los ecos del grito del sombrero no permaneciesen todavía rebotando contra las paredes, más de uno habría pedido que repitiese su veredicto. Draco Malfoy un gryffindor!! Nadie lo habría pensado.
Lo normal era que ante una selección la mesa obsequiada con un nuevo alumno estallase en vítores y aplausos, pero aquella vez era distinto. Nadie parecía querer hacer ningún gesto de aprobación. De pronto, unas palmas solitarias comenzaron a oírse desde la mesa del león. Todos miraron incrédulos a Harry Potter, el niño que vivió, aplaudir a su enemigo de toda la escuela, en pie. Poco después se le unio Hermione Granger y unos segundos más tarde el trío famoso estaba aplaudiendo al unísono.
Bueno, aquí lo dejo por este capítulo Qué os ha parecido??? A lo mejor ha ido todo un poco rápido de más, pero es que todavía estoy un poco bloqueada respecto a esta historia. Prometo no intentar no tardar tanto en subir el próximo. Si queréis ayudarme ya sabéis: comentarios, dudas, consejos… todo menos virus de ordenador... REVIEWS PLEASE:
