CAPÍTULO 3: EL PODER DE AÍDA
Antes de que Aída volviera a su casa, se encontró a su hermano en la entrada del recinto de las amazonas. Aioria lo visitaba mucho, pues era conocido que salía con Marín.
-Aída, tengo que hablar contigo...- dijo Aioria.
-¿De qué se trata?- preguntó Aída.
-Es sobre Milo- dijo Aioria- debes tener mucho cuidado con él...-
-Ya me di cuenta- dijo Aída, haciendo una mueca- Marín me lo presentó...aunque no le dijo quien soy, y no vio mi rostro...-
-De eso quería hablarte- dijo Aioria- Milo no sabe que eres el caballero de Piscis, así que puedes fingir que eres un chico, y así no te molestará, porque es muy peligroso que duermas en las doce casas si él sabe que eres una chica. Saori no dirá nada, porque Aioros se lo pidió... solo dijo que había un nuevo caballero y eso...-
-De acuerdo- dijo Aída, aún no muy convencida.
-Será lo mejor, Aída- dijo Aioria- no quiero tener problemas con Milo...-
****************
Esa tarde, Aída volvió a la casa de Aries a recoger su armadura. Mu ya la tenía lista para ella, totalmente reparada, y más brillante y hermosa que antes de que la chica la dejara. Ella se la puso y observó los cambios que el caballero de Aries le había hecho a la armadura. Le parecía más ligera y ya no llevaba casco, sino una tiara.
-Está genial- murmuró sorprendida, al ver el renovado brillo dorado de la armadura- no puedo creer que hicieras este cambio... muchas gracias-
-No fue gracias a mí- dijo Mu- todo es gracias a la sangre de tus dos hermanos-
-Te lo agradezco mucho, de todas maneras- repuso Aída.
Mu se sonrojó ligeramente. A pesar de que se había tratado de convencer de que no le importaba la chica, al verla de nuevo cambió de opinión. La verdad era muy bella. Se parecía mucho a sus dos hermanos.
-¿Porqué no usas tu máscara?- preguntó Mu.
-Porque...no me gusta- dijo ella- además, Aioria me lo dijo, y no quiero que los demás se enteren que soy una chica, sobre todo, ese caballero de Escorpión... así que usaré la máscara solo cuando no tenga la armadura...-
-Aún así lo pareces- dijo Mu. Aída se encogió de hombros. Se sentía algo interrogada.
-No importa- dijo Aída- bueno... mejor me voy... tengo que ir a mi casa... espero que no me encuentre a ese caballero de Escorpión en el camino...-
-Suerte- dijo Mu, recordando que Milo ya había vuelto a su casa.
-Te agradezco mucho lo que has hecho por mí, Mu- dijo Aída.
-No fue nada- dijo Mu, sonrojándose ligeramente de nuevo. Aída sonrió y besó al caballero en la mejilla, y salió dejándolo algo sorprendido.
**************
En el recinto de las amazonas, Marín vigilaba que las chicas jóvenes se fueran a la cama. Las contó todas, y cuando vio que no faltaba ninguna, salió un rato.
-Marín- preguntó Shaina- falta una chica...-
-No, Shaina- dijo Marín- acabo de contarlas...-
-Pero falta la nueva...- protestó Shaina.
-Ah, ella- dijo Marín- Saori me avisó que ella no dormirá aquí...-
-Ah, ¿y eso?- preguntó Shaina, sospechosa-¿de qué privilegios goza?-
Marín solo se encogió de hombros. No le gustaba mentir, y ya le había dicho a su amiga la verdad a medias; pero Aioria tenía razón.
-Por cierto- dijo Shaina- ¿ya conociste al nuevo caballero de Piscis?- Marín asintió- ¿y cómo es?-
-Pues...- dijo Marín, pensativa- es un tipo agradable...-
-Se me olvidaba que tienes novio, Marín- dijo Shaina, interrumpiéndola- y no puedes hablar de un chico que no sea Aioria...- y entró al recinto. Marín la siguió, con una gran sonrisa. Si tan solo Shaina supiera que el caballero de Piscis es una chica...
**************
Después de recoger su armadura, Aída siguió subiendo a través de las doce casas, conociendo a los demás caballeros dorados. Aldebarán se había portado excelente con ella y, creyendo que era chico, le invitó una cerveza.
-No, Alde en serio- murmuraba ella- yo no tomo...-
-Vamos, chico, no es para tanto...- insistía Aldebarán.
-Em... es que estoy muy cansado... será mejor que me vaya- dijo Aída, y escapó de ahí tan pronto como pudo.
Saga y Kanon la saludaron, pero pronto la ignoraron, pues estaban muy ocupados discutiendo. Máscara Mortal no dijo nada, y Aída se estremeció al ver los rostros en las paredes de la casa de Cáncer. Shaka, al parecer, notó algo extraño en ella, pero no dijo nada y la dejó pasar. Al llegar a la casa de Escorpión...
-Hola, chico- dijo Milo, mirando a Aída sin saber que era una chica- vaya, es bueno saber que tenemos un nuevo caballero dorado...-
-Sí...- dijo Aída algo nerviosa: 'que no me descubra, que no me descubra...'
-Vaya- dijo Milo- hoy hay mucha gente nueva... También llegó una amazona muy guapa, pero Marín no me quiso decir quien era...-
-Ya veo- dijo Aída. Su nerviosismo iba en aumento- bueno, tengo que irme...-
-Suerte, compañero- le dijo Milo, sonriendo- si necesitas algo, ya sabes, puedes recurrir a mí...-
-Gracias- dijo Aída y salió, aliviada que estar fuera del alcance de Milo. En las siguientes casas, Shura y Camus la recibieron amablemente.
Cuando Aída por fin llegó a la casa de Piscis, se echó en la cama. Vaya que ese día había sido uno muy agitado. Ahora era un caballero dorado, igual que sus dos hermanos. Sonrió antes de cerrar los ojos.
**************
Dos días más tarde, Aída se paseaba cerca del recinto de las amazonas después de entrenar. Marín le había pedido que le ayudara a entrenar a las chicas nuevas, y Aída lo había hecho con gusto, aunque le molestaba sobremanera la presencia de Milo cada que iba ahí. Se sentó en una roca, en la base de las escaleras que daban hacia la casa de Aries.
Aída se encontraba divagando, cuando llegaron un montón de intrusos: por lo menos veinte hombres con armaduras negras que, al parecer, pretendían ascender por las doce casas.
La chica se escondió detrás de una columna y se quitó la máscara. Luego de ello, encendió su cosmo para llamar a su armadura, que acudió hacia ella. Una vez que la llevaba, Aída salió al encuentro de los intrusos.
-¿Quién eres tú?- uno de ellos preguntó. Aída lo miró. De seguro eran los famosos caballeros negros, que habían sido desterrados desde hacía muchos años.
-Eso no te importa- dijo Aída, en el tono más grave que pudo- ustedes no deberían estar aquí...-
-Ese no es tu problema- contestó el caballero negro- venimos a vencer a Atena y a sus caballeros, cueste lo que cueste...-
-Pues no se los permitiré- dijo Aída, encendiendo su cosmo. Sintió que alguien apareció a su lado y apagó su cosmo, sorprendida, para encontrarse con el caballero de Aries.
-Caballero de Piscis- dijo Mu en tono algo frío- no deberías estar aquí, sino en tu casa preparándote para defenderla-
-No voy a huir de estos sujetos- dijo Aída, molesta por el comentario. Mu puso los ojos en blanco.
-Bien- dijo el caballero de Aries, cruzando los brazos y apoyándose en una columna- véncelos tú...- y pensó que tal vez así vería el verdadero poder de la chica. Aída, sin embargo, le dio a Mu una mirada malhumorada.
-¿Qué nos va a vencer?- dijo uno de los caballeros negros- ¿este caballerito afeminado?-
-Si en algo se parece a Afrodita- dijo el otro- es en lo afeminado...- los caballeros negros estallaron en carcajadas.
-Eso es lo común en los caballeros de Piscis- dijo un tercero.
Aída frunció el entrecejo, no porque se haya sentido ofendida por el comentario, sino porque no debían descubrir que era mujer, pero no era buena fingiendo ser hombre. Sin embargo, Mu pareció molesto con este comentario. Aída cambió su expresión a una confiada.
-Ya verán lo que puede hacer un caballerito afeminado como yo...-
Aída encendió su cosmo, mientras los caballeros negros se preparaban para atacar. Diez de los hombres se lanzaron contra ella, mientras Aída realizó su ataque de plasma atómico. Los diez caballeros negros que se habían lanzado hacia adelante cayeron, uno por uno, con ese solo ataque.
-¿Qué te parece?- dijo Aída, volviéndose a Mu. El caballero de Aries estaba realmente impresionado.
-Muy impresionante, caballero de Piscis- dijo Mu- pero te faltaron ellos...- dijo señalando a los otros diez tipos que salieron huyendo.
-Pequeñeces...- dijo Aída entre dientes.
-Debes de tener cuidado- dijo Mu- uno puede ser la diferencia...-
-Tienes razón- dijo ella, encogiéndose de hombros. Antes de que escaparan, Mu y Aída hicieron sus respectivos ataques y vencieron también a los otros diez. Los dos ataques combinados fueron tan poderosos que los mandaron a volar.
-Genial- dijo la chica.
-Lo hiciste muy bien, Aída- dijo Mu.
-Gracias- dijo ella. Mu la miró aún asombrado. Era verdad: la chica era tan poderosa como Aioros o Aioria, y se merecía la armadura de Piscis.
Kiki, aún cubierto de manchas rojas, miró la escena desde la casa de Aries.
-¡Señor Mu!¡Señorita Aída!- gritó, teletransportándose a donde estaban los dos caballeros dorados. Aída lo miró y Mu le hizo un gesto negativo con la cabeza.
-Veo que sigues enfermo, Kiki- dijo Aída- y has estado rascándote...-
-Yo le he dicho que no lo haga- dijo Mu- pero no me escucha...-
-Peor para él, Mu- dijo Aída- porque se quedará con esas marcas para siempre...-
-No habla en serio, ¿verdad?- preguntó Kiki, preocupado.
-Muy en serio-dijo Aída. Kiki pasó, asustado, sus ojos de Aída a Mu, quien asintió.
-Está bien- dijo Kiki- no lo volveré a hacer- y se teletrasportó a la casa de Aries.
-Oye, Mu- dijo Aída- gracias por ayudarme con esos tipos-
-No fue nada- dijo Mu- tú tampoco debiste haber estado aquí luchando...-
-Supongo que no podía salir corriendo luego de ver lo que pretendían esos tipos- dijo ella.
-Y... lamento que ese tipo te haya llamado...- dijo Mu, algo apenado.
-No importa- dijo Aída, con una sonrisa - yo lo tomé como un halago... aunque tengo que hacerme pasar por un hombre, por mi propia seguridad, estoy orgullosa de ser mujer...-
-¿Orgullosa de ser mujer?- preguntó Mu en voz baja.
-Sí, Mu- dijo Aída- lo que no me agrada de las amazonas es eso: que tienen que renunciar a su feminidad por ser consideradas caballeros...-
-Pero así son las reglas- dijo Mu- y por eso usan máscaras: para que no inspiren compasión a los hombres por sus rostros...-
-Eso es lo que los hombres no entienden, Mu- dijo Aída- eso es ser mujer: nuestra fuerza radica en nuestra debilidad...-
Mu no entendió esto, así que solo sonrió. Aída se percató de ello, pero tampoco dijo nada más. Caminaron un rato por los jardines del Santuario, hablando de varias cosas sin importancia. Mu no podía dejar de mirar el bello rostro de la muchacha que, a pesar de que no llevaba ningún tipo de maquillaje, le parecía el más hermoso y femenino que había visto en toda su vida.
Sus momentos a solas no duraron mucho, porque Milo y Camus llegaron cuando se acercaban a la entrada de la casa de Aries.
-Hola, chicos- saludó Milo- ¿no han visto hoy a esa chica nueva?-
-¿Chica nueva?- preguntó Aída, haciéndose la desentendida.
-Sí, la amazona nueva de la que te hablé el otro día- dijo Milo- diantre, quisiera conocerla...-
Mu y Aída sonrieron. No la había reconocido. Camus, sin embargo, los miraba sospechoso.
-Bueno- suspiró Milo- tal vez pueda pensar en molestar ahora a Máscara Mortal...-
-Milo...- lo reprendió Mu.
-Vamos, Mu, no me quites la diversión- dijo Milo- después de que se fue Afrodita, ya no tengo a quien molestar...- y le lanzó una breve mirada a Aída.
-Ni lo sueñes- dijo Aída- si me molestas a mí, no vivirás para contarlo...-
-Sí, sí, lo que sea...- dijo Milo- total, iré a la casa de Cáncer. ¿Quién me acompaña?- Silencio. Milo hizo una mueca- no se amontonen, solo uno...- agregó con sarcasmo, y se fue.
Aída y Mu se echaron a reir, y Camus solo los miró, intrigado. Sin decir nada, el caballero de Acuario se dispuso a irse, cuando Aída lo detuvo.
-Espera, Camus- dijo Aída- yo voy contigo...-
Con una mirada, Aída se despidió de Mu y subió hacia su casa.
**************
Esa noche, en la casa de Aries...
-Maestro Mu, ¿porqué tiene esa cara?- preguntó Kiki.
-No lo sé, pequeño- dijo Mu con sinceridad.
-¿No será acaso por la señorita Aída?-
Mu se enrojeció. Se sintió aliviado de que ya estuviera oscuro, porque si no, Kiki hubiera tenido un buen motivo para burlarse de él.
-No lo sé, Kiki- dijo Mu- tal vez...-
-Pues... a mí me agrada, aunque sea una chica- dijo Kiki.
-No me digas que no te agradan las chicas- dijo Mu.
-Algunas- dijo Kiki- como Shaina, que son muy... agresivas. La señorita Aída es más tranquila...-
Mu lo meditó un rato. No había conocido a muchas chicas en su vida, a excepción acaso de las amazonas que vivían en el Santuario. Y esta chica era muy diferente a ellas. Como había dicho Kiki, era más tranquila y delicada, aunque su poder era evidentemente mucho mayor. Suspiró.
Unos momentos más tarde, Aioros pasó por ahí, cargando una caja.
-¡Aioros!- dijo Mu- ¿qué estabas haciendo?-
-Fui al pueblo- explicó el caballero de Sagitario- a nuestra casa, a traer algunas cosas para Aída...-
-¿Algunas cosas?-
-Sí- dijo Aioros, encogiéndose- parece que la niña echa de menos sus jeans... además, no quiero dejar nada ahí, porque ahora la casa está prácticamente sola-
-Tienes razón- dijo Mu.
Aioros miró sospechoso a Mu.
-A propósito, Mu- dijo Aioros- cuando mi hermana te llevó su armadura, note algo... inusual en tu mirada-
Mu se ruborizó de nuevo, aunque esta vez muy ligeramente.
-¿Inusual?- dijo Mu, pretendiendo no entender.
-Vamos, sabes muy bien de lo que hablo- dijo Aioros- solo te diré dos cosas: mi hermanita ha tenido más pretendientes que espectros Hades, pero siempre los rechaza... y si vas a intentar algo, será mejor que Aioria no se entere porque si lo hace te desollaría vivo...-
-¿Intentar que?- preguntó Mu, esta vez completamente sincero. No había pensado en nada parecido.
Aioros no respondió, y simplemente se alejó hacia su casa. Mu se quedó pensativo un rato. Kiki, que había escuchado parte de la conversación, se acercó a su maestro.
-Señor Mu- dijo Kiki- si a usted le agrada la señorita Aída, ¿porque no le regala algo?-
-¿Sabes?- dijo Mu- lo que acabas de decirme me ha dado una idea...-
****************
CONTINUARÁ...
Holas de nuevo... Espero que les esté gustando... ¡¡¡Manden reviews!!! T-T ya no me quieren... ya no me mandan reviews... T- T buaaaaaaaaa...
Abby L.
Antes de que Aída volviera a su casa, se encontró a su hermano en la entrada del recinto de las amazonas. Aioria lo visitaba mucho, pues era conocido que salía con Marín.
-Aída, tengo que hablar contigo...- dijo Aioria.
-¿De qué se trata?- preguntó Aída.
-Es sobre Milo- dijo Aioria- debes tener mucho cuidado con él...-
-Ya me di cuenta- dijo Aída, haciendo una mueca- Marín me lo presentó...aunque no le dijo quien soy, y no vio mi rostro...-
-De eso quería hablarte- dijo Aioria- Milo no sabe que eres el caballero de Piscis, así que puedes fingir que eres un chico, y así no te molestará, porque es muy peligroso que duermas en las doce casas si él sabe que eres una chica. Saori no dirá nada, porque Aioros se lo pidió... solo dijo que había un nuevo caballero y eso...-
-De acuerdo- dijo Aída, aún no muy convencida.
-Será lo mejor, Aída- dijo Aioria- no quiero tener problemas con Milo...-
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Esa tarde, Aída volvió a la casa de Aries a recoger su armadura. Mu ya la tenía lista para ella, totalmente reparada, y más brillante y hermosa que antes de que la chica la dejara. Ella se la puso y observó los cambios que el caballero de Aries le había hecho a la armadura. Le parecía más ligera y ya no llevaba casco, sino una tiara.
-Está genial- murmuró sorprendida, al ver el renovado brillo dorado de la armadura- no puedo creer que hicieras este cambio... muchas gracias-
-No fue gracias a mí- dijo Mu- todo es gracias a la sangre de tus dos hermanos-
-Te lo agradezco mucho, de todas maneras- repuso Aída.
Mu se sonrojó ligeramente. A pesar de que se había tratado de convencer de que no le importaba la chica, al verla de nuevo cambió de opinión. La verdad era muy bella. Se parecía mucho a sus dos hermanos.
-¿Porqué no usas tu máscara?- preguntó Mu.
-Porque...no me gusta- dijo ella- además, Aioria me lo dijo, y no quiero que los demás se enteren que soy una chica, sobre todo, ese caballero de Escorpión... así que usaré la máscara solo cuando no tenga la armadura...-
-Aún así lo pareces- dijo Mu. Aída se encogió de hombros. Se sentía algo interrogada.
-No importa- dijo Aída- bueno... mejor me voy... tengo que ir a mi casa... espero que no me encuentre a ese caballero de Escorpión en el camino...-
-Suerte- dijo Mu, recordando que Milo ya había vuelto a su casa.
-Te agradezco mucho lo que has hecho por mí, Mu- dijo Aída.
-No fue nada- dijo Mu, sonrojándose ligeramente de nuevo. Aída sonrió y besó al caballero en la mejilla, y salió dejándolo algo sorprendido.
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En el recinto de las amazonas, Marín vigilaba que las chicas jóvenes se fueran a la cama. Las contó todas, y cuando vio que no faltaba ninguna, salió un rato.
-Marín- preguntó Shaina- falta una chica...-
-No, Shaina- dijo Marín- acabo de contarlas...-
-Pero falta la nueva...- protestó Shaina.
-Ah, ella- dijo Marín- Saori me avisó que ella no dormirá aquí...-
-Ah, ¿y eso?- preguntó Shaina, sospechosa-¿de qué privilegios goza?-
Marín solo se encogió de hombros. No le gustaba mentir, y ya le había dicho a su amiga la verdad a medias; pero Aioria tenía razón.
-Por cierto- dijo Shaina- ¿ya conociste al nuevo caballero de Piscis?- Marín asintió- ¿y cómo es?-
-Pues...- dijo Marín, pensativa- es un tipo agradable...-
-Se me olvidaba que tienes novio, Marín- dijo Shaina, interrumpiéndola- y no puedes hablar de un chico que no sea Aioria...- y entró al recinto. Marín la siguió, con una gran sonrisa. Si tan solo Shaina supiera que el caballero de Piscis es una chica...
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Después de recoger su armadura, Aída siguió subiendo a través de las doce casas, conociendo a los demás caballeros dorados. Aldebarán se había portado excelente con ella y, creyendo que era chico, le invitó una cerveza.
-No, Alde en serio- murmuraba ella- yo no tomo...-
-Vamos, chico, no es para tanto...- insistía Aldebarán.
-Em... es que estoy muy cansado... será mejor que me vaya- dijo Aída, y escapó de ahí tan pronto como pudo.
Saga y Kanon la saludaron, pero pronto la ignoraron, pues estaban muy ocupados discutiendo. Máscara Mortal no dijo nada, y Aída se estremeció al ver los rostros en las paredes de la casa de Cáncer. Shaka, al parecer, notó algo extraño en ella, pero no dijo nada y la dejó pasar. Al llegar a la casa de Escorpión...
-Hola, chico- dijo Milo, mirando a Aída sin saber que era una chica- vaya, es bueno saber que tenemos un nuevo caballero dorado...-
-Sí...- dijo Aída algo nerviosa: 'que no me descubra, que no me descubra...'
-Vaya- dijo Milo- hoy hay mucha gente nueva... También llegó una amazona muy guapa, pero Marín no me quiso decir quien era...-
-Ya veo- dijo Aída. Su nerviosismo iba en aumento- bueno, tengo que irme...-
-Suerte, compañero- le dijo Milo, sonriendo- si necesitas algo, ya sabes, puedes recurrir a mí...-
-Gracias- dijo Aída y salió, aliviada que estar fuera del alcance de Milo. En las siguientes casas, Shura y Camus la recibieron amablemente.
Cuando Aída por fin llegó a la casa de Piscis, se echó en la cama. Vaya que ese día había sido uno muy agitado. Ahora era un caballero dorado, igual que sus dos hermanos. Sonrió antes de cerrar los ojos.
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Dos días más tarde, Aída se paseaba cerca del recinto de las amazonas después de entrenar. Marín le había pedido que le ayudara a entrenar a las chicas nuevas, y Aída lo había hecho con gusto, aunque le molestaba sobremanera la presencia de Milo cada que iba ahí. Se sentó en una roca, en la base de las escaleras que daban hacia la casa de Aries.
Aída se encontraba divagando, cuando llegaron un montón de intrusos: por lo menos veinte hombres con armaduras negras que, al parecer, pretendían ascender por las doce casas.
La chica se escondió detrás de una columna y se quitó la máscara. Luego de ello, encendió su cosmo para llamar a su armadura, que acudió hacia ella. Una vez que la llevaba, Aída salió al encuentro de los intrusos.
-¿Quién eres tú?- uno de ellos preguntó. Aída lo miró. De seguro eran los famosos caballeros negros, que habían sido desterrados desde hacía muchos años.
-Eso no te importa- dijo Aída, en el tono más grave que pudo- ustedes no deberían estar aquí...-
-Ese no es tu problema- contestó el caballero negro- venimos a vencer a Atena y a sus caballeros, cueste lo que cueste...-
-Pues no se los permitiré- dijo Aída, encendiendo su cosmo. Sintió que alguien apareció a su lado y apagó su cosmo, sorprendida, para encontrarse con el caballero de Aries.
-Caballero de Piscis- dijo Mu en tono algo frío- no deberías estar aquí, sino en tu casa preparándote para defenderla-
-No voy a huir de estos sujetos- dijo Aída, molesta por el comentario. Mu puso los ojos en blanco.
-Bien- dijo el caballero de Aries, cruzando los brazos y apoyándose en una columna- véncelos tú...- y pensó que tal vez así vería el verdadero poder de la chica. Aída, sin embargo, le dio a Mu una mirada malhumorada.
-¿Qué nos va a vencer?- dijo uno de los caballeros negros- ¿este caballerito afeminado?-
-Si en algo se parece a Afrodita- dijo el otro- es en lo afeminado...- los caballeros negros estallaron en carcajadas.
-Eso es lo común en los caballeros de Piscis- dijo un tercero.
Aída frunció el entrecejo, no porque se haya sentido ofendida por el comentario, sino porque no debían descubrir que era mujer, pero no era buena fingiendo ser hombre. Sin embargo, Mu pareció molesto con este comentario. Aída cambió su expresión a una confiada.
-Ya verán lo que puede hacer un caballerito afeminado como yo...-
Aída encendió su cosmo, mientras los caballeros negros se preparaban para atacar. Diez de los hombres se lanzaron contra ella, mientras Aída realizó su ataque de plasma atómico. Los diez caballeros negros que se habían lanzado hacia adelante cayeron, uno por uno, con ese solo ataque.
-¿Qué te parece?- dijo Aída, volviéndose a Mu. El caballero de Aries estaba realmente impresionado.
-Muy impresionante, caballero de Piscis- dijo Mu- pero te faltaron ellos...- dijo señalando a los otros diez tipos que salieron huyendo.
-Pequeñeces...- dijo Aída entre dientes.
-Debes de tener cuidado- dijo Mu- uno puede ser la diferencia...-
-Tienes razón- dijo ella, encogiéndose de hombros. Antes de que escaparan, Mu y Aída hicieron sus respectivos ataques y vencieron también a los otros diez. Los dos ataques combinados fueron tan poderosos que los mandaron a volar.
-Genial- dijo la chica.
-Lo hiciste muy bien, Aída- dijo Mu.
-Gracias- dijo ella. Mu la miró aún asombrado. Era verdad: la chica era tan poderosa como Aioros o Aioria, y se merecía la armadura de Piscis.
Kiki, aún cubierto de manchas rojas, miró la escena desde la casa de Aries.
-¡Señor Mu!¡Señorita Aída!- gritó, teletransportándose a donde estaban los dos caballeros dorados. Aída lo miró y Mu le hizo un gesto negativo con la cabeza.
-Veo que sigues enfermo, Kiki- dijo Aída- y has estado rascándote...-
-Yo le he dicho que no lo haga- dijo Mu- pero no me escucha...-
-Peor para él, Mu- dijo Aída- porque se quedará con esas marcas para siempre...-
-No habla en serio, ¿verdad?- preguntó Kiki, preocupado.
-Muy en serio-dijo Aída. Kiki pasó, asustado, sus ojos de Aída a Mu, quien asintió.
-Está bien- dijo Kiki- no lo volveré a hacer- y se teletrasportó a la casa de Aries.
-Oye, Mu- dijo Aída- gracias por ayudarme con esos tipos-
-No fue nada- dijo Mu- tú tampoco debiste haber estado aquí luchando...-
-Supongo que no podía salir corriendo luego de ver lo que pretendían esos tipos- dijo ella.
-Y... lamento que ese tipo te haya llamado...- dijo Mu, algo apenado.
-No importa- dijo Aída, con una sonrisa - yo lo tomé como un halago... aunque tengo que hacerme pasar por un hombre, por mi propia seguridad, estoy orgullosa de ser mujer...-
-¿Orgullosa de ser mujer?- preguntó Mu en voz baja.
-Sí, Mu- dijo Aída- lo que no me agrada de las amazonas es eso: que tienen que renunciar a su feminidad por ser consideradas caballeros...-
-Pero así son las reglas- dijo Mu- y por eso usan máscaras: para que no inspiren compasión a los hombres por sus rostros...-
-Eso es lo que los hombres no entienden, Mu- dijo Aída- eso es ser mujer: nuestra fuerza radica en nuestra debilidad...-
Mu no entendió esto, así que solo sonrió. Aída se percató de ello, pero tampoco dijo nada más. Caminaron un rato por los jardines del Santuario, hablando de varias cosas sin importancia. Mu no podía dejar de mirar el bello rostro de la muchacha que, a pesar de que no llevaba ningún tipo de maquillaje, le parecía el más hermoso y femenino que había visto en toda su vida.
Sus momentos a solas no duraron mucho, porque Milo y Camus llegaron cuando se acercaban a la entrada de la casa de Aries.
-Hola, chicos- saludó Milo- ¿no han visto hoy a esa chica nueva?-
-¿Chica nueva?- preguntó Aída, haciéndose la desentendida.
-Sí, la amazona nueva de la que te hablé el otro día- dijo Milo- diantre, quisiera conocerla...-
Mu y Aída sonrieron. No la había reconocido. Camus, sin embargo, los miraba sospechoso.
-Bueno- suspiró Milo- tal vez pueda pensar en molestar ahora a Máscara Mortal...-
-Milo...- lo reprendió Mu.
-Vamos, Mu, no me quites la diversión- dijo Milo- después de que se fue Afrodita, ya no tengo a quien molestar...- y le lanzó una breve mirada a Aída.
-Ni lo sueñes- dijo Aída- si me molestas a mí, no vivirás para contarlo...-
-Sí, sí, lo que sea...- dijo Milo- total, iré a la casa de Cáncer. ¿Quién me acompaña?- Silencio. Milo hizo una mueca- no se amontonen, solo uno...- agregó con sarcasmo, y se fue.
Aída y Mu se echaron a reir, y Camus solo los miró, intrigado. Sin decir nada, el caballero de Acuario se dispuso a irse, cuando Aída lo detuvo.
-Espera, Camus- dijo Aída- yo voy contigo...-
Con una mirada, Aída se despidió de Mu y subió hacia su casa.
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Esa noche, en la casa de Aries...
-Maestro Mu, ¿porqué tiene esa cara?- preguntó Kiki.
-No lo sé, pequeño- dijo Mu con sinceridad.
-¿No será acaso por la señorita Aída?-
Mu se enrojeció. Se sintió aliviado de que ya estuviera oscuro, porque si no, Kiki hubiera tenido un buen motivo para burlarse de él.
-No lo sé, Kiki- dijo Mu- tal vez...-
-Pues... a mí me agrada, aunque sea una chica- dijo Kiki.
-No me digas que no te agradan las chicas- dijo Mu.
-Algunas- dijo Kiki- como Shaina, que son muy... agresivas. La señorita Aída es más tranquila...-
Mu lo meditó un rato. No había conocido a muchas chicas en su vida, a excepción acaso de las amazonas que vivían en el Santuario. Y esta chica era muy diferente a ellas. Como había dicho Kiki, era más tranquila y delicada, aunque su poder era evidentemente mucho mayor. Suspiró.
Unos momentos más tarde, Aioros pasó por ahí, cargando una caja.
-¡Aioros!- dijo Mu- ¿qué estabas haciendo?-
-Fui al pueblo- explicó el caballero de Sagitario- a nuestra casa, a traer algunas cosas para Aída...-
-¿Algunas cosas?-
-Sí- dijo Aioros, encogiéndose- parece que la niña echa de menos sus jeans... además, no quiero dejar nada ahí, porque ahora la casa está prácticamente sola-
-Tienes razón- dijo Mu.
Aioros miró sospechoso a Mu.
-A propósito, Mu- dijo Aioros- cuando mi hermana te llevó su armadura, note algo... inusual en tu mirada-
Mu se ruborizó de nuevo, aunque esta vez muy ligeramente.
-¿Inusual?- dijo Mu, pretendiendo no entender.
-Vamos, sabes muy bien de lo que hablo- dijo Aioros- solo te diré dos cosas: mi hermanita ha tenido más pretendientes que espectros Hades, pero siempre los rechaza... y si vas a intentar algo, será mejor que Aioria no se entere porque si lo hace te desollaría vivo...-
-¿Intentar que?- preguntó Mu, esta vez completamente sincero. No había pensado en nada parecido.
Aioros no respondió, y simplemente se alejó hacia su casa. Mu se quedó pensativo un rato. Kiki, que había escuchado parte de la conversación, se acercó a su maestro.
-Señor Mu- dijo Kiki- si a usted le agrada la señorita Aída, ¿porque no le regala algo?-
-¿Sabes?- dijo Mu- lo que acabas de decirme me ha dado una idea...-
****************
CONTINUARÁ...
Holas de nuevo... Espero que les esté gustando... ¡¡¡Manden reviews!!! T-T ya no me quieren... ya no me mandan reviews... T- T buaaaaaaaaa...
Abby L.
