CAPÍTULO 4: EL REGALO
Aioros siguió subiendo, y llegó hasta la casa de Acuario, donde Camus lo detuvo.
-¿Qué vienes a hacer en mi casa, Aioros?- preguntó Camus, algo receloso.
-Voy a dejar unas cosas al caballero de Piscis- respondió el caballero de Sagitario.
Estas palabras hicieron que Camus frunciera el entrecejo.
-¿Qué cosas?-
-Cosas de él- respondió Aioros- ¿qué más da?-
-Hay algo raro en ese caballero- dijo Camus- no sé si tú lo has notado-
-¿Algo raro?- preguntó Aioros- ¿raro cómo?-
-Su cosmo no es... normal, como el del resto de los caballeros dorados. Igual de poderoso, pero diferente... ¿tú sabes algo?-
-No sé nada que pueda decirte, Camus- dijo Aioros- ¿me dejarás pasar?-
-Por supuesto- dijo Camus en el mismo tono serio que siempre usaba. Aioros le agradeció y subió a la casa de Piscis.
Ahí encontró a su hermana en su habitación, arreglando unas rosas de colores en un jarrón junto a la cama.
-Bien, hermanita- dijo Aioros, poniendo la caja sobre una mesita- parece que Camus sospecha algo...-
-¿Camus sospecha?-
-Sí, por tu cosmo- dijo el caballero Sagitario- así que ten mucho cuidado, y no enciendas tu cosmo hasta que sea realmente necesario... Aunque con él no hay mucho peligro... y no rw preocupes por Milo, no tiene suficiente cerebro para darse cuenta...-
-Así lo haré- dijo Aída- ¿trajiste lo que te pedí?-
-Todo- dijo Aioros, levantando la tapa de la caja. Aída miró en su interior. Efectivamente, todo lo que le había pedido a su hermano estaba ahí. Lo abrazó con cariño.
-¡Aioros, eres el mejor!-
-Que Aioria no escuche eso, porque si lo hace me matará...-
****************
Ya habían pasado dos semanas, y no había señal de Aída en la escuela. Alejandro se había comenzado a preocupar desde que había ido a la casa de la chica y había encontrado a sus hermanos.
-Si esos malditos tuvieron algo que ver en esto, lo lamentarán- murmuraba para sí.
-¿Qué te sucede, Alejandro?- preguntó uno de sus amigos.
-Que hace dos semanas que Aída no viene a clases. Tampoco está en su casa...- dijo el chico de mal humor. Sacó un teléfono celular y, mientras marcaba, murmuró- la encontraré, aunque sea lo último que haga...-
*************
Aída se levantó con una sonrisa. Ya llevaba dos semanas viviendo en el Santuario y viendo a sus dos hermanos a diario. Cuando se levantó, vio a un niño pelirrojo delante de ella.
-Hola- sonrió Aída, reconociendo al chico como el niño que estaba enfermo de varicela cuando ella había llegado al Santuario.
-Buenos días, señorita. Mi nombre es Kiki, soy alumno de Mu de Aries. Mi maestro me ha mandado para agradecerle lo que hizo por mí...-
-¿Yo?- preguntó Aída sorprendida- si yo no hice nada...-
-Claro que sí- dijo Kiki- y también le manda esto. Dice que no es mucho, pero que viene con toda su gratitud- le entregó una cajita y, acercándose a la muchacha, le dio un beso en la mejilla con cariño. Aída abrió la cajita y, sonrojada, vio un hermoso collar dorado con un dije en forma de dos peces.
-Gracias, Kiki, pero solo quisiera pedirte dos cosas- dijo Aída.
-Lo que sea- dijo Kiki.
-La primera, es que no me llames 'señorita' ni 'usted'. Me llamo Aída- dijo la joven, y Kiki asintió- La segunda, es que guardes mi secreto, y no le digas a nadie más que soy una chica-
-De acuerdo, Aída- dijo Kiki.
-Ahora, si no tienes más que hacer, acompáñame a la casa de Aries, porque tengo que hablar con tu maestro-
-Está bien- dijo Kiki.
Aída se vistió, pero no se puso la armadura de Piscis, sino que se vistió como amazona y se cubrió el rostro con una máscara de plata.
***************
Aída y Kiki no se encontraron a nadie camino a la casa de Aries, porque la mayoría de los caballeros dorados se encontraban descansando en el bosque vecino al Santuario.
-Que aburrido lugar- dijo Milo.
-No te quejes, Milo- dijo Camus al escuchar al caballero de Escorpión- se dice que Artemisa venía a este bosque a cazar desde los tiempos mitológicos...-
-Pues... si no la veo, no me importará- dijo Milo- lo que quisiera es volver a ver a esa chica amazona...-
-Déjala en paz- dijo Aioros, no en tono de amenaza, sino como un consejo- ya llegará una chica que te acepte...-
-Es fácil para ti decirlo- dijo Milo- porque tú y Aioria ya tienen una chica-
-Aioria tiene una chica, pero yo no- dijo Aioros con tranquilidad.
-No me digas que crees que no sé lo de Saori- dijo Milo, haciendo que Aioros se ruborice ligeramente.
-Por cierto, ¿ya conocieron al nuevo caballero de Piscis?- preguntó Shura.
-Sí, es un chico muy agradable- dijo Aldebarán.
-Aunque he notado algo extraño en él, ¿ustedes no?- preguntó Shaka. Aioros y Aioria tragaron saliva, algo nerviosos.
-No, para nada, Shaka- dijo Aioria.
-¿Cómo puedes pensar eso?- preguntó Aioros.
***************
Alejandro estaba en su casa. Era una enorme mansión rodeada por un amplio jardín. Veía la televisión tirado en un sillón, pero no le prestaba atención. Sus pensamientos estaban en otra parte.
-Señor- dijo un hombre trajeado, con lentes oscuros y un auricular en la oreja derecha- aún no la hemos encontrado-
-Pues apúrense- dijo Alejandro de mal humor- si no quieren que le diga a mi padre que los despida...-
-Inmediatamente, señor- dijo el hombre- haremos todo lo posible...-
-Más les vale...- dijo Alejandro.
El hombre tragó saliva ruidosamente y salió.
***************
En la casa de Aries, Mu esperaba el regreso de Kiki, pero se sorprendió al ver a su discípulo acompañado de la chica a quien le había mandado el regalo.
-Aída- dijo Mu, una vez que Kiki se había ido - ¿a que has venido?-
-A pedirte una explicación- dijo Aída, sacando la cajita y mostrándosela- dime, ¿qué significa esto?-
-Significa que te agradezco lo que hiciste por mí- dijo Mu- y por Kiki. Ese niño es más que mi aprendiz, es como un hermano...-
-No debías- dijo Aída- ni siquiera estaba en peligro. Además, tú reparaste mi armadura y no me cobraste nada...-
-No... no podía- dijo Mu- tus hermanos siempre han sido excelentes caballeros dorados, y muy buenos amigos...-
-Tómalo de vuelta- dijo Aída, ofreciéndole la cajita- no puedo aceptar esto...-
Mu tomó la caja, pero la abrió y colocó con delicadeza el collar alrededor del cuello de la chica. Luego, le quitó la máscara y contempló de nuevo sus hermosos ojos. Una vez más, Aída se sintió indefensa ante la mirada de Mu.
-Por favor, consérvalo- le dijo Mu- no sé si te gustó...-
-Es hermoso- dijo Aída- pero no comprendo el porqué de tu regalo...-
-No sé porqué- dijo Mu, encogiéndose de hombros- pero siento que me enamoré de ti...-
Aída se sonrojó visiblemente. Ya había escuchado cosas parecidas antes, pero nunca con un sentimiento tan dulce y puro como el de Mu. Se dejó abrazar por el caballero dorado, y se sintió segura entre sus brazos. Pudo sentir el cálido y dulce cosmo de Mu cuando los labios del caballero se unieron con los suyos. Aída nunca había sentido algo parecido.
-Yo...- dijo la chica, pero no pudo articular las palabras. Mu sonrió con cariño.
-No importa si no puedes responderme ahora- dijo Mu- mañana hablaremos... solo piensa en lo que te dije...-
****************
-Aioria, ¿porqué ustedes dos están actuando tan raro?- preguntó Milo, intrigado, al ver que los dos hermanos se comportaban extrañamente.
-¿Raro? ¿Nosotros?- dijo Aioros, fingiendo demencia.
-No tengo idea de lo que estás hablando, Milo...- dijo Aioria.
-No me digan- dijo Shura, mirándolos sospechosamente- yo también lo he notado... desde que renunció Afrodita...-
-Cierto- dijo Camus.
-No nos pueden engañar- dijo Aldebarán- así que ya digan que les sucede...-
Aioros estaba a punto de inventar algo, cuando una chica los interrumpió. Milo observó a la nueva amazona que no había visto desde hacía dos largas semanas. Aioria lanzó a Milo una mirada de advertencia, que el otro caballero ignoró, ya que no sabía que se trataba de la hermana del caballero de Leo.
-Hola, preciosa- dijo Milo, poniéndose en pose seductora- ¿acaso has venido a verme?-
-No- respondió Aída con toda sinceridad- vine a hablar con... Aioros y Aioria...- suspiró. Casi se le salía decir que eran sus hermanos.
-Bueno- dijo Aioros- ven, Aioria-
Una vez algo separados del resto de los caballeros, Aída habló con sus hermanos.
-¿Y bien?- preguntó Aioros- ¿que te ha parecido?-
-¿Ese Milo te ha molestado?- preguntó Aioria, receloso.
-Para nada- dijo Aída- solo les diré que cambiaré un poco mi disfraz de amazona por el de una chica normal...-
-De acuerdo- dijo Aioros- siempre y cuando, ya sabes quien no te descubra-
-No lo hará- dijo Aída.
-¿Y qué es esto?- preguntó Aioria, tomando en su mano el dije dorado.
-N...nada- dijo Aída, nerviosa. Agradecía tener puesta la máscara de plata que tanto odiaba, porque si no hubiera sido así, su hermano hubiera notado que se sonrojó visiblemente. Sentía el calor en sus mejillas- es... es solo un regalo-
-Ya veo- dijo Aioria, aunque no convencido del todo. Conocía a su hermana demasiado bien como para no darse cuenta de que algo ocultaba. A pesar de todo, el caballero de Leo no insistió más.
-Bueno, los veré después...-
-Cuídate, Aída- dijo Aioros.
-Y también ustedes...-
*****************
-¿Alguna señal de ella?- preguntó Alejandro al hombre trajeado frente a él.
-Ninguna, señor-
-No pudo haberse esfumado...-
-Hay dos probabilidades, señor- dijo el hombre trajeado- o está fuera de la ciudad, o está en el Santuario, donde no nos permiten entrar a buscarla-
-Yo apuesto por la segunda- dijo Alejandro- porque sé que sus dos hermanos son caballeros de Atena-
-Entonces es probable, señor, que esté en el Santuario-
-Búsquenla ahí- dijo Alejandro- pero no permitan que los descubran...-
-Nos niegan la entrada ahí, señor- dijo el hombre.
-No me importa lo que tengan que hacer, pero averigüen si está ahí o no- dijo Alejandro.
*************
CONTINUARÁ...
Espero que les esté gustando... Manden sus reviews para saber que piensan ustedes, ¿si?... Antes de que se me acabe la imaginación...
Abby L.
Aioros siguió subiendo, y llegó hasta la casa de Acuario, donde Camus lo detuvo.
-¿Qué vienes a hacer en mi casa, Aioros?- preguntó Camus, algo receloso.
-Voy a dejar unas cosas al caballero de Piscis- respondió el caballero de Sagitario.
Estas palabras hicieron que Camus frunciera el entrecejo.
-¿Qué cosas?-
-Cosas de él- respondió Aioros- ¿qué más da?-
-Hay algo raro en ese caballero- dijo Camus- no sé si tú lo has notado-
-¿Algo raro?- preguntó Aioros- ¿raro cómo?-
-Su cosmo no es... normal, como el del resto de los caballeros dorados. Igual de poderoso, pero diferente... ¿tú sabes algo?-
-No sé nada que pueda decirte, Camus- dijo Aioros- ¿me dejarás pasar?-
-Por supuesto- dijo Camus en el mismo tono serio que siempre usaba. Aioros le agradeció y subió a la casa de Piscis.
Ahí encontró a su hermana en su habitación, arreglando unas rosas de colores en un jarrón junto a la cama.
-Bien, hermanita- dijo Aioros, poniendo la caja sobre una mesita- parece que Camus sospecha algo...-
-¿Camus sospecha?-
-Sí, por tu cosmo- dijo el caballero Sagitario- así que ten mucho cuidado, y no enciendas tu cosmo hasta que sea realmente necesario... Aunque con él no hay mucho peligro... y no rw preocupes por Milo, no tiene suficiente cerebro para darse cuenta...-
-Así lo haré- dijo Aída- ¿trajiste lo que te pedí?-
-Todo- dijo Aioros, levantando la tapa de la caja. Aída miró en su interior. Efectivamente, todo lo que le había pedido a su hermano estaba ahí. Lo abrazó con cariño.
-¡Aioros, eres el mejor!-
-Que Aioria no escuche eso, porque si lo hace me matará...-
****************
Ya habían pasado dos semanas, y no había señal de Aída en la escuela. Alejandro se había comenzado a preocupar desde que había ido a la casa de la chica y había encontrado a sus hermanos.
-Si esos malditos tuvieron algo que ver en esto, lo lamentarán- murmuraba para sí.
-¿Qué te sucede, Alejandro?- preguntó uno de sus amigos.
-Que hace dos semanas que Aída no viene a clases. Tampoco está en su casa...- dijo el chico de mal humor. Sacó un teléfono celular y, mientras marcaba, murmuró- la encontraré, aunque sea lo último que haga...-
*************
Aída se levantó con una sonrisa. Ya llevaba dos semanas viviendo en el Santuario y viendo a sus dos hermanos a diario. Cuando se levantó, vio a un niño pelirrojo delante de ella.
-Hola- sonrió Aída, reconociendo al chico como el niño que estaba enfermo de varicela cuando ella había llegado al Santuario.
-Buenos días, señorita. Mi nombre es Kiki, soy alumno de Mu de Aries. Mi maestro me ha mandado para agradecerle lo que hizo por mí...-
-¿Yo?- preguntó Aída sorprendida- si yo no hice nada...-
-Claro que sí- dijo Kiki- y también le manda esto. Dice que no es mucho, pero que viene con toda su gratitud- le entregó una cajita y, acercándose a la muchacha, le dio un beso en la mejilla con cariño. Aída abrió la cajita y, sonrojada, vio un hermoso collar dorado con un dije en forma de dos peces.
-Gracias, Kiki, pero solo quisiera pedirte dos cosas- dijo Aída.
-Lo que sea- dijo Kiki.
-La primera, es que no me llames 'señorita' ni 'usted'. Me llamo Aída- dijo la joven, y Kiki asintió- La segunda, es que guardes mi secreto, y no le digas a nadie más que soy una chica-
-De acuerdo, Aída- dijo Kiki.
-Ahora, si no tienes más que hacer, acompáñame a la casa de Aries, porque tengo que hablar con tu maestro-
-Está bien- dijo Kiki.
Aída se vistió, pero no se puso la armadura de Piscis, sino que se vistió como amazona y se cubrió el rostro con una máscara de plata.
***************
Aída y Kiki no se encontraron a nadie camino a la casa de Aries, porque la mayoría de los caballeros dorados se encontraban descansando en el bosque vecino al Santuario.
-Que aburrido lugar- dijo Milo.
-No te quejes, Milo- dijo Camus al escuchar al caballero de Escorpión- se dice que Artemisa venía a este bosque a cazar desde los tiempos mitológicos...-
-Pues... si no la veo, no me importará- dijo Milo- lo que quisiera es volver a ver a esa chica amazona...-
-Déjala en paz- dijo Aioros, no en tono de amenaza, sino como un consejo- ya llegará una chica que te acepte...-
-Es fácil para ti decirlo- dijo Milo- porque tú y Aioria ya tienen una chica-
-Aioria tiene una chica, pero yo no- dijo Aioros con tranquilidad.
-No me digas que crees que no sé lo de Saori- dijo Milo, haciendo que Aioros se ruborice ligeramente.
-Por cierto, ¿ya conocieron al nuevo caballero de Piscis?- preguntó Shura.
-Sí, es un chico muy agradable- dijo Aldebarán.
-Aunque he notado algo extraño en él, ¿ustedes no?- preguntó Shaka. Aioros y Aioria tragaron saliva, algo nerviosos.
-No, para nada, Shaka- dijo Aioria.
-¿Cómo puedes pensar eso?- preguntó Aioros.
***************
Alejandro estaba en su casa. Era una enorme mansión rodeada por un amplio jardín. Veía la televisión tirado en un sillón, pero no le prestaba atención. Sus pensamientos estaban en otra parte.
-Señor- dijo un hombre trajeado, con lentes oscuros y un auricular en la oreja derecha- aún no la hemos encontrado-
-Pues apúrense- dijo Alejandro de mal humor- si no quieren que le diga a mi padre que los despida...-
-Inmediatamente, señor- dijo el hombre- haremos todo lo posible...-
-Más les vale...- dijo Alejandro.
El hombre tragó saliva ruidosamente y salió.
***************
En la casa de Aries, Mu esperaba el regreso de Kiki, pero se sorprendió al ver a su discípulo acompañado de la chica a quien le había mandado el regalo.
-Aída- dijo Mu, una vez que Kiki se había ido - ¿a que has venido?-
-A pedirte una explicación- dijo Aída, sacando la cajita y mostrándosela- dime, ¿qué significa esto?-
-Significa que te agradezco lo que hiciste por mí- dijo Mu- y por Kiki. Ese niño es más que mi aprendiz, es como un hermano...-
-No debías- dijo Aída- ni siquiera estaba en peligro. Además, tú reparaste mi armadura y no me cobraste nada...-
-No... no podía- dijo Mu- tus hermanos siempre han sido excelentes caballeros dorados, y muy buenos amigos...-
-Tómalo de vuelta- dijo Aída, ofreciéndole la cajita- no puedo aceptar esto...-
Mu tomó la caja, pero la abrió y colocó con delicadeza el collar alrededor del cuello de la chica. Luego, le quitó la máscara y contempló de nuevo sus hermosos ojos. Una vez más, Aída se sintió indefensa ante la mirada de Mu.
-Por favor, consérvalo- le dijo Mu- no sé si te gustó...-
-Es hermoso- dijo Aída- pero no comprendo el porqué de tu regalo...-
-No sé porqué- dijo Mu, encogiéndose de hombros- pero siento que me enamoré de ti...-
Aída se sonrojó visiblemente. Ya había escuchado cosas parecidas antes, pero nunca con un sentimiento tan dulce y puro como el de Mu. Se dejó abrazar por el caballero dorado, y se sintió segura entre sus brazos. Pudo sentir el cálido y dulce cosmo de Mu cuando los labios del caballero se unieron con los suyos. Aída nunca había sentido algo parecido.
-Yo...- dijo la chica, pero no pudo articular las palabras. Mu sonrió con cariño.
-No importa si no puedes responderme ahora- dijo Mu- mañana hablaremos... solo piensa en lo que te dije...-
****************
-Aioria, ¿porqué ustedes dos están actuando tan raro?- preguntó Milo, intrigado, al ver que los dos hermanos se comportaban extrañamente.
-¿Raro? ¿Nosotros?- dijo Aioros, fingiendo demencia.
-No tengo idea de lo que estás hablando, Milo...- dijo Aioria.
-No me digan- dijo Shura, mirándolos sospechosamente- yo también lo he notado... desde que renunció Afrodita...-
-Cierto- dijo Camus.
-No nos pueden engañar- dijo Aldebarán- así que ya digan que les sucede...-
Aioros estaba a punto de inventar algo, cuando una chica los interrumpió. Milo observó a la nueva amazona que no había visto desde hacía dos largas semanas. Aioria lanzó a Milo una mirada de advertencia, que el otro caballero ignoró, ya que no sabía que se trataba de la hermana del caballero de Leo.
-Hola, preciosa- dijo Milo, poniéndose en pose seductora- ¿acaso has venido a verme?-
-No- respondió Aída con toda sinceridad- vine a hablar con... Aioros y Aioria...- suspiró. Casi se le salía decir que eran sus hermanos.
-Bueno- dijo Aioros- ven, Aioria-
Una vez algo separados del resto de los caballeros, Aída habló con sus hermanos.
-¿Y bien?- preguntó Aioros- ¿que te ha parecido?-
-¿Ese Milo te ha molestado?- preguntó Aioria, receloso.
-Para nada- dijo Aída- solo les diré que cambiaré un poco mi disfraz de amazona por el de una chica normal...-
-De acuerdo- dijo Aioros- siempre y cuando, ya sabes quien no te descubra-
-No lo hará- dijo Aída.
-¿Y qué es esto?- preguntó Aioria, tomando en su mano el dije dorado.
-N...nada- dijo Aída, nerviosa. Agradecía tener puesta la máscara de plata que tanto odiaba, porque si no hubiera sido así, su hermano hubiera notado que se sonrojó visiblemente. Sentía el calor en sus mejillas- es... es solo un regalo-
-Ya veo- dijo Aioria, aunque no convencido del todo. Conocía a su hermana demasiado bien como para no darse cuenta de que algo ocultaba. A pesar de todo, el caballero de Leo no insistió más.
-Bueno, los veré después...-
-Cuídate, Aída- dijo Aioros.
-Y también ustedes...-
*****************
-¿Alguna señal de ella?- preguntó Alejandro al hombre trajeado frente a él.
-Ninguna, señor-
-No pudo haberse esfumado...-
-Hay dos probabilidades, señor- dijo el hombre trajeado- o está fuera de la ciudad, o está en el Santuario, donde no nos permiten entrar a buscarla-
-Yo apuesto por la segunda- dijo Alejandro- porque sé que sus dos hermanos son caballeros de Atena-
-Entonces es probable, señor, que esté en el Santuario-
-Búsquenla ahí- dijo Alejandro- pero no permitan que los descubran...-
-Nos niegan la entrada ahí, señor- dijo el hombre.
-No me importa lo que tengan que hacer, pero averigüen si está ahí o no- dijo Alejandro.
*************
CONTINUARÁ...
Espero que les esté gustando... Manden sus reviews para saber que piensan ustedes, ¿si?... Antes de que se me acabe la imaginación...
Abby L.
