CAPÍTULO 5: LOS CELOS DE AIORIA

Esa mañana...

-No sé porque estamos haciendo esto- dijo un hombre trajeado- si algún guardia, o peor, caballero nos descubre, estaremos muertos...-

-Calla- dijo otro hombre, vestido igual que él- debemos de averiguar donde está esa chica, si no, el señor Alejandro nos destruirá personalmente y, eso te lo puedo asegurar, mucho más dolorosamente que cualquier caballero de Atena...-

-Espero que la encontremos pronto...- dijo el primer hombre- no me agrada la idea de morir, ya sea a manos de Alejandro o de algún caballero...-

-¡Espera!- dijo el otro hombre, señalando a una chica que iba pasando- ¿no es ella?-

-Claro- dijo el primero- debemos llamar al señor Alejandro pronto...-

**************

-¡Qué horrible día!- dijo Saori esa mañana. Realmente extrañaba a los caballeros de bronce. Siempre le venía bien molestar a Seiya de vez en cuando, pero ya había pasado casi un mes desde que los caballeros de bronce habían vuelto a Japón.

-Saori, ¿qué sucede?- la voz de un chico la sorprendió. Era Aioros.

-Nada- dijo Saori, desganada- ¿cómo ha estado tu hermana?-

-Pues... yo digo que bien- dijo Aioros- aunque no ha sucedido nada extraordinario...-

-Y supongo que el plan que tuviste dio resultado- dijo Saori- no decirles que es una chica...-

-Sí- dijo Aioros- Milo se ha mantenido alejado...-

-Me alegro- dijo Saori- ahora, solo espero que no tengamos problemas...-

**************

Aída se paseaba por el bosque cerca de la entrada al Santuario, cuando vio el rostro de un chico conocido, pero no muy agradable.

-¡Aída!- gritó el chico - ¿qué haces aquí?-

-Lo mismo digo yo- dijo ella entre dientes. Era Alejandro.

-Pero dime, ¿por qué no has vuelto a tu casa?-

-Porque ya no vivo ahí- respondió ella- ahora vivo en la... en el recinto de las amazonas...-

-No me digas que has hecho caso a esa locura de tus hermanos de pelear por el bien y la justicia y arriesgar tu vida por Atena- dijo Alejandro- si siempre me parecieron un par de perdedores...-

Aída frunció el entrecejo, molesta.

-Pues...- dijo Aída- si te parece una locura y si crees que los que peleamos por Atena somos perdedores, ya te puedes marchar...- señaló la salida.

-Vamos, bonita- le dijo Alejandro- no tienes que perder tu tiempo con... esta clase tan baja de personas...-

-Yo puedo hacer lo que quiera- dijo Aída, esta vez enfadada- y con quien no quiero perder mi tiempo es con gente como tú- se dio la vuelta para irse, pero Alejandro la tomó del brazo.

-Vamos, ven conmigo- dijo él, pero Aída se soltó.

-Ni lo sueñes...- y se fue rumbo a la casa de Piscis. Alejandro trató de seguirla, pero los guardias del Santuario le prohibieron adentrarse más.

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-¿Puedo entrar?-

A pesar de su seriedad, Mu no podía resistirse por más tiempo sin ver otra vez a la joven que ahora vivía en la casa de Piscis, así que esa tarde, después de entrenar a Kiki, recorrió las doce casas solo para verla.

-Adelante-

Mu abrió la puerta, y encontró a Aída vestida ya no de amazona, sino como una chica normal: pantalones de mezclilla, una blusa blanca y sandalias. Tenía su cabello castaño recogido en una cola, y un poco de sombra blanca arriba de los ojos.

-Vaya- dijo Mu- te ves... linda-

-Gracias- dijo ella, sonrojándose ligeramente.

-Yo... venía a... ver si necesitabas algo...- dijo el caballero, algo nervioso- porque sentí tu cosmo algo molesto esta mañana-

-No fue nada...estoy bien, gracias- dijo ella, sonriendo. No quería acordarse del incidente con Alejandro.

-Bueno... en ese caso... mejor me voy... no quiero molestarte...- dijo Mu, dándose la vuelta para irse, pero Aída lo tomó del brazo.

-No me molestas- dijo la chica- no te vas a ir después de lo que me dijiste ayer...-

-¿Y bien?- dijo Mu- ¿tú que has pensado?-

-Yo...- dijo ella, algo sonrojada- yo nunca me había sentido así antes. Yo... siento que también te quiero...-

Mu sonrió. Había tenido tanto miedo de que ella dijera que no. Después de todo, supo por Aioros que la chica tenía muchos pretendientes, pero siempre los rechazaba. Aída, por su parte, notaba que este chico era muy diferente a sus otros pretendientes, y nunca había sentido así.

-¿Quieres ir a alguna parte?- preguntó Aída.

-En realidad sí- dijo Mu- te llevaré a un sitio que conozco, un claro en el bosque...-

-De acuerdo-

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El claro en el bosque se veía hermoso, pues la oscuridad habitual entre los árboles desaparecía para que un cálido rayo del sol pasara entre ellos y se reflejara en una fuente, hecha toda de piedra, cuyo líquido emergía de un ojo de agua. Aída estaba fascinada.

-Este lugar es el mejor que he visto-

-Me alegra que te haya gustado- dijo Mu- a veces, lo utilizo para entrenar a Kiki, o para descansar cuando estoy harto de la casa de Aries-

La chica se sentó en una roca, y Mu junto a ella, pasándole el brazo por la espalda. Aída apoyó su cabeza en el hombro de él. Se quedaron así un rato, sin decir nada.

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Reunión en la casa de Tauro... los caballeros dorados seguían charlando de las novedades de esa semana y, de nuevo, faltaban tres caballeros: Aries, Libra y Piscis.

-Aioria, ¿no has visto al chico?- preguntó Camus.

-¿Qué chico?- respondió Aioria con otra pregunta.

-Pues el nuevo caballero de Piscis- dijo Shura

-Es algo raro...- repuso Saga.

-No me sorprendería- dijo Milo- si parece que todos los Piscis son así...-

Aioria le lanzó una mirada asesina, que Camus captó. El caballero de Acuario dio a Milo un codazo. Camus creía que el caballero de Leo se había enfadado porque el comentario de Milo aludía a Marín también. Después de un rato, Milo captó la razón del codazo de Camus.

-Ejem...- dijo Milo aclarándose la garganta- sí, sí, como sea...-

-¿Y Mu?- dijo Aldebarán- también él se ha comportado extraño desde la renuncia de Afrodita...-

-¿En serio?- dijo Aioros, esta vez, completamente sincero.

-Hemos tenido varias juntas, pero Mu no ha asistido a ninguna...- dijo Aldebarán.

-De hecho- dijo Saga- Kanon y yo lo hemos notado. Ahora su cosmo siempre está... diferente- Kanon asintió al escuchar las palabras de su gemelo.

Aioria alzó las cejas. Todo era una coincidencia. Pero tal vez no. Mu nunca subía a través de las doce casas a menos de que fuera absolutamente necesario, y esa tarde lo había hecho. Intrigado, se despidió y salió de la casa de Tauro. Con su mente, buscó el cosmo de su hermana y lo encontró en el bosque, junto al de Mu. Esperó entonces el regreso de Aída en la casa de Aries.

**************

-Ya es tarde, Mu- dijo Aída- deberíamos volver...-

La chica tenía razón. Ya había oscurecido y ahora era la luna la que iluminaba el claro. Mu asintió y le ofreció la mano a la chica para levantarse.

-¿Tienes frío?- preguntó Mu.

-Algo- dijo Aída, frotándose los brazos. Mu la rodeó con un abrazo, que la chica recibió con una sonrisa. Los dos regresaron así, abrazados, a las doce casas.

Mu y Aída se encontraban tan ensimismados, que no se percataron de un par de hombres que los estaban vigilando.

-¿Tienes las fotos?- preguntó uno.

-Sí- dijo el otro- y no sé porqué presiento que al jefe Alejandro no le va a agradar esto para nada...-

-Yo pensé lo mismo- dijo el primero- pero vayamos con él para ver que es lo que ordena...-

-Hecho...-

**************

Aída y Mu llegaron a la casa de Aries sin darse cuenta de la presencia de los dos sujetos en el bosque. Ambos platicaron animadamente durante un largo rato.

-Bueno, supongo que te veré mañana- dijo Mu- ¿segura que no quieres que te acompañe?-

-Segura- dijo Aída- ya has hecho mucho por mí. Además, no quiero que mis hermanos se enteren y te maten por salir conmigo...-

-No lo harán- dijo Mu.

-Yo no lo dudaría- dijo Aída- Aioria es muy celoso...-

-Debería estarlo- dijo Mu- con una hermana como tú...-

-Basta, Mu- dijo Aída, sonrojándose de nuevo. Mu tomó el rostro de la chica entre sus manos y besó sus labios con ternura. La chica le devolvió el beso. Ambos fueron aumentando la profundidad y la intensidad. Pero algo los interrumpió. O mejor dicho, alguien. Ambos sintieron el alterado cosmo del caballero de Leo rondando en la casa de Aries.

-¿Aioria?- dijo Mu, al verlo aparecer tras una columna con una expresión bastante cercana al odio.

-¿Hermano?- dijo Aída- ¿qué...?-

-No tengo tiempo para explicar, Aída- dijo Aioria, sin cambiar su expresión- tienes que ir a tu casa de inmediato...-

Aída, que conocía perfectamente bien a su hermano, sabía que no podía contradecirlo en ese momento, y aceptó. Se despidió de Mu con un gesto y subió hacia la casa de Tauro, seguida por su hermano.

Una vez en la casa de Piscis, estalló una discusión, en la que solo se podían reflejar los celos de Aioria. Aída escuchó con paciencia los argumentos de su hermano. Aioros solo observó y escuchó, haciendo breves intervenciones en favor de Aída, pero eso no bastó para Aioria.

***************

-¡No es posible!- bramó Alejandro, al ver las fotografías que le acababan de entregar- esto tiene que ser una broma...-

-Lamento decirle que no lo es- dijo uno de los hombres trajeados- lo vimos con nuestros propios ojos...-

-Así que Aída se enamoró de ese caballero dorado... y por eso me rechazó...- dijo Alejandro- bien, bien... ya sabré que hacer para separarlos...-

-¿Y que piensa hacer al respecto, señor?- preguntó el otro hombre- porque claramente, la chica le ha dado su corazón a otro...-

-Ya se que no puedo tenerla por las buenas...- dijo Alejandro- así que será mía por las malas...-

-¿Y qué hará, señor?- preguntó el primer hombre.

-Tengo un plan- dijo Alejandro- sin embargo, solo hay una persona quien puede llevarlo a cabo...-

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A la mañana siguiente, todo volvió a la normalidad. Aída se levantó enfurruñada. Odiaba que Aioria la tratara como a una niña, a pesar de que ella era solo unos pocos años menor que él. Pero no le importaba lo que pensara al respecto. Vería a Mu aunque no le gustara a su hermano.

Y así lo hizo. Visitó a Mu durante toda la semana. Eso hacía rabiar a Aioria. Aioros, por su parte, trató en vano de hacer entrara Aioria en razón, pero el testarudo caballero de Leo no cambió de opinión.

-Tú no estuviste trece años con ella, Aioros- le decía Aioria- no sabes lo que significó ella para mí...-

-Si quieres lo mejor para ella, deberías dejarla- dijo Aioros- ella es libre, así como tú, de elegir a quien quiera-

****************

En su habitación, Alejandro hablaba con alguien.

-Bien, ¿entonces lo harás?-

-¿Y que obtendré a cambio?- dijo una voz femenina.

-Lo que me pidas...-

-De acuerdo- dijo la voz de mujer- la pondré justo donde la puedan tomar...-

-Hecho- dijo Alejandro.

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Aioria, por su parte, tomó una precaución y fue a hablar con el caballero de Aries una mañana, aunque Aioros no estaba de acuerdo con su decisión.

-Mu, ¿ya te levantaste?- dijo Aioria.

-Sí, Aioria- respondió Mu con serenidad, apareciendo frente al caballero de Leo- y espero que me expliques que fue lo que sucedió contigo la otra noche...-

-Tú no lo entenderías, Mu- dijo Aioria- ni siquiera Aioros lo entiende. Yo quiero a mi hermana más que a mi vida. Yo la cuidé durante trece años, cuando Aioros murió-

Mu escuchaba atentamente. Solo asintió, y Aioria continuó.

-Mu, entiende que no quiero verla lastimada. Yo no quería que se convirtiera en caballero...-

-Pero dime- dijo Mu- ¿qué te molesta entonces? Por lo que me estás diciendo, yo diría que no confías en que la cuidaré...-

-No es eso, Mu- dijo Aioria- confío en ti, pero yo... tengo miedo a que sufra. Ponte a pensar, Mu: si hubiera una guerra, como la de Hades, y muriéramos todos... ¿qué sería de ella? Tú no estarías ahí para protegerla...-

Mu sintió un golpe en su corazón. No quería, pero sabía que Aioria tenía razón. Además, estando en la casa de Aries, era quien estaba más vulnerable a morir durante un súbito ataque al Santuario. Por primera vez en su vida, Mu tuvo miedo a la muerte.

-Mu, te lo pido como amigo- dijo Aioria- déjala ir... que le harás más daño de la otra manera...-

El caballero de Leo dejó a Mu solo con sus pensamientos. Después de unos minutos, el caballero de Aries se encerró en su cuarto a meditar. Sin embargo, no se dio cuenta de que otra persona había escuchado la mayor parte de la conversación.

-Vaya, vaya... muy interesante... todo lo que he escuchado aquí me servirá para mi propósito...-

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CONTINUARÁ...

Espero que les esté gustando... Manden reviews... (parece comercial, ne?)

Abby L.