"UNA CITA A CIEGAS"
K KINOMOTO
Capítulo IV
Una cita bajo el cerezo y un beso robado.
Tenía guardada la carta en uno de sus bolsillos. No era realmente una carta, en realidad era sólo un pequeño recado que Touya pensaba entregarle a Yukito esa misma mañana, antes del partido.
Lo había pensado muy bien la noche anterior, y estaba decidido. Ése sería el día en que le diría todo lo que sentía por él. Ya no le importaba nada de lo que pasara antes, durante o después. Estaba dispuesto a todo, y no permitiría que la noche de ese sábado llegara sin que por lo menos le hubiera dicho lo más esencial.
Caminaban dando vueltas por toda la escuela, que a esa hora de la mañana aún se encontraba algo desierta. Habían llegado más temprano que de costumbre debido a la emoción que cada uno sentía por sus respectivos encuentros para las finales.
-To-ya ¿Te sientes bien? –Yukito lo observaba con detenimiento, desde que se encontraran ésa misma mañana lo había notado muy callado. -¿Tienes algún problema?
-No Yuki, estoy bien, no te preocupes. –Touya trató de sonreír -¿Estás listo para la competencia? ¿No te sientes nervioso?
-¿Nervioso? No To-ya. Más bien emocionado. –Yukito había llegado a la final del torneo, la cual, para mala suerte de ambos, coincidía en horario con la final de fútbol. – ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?
-Me siento tranquilo. Estoy seguro de que ganaremos.
Sin darse cuenta habían llegado al árbol de cerezo donde siempre descansaban. Touya se tendió sobre el pasto y Yukito se sentó junto a él. Permanecieron en silencio durante mucho tiempo, en el cual cada uno se mantuvo sumido en sus propios pensamientos.
La escuela se fue llenando conforme pasaba el tiempo. La paz que los dos muchachos respiraban fue desplazada poco a poco por la algarabía propia del festival. Había mucho movimiento, por todos lados se estaban acondicionado juegos de entretenimiento propios de cada uno de los clubes, pero destinados a los visitantes, en anticipación a la clausura del festival que daría lugar ésa misma noche.
Los jóvenes se pusieron de pie. Era hora de presentarse a cumplir con sus respectivos compromisos. Ambos lamentaron el hecho de que no pudieran animarse mutuamente con su presencia.
-¿Listo To-ya? –Yukito se recargó en el árbol con la cabeza ligeramente ladeada y las manos cruzadas por detrás de la espalda. Touya recargó su mano junto a él mientras le respondía.
-Por supuesto. –Touya se acercó aún más. -¿Quieres que te acompañe hasta el salón de tiro?
-Gracias To-ya, pero no es necesario. –Yukito sonrió. –Mi camino queda del lado opuesto al tuyo. No quisiera que perdieras el tiempo teniendo que regresar.
-Estar contigo no es una pérdida de tiempo para mí Yuki. –Touya le correspondió con otra sonrisa.
Yukito se puso muy serio sin querer. La cercanía de Touya lo ponía bastante nervioso. Touya se dio cuenta de eso y se alejó un poco de él. Lo que menos quería era alterarlo precisamente en el momento en que se suponía que debía estar más tranquilo. Así que solamente sacó el pequeño sobre que tenía guardado y se lo extendió con timidez.
-¿Qué es esto? –Preguntó Yukito mientras lo tomaba.
-Es algo que quiero que leas pero... No lo abras aún.
-¿Y se puede saber por qué? –Yukito lo interrogó con una sonrisa esperanzada.
-Es que... Aún no es el momento. –Touya se lo quitó de las manos y lo guardó en uno de los bolsillos de la camisa de su amigo. –Quiero que me prometas que no lo abrirás hasta que haya terminado la competencia.
Yukito lo miró fijamente. Había creído notar en sus ojos azules un brillo especial.
-Te lo prometo To-ya. –Yukito suspiró mientras lo tomaba de la mano. –Que tengas mucha suerte.
-Tú también Yuki. –Touya apretó con fuerza su mano entre las suyas mientras volvía a sonreírle.
Ese sólo gesto de mutuo apoyo expresó mucho más que mil porras juntas.
------------------
Sakura y sus compañeros se encontraban en un gran dilema. Por un lado, querían asistir al partido de su hermano a echarle muchas porras, pero por otro querían presenciar la competencia de Yukito, la cual era igual de importante para ellos. Así que de manera salomónica decidieron partir en dos el pequeño grupo y así fue como Sakura, Tomoyo, Chiharu y Yamasaki decidieron quedarse a apoyar a Touya, mientras que Shaoran, Rika, Naoko y Mei Ling se fueron al club de tiro para apoyar a Yukito.
El juego ya había comenzado y las gradas de la cancha estaban hasta el tope. El club de porristas de la escuela no dejaba de apoyar al equipo, contagiando con sus porras al resto de los presentes, la mayoría de ellos favoreciendo, por supuesto, al equipo local. El partido estaba siendo más complicado de lo que se habían imaginado. El equipo de la preparatoria contraria tenía muy buenos elementos.
Además, su defensa decidió optar por el marcaje personal, por lo que Touya y los demás delanteros muy rara vez hallaban ocasión de acercarse demasiado al área de disparo. Pero Touya se las arregló de alguna forma para burlar al defensa que lo marcaba y logró llegar al área de peligro, y así, sin encontrar resistencia alguna logró vencer al portero. Con eso lograban la delantera por un gol a cero.
En las gradas, las porristas dedicaron una porra al goleador. Entre ellas una en particular.
Su nombre era Sui Fa, una joven proveniente de China, que desde que llegó a la escuela no había perdido de vista a Touya. El muchacho le había gustado desde un principio, pero nunca antes había tenido la oportunidad de acercarse a él. Y todo era por culpa de su siempre inseparable amigo Tsukishiro, quien constantemente lo acompañaba por todos lados, impidiendo así, que la joven lograra una oportunidad de encontrarse a solas con él.
-No te hagas ilusiones Sui Fa. –Le había aconsejado su grupo de amigas. Muchas de ellas habían tratado de acercarse antes al muchacho y todas habían obtenido el mismo resultado. –Kinomoto nunca sale con nadie. Es más, a todas aquéllas que se le declaran siempre les dice que no. Tú no serás la excepción.
Pero la joven, de largo cabello negro e intensos ojos del mismo color no era del tipo de las que se conformaban con un simple no como respuesta. Estaba decidida a obtener más de lo que sus amigas habían logrado. Y de ser posible lo haría antes de terminar ese día.
------------------
Mientras tanto, en el club de tiro, Yukito se mantenía a la delantera de la competencia por sólo un disparo. Era el turno de su rival y mientras éste se preparaba, su pensamiento se dirigió por un breve momento hacia su amigo. Esperaba que le estuviera yendo bien.
No alcanzó a ver a través del cristal al grupo de amiguitos de Sakura, estaba demasiado concentrado en lo suyo como para voltear hacia algún otro lado que no fuera la diana que tenía frente a él. Pero Sakura le había prometido el día anterior que lo apoyarían de alguna manera u otra, por lo que estaba seguro de que no lo habían dejado solo, y eso lo hacía sentirse mejor.
Cuando tocó su turno el joven adoptó la posición reglamentaria y se concentró de lleno para un disparo certero. Seguía manteniendo la delantera. Después de esto los jueces ordenaron el descanso. Ninguno de los dos contendientes podía dejar el lugar de la competencia, así que Yukito tuvo que conformarse con seguir deseando que a su amigo le fuera bien.
Afuera, el grupo de niños también se preguntaba lo mismo que él, así que las niñas decidieron enviar a Shaoran para que averiguara sobre el marcador del partido, y a su vez diera noticias a los demás sobre cómo le estaba yendo a Yukito.
Mientras tanto, Yukito dedicaba el momento de descanso para pensar más tranquilamente en Touya. Había estado tan concentrado en la competencia que muy raras veces había podido hacerlo.
Se acordó entonces del pequeño sobre que su amigo le diera ésa mañana. Lo sacó de su bolsillo y lo observó atentamente. La curiosidad lo carcomía. ¿Qué era lo que decía? ¿Sería acaso alguna especie de declaración o algo así? Dentro de su corazón deseaba con todas sus fuerzas que así fuera.
De cualquier forma estaba dispuesto a no abrirlo hasta que terminara todo eso. Se lo había prometido y le cumpliría.
El tiempo de descanso terminó y Yukito volvió a concentrarse de lleno en la competencia.
------------------
El equipo de Touya se había llevado un buen susto. Uno de los defensas se había descuidado y de no haber sido por la agilidad de Yahami les habrían empatado el partido.
Corrían los últimos minutos del juego y seguían con la mínima ventaja, pero uno de los delanteros del equipo de Touya recibió un golpe en el área y el árbitro marcó penal, el cual cobró sin ninguna dificultad. Con eso habían asegurado el triunfo.
Minutos después la preparatoria anfitriona festejaba el campeonato. En los vestidores los muchachos celebraban la victoria mientras un impaciente Touya buscaba la forma de averiguar cómo le había ido a Yukito. Pero por desgracia no podría verlo hasta mucho después debido a que aún tenía muchas cosas pendientes por hacer. Terminó de bañarse y se vistió rápidamente, era hora de recibir el trofeo.
Mientras el equipo se dirigía nuevamente a la cancha para recibirlo, Touya alcanzó a ver de lejos a su hermana y sin dudarlo un instante se acercó a ella. La niña observó el rostro ansioso de su hermano y adivinó inmediatamente lo que quería. Y después de felicitarlo fue directo al tema que realmente le importaba a él.
-Shaoran acaba de avisarme hermano. –Le dijo alegremente. –Yukito ganó el torneo.
Touya esbozó una gran sonrisa.
------------------
Era un poco más de mediodía. Yukito acababa de obtener el triunfo frente a su contrincante. Después de las felicitaciones correspondientes, hubo un momento de tranquilidad que Yukito aprovechó para preguntar a los amigos de Sakura cómo le había ido a Touya. Se alegró sobremanera al enterarse de su triunfo. Estaba seguro de que Touya también se había alegrado de igual forma al enterarse del suyo.
De repente se acordó de aquello que Touya le había entregado. El torneo ya había terminado así que no encontró razón alguna para esperar más.
Sacó de su bolsillo el sobre que su amigo le había dado esa mañana y con manos nerviosas de anticipación lo abrió. El sobre contenía una nota escrita por Touya que decía:
"Yuki:
Necesito decirte algo muy importante. Encuéntrame en nuestro árbol a las tres de la tarde.
To-ya".
Yukito leyó una y otra vez el recado mientras sonreía. Y hubiera seguido leyéndolo y sonriendo de no ser porque sus compañeros ya estaban rodeándolo y felicitándolo por su triunfo.
Más tarde se encontraba acompañado por lo amigos de Sakura, quienes después de felicitarlo lo invitaron a celebrar. La localizarían a ella y a los demás y posteriormente darían un paseo por todo el festival.
Miró el reloj del club, era la una de la tarde y pensó que sería la mejor distracción que encontraría mientras llegaba el momento. Además, él sabía que Touya no podría estar con él antes de la hora acordada porque aún tenía cosas qué hacer, por lo que tendría que resignarse a esperar durante lo que seguramente le parecerían dos largas, largas y eternas horas.
En ése instante el decano lo llamó para entregarle su trofeo.
------------------
Aunque no podía negar que se estaba divirtiendo, entre la obsesión de Tomoyo por filmar todos los movimientos de Sakura, el semblante ruborizado de Shaoran cada vez que la veía, y las mentiras de Yamasaki, así como los sucesivos intentos de estrangularlo de una mortificada Chiharu, el tiempo le parecía demasiado lento. Le preguntó la hora a Sakura.
-Pero Yukito... -Le respondió la niña. –Apenas me pediste la hora hace un minuto.
Yukito sonrió apenado. A pesar del momento tan ameno que estaba pasando no había podido evitar preguntarle a cada rato.
-Es que... La verdad tengo un compromiso muy importante. Quedé de verme con alguien. Por cierto, ¿Qué hora es?
-Ay Yukito... -La niña suspiró, exasperada. –Faltan cinco minutos para las tres.
-Bueno Sakura, ya debo irme, ¿Se quedarán un rato más?
-Así es Yukito.
-De acuerdo. Entonces nos veremos después, que se diviertan.
El muchacho salió corriendo directamente a su cita, dejando detrás de sí a una desconcertada Sakura, la cual no dejaba de preguntarse qué era aquello tan importante que lo tenía tan impaciente.
Mientras iba en camino hacia el árbol donde Touya lo había citado, volvió a leer su recado.
¿Qué era eso tan importante que quería decirle? ¿Le diría que lo amaba? Sí, seguramente eso era. Seguramente Touya le diría al fin lo que había tratado de decirle desde hacía tiempo. ¿Qué era lo que trataba de decirle siempre?
"Yuki... Me preguntaba si te gustaría..."
Pero se quedaba con la duda porque siempre los interrumpían.
Pero ésta vez no se quedaría con la duda. Si Touya no le decía nada, entonces él lo haría. Entonces él iba a ser el que le dijera que lo amaba.
Una voz que se le hizo conocida lo sacó de sus pensamientos.
-Hola Tsukishiro. –Yahami se acercó corriendo hacia él. –Qué bueno que te encuentro.
Volteó a ver para todos lados.
-¿Y Kinomoto? ¿No está contigo? –Yahami por primera vez se sintió frustrado. Llevaba un buen rato buscándolo. Estaba convencido de que al encontrar a Tsukishiro seguramente lo encontraría a él.
-Ah... No Yahami, pero en éste preciso momento iba a verlo.
-Genial, te acompaño. Necesito hablar con él.
-Es que... -Yukito se resignó. –Está bien, vamos.
Ambos se dirigieron hacia el árbol de cerezo, donde Touya ya lo estaba esperando, ansioso.
------------------
Touya miró su reloj. Faltaba poco tiempo. En unos cuantos minutos Yukito llegaría y entonces le diría todo lo que sentía.
-Yuki... -Touya ensayaba a media voz la forma en que se lo diría. –Te cité aquí porque hay algo muy importante que necesito decirte. Quiero que sepas que yo te...
-Kinomoto...
Touya volteó al escuchar su apellido. Se sorprendió al ver a una joven frente él.
-¿Se te ofrece algo Sui Fa? –Touya saludó a la porrista al reconocerla.
-Ah... Sí. –La joven se veía nerviosa. –Es que yo... Necesito hablar contigo.
-¿Ahora...? –Touya volteó a ver nuevamente su reloj. -¿Es muy importante? La verdad es que estoy esperando a...
-No te voy a quitar mucho tiempo. –La joven se acercó a él. –Te lo prometo. Sólo serán unos minutos.
-Está bien... -Touya asintió, resignado. -¿En qué te puedo ayudar?
-Pues verás, yo... Necesitaba decirte que tú... -La muchacha lo miró a los ojos. –Que tú me gustas mucho Kinomoto.
Touya sólo bajó la cabeza. No era la primera vez que le sucedía.
Al notar el silencio en el muchacho, la joven china se acercó más a él.
-Kinomoto... ¿Escuchaste lo que te dije?
-Sí Sui Fa. –Touya la miró con gentileza. –Te agradezco que te intereses en mí pero... Yo no puedo corresponderte.
-Ah... Está bien... Entiendo. –Pero la joven estaba intrigada. Si él no podía corresponderle eso significaba que ya había alguien más. ¿Pero quién? Ella jamás lo había visto acompañado de ninguna otra muchacha. Además, no era la primera vez que él rechazaba a alguien, eso lo sabía perfectamente, ya que ella misma había visto cómo cada una de sus amigas había pasado por lo mismo y habían tenido que aceptar su rechazo.
Pero ella no era así. Ella no renunciaba tan fácilmente. Y si no había ninguna más, ¿Por qué ella no?
Así que una idea traviesa cruzó por su mente, si eso no funcionaba entonces nada más funcionaría.
Pero estaba segura de que sí. Ya lo había hecho antes y le había resultado, muchas veces.
¿Por qué Kinomoto iba a ser la excepción? Después de todo también era un hombre.
-Te agradezco mucho que me hayas escuchado. –Dijo la muchacha acercándose aún más a él. –Yo sólo quería que lo supieras...
-Gracias por entender Sui Fa. –Touya no sospechaba lo que la atrevida muchacha estaba por hacer.
-Bueno yo... Creo que debo irme. Pero antes quisiera...
-¿Sí?
-Quisiera hacer algo... -Y sin mediar palabra más, rodeó con sus brazos el cuello de Touya y lo besó apasionadamente en los labios.
Al principio Touya se quedó paralizado, sin saber cómo reaccionar, pero inmediatamente después tomó a la muchacha por los hombros y trató de separarla de él. Al sentir las manos de Touya sobre ella, la joven cerró su abrazo con más energía e intensificó el beso.
Touya apretó con más fuerza los hombros de la chica, tratando de zafarse de ella, pero mientras más apretaba, más se resistía ella, pegándose más a él. Estrujó con más violencia tratando de no lastimarla, mientras la chica seguía besándolo...
A varios metros de distancia, un joven de ojos dorados observaba la escena, atónito, al tiempo que el joven de ojos grises a su lado lo observaba a él con suma atención.
Yukito bajó la cabeza mientras dos transparentes lágrimas brotaban de sus ojos, se dio la vuelta lentamente y se alejó del lugar sin decir una sola palabra.
Con un gesto mezcla de compasión y pesar Yahami lo vio alejarse, después dirigió su mirada gris hacia el árbol de cerezo mientras observaba a lo lejos lo que parecía ser un beso muy apasionado.
-¿Por qué Kinomoto? –Se preguntó en voz baja. –Si no lo amabas, ¿Por qué lo ilusionaste?
Y se alejó del lugar dejando sola a la aparentemente apasionada pareja.
Bajo el árbol de cerezo, Touya pudo librarse al fin de la muchacha.
-¿¡Por qué hiciste eso!? –La increpó verdaderamente furioso, mientras trataba de recuperar el aliento que la chica le había robado junto con el beso. -¿Acaso no fui claro contigo?
La muchacha lo miró realmente desconcertada. Jamás había sido rechazada de esa forma, los jóvenes a los que había besado antes siempre habían cedido ante sus besos.
-Lo siento Kinomoto, no pude evitarlo. –La joven estaba sorprendida. –Pero es que la verdad... Eres tan guapo que...
Touya la miró fijamente, ya estaba más calmado.
-Mira Sui Fa, no quiero lastimarte, pero... Te dije que estoy esperando a alguien. –Touya entonces reflexionó. -¿Tienes alguna idea del problema que me habrías causado si ésa persona nos hubiera visto?
-Es que yo...
-Mira... No te diré esto con el afán de ofenderte pero... No puedes ir por todos lados besando a cada muchacho sólo por el simple hecho de que te guste.
-Kinomoto, lo siento... -La muchacha estaba muy apenada. –Es que... Como nunca te he visto acompañado de ninguna chica pues yo creí que... Tú no tenías a nadie especial.
Touya desvió la mirada por un segundo hacia el árbol junto a él. La muchacha siguió su gesto y entonces sumó dos más dos.
-Ah... Ya entiendo... -La joven bajó la vista, acongojada. –Yo... No lo sabía. Lo lamento.
-Oye Sui Fa... -Touya estaba un poco sonrojado. –No voy a negar que besas muy bien pero... ¿No crees que es mejor que esos besos los guardes para alguien realmente especial? Estoy seguro de que ésa persona no tardará en llegar a tu vida. Es más, tal vez esté más cerca de lo que te imaginas.
La joven china lo miró dulcemente. Tuvo que aceptar que Kinomoto no era un muchacho cualquiera. Cualquier otro se habría aprovechado de su atracción y habría tomado todo lo que le ofrecía sólo como un juego. Le había sucedido antes y eso le había dejado muchas veces el corazón lastimado.
-Además... -Touya continuó. –Es cierto que un beso robado no sabe mal pero... ¿No crees que un beso correspondido sabe mejor?
-Kinomoto... Tú... ¿Eres correspondido por ésa persona?
Touya contestó con la mayor seguridad del mundo.
-Sí Sui Fa. Soy correspondido.
-Me alegro mucho por ti. –La joven inclinó la cabeza en señal de despedida. -¿Sabes una cosa? Esa persona a la que amas... Es muy afortunada.
Touya la observó alejarse por un instante, después volteó a ver el árbol y colocó su mano en su rugoso tronco, acariciándolo justo en el sitio donde Yukito acostumbraba a recargar su cabeza.
-No... Yo soy el afortunado.
Continuará...
K KINOMOTO
Capítulo IV
Una cita bajo el cerezo y un beso robado.
Tenía guardada la carta en uno de sus bolsillos. No era realmente una carta, en realidad era sólo un pequeño recado que Touya pensaba entregarle a Yukito esa misma mañana, antes del partido.
Lo había pensado muy bien la noche anterior, y estaba decidido. Ése sería el día en que le diría todo lo que sentía por él. Ya no le importaba nada de lo que pasara antes, durante o después. Estaba dispuesto a todo, y no permitiría que la noche de ese sábado llegara sin que por lo menos le hubiera dicho lo más esencial.
Caminaban dando vueltas por toda la escuela, que a esa hora de la mañana aún se encontraba algo desierta. Habían llegado más temprano que de costumbre debido a la emoción que cada uno sentía por sus respectivos encuentros para las finales.
-To-ya ¿Te sientes bien? –Yukito lo observaba con detenimiento, desde que se encontraran ésa misma mañana lo había notado muy callado. -¿Tienes algún problema?
-No Yuki, estoy bien, no te preocupes. –Touya trató de sonreír -¿Estás listo para la competencia? ¿No te sientes nervioso?
-¿Nervioso? No To-ya. Más bien emocionado. –Yukito había llegado a la final del torneo, la cual, para mala suerte de ambos, coincidía en horario con la final de fútbol. – ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?
-Me siento tranquilo. Estoy seguro de que ganaremos.
Sin darse cuenta habían llegado al árbol de cerezo donde siempre descansaban. Touya se tendió sobre el pasto y Yukito se sentó junto a él. Permanecieron en silencio durante mucho tiempo, en el cual cada uno se mantuvo sumido en sus propios pensamientos.
La escuela se fue llenando conforme pasaba el tiempo. La paz que los dos muchachos respiraban fue desplazada poco a poco por la algarabía propia del festival. Había mucho movimiento, por todos lados se estaban acondicionado juegos de entretenimiento propios de cada uno de los clubes, pero destinados a los visitantes, en anticipación a la clausura del festival que daría lugar ésa misma noche.
Los jóvenes se pusieron de pie. Era hora de presentarse a cumplir con sus respectivos compromisos. Ambos lamentaron el hecho de que no pudieran animarse mutuamente con su presencia.
-¿Listo To-ya? –Yukito se recargó en el árbol con la cabeza ligeramente ladeada y las manos cruzadas por detrás de la espalda. Touya recargó su mano junto a él mientras le respondía.
-Por supuesto. –Touya se acercó aún más. -¿Quieres que te acompañe hasta el salón de tiro?
-Gracias To-ya, pero no es necesario. –Yukito sonrió. –Mi camino queda del lado opuesto al tuyo. No quisiera que perdieras el tiempo teniendo que regresar.
-Estar contigo no es una pérdida de tiempo para mí Yuki. –Touya le correspondió con otra sonrisa.
Yukito se puso muy serio sin querer. La cercanía de Touya lo ponía bastante nervioso. Touya se dio cuenta de eso y se alejó un poco de él. Lo que menos quería era alterarlo precisamente en el momento en que se suponía que debía estar más tranquilo. Así que solamente sacó el pequeño sobre que tenía guardado y se lo extendió con timidez.
-¿Qué es esto? –Preguntó Yukito mientras lo tomaba.
-Es algo que quiero que leas pero... No lo abras aún.
-¿Y se puede saber por qué? –Yukito lo interrogó con una sonrisa esperanzada.
-Es que... Aún no es el momento. –Touya se lo quitó de las manos y lo guardó en uno de los bolsillos de la camisa de su amigo. –Quiero que me prometas que no lo abrirás hasta que haya terminado la competencia.
Yukito lo miró fijamente. Había creído notar en sus ojos azules un brillo especial.
-Te lo prometo To-ya. –Yukito suspiró mientras lo tomaba de la mano. –Que tengas mucha suerte.
-Tú también Yuki. –Touya apretó con fuerza su mano entre las suyas mientras volvía a sonreírle.
Ese sólo gesto de mutuo apoyo expresó mucho más que mil porras juntas.
------------------
Sakura y sus compañeros se encontraban en un gran dilema. Por un lado, querían asistir al partido de su hermano a echarle muchas porras, pero por otro querían presenciar la competencia de Yukito, la cual era igual de importante para ellos. Así que de manera salomónica decidieron partir en dos el pequeño grupo y así fue como Sakura, Tomoyo, Chiharu y Yamasaki decidieron quedarse a apoyar a Touya, mientras que Shaoran, Rika, Naoko y Mei Ling se fueron al club de tiro para apoyar a Yukito.
El juego ya había comenzado y las gradas de la cancha estaban hasta el tope. El club de porristas de la escuela no dejaba de apoyar al equipo, contagiando con sus porras al resto de los presentes, la mayoría de ellos favoreciendo, por supuesto, al equipo local. El partido estaba siendo más complicado de lo que se habían imaginado. El equipo de la preparatoria contraria tenía muy buenos elementos.
Además, su defensa decidió optar por el marcaje personal, por lo que Touya y los demás delanteros muy rara vez hallaban ocasión de acercarse demasiado al área de disparo. Pero Touya se las arregló de alguna forma para burlar al defensa que lo marcaba y logró llegar al área de peligro, y así, sin encontrar resistencia alguna logró vencer al portero. Con eso lograban la delantera por un gol a cero.
En las gradas, las porristas dedicaron una porra al goleador. Entre ellas una en particular.
Su nombre era Sui Fa, una joven proveniente de China, que desde que llegó a la escuela no había perdido de vista a Touya. El muchacho le había gustado desde un principio, pero nunca antes había tenido la oportunidad de acercarse a él. Y todo era por culpa de su siempre inseparable amigo Tsukishiro, quien constantemente lo acompañaba por todos lados, impidiendo así, que la joven lograra una oportunidad de encontrarse a solas con él.
-No te hagas ilusiones Sui Fa. –Le había aconsejado su grupo de amigas. Muchas de ellas habían tratado de acercarse antes al muchacho y todas habían obtenido el mismo resultado. –Kinomoto nunca sale con nadie. Es más, a todas aquéllas que se le declaran siempre les dice que no. Tú no serás la excepción.
Pero la joven, de largo cabello negro e intensos ojos del mismo color no era del tipo de las que se conformaban con un simple no como respuesta. Estaba decidida a obtener más de lo que sus amigas habían logrado. Y de ser posible lo haría antes de terminar ese día.
------------------
Mientras tanto, en el club de tiro, Yukito se mantenía a la delantera de la competencia por sólo un disparo. Era el turno de su rival y mientras éste se preparaba, su pensamiento se dirigió por un breve momento hacia su amigo. Esperaba que le estuviera yendo bien.
No alcanzó a ver a través del cristal al grupo de amiguitos de Sakura, estaba demasiado concentrado en lo suyo como para voltear hacia algún otro lado que no fuera la diana que tenía frente a él. Pero Sakura le había prometido el día anterior que lo apoyarían de alguna manera u otra, por lo que estaba seguro de que no lo habían dejado solo, y eso lo hacía sentirse mejor.
Cuando tocó su turno el joven adoptó la posición reglamentaria y se concentró de lleno para un disparo certero. Seguía manteniendo la delantera. Después de esto los jueces ordenaron el descanso. Ninguno de los dos contendientes podía dejar el lugar de la competencia, así que Yukito tuvo que conformarse con seguir deseando que a su amigo le fuera bien.
Afuera, el grupo de niños también se preguntaba lo mismo que él, así que las niñas decidieron enviar a Shaoran para que averiguara sobre el marcador del partido, y a su vez diera noticias a los demás sobre cómo le estaba yendo a Yukito.
Mientras tanto, Yukito dedicaba el momento de descanso para pensar más tranquilamente en Touya. Había estado tan concentrado en la competencia que muy raras veces había podido hacerlo.
Se acordó entonces del pequeño sobre que su amigo le diera ésa mañana. Lo sacó de su bolsillo y lo observó atentamente. La curiosidad lo carcomía. ¿Qué era lo que decía? ¿Sería acaso alguna especie de declaración o algo así? Dentro de su corazón deseaba con todas sus fuerzas que así fuera.
De cualquier forma estaba dispuesto a no abrirlo hasta que terminara todo eso. Se lo había prometido y le cumpliría.
El tiempo de descanso terminó y Yukito volvió a concentrarse de lleno en la competencia.
------------------
El equipo de Touya se había llevado un buen susto. Uno de los defensas se había descuidado y de no haber sido por la agilidad de Yahami les habrían empatado el partido.
Corrían los últimos minutos del juego y seguían con la mínima ventaja, pero uno de los delanteros del equipo de Touya recibió un golpe en el área y el árbitro marcó penal, el cual cobró sin ninguna dificultad. Con eso habían asegurado el triunfo.
Minutos después la preparatoria anfitriona festejaba el campeonato. En los vestidores los muchachos celebraban la victoria mientras un impaciente Touya buscaba la forma de averiguar cómo le había ido a Yukito. Pero por desgracia no podría verlo hasta mucho después debido a que aún tenía muchas cosas pendientes por hacer. Terminó de bañarse y se vistió rápidamente, era hora de recibir el trofeo.
Mientras el equipo se dirigía nuevamente a la cancha para recibirlo, Touya alcanzó a ver de lejos a su hermana y sin dudarlo un instante se acercó a ella. La niña observó el rostro ansioso de su hermano y adivinó inmediatamente lo que quería. Y después de felicitarlo fue directo al tema que realmente le importaba a él.
-Shaoran acaba de avisarme hermano. –Le dijo alegremente. –Yukito ganó el torneo.
Touya esbozó una gran sonrisa.
------------------
Era un poco más de mediodía. Yukito acababa de obtener el triunfo frente a su contrincante. Después de las felicitaciones correspondientes, hubo un momento de tranquilidad que Yukito aprovechó para preguntar a los amigos de Sakura cómo le había ido a Touya. Se alegró sobremanera al enterarse de su triunfo. Estaba seguro de que Touya también se había alegrado de igual forma al enterarse del suyo.
De repente se acordó de aquello que Touya le había entregado. El torneo ya había terminado así que no encontró razón alguna para esperar más.
Sacó de su bolsillo el sobre que su amigo le había dado esa mañana y con manos nerviosas de anticipación lo abrió. El sobre contenía una nota escrita por Touya que decía:
"Yuki:
Necesito decirte algo muy importante. Encuéntrame en nuestro árbol a las tres de la tarde.
To-ya".
Yukito leyó una y otra vez el recado mientras sonreía. Y hubiera seguido leyéndolo y sonriendo de no ser porque sus compañeros ya estaban rodeándolo y felicitándolo por su triunfo.
Más tarde se encontraba acompañado por lo amigos de Sakura, quienes después de felicitarlo lo invitaron a celebrar. La localizarían a ella y a los demás y posteriormente darían un paseo por todo el festival.
Miró el reloj del club, era la una de la tarde y pensó que sería la mejor distracción que encontraría mientras llegaba el momento. Además, él sabía que Touya no podría estar con él antes de la hora acordada porque aún tenía cosas qué hacer, por lo que tendría que resignarse a esperar durante lo que seguramente le parecerían dos largas, largas y eternas horas.
En ése instante el decano lo llamó para entregarle su trofeo.
------------------
Aunque no podía negar que se estaba divirtiendo, entre la obsesión de Tomoyo por filmar todos los movimientos de Sakura, el semblante ruborizado de Shaoran cada vez que la veía, y las mentiras de Yamasaki, así como los sucesivos intentos de estrangularlo de una mortificada Chiharu, el tiempo le parecía demasiado lento. Le preguntó la hora a Sakura.
-Pero Yukito... -Le respondió la niña. –Apenas me pediste la hora hace un minuto.
Yukito sonrió apenado. A pesar del momento tan ameno que estaba pasando no había podido evitar preguntarle a cada rato.
-Es que... La verdad tengo un compromiso muy importante. Quedé de verme con alguien. Por cierto, ¿Qué hora es?
-Ay Yukito... -La niña suspiró, exasperada. –Faltan cinco minutos para las tres.
-Bueno Sakura, ya debo irme, ¿Se quedarán un rato más?
-Así es Yukito.
-De acuerdo. Entonces nos veremos después, que se diviertan.
El muchacho salió corriendo directamente a su cita, dejando detrás de sí a una desconcertada Sakura, la cual no dejaba de preguntarse qué era aquello tan importante que lo tenía tan impaciente.
Mientras iba en camino hacia el árbol donde Touya lo había citado, volvió a leer su recado.
¿Qué era eso tan importante que quería decirle? ¿Le diría que lo amaba? Sí, seguramente eso era. Seguramente Touya le diría al fin lo que había tratado de decirle desde hacía tiempo. ¿Qué era lo que trataba de decirle siempre?
"Yuki... Me preguntaba si te gustaría..."
Pero se quedaba con la duda porque siempre los interrumpían.
Pero ésta vez no se quedaría con la duda. Si Touya no le decía nada, entonces él lo haría. Entonces él iba a ser el que le dijera que lo amaba.
Una voz que se le hizo conocida lo sacó de sus pensamientos.
-Hola Tsukishiro. –Yahami se acercó corriendo hacia él. –Qué bueno que te encuentro.
Volteó a ver para todos lados.
-¿Y Kinomoto? ¿No está contigo? –Yahami por primera vez se sintió frustrado. Llevaba un buen rato buscándolo. Estaba convencido de que al encontrar a Tsukishiro seguramente lo encontraría a él.
-Ah... No Yahami, pero en éste preciso momento iba a verlo.
-Genial, te acompaño. Necesito hablar con él.
-Es que... -Yukito se resignó. –Está bien, vamos.
Ambos se dirigieron hacia el árbol de cerezo, donde Touya ya lo estaba esperando, ansioso.
------------------
Touya miró su reloj. Faltaba poco tiempo. En unos cuantos minutos Yukito llegaría y entonces le diría todo lo que sentía.
-Yuki... -Touya ensayaba a media voz la forma en que se lo diría. –Te cité aquí porque hay algo muy importante que necesito decirte. Quiero que sepas que yo te...
-Kinomoto...
Touya volteó al escuchar su apellido. Se sorprendió al ver a una joven frente él.
-¿Se te ofrece algo Sui Fa? –Touya saludó a la porrista al reconocerla.
-Ah... Sí. –La joven se veía nerviosa. –Es que yo... Necesito hablar contigo.
-¿Ahora...? –Touya volteó a ver nuevamente su reloj. -¿Es muy importante? La verdad es que estoy esperando a...
-No te voy a quitar mucho tiempo. –La joven se acercó a él. –Te lo prometo. Sólo serán unos minutos.
-Está bien... -Touya asintió, resignado. -¿En qué te puedo ayudar?
-Pues verás, yo... Necesitaba decirte que tú... -La muchacha lo miró a los ojos. –Que tú me gustas mucho Kinomoto.
Touya sólo bajó la cabeza. No era la primera vez que le sucedía.
Al notar el silencio en el muchacho, la joven china se acercó más a él.
-Kinomoto... ¿Escuchaste lo que te dije?
-Sí Sui Fa. –Touya la miró con gentileza. –Te agradezco que te intereses en mí pero... Yo no puedo corresponderte.
-Ah... Está bien... Entiendo. –Pero la joven estaba intrigada. Si él no podía corresponderle eso significaba que ya había alguien más. ¿Pero quién? Ella jamás lo había visto acompañado de ninguna otra muchacha. Además, no era la primera vez que él rechazaba a alguien, eso lo sabía perfectamente, ya que ella misma había visto cómo cada una de sus amigas había pasado por lo mismo y habían tenido que aceptar su rechazo.
Pero ella no era así. Ella no renunciaba tan fácilmente. Y si no había ninguna más, ¿Por qué ella no?
Así que una idea traviesa cruzó por su mente, si eso no funcionaba entonces nada más funcionaría.
Pero estaba segura de que sí. Ya lo había hecho antes y le había resultado, muchas veces.
¿Por qué Kinomoto iba a ser la excepción? Después de todo también era un hombre.
-Te agradezco mucho que me hayas escuchado. –Dijo la muchacha acercándose aún más a él. –Yo sólo quería que lo supieras...
-Gracias por entender Sui Fa. –Touya no sospechaba lo que la atrevida muchacha estaba por hacer.
-Bueno yo... Creo que debo irme. Pero antes quisiera...
-¿Sí?
-Quisiera hacer algo... -Y sin mediar palabra más, rodeó con sus brazos el cuello de Touya y lo besó apasionadamente en los labios.
Al principio Touya se quedó paralizado, sin saber cómo reaccionar, pero inmediatamente después tomó a la muchacha por los hombros y trató de separarla de él. Al sentir las manos de Touya sobre ella, la joven cerró su abrazo con más energía e intensificó el beso.
Touya apretó con más fuerza los hombros de la chica, tratando de zafarse de ella, pero mientras más apretaba, más se resistía ella, pegándose más a él. Estrujó con más violencia tratando de no lastimarla, mientras la chica seguía besándolo...
A varios metros de distancia, un joven de ojos dorados observaba la escena, atónito, al tiempo que el joven de ojos grises a su lado lo observaba a él con suma atención.
Yukito bajó la cabeza mientras dos transparentes lágrimas brotaban de sus ojos, se dio la vuelta lentamente y se alejó del lugar sin decir una sola palabra.
Con un gesto mezcla de compasión y pesar Yahami lo vio alejarse, después dirigió su mirada gris hacia el árbol de cerezo mientras observaba a lo lejos lo que parecía ser un beso muy apasionado.
-¿Por qué Kinomoto? –Se preguntó en voz baja. –Si no lo amabas, ¿Por qué lo ilusionaste?
Y se alejó del lugar dejando sola a la aparentemente apasionada pareja.
Bajo el árbol de cerezo, Touya pudo librarse al fin de la muchacha.
-¿¡Por qué hiciste eso!? –La increpó verdaderamente furioso, mientras trataba de recuperar el aliento que la chica le había robado junto con el beso. -¿Acaso no fui claro contigo?
La muchacha lo miró realmente desconcertada. Jamás había sido rechazada de esa forma, los jóvenes a los que había besado antes siempre habían cedido ante sus besos.
-Lo siento Kinomoto, no pude evitarlo. –La joven estaba sorprendida. –Pero es que la verdad... Eres tan guapo que...
Touya la miró fijamente, ya estaba más calmado.
-Mira Sui Fa, no quiero lastimarte, pero... Te dije que estoy esperando a alguien. –Touya entonces reflexionó. -¿Tienes alguna idea del problema que me habrías causado si ésa persona nos hubiera visto?
-Es que yo...
-Mira... No te diré esto con el afán de ofenderte pero... No puedes ir por todos lados besando a cada muchacho sólo por el simple hecho de que te guste.
-Kinomoto, lo siento... -La muchacha estaba muy apenada. –Es que... Como nunca te he visto acompañado de ninguna chica pues yo creí que... Tú no tenías a nadie especial.
Touya desvió la mirada por un segundo hacia el árbol junto a él. La muchacha siguió su gesto y entonces sumó dos más dos.
-Ah... Ya entiendo... -La joven bajó la vista, acongojada. –Yo... No lo sabía. Lo lamento.
-Oye Sui Fa... -Touya estaba un poco sonrojado. –No voy a negar que besas muy bien pero... ¿No crees que es mejor que esos besos los guardes para alguien realmente especial? Estoy seguro de que ésa persona no tardará en llegar a tu vida. Es más, tal vez esté más cerca de lo que te imaginas.
La joven china lo miró dulcemente. Tuvo que aceptar que Kinomoto no era un muchacho cualquiera. Cualquier otro se habría aprovechado de su atracción y habría tomado todo lo que le ofrecía sólo como un juego. Le había sucedido antes y eso le había dejado muchas veces el corazón lastimado.
-Además... -Touya continuó. –Es cierto que un beso robado no sabe mal pero... ¿No crees que un beso correspondido sabe mejor?
-Kinomoto... Tú... ¿Eres correspondido por ésa persona?
Touya contestó con la mayor seguridad del mundo.
-Sí Sui Fa. Soy correspondido.
-Me alegro mucho por ti. –La joven inclinó la cabeza en señal de despedida. -¿Sabes una cosa? Esa persona a la que amas... Es muy afortunada.
Touya la observó alejarse por un instante, después volteó a ver el árbol y colocó su mano en su rugoso tronco, acariciándolo justo en el sitio donde Yukito acostumbraba a recargar su cabeza.
-No... Yo soy el afortunado.
Continuará...
