En el Nombre del Padre

Acto seis.

Besos robados y un duelo por amor en Plenilunio.

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Kaoru se recostó fatigada en su lecho, incapaz de mantenerse en pie por demasiado tiempo. Había corrido toda la mañana y no por ello descuidó sus labores como ayudante de Kenshin, quien por alguna extraña razón, le asignó más trabajo de lo usual. Así fue que la pobre chica se la pasó entre la cocina y la despensa, acarreando grandes cantidades de verduras. La clientela de Aoiya había aumentado desde la llegada de Kenshin como cocinero y el mismo Kenshin había aprendido más de cocina mirando a los de Aoiya.

La joven suspiró, intentando liberarse de la faja que contenía su busto bajo la camisa. Pero luego recordó que debía mantenérsela puesta aún de noche, pues ella misma reconocía que si por la mañana Kenshin la mirase con atención y ella dejara al descubierto sin querer su cuerpo por moverse durante la noche, él podría darse cuenta de la verdad. Y eso no era bueno.

La joven se colocó la yukata y se la cerró lo más cercano al cuello que pudo. Comenzaba a sentirse frustrada, hacer de chico resultaba divertido, pero ahora, sus sentidos femeninos luchaban por manifestarse ante su pelirrojo. Soñaba con conseguirse un bonito kimono para presentarse ante él... algo de maquillaje y un buen perfume. Y demostrarle que era toda una mujer. Y mandar al demonio a Kojiro Tendo...

Suspirando, se durmió profundamente trazando románticas fantasías en su mente, antes de que entrara Kenshin en la habitación y encendiera nuevamente la tenue luz. Kenshin comenzó a desvestirse, al comprobar que Kojiro dormía, sin embargo, decidió situarse tras un biombo para ponerse la prenda de dormir.

Lo había hecho trabajar duro a propósito durante todo el día. Con suerte, Kojiro dormiría tan profundamente que no soñaría cosas "raras" con él, como las noches anteriores en que se retorcía llamándolo. Lo peor es que esos llamados causaban reacciones impensadas en el pelirrojo, quien, a pesar de haber visto la homosexualidad en las tropas de los patriotas, jamás pensó en hacerse partícipe de algo así. Pero ahora... debía reconocer que le pasaban cosas extrañas con Kojiro y eso... le estaba destrozando los nervios.

Se sentía muy culpable y mal. Por ello, no se había atrevido a escribirle a su Kaoru últimamente. Ella se merecía por esposo a un hombre bueno y no a un cochino pervertido. La imagen de Kaoru era capaz de acelerarle el pulso, pero lo que le causaba Kojiro era casi más fuerte. Posiblemente porque podía sentir el calor del muchacho y en cambio a Kaoru la evocaba en sus sueños.

Estaba a una semana de terminar su contrato en Aoiya para regresar a Tokio, donde su dama lo esperaba, ansiosa, según su última carta. Ahora debía pensar seriamente en qué hacer con Kojiro.

Pasaba sentirse atraído por una chica casi doce años menor que él, en especial si ella era buena y hermosa, aunque gritona y voluble. Pero de ahí a sentir algo por... por un chico... ¡Dios!

Kenshin se acostó y se dio vuelta para apagar la lamparita. Pero no resistió la tentación de echarle una última mirada a Kojiro. Sus mejillas sonrojadas y su boca entreabierta le trajeron a la memoria noches más felices con Kaoru, cuando él la espiaba sin que ella se percatara. Así fue como Kenshin se dio cuenta de que se enamoraba de ella. Por esa ansia loca de mirarla antes de dormirse él.

Sonrió, pensando en que Kojiro le recordaba a Kaoru. Eran más o menos de la misma estatura, claro que Kojiro era más robusto y por Dios que sabía meterse en los problemas más impensados. Además, su voz era mucho más ronca que la de Kaoru... bueno, algo obvio tomando en cuenta que era varón. Kojiro se movió en sueños y Kenshin alargó una mano hacia él. Pero se detuvo en seco.

Quería acariciarlo.

Kenshin cerró los ojos e intentó convencerse de que era sólo su imaginación... desesperado, se dio la vuelta, apagó la lamparita en intentó bloquear su mente para no pensar y dormirse enseguida.

Y lo consiguió.

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Aoshi terminaba de comer un bocadito nocturno. Un platillo de frutas secas, antes de dormir. Pronto pasaba frente al dormitorio de Misao y no podía evitar detenerse ante él.

Ahhhh... seguro que debía de seguir enfadada con él por lo de la mañana.

Debía pedirle al menos, una disculpa.

Pero no estaba arrepentido de sus acciones... jeje, esto era nuevo para él. En fin... si quería volver a tener la atención de aquellos ojos verdes en el futuro, debía fingir que estaba arrepentido de su acción. Corrió la puerta para encontrarse con la chica dormida. Su trenza descansaba formando una "s" en el suelo cuando escapaba de los límites del futón. Aoshi imaginó por un momento en que deshacía ese infantil peinado y enredaba sus largos y negros cabellos entre sus dedos, para obligarla a no apartarse de él mientras la besaba y la pegaba a su cuerpo. Para que ella conociera la calidez y excitación que era capaz provocarle a un hombre.

Se acercó en puntitas hacia Misao y la observó dormir. En algún momento, sus dedos, como si tuvieran vida propia, retiraron la liga que mantenía su pelo en su sitio y comenzaron a liberarlo...

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Kaoru despertó en algún momento y calculó que debían ser cerca de las once de la noche. Kenshin roncaba, totalmente exhausto y tranquilo. Kaoru nunca pensó en que Kenshin fuera un hombre que roncase y este pensamiento le divirtió y meditó sobre si lo soportaría cuando estuvieran casados. Recordó que una vez su padre le comentaba que él roncaba cuando tenía su cuello torcido. Kaoru pensó en que esto sería malo para Kenshin e incorporándose, colocó la cabeza de Ken sobre sus rodillas y él paró de roncar.

Kenshin tenía las pestañas más largas y negras que ella hubiera visto en un hombre. Es que, sencillamente, sus ojos eran maravillosos... ella jamás había visto un color tan bonito y una forma tan perfecta. Quizá, lo que empañaba su belleza, era la eterna expresión de tormento que mantenía, pero, lejos de afearlo, le daba un toque de misterio irresistible. Y despertaba en ella unas ganas locas de verlo sonreír y de descubrir si esos ojos eran capaz de mirarla con alegría genuina y no fingida.

Mientras dormía, su expresión era calma. Kaoru deslizó un dedo sobre las cejas de Kenshin, ordenándolas. Por Dios... ¡estaba tan cerca de su hombre! Sentía el peso de su cabeza sobre sus piernas, la seda de su cabello. Podía notar su piel pálida aún en la oscuridad... todo su cuerpo le pedía que se dejara de rodeos y se reuniera con él en el lecho... era la primera vez, desde que Kenshin conociera a Kojiro, que estaban tan cerca el uno del otro...

"No, esto no está bien... yo soy una mujer, no un chico, y lo lógico es que me presente ante él como tal... ya he tenido su amistad, he tenido su protección y hasta sus regaños. Ahora quiero algo más... pero, pero... yo misma he provocado esta situación... ¿cómo explico la desaparición de Kojiro? Si Kojiro no apareciera más, Kenshin se desesperaría buscándolo... creo que me he metido en un buen rollo..."

Kaoru por primera vez notó que se había equivocado en el camino para conseguir el perdón de su pelirrojo. Ahora notaba que se había metido en un problema serio. Le había mentido y lo había engañado deliberadamente.

Kenshin se acomodó mejor en las piernas de su amada, sin saberlo. Kaoru, con sumo cuidado, lo acomodó sobre el futón, para que él siguiera durmiendo mientras ella se reunía con Misao. Necesitaba pedirle consejo urgentemente.

La joven se incorporó lentamente, sin poder dejar de mirar al hombre dormido. En un impulso, se agachó junto a él y unió sus labios con los suyos, aprovechando que Kenshin entreabría la boca en busca de un poco más de aire.

Saboreando sus labios, Kaoru sentía como un fuego se apoderaba de todo su ser.

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Kenshin estaba sentado a la sombra de un árbol, mirando el camino desierto. Comía una manzana. Con la sakabattou reposando a su costado, estaba en paz.

Cerraba los ojos para sentir la brisa fresca en su rostro de ese bonito día otoñal. De pronto, sentía calor sobre su boca y al abrir los ojos, se encontraba con la mirada traviesa de Kaoru.

-Kenshin... te encontré... ¿por qué te escondías de mí?

Kenshin no se detenía a dar explicaciones. Alzando las manos, las unía al talle de su chica, atrayéndola sobre él, exigiendo un beso sin importarle el momento ni el lugar. Comprobaba que su cuerpo reaccionaba a Kaoru, que ardía, que se movía bajo ella. Que atraía su cabeza sobre la propia para impedir que separara sus labios de él. Y aprovechaba de introducirse en su boca y probar ese sabor de ella que lo tenía cautivado desde que Kaoru tomara la iniciativa y lo besara por primera vez, estando ambos tomando té en el pórtico, antes de retirarse a dormir, hacía algún tiempo.

Kaoru gemía levemente, arqueándose cuando él llegaba a su cuello y lo tomaba acariciándolo con la lengua, mordiéndolo suavemente, como si así pudiera robarle su sabor y quedárselo indefinidamente en su boca. Pero Kenshin trataba de abrir la yukata de Kaoru y esta de lo impedía. Así que Kenshin profundizaba más su beso y presionaba su cuerpo contra el suyo. Deseaba atraparla bajo él y tomando sus muñecas, intentaba someterla a sus ansias, para depositarla sobre la hierba. Frotando la nariz contra el cuello femenino, Kenshin murmuraba apasionadas palabras que encendían más a su chica y él se sentía satisfecho de causar esa reacción en ella, creciendo así su propia excitación.

Pero cuando Kenshin quedó recostado sobre la hierba, solo, supo que algo andaba mal.

Y en la vida real, abrió los ojos.

Se incorporó de un salto, quedando sentado y mirando ávido a su alrededor. ¿Kaoru? Había sido tan real... Kenshin sentía como toda la sangre de su cuerpo se dirigía a un lugar especial bajo su vientre.

Se tocó los labios, notándolos hinchados. Las mantas que lo cubrían estaban absolutamente arrugadas y Kenshin no entendía qué pasaba... Kaoru... Kaoru... entonces, ¿había sido sólo un sueño?. No podía ser... tenía el pecho delicado, como si hubiera soportado peso sobre él... no, no podía ser un sueño... esto era doloroso, la extrañaba, quería reunirse con ella.

Kenshin movió la cabeza, confundido. Una leve brisa entró por la ventana entreabierta. Y Kenshin de pronto notó con espanto que Kojiro no estaba por ninguna parte. Pero eso no era lo peor.

Lo peor era que tenía algunas hebras negras de cabello entre sus dedos.

**********

Los labios de Misao parecía que constantemente le invitaban a tomarlos, en la situación que fuera. Por ejemplo, cuando se curvaban en una sonrisa, se veían húmedos y seductores. Cuando ella estaba pensativa, los apretaba tanto que parecían un botoncito rosa, listo para devorar. Y si se ponía triste... era total y absolutamente consolable.

Ahora estaban bajo los suyos, aunque inmóviles. La presión ejercida sobre ellos era tan sutil que la joven ninja era incapaz de ver interrumpido su sueño por esa acción. La trenza estaba medio deshecha y con un poco de suerte, pronto Aoshi comprobaría qué tan largo era el cabello de la chica.

El movimiento rítmico de su pecho hacía que los jóvenes senos se aplastaran contra él de manera enloquecedora. Aoshi no comprendía esta repentina urgencia por tener a Misao y poseerla. Miró hacia la ventana y notó la luna llena. Siempre se contaban historias de hombres que perdían el control por influencia de la luna llena. Debía ser cierto si Aoshi, quien normalmente era un tipo muy racional, ahora estaba como loco, tratando de llamar la atención de Misao del modo en que fuera y ahora, inclinado sobre ella, robaba besos impunemente.

Se levantó de un salto cuando sintió unos pasos acercarse por el tejado... reconoció el ki de Kojiro, ese maldito chico. Silencioso, se retiró para escuchar tras la puerta qué sucedía.

Kaoru entró en la habitación de su amiga respirando agitadamente, con el cabello en desorden y la boca hinchada, incluso con un poco de sangre. Ni ella entendía qué había pasado. De pronto Kenshin se puso como loco en sueños y por poco y... y...

Ahhh, qué importaba, si besaba tan rico...

Y ahora que lo pensaba, había huido justo a tiempo de él. Kaoru sólo quería un beso, nada más... debía reconocer que aunque su cuerpo ansiaba algo más sin tener certeza de qué, exactamente, le había parecido demasiado pronto dar rienda suelta a esas ganas. Además, ella... no sabía lo que debía... es decir...

Si tan solo su madre siguiera viva y le pudiera hablar de las relaciones hombre mujer...

En fin... la joven temblorosa aún, se acercó a Misao. La remeció suavemente.

La joven despertó y besó a su amiga en la mejilla, a modo de saludo. Algo usual entre ellas, aprendida de una costumbre extranjera de gente latina.

Pero Aoshi, al sentir el chasquido de ese beso, no imaginó que fuera algo tan casto e inocente. En su mente, ese desgraciado de chico se aprovechaba de su Misao.

-Qué bueno que llegaste. Te estaba esperando. Pensé que vendrías antes- dijo alegremente Misao a Kaoru, en una voz baja que Aoshi, siempre atento, escuchó perfectamente.

Enojado y dolido, Aoshi se retiró a su habitación. Ya era claro que Misao no lo esperaba a él. Quizá nunca lo había esperado y siempre fue producto de su imaginación. Una imaginación que le agobiaba, porque él se había hecho muchas ilusiones, sin aceptarlo, claro.

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Kaoru bebió un poco de ese licor especial y aguantó estoicamente y sin quejarse, el ardor que le provocó en la garganta. De ese modo, su voz se escucharía deformada. Misao tomó la botella del licor, la tapó cuidadosamente y la guardó entre los objetos especiales para disfraces ninja. Pronto extrajo de él un jabón especial y se lo alargó a su amiga.

-Lo preparé ayer por la mañana. Creí sentir tu aroma natural... se había acabado tu jabón, ¿verdad?- Kaoru mientras guardaba el jabón especial entre sus ropas.

-Sí, pero entre Kenshin y Aoshi no me han dejado espacio para decírtelo... ya no sabía como disimular mi aroma... gracias.

El jabón especial de Misao contenía tabaco y aromas de maderas. De ese modo, neutralizaba el aroma floral de su amiga, que tenía tan impregnado en el cuerpo. Kaoru debía usar diariamente ese jabón. En especial en los días en que le venía la regla y su aroma floral se hacia más fuerte, quizá para ocultar el de la sangre.

-Misao... dijiste cuando nos topamos, que tenías algo que contarme. ¿De qué se trata?- Kaoru aprovechaba de aflojarse la faja sobre el busto, respirando para llenar sus comprimidos pulmones de aire.

-Del señor Aoshi... es... es tan...-

-¿Guapo?¿Hermoso? Vamos, siempre lo dices. No es nada nuevo para mí, Misao.

-En un cretino. Un idiota... de lo peor y me pregunto cómo fue que puse mis ojitos en él. Si Kojiro Tendo existiera de verdad, ni me lo pensaría para saltar a sus brazos...-

-Cálmate, que estás levantando la voz, Misao- trató de conciliar Kaoru, sorprendida ante la reacción de su amiga.- Explícame con calma qué sucedió entre ustedes esta mañana, mientras yo intentaba escapar de la turba de gente.

Misao tomó aire, sin poder disimular las chispas que salían de su mirada verde azulada, para contarle a su amiga su última aventura.

-Verás... cuando todos salieron corriendo de aquí, Aoshi la rata, me tomó de una mano y no me dejó seguirte. Entonces me arrastró tras de él hacia el interior del Aoiya. No había nadie y pensé que se me declararía. De pronto me quedó mirando fijamente y me abrazó... –

-Guaus... – dijo Kaoru, admirada.- Ojalá y Kenshin fuera así y tomara la iniciativa... -verdad que si lo había hecho, pero de seguro que ni se acordaba. Kaoru carraspeó, sintiendo un cierto calor subiendo a sus mejillas.- Bueno, si Aoshi te abrazó... no veo por qué dices que es una rata... Misao se cubrió el rostro con las manos.

-Porque lo es... el muy desgraciado... hay que reconocer que ese hombre... – Misao comenzó a suspirar, pero pronto recordó la causa de su disgusto.- Me abrazó y trató de besarme.

-¿Y lo permitiste?-

-Habría tenido que ser una idiota para no hacerlo, pero... sí, me besó, y... tiene un sabor tan rico... – momentáneamente el disgusto se evaporó, para renacer con más fuerza. Ahhh, qué mujer tan temperamental...

-¿Y entonces? –Kaoru no podía más de la expectación.

Misao entonces enrojeció.

-Me... me... acorraló contra una pared... comenzó a... a besarme como más fuerte... no sé como describirlo... de algún modo me sentó sobre sus piernas y continuó... tanto tiempo esperando por esto para que al final...- Misao nuevamente sintió ansias asesinas.- ... para que al final me soltara y me preguntara si habíamos llegado Kojiro y yo a esos términos.

Kaoru se imaginó a su alter ego besando a Misao y casi tuvo que pararse para salir a vomitar. Con todo el respeto del mundo que le merecía su amiga, debía reconocer que la sola idea le daba mucho asco. A ella, definitivamente, le gustaban los hombres. Bueno, uno en especial, bajito y pelirrojo. Y Misao sufrió una reacción similar cuando imaginó lo mismo que Kaoru.

-Definitivamente no somos la una para la otra- admitió Kaoru, sonriendo. Misao, más relajada, asintió.

-Pero eso no es todo... dijo que era bueno que yo probara otra boca para saber si Kojiro realmente me gustaba y que él como mi tutor debía ver que yo tomara la decisión acertada.- Kaoru sintió ganas de golpear a Aoshi por la humillación que hizo pasar a su amiga. De pronto, deseó tener un hermano gemelo para ofrecerle a Misao.

Lo que ambas no imaginaban, era que el pobre hombre se estaba volviendo loco. Y como en dos minutos había sido incapaz de conciliar el sueño, se declaró en insomnio absoluto y decidió salir a darse una vuelta... por ahí por la habitación de Misao. Y ver en qué estaba.

-He escrito una nueva carta para Kenshin. ¿Podrías entregársela mañana?- Kaoru le alargó un papel a la chica, para distraer su mente del incidente.- léela. Sabes que no tengo secretos contigo. ¿Por cierto... tienes un kimono que puedas prestarme? Muero por ver uno.

-Claro, Kaoru... haz lo que quieras. Revisa en mi ropero. Okina me regaló uno muy bonito para mi cumpleaños. –Kaoru se levantó y buscó en la ropa de Misao, mientras esta, leían en voz alta, a la luz de la luna.

Aoshi en ese momento pegó un oido a la puerta corrediza.

-"... No puedo tolerar por demasiado tiempo esta distancia que nos separa y muero por que me abraces y me digas cuento me extrañaste."- Leyó Misao, como si ella estuviera diciendo las palabras, como una pequeña burla a la carta de Kaoru que no era tan melosa, de hecho, Misao inventaba esas frases sobre las otras que leía y que su amiga aceptaba de buen humor, probándose sobre el cuerpo el kimono azul. Pero Aoshi pensó que era Misao quien le decía esas cosas a Kojiro y además, sentía ruido en la habitación.

Misao se incorporaba acercándose a Kaoru con la carta en la mano y actuando lo que se inventaba, leyendo aún.

-"No soportaría que otro que no seas tú tratara de acercárseme. La sola idea me pone enferma... prefiero morir que ser poseida por otro hombre, aunque este sea alto y moreno como Aoshi-sama".- Ante esta frase, Kaoru se dobló de la risa así como Misao que se tapaba la boca, conteniéndola a duras penas para no hacer más ruido del necesario. Afuera, en el pasillo, Aoshi, rojo como la grana, imaginaba el modo de eliminar a Kojiro y raptarse a Misao, hasta que ella se acostumbrara a él y se dejara tener, tranquilamente. Finalmente Aoshi aceptaba que no toleraba la idea de que ella se apartara de su lado. Y apretaba los puños.

-"Sé que somos el uno para el otro... oh, cuanto extraño tu cuerpo por las noches... me desespero al pensar que podría despertar sola"- continuó Misao con voz dramática, causando reacciones en el pobre Aoshi que por un momento pensó que Misao hablaba para él.

-Eso suena realmente motivante- admitió Kaoru con su voz más ronca que otras veces por el licor, lo que Aoshi interpretó como el tono de un hombre que aceptaba la seducción de Misao. Pero Kaoru, en tanto, pensaba en la cara que pondría Kenshin al escuchar eso. La joven le hizo un ademán a Misao para que se probara el kimono, ante lo que la chica aceptó, quitándose la yukata para quedar en una más delgada y comenzar a quitarse esta también. Kaoru le ayudaba.

-"No te resistas más y tómame, de una vez" –dijo Misao, apasionadamente, sonriendo tanto que su boca abarcaba buena parte de su rostro. Kaoru se convulsionaba de la risa y dando un paso hacia atrás, enredó su pie en una de las prendas que había dejado caer mientras buscaba el famoso kimono. Perdió el equilibrio y Misao, tratando de ayudarla, cayó junto con ella, con el torso descubierto.

Aoshi no soportó más la tensión y corrió la puerta de golpe. Kaoru, instintivamente, protegió la vista de los senos de su amiga del invasor del cuarto situándose sobre ella y tapándola con el kimono, torpemente.

Bueno, en realidad, lo intentó.

Porque Aoshi tomó a la pobre Kaoru del cuello de la yukata y le estrelló el puño contra la boca. El labio de Kaoru se rompió, sangrando y sus ojos se llenaron de lágrimas que la chica, en un esfuerzo supremo, logró contener.

-¡Aoshi! ¡Maldito seas, suelta a Kojiro!!- Gritó Misao, cubierta apenas por el kimono sobre puesto. Aoshi la miró furioso, antes de arrojar a Kojiro contra la pared y correr a Misao. Le quitó la prenda de las manos y luego de contemplarla, la vistió personalmente. Cuando llegaron Kenshin y los demás, la chica estaba vestida y se ataba el obi con manos temblorosas. Cuando Kaoru vio a Kenshin aparecer, sintió su fuerza renacer. Aoshi no podría contra ella. Aoshi era un cretino que había humillado a su amiga. Y Kojiro Tendo le haría pagar. Al levantarse, enfrentó la mirada helada de Aoshi.

Si las miradas quemaran, Kojiro sería polvo en ese momento. Pero Kaoru no se acobardó y Misao admiró esa fortaleza. De hecho, Kenshin, en alguna parte de su mente, también lo hizo, aunque trataba de no mirar mucho a Kojiro.

-¿Pero qué ha pasado aquí?- exigió saber Okina al ver al chico simpático sangrando y a Aoshi con mirada asesina.

-Pasa... que este chico... ha osado deshonrar a Misao. Y por ello debe morir.- declaró Aoshi, escupiendo cada palabra. Trató de rodear a Misao con su abrazo protector, pero ella lo golpeó en el rostro con tal fuerza que le hizo mover la cabeza, sorprendiendo a todos. Al verse liberada, ella corrió a socorrer a Kojiro. Incluso Kenshin se alarmó al ver la boca de Kojiro. Esa boca...

-Yo no he deshonrado a Misao más de lo que tú lo has hecho, Aoshi- dijo Kojiro, siendo respaldado por Misao, quien entendió con esta frase que Kaoru ni para salvar su pellejo se delataría admitiendo quien era. Llevaría su papel masculino hasta las últimas consecuencias.- He brindado a Misao todo el respeto que se merece y no la he forzado. ¿Puedes tú decir lo mismo?-

Aoshi, enfadado, notaba como Kojiro le tuteaba de igual a igual. Sus ojos brillaban a causa de la excitación que le estaba produciendo la contienda sostenida con ese chico. Pero de alguna manera, supo que Kojiro con su pregunta, se refería al incidente de la mañana con Misao, quien de seguro ya se lo había contado. Y Aoshi bajó la cabeza al sentirse acorralado ante la mirada de los demás. Misao se colocó frente a Kojiro.

-Claro que no puede decir lo mismo, señor Aoshi... en cambio Kojiro sí es el hombre de mi vida, porque él simplemente toma lo que yo le ofrezco.- Misao se estaba vengando de lo de la mañana, cuando él la ilusionó y después la dejó sola. O de todo el tiempo que ella llevaba preocupándose de él para al final recibir... esto. Los demás miraban la escena boquiabiertos. Kenshin llevó una mano a su katana por si debía intervenir. El ki de todos se elevaba de manera peligrosa.

-Evidentemente, Kojiro debe casarse con Misao- argumentó Okina.- si la pequeña lo ama, debemos procurar su felicidad. Este chico es un buen tipo y muy trabajador.- Misao y Kaoru se miraron confundidas por un momento.

¿Casarse... ellas?

La idea pareció genial entre los demás Oniwabanshu, menos a Okón, que encontraba muy mono a Kojiro. Pero bueno, era muy menor para ella. Kenshin suspiró aliviado. Kojiro era muy machito y de seguro que él se había confundido. Pero la idea de alejarse de Kojiro lo llenó de desazón.

-No te intentes acercar a Misao- rugió Aoshi- Ella se debe quedar aquí, conmigo.

Esta revelación sorprendió a todos en Aoiya.

-¡Usted es un imbécil, si yo no lo hubiera detenido, habría matado a Kojiro!.- le gritó Misao. No se dejaría engañar otra vez... –¡¡Sería una estúpida de permanecer al lado de un hombre así!!

-¡Estaba tomando lo que es mío!- explotó Aoshi.

Kenshin de algún modo llegó a situarse tras la espalda de Kojiro. Este se limpiaba la sangre con el dorso de la mano, pensando en lo varonil que había sido su padre y en qué actitud tomaría en una situación similar. De pronto le llegó la inspiración en tanto una tibia brisa se colaba por la ventana entreabierta y ella alzaba el rostro altaneramente.

-Creo, Aoshi, que has tardado demasiado en decidir si querías o no a Misao. Seguro que nunca lo habrías hecho si yo no me hubiera adelantado y eso no lo toleras. Lo que es natural tomando en cuenta que ella es muy hermosa y poco queda de la niña que conocí hace un año. Por lo demás, yo le ofrezco a Misao mucho más que andar declarando que ella es mía sin hacer nada al respecto. Yo le ofrezco conversación, cariño, respeto... yo la escucho, Aoshi. No como tú. Como has tenido que esperar a que esto sucediera para percatarte de tus sentimientos por ella, pienso que en realidad eres un cobarde y sólo alardeas. Posiblemente la necesitas solamente para que te llene el estómago de té.-

Todos vieron a Aoshi enrojecer como un tomate y apretar los puños.

-Pequeño insolente. Me estás avergonzando y no te lo permitiré- murmuró temblando de rabia.

-Eres tú el que está avergonzando a mi Misao y tampoco te lo permitiré. No te tengo miedo.

Los ojos azul hielo centelleaban. Los azules ojos de Kojiro también. Se estaban retando a duelo.

-En una hora, en el parque tras la casa.- musitó Aoshi.

-Ahí estaré.- declaró Kojiro.

Estaba hecho. Había firmado su sentencia de muerte.

***********

-No sé en qué momento te dejé hacer esta locura, Kaor... Kojiro.

Misao me mira preocupada. Le digo - Voy a estar bien, en serio, no te preocupes. Si ves que algo va mal, te metes. Antes no. Es necesario que compruebe mi fuerza y qué mejor oponente que un hombre celoso-

Misao se larga a reír nuevamente. No hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta de que Aoshi está muy, pero muy celoso. Misao me está limpiando la herida de la boca.

Alegremente. Su sueño hecho realidad.

-Lamento haberte puesto en esta situación- me dice. Ya se le ha pasado la rabia con Aoshi por haberme golpeado.

-No te preocupes. Por favor. Confía en mí.

Los habitantes del Aoiya me felicitaron por el modo en que traté a Aoshi. Ellos mismos no se atrevían a decirle lo que pensaban, especialmente porque antes de mi llegada, Aoshi se había encargado de espantar, según me contaban, a cualquier chico que él considerara se acercaba demasiado a Misao. Piensan que soy muy varonil, por lo que esta vez se han asegurado que antes de entrar a mi habitación, Misao esté completamente vestida.

-Ya es hora. Vamos.

Kenshin está afuera, en el pasillo, esperando. Me mira preocupado. Mi bello Rurouni, no moriré y regresaré junto a ti. Y te besaré tanto que no sabrás donde termino yo y empiezas tú.

*************

-Kojiro, estás seguro que no deseas que pelee por ti... –

-Es mi batalla, Kenshin. Por favor, confía en mí.

Las mismas palabras que tantas otras veces usaba Yahiko o su Kaoru... Kenshin sintió un estremeciendo en su espalda. Si Kaoru estuviera en un lío así, ni muerto la deja sola. Pero Kojiro... era un chico que sabía cuidarse solo. Nadie puede sobrevivir a tantas cosas como él.

-Pero te pido me prestes tu espada. Quiero seguir tu ejemplo. No deseo dañar a Aoshi. Sólo hacerlo entrar en razón.

Kenshin le alarga la espada a Kojiro. Este se la coloca al cinto como Kenshin suele hacerlo, notando que le pesaba mucho menos que otras veces, debido a su nueva musculatura. Kojiro ya se había puesto sus ropas varoniles. Misao por un momento pensó en ese chico Soujiro...

Kaoru caminaba con paso firme al parquecito, con los demás a su espalda, donde Aoshi la esperaba. Como si fuera una oración, Kaoru musitaba...

- Kenshin, amor, deséame suerte. Si salgo viva de esta, nos veremos mañana, nuevamente.-

**************

Kojiro respiraba fatigosamente, sangrando de su pierna derecha. Había recibido un puño en su estómago, en un leve descuido. Se limpiaba la saliva de las comisuras de su boca y se lanzaba nuevamente al ataque, gritando.

Aoshi no estaba mejor. Este chico definitivamente era una copia de Kenshin. En vez de usar una espada real, usaba la de Ken. Y dice que su padre le inculcó el respeto a la vida de los demás ¿por qué esa frase le suena familiar?. Así y todo, el cuerpo de Aoshi estaba bastante golpeado y tenía un moretón en el cuello.

-Acepta alejarte de Misao y vete de aquí. No quiero que la hagas sufrir.- dice Aoshi.

-¡Eres tú quien la hiciste sufrir, con tu indiferencia!- responde Kojiro.

Misao miraba con ojos muy abiertos la escena. Aoshi, en su obstinación, era inconsciente de que no podría ganar por un motivo: él no tenía la razón. Sabía que todo lo que decía ese chico era verdad, pero le daba mucha rabia no haber pensado en eso antes. Kojiro peleaba muy bien y Misao recordó el día en que ante el Jupongatana, junto a Kaoru, debieron defender el Aoiya.

-Admite de una vez que la quieres desde hace tiempo. Si es así, me alejaré, porque sé que a ti te ama. Pero si tú solo la quieres para pasar el rato, entonces no te opongas a que me case con ella. Sé que podré hacerla feliz.- porfiaba Kojiro.

Misao soltó una leve risita ante la extraña situación. El hombre que ella amaba se peleaba a muerte con su mejor amiga, por... ¡su amor!. Kaoru notó que en una distracción, Aoshi dejó su guardia abierta. Ella aprovechó para darle un potente ataque.

-¡Me quedaré con Misao, Aoshi!- gritó Kojiro apasionadamente. El Oniwabanshuu retrocedió unos pasos al recibir el castigo. Pero reaccionó de manera inesperada.

Se incorporó fieramente y se arrojó sobre Kojiro, logrando que la espada volara de sus manos con su increíble respuesta, como si fuese tan fácil. Kenshin gimió... no podía permitir que el chico muriera. Kojiro alcanzó a saltar a un lado, evitando un corte mortal y alcanzando la espada de Kenshin, nuevamente.

-Misao es mía, Kojiro. ¡Seré yo quien se case con ella! ¡Seré yo quien la ame el resto de su vida! ¡¡Conversaré con ella y la mimaré tanto que jamás podrá apartarse de mí. Ya la amaba cuando tuve que dejarla y me prometí hacerme un hombre de honor y fortuna para regresar junto a ella y casarme!!-Gritó Aoshi, fuera de control. –¡¡Por ella hice todo lo que hice!! ¡¡Incluso perder mi honor!!

Todos quedaron boquiabiertos ante esta declaración. A Misao se le llenaron los ojos de lágrimas. Kenshin pensó en que no era bueno enfadarse a ese grado en un combate, porque se pierde buena parte de la capacidad de ataque y reacción. Y con su mirada experta notaba que los movimientos de Aoshi, si bien eran muy potentes, eran en exceso torpes, en comparación a los de Kojiro, quien le había sorprendido con sus habilidades y que a pesar de ser de un nivel mucho menor como espadachín en comparación a Aoshi, había mantenido la calma, lo que le había asegurado la supervivencia.

La espada de Aoshi nuevamente se alzó sobre Kojiro, quien, por instinto de protección, decidió usar el ougi de la escuela Kamiya. El Hawatari.

Cruzando las muñecas sobre su cabeza, recibió el impacto de la espada de Aoshi entre ellas, apretando el filo con el dorso de éstas para evitar que traspasara su piel más de lo que ya estaba haciendo. Deslizando rápidamente las muñecas por el filo hacia la empuñadura, ingresó en el círculo vital de Aoshi, golpeándole con la sakabattou en un movimiento que él no se esperaba. Aoshi quedó en el suelo.

Kojiro se acercó tambaleante y sonrió amistosamente.

-Gracias por decirlo, Aoshi-sama. Misao se pondrá muy contenta. Seamos amigos- Kojiro le extendió su pequeña y delgada mano para estrecharla con la de Aoshi quien finalmente había recuperado la cordura que se esfumó ante el temor de perder a Misao.

Misao corrió a ver a Aoshi, que estaba de rodillas, agotado mentalmente, en el suelo. Los del Aoiya corrieron a ayudar a Kojiro, quien apenas podía mantenerse en pie, y sangrando ahora también de su hombro. Kenshin se adelantó y felicitándole, se ofreció como una muleta humana para Kojiro quien agotado, se apoyó en él.

- Gracias por permitirme haber estado en su casa. Gracias, Aoshi-sama, por estar dispuesto a amar a Misao-chan como ella se lo merece. Espero estar pronto en su matrimonio. Pero espero no tener que batirme a duelo nuevamente con usted.

-Espero lo mismo, Kojiro. Si algún día regresas, seremos amigos.-Aoshi intenó incorporarse y pronto avanzaban todos a Aoiya para curar a los heridos.

Misao miró emocionada a Aoshi. Se veía diferente. Sonreía imperceptiblemente, pero sonreía.

-¡Cuídate esas heridas!- sugería una arrebolada Okón a Kojiro cuando entró a su cuarto con Kenshin.

Kaoru suspiró aliviada: -No me emocionan las mujeres- musitó mientras era trasladada por Kenshin al Aoiya, antes de perder la conciencia entre sus brazos...

Kenshin retuvo largo rato esa frase murmurada cerca de su oído. Y su pulso se aceleró.

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Fin acto 5. Abril 02, 2004.

Notas de la Blankaoru.

Bueno, seguidoras de Aoshi sama, no se enfaden conmigo... él no es más débil que Kaoru. Simplemente estaba iracundo y no podía pensar con claridad. Esto me hace pensar que Aoshi es un ser sumamente emocional y que si reprime tanto sus emociones, es porque sabe que lo descontrolan en una batalla. Por ello pierde ante Kenshin en dos ocasiones y es incapaz de matar a Okina.

Pero bien... personalmente, me está comenzando a dar pena mi pelirrojo favorito. Lo estoy poniendo entre la espada y la pared y con lo bueno que es Kenshin para sentirse culpable hasta de respirar... uffff. En fin, como afirma Kirara, en este caso no estaría mal que Kenshin probara algo nuevo, pero veremos cómo evoluciona este macho.

Sin duda que Misao... me gusta eso que se dé su lugar y no ande aceptando besos y abrazos de Aoshi sama cuando este se pone cretino... en fin.

Y Kaoru, a veces me da la idea de que es medio suicida. Nuevamente corrió con suerte y salió algo herida de esto. Espero que aprenda la lección y no ande retando a duelo a medio mundo solo porque le ofenden a la amiga.

Notas de yo.

Bueno, quería comentarles algo que me está sucediendo. En realidad... no tiene nada que ver con la historia ni con ninguna otra.

En mi carrera, uno ve quizá más gente "extraña" por decirlo de algún modo, que en otras profesiones. Y hay cosas que no dejan de llamar poderosamente mi atención. O personas, más que nada. Por ejemplo, tengo una compañera cuya apariencia puede provocar la impresión de que es muy ruda. No es el tipo de chica que escucharía a Chayanne o vería las teleseries. No es una chica convencional, pero por el contrario... es muy gentil. Es amistosa y no duda en defender a los compañeros cuando cree que los han pasado a llevar. Esto me ha llevado a reflexionar sobre el asunto -y tiene una sonrisa muy bonita-.

Debo reconocer que como mujeres, no somos demasiado discriminadoras, es decir, parece que somos más tolerantes que los hombres ante algo que nos parece raro. Mis compañeras y yo podemos estar con cualquier persona del curso sin mayor problema, sea hombre o mujer.

En fin, como dudo que alguno de mis compañeros lea estas tonterías que escribo... es que en estos últimos años me he sentido como el burrito de Shreck cuando descubre que el ogro no es tan malo...

Tengo un amigo. Un amigo al que quiero mucho porque es un tipo muy especial. Pero antes yo pensaba que él era diferente. Un chico preocupado por la moda, por verse bien todo el tiempo, siempre rodeado de mujeres. Vamos, que pensaba que él era un... una suerte de "ligón" o mujeriego, si comprenden la expresión. Tiempo después, escuché que un chico de otra carrera decía que era un homosexual y esto me confundió, pero pensé que entonces, si andaba con mujeres, era para disimularlo. No sé si él conocerá ese rumor, pero lo cierto es que otros amigos míos aún creen que es "raro" y no les interesa conocerlo ni toleran su presencia. No se lo dicen a él, pero a mí si, puedo escuchar como se refieren a él en forma despectiva y me da mucha rabia. Pasa algo similar con otro amigo mío que también es tachado de raro.

El asunto es que no sé de qué manera este chico y yo nos hemos acercado un poco en el último tiempo. Él es muy lindo y no tiene nada de gay ni orientaciones extrañas... por cierto, las chicas con las que andaba cuando lo conocí, lo acompañan hasta hoy, porque son sus amigas.

Parecía huraño o quizá un poco tonto (insoportable)... a veces me sacaba de quicio con algunos comentarios sarcásticos. Debo reconocer que tenía algunos prejuicios contra él, pero ya no. Y esto me hace sentir un poco de vergüenza cuando conversamos y me enseña algunas cosas suyas porque confía en mí. Él desea ante todo, superarse, aprender más. Y yo lo observo en su camino y me pregunto cuánto podré ayudarlo. Es muy sensible... a veces me da la impresión que solitario. Me recuerda a mí misma, que desde niña trato de buscar un lugar en este mundo. Si, ante los demás sonreía mucho y contaba chistes, pero a veces... me sentía tremendamente sola. En especial, porque salvo mi novio al que amo y mis familiares, nadie más se acuerda de mi cumpleaños. Y yo sé que es tonto y que quizá yo misma me lo he buscado y no quiero encariñarme con nadie porque antes, siempre que lo hacía, eran dolorosas decepciones... disculpen, me estoy desviando del tema. Estaba hablando de mi nuevo amigo.

A veces él habla sin parar y otras veces escucha atentamente las cosas que le cuento. Es muy amable... y me siento como Keishi. Muy feliz porque tengo la fortuna de ver a la persona real. Y pienso que los demás son unos idiotas por no notarlo. Pero a veces, las piedras preciosas no están sobre la tierra, a la vista de todos, sino bajo ella. Y excavar vale la pena si te encuentras con una. Yo naturalmente no suelo decirle estas cosas en su cara, creo que aún soy un poco cobarde... es curioso. Como sé que ustedes no me conocen me resulta fácil escribir esto. Quizá me moriría de la vergüenza si él leyera esto... pero aparte de ustedes, nadie que me conozca lee estas cosas. La verdad es que la idea me aterra... ¿qué tonta, no?. Siempre me da cosita mostrarle esto a los demás. Sólo mi Pancho las lee y me mira tiernamente. Yo le pregunto si no le aburren mis tonterías y responde que no porque a él le alegran el día. Ese Pancho es otra joya que encontré hace un tiempo.

Yo no quiero tener prejuicios nunca más. Mucha gente los tuvo conmigo, sin conocerme... me excluían de fiestas o me escogían como la última reserva en equipos de deportes a pesar de que destacaba en educación física. Una vez tuve amigos buenos... pero los caminos se separan ¿no? Y cada uno sigue por el suyo propio.

Mi amigo dice que cuando él sea famoso, se acordará de mí y trabajaremos alegremente, porque yo me dejaré explotar por él. Yo solo lo miro o hago algún chiste. Quizá finja un poco de enojo, pero... no quiero promesas. No dudo que tenga la intención, pero ya escuché muchas veces palabras que el viento se llevó. Ahora, lo mejor es vivir el presente y tratarlo de hacer bien. Y cuando pueda disfrutaré de su compañía y si me necesita, trataré de estar ahí.

Eso era todo. Vale la pena escuchar historias y conocer gente... y en mi saquito de vida brilla una joya nueva. Quizá en algún momento deba dejarla caer para que otra persona la recoja. Así es como debe ser.

Bueno, en este último tiempo me he hecho de buenas amigas por msn. Es una amistad cómoda, pero relaja mucho y logra esbozar sonrisas a cada lado del computador. Me hace muy feliz tener con quien compartir mis dibujos favoritos sin tener que mantenerlos ocultos bajo mi almohada. Y he constatado que tengo exactamente, y gracias a la ayuda de algunas de ustedes, 250 dibujos solo de Kenshin y Kaoru. Y cerca de 865 dibujos variados de los demás personajes, sin contar la colección de calendarios, portadas de revistas de manga, imágenes capturadas de "Seisohen" y "Tsukio hen". A parte de unos gifs animados muy divertidos. Tengo un amigo que comprende mi afición, sólo que él ama a Candy Candy y Lady Oscar. Estudio Ghibli y el gato cósmico además de otras animaciones del pasado.

Siempre que pueda y tenga mi cd a mano, les pasaré imágenes si las descubro distraídas por MSN... no lo dudaré. Desgraciadamente, no tengo muchas de Aoshi y Misao. Casi nada... unos tres o cuatro. Veré si puedo acrecentar hacia allá la colección para pasarles a mis amigas fans de esa pareja.

Bueno, me despido. Contestaré sus reviews y bueno, próxima actualización, si Dios quiere, el viernes. No sé de cual historia aún... tengo dudas en las tres sobre cómo continuarlas... en fin. Un beso virtual amistoso.

Martha: Hola, bueno, cuando escribí ese capítulo me desternillaba de la risa... eso no es sano cuando escribes cerca de las tres de la mañana y tu padre exige a gritos que lo dejen dormir. Asi que el título pudo ser "Una escritora en Apuros" y habría expresado mi sentir. No sé, cuando escribo sobre Kaoru peleando suelo imaginarlo como algo divertido. Como que los hombres ponen cara de "no me puede estar haciendo esto una chica" o en este caso, Kojiro, que no tiene pinta de super hombre pero que al contrario, tiene más fortaleza y decisión que cualquier otro. Me gusta pintar a Kaoru de esa forma, asi la veo yo y me gustaría llegar a ser. Yo pienso que si Kenshin aún no la ha golpeado por susurrar su nombre de modo meloso en las noches, es que ni él tiene muy claro el efecto que le causan esas palabras. Seguro que en alguna parte de su mente sabe que Kojiro es mucho más de lo que aparenta. Y que en él se radica toda su felicidad.

Sip, Aoshi es un bebedor compulsivo de agua y tecito, pero supongo que ha de seguir una dieta bastante sana y superllenadoras y nutritiva... es que no se condice con tamaño cuerpo estar compuesto en su 99, 9 por cien de agua. Me gustó mucho imaginarlo como un tipo un poco loco, al fin y al cabo, creo que tanto convivir con esa gente extraña del Aoiya, algo se le tenía que pegar... no es normal que ande tratando de llamar la atencion de Misao de modo tan infantil, pero eso lo hace ¡!!Adorable!!! Gracias por tus besos, abrazos y saludos... aquí esperaremos nuevos reviews y de paso, nuevos fics. Chaito.

KaOrA-FGV-16: trato de que sea variadita para que todos encuentren algo que les atraiga. Un besote y bueno, está romántica (aunque de un modo algo extraño)

Maki-san: Ya sabes que lo mío es enviar besos y esas cosas... jejeje, claro que Kojiro quería demostrar su hombría, seguro que dado el carácter algo voluble de Kaoru ya le hacía falta una buena pelea... tengo sugerencias con respecto a esta parte. Hay queines prefieren que Kenshin la descubra, y otras que Kaoru se lo diga... no sé... espero encontrar la respuesta en los reviews, pero asi como quedó la historia, él bien podría descubrirla ahorita. Más besos y nos comunicamos pronto!!!

Kaoru86 Kamiya: Siiii, más líos, amo los líos.... Happy birthay...

Shinta girl: Nuevo capítulo arriba!!!!!!!

Kirara26: Ohhhh... hola, my friend... jejeje, Blankis se internacionaliza...

1.- Sep, seguro que viene después de esta,. El proximo es el penúltimo capítulo, asi que a Kojiro Tendo no le queda mucha vida.

2.-Pobre Kenshin, no quisiera estar en su pellejo ahora. Es que eso de creer que eres raro... no debe ser gracioso. Paso al item cuatro.

4.- Kaoru habla arrastrando las eses porque está ssssumamennnnte borrrasssha... jejeje, debió habersele declarado a Kenshin en ese minuto...

5.- Kaoru es la prota indiscutida de este fic!!! Nunca imaginé que sería tan feliz escribiendo sobre ella y parece que a las lectoras les encanta su personalidad! Y si es acomplejada... bueno, yo soy algo flacucha... buuu... y miraba con evidida que a mis compañeras se les veían tan bonitos escotes y yo... no tenia con qué rellenar...bua!

6.-Sdip.. insisto, es queamo a Kaoru... no, no soy rara, pero me encanta. De seguro que pronto subo una historia similar. 7.- Aoshi es guapo, es lindo, besa rico, es alto y te hace sentir protegida, es caballero y sabe pelar... puede ser mejor? Lo dudo. Pero no me molesta en lo absoluto nuestro arreglo. Yo conmi Kenshin y tú con tu Aoshi. Y todos felices. Asi es como debe ser. Es lo justo... aunque es un adicto al té. Ahora, sería interesante que un día Misao le eche una poción al te y se aproveche de él....

8.- Kaoru es la chica del orinal. Acá les decimos "basenica" o "pelela". Opté por unnombre más universal... pero es gracioso imaginarse la escena. Quizá se la lleva de recuerdo a Tokio....

10.- Sanosuke es unzángano y peleador, pero era el más feliz de toda la historia. Y como Kaoru disfruta siendo como él... jejeje, seguro que ahora lo comprende.

11.- Y para más remate, la piel perfecta. ¿podríamos pedirle más? Oh, sep, ese beso me gustó muchito... ahhhh, qué varonil el chico...

12.- Que envidia, tamaño hombre haciendo eso por ti. Aunque en este capítulo estuvo un poco idiota, al final tuvo premio...

13.- Es una idea interesante... pero seguro que se va a enfadar... ahhh, no sé qué hacer con él!!!!

14.- Aquí aparece y seguro que ya sabes qué le hizo ese perfecto y bello pervertido.

15.- Yo me deshidraté pensando en su pasito samurai... seguro que le queda sexi. Claro que luego me dio pena con Kaoru corriendo tan poco dignamente con la cesta de huevos... ahhh, por qué tendrá que ser asi?

16.- Sep. Un clubde la pelea. Y seguro que le ponen "Kojiro Tendo"

17.- Kenshin es gay, lerolero... (Battousai) Maldita seas, Blankaoru!!! (Blank) ¡No, espera... ARGHHHHH!!!!

18.- ese Kenshin, en fin. Quien lo manda a matar tanta gente. Aquí me despido y ya nos leemos. Te quelo muchito!!

Misao_HX: Blankis cumple... bueno, suerte y besos, amiga.

eri mond licht: Jejej, y eso que soy pésima para las sinopsis, pero si te llamó la atención, debo tener algo de talento en ello.

Dark Shadow: A Kaoru no le hizo ni gracia lo de Sestuna. Menos hacer odiosas comparaciones y salir, según ella, perdiendo tristemente. Y no sé, pero Ken se enterará pronto... el modo, ni yo lo sé. Y Aoshi, salió terriblemente vivaracho, al final reaccionó y peleó por su Misao. Ya estaba bueno!!!

Justary: Hola, amiga... supongo que este capítulo no estuvo ta gracioso, pero seguro que si estuvo bueno. Yo me reí mucho cuandoMisao lee la carta de Kaoru a Kenshin con tanta pasión, claro que casi le cuesta el pellejo a su amiga!!

Rikbiel: Gracias por tu análisis de mis obras, aunque antes no te había visto, a menos que la memoria me falle miserablemente como suele hacerlo, de todos modos, me alegra que te haya causado tan buena impresión este fic, y espero superar las expectativas con respecto a los futuros. Me despido, y espero que no te pierdas. Un besote grande.

Mer1: Jejejejeje, la actitud de Aoshi es tan relativa... se influencia con la luna, es bastante sentimental. Y celoso. Me gusta Aoshi celoso. En realidad, no melo puedo imaginar de otro modo. A Kenshin me gusta pintarlo de celoso, pero no pareciera que lo fuera tanto... Aoshi es otro cuento. Ese tiene hasta la cara... Y Kaoru, al menos sale viva de los líos en los que se mete. Esperemos que la suerte le dure unos episodios más. Un beso. Chaito.

Naoko lizi Kinomoto:Seguiré, por Kenshin, por Kaoru, por ustedes y por mi honor!!

catty-ishida: Seguro que si Kaoru hubiera imaginado en qué consistía probar su hombría, no habría ido. Pero por ir, la pudo demostrar peleando con medio mundo y saliendo victoriosa. Aoshi es otro sexi cuento. Gracias por tu apoyo. Siempre es bien recibido. Besos ¡!

Gaby (hyatt: Hola... capítulo divertido, pero este también lo ha sido... si noestá ya enamorado, no losé... pobre Kenshin... ya veré como lo saco de este lío.