Ilusiones de un Reflejo
Still Loving you
Disclaimer: R.Kenshin es de Watsuki sama, y otros "stuff" que entrara aquí no son míos y se los dejo saber enseguida.
Advertencia/ Notas de Autora: Oocness, errores ortográficos, gramaticales y perdonen por demorarme tanto. Realmente no fue mi intención, si no es que no se como terminarla...NO SÉ. NO SÉ EN QUE ME HE METIDO....nose si dejarla con este final tipo neon genesis evangelion, o continuarlo y dejar un final poco analitico pero satisfactorio....NOSE!!
Desde la ventana el mundo parecía totalmente ajeno a esos pensamientos poco eufóricos que traía en su mente. Hace tiempo que las lagrimas saladas habían dejado su camino marcado en su rostro. La vida es mareada, y a veces hay que irse.
No quisó dar más vuelta en el asunto, pero aunque tratara de evitarlo o aparentar que no estuviera allí , él nunca se apartarría de su lado y eso le dolía en el corazón. Como si mil espinadas se le clavaran al corazón cada minuto, cada segundo, cada instante. Pronto el tren saldría y el mundo lloraría.
Misao se encontraba en la cocina tomando un baso de agua. Se sentía agotada y desgastada. El humo translucido se esparcía por toda la habitación. Sus ojos estaban de igual que agotados, hinchados de tantos días de seguido de devastadores lluvias.
El cielo estaba gris hace semanas y el sol estaba escondido en la cueva más lúgubre e inhumano que a podido conocer algún hombre alguna vez en su existencia. Por parte ella sentio un terrible e inconfundible alivio que todo había cesado. O por lo menos la mitad de todo. Era algo demasiado general.
Creyó que era demasiado para ella. Estaba entre tantas cavilaciones y etapas totalmente inexistentes que no quería respirar, aunque su corazón se lo pidiera. Las nubes estaban aglomeradas entre ese sitio más exacto que él cielo preciso.La luna aun estaba en miedo de sombras creadas por esos árboles de cerezos que la amaban.
Por parte sólo respiraba alivio y las cosas estaban siguiendo la marea aun ritmo casi normal. Eso era algo de alegrarse, ¿cierto? Katsu y Shura estaban felices de que a Misao no la iba a molestar otro psicópata obsesivo, y que Kaoru ya estaba comenzando el tratamiento. Aunque para ellos esto era la verdadera prueba de la vida. Uno nunca sabe con que sorpresas te esperara.
Kaoru en su cuarto... No quería salir. Estaba harta de las terapias, de los doctores, de las mil y un personas que entraban y salía de su cuarto por día. Ella demandaba privacidad. Todavía estaba allí cierto, pero no podía echarlo. Ni aunque la muerte le ganara a ella.
Tenía miedo de todo, y de todos. La tarde se le parecía una manta gris sin limites para su pesar. La tarde le parecía que estaba derramando lagrimas; las lagrimas que ella no podía soltar. Admiraba la naturaleza muerta. ¡Hoy el sol no quería salir!
-Kao...¿quieres ir a pasear? Ir a visitar a Megumi en la u? Será divertido, iremos a comer helado y hablar cositas de "chicas". Tú sabes. - proponía Misao entrando sin tocar, algunas cosas nunca cambiaran.
Kaoru sorprendida dirije su atención a Misao. Se veía bastante "cute" con esos pantalones cortos y camisa campesina.
Deslizó una sonrisa, hasta que habló. - Claro. ¿Ya le avisaste a Megumi? -
-Ella lo propuso. Además no esta mala que comas un poquito más. Engordar pa' ti se aplica perfecto. Arréglate, le diré que pase por nosotras. De paso estrenaras su carro - dijo Misao cerrando la puerta detrás de ella.
-Bueno. - Fue lo único que pudo pronunciar. Últimamente se encontraba bastante corta de palabras. Y casi todos eran un "si", "bueno", "claro" y "no gracias". Tenía que avanzar. Muy picaramente ( para mi, ¡ya!) se coloco esos vaqueros ajustados que hace cinco años ni los volteaba a ver. E inmediatamente desasió la propuesta de la camisa amarilla se pudo una verde esmeralda. Para si, ese verde solía destacar su color de ojos natural produciendo una extraña sensación marítima. De vez de la coleta alta y aburrida, escogió hacerse dos trencitas. Progresaría.
Al bajar las escaleras fue imposible no notarla. Misao quedo más allá que perplejada. Kao se veía hermosa. Lucía como un mar verdoso. Deseable y misterioso. Después de contemplar este cambio extremista dijo un poco atónita: - Mi vida te vez genial. O sea no hay palabras que describan precisamente mi impresión. Verdad"
Kaoru se sintió un poco apenada, pero por parte era cierto. Ella lo admitía sin pelos en la lengua. El pito del carro suena. -Bueno, ¿vamos?-
-Claro. Pero antes esto- Recordó Misao cogiendo el frasquito y meneándolo.
-Cierto, cierto. -Dijo tontamente Kaoru tomándolo de sus manos. El sonido que producía las pastillas chocándose unas contra hora le era terriblemente molesto. Pero voto por callar. Se tomo una y media y se fue corriendo por su suéter para que no les tocara esperar mucho.
En el carro Megumi pudo notar inmediatamente el cambio que emergió de Kaoru. Ahora si tendría una verdadera competencia, pensó muy para si. Tres hermosas niñas y un maravilloso automóvil. El sueño perfecto para cualquier joven con todos su cabales bien andantes. "Creó que las palabras sobran Kaoru. Espléndida" le dijo Megumi tomando calle una vez mas.
-¿Donde vamos?- preguntó Kaoru después de dos horas de paseo sin sentido y al observar árboles gigantez por donde voltease.
-A una cabaña. Eso sólo por un día Kao chan. Era una sorpresa. Te va a encantar- contestó Misao mirándola fijamente a los ojos.
-¿En serio?- cuestiono una vez más Kaoru sin creerse ese cuento.
-¿Dudas de la palabra de tú mejor amiga?-Molesto Megumi viendo esa pequeña cara de enojo que tenía Kaoru. Por instantes Kao se sintió profundamente insultada, pero comprendió que todo era parte del sentido del humor de Megumi. ¡Y vaya que sentido del Humor!
-¿Y falta mucho?-preguntó otra vez Kaoru impaciente por llegar. Estaba terriblemente ansiosa por llegar.
-Pareces una niña pequeñita Kao chan- dijo Misao bajando un poco el volumen a la música.
-Parece....O ....-Dijo Megumi dejando todo al aire. Aunque todo era muy obvio para el pesar de las dos otras pasajeras.
Se quedo callada. Por fin. No iba a lanzar más preguntas por ahora. Cerró sus ojos y despego su mente, concentrándose en el fuerte viento que chocaba con su rostro y volando su cabello. De seguro estaría enredado cuando llegaran, pero por ahora eso era
su última preocupación. Se imagino como sería la cabaña. Y se imaginó lo peor de lo peor. Una cabaña de un solo cuarto, donde entraba el frío viento y solo había mantas ultra delgadas como para el verano. Que el techo tuviera goteras. Y LO PEOR. Qué estuviera lejos de cualquier contacto humano, rodeada por las sombras del gigantesco bosque, y tuvieras que caminar aproximadamente cinco kilómetros para por lo menos comprar agua y comida recalentada. ¡Que feo! ¿Por qué le hacían eso?
No le toco esperar mucho para que se durmiera. Que delicioso era dormir.
-¿Me sientes?- le pregunto esa voz ronca ( y terriblemente seductora) a su oído. Clavando esos ojos intensos sobre los de ella.
-estaba dormida- dice sin escuchar la pregunta.
-¿por qué me ignoras? ¿Qué ya no me quieres? - la voz sé hacia resentida, pero nunca bajo el tono de voz.
-el cielo es gris; Sí,el cielo es gris. - continuo diciendo perdida en sus pensamientos.
-No. El cielo no es gris - contesta él desesperado al ver el trance insoportable en que estaba ella. No se atrevía, por nada de este mundo, a tocarla. Aun así un toque era poderoso...Era Poderoso...
-Me siento cansada y pequeña. Me siento así y nada más. Me siento y no sé - continuó ella como hablando para ella sola. No necesitaba de los demás para apoyo moral.
-¿De que hablas desgraciada? ¿DE QUE HABLAS?- grito el hombre rompiendo en llantos. Rápidamente se aleja de ella, y se coloca en una esquina a murmurar cosas entre sollozo. Esto no podía estar pasando....esto no...La oscuridad inundaba todo el ambiente, ella estaba tenida entre la nada, y él entre la esquina de la nada. La piel de ella era la única que brillaba, él era como si solo fuera una ilusión. Una ilusión más.
-¿qué es lo que deseas?- le pregunta repentinamente ella, notando su presencia por primera vez. Él no contesta, los papeles se han volteado.
-¿por qué lo deseas? - continua diciendo ella como si el silencio fuera la respuesta más acertada. Como siempre.
-¿eso te hace feliz?-
-¿eso es felicidad?-
-¿como eres feliz?-
-¿por qué eso te hace feliz?-
-¿como llegaste ser feliz?-
-¿lo que deseas te hace feliz?-
-¿es importante ser feliz?-
-Yo...yo sabía eso - responde ella a lo último, pequeña y dudosa. Desconfiada, sin autoestima, miedosa y cansada. Como cuando estaba enamorada.
Después que llegaron, y levantaron a la dormilona de Kaoru, Megumi y Misao se dispusieron a dar una caminata a la cual, obviamente, Kaoru rechazo. Acuerdo ella tenía demasiado sueños. Las dos aventureras entendieron la razón de ese agotamiento. Las pastillas.
Misao y Megumi seguían la caminata. El cielo estaba despegado y el grandioso sol estaba de pie. Los pájaros cantaban, las ramas altas iban con la melodía callada del viento, los verdes eran abundantes y ellas estaban llenas de felicidad. Estaban casi llegando al cabaña. Por nada del mundo eran capaces de dejar dos horas a Kao sola en la casa. Eso era un peligro. PELIGRO.
-¿y dime Misao que me cuentas, más, de tu vida?- le pregunta Megumi como si no estuviera enterada de cada segundo y detalle de la vida de su mejor amiga.
-Pues ya sabes casi todo. Aoshi y yo, por fin, estamos saliendo como pareja y Kaoru esta en su tratamiento. Va lento eso, pero se ven notoriamente los cambios. Eso me alegra muchísimo, porque la estimo mucho y esta situación me estaba matando, ahora es solo una agonía a punto de cesar. Y me alegro por eso, y me alegro porque el mundo quiere sonreír...Porque Kaoru esta mejorando- al terminar esas palabritas con mucho feeling escuchan el grito histérico de Kaoru...Hay dios...
-oh dios...que estará pasando. Ahora. - dijo Misao corriendo hacia la cabaña seguida de Megumi.
Las gotas del sudor caían lentamente sobre su rostro. No queriendo abandonar su cara, la hermosa cara. Sus ojos no querían abrirse. Se sacudía fuertemente sobre las delgadas sabanas. El techo, por momentos, se le hizo bajo y las paredes demasiado cerca de ella.
-Kenshin!!!- grita Kaoru....
De un momento para otro ella se calma. El sudor deja de correr por su cara, como si por arte de magia se hubiera evaporado. Se quedo quieta como una larva, y sus ojos se abrieron amorosamente. - Lo que deseo si es mi felicidad, y eso me hace sonreír. Progresión.- dijo tranquilamente Kaoru mirando al hombre que aun estaba sentado, toco sus labios con las suaves yemas de sus dedos.
El pálido cuerpo del pelirrojo estaba sentado en la silla observando a la mujer de la cama. Dejo su mirada caer sobre el piso, la de ella era muy profunda, muy intensa. Lo olvidaría, le dolía eso.
Fin de Primera Etapa (Superación)
Sayonara!
Still Loving you
Disclaimer: R.Kenshin es de Watsuki sama, y otros "stuff" que entrara aquí no son míos y se los dejo saber enseguida.
Advertencia/ Notas de Autora: Oocness, errores ortográficos, gramaticales y perdonen por demorarme tanto. Realmente no fue mi intención, si no es que no se como terminarla...NO SÉ. NO SÉ EN QUE ME HE METIDO....nose si dejarla con este final tipo neon genesis evangelion, o continuarlo y dejar un final poco analitico pero satisfactorio....NOSE!!
Desde la ventana el mundo parecía totalmente ajeno a esos pensamientos poco eufóricos que traía en su mente. Hace tiempo que las lagrimas saladas habían dejado su camino marcado en su rostro. La vida es mareada, y a veces hay que irse.
No quisó dar más vuelta en el asunto, pero aunque tratara de evitarlo o aparentar que no estuviera allí , él nunca se apartarría de su lado y eso le dolía en el corazón. Como si mil espinadas se le clavaran al corazón cada minuto, cada segundo, cada instante. Pronto el tren saldría y el mundo lloraría.
Misao se encontraba en la cocina tomando un baso de agua. Se sentía agotada y desgastada. El humo translucido se esparcía por toda la habitación. Sus ojos estaban de igual que agotados, hinchados de tantos días de seguido de devastadores lluvias.
El cielo estaba gris hace semanas y el sol estaba escondido en la cueva más lúgubre e inhumano que a podido conocer algún hombre alguna vez en su existencia. Por parte ella sentio un terrible e inconfundible alivio que todo había cesado. O por lo menos la mitad de todo. Era algo demasiado general.
Creyó que era demasiado para ella. Estaba entre tantas cavilaciones y etapas totalmente inexistentes que no quería respirar, aunque su corazón se lo pidiera. Las nubes estaban aglomeradas entre ese sitio más exacto que él cielo preciso.La luna aun estaba en miedo de sombras creadas por esos árboles de cerezos que la amaban.
Por parte sólo respiraba alivio y las cosas estaban siguiendo la marea aun ritmo casi normal. Eso era algo de alegrarse, ¿cierto? Katsu y Shura estaban felices de que a Misao no la iba a molestar otro psicópata obsesivo, y que Kaoru ya estaba comenzando el tratamiento. Aunque para ellos esto era la verdadera prueba de la vida. Uno nunca sabe con que sorpresas te esperara.
Kaoru en su cuarto... No quería salir. Estaba harta de las terapias, de los doctores, de las mil y un personas que entraban y salía de su cuarto por día. Ella demandaba privacidad. Todavía estaba allí cierto, pero no podía echarlo. Ni aunque la muerte le ganara a ella.
Tenía miedo de todo, y de todos. La tarde se le parecía una manta gris sin limites para su pesar. La tarde le parecía que estaba derramando lagrimas; las lagrimas que ella no podía soltar. Admiraba la naturaleza muerta. ¡Hoy el sol no quería salir!
-Kao...¿quieres ir a pasear? Ir a visitar a Megumi en la u? Será divertido, iremos a comer helado y hablar cositas de "chicas". Tú sabes. - proponía Misao entrando sin tocar, algunas cosas nunca cambiaran.
Kaoru sorprendida dirije su atención a Misao. Se veía bastante "cute" con esos pantalones cortos y camisa campesina.
Deslizó una sonrisa, hasta que habló. - Claro. ¿Ya le avisaste a Megumi? -
-Ella lo propuso. Además no esta mala que comas un poquito más. Engordar pa' ti se aplica perfecto. Arréglate, le diré que pase por nosotras. De paso estrenaras su carro - dijo Misao cerrando la puerta detrás de ella.
-Bueno. - Fue lo único que pudo pronunciar. Últimamente se encontraba bastante corta de palabras. Y casi todos eran un "si", "bueno", "claro" y "no gracias". Tenía que avanzar. Muy picaramente ( para mi, ¡ya!) se coloco esos vaqueros ajustados que hace cinco años ni los volteaba a ver. E inmediatamente desasió la propuesta de la camisa amarilla se pudo una verde esmeralda. Para si, ese verde solía destacar su color de ojos natural produciendo una extraña sensación marítima. De vez de la coleta alta y aburrida, escogió hacerse dos trencitas. Progresaría.
Al bajar las escaleras fue imposible no notarla. Misao quedo más allá que perplejada. Kao se veía hermosa. Lucía como un mar verdoso. Deseable y misterioso. Después de contemplar este cambio extremista dijo un poco atónita: - Mi vida te vez genial. O sea no hay palabras que describan precisamente mi impresión. Verdad"
Kaoru se sintió un poco apenada, pero por parte era cierto. Ella lo admitía sin pelos en la lengua. El pito del carro suena. -Bueno, ¿vamos?-
-Claro. Pero antes esto- Recordó Misao cogiendo el frasquito y meneándolo.
-Cierto, cierto. -Dijo tontamente Kaoru tomándolo de sus manos. El sonido que producía las pastillas chocándose unas contra hora le era terriblemente molesto. Pero voto por callar. Se tomo una y media y se fue corriendo por su suéter para que no les tocara esperar mucho.
En el carro Megumi pudo notar inmediatamente el cambio que emergió de Kaoru. Ahora si tendría una verdadera competencia, pensó muy para si. Tres hermosas niñas y un maravilloso automóvil. El sueño perfecto para cualquier joven con todos su cabales bien andantes. "Creó que las palabras sobran Kaoru. Espléndida" le dijo Megumi tomando calle una vez mas.
-¿Donde vamos?- preguntó Kaoru después de dos horas de paseo sin sentido y al observar árboles gigantez por donde voltease.
-A una cabaña. Eso sólo por un día Kao chan. Era una sorpresa. Te va a encantar- contestó Misao mirándola fijamente a los ojos.
-¿En serio?- cuestiono una vez más Kaoru sin creerse ese cuento.
-¿Dudas de la palabra de tú mejor amiga?-Molesto Megumi viendo esa pequeña cara de enojo que tenía Kaoru. Por instantes Kao se sintió profundamente insultada, pero comprendió que todo era parte del sentido del humor de Megumi. ¡Y vaya que sentido del Humor!
-¿Y falta mucho?-preguntó otra vez Kaoru impaciente por llegar. Estaba terriblemente ansiosa por llegar.
-Pareces una niña pequeñita Kao chan- dijo Misao bajando un poco el volumen a la música.
-Parece....O ....-Dijo Megumi dejando todo al aire. Aunque todo era muy obvio para el pesar de las dos otras pasajeras.
Se quedo callada. Por fin. No iba a lanzar más preguntas por ahora. Cerró sus ojos y despego su mente, concentrándose en el fuerte viento que chocaba con su rostro y volando su cabello. De seguro estaría enredado cuando llegaran, pero por ahora eso era
su última preocupación. Se imagino como sería la cabaña. Y se imaginó lo peor de lo peor. Una cabaña de un solo cuarto, donde entraba el frío viento y solo había mantas ultra delgadas como para el verano. Que el techo tuviera goteras. Y LO PEOR. Qué estuviera lejos de cualquier contacto humano, rodeada por las sombras del gigantesco bosque, y tuvieras que caminar aproximadamente cinco kilómetros para por lo menos comprar agua y comida recalentada. ¡Que feo! ¿Por qué le hacían eso?
No le toco esperar mucho para que se durmiera. Que delicioso era dormir.
-¿Me sientes?- le pregunto esa voz ronca ( y terriblemente seductora) a su oído. Clavando esos ojos intensos sobre los de ella.
-estaba dormida- dice sin escuchar la pregunta.
-¿por qué me ignoras? ¿Qué ya no me quieres? - la voz sé hacia resentida, pero nunca bajo el tono de voz.
-el cielo es gris; Sí,el cielo es gris. - continuo diciendo perdida en sus pensamientos.
-No. El cielo no es gris - contesta él desesperado al ver el trance insoportable en que estaba ella. No se atrevía, por nada de este mundo, a tocarla. Aun así un toque era poderoso...Era Poderoso...
-Me siento cansada y pequeña. Me siento así y nada más. Me siento y no sé - continuó ella como hablando para ella sola. No necesitaba de los demás para apoyo moral.
-¿De que hablas desgraciada? ¿DE QUE HABLAS?- grito el hombre rompiendo en llantos. Rápidamente se aleja de ella, y se coloca en una esquina a murmurar cosas entre sollozo. Esto no podía estar pasando....esto no...La oscuridad inundaba todo el ambiente, ella estaba tenida entre la nada, y él entre la esquina de la nada. La piel de ella era la única que brillaba, él era como si solo fuera una ilusión. Una ilusión más.
-¿qué es lo que deseas?- le pregunta repentinamente ella, notando su presencia por primera vez. Él no contesta, los papeles se han volteado.
-¿por qué lo deseas? - continua diciendo ella como si el silencio fuera la respuesta más acertada. Como siempre.
-¿eso te hace feliz?-
-¿eso es felicidad?-
-¿como eres feliz?-
-¿por qué eso te hace feliz?-
-¿como llegaste ser feliz?-
-¿lo que deseas te hace feliz?-
-¿es importante ser feliz?-
-Yo...yo sabía eso - responde ella a lo último, pequeña y dudosa. Desconfiada, sin autoestima, miedosa y cansada. Como cuando estaba enamorada.
Después que llegaron, y levantaron a la dormilona de Kaoru, Megumi y Misao se dispusieron a dar una caminata a la cual, obviamente, Kaoru rechazo. Acuerdo ella tenía demasiado sueños. Las dos aventureras entendieron la razón de ese agotamiento. Las pastillas.
Misao y Megumi seguían la caminata. El cielo estaba despegado y el grandioso sol estaba de pie. Los pájaros cantaban, las ramas altas iban con la melodía callada del viento, los verdes eran abundantes y ellas estaban llenas de felicidad. Estaban casi llegando al cabaña. Por nada del mundo eran capaces de dejar dos horas a Kao sola en la casa. Eso era un peligro. PELIGRO.
-¿y dime Misao que me cuentas, más, de tu vida?- le pregunta Megumi como si no estuviera enterada de cada segundo y detalle de la vida de su mejor amiga.
-Pues ya sabes casi todo. Aoshi y yo, por fin, estamos saliendo como pareja y Kaoru esta en su tratamiento. Va lento eso, pero se ven notoriamente los cambios. Eso me alegra muchísimo, porque la estimo mucho y esta situación me estaba matando, ahora es solo una agonía a punto de cesar. Y me alegro por eso, y me alegro porque el mundo quiere sonreír...Porque Kaoru esta mejorando- al terminar esas palabritas con mucho feeling escuchan el grito histérico de Kaoru...Hay dios...
-oh dios...que estará pasando. Ahora. - dijo Misao corriendo hacia la cabaña seguida de Megumi.
Las gotas del sudor caían lentamente sobre su rostro. No queriendo abandonar su cara, la hermosa cara. Sus ojos no querían abrirse. Se sacudía fuertemente sobre las delgadas sabanas. El techo, por momentos, se le hizo bajo y las paredes demasiado cerca de ella.
-Kenshin!!!- grita Kaoru....
De un momento para otro ella se calma. El sudor deja de correr por su cara, como si por arte de magia se hubiera evaporado. Se quedo quieta como una larva, y sus ojos se abrieron amorosamente. - Lo que deseo si es mi felicidad, y eso me hace sonreír. Progresión.- dijo tranquilamente Kaoru mirando al hombre que aun estaba sentado, toco sus labios con las suaves yemas de sus dedos.
El pálido cuerpo del pelirrojo estaba sentado en la silla observando a la mujer de la cama. Dejo su mirada caer sobre el piso, la de ella era muy profunda, muy intensa. Lo olvidaría, le dolía eso.
Fin de Primera Etapa (Superación)
Sayonara!
