Aquí vengo con otro fic (mi segundo fic) en donde, ahora sí, hablaré de nuestros adorados elfos. Es la historia de una elfa que vive en Rivendel y que, desde su punto de vista observará todo aquello que cambió a la Tierra Media. Situada a mediados de la segunda edad, con evocaciones del pasado. Espero que sea de vuestro agrado!!!!

**************************************************************************** ************************************** Miluinel estaba sentada en una alta rama de un gran árbol. Miraba el atardecer cayendo sobre las lejanas montañas. Los colores de esas horas siempre le recordaban a su niñez, a su padre jugando con ella y enseñándole a tirar con el arco, a su padre dándole todo el amor que un padre podía darle. Lo amaba muchísimo, recordaba el olor que tenían sus cabellos teñidos de atardecer, a naranja y a madera; un abrazo de su padre siempre era la mejor medicina contra su tristeza y sus dudas infantiles. El cabello era inolvidable, pues tenía los colores que tenían el atardecer, una mezcla entre el dorado, el naranja y el marrón de los árboles reflejados por el sol a esa hora. Miluinel no podía evitar también recordar ligados a su padre aquellos horribles momentos en los que se separó de él. Una noche como cualquier otra noche horrible en lo que quedaba de Acebeda después de el sitio de Sauron y sus fuerzas. Cuando vio en los ojos de su padre una tristeza inminente, que nunca había visto; y se despidió de él, pensando en que como siempre, lo vería al amanecer. Recuerda haber caminado al lado de algunos elfos adultos, por un helado río, entre el bosque, los acebos y la oscuridad amenazante. Y las flechas, el fuego y los gritos... sí, también recordaba eso...

-¿Miluinel? ¿Qué haces allá arriba? -

Los recuerdos se esfumaron con aquella voz. Miró hacia abajo y vio a su compañero en la guardia, Gadonen.

-Nada, quería descansar, ahora bajo -

Ágilmente, la joven elfa de cabellos castaños bajó de las alturas y acompañó a su compañero. Miluinel llevaba mucho tiempo viviendo en Imladris, donde había aminorado el doloroso recuerdo de su primera infancia. Había ahí ahora gente a la que amaba como si se tratasen de su familia. Hacía un tiempo, como era una joven destacada en el uso del arco y había decidido unirse a la guardia... aunque, desde hacía tiempo, no había mucho que hacer.

-¿Me he perdido de algo? -

-¡Claro! Estuvimos a punto de morir, ¡un bando de hormigas nos ha querido robar la merienda! - dijo el muchacho, bromeando, para después cambiar a un tono un poco más serio

-Milui, deberías dejar la guardia y divertirte un poco más, tu sabes, eres joven -

-Sabes que eso no me interesa... - dijo Miluinel, evasiva

-Como quieras... por cierto, la fiesta del Solsticio de Verano es en pocos días, no puedes decirme que no irás -

-No lo sé, no podemos dejar la guardia así como así -

Gadonen soltó una gran carcajada

- Es obvio que tratas de evitar algo... vamos! No me digas que te perderás otra celebración sólo por esto -

-El Señor Elrond ha confiado en nosotros, tenemos que ser responsables... - a Miluiriel se le habían terminado las excusas

-Claro, y el Señor Elrond te desterraría de Imladris si dejaras la guardia una noche para ir a una celebración anual - dijo el muchacho elfo, irónico

-Está bien! No quiero ir, hace años que no me pongo un vestido y hace años que no me tengo que comportar como una señorita! -

- Calma, no es para que te enojes... yo solo creo que te hace falta divertirte -

-No lo sé, tendría que pensarlo -

Gadonden comenzó a correr, sabiendo que Miluinel querría alcanzarlo. Siempre que ellos estaban juntos competían por algo, por lo que fuera; como la guardia no les daba mucho que hacer pasaban los días viendo quien llegaba más alto, quién encontraba la hoja más dorada...

**************************************************************************** ************************************

La noche había caído ya y las estrellas sobre las construcciones de Imladris tenían un brillo especial. Miluinel vivía en una especie de palacete conectado al Palacio principal, el del Señor Elrond. En aquel lugar estaban otros elfos, la mayoría nobles, excepto ella. Su cuarto era el último del pasillo y era una bella estancia con decorados de madera blanca... pero Miluinel no estaba allí ahora. Una elfa de cabellos castaños corría rápidamente, con una sonrisa en sus labios y una expresión juguetona. La rapidez con la que iba movía suavemente las cortinas de los ventanales. Concentrada en su carrera, la joven no se percató de que justo enfrente de ella estaba un elfo de cabellos dorados, con el que fue a chocar estrepitosamente y los dos se vieron en el suelo

-Miluinel -

-Ay, mil perdones, Señor Glorfindel, que vergüenza... - dijo, tratando de quitarse de encima del elfo. Glorfindel se echó a reir

- ¿Qué sucede? ¿ Por donde ha llegado el dragón que no me he dado cuenta? ¿y de cuándo acá me hablas con tanta formalidad, Milui? -

-No sé, lo creí conveniente... perdonadme, no ha sido mi intención derribarte -

- Vamos pequeña, me has hecho peores travesuras -

Miluinel no pudo evitar reir... recordó aquellos tiempos cuando era una niña y Glorfindel jugaba con ella en los prados, cuando la cargaba en su espalda o cuando terminaban empapados en los riachuelos después de una larga persecución.

-Hace tiempo que no te veía sonreír ... en realidad se extraña tu risa por este palacio, la formalidad es a veces asfixiante -

-Puede que ya no sea tan fácil... -

Sin haberse dado cuenta, los elfos se habían quedado hablando sentados en el suelo.

- La fiesta del Solsticio de Verano será pronto, espero verte ahí, te has perdido ya de muchas -

-Aún no lo sé...-

Glorfindel se levantó del piso y le tendió la mano a Miluinel para que hiciera lo mismo.

-Perdona, pero me tengo que ir, Elrond requiere ayuda... tu sabes, las cosas andan tensas entre Númenor y el Rey Gil-Galad... en fin, no te aburriré con asuntos de política, eres joven para eso -

-Sí, sí... soy joven - dijo Miluinel, un poco molesta. A veces se cansaba de que le dijeran eso

-Namarië Miluinel - dijo Glorfindel con una sonrisa y siguió el camino que llevaba antes del accidente.

Miluinel se fue caminando lentamente. Se olvidó de la competencia con Gadonen por llegar antes a la explanada principal. A veces sentía que ser joven era algo que le pesaba y no algo que disfrutara; no le hablaban de política, no la dejaban todavía participar en los torneos de tiro con arco y sentía que nunca la tomaban en serio...

**************************************************************************** ***************************

-¿Luinil, estás loca? Deténte!! -

Cuatro jóvenes elfas se divertían en uno de los tantos manantiales de Imladris. Miluinel no dejaba de tirarle agua a Galadwen, que estaba sentada en una roca y no había querido mojarse. Berianis y Miluinel no paraban de reirse.

- Muy bien, han terminado con mi paciencia -

Aquello terminó como una gran guerra de agua y risas. Al fin hubo una tregua y, agitadas se detuvieron a descansar.

-Basta, que ya no puedo más - dijo Miluinel tosiendo por el agua que había entrado hasta su garganta. No paraban de reír.

- Qué hambre me ha dado - dijo Berianis

- Siempre tenemos hambre, vamos a terminar con todas las reservas de Imladris -

- El Señor Elrond nos tendrá que echar por hacer mermar la comida de tal manera -

Una lluvia de piedritas de río les comenzó a golpear la cabeza; se quedaron quietas y miraron a todos lados, hasta que Luinil se percató de que Gadonen las molestaba de nuevo, desde lo alto de un árbol.

-Esto no se queda así, ven acá -

Luinil salió del río y la persecución comenzó. Gadonen reía burlonamente mientras subía más alto entre las ramas.

- Diablos, ese Gadonen, ¿Qué no se puede estar en paz? - dijo Berianis

- ¡Luinil! Baja, ¡te vas a caer! - gritó Galadwen

Miluiriel no había dicho nada entre tanta risa. Miraba la divertida persecución; entonces, las tres elfas que miraban se quedaron en silencio cuando una de las ramas del árbol crujió estrepitosamente y Gadonen cayó al lado profundo del estanque. En ese momento la voz se les ahogó de la incontrolable risa que tenían las cuatro.

-Basta ya - dijo Gadonen molesto, escupiendo hojas de la rama y con el negro cabello empapado.

Después de un rato todos salieron del estanque y se estaban secando. Y entre pláticas y gotas de agua salió de nuevo el tema de la celebración del Solsticio de Verano.

-Pues yo creo que todas iremos, no podríamos dejarlo pasar! - dijo Galadwen, apoyada por Berianis -¿Qué dices, Milui?-

-Diablos!! Todos se han empeñado en preguntármelo hasta el cansancio!! Ya saben que eso no es lo mío -

- Vamos, que actitud!! Te hará bien, para que te olvides de todo un rato - le dijo Luinil

-No tengo que ponerme -

-Yo te puedo prestar algo - dijo Galadwen con una gran sonrisa de triunfo

- Pues su plan ha dado resultado, no me queda más que asistir a la tal fiesta -

Al cabo de un momento, estaban en camino a sus respectivas casas, Gadonen había acompañado a Galadwen ya Berianis. Miluiriel y Luinil caminaban lentamente y platicaban con tranquilidad

- ¿Cómo estás Milui? A veces me preocupas... ya sabes que eres mi mejor amiga y no me gusta verte así de triste -

- Gracias Luin, es lo mismo de siempre... no puedo olvidar todo aquello, pareciese como si me persiguera; y es que de un tiempo hacia acá siento que nada me sale bien... -

-No pienses así, el recuerdo debe ser algo bueno para ti, además tienes aquí y ahora demasiada gente que te quiere... -

- Lo sé - dijo, con una melancólica sonrisa - Luinil, ¿No has sentido que nunca alcanzarás aquello que amas? -

- mmmm, o estoy desvariando o me parece que por fin te has fijado en alguien... -

- No, no... olvídalo-

Las amigas siguieron caminando hasta llegar al palacio, con una pinta de haber jugado toda la mañana...

///////////////////

Fiu!!! Por fin pude darle forma a esto que traía en mi mente!!! Está muy de vida cotidiana, pero no se preocupen, que no todo será así de aburrido jejeje.... A ver si les gustó este primer capítulo, y según lo que me digan lo continuaré o lo mando lejos lejos lejos .....

Ya saben, comentarios, sugerencias y mentadas de madre a hun_joro@hotmail.com