El otoño estaba a su máximo esplendor; los antes verdes árboles habían
teñido sus hojas de dorado y cobrizo; el suave viento se llevaba algunas y
las hacía volar libres por el aire, cayendo poco a poco de las ramas que se
iban quedando desnudas con el paso del tiempo. Los días comenzaban a
hacerse más cortos y las noches largas. Las mañanas refrescaban, el verano
y los recuerdos que este había dejado ahora estaban lejos. Aunque aún
aguardaba allá, el invierno no tardaría en llegar.
Imladris estaba usualmente agitado; desde la llegada misteriosa de una elfa
de cabellos dorados la gente no había parado de ir y venir; al igual que
las noticias, las visitas de Altos Señores y los mensajeros casi a cada
minuto. Elendil, Círdan de los Puertos, La Dama Galadriel... el palacio
estaba concurrido y alegre, aunque a los jóvenes elfos les imponían un poco
esas presencias.
Aquella tarde Luinil estaba arriba de un árbol contemplando el cielo;
cantaba una triste y dulce canción con un hilillo de voz.
-Alassëa Undóme; es difícil dar con usted, jovencita -dijo una voz un tanto grave. Luinil miró hacia abajo y lo vio... de nuevo. Aquel elfo de los puertos, de oscuro y rizado cabello (buenas tardes). Ella no respondió nada al instante, si la carta ya la había sorprendido bastante ahora su presencia la inquietaba más
-Aiya joven Isilnar - dijo ella, bajando cuidadosamente del árbol, con todo el nerviosismo que podía alojar
-Señorita Luinil - dijo besando su mano. Ella se ruborizo aunque trató de evitarlo.
-¿qué os trae a Imladris? -
-Acompaño al Señor de los Falathrim, Círdan de los Puertos -
-No esperaba encontrarlo aquí-
-Yo sí a usted - dijo sonriendo - pero olvidémonos de formalismos, puedes hablarme de tú
-Muy bien-
-Supe de tu fama con la espada -
-Pues se hace lo que se puede- dijo riendo alegremente. Los ojos del elfo la miraron de una manera especial, una mirada llena de...algo. A Luinil se le hizo de noche y pudieron haber pasado más horas sin que ella lo notara, si no es por que la inquisitiva mirada de su abuelo, desde el ventanal de su casa, con un solo gesto la hizo meterse. Los días se sucedieron y ya era tradicional el paseo al atardecer entre Isilnar y Luinil...
-¿Ves aquella estrella? Es Luinil, con un brillo azulado; de ahí viene mi nombre... aunque no creo brillar tanto como ella- dijo modestamente, mirando hacia abajo
-Luinil, mi estrella- dijo él mirándola a los ojos mientras le tomaba las manos...
***************
Miluinel trataba de trenzar sola su cabello, mientras sostenía una trenza un poco chueca trataba de alcanzar el broche; repitió la misma maniobra varias veces hasta que se dio por vencida y se dejó el cabello suelto. Ese día llevaba un vestido gris aterciopelado con bordados en plata. Se encontraba en su habitación, pues había regresado de desayunar con Luinil, Galadwen y Berianis; pensaba en escribir a su amiga Laitalë. Sacó un papel color celeste y un frasquillo de tinta de una pequeña gaveta. Pero en ese momento tocaron la puerta. Se levantó y decidió abrir ella misma
-Aiya Gadonen ¿qué pasa? -
-Rohedil nos necesita cuanto antes; parece que es algo importante pues los grandes señores se están reuniendo en la cámara principal -
-Vaya- dijo Miluinel con un gesto un tanto trágico
- Vamos, no querrás ser la única impuntual -
-Nada de eso - salió de la habitación y cerró la puerta.
-Gadonen ¿y para qué nosotros?-
-No estoy seguro -
-¿No será eso que nos dijeron el día de las pruebas...? -
-¿Cargos en el ejército? ¿No somos muy... jóvenes? -
- ¿Muy jóvenes para qué? - dijo ligeramente molesta
Gadonen no respondió y siguieron caminando hasta llegar a la entrada de la cámara, aún no estaban todos; Rohedil llegó caminando hasta ellos
- Que bueno que estén aquí; hay noticias importantes que a todos incumben -
-Señor Rohedil, quisiera preguntarle ¿Qué tengo yo que escuchar de todo esto? - dijo Miluinel
- ¿No lo recuerdas? -
Hasta entonces las palabras que hacía tiempo le habían dicho tomaron real significado; por un momento le temblaron las manos: vio todo el movimiento, Elrond discutiendo con la Dama Galadriel, Celeborn silencioso en una esquina, Glorfindel hablando con Lindir... y ella ahí parada con los ojos muy abiertos y sin tener idea de lo que podría pasar. Todos se dirigieron por fin hasta la cámara; uno por uno los grandes señores fueron tomando un lugar en los sitiales del lugar; un espacio abierto a manera de concejo. Miluinel fue de las últimas en entrar, conducida por Rohedil
-Vamos, tranquila- le dijo muy quedamente, poniendo las manos sobre sus hombros
La muchacha suspiró y hasta ese momento entró; escogió el lugar más alejado, aunque no verla era difícil por la disposición circular de los asientos. Se sentía pequeña como un ratón y cada vez que miraba veía a todos más altos y más imponentes de lo que eran. Todos seguían hablando
-No bajes la mirada - le dijo Rohedil sacándola de lo profundo de su pensamiento. Tomó con su mano la barbilla de la muchacha y la levantó suavemente
-Hacia arriba, siempre - decía con su severa mirada clavada en sus ojos de agua- Nunca de otro modo si no amerita; mira de frente, al amigo o al enemigo- Miluinel sonrió y un poco de su miedo desapareció por un instante
Elrond entró por fin, acompañado de la Dama Galadriel; ambos tomaron los lugares principales
-Mucho temía el día en que estas noticias llegaran; el gran esplendor de los imperios edain ha sido quebrantado, pero a todos nos ha parecido una terrible señal de advertencia - hubo un silencio helado después de las primeras palabras de Elrond, hasta que prosiguió - Minas Ithil fue tomada; con terror y violencia los espectros del anillo terminaron con la belleza y magnificencia de aquel lugar- los murmullos y el bullicio no se hicieron esperar, sólo los grandes señores permanecían con un semblante un tanto sereno, si es que así se pudiese llamar
- No sólo los elendili han sido afectados; el este se agita y Sauron... ahora nadie duda que Sauron ha vuelto y el siguiente golpe será irremediable-hizo una breve pausa- Ha sido recibida una misiva del Rey Gil- Galad; sus ejércitos y los de Elendil están reuniéndose en Amon Sûl, la cima de los vientos; en breve vendrán aquí a incorporar el ejército final y levantar por fin el plan de ataque.
-¿Una guerra, en pocas palabras? ¿Contra Sauron? Me parece riesgoso, demasiado riesgoso- dijo Rohedil
-Es más riesgoso dejar que el tiempo corra libre y el enemigo gane terreno - dijo por fin la Dama Galadriel, con su profunda y serena voz
-He considerado que todos nuestros hombres se unirán al gran ejército de la alianza entre elfos y hombres; tenemos todavía algún tiempo, pero no el suficiente como para darnos el lujo de dejarlo pasar- dijo Elrond finalmente.
Miluinel se puso nerviosa, sabía lo que eso significaba; al fin no habría más tiempo tranquilo en la guardia, matando algunas bestias rezagadas, no... ahora sería diferente. La reunión terminó no mucho tiempo después; en realidad, estaba casi todo dicho. Algunos se habían levantado y otros más ya se habían retirado, pero la mayoría seguían hablando en grupos pequeños
-Señor Rohedil, yo... ¿iré? -
-Claro que irás, Miluinel -
La muchacha se quedó pensativa un momento; el tono de Rohedil era muy seguro y ella no creía sentirse del mismo modo.
- A menos que no lo quieras así ¿Qué dices tú, Gadonen? -
-Claro, claro que iré - el joven de cabello oscuro lucía diferente, un poco indescriptible; no sería su expresión pues era la misma, pero en sus ojos había algo, algo que Miluinel nunca había notado en su amigo
-La preparación comenzará mañana mismo, la rutina de preparación; los espero temprano y por favor, avísenle a Luinil-
-Está bien- respondieron ambos.
Miluinel se despidió de Gadonen y caminó por el pasillo que daba a la salida rápidamente, necesitaba tomar aire. Vio de pronto que un joven se le acercaba, llevando algo entre los brazos
-Señorita Miluinel, que bueno que os veo-
-¿A mí?¿Qué pasa? -
- Le ha sido enviado esto, desde Eryn Galen -
-Hantalë- dijo tomando la tela de seda que envolvía el misterioso paquete. Pronto llegó a su habitación y puso el objeto sobre la cama, quitó la pequeña nota que estaba anexa y la leyó en voz baja
"Sina pitya anna len, ilya melmenyanen... Mi niña, tus padres estarían felices de que utilizaras esto. Es el arco de tu padre el que ahora tienes en las manos; que los Valar te protejan en esta peligrosa empresa. Namarië Estelwen" (este pequeño regalo para ti, con todo mi amor) (Adiós)
Una risilla leve salió de sus labios y rápidamente desenvolvió el paquete; entonces vio por fin un hermoso y esbelto arco de madera blanca, con finas hojas y enredaderas talladas en él. Inconscientemente dejó caer unas lágrimas, sin dejar de reír. Lo tomó entre sus manos y lo examinó parte por parte. Entonces salió de su habitación rápidamente, yendo hacia la galería de los arqueros, pues no aguantaba ni un minuto con él sin probarlo. Después de un momento de preparar la cuerda y las flechas se decidió a dar su primer tiro. Aún siendo la primera flecha dio justo en el blanco.
-Lo haces muy bien - dijo un joven soldado desde lejos
-Hantalë- respondió, y dejando de lado su práctica se acercó hasta él y los otros elfos que hablaban casualmente por ahí. Entonces vio a Glorfindel dándoles algunos consejos
-Aiya Miluinel ¿Nuevo arco, eh? - dijo el noldo de dorados cabellos, acercando su mano para tomar el arma
-No, señor, nuevo no- dijo sonriente - era el arco de mi padre -
-Vaya, es una gran pieza, debes cuidarla... -
-Glorfindel - irrumpió una bella voz. Él se giró sonriendo
- Oh, la Dama Arien-
-¿Puedo hablar contigo un segundo? - repitió aquella voz, de la cuál la propietaria era una hermosa elfa rubia con un hermoso y delicado vestido color malva
-Sí, espera un momento. Con permiso jóvenes, Señorita Miluinel - ella se quedó con una media sonrisa un poco agriada.
-Adelante - respondió y aunque trató de sonar indiferente no pudo ocultar su disgusto .
Estuvo otro rato practicando hasta que se dio cuenta que ya era media tarde, se encontraba exhausta.
-Tranquilízate, mañana empezamos las prácticas - Miluinel se volvió, era Gadonen que llegaba caminando lentamente; ella río un poco
-Es el arco de mi padre- aún después de las horas el entusiasmo no cesaba
*************** Miluinel caminaba agotada al lado de Luinil, después de toda la mañana de entrenamiento y prácticas
-¿ Y cómo va todo con tu elfo? -
Luinil comenzó a reír nerviosamente
-Bien, parece que bien... cuánta gente ha llegado aquí, en realidad me sorprende-
- Sí, anda, cámbiame el tema; pero es cierto, vaya, todo se escucha tan agitado y bullicioso -
-¿Habéis conocido a la Dama Arien? Me ha caído muy bien, no sabes lo divertida que es y más al traer a ese gato suyo -
-ah claro... la dama Arien- dijo Miluinel refunfuñando
-¿Qué te pasa? ¿Acaso no estás de acuerdo?-
-Apenas he hablado un poco con ella, ¡no sé que se traen todos que la adoran tanto! o será que es algo que la dama tenga- decía en un tono enojado, pero a Luinil le parecía bastante cómico
-Uy, todos te conocen como la persona más simpática de Imladris - dijo irónicamente su amiga
-Cállate... -
-Además, no veo por qué...-hizo una breve pausa- ¡¡¡ahhh!!, ahora entiendo- Luinil puso una sonrisa maliciosa
-¿Entender qué? -
-Como que no te gusta mucho que Glorfindel y ella se lleven tan bien, eh? -
- No digas tonterías, me da igual lo que hagan, bla bla bla - decía, más molesta por los comentarios de su amiga. Luinil estalló en carcajadas hasta que casi se le va el aire.
-En serio, no es por eso - dijo Miluinel mirando inocentemente a Luinil
-No, claro que no-
-Eeee muchachas - dijo Gadonen que llegaba corriendo a alcanzarlas
- Aiya Gadonen, ¿Cansado? - le preguntó Miluinel
-Un poco, pero más que cansado sorprendido-
-¿Y eso? - curioseó Luinil
- Hoy por la mañana hice llegar una misiva hasta la Dama Galadriel, no sabes! -
-Vaya, ya eres un elfo importante - comento irónicamente Luinil mientras Miluinel reía
-No, en serio, cuando te mira a los ojos se siente algo raro, no sé, hasta sabía mi nombre!! -
-Insisto, ya eres importante! - dijo Luinil
Las elfas comenzaron a reír aún más y Gadonen sólo se desviaba en sus recuerdos, aún sorprendido. A Miluinel le pareció finalmente que aquello no podría ser tan malo, aunque los nervios nunca la abandonaban, el simple hecho de pensar en el ejército de Lindon le crispaba los nervios. Agitó su cabeza para olvidarse aunque fuese por un instante de aquello que cada vez estaba más cerca. Aunque Miluinel notaba la felicidad y el resplandor tan especial que había tenido Luinil en aquellos días por ese elfo al que parecía apreciar tanto, ahora había algo que parecía oprimirle el corazón.
La noche cayó lentamente; tenía un suave aroma que lo cubría todo; a la luz de la luna las doradas y parduscas hojas tenían un resplandor aún más especial. Unos verdes ojos reflejaban aquellos matices asomados por un balcón.
-¿Luinil?- una cálida voz la hizo salir de su ensimismamiento
-Amil, ¿Pasa algo? - (madre)
-Esa pregunta te haría yo, has estado extraña todos estos días -
-¿Extraña? No, claro que no -
- Es por él - no sabía cómo pero su madre siempre podía leer su pensamiento más allá de lo normal
-No sé a quién te refieres- dijo en un último intento por ocultar lo que sentía
-Parece que ese joven teleri te ha cambiado la vida - decía su madre en un tono cada vez más duro
-Si he estado así no es por él- hizo una pausa y tomó aire -madre no sabía cómo decírtelo pero no encuentro otro modo... iré a la guerra, me alistaré en las tropas -
La madre de Luinil la miró a los ojos ocultando con el rostro, pero no con la mirada su enorme preocupación... y enojo.
-Así que es eso, sigues con esa idea; has decidido dejar de lado a tu familia por.. ¿Acaso no sabes que podrías morir? ¡Por Elbereth Luinil! Esto no es un torneo, ¡es una guerra! combatirás hasta la muerte o la derrota -
-Lo sé y así será - dijo con la voz temblorosa
-Entonces ya está, harás lo que quieres- dijo dándole la espalda, para irse, conteniendo el llanto
-No amil, no quiero que lo veas como un capricho -
-¿Y de qué otra forma? ¡¿Dime, de qué otra?! - resultaba extraño ver a una elfa tan serena y afable alterada así
-Quiero pelear por todo esto, por nuestra felicidad madre; mis deseos no son los de asesinar sino los de defender, como me dijo Isilnar... - su madre la interrumpió
-¿Isilnar? ¿Y dices que no es por él? Luinil, puedo llegar a entenderte, pero jamás aprobaré esto... y nunca lo haré- la elfa salió de la habitación rapidamente, dejando paralizada a Luinil. Muchas cosas pasaban por su mente: los ojos de Isilnar, las palabras de su madre... al último había olvidado lo que ella misma sentía. Por un momento dudó en lo que su madre le había dicho, en realidad.... ¿lo hacía por él? - ¡No!- pensó rápidamente - él sólo fue un pequeño empujón para tomar esta decisión... sólo un empujón- Llamaron a su puerta pero ella no contestó
-Luinil, sé que estás ahí, no has salido en todo el día, vamos, no me iré hasta verte-
Abrió sin decir nada
-Desde que el sol ha salido esta mañana sólo ha visto tus lágrimas, ni una sonrisa has regalado a las estrellas... y no hay nada peor que la melancolía de una elfa como tú -
-Miluinel ¿Tu crees que esto lo hago por él? ¿He cambiado tanto? -
-Eres una estrella y las estrellas cambian con el tiempo, pero nunca se apagan - dijo sonriendo, después de dudar un momento - siempre has sabido lo que haces, no dudes ahora por favor -
- Le he dicho a mi madre que voy a la guerra y cree que es por él y por que he dejado a un lado a mi familia- entonces dos lágrimas rodaron por las mejillas de la elfa, unas tan amargas que ni el brillo de la luna pudo consolar. Miluinel la abrazó fuertemente, sentía su dolor y su confusión
-Tu madre siente que te pierde, por eso te dijo todas esas cosas, debes entenderla también; sabes que la guerra es terrible y separará muchas familias... quisiera mantenerte aquí a salvo, pues no sólo tu te vas, olvidas a tu padre y a tu abuelo-
-Es que yo no puedo quedarme cruzada de brazos...-
-Lo sé, Luinil, lo sé- dijo acariciando suavemente el oscuro cabello de su amiga.
************************************
Miluinel se despertó muy temprano; sabía que el momento estaba cerca. No imaginaba cómo se vería un ejército de tal esplendor y número. Pensando en eso y sin quitársele ni un momento de la cabeza se vistió con un bello vestido rojo oscuro con el que lucía muy diferente a como andaba normalmente. Peinó su cabello y lo ató con el broche de su padre, no sabía bien por qué pero aquel día quiso verse muy bien.
Tenía un presentimiento; salió del palacio y ágilmente trepó a la parte más alta que pudo del tejado, sobre riesgo de caerse y golpearse muy, muy fuerte. Aguzó la mirada y entonces sus ojos se iluminaron: a lo lejos y con el sol de la mañana un resplandor que avanzaba hacia el valle se movía lentamente. Al pasar los minutos las imágenes se perfilaban y logró ver las doradas armaduras élficas y el plata y negro de los ejércitos de Elendil. Una gran sonrisa encendió su rostro y de la impresión casi se resbalaba. Bajó rápidamente y ya sin ningún cuidado, hacía tiempo que no estaba tan emocionada
-¡¡¡Han llegado, han llegado!!!- su vocecilla hacía eco por todo el palacio, al momento en que tañía la campana. Corría dando ligeros saltos - ¡¡¡Su majestad Gil-galad y el rey Elendil han llegado!!!-
Al correr casi derribaba a Glorfindel. Por un segundo pensó en que tenía por fin que controlarse, pues seguido se llevaba a alguien en sus locas carreras entre los pasillos.
-¡Por Elbereth, Miluinel! - dijo riendo el noldo - Siempre vas de un lado a otro corriendo, suerte que no eres un corcel o ya hubieras acabado con unos cuántos elfos incluyéndome a mi-
-Lo siento Señor, es que acaban de avistar al ejército de Lindon y Arnor, voy a buscar a Galadwen, Berianis y Luinil para subir a la colina cerca del Vado y ver su llegada ¿las ha visto usted? -
-Estaban en el patio junto a la sala de bordado -
-Hantalë- dijo y se fue corriendo de nuevo hasta el lugar donde estaban sus amigas. Se aproximaba rápida y risueña
-¿Qué traes? - le preguntó Berianis extrañada
-Los ejércitos... han ....llegado - dijo perdiendo el aire
-Respira - dijo riendo Berianis
-¡¿En serio?! - preguntó Galadwen abriendo mucho los ojos
- ¿Pues que no oíste mi escándalo? ¿Dónde está Luinil?-
-Está ahora con Isilnar -
-Hmmm - Miluinel frunció el ceño - pero bueno, vamos, no querrán perderse esto! -
Las elfas caminaron, es más, casi corrieron para buscar un lugar alto y ver al ejército. Los estandartes y banderas ondeaban majestuosamente con el aire y el sol arrancaba destellos a las refulgentes armaduras. Miluinel sintió un poco de miedo ¿En realidad todos ellos irían a pelear hasta allá... en realidad ella iría...?
///////////////////////////////
Waaaaa mamáaaaa ostro capi después de un ratillo de ausencia! Lo siento pero es que la prepa no me deja en paz!! ¬_¬ por cierto mil mil gracias a todas las que incluyen a mis personajes en sus fics jajaja ya hasta siento que estoy abusando
Gracias a Anariel por su linda amistad!! ^_^ y por sus consejos, sus reviews , sus @... a Elanta por su enorme ayuda, vaya, sin ella habría entrado en una crisis de espacio/tiempo casi irreversible uju, no sé si quieras considerar esto como un cumplido pero eres como mi gurú. Gracias también a Nariko y a Cari-chan por sus reviews y sus fics enlazados, no saben lo bien que les ha quedado!, a Éowyn007, Aure, Sïlon y a todos aquellos de los que me olvidé =)
Tenna rato! Hasta el ostro capi!!
-Alassëa Undóme; es difícil dar con usted, jovencita -dijo una voz un tanto grave. Luinil miró hacia abajo y lo vio... de nuevo. Aquel elfo de los puertos, de oscuro y rizado cabello (buenas tardes). Ella no respondió nada al instante, si la carta ya la había sorprendido bastante ahora su presencia la inquietaba más
-Aiya joven Isilnar - dijo ella, bajando cuidadosamente del árbol, con todo el nerviosismo que podía alojar
-Señorita Luinil - dijo besando su mano. Ella se ruborizo aunque trató de evitarlo.
-¿qué os trae a Imladris? -
-Acompaño al Señor de los Falathrim, Círdan de los Puertos -
-No esperaba encontrarlo aquí-
-Yo sí a usted - dijo sonriendo - pero olvidémonos de formalismos, puedes hablarme de tú
-Muy bien-
-Supe de tu fama con la espada -
-Pues se hace lo que se puede- dijo riendo alegremente. Los ojos del elfo la miraron de una manera especial, una mirada llena de...algo. A Luinil se le hizo de noche y pudieron haber pasado más horas sin que ella lo notara, si no es por que la inquisitiva mirada de su abuelo, desde el ventanal de su casa, con un solo gesto la hizo meterse. Los días se sucedieron y ya era tradicional el paseo al atardecer entre Isilnar y Luinil...
-¿Ves aquella estrella? Es Luinil, con un brillo azulado; de ahí viene mi nombre... aunque no creo brillar tanto como ella- dijo modestamente, mirando hacia abajo
-Luinil, mi estrella- dijo él mirándola a los ojos mientras le tomaba las manos...
***************
Miluinel trataba de trenzar sola su cabello, mientras sostenía una trenza un poco chueca trataba de alcanzar el broche; repitió la misma maniobra varias veces hasta que se dio por vencida y se dejó el cabello suelto. Ese día llevaba un vestido gris aterciopelado con bordados en plata. Se encontraba en su habitación, pues había regresado de desayunar con Luinil, Galadwen y Berianis; pensaba en escribir a su amiga Laitalë. Sacó un papel color celeste y un frasquillo de tinta de una pequeña gaveta. Pero en ese momento tocaron la puerta. Se levantó y decidió abrir ella misma
-Aiya Gadonen ¿qué pasa? -
-Rohedil nos necesita cuanto antes; parece que es algo importante pues los grandes señores se están reuniendo en la cámara principal -
-Vaya- dijo Miluinel con un gesto un tanto trágico
- Vamos, no querrás ser la única impuntual -
-Nada de eso - salió de la habitación y cerró la puerta.
-Gadonen ¿y para qué nosotros?-
-No estoy seguro -
-¿No será eso que nos dijeron el día de las pruebas...? -
-¿Cargos en el ejército? ¿No somos muy... jóvenes? -
- ¿Muy jóvenes para qué? - dijo ligeramente molesta
Gadonen no respondió y siguieron caminando hasta llegar a la entrada de la cámara, aún no estaban todos; Rohedil llegó caminando hasta ellos
- Que bueno que estén aquí; hay noticias importantes que a todos incumben -
-Señor Rohedil, quisiera preguntarle ¿Qué tengo yo que escuchar de todo esto? - dijo Miluinel
- ¿No lo recuerdas? -
Hasta entonces las palabras que hacía tiempo le habían dicho tomaron real significado; por un momento le temblaron las manos: vio todo el movimiento, Elrond discutiendo con la Dama Galadriel, Celeborn silencioso en una esquina, Glorfindel hablando con Lindir... y ella ahí parada con los ojos muy abiertos y sin tener idea de lo que podría pasar. Todos se dirigieron por fin hasta la cámara; uno por uno los grandes señores fueron tomando un lugar en los sitiales del lugar; un espacio abierto a manera de concejo. Miluinel fue de las últimas en entrar, conducida por Rohedil
-Vamos, tranquila- le dijo muy quedamente, poniendo las manos sobre sus hombros
La muchacha suspiró y hasta ese momento entró; escogió el lugar más alejado, aunque no verla era difícil por la disposición circular de los asientos. Se sentía pequeña como un ratón y cada vez que miraba veía a todos más altos y más imponentes de lo que eran. Todos seguían hablando
-No bajes la mirada - le dijo Rohedil sacándola de lo profundo de su pensamiento. Tomó con su mano la barbilla de la muchacha y la levantó suavemente
-Hacia arriba, siempre - decía con su severa mirada clavada en sus ojos de agua- Nunca de otro modo si no amerita; mira de frente, al amigo o al enemigo- Miluinel sonrió y un poco de su miedo desapareció por un instante
Elrond entró por fin, acompañado de la Dama Galadriel; ambos tomaron los lugares principales
-Mucho temía el día en que estas noticias llegaran; el gran esplendor de los imperios edain ha sido quebrantado, pero a todos nos ha parecido una terrible señal de advertencia - hubo un silencio helado después de las primeras palabras de Elrond, hasta que prosiguió - Minas Ithil fue tomada; con terror y violencia los espectros del anillo terminaron con la belleza y magnificencia de aquel lugar- los murmullos y el bullicio no se hicieron esperar, sólo los grandes señores permanecían con un semblante un tanto sereno, si es que así se pudiese llamar
- No sólo los elendili han sido afectados; el este se agita y Sauron... ahora nadie duda que Sauron ha vuelto y el siguiente golpe será irremediable-hizo una breve pausa- Ha sido recibida una misiva del Rey Gil- Galad; sus ejércitos y los de Elendil están reuniéndose en Amon Sûl, la cima de los vientos; en breve vendrán aquí a incorporar el ejército final y levantar por fin el plan de ataque.
-¿Una guerra, en pocas palabras? ¿Contra Sauron? Me parece riesgoso, demasiado riesgoso- dijo Rohedil
-Es más riesgoso dejar que el tiempo corra libre y el enemigo gane terreno - dijo por fin la Dama Galadriel, con su profunda y serena voz
-He considerado que todos nuestros hombres se unirán al gran ejército de la alianza entre elfos y hombres; tenemos todavía algún tiempo, pero no el suficiente como para darnos el lujo de dejarlo pasar- dijo Elrond finalmente.
Miluinel se puso nerviosa, sabía lo que eso significaba; al fin no habría más tiempo tranquilo en la guardia, matando algunas bestias rezagadas, no... ahora sería diferente. La reunión terminó no mucho tiempo después; en realidad, estaba casi todo dicho. Algunos se habían levantado y otros más ya se habían retirado, pero la mayoría seguían hablando en grupos pequeños
-Señor Rohedil, yo... ¿iré? -
-Claro que irás, Miluinel -
La muchacha se quedó pensativa un momento; el tono de Rohedil era muy seguro y ella no creía sentirse del mismo modo.
- A menos que no lo quieras así ¿Qué dices tú, Gadonen? -
-Claro, claro que iré - el joven de cabello oscuro lucía diferente, un poco indescriptible; no sería su expresión pues era la misma, pero en sus ojos había algo, algo que Miluinel nunca había notado en su amigo
-La preparación comenzará mañana mismo, la rutina de preparación; los espero temprano y por favor, avísenle a Luinil-
-Está bien- respondieron ambos.
Miluinel se despidió de Gadonen y caminó por el pasillo que daba a la salida rápidamente, necesitaba tomar aire. Vio de pronto que un joven se le acercaba, llevando algo entre los brazos
-Señorita Miluinel, que bueno que os veo-
-¿A mí?¿Qué pasa? -
- Le ha sido enviado esto, desde Eryn Galen -
-Hantalë- dijo tomando la tela de seda que envolvía el misterioso paquete. Pronto llegó a su habitación y puso el objeto sobre la cama, quitó la pequeña nota que estaba anexa y la leyó en voz baja
"Sina pitya anna len, ilya melmenyanen... Mi niña, tus padres estarían felices de que utilizaras esto. Es el arco de tu padre el que ahora tienes en las manos; que los Valar te protejan en esta peligrosa empresa. Namarië Estelwen" (este pequeño regalo para ti, con todo mi amor) (Adiós)
Una risilla leve salió de sus labios y rápidamente desenvolvió el paquete; entonces vio por fin un hermoso y esbelto arco de madera blanca, con finas hojas y enredaderas talladas en él. Inconscientemente dejó caer unas lágrimas, sin dejar de reír. Lo tomó entre sus manos y lo examinó parte por parte. Entonces salió de su habitación rápidamente, yendo hacia la galería de los arqueros, pues no aguantaba ni un minuto con él sin probarlo. Después de un momento de preparar la cuerda y las flechas se decidió a dar su primer tiro. Aún siendo la primera flecha dio justo en el blanco.
-Lo haces muy bien - dijo un joven soldado desde lejos
-Hantalë- respondió, y dejando de lado su práctica se acercó hasta él y los otros elfos que hablaban casualmente por ahí. Entonces vio a Glorfindel dándoles algunos consejos
-Aiya Miluinel ¿Nuevo arco, eh? - dijo el noldo de dorados cabellos, acercando su mano para tomar el arma
-No, señor, nuevo no- dijo sonriente - era el arco de mi padre -
-Vaya, es una gran pieza, debes cuidarla... -
-Glorfindel - irrumpió una bella voz. Él se giró sonriendo
- Oh, la Dama Arien-
-¿Puedo hablar contigo un segundo? - repitió aquella voz, de la cuál la propietaria era una hermosa elfa rubia con un hermoso y delicado vestido color malva
-Sí, espera un momento. Con permiso jóvenes, Señorita Miluinel - ella se quedó con una media sonrisa un poco agriada.
-Adelante - respondió y aunque trató de sonar indiferente no pudo ocultar su disgusto .
Estuvo otro rato practicando hasta que se dio cuenta que ya era media tarde, se encontraba exhausta.
-Tranquilízate, mañana empezamos las prácticas - Miluinel se volvió, era Gadonen que llegaba caminando lentamente; ella río un poco
-Es el arco de mi padre- aún después de las horas el entusiasmo no cesaba
*************** Miluinel caminaba agotada al lado de Luinil, después de toda la mañana de entrenamiento y prácticas
-¿ Y cómo va todo con tu elfo? -
Luinil comenzó a reír nerviosamente
-Bien, parece que bien... cuánta gente ha llegado aquí, en realidad me sorprende-
- Sí, anda, cámbiame el tema; pero es cierto, vaya, todo se escucha tan agitado y bullicioso -
-¿Habéis conocido a la Dama Arien? Me ha caído muy bien, no sabes lo divertida que es y más al traer a ese gato suyo -
-ah claro... la dama Arien- dijo Miluinel refunfuñando
-¿Qué te pasa? ¿Acaso no estás de acuerdo?-
-Apenas he hablado un poco con ella, ¡no sé que se traen todos que la adoran tanto! o será que es algo que la dama tenga- decía en un tono enojado, pero a Luinil le parecía bastante cómico
-Uy, todos te conocen como la persona más simpática de Imladris - dijo irónicamente su amiga
-Cállate... -
-Además, no veo por qué...-hizo una breve pausa- ¡¡¡ahhh!!, ahora entiendo- Luinil puso una sonrisa maliciosa
-¿Entender qué? -
-Como que no te gusta mucho que Glorfindel y ella se lleven tan bien, eh? -
- No digas tonterías, me da igual lo que hagan, bla bla bla - decía, más molesta por los comentarios de su amiga. Luinil estalló en carcajadas hasta que casi se le va el aire.
-En serio, no es por eso - dijo Miluinel mirando inocentemente a Luinil
-No, claro que no-
-Eeee muchachas - dijo Gadonen que llegaba corriendo a alcanzarlas
- Aiya Gadonen, ¿Cansado? - le preguntó Miluinel
-Un poco, pero más que cansado sorprendido-
-¿Y eso? - curioseó Luinil
- Hoy por la mañana hice llegar una misiva hasta la Dama Galadriel, no sabes! -
-Vaya, ya eres un elfo importante - comento irónicamente Luinil mientras Miluinel reía
-No, en serio, cuando te mira a los ojos se siente algo raro, no sé, hasta sabía mi nombre!! -
-Insisto, ya eres importante! - dijo Luinil
Las elfas comenzaron a reír aún más y Gadonen sólo se desviaba en sus recuerdos, aún sorprendido. A Miluinel le pareció finalmente que aquello no podría ser tan malo, aunque los nervios nunca la abandonaban, el simple hecho de pensar en el ejército de Lindon le crispaba los nervios. Agitó su cabeza para olvidarse aunque fuese por un instante de aquello que cada vez estaba más cerca. Aunque Miluinel notaba la felicidad y el resplandor tan especial que había tenido Luinil en aquellos días por ese elfo al que parecía apreciar tanto, ahora había algo que parecía oprimirle el corazón.
La noche cayó lentamente; tenía un suave aroma que lo cubría todo; a la luz de la luna las doradas y parduscas hojas tenían un resplandor aún más especial. Unos verdes ojos reflejaban aquellos matices asomados por un balcón.
-¿Luinil?- una cálida voz la hizo salir de su ensimismamiento
-Amil, ¿Pasa algo? - (madre)
-Esa pregunta te haría yo, has estado extraña todos estos días -
-¿Extraña? No, claro que no -
- Es por él - no sabía cómo pero su madre siempre podía leer su pensamiento más allá de lo normal
-No sé a quién te refieres- dijo en un último intento por ocultar lo que sentía
-Parece que ese joven teleri te ha cambiado la vida - decía su madre en un tono cada vez más duro
-Si he estado así no es por él- hizo una pausa y tomó aire -madre no sabía cómo decírtelo pero no encuentro otro modo... iré a la guerra, me alistaré en las tropas -
La madre de Luinil la miró a los ojos ocultando con el rostro, pero no con la mirada su enorme preocupación... y enojo.
-Así que es eso, sigues con esa idea; has decidido dejar de lado a tu familia por.. ¿Acaso no sabes que podrías morir? ¡Por Elbereth Luinil! Esto no es un torneo, ¡es una guerra! combatirás hasta la muerte o la derrota -
-Lo sé y así será - dijo con la voz temblorosa
-Entonces ya está, harás lo que quieres- dijo dándole la espalda, para irse, conteniendo el llanto
-No amil, no quiero que lo veas como un capricho -
-¿Y de qué otra forma? ¡¿Dime, de qué otra?! - resultaba extraño ver a una elfa tan serena y afable alterada así
-Quiero pelear por todo esto, por nuestra felicidad madre; mis deseos no son los de asesinar sino los de defender, como me dijo Isilnar... - su madre la interrumpió
-¿Isilnar? ¿Y dices que no es por él? Luinil, puedo llegar a entenderte, pero jamás aprobaré esto... y nunca lo haré- la elfa salió de la habitación rapidamente, dejando paralizada a Luinil. Muchas cosas pasaban por su mente: los ojos de Isilnar, las palabras de su madre... al último había olvidado lo que ella misma sentía. Por un momento dudó en lo que su madre le había dicho, en realidad.... ¿lo hacía por él? - ¡No!- pensó rápidamente - él sólo fue un pequeño empujón para tomar esta decisión... sólo un empujón- Llamaron a su puerta pero ella no contestó
-Luinil, sé que estás ahí, no has salido en todo el día, vamos, no me iré hasta verte-
Abrió sin decir nada
-Desde que el sol ha salido esta mañana sólo ha visto tus lágrimas, ni una sonrisa has regalado a las estrellas... y no hay nada peor que la melancolía de una elfa como tú -
-Miluinel ¿Tu crees que esto lo hago por él? ¿He cambiado tanto? -
-Eres una estrella y las estrellas cambian con el tiempo, pero nunca se apagan - dijo sonriendo, después de dudar un momento - siempre has sabido lo que haces, no dudes ahora por favor -
- Le he dicho a mi madre que voy a la guerra y cree que es por él y por que he dejado a un lado a mi familia- entonces dos lágrimas rodaron por las mejillas de la elfa, unas tan amargas que ni el brillo de la luna pudo consolar. Miluinel la abrazó fuertemente, sentía su dolor y su confusión
-Tu madre siente que te pierde, por eso te dijo todas esas cosas, debes entenderla también; sabes que la guerra es terrible y separará muchas familias... quisiera mantenerte aquí a salvo, pues no sólo tu te vas, olvidas a tu padre y a tu abuelo-
-Es que yo no puedo quedarme cruzada de brazos...-
-Lo sé, Luinil, lo sé- dijo acariciando suavemente el oscuro cabello de su amiga.
************************************
Miluinel se despertó muy temprano; sabía que el momento estaba cerca. No imaginaba cómo se vería un ejército de tal esplendor y número. Pensando en eso y sin quitársele ni un momento de la cabeza se vistió con un bello vestido rojo oscuro con el que lucía muy diferente a como andaba normalmente. Peinó su cabello y lo ató con el broche de su padre, no sabía bien por qué pero aquel día quiso verse muy bien.
Tenía un presentimiento; salió del palacio y ágilmente trepó a la parte más alta que pudo del tejado, sobre riesgo de caerse y golpearse muy, muy fuerte. Aguzó la mirada y entonces sus ojos se iluminaron: a lo lejos y con el sol de la mañana un resplandor que avanzaba hacia el valle se movía lentamente. Al pasar los minutos las imágenes se perfilaban y logró ver las doradas armaduras élficas y el plata y negro de los ejércitos de Elendil. Una gran sonrisa encendió su rostro y de la impresión casi se resbalaba. Bajó rápidamente y ya sin ningún cuidado, hacía tiempo que no estaba tan emocionada
-¡¡¡Han llegado, han llegado!!!- su vocecilla hacía eco por todo el palacio, al momento en que tañía la campana. Corría dando ligeros saltos - ¡¡¡Su majestad Gil-galad y el rey Elendil han llegado!!!-
Al correr casi derribaba a Glorfindel. Por un segundo pensó en que tenía por fin que controlarse, pues seguido se llevaba a alguien en sus locas carreras entre los pasillos.
-¡Por Elbereth, Miluinel! - dijo riendo el noldo - Siempre vas de un lado a otro corriendo, suerte que no eres un corcel o ya hubieras acabado con unos cuántos elfos incluyéndome a mi-
-Lo siento Señor, es que acaban de avistar al ejército de Lindon y Arnor, voy a buscar a Galadwen, Berianis y Luinil para subir a la colina cerca del Vado y ver su llegada ¿las ha visto usted? -
-Estaban en el patio junto a la sala de bordado -
-Hantalë- dijo y se fue corriendo de nuevo hasta el lugar donde estaban sus amigas. Se aproximaba rápida y risueña
-¿Qué traes? - le preguntó Berianis extrañada
-Los ejércitos... han ....llegado - dijo perdiendo el aire
-Respira - dijo riendo Berianis
-¡¿En serio?! - preguntó Galadwen abriendo mucho los ojos
- ¿Pues que no oíste mi escándalo? ¿Dónde está Luinil?-
-Está ahora con Isilnar -
-Hmmm - Miluinel frunció el ceño - pero bueno, vamos, no querrán perderse esto! -
Las elfas caminaron, es más, casi corrieron para buscar un lugar alto y ver al ejército. Los estandartes y banderas ondeaban majestuosamente con el aire y el sol arrancaba destellos a las refulgentes armaduras. Miluinel sintió un poco de miedo ¿En realidad todos ellos irían a pelear hasta allá... en realidad ella iría...?
///////////////////////////////
Waaaaa mamáaaaa ostro capi después de un ratillo de ausencia! Lo siento pero es que la prepa no me deja en paz!! ¬_¬ por cierto mil mil gracias a todas las que incluyen a mis personajes en sus fics jajaja ya hasta siento que estoy abusando
Gracias a Anariel por su linda amistad!! ^_^ y por sus consejos, sus reviews , sus @... a Elanta por su enorme ayuda, vaya, sin ella habría entrado en una crisis de espacio/tiempo casi irreversible uju, no sé si quieras considerar esto como un cumplido pero eres como mi gurú. Gracias también a Nariko y a Cari-chan por sus reviews y sus fics enlazados, no saben lo bien que les ha quedado!, a Éowyn007, Aure, Sïlon y a todos aquellos de los que me olvidé =)
Tenna rato! Hasta el ostro capi!!
