El camino fue duro; aún en los descansos era difícil manejar a cien soldados. Las otras tropas no estaban lejos y no habían tenido reales problemas. Cada senda los acercaba un poco más al destino trazado... en los pasos de las Montañas Nubladas se habían enfrentado con unos pocos lobos que no les dieron más molestia que el frío y los vientos de los sendas altas. El tiempo se comió una a una las varias semanas de camino. Después de acabar con una tropa de exploración de soldados orcos el camino continuó sin mayores percances. El ejército se encontraba acampando en Lóthlorien. Un campamento temporal y no muy aparatoso se extendía a lo largo de los bordes del río y entre los grandes árboles de doradas hojas. No llevaban mucho, apenas un par de días y no todos los soldados habían puesto tiendas aún; El país negro ya no estaba lejos para lo que estaba antes, las nubes negras de venenosa ceniza y humo eran amenazadoras, sobre todo por la noche cuando se atrevían a velar la luz de las estrellas a lo lejos, rumbo al este.

Esa mañana el cielo tenía un azul pálido; el sol quebraba las nubes y las teñía de escarlata y cobre. Bello espectáculo era aquel del amanecer, el níveo resplandor de las nubes con filos dorados, en un fondo celeste. Luinil y Miluinel reposaban sobre un árbol no muy alto, pero bastante frondoso. Miraban al sol a través de las ramas y las hojas doradas y marrones ... Miluinel descansaba, pero Luinil pensaba en miles de cosas sin poder encontrar la paz. Todo el camino estuvo preocupada por su familia... y también por Isilnar. Golpeteaba sus dedos contra una rama seca, después tomó una hoja y la hizo pedacitos hasta que ya no pudo más y sacó a su amiga de su descanso

-Estoy preocupada-

Miluinel se sobresaltó y volteó a verla con cara de disgusto, le molestaba que interrumpieran su sueño, más aún si estaba tan cansada... y no era lo único que le molestaba, de hecho su humor había estado realmente pesado desde que salieron de Imladris.

-Perdón por despertarte, pero no podía estar callada más tiempo-

-No hay problema- dijo Miluinel, sonriendo perezosa y tratando de entender a su amiga- sé que algo oprime tu corazón y no eres la única... ¿no sabes cuánto miedo tengo yo también?-

-miedo... Galadwen me dijo algo sobre una pérdida, de alguien -

-vamos camino a una guerra, es imposible que no haya pérdidas por más que eso nos duela-

-lo sé, pero fue más.... específica-

-ni Galadwen, ni un Vala ni nadie pueden decirnos que sucederá con exactitud-

-Miluinel... estaba segura, alguien cercano, ¿Qué haría yo sin mi abuelo, sin mi padre? - la elfa hizo una pausa y miró el sol naciente- sin mi amor...-

-Tenemos que esperar, y pelear...-

Miluinel llevó una mano a su cuello y apretó su cota de malla, palpando algo que había más adentro.

-¿Qué llevas ahí? Todo el camino has estado con lo mismo-

-¿Yo? Yo....no llevo nada- dijo nerviosamente y apartando la mano

-Ah no, nada, trata de engañarme-

-Está bien, es sólo un adorno... una gema antigua, la encontré por ahí... perdida entre mis cosas- dijo y se sacó el colgante carmesí que relumbró con el sol.

-Vaya, ¡si está precioso! ¿cómo es que lo tenías y no te habías dado cuenta?-

-Ya ves... como....soy yo- era difícil estar mintiendo de aquella manera, sobre todo a su amiga que la conocía tan bien.

- Me parece haberla visto antes, no sé, se parece mucho al emblema de la casa de...-

-No lo sé- respondió interrumpiéndola y rápidamente cambió de tema- ¡mira, allá está Gadonen! Vamos a saludarlo-

Las elfas bajaron del árbol y sonrieron al ver que su amigo estaba bien. Tenía un porte orgulloso, como siempre, pero alegre.

-Aiya Gadonen- saludaron ambas

-Aiya Luinil, Miluinel -

-¿Cómo te ha ido de camino?-

-Bien, en lo que cabe... estrené mi espada con un par de lobos-

-Ay ay, presúmenos- dijo Miluinel bromeando

-Ah entonces no les cuento nada- dijo Gadonen molesto

-Ya vas a enojarte-

Miluinel alzó la mano para pegarle, pero él la tomó por la muñeca y estaban haciendo fuerzas para vencerse, pero la presión se desvió y un golpearon a Luinil, que estaba en medio de ellos, en la cabeza.

-Basta ya los dos, par de histéricos- dijo Luinil enojada y acariciándose la cabeza en el lugar del golpe

-Miluinel y yo nunca podremos tener una conversación tranquila y civilizada sin acabar discutiendo- dijo Gadonen y estalló en carcajadas al mismo tiempo que Miluinel

-Ya, perdónanos ¿está bien?- dijo Miluinel dirigiéndose a Luinil

-Sí ya los perdono, torpes-

-Yo también te quiero Luinil- dijo Gadonen

De nuevo empezaron a reír

-Milui, por cierto casi lo olvido, Rohedil estaba como loco buscándote; de hecho a eso venía, está por allá, cerca del pabellón de los reyes-

La elfa se quedó callada y no puso evitar sentirse un poco incómoda.

-No tardo-

Se fue caminando a lo largo del campamento, retardando el momento más y más con la esperanza de que Rohedil dejara de buscarla o se fuera a otro lado. Dio un gran rodeo, paso casi por todas las tiendas, deteniéndose a saludar a sus compañeros hasta que no pudo seguir haciéndose tonta y se acercó hasta el pabellón donde estaban los estrategas, nobles y capitanes.

-Alassë'arin Miluinel - dijo Rohedil con una discreta sonrisa- pasa, pasa, tenemos que decidir varios asuntos-( buenos días)

Respiró aliviada al saber que no se trataba de lo que venía pensando. Entró al pabellón y ahí estaban los capitanes de las tropas, Círdan de los Puertos y el Señor Elrond, acompañado de Glorfindel y Lindir. Estaban también los hijos del Rey Elendil

-Escuadra 45 ¿No es así?- preguntó Elrond dirigiéndose a Miluinel

-Así es, Señor-

-No tendremos que llegar hasta el Morannon para ser atacados, me parece que todos lo saben y lo más probable es que nos enfrentemos a las tropas enemigas en el valle de Dagorlad- dijo Círdan

- Muy bien, la situación es esta: el terreno es escarpado a los lados pero es un llano desnudo donde estamos desprotegidos. La infantería de frente, en tres filas largas abarcando el mayor terreno posible sin ser endebles. Detrás arqueros y la infantería de segunda línea-dijo Elrond - yo los dirigiré desde la primera línea de ataque-

-Todavía tenemos varias escuadras sin organización- dijo Isildur - las de arqueros principalmente y la poca caballería que llevamos-

-Dicen que hay salientes en los bordes, ¿Qué tan altas?- preguntó Miluinel

-No demasiado, se puede descender de ellas fácilmente...-

-Les propondría situar arqueros en las alturas para atacar a las tropas por los flancos, se debilitarían-

-No lo sé, tal vez necesitemos más resistencia en la parte inferior- argumentó Isildur

-Si se puede descender fácilmente no presentará problema unirse a la resistencia abajo- dijo Elrond- pero estaría de más tener mucha gente ahí, unos cientos nada más-

-Esto no necesita más discusión. Escuadras de arqueros, separarán a su infantería y la enviarán a las partes bajas. Arqueros arriba... pero es provisional, si las tropas abajo se debilitan tendrán que acudir inmediatamente para reforzar- dijo Glorfindel, concluyendo la idea.

-Y así se hará- dijo Elrond. Todos los capitanes asintieron y estuvieron por más tiempo examinando mapas y discutiendo asuntos menos importantes. Estuvieron varias horas midiendo distancias, trazando planes y discutiendo acaloradamente hasta que no tuvieron energías y algunos se retiraron a tomar la comida. Miluinel terminó por fin después de haber aclarado bien su situación. Se disponía a salir de ahí cuando Glorfindel la saludó

-Aiya Miluinel, no os había visto desde la partida- dijo con su iluminada sonrisa el noldo de dorado cabello

-Aiya Señor Glorfindel- respondió devolviéndole el gesto. Pero entonces él miró la parte superior de su armadura de una manera extraña

-¿pasa algo?- le preguntó con cara de confusión.

-Es.... Lothcar, la guirnalda encendida - dijo señalando el colgante que se había olvidado Miluinel de guardar después de habérselo enseñado a Luinil - de la casa de Rohedil ¿No es así?-

-Ah, éste...- dijo Miluinel, tomándolo con una mano y lo ocultó bajo la cota de malla

-No la ocultes, es una... bella joya- le dijo, sonriendo de nuevo- tengo que irme, tenna rato Miluinel-

- Tenna...- respondió en un susurro. No supo bien por qué, pero con la vista buscó a Rohedil pero ya no estaba ahí. Salió del pabellón y fue hasta su tienda. Estaba a punto de llamarlo desde afuera, pero después pensó que era una imprudencia, es más, ni siquiera sabía lo que le diría. Él salió antes de que pudiera arrepentirse.

-¿Señorita Miluinel?- dijo, extrañado y no pudiendo evitar sentirse nervioso, pues lo último que le había dicho fuera de llamarla a las reuniones había sido aquella declaración

-Aiya Señor- respondió nerviosa

-¿Necesita algo?-

-Pues no, sólo quería hablar con usted-

- ¿Caminamos?- le propuso. Ella asintió y con un paso calmado se dispusieron a dar un paseo. Permanecieron callados al principio, cuando estaban pasando entre todos los soldados y las tiendas. Ya un poco más lejos, donde no había tanto movimiento, entre algunos árboles, Rohedil le habló

-¿Quería hablarme de algo?-

-No en realidad- dijo Miluinel, él puso un gesto entre confundido y divertido

-Bueno... bueno sí- dijo, sacándose el colgante

-No pensará en devolvérmelo-

-No... pero, iba a preguntarle, no me habrá dado un puesto solo por que...-

-Nada de eso- dijo, cortante- eres un excelente elemento, si los demás no lo creyeran así también no estarías donde estás.... con los demás, tú eres para mi una arquera y estratega-

-¿así que sin gente alrededor no soy buena con el arco?-preguntó divertida . Rohedil rió discretamente, si algo le gustaba de esa elfa era precisamente su alegría; por ello detestaba verla triste, lo que ocurría a veces con bastante frecuencia.

-Pues no quise decir eso precisamente...- dijo el elfo, avergonzado

-¿entonces qué quiso decir?- Miluinel sonreía, sabía que lo estaba sacando de quicio

-¿Os gusta ponerme en estas situaciones, verdad?-

La tarde estaba por morir y el cielo azul poco a poco se iba coloreando de cálidos colores. Miluinel miraba el sol oculto tras las nubes y sintió algo especial: en ese momento estaba alegre en paz hablando con Rohedil, como si hubiera sido así eternamente, olvidándose de que siempre lo había visto como su riguroso y aburrido maestro y guía militar.

-¿Siempre es así de serio?-le preguntó

-¿Os parece que lo soy? Pues sí, creo que es de familia- dijo sonriendo un momento

-Me gustaría verlo reír-

-Vamos, que tampoco soy un amargado-

Ella lo miró juguetonamente

-¡No lo soy!- dijo mientras la elfa se soltaba a reír. La miró a los ojos y eso poco a poco la hizo callar. Se quedaron un breve espacio de tiempo viéndose hasta que Miluinel habló

-Esto...yo...- odiaba cuando su boca no le respondía a causa de los nervios - no quiero sentirme comprometida.... de momento-

-Entiendo... lo que menos quisiera es que sintiera que os presiono-

-Debo retirarme-

-Ciertamente, debo hacerlo también- dijo mirando hacia las tiendas

Miluinel caminó rápidamente hasta donde estaba instalada su escuadra, alejándose del elfo. Vio a Luinil que comía una naranja. Estaba sonriente.

-Veo que el humor te ha cambiado ¿qué estuviste haciendo todo el día?-

- practicando- dijo, lanzándole las cáscaras a Miluinel en la cabeza- con Isilnar- puntualizó y parecía como si su rostro se hubiera iluminado

-ah, con que me declaras la guerra- dijo, recogiendo una de las cáscaras y amenazando a Luinil con lanzársela. No se hicieron esperar las respuestas y el combate acabó hasta que tuvieron adolorido el brazo (y no encontraron más cáscaras).

-Algunos edain no me dan mucha confianza- dijo Luinil, en un tono más serio

-¿Por qué lo dices?... sólo son diferentes-

-No, no menosprecio pero es que... no sé, son frágiles. Supongo que supiste lo que sucedió-

-¿Qué pasó?-

-Uno de los soldados del Rey Elendil, no lo sé, parecía como si estuviera poseído por un ente maligno-

-si sucedió eso fue por la crueldad del enemigo y no por la debilidad de los hombres- finalizó Miluinel, mientras subía a un árbol para mirar las estrellas. Luinil la siguió y cuando estuvo sentada comenzó a cantar una canción

"¿Habrán de desvanecerse las tinieblas?

¿cederán sus fantasmas,

sus negros pájaros de miedo,

su rapiña carmesí

que aletea en los densos peñascos de las sombras....?

Miluinel quiso continuar, pero cambiando la continuación de la canción original

"Conquista su reino la alborada

irrumpe al fin, heráldica y celeste,

con su cortejo de carros encendidos,

con sus pepitas múltiples de sol,

con la polvareda y el tropel de sus corceles

una ráfaga de cornos imprecisos

barre el último jirón de las tinieblas..."

-Esperemos que así sea- una voz de elfo las hizo callar y mirar hacia abajo. Reconocieron al instante a Aradan

-Alassëa lóme, Aradan- dijeron las elfas casi al unísono mientras bajaban del árbol.

-hermosas voces-

-hantalë- dijo Miluinel sonriente - ¿habéis tenido noticias? ¿Cuando partimos?-

Aradan hizo una mueca

-No, nada todavía. Parece que nunca nos toman en cuenta-

Luinil y Aradan se quedaron conversando mientras Miluinel se alejaba. De nuevo un nerviosismo callado y silencioso se fue introduciendo en ella.

*

Todo estaba listo, no demorarían más en Lóthlorien. Las armas estaban levantadas, las estrategias dadas y todos tomaban su última cena en paz. La parte más dura del camino estaba recorrida y el momento se acercaba. Miluinel estaba recostada en su tienda, cuando divisó una silueta que se aproximaba.

-Aiya meldonya ¿Nos acompañas a cenar? -

-Aiya Luinil... no sé, no tengo muchas ganas-

-Vamos, no dejarás pasar este último rato de calma-

-¿Sabes? El saber que será el último me pone nerviosa, no creo que lo pueda disfrutar-

- Ya, no te quedarás aquí encerrada-

Miluinel se levantó perezosamente. Llevaba unas sencillas pero hermosas ropas de un azul pálido y tornasolado, al igual que todos los arqueros bajo la armadura. Su cabello estaba meticulosamente trenzado... aquel día y desde que habían partido parecía tener un aspecto diferente, se le notaba más seria... y con aquella apariencia parecía que tenía más autoridad. Siempre tuvo algo de líder, además de que a veces se pasaba de mandona con sus amigos. Sus ojos de agua estaban llenos de tristeza y de coraje. Llegaron hasta donde los alimentos estaban dispuestos. Los soldados conversaban un poco y algunas risas espontáneas adornaban el ambiente, pero en el fondo el semblante de todos los soldados era grave y melancólico.

-Alassëa lóme Gadonen, Aradan- dijeron las elfas sentándose al lado de sus compañeros. El lugar estaba silencioso y las hojas doradas de los árboles se agitaban modestamente con el helado aire invernal. No se habían visto mucho los grandes señores por ahí, sólo algunos de ellos dando indicaciones y noticias. Aquella noche los jóvenes elfos decidieron no hablar con palabras... era una cosa que no hacían demasiado, por lo menos no tanto como los elfos de más años. El ruido del metal entrechocándose, de las flechas cortando el aire, parecía que les susurraba al oído que el final estaba cerca, que en un valle de sombras la luz y la oscuridad se toparían frente a frente, y que no habría tregua ni descanso para ningún alma que ahí estuviese. Miluinel se levantó y se despidió. Caminaba lentamente entre los enormes troncos de los árboles, perdiéndose un momento de toda esa gente. Entonces vio una delgada silueta sentada en una saliente, con el torso recargado en un árbol y la cabeza inclinada. Puso atención a la silueta y divisó unas níveas ropas que caían delicadamente sobre el cuerpo y unos largos cabellos de un dorado más resplandeciente que el del oro. Se acercó un poco más

- También querías estar sola- dijo una imperturbable y profunda voz que no podía ser de otra más que de la Dama Galadriel. Aún con Miluinel lejos y sin volverse a mirarla supo que estaba ahí

-Alassëa lóme Ninquenís- dijo la muchacha haciendo una reverencia mientras la Dama volteaba.

-Dama Miluinel, veo que estáis confundida-

-¿Confundida? Bueno...- en ese momento abandonaron las palabras para sólo hablarse por dentro- no lo sé, estoy llena de dudas...-

-El mundo cambia y nosotros también lo haremos... tal vez puedas temer a eso, pero no puedes evitarlo-

Miluinel miró al cielo con una expresión de dolor callado, pero la Dama la hizo regresar y le habló con palabras de nuevo

- ¿Qué fuerza sin nombre y en silencio monda y ultraja tu alegría? ¿Qué fuerza sin nombre y en silencio te clava una estaca al centro de un recuerdo atormentado...?-

Una lágrima. Una sóla dejaron caer sus ojos con reflejos plateados de la luna.

-Que tu fuerza no desista, que tu coraje no se apague... - dijo la Dama, con una sonrisa apenas notable. Miluinel se despidió y se fue rápidamente, haciendo sólo el mustio ruido de las hojas caídas al crujir.

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-¿Hacia dónde? -

- Sigan todos hacia el sur, y no rompan la formación a cuadro -

Miluinel iba sobre un caballo castaño, casi dorado, al frente de su escuadra.

-Me adelantaré a ver el terreno... no estamos a muchos días del valle-

-Muy bien capitán-

La elfa se quedó inmóvil un momento, con una media sonrisa. Era extraño que la llamasen así y que estuviera dando órdenes. Avanzó rápidamente por una llanura rocosa y con poca vegetación. No después de mucho tiempo encontró una gran llanura yerma y extensa. Sus ojos de elfo pudieron ver a las sombras extendiéndose allá en el este. Era muy cansado servir de caballería de exploración, pero aún así no perdió más tiempo y regresó con los informes a los nobles después de varias horas.

-Capitán Miluinel- la llamó el Rey Ereinion al verla aproximarse agitada

-Mi Señor- dijo e hizo una reverencia a ambos reyes que se encontraban detenidos en un llano oculto por una pared rocosa- Tenemos que llegar por el lado occidental y también sobre el norte, la llanura es extensa y necesitamos cubrirla casi por completo-

- ¿Y el enemigo?-

-Las tropas no se encontrarán muy lejos, parece que si alguien tiene desventaja en cuanto al terreno somos nosotros-

El Rey desplegó un mapa sobre un tronco que servía de mesa improvisada.

-Nos dividiremos en tres grandes escuadrones, llegaremos por el occidente y siguiendo esta dirección, noroeste-

Todos los capitanes prestaron atención a la estrategia; después de algunas horas la organización estuvo casi lista, impecablemente planeada. Estaban ya sólo a unos días del destino inicial.

El avance fue más rápido de lo que creyeron, pues en tres días tenían la llanura enfrente. Todo parecía muerto, pero no tranquilo, en el aire flotaba una especie de tensión y de silencio amenazador, anticipando la catástrofe. El ejército de oro y plata relumbró con el primer rayo de sol en lo alto de la llanura. Los estandartes ondeaban y entonces un rugido brillante y avieso tronó en el aire... el cuerno de guerra... Muchos arqueros estaban en las elevaciones rocosas. Bajando, el gran ejército, magnífico y terrible; con la furia hirviendo en las venas... los hermosos elfos y los edain de rojo corazón, todos mirando al frente, con los ojos graves y furiosos. El metal de las armas aguardando bajo las fundas de cuero, las armaduras aún nuevas y los yelmos alzándose orgullosos.

Lejos en el este, una bocanada de fuego y ceniza salida de una cumbre, se elevó en el cielo y una nube densa y gris se comenzó a expandir en el cielo. el cielo se hizo negro y perverso, con gruesas y cenicientas nubes. Un grave retumbo seguido de otros más sonaron en el aire, llegando a los oídos de todos y cada uno de los soldados. Parecía como si la tierra se removiese desde adentro, unos pulsos fuertes y graves cimbraban en el suelo y en la tierra. Los mustios hierbajos se sacudían ante tales embates. El enemigo se había despertado y mandaba su primera estocada. Una gran masa de seres que gruñían y agitaban sus armas al aire esperaba a lo lejos. El sonido de un tercer cuerno fue la señal, pues aquella hueste de bestias se lanzó al ataque, corriendo, cayendo de lo alto y gritando con crueldad y torpeza. Ambos reyes se habían adelantado. Las tropas avanzaban detrás, con un paso firme y sosegado, resistirían el embate de la oscuridad hasta perder sus propias vidas....

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Waaaaa ya tenía un ratillo sin subir nada!! En fin, lo que ha salido fue esto y perdonen ustedes si lo primero quedó muy cursí ja! Es que el amor me ha visitado últimamente ^-^ Mil gracias por sus reviews, a la Sacerdotisa de Sacerdotisas Elanta jejejeje a mi gran gran gran amiga Anariel, a Nariko, a Cari-chan.... waaaa esto avanza avanza y espero ahora no tardar tanto con esto.

Tenna ra