Advertencia: este capi quedó llenísimo de azúcar waaaa ni yo me la creo ^^'
diabéticos por favor, absténganse.... y bueno, si andan cursis o
romanticonas pues esto les caerá muy bien
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Con un soplido quitó el polvo que tenía encima su arco blanco. Lo había reparado hacía tiempo y desde aquel día no lo había vuelto a sacar del armario; hacían dos días de la boda y Miluinel tenía un asunto pendiente: una competencia de arco con Legolas y Mahtan. Sin embargo llevaba vestido, uno muy sencillo y cómodo, claro, pues las ropas poco femeninas que siempre usaba estaban ahora abandonadas, casi odiadas.
Era un día claro y armonioso, lleno de esa luz vigorosa de verano y todos sus característicos aromas. Las aves cantaban, posadas en los árboles que se balanceaban con el cálido viento matinal. También se había preocupado por llevar un carcaj lleno de flechas. Hacía tiempo, mucho tiempo que no volvía a tomar un arco y se decidió a llegar temprano al lugar, para calentar un poco. Creyó que no habría nadie, pero se encontró con el joven Legolas, quien estaba ahí temprano con la misma intención
-Alassë' aurë Legolas, no creí verte aquí tan temprano- (buenos días) dijo Miluinel sonriente y preparando su arco.
-Yo tampoco... pero necesitaba practicar-
-Lo mismo digo, hace años que no cojo el arco-
-¿Y aún así me retaste? Hay que estar muy seguro de sus habilidades para hacer algo así- dijo Legolas
- Pues claro, de eso sí estoy segura-
Miluinel enfocó la mirada y soltó el primer disparo en cientos de años. No había estado tan mal, aunque dio muy lejos del centro. De inmediato, Legolas disparó y clavó la flecha justo en el centro, con un tiro perfecto. El muchacho sonrió altivamente y miró a Miluinel
-¿Estás segura de querer continuar?- preguntó Legolas
La elfa rió alegremente
-¿Creéis que me he asustado o algo así? En absoluto, principito...-
En ese momento llego Mahtan, con su arco de madera oscura, casi negra ya preparado; detrás venía Naira comiendo una manzana y acompañada también de Aradan.
-¿Han empezado sin mi?- preguntó Mahtan
-Nada de eso, llegamos un poco antes- dijo Miluinel y después saludó a sus otros amigos.
-Bueno, pero habrá que hacer algo emocionante, yo no vine sólo a dispararle a los blancos de práctica... tenemos que ser audaces- dijo Mahtan
-¿Audaces?- preguntó Legolas
-Sí sí, por ejemplo, podrías volarle la manzana a Naira sin hacerle daño...- dijo Mahtan bromeando
Antes de que alguien dijera algo más una flecha rápida que cortó el aire atravesó la manzana que Naira tenía en la mano. Todos se quedaron boquiabiertos
-...era sólo una broma...- dijo Mahtan, con los ojos muy abiertos, mirando a la sonriente Miluinel, autora de aquel preciso disparo. Legolas la miró de la misma manera
-...eso... estuvo muy bien...- dijo el rubio elfo a media voz
-hannad le- respondió Miluinel con una sonrisa orgullosa
-Nunca te había visto esa sonrisa, Milu, tu vena noldo ha salido a la luz- dijo Aradan
-Pues sí, el lado de mi madre se ha hecho presente...- le respondió, siguiendo la broma. Los tres elfos del arco estuvieron de acuerdo en que hacer pruebas más "audaces" podía resultar peligroso...
-¿Podrías volarle la corona al Señor Elrond sin atravesarlo a él?- bromeó Legolas
-hmm si lo atravesamos la dama Celebrían nos atravesaría a nosotros...- respondió Mahtan a la petición de Legolas. Los elfos reían animadamente y casi se habían olvidado de la competencia, hasta que Naira tuvo una mejor idea que la de andar volándoles las cosas a flechazos a todo elfo que estuviera en Imladris
-ya sé, yo lanzaré algo y ustedes estarán de espaldas. Tendrán que ser rápidos para voltearse, encontrarlo y disparar... quien lo haga irá sumando puntos-
-Vaya que es una buena idea... a menos que les parezca demasiado difícil- dijo Legolas
Mahtan y Miluinel comenzaron a reír como respuesta.
Se hizo como Naira dijo en un principio. Estaban de espaldas, con el arco y la flecha ya preparados, esperando el sonido que hacía el objeto que Naira arrojaba... se les hizo un vicio eso de darle al blanco, tanto que pudieron pasar todo el día ahí. Miluinel se llevó más puntos, cuando Mahtan y Legolas quedaron empatados... fue bastante divertido hasta que Naira se comenzó a quejar de que su brazo se iba a entumir si seguía arrojando blancos.
-Vayamos a comer- propuso Aradan - me he cansado muchísimo-
-Sólo de vernos- respondió Miluinel y comenzó a reír- vayan, necesito cambiarme, los alcanzaré en un momento-
La elfa cargó sus cosas y mientras caminaba hacia su habitación vio en uno de los jardines a Irimar, que parecía estar cantando algo, tan bajo que no se entendía. Sintió un deseo ir a golpearlo por la espalda, o jalar esos negros cabellos, o volarle algo con una flecha... pero al final no hizo nada de eso y se quedó mirándolo un rato; nunca había conocido un elfo tan antipático como ese... Como si notara su presencia, Irimar se volvió y dejó de cantar
-Ah... eres tú...- dijo pretendiendo ser indiferente el elfo de ojos violetas
-No te preocupes, no vine aquí a mirarte a ti-
-¿Entonces qué haces ahí parada?-
-Puedo estar parada donde yo quiera...-
-¿Sabes? Suelo ser sincero y lo seré ahora, no quiero conocerte de nuevo ni hablar contigo sólo por que mi madre está tan encariñada...-
-Pues que bueno, tú te lo pierdes y yo me lo ahorro... ¡ay y no sabes la penita que me da el que un elfo tan agradable como tú no me hable... tal vez muera de tristeza!- dijo Miluinel mordazmente y se dio media vuelta; ahora sí que estaba realmente enojada ¿qué le pasaba a ese elfo? ¿es que se creía que todo giraba en torno a él? También se preguntaba como una elfa como Estelwen, tan comprensiva, tan amable y sabia tuviera un hijo así de... insoportable.
-y supones que tú eres la elfa perfecta... ¡qué perfecta has de ser viendo la diversión con esa arma que llevas ahí, que arranca la vida!-
-No digas estupideces- dijo ella volviéndose, con los ojos llenos de rabia- esto no significa nada... parece que el que me acecha eres tú, ¡¡si en realidad no te importara lo que hago me dejarías en paz!!-
-Sí sí, me corroe la envidia de que a la gente como tú le toque la vida más fácil-
-¡¡Facil!! ¡ja!...-
-Fácil, como me has oído, tienes el amor de todos, ¡¡hasta el de mi madre!! Te ríes y bebes y comes en esta casa llena de paz y de cosas fáciles y a la mano; los tienes a todos, no has perdido a nadie...-
-¡¡Ya basta!! Tú no sabes nada de mi vida, y no me vengas a decir que no he perdido a nadie...si tan solo supieras... ¡¡tonto inmaduro!! Tenerme envidia por que tu madre me aprecia...-
Irimar se dio la vuelta y caminó rápidamente con los puños apretados, alejándose de aquel lugar... No quiso pensar más en el asunto cuando llegó a su habitación; rápido se cambio el vestido arrugado y se arregló un poco el pelo, para ir a comer con sus amigos y quitarse el enojo que tenía después de la desafortunada "conversación" con Irimar.
**********************************
Miraban los primeros rayos de sol reflejados en esa pequeña laguna, su lugar secreto, perdido entre los muchos manantiales y riscos del Valle. Hacía una mañana cálida y apacible; Naira y Miluinel estaban sentadas en una roca lisa, mojándose los pies en la cristalina agua y provocando ondas que rizaban su superficie.
-¿Y tantas cartas? ¡casi como yo!-
-No lo sé, usualmente no recibo tantas...- dijo Miluinel, poniendo las cartas sobre sus piernas y abriendo la primera. Había recibido una gran correspondencia los últimos días y se disponía a leer tranquilamente cada carta.
Era ya una costumbre para ellas reunirse ahí, en la laguna a leer todas sus cartas. Naira recibía muchas, de sus viejos amigos de Lindon... aunque pronto no recibiría tantas más, pues siempre eran tristes y con el paso del tiempo cada vez más, hablando de ir hacia el oeste y no volver más...
-No... Silmariën también...- dijo tristemente Naira al terminar de leer una de sus cartas
-¿Se va?-
-Sí... a veces me pregunto qué hago aquí, no sé, quisiera irme pero también quedarme aquí para siempre-
-No te irás, todavía tenemos mucho que hacer aquí-
Naira le sonrió; siempre que ella tocaba ese tema su amiga le decía lo mismo, aunque en realidad ninguna de las dos sabía qué era eso que las ataba a la tierra donde todo pasaba y todo moría...
-Vamos a ver, esta es de Lindon- dijo Miluinel y de pronto se le iluminó la mirada- ¡¡De Gadonen!!-
""Aiya meldonya (hola amiga mía)
La vida en Lindon tiene un color extraño, de ese azul gastado y con olor a sal. Supongo que sentirás lo mismo, que ya nada es igual... en ningún aspecto. Luinil también estuvo muy triste, pero parece que ha mejorado, ha vuelto a ver a Isilnar; tu sabes como es ella... siento que te niegas a volver a ser su amiga ¿qué fue lo que pasó? Espero que te vaya bien en Imladris, no sabes como extraño todo esto... aunque estos años han pasado tranquilos todavía siento que algo no está bien.
Cuídate mucho, amiga
Namarië, Gadonen""
-..-vaya...- dijo Miluinel muy bajito - que pequeña carta...y ella... volvió a verlo... después de todo...- Calló un momento y se mordió los labios para no llorar más, para no sufrir de nuevo por aquel asunto...Abrió de inmediato otro sobre que venía de Eryn Galen. El sobre parecía traer algo más que sólo el papel. Lo abrió con cuidado y una pequeña piedrita verde azulada, en forma de gota cayó al agua.
-¡Diablos!- dijo la elfa y sumergió su brazo casi por completo para alcanzar la pequeña gema
-¿Qué es eso?¿De quién?-
Miluinel sacó del sobre un papel pequeño y doblado por la mitad. En él sólo se leía la palabra "perdón" y hasta abajo, con letra pequeña y avergonzada, el nombre de Irimar.
-¡Grandísimo torpe!- dijo ella, con ganas de aventar la piedra muy lejos...
-Bueno, no debe ser tan malo... si se quitó el orgullo y te pidió perdón-
-Tal vez tengas razón... pero ahhh-
Las cartas habían sido casi todas inesperadas, en especial esa de Bosque Verde, además de la de Estelwen, que como de costumbre enviaba... ¿Por qué le había pedido perdón? Podía haberse esperado cualquier cosa menos eso... Las elfas retornaron a sus alcobas antes de que entrara bien la mañana. Miluinel se puso un vestido propio para los planes que tenía en esa mañana: hacía bastante que no cabalgaba los alrededores; se ató el cabello en una trenza para que no se enredara con el viento.
Había felicidad en el aire, mezclada con la calidez de los aromas que despedían las flores inundadas de sol. Qué placer aquel el de escuchar risas en lugar que aunque siempre hermoso, llego a ser helado y desolador. Qué diferencia había ahora... todos suponían que se debía a que a la Dama Celebrían le brillaban más los ojos, como estrellas, a que llevaba algo dentro de sí que le daría una infinita alegría a ella, a Elrond y a Imladris por entero. A menudo la dama salía y entraba de las cocinas o de las huertas más cercanas, siempre disfrutando de alguna fruta o algún dulce que hubiere a la mano. Además se reía muchísimo y siempre estaba acompañada, por su esposo, por la dama Galadriel que aún permanecía ahí y también por su padre... sus vestidos cada día utilizaban más tela, cada día más holgados... Miluinel sonrió al recordar todo esto y al verlo de nuevo, cuando escuchó la risa de Celebrían, aproximándose por el abierto pasillo
-Alassë'aurë Miluinel ¿no crees que hace un hermoso día?- (buenos días) preguntó la dama, con esa bella y sana sonrisa que de algunos meses hacia el presente la caracterizaba
-Dama Celebrían, pues claro que hace un lindo día! mucho más con ese buen humor que tiene usted ahora-
La dama río alegremente.
-Sí sí, pero este buen humor se me quitará si no apago este antojo de cerezas que traigo... tenna rato! Que la pases bien- finalizó la dama y siguió su destino, hacia las cocinas
Miluinel también siguió su camino hasta las caballerizas, antes pasando por la blanca escalinata y los jardines de altos árboles, fina hierba y embriagadores perfumes. -Claro- se dijo- si uno quiere ver todo más hermoso, pues lo va a ser...- y continuó con su paso ligero y despreocupado. Llegó a las caballerizas y miró a los animales; la mayoría pastaban libres sobre el campo de hierba fina y otros bebían agua dentro de los establos, hechos de madera blanca y abiertos siempre, pues los caballos podían andar libremente donde quisieran... miró a cada uno y detuvo la vista en un ejemplar hembra, color blanco pero con un extraño matiz azul-plata que le daba el sol; la llamó con un breve silbido y por su nombre...
-¡Indil!- llamó suavemente la elfa y entonces la esbelta yegua acudió, acercando la cabeza para que ella la acariciara. (Indil significa lirio, en sindarin)
-Tanto tiempo sin verte, amiga... ¿quisieras acompañarme a dar un paseo?-
El animal relinchó suavemente, a modo de afirmación
-¡Perfecto! Pero tendrás que esperarme un momento, voy por una manta-
La elfa se acercó a los establos y tomó una fina manta para poder montar al caballo. un repentino relincho la hizo saltar y volverse, un tanto espantada. Miró un enorme y blanco caballo, deslumbrante como la nieve...
-No tengáis miedo, Miluinel, sólo es Asfaloth, que quería saludarte-
Miluinel inclinó la cabeza para ver de quién era esa voz, aunque en realidad ya lo sabía, pues nadie más cuidaba de Asfaloth como Glorfindel
-Oh no, es que me ha sorprendido...- respondió la muchacha, recuperada ya del susto
-Sí sí, a veces le gusta hacer eso... este es un bello día para cabalgar ¿por eso está aquí?- preguntó Glorfindel
-Ha adivinado; hace tiempo que tenía ganas de hacerlo-
-Vaya, yo también; ¿os importaría que la acompañase?- preguntó el rubio noldo, que aquel día estaba vestido sencillamente, de colores claros, con algunos bordados en azul celeste. Aunque Miluinel planeaba pasear sola, la petición del elfo simplemente resultó irresistible
-No, ningún problema... venía por la manta nada más... entonces....¿nos vamos?- preguntó Miluinel. Glorfindel asintió.
La elfa de nuevo llamo a Indil y la montó hábilmente, con un solo movimiento; se sorprendió un poco de que sus habilidades de jinete no se hubieran entorpecido después de tanto tiempo de no volver a practicar. Ambos, ya con sus respectivos caballos, bajaron por la colina de hierba verde donde pastaban los otros animales. El viento rozaba sus caras y el constante movimiento de los animales trotando rápidamente por la herbosas llanura les hacía que las blancas mejillas adquirieran un color rosado. Entraron rápidamente a un bosquecillo poblado de grandes hayas de anchas hojas. Las últimas campanillas moradas brotaban al lado de los troncos, atrapando poco a poco la luz del sol que se colaba entre el follaje. Disminuyeron su paso y ahora trotaban apaciblemente entre los árboles
-Miluinel ¿recuerdas quién te enseñó a montar?- preguntó de pronto el rubio elfo, sin dejar de mirar las hojas de las hayas
-Pues claro que lo recuerdo ¡fuiste tú!- respondió ella sonriente. Él empezó a reír, recordando aquellos días...
-¿y recuerdas la vez en que te caíste en el pantano...-
Ella lo interrumpió
-Ah, creí que lo habías olvidado, estuviste años burlándote de lo mismo...- dijo fingiéndose molesta, pero al momento río junto con él - preferiría recordar aquella vez cuando dijiste que eras un experto con los caballos y te fuiste cuesta abajo, muy seguro... y al momento regresó el caballo ¡pero sólo!-
-Sí sí, lo recuerdo...- le respondió, ahora él fingiendo molestia, pero pronto sonrió de nuevo - eras una niña... eres-
-Pues ahora soy una niña grande, si es que me quieres seguir considerando una niña todavía-
- Tienes la misma mirada, aunque ahora luces diferente, si miro con detenimiento todavía puedo ver a aquella niñita tímida que un día llegó aquí...-
Escucharon el canto de unas aves recien nacidas, con el nido en lo alto de una rama. Casi se detuvieron por completo; se bebían el paisaje, respiraban y miraban todo, alimentándose... como cualquier elfo, todo aquello era la misma materia que corría por sus venas...
-...Glorfindel...- dijo la muchacha poniendo una mirada pícara
-¿Qué pasa?-
-¡¡A que no me alcanzas!!-
Dicho esto la elfa cabalgó rápido entre los árboles, batiendo las hojas a su paso. Llevaba una sonrisa en el rostro, todo aquello de recordar la hizo revivir esos días de juegos y alegría... el elfo la seguía en su blanco corcel, que aunque más rápido, por su tamaño tenía menos facilidad de pasar a través de los árboles.
-¡¡Claro que lo haré!!- gritó el elfo, que poco a poco le daba alcance al esbelto corcel de Miluinel; ella volteaba a cada momento y cuando lo veía acercarse más indicaba a Indil que corriera más rápido. Llegaron hasta un seto lleno de zarzas y espinos verdes, repletos de bayas. Miluinel disminuyó un poco el paso, pero Glorfindel no, por lo que él llegó por detrás suyo y con un movimiento rápido la tomó como en un abrazo y fuerte como era la cargó hasta dejarla sentada en la grupa de Asfaloth
-¡¡Te atrapé!!- le dijo él, agitado todavía al igual que ella de ese movimiento que hacía muchos años, cuando ella era una niña, siempre practicaba. Ambos rieron hasta que no pudieron más...
-Hacía mucho que no hacías eso- le dijo la elfa
-Hacía mucho que no cabalgábamos juntos-
La mente de Miluinel de pronto empezó a viajar, teniendo a ese elfo a su lado tan cerca...
"... como fuera ya no es
y tu y yo no somos ya
más la pregunta quedará
¿será? ¿será?...
¿Quién sabe? No querías tú
y no yo lo hice nombrar
¿Acaso fuera amor?
¿Acaso así era amar?
amar... quizás. "
La elfa esperó que su voz mental no estuviera demasiado alta, o demasiado emocionada para que él la pudiera notar. Bajaron del caballo y caminaron hasta una cercanía donde pasaba un riachuelo, alrededor los árboles ribereños se columpiaban y rozaban con sus hojas el agua. Se sentaron en un tronco caído y antes de que la elfa pudiera decir o hacer algo, Glorfindel cruzó un brazo por sus hombros
-¿Sabes? No había notado cuanto extrañaba todo esto... cuando eras niña pasamos mucho tiempo juntos, creo que después nos alejamos un poco- dijo él
Ella sonrió nerviosamente
-Bueno, creo que lo que sí extrañarás será que sea una niña-
-No no, sí así como estás ahora me agradas; hablando de niños ¿cómo estará la Dama Celebrían?-
-Pues además de bastante contenta, y con bastantes ganas de comer... no lo sé, ¿cuándo supones que de a luz?-
-Pronto... demasiado pronto- dijo el elfo, con una expresión concentrada
La tarde ya estaba avanzada y Arien, perezosa, se comenzaba a recostar sobre las montañas del poniente.
-Deberíamos volver- dijo ella, levantándose del tronco. El asintió y llamaron a sus caballos. El regreso fue de nuevo una competición, pues cabalgaron demasiado rápido y retándose de nuevo, pero esta vez Glorfindel sacó una ventaja notable y llegó antes a las caballerizas. No tuvo tiempo de decir otra cosa, ni siquiera de esperar a Miluinel cuando Naira lo tomó del brazo apenas bajó de Asfaloth
-¿Qué pasa?¿Por qué la prisa?- preguntó Glorfindel sin entender nada
-¡Es la dama Celebrían! Parece que le va a llegar la hora-
-¡¡¿En serio?!! ¿Dónde está?-
-Está ahora con la dama Galadriel, pero supongo que el Señor Elrond querrá que estés por ahí cerca, pues me mandó llamarte-
La medioelfa caminaba ahora detrás de él, quien estaba realmente ansioso por llegar hasta los aposentos y por lo menos ver a Elrond. Cuando Miluinel llegó no entendió nada ni vio a nadie y tranquilamente pasó por los arcos que conducían a la casa principal, para ir a su alcoba... pero escuchó un grito femenino, lleno desesperación
-¡¡Por Eru!! ¿Qué fue eso?!- se preguntó y vio pasar a Naira rápidamente, llevando un montón de paños húmedos y un cuenco con agua- ¡¡Naira!! ¿qué pasa?-
-¡No hay tiempo, no hay tiempo!- dijo la medioelfa sin responderle a su amiga y subiendo rápido por las escaleras. Miluinel la siguió queriéndola alcanzar, pero se detuvo a una larga distancia cuando vio que se dirigía a los aposentos de los señores de Imladris... y se confundió más todavía cuando vio a Elrond dando vueltas como loco afuera de la habitación y a Celeborn tratando de permanecer tranquilo... todos actuaban tan extraño... y cuando de nuevo escuchó el grito, pero aún más forzado, lo comprendió todo...
-¿No estará sufriendo? Será mejor que la pasé a ver...-
-Se paciente, Elrond- le dijo entonces Celeborn, poniendo una mano sobre su hombro...
-Pero...esos gritos...-
Glorfindel comenzó a reír al ver a Elrond así de alterado
-¡A callar! ¡Que esto no es cosa de risa!- le replicó enojado Elrond, aunque más que enojado, muerto de ansias...
No supo Miluinel cuantas horas más estuvieron ahí, tanto que se encontró ya muy entrada la noche descansando en un asiento que había por ahí cerca, en el mismo lugar donde se había quedado después de darse cuenta...
-¿Miluinel?¿estás despierta?- preguntó muy bajito Naira
-¿Eh? ¿yo? Sí sí, estoy despierta- respondió agitando levemente la cabeza
-¡¡Ya han nacido!!-
-¡¿Han?! ¿Qué quieres decir con eso?-
-Pues que son dos, tontita, ¿qué no lo sabías? ¡están preciosos!... pero es muy tarde para esto, apenas Elrond los pudo ver... tal vez los conozcas en un par de días... oye, y vete a bañar, hueles a caballo-
Miluinel comenzó a reír y asintió, alejándose del lugar...
*
-No, mejor no Naira... ¿Y si la dama se molesta de que andemos fastidiando tan temprano?-
-¡Qué va! No estás tratando con un troll, ni te atacará ni te correrá de Imladris ni nada-
-Bueno ya, si vamos a ir hagámoslo de una vez-
Caminaron hasta el jardín privado de los señores de Imladris y ahí estaba Celebrían, bajo la sombra de un pequeño toldo que había ahí, cargando a uno de sus hijos casi recién nacidos. A su lado y en otro asiento estaba la dama Galadriel, cargando a su otro nieto. Las elfas, aunque fueron silenciosas, se hicieron notar pronto
-A... alassë' aurë ninquenís, dama Celebrían...- dijo a media voz Miluinel. Las elfas las miraron y sonrieron
-¡Aiya! Bueno, yo ya los he visto, pero Miluinel quería tener el gusto de conocer a vuestros hijos... ah sí sí, y nietos-
-Claro, acercaos- dijo Celebrían, sonriendo alegre, todavía más alegre que antes. Galadriel sólo sonreía y miraba a su nieto agarrar sus dorados cabellos
-Él es Elladan-
Miluinel miró al pequeño que tenía los ojos muy abiertos; aún a los pocos días de nacer ya tenían algo en su mirada, una luz especial en esos ojos grises, como dos lagunas heladas... el escaso y fino cabello de la criatura era oscuro como el de su padre.
-Está precioso...-
Se acercó tímidamente a Galadriel y miró al otro pequeño... tan parecidos y a la vez sus miradas tan diferentes, aunque siempre brillantes, cabello de noche y ojos de estrellas...
-Y él es Elrohir- dijo de nuevo Celebrían - ¿Quieres cargarlo?- preguntó
-Ah no no, no quiero molestar...-
-No es molestia, anda...- insistió Celebrían y Miluinel aceptó, cargando a Elladan suavemente y en realidad con miedo de hacer algún daño en aquel ser que apenas había despertado a la vida, que respiraba ese nuevo aire... recordó que se sentía haber nacido hace unos días... y entonces sonrió, cuando el pequeño con sus ojos nuevos y recién despiertos encontró la mirada de agua de la elfa.
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Waaaa bueno, sí sí, habrán notado que mi parte favorita del día es la mañana, y en efecto me encanta, todo lo bueno sucede de mañana y además... "el mejor invento de Dios es un nuevo día" a poco no??
Bueno, sé que me pasé con lo cursi en este capi pero es que los tiempos felices son así! Y no se apuren, de momento no habrá tristezas, faltan muchas cosas todavía bastante felices! A ver si no se aburren... en realidad me es más difícil escribir cosas alegres que malas, pero bueno, aquí estamos esforzándonos para que esto salgo por lo menos decente ^^ por cierto, los versillos de cuando Miluinel se tripea y se pone a pensar en Glorfindel son los fragmentos de una canción de Fernando Delgadillo que se llama "Quizás" ostra cosa, crédito extra a Nariko por su gran ayuda en este capi
Gracias a todas y todos por sus revius;
Siobhan : jejeje ahora sí llegaron tus adorados gemelillos, espero que te haya gustado como puse su nacimiento, en la noche, como ellos, ellos se me hacen como elfos de una noche llena de estrellas... jajaja ya me estoy tripeando... bueno Estelilla chula, gracias gracias por todos tus revius
Elanta: ujuu que bueno, mi fin con el pasado capi era hacer reír a alguien jeje y lo he conseguido! Claro claro, basado en experiencias reales, pero también me faltó mi Glorfindel a quién colgármele del cuello ;_; en fin en fin espero impaciente tu capi de la Dama Blanca donde la boda ;)
Cari-Chan: bueeeeno, ahora no salió Aradan, pero igual tenía que estar en Lindon dos tres... en fin, que ahora sí he puesto mucho Glorfindel, podrás estar contenta ^^
Nariko: waaa las cabras amiga!! Ya te di tu crédito extra, ahora tendrás que cobrarme... weno, te pago con dibujos jejeje gracias por tus revius y también por tu tiempo en el MSN me la paso muy bien!!
Anariel: jajaja que bueno que te reíste de esa elfa atolondrada, ya le hacía falta no? Bueno, insisto, no te preocupes con tu tiempo, no te lo tomo a mal, aunque no niego que extraño esos larguísimos mails ;_;
Tenna rato!!
PD: Para este capi me la pasé escuchando a Sigur Rós, porfa!! Si quieren sentir las cosas más chidas del mundo a través de la música bájense la de "Starélfur" o la de "Sven-g-englar" no se arrepentirán!!!
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Con un soplido quitó el polvo que tenía encima su arco blanco. Lo había reparado hacía tiempo y desde aquel día no lo había vuelto a sacar del armario; hacían dos días de la boda y Miluinel tenía un asunto pendiente: una competencia de arco con Legolas y Mahtan. Sin embargo llevaba vestido, uno muy sencillo y cómodo, claro, pues las ropas poco femeninas que siempre usaba estaban ahora abandonadas, casi odiadas.
Era un día claro y armonioso, lleno de esa luz vigorosa de verano y todos sus característicos aromas. Las aves cantaban, posadas en los árboles que se balanceaban con el cálido viento matinal. También se había preocupado por llevar un carcaj lleno de flechas. Hacía tiempo, mucho tiempo que no volvía a tomar un arco y se decidió a llegar temprano al lugar, para calentar un poco. Creyó que no habría nadie, pero se encontró con el joven Legolas, quien estaba ahí temprano con la misma intención
-Alassë' aurë Legolas, no creí verte aquí tan temprano- (buenos días) dijo Miluinel sonriente y preparando su arco.
-Yo tampoco... pero necesitaba practicar-
-Lo mismo digo, hace años que no cojo el arco-
-¿Y aún así me retaste? Hay que estar muy seguro de sus habilidades para hacer algo así- dijo Legolas
- Pues claro, de eso sí estoy segura-
Miluinel enfocó la mirada y soltó el primer disparo en cientos de años. No había estado tan mal, aunque dio muy lejos del centro. De inmediato, Legolas disparó y clavó la flecha justo en el centro, con un tiro perfecto. El muchacho sonrió altivamente y miró a Miluinel
-¿Estás segura de querer continuar?- preguntó Legolas
La elfa rió alegremente
-¿Creéis que me he asustado o algo así? En absoluto, principito...-
En ese momento llego Mahtan, con su arco de madera oscura, casi negra ya preparado; detrás venía Naira comiendo una manzana y acompañada también de Aradan.
-¿Han empezado sin mi?- preguntó Mahtan
-Nada de eso, llegamos un poco antes- dijo Miluinel y después saludó a sus otros amigos.
-Bueno, pero habrá que hacer algo emocionante, yo no vine sólo a dispararle a los blancos de práctica... tenemos que ser audaces- dijo Mahtan
-¿Audaces?- preguntó Legolas
-Sí sí, por ejemplo, podrías volarle la manzana a Naira sin hacerle daño...- dijo Mahtan bromeando
Antes de que alguien dijera algo más una flecha rápida que cortó el aire atravesó la manzana que Naira tenía en la mano. Todos se quedaron boquiabiertos
-...era sólo una broma...- dijo Mahtan, con los ojos muy abiertos, mirando a la sonriente Miluinel, autora de aquel preciso disparo. Legolas la miró de la misma manera
-...eso... estuvo muy bien...- dijo el rubio elfo a media voz
-hannad le- respondió Miluinel con una sonrisa orgullosa
-Nunca te había visto esa sonrisa, Milu, tu vena noldo ha salido a la luz- dijo Aradan
-Pues sí, el lado de mi madre se ha hecho presente...- le respondió, siguiendo la broma. Los tres elfos del arco estuvieron de acuerdo en que hacer pruebas más "audaces" podía resultar peligroso...
-¿Podrías volarle la corona al Señor Elrond sin atravesarlo a él?- bromeó Legolas
-hmm si lo atravesamos la dama Celebrían nos atravesaría a nosotros...- respondió Mahtan a la petición de Legolas. Los elfos reían animadamente y casi se habían olvidado de la competencia, hasta que Naira tuvo una mejor idea que la de andar volándoles las cosas a flechazos a todo elfo que estuviera en Imladris
-ya sé, yo lanzaré algo y ustedes estarán de espaldas. Tendrán que ser rápidos para voltearse, encontrarlo y disparar... quien lo haga irá sumando puntos-
-Vaya que es una buena idea... a menos que les parezca demasiado difícil- dijo Legolas
Mahtan y Miluinel comenzaron a reír como respuesta.
Se hizo como Naira dijo en un principio. Estaban de espaldas, con el arco y la flecha ya preparados, esperando el sonido que hacía el objeto que Naira arrojaba... se les hizo un vicio eso de darle al blanco, tanto que pudieron pasar todo el día ahí. Miluinel se llevó más puntos, cuando Mahtan y Legolas quedaron empatados... fue bastante divertido hasta que Naira se comenzó a quejar de que su brazo se iba a entumir si seguía arrojando blancos.
-Vayamos a comer- propuso Aradan - me he cansado muchísimo-
-Sólo de vernos- respondió Miluinel y comenzó a reír- vayan, necesito cambiarme, los alcanzaré en un momento-
La elfa cargó sus cosas y mientras caminaba hacia su habitación vio en uno de los jardines a Irimar, que parecía estar cantando algo, tan bajo que no se entendía. Sintió un deseo ir a golpearlo por la espalda, o jalar esos negros cabellos, o volarle algo con una flecha... pero al final no hizo nada de eso y se quedó mirándolo un rato; nunca había conocido un elfo tan antipático como ese... Como si notara su presencia, Irimar se volvió y dejó de cantar
-Ah... eres tú...- dijo pretendiendo ser indiferente el elfo de ojos violetas
-No te preocupes, no vine aquí a mirarte a ti-
-¿Entonces qué haces ahí parada?-
-Puedo estar parada donde yo quiera...-
-¿Sabes? Suelo ser sincero y lo seré ahora, no quiero conocerte de nuevo ni hablar contigo sólo por que mi madre está tan encariñada...-
-Pues que bueno, tú te lo pierdes y yo me lo ahorro... ¡ay y no sabes la penita que me da el que un elfo tan agradable como tú no me hable... tal vez muera de tristeza!- dijo Miluinel mordazmente y se dio media vuelta; ahora sí que estaba realmente enojada ¿qué le pasaba a ese elfo? ¿es que se creía que todo giraba en torno a él? También se preguntaba como una elfa como Estelwen, tan comprensiva, tan amable y sabia tuviera un hijo así de... insoportable.
-y supones que tú eres la elfa perfecta... ¡qué perfecta has de ser viendo la diversión con esa arma que llevas ahí, que arranca la vida!-
-No digas estupideces- dijo ella volviéndose, con los ojos llenos de rabia- esto no significa nada... parece que el que me acecha eres tú, ¡¡si en realidad no te importara lo que hago me dejarías en paz!!-
-Sí sí, me corroe la envidia de que a la gente como tú le toque la vida más fácil-
-¡¡Facil!! ¡ja!...-
-Fácil, como me has oído, tienes el amor de todos, ¡¡hasta el de mi madre!! Te ríes y bebes y comes en esta casa llena de paz y de cosas fáciles y a la mano; los tienes a todos, no has perdido a nadie...-
-¡¡Ya basta!! Tú no sabes nada de mi vida, y no me vengas a decir que no he perdido a nadie...si tan solo supieras... ¡¡tonto inmaduro!! Tenerme envidia por que tu madre me aprecia...-
Irimar se dio la vuelta y caminó rápidamente con los puños apretados, alejándose de aquel lugar... No quiso pensar más en el asunto cuando llegó a su habitación; rápido se cambio el vestido arrugado y se arregló un poco el pelo, para ir a comer con sus amigos y quitarse el enojo que tenía después de la desafortunada "conversación" con Irimar.
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Miraban los primeros rayos de sol reflejados en esa pequeña laguna, su lugar secreto, perdido entre los muchos manantiales y riscos del Valle. Hacía una mañana cálida y apacible; Naira y Miluinel estaban sentadas en una roca lisa, mojándose los pies en la cristalina agua y provocando ondas que rizaban su superficie.
-¿Y tantas cartas? ¡casi como yo!-
-No lo sé, usualmente no recibo tantas...- dijo Miluinel, poniendo las cartas sobre sus piernas y abriendo la primera. Había recibido una gran correspondencia los últimos días y se disponía a leer tranquilamente cada carta.
Era ya una costumbre para ellas reunirse ahí, en la laguna a leer todas sus cartas. Naira recibía muchas, de sus viejos amigos de Lindon... aunque pronto no recibiría tantas más, pues siempre eran tristes y con el paso del tiempo cada vez más, hablando de ir hacia el oeste y no volver más...
-No... Silmariën también...- dijo tristemente Naira al terminar de leer una de sus cartas
-¿Se va?-
-Sí... a veces me pregunto qué hago aquí, no sé, quisiera irme pero también quedarme aquí para siempre-
-No te irás, todavía tenemos mucho que hacer aquí-
Naira le sonrió; siempre que ella tocaba ese tema su amiga le decía lo mismo, aunque en realidad ninguna de las dos sabía qué era eso que las ataba a la tierra donde todo pasaba y todo moría...
-Vamos a ver, esta es de Lindon- dijo Miluinel y de pronto se le iluminó la mirada- ¡¡De Gadonen!!-
""Aiya meldonya (hola amiga mía)
La vida en Lindon tiene un color extraño, de ese azul gastado y con olor a sal. Supongo que sentirás lo mismo, que ya nada es igual... en ningún aspecto. Luinil también estuvo muy triste, pero parece que ha mejorado, ha vuelto a ver a Isilnar; tu sabes como es ella... siento que te niegas a volver a ser su amiga ¿qué fue lo que pasó? Espero que te vaya bien en Imladris, no sabes como extraño todo esto... aunque estos años han pasado tranquilos todavía siento que algo no está bien.
Cuídate mucho, amiga
Namarië, Gadonen""
-..-vaya...- dijo Miluinel muy bajito - que pequeña carta...y ella... volvió a verlo... después de todo...- Calló un momento y se mordió los labios para no llorar más, para no sufrir de nuevo por aquel asunto...Abrió de inmediato otro sobre que venía de Eryn Galen. El sobre parecía traer algo más que sólo el papel. Lo abrió con cuidado y una pequeña piedrita verde azulada, en forma de gota cayó al agua.
-¡Diablos!- dijo la elfa y sumergió su brazo casi por completo para alcanzar la pequeña gema
-¿Qué es eso?¿De quién?-
Miluinel sacó del sobre un papel pequeño y doblado por la mitad. En él sólo se leía la palabra "perdón" y hasta abajo, con letra pequeña y avergonzada, el nombre de Irimar.
-¡Grandísimo torpe!- dijo ella, con ganas de aventar la piedra muy lejos...
-Bueno, no debe ser tan malo... si se quitó el orgullo y te pidió perdón-
-Tal vez tengas razón... pero ahhh-
Las cartas habían sido casi todas inesperadas, en especial esa de Bosque Verde, además de la de Estelwen, que como de costumbre enviaba... ¿Por qué le había pedido perdón? Podía haberse esperado cualquier cosa menos eso... Las elfas retornaron a sus alcobas antes de que entrara bien la mañana. Miluinel se puso un vestido propio para los planes que tenía en esa mañana: hacía bastante que no cabalgaba los alrededores; se ató el cabello en una trenza para que no se enredara con el viento.
Había felicidad en el aire, mezclada con la calidez de los aromas que despedían las flores inundadas de sol. Qué placer aquel el de escuchar risas en lugar que aunque siempre hermoso, llego a ser helado y desolador. Qué diferencia había ahora... todos suponían que se debía a que a la Dama Celebrían le brillaban más los ojos, como estrellas, a que llevaba algo dentro de sí que le daría una infinita alegría a ella, a Elrond y a Imladris por entero. A menudo la dama salía y entraba de las cocinas o de las huertas más cercanas, siempre disfrutando de alguna fruta o algún dulce que hubiere a la mano. Además se reía muchísimo y siempre estaba acompañada, por su esposo, por la dama Galadriel que aún permanecía ahí y también por su padre... sus vestidos cada día utilizaban más tela, cada día más holgados... Miluinel sonrió al recordar todo esto y al verlo de nuevo, cuando escuchó la risa de Celebrían, aproximándose por el abierto pasillo
-Alassë'aurë Miluinel ¿no crees que hace un hermoso día?- (buenos días) preguntó la dama, con esa bella y sana sonrisa que de algunos meses hacia el presente la caracterizaba
-Dama Celebrían, pues claro que hace un lindo día! mucho más con ese buen humor que tiene usted ahora-
La dama río alegremente.
-Sí sí, pero este buen humor se me quitará si no apago este antojo de cerezas que traigo... tenna rato! Que la pases bien- finalizó la dama y siguió su destino, hacia las cocinas
Miluinel también siguió su camino hasta las caballerizas, antes pasando por la blanca escalinata y los jardines de altos árboles, fina hierba y embriagadores perfumes. -Claro- se dijo- si uno quiere ver todo más hermoso, pues lo va a ser...- y continuó con su paso ligero y despreocupado. Llegó a las caballerizas y miró a los animales; la mayoría pastaban libres sobre el campo de hierba fina y otros bebían agua dentro de los establos, hechos de madera blanca y abiertos siempre, pues los caballos podían andar libremente donde quisieran... miró a cada uno y detuvo la vista en un ejemplar hembra, color blanco pero con un extraño matiz azul-plata que le daba el sol; la llamó con un breve silbido y por su nombre...
-¡Indil!- llamó suavemente la elfa y entonces la esbelta yegua acudió, acercando la cabeza para que ella la acariciara. (Indil significa lirio, en sindarin)
-Tanto tiempo sin verte, amiga... ¿quisieras acompañarme a dar un paseo?-
El animal relinchó suavemente, a modo de afirmación
-¡Perfecto! Pero tendrás que esperarme un momento, voy por una manta-
La elfa se acercó a los establos y tomó una fina manta para poder montar al caballo. un repentino relincho la hizo saltar y volverse, un tanto espantada. Miró un enorme y blanco caballo, deslumbrante como la nieve...
-No tengáis miedo, Miluinel, sólo es Asfaloth, que quería saludarte-
Miluinel inclinó la cabeza para ver de quién era esa voz, aunque en realidad ya lo sabía, pues nadie más cuidaba de Asfaloth como Glorfindel
-Oh no, es que me ha sorprendido...- respondió la muchacha, recuperada ya del susto
-Sí sí, a veces le gusta hacer eso... este es un bello día para cabalgar ¿por eso está aquí?- preguntó Glorfindel
-Ha adivinado; hace tiempo que tenía ganas de hacerlo-
-Vaya, yo también; ¿os importaría que la acompañase?- preguntó el rubio noldo, que aquel día estaba vestido sencillamente, de colores claros, con algunos bordados en azul celeste. Aunque Miluinel planeaba pasear sola, la petición del elfo simplemente resultó irresistible
-No, ningún problema... venía por la manta nada más... entonces....¿nos vamos?- preguntó Miluinel. Glorfindel asintió.
La elfa de nuevo llamo a Indil y la montó hábilmente, con un solo movimiento; se sorprendió un poco de que sus habilidades de jinete no se hubieran entorpecido después de tanto tiempo de no volver a practicar. Ambos, ya con sus respectivos caballos, bajaron por la colina de hierba verde donde pastaban los otros animales. El viento rozaba sus caras y el constante movimiento de los animales trotando rápidamente por la herbosas llanura les hacía que las blancas mejillas adquirieran un color rosado. Entraron rápidamente a un bosquecillo poblado de grandes hayas de anchas hojas. Las últimas campanillas moradas brotaban al lado de los troncos, atrapando poco a poco la luz del sol que se colaba entre el follaje. Disminuyeron su paso y ahora trotaban apaciblemente entre los árboles
-Miluinel ¿recuerdas quién te enseñó a montar?- preguntó de pronto el rubio elfo, sin dejar de mirar las hojas de las hayas
-Pues claro que lo recuerdo ¡fuiste tú!- respondió ella sonriente. Él empezó a reír, recordando aquellos días...
-¿y recuerdas la vez en que te caíste en el pantano...-
Ella lo interrumpió
-Ah, creí que lo habías olvidado, estuviste años burlándote de lo mismo...- dijo fingiéndose molesta, pero al momento río junto con él - preferiría recordar aquella vez cuando dijiste que eras un experto con los caballos y te fuiste cuesta abajo, muy seguro... y al momento regresó el caballo ¡pero sólo!-
-Sí sí, lo recuerdo...- le respondió, ahora él fingiendo molestia, pero pronto sonrió de nuevo - eras una niña... eres-
-Pues ahora soy una niña grande, si es que me quieres seguir considerando una niña todavía-
- Tienes la misma mirada, aunque ahora luces diferente, si miro con detenimiento todavía puedo ver a aquella niñita tímida que un día llegó aquí...-
Escucharon el canto de unas aves recien nacidas, con el nido en lo alto de una rama. Casi se detuvieron por completo; se bebían el paisaje, respiraban y miraban todo, alimentándose... como cualquier elfo, todo aquello era la misma materia que corría por sus venas...
-...Glorfindel...- dijo la muchacha poniendo una mirada pícara
-¿Qué pasa?-
-¡¡A que no me alcanzas!!-
Dicho esto la elfa cabalgó rápido entre los árboles, batiendo las hojas a su paso. Llevaba una sonrisa en el rostro, todo aquello de recordar la hizo revivir esos días de juegos y alegría... el elfo la seguía en su blanco corcel, que aunque más rápido, por su tamaño tenía menos facilidad de pasar a través de los árboles.
-¡¡Claro que lo haré!!- gritó el elfo, que poco a poco le daba alcance al esbelto corcel de Miluinel; ella volteaba a cada momento y cuando lo veía acercarse más indicaba a Indil que corriera más rápido. Llegaron hasta un seto lleno de zarzas y espinos verdes, repletos de bayas. Miluinel disminuyó un poco el paso, pero Glorfindel no, por lo que él llegó por detrás suyo y con un movimiento rápido la tomó como en un abrazo y fuerte como era la cargó hasta dejarla sentada en la grupa de Asfaloth
-¡¡Te atrapé!!- le dijo él, agitado todavía al igual que ella de ese movimiento que hacía muchos años, cuando ella era una niña, siempre practicaba. Ambos rieron hasta que no pudieron más...
-Hacía mucho que no hacías eso- le dijo la elfa
-Hacía mucho que no cabalgábamos juntos-
La mente de Miluinel de pronto empezó a viajar, teniendo a ese elfo a su lado tan cerca...
"... como fuera ya no es
y tu y yo no somos ya
más la pregunta quedará
¿será? ¿será?...
¿Quién sabe? No querías tú
y no yo lo hice nombrar
¿Acaso fuera amor?
¿Acaso así era amar?
amar... quizás. "
La elfa esperó que su voz mental no estuviera demasiado alta, o demasiado emocionada para que él la pudiera notar. Bajaron del caballo y caminaron hasta una cercanía donde pasaba un riachuelo, alrededor los árboles ribereños se columpiaban y rozaban con sus hojas el agua. Se sentaron en un tronco caído y antes de que la elfa pudiera decir o hacer algo, Glorfindel cruzó un brazo por sus hombros
-¿Sabes? No había notado cuanto extrañaba todo esto... cuando eras niña pasamos mucho tiempo juntos, creo que después nos alejamos un poco- dijo él
Ella sonrió nerviosamente
-Bueno, creo que lo que sí extrañarás será que sea una niña-
-No no, sí así como estás ahora me agradas; hablando de niños ¿cómo estará la Dama Celebrían?-
-Pues además de bastante contenta, y con bastantes ganas de comer... no lo sé, ¿cuándo supones que de a luz?-
-Pronto... demasiado pronto- dijo el elfo, con una expresión concentrada
La tarde ya estaba avanzada y Arien, perezosa, se comenzaba a recostar sobre las montañas del poniente.
-Deberíamos volver- dijo ella, levantándose del tronco. El asintió y llamaron a sus caballos. El regreso fue de nuevo una competición, pues cabalgaron demasiado rápido y retándose de nuevo, pero esta vez Glorfindel sacó una ventaja notable y llegó antes a las caballerizas. No tuvo tiempo de decir otra cosa, ni siquiera de esperar a Miluinel cuando Naira lo tomó del brazo apenas bajó de Asfaloth
-¿Qué pasa?¿Por qué la prisa?- preguntó Glorfindel sin entender nada
-¡Es la dama Celebrían! Parece que le va a llegar la hora-
-¡¡¿En serio?!! ¿Dónde está?-
-Está ahora con la dama Galadriel, pero supongo que el Señor Elrond querrá que estés por ahí cerca, pues me mandó llamarte-
La medioelfa caminaba ahora detrás de él, quien estaba realmente ansioso por llegar hasta los aposentos y por lo menos ver a Elrond. Cuando Miluinel llegó no entendió nada ni vio a nadie y tranquilamente pasó por los arcos que conducían a la casa principal, para ir a su alcoba... pero escuchó un grito femenino, lleno desesperación
-¡¡Por Eru!! ¿Qué fue eso?!- se preguntó y vio pasar a Naira rápidamente, llevando un montón de paños húmedos y un cuenco con agua- ¡¡Naira!! ¿qué pasa?-
-¡No hay tiempo, no hay tiempo!- dijo la medioelfa sin responderle a su amiga y subiendo rápido por las escaleras. Miluinel la siguió queriéndola alcanzar, pero se detuvo a una larga distancia cuando vio que se dirigía a los aposentos de los señores de Imladris... y se confundió más todavía cuando vio a Elrond dando vueltas como loco afuera de la habitación y a Celeborn tratando de permanecer tranquilo... todos actuaban tan extraño... y cuando de nuevo escuchó el grito, pero aún más forzado, lo comprendió todo...
-¿No estará sufriendo? Será mejor que la pasé a ver...-
-Se paciente, Elrond- le dijo entonces Celeborn, poniendo una mano sobre su hombro...
-Pero...esos gritos...-
Glorfindel comenzó a reír al ver a Elrond así de alterado
-¡A callar! ¡Que esto no es cosa de risa!- le replicó enojado Elrond, aunque más que enojado, muerto de ansias...
No supo Miluinel cuantas horas más estuvieron ahí, tanto que se encontró ya muy entrada la noche descansando en un asiento que había por ahí cerca, en el mismo lugar donde se había quedado después de darse cuenta...
-¿Miluinel?¿estás despierta?- preguntó muy bajito Naira
-¿Eh? ¿yo? Sí sí, estoy despierta- respondió agitando levemente la cabeza
-¡¡Ya han nacido!!-
-¡¿Han?! ¿Qué quieres decir con eso?-
-Pues que son dos, tontita, ¿qué no lo sabías? ¡están preciosos!... pero es muy tarde para esto, apenas Elrond los pudo ver... tal vez los conozcas en un par de días... oye, y vete a bañar, hueles a caballo-
Miluinel comenzó a reír y asintió, alejándose del lugar...
*
-No, mejor no Naira... ¿Y si la dama se molesta de que andemos fastidiando tan temprano?-
-¡Qué va! No estás tratando con un troll, ni te atacará ni te correrá de Imladris ni nada-
-Bueno ya, si vamos a ir hagámoslo de una vez-
Caminaron hasta el jardín privado de los señores de Imladris y ahí estaba Celebrían, bajo la sombra de un pequeño toldo que había ahí, cargando a uno de sus hijos casi recién nacidos. A su lado y en otro asiento estaba la dama Galadriel, cargando a su otro nieto. Las elfas, aunque fueron silenciosas, se hicieron notar pronto
-A... alassë' aurë ninquenís, dama Celebrían...- dijo a media voz Miluinel. Las elfas las miraron y sonrieron
-¡Aiya! Bueno, yo ya los he visto, pero Miluinel quería tener el gusto de conocer a vuestros hijos... ah sí sí, y nietos-
-Claro, acercaos- dijo Celebrían, sonriendo alegre, todavía más alegre que antes. Galadriel sólo sonreía y miraba a su nieto agarrar sus dorados cabellos
-Él es Elladan-
Miluinel miró al pequeño que tenía los ojos muy abiertos; aún a los pocos días de nacer ya tenían algo en su mirada, una luz especial en esos ojos grises, como dos lagunas heladas... el escaso y fino cabello de la criatura era oscuro como el de su padre.
-Está precioso...-
Se acercó tímidamente a Galadriel y miró al otro pequeño... tan parecidos y a la vez sus miradas tan diferentes, aunque siempre brillantes, cabello de noche y ojos de estrellas...
-Y él es Elrohir- dijo de nuevo Celebrían - ¿Quieres cargarlo?- preguntó
-Ah no no, no quiero molestar...-
-No es molestia, anda...- insistió Celebrían y Miluinel aceptó, cargando a Elladan suavemente y en realidad con miedo de hacer algún daño en aquel ser que apenas había despertado a la vida, que respiraba ese nuevo aire... recordó que se sentía haber nacido hace unos días... y entonces sonrió, cuando el pequeño con sus ojos nuevos y recién despiertos encontró la mirada de agua de la elfa.
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Waaaa bueno, sí sí, habrán notado que mi parte favorita del día es la mañana, y en efecto me encanta, todo lo bueno sucede de mañana y además... "el mejor invento de Dios es un nuevo día" a poco no??
Bueno, sé que me pasé con lo cursi en este capi pero es que los tiempos felices son así! Y no se apuren, de momento no habrá tristezas, faltan muchas cosas todavía bastante felices! A ver si no se aburren... en realidad me es más difícil escribir cosas alegres que malas, pero bueno, aquí estamos esforzándonos para que esto salgo por lo menos decente ^^ por cierto, los versillos de cuando Miluinel se tripea y se pone a pensar en Glorfindel son los fragmentos de una canción de Fernando Delgadillo que se llama "Quizás" ostra cosa, crédito extra a Nariko por su gran ayuda en este capi
Gracias a todas y todos por sus revius;
Siobhan : jejeje ahora sí llegaron tus adorados gemelillos, espero que te haya gustado como puse su nacimiento, en la noche, como ellos, ellos se me hacen como elfos de una noche llena de estrellas... jajaja ya me estoy tripeando... bueno Estelilla chula, gracias gracias por todos tus revius
Elanta: ujuu que bueno, mi fin con el pasado capi era hacer reír a alguien jeje y lo he conseguido! Claro claro, basado en experiencias reales, pero también me faltó mi Glorfindel a quién colgármele del cuello ;_; en fin en fin espero impaciente tu capi de la Dama Blanca donde la boda ;)
Cari-Chan: bueeeeno, ahora no salió Aradan, pero igual tenía que estar en Lindon dos tres... en fin, que ahora sí he puesto mucho Glorfindel, podrás estar contenta ^^
Nariko: waaa las cabras amiga!! Ya te di tu crédito extra, ahora tendrás que cobrarme... weno, te pago con dibujos jejeje gracias por tus revius y también por tu tiempo en el MSN me la paso muy bien!!
Anariel: jajaja que bueno que te reíste de esa elfa atolondrada, ya le hacía falta no? Bueno, insisto, no te preocupes con tu tiempo, no te lo tomo a mal, aunque no niego que extraño esos larguísimos mails ;_;
Tenna rato!!
PD: Para este capi me la pasé escuchando a Sigur Rós, porfa!! Si quieren sentir las cosas más chidas del mundo a través de la música bájense la de "Starélfur" o la de "Sven-g-englar" no se arrepentirán!!!
