CAPITULO UNO: Dolor
La lluvia había empezado a caer hacia algunas horas, pareciera como si el cielo compartiera la pena que embargaba a la familia real. La princesa Eowyn había dado a luz al amanecer, el día lucía esplendoroso y la noticia se había corrido por toda la ciudad. La gente se felicitaba y había quien se dirigía al palacio a felicitar al príncipe Faramir por el próximo nacimiento del heredero de Ithilien. Pero así como el sol, se fue la felicidad del pueblo, con la lluvia llego la cruel noticia, la princesa había muerto dando a luz.
Faramir caminaba por los bastos corredores del palacio, en cada pared se encontraban bellas esculturas y relieves de hermosos y arrogantes de caballos. Faramir bajo su mirada recordando como Eowyn había trabajado durante semanas disponiendo cada una de ellas, deseaba honrar su sangre Rohirrim...y ahora...ella se había ido...para siempre. Él comenzó a correr, las lágrimas habían empezado a brotar de sus ojos azules, el dolor era demasiado...el día de su boda hacía apenas un par de años, se había imaginado envejeciendo a lado de su hermosa guerrera...pero el destino se la había quitado demasiado pronto.
Llego a un jardín pequeño, ahí es donde Eowyn solía ir cuando deseaba estar sola. Se sentó en la hierba fresca, aspirando la brisa y el aroma de la tierra mojada por la lluvia, no le importaba mojarse....ya no estaría Eowyn para regañarlo por ensuciarse los ropajes al entrenar o simplemente haberse quedado contemplando a una madre ave cuidar de sus hijos. Sonrió tristemente, pareciera como si su destino fuera la soledad...primero había perdido su hermano, quien había sido todo en el mundo para él, después fue a su padre y ahora al amor de su vida. Había personas con las que la vida se ensañaba y pareciera que él fuera una de ellas.
Faramir seguía sumido en sus pensamientos, por lo que no notó una doncella que se acercaba a buscarlo, fue hasta que esta le habló – " mi señor faramir...lo hemos buscado por todas partes...usted aún no ha visto a su hijo"- dijo ella extrañada de que él ni siquiera la volteara a ver – "mi señor, escucho lo que le he dicho?"- insistió la doncella creyendo que él no la había escuchado.
"yo no tengo ningún hijo"- por fin lo escuchó decir.
"que ha dicho mi señor?"- dijo ella incrédula por lo que él acababa de decir.
"he dicho que yo no tengo hijos, esa......cosa que mato a mi Eowyn no es mi hijo y no quiero verlo en mi vida. Ojalá nunca hubiera nacido"- dijo él volteando a verla. La doncella se asusto del odio en la voz de su señor Faramir, él siempre tan tranquilo y sabio renegaba de su hijo – "y ahora dejame solo"- grito él retornando a la posición en que la doncella lo había hallado.
La doncella camino de vuelta a la habitación del bebé, esto no estaba bien. Algo debía estar muy mal si su señor actuaba así.
Faramir vio a la doncella irse, se arrepentía de lo que había dicho, pero no podía ver a ese niño quien le había arrebatado lo que mas amaba en el mundo...sacudió la cabeza intentando hacer desvanecer las sensaciones que lo embargaban...pero al abrir de nuevo los ojos...estas seguían aún ahí....
