VI: Pánico en la noche
Adrienne sumergió su mano en un líquido viscoso y que olía a rayos.
-Profesor Malfoy, ¿me podría dar unos guantes?
-No.
-¿Un trapo?
-No.
-¿Algo?
-No. ¡Cállate ya! Tengo que medir exactamente la medida de poción de la verdad que te voy a dar para que me digas quien era la parte de abajo, porque no me lo piensas decir ¿verdad?
-Sabes que no.
-¡A mi trátame de usted!
-Sabe que no. ¿Por qué hace preguntas estúpidas?
-Porque tu eres estúpida. Sigue limpiando y calla.
Adrienne volvió a meter la mano en el líquido pegajoso mientras lo iba limpiando en la fregadera. Tenía las manos heladas, rojas y le apestaban a lo que fuera aquella sustancia.
-Profesor Malfoy... –dijo Adrienne como una niña llamaría a su profesor.
-¿Qué quieres ahora Moore?
-¿Qué es esto que estoy limpiando?
-Baba destilada de gusarajo del amazonas. Ten cuidado con ella y no la mezcles con raíz de mandrágora.
-¿Y por qué la tengo que tirar?
-Porque está podrida. ¡Y cállate ya! ¡Eres peor que una niña de dos años!
-Lo siento.
Adrienne siguió a lo suyo. Cuando terminó con aquella desagradable experiencia se lavó las manos bien y fue hasta el pupitre del profesor. Malfoy tenía entre sus manos una probeta llena hasta la mitad. Se la tendió a Adrienne.
-Bebe Moore.
Adrienne tomó aire y se la bebió toda de un trago. Ni un solo titubeo.
-Presumes de valentía cuando no la tienes –murmuró Malfoy, pero Adrienne le oyó.
-Beber poción de la verdad no es ser valiente. -Oh, créeme Moore, eres valiente. Ningún alumno se ha atrevido jamás a rebatirme, pero tu si... -Enfrentarme a ti tampoco es ser valiente. Solo eres un chico de unos pocos años más que yo. Podrías ser mi hermano. Tu no me das miedo.
La voz de Adrienne sonaba hueca y como venida de otro mundo.
-¿Y bien Moore? –dijo Malfoy sacudiendo su cabello rubio- ¿Quién era tu aliado?
-Eric Pearce.
-¡Lo sabía! ¿Hay alguien más?
-Si, Jack Simmons.
Malfoy apuntó los nombres que Adrienne iba diciendo.
-A esos dos degenerados se les va a caer el pelo. ¿De quién fue idea toda esta broma?
-Mía. Yo sabía que te asustaban los dementores y les dije a Eric y a Jack que podían intentar esa broma, ya que por mi culpa se había fastidiado la que tenían preparada. Aunque en realidad fue idea de los tres el como prepararla.
Malfoy miró su reloj. No quedaba mucho para que el efecto de la poción pasaría. Apenas un minutos. Malfoy miró a Adrienne.
-¿Qué piensas de mi?
-Que eres un maldito capullo tremendamente atractivo.
-¿Qué crees que Hermione piensa de mi?
-Que eres un maldito capullo tremendamente atractivo.
Malfoy se quedó pensativo un rato. ¿Por qué demonios le estaría preguntando aquello a una mocosa rebelde de quince años?
-Puedes irte a cenar Moore, es tarde.
-Está bien Malfoy.
Adrienne recogió sus cosas y salió del aula de pociones dejando a un confuso Draco Malfoy a solas con sus exámenes a medio corregir. De pronto Adrienne volvió en si. Se encontraba subiendo las escaleras que se dirigían hacia el Gran Comedor. ¿Cómo había llegado allí? Entonces recordó que Malfoy le había hecho tomar la poción de la verdad. ¿Qué secretos ocultos le habría sacado? Adrienne no tenía más remedio que imaginarlos, ya que nunca podría conocer la verdad.
* * *
Estaban a mediados de octubre. Los de quinto tenía muchos deberes por los TIMOS, aunque la salida de hacía unos diez días les había dejado muy buen sabor de boca a todos. Excepto a tres Gryffindors, que pasaban todas sus tardes limpiando el aula de Pociones, ordenando la de Encantamientos y quitando el polvo de la Defensa Contra las Artes Oscuras. Cuando Adrienne, Eric y Jack volvían a la sala común estaban agotados, pero se tenían que poner a hacer los deberes. En conclusión, en cuanto Adrienne entraba en la cama se dormía de golpe, y aquel día no fue una excepción. Todas sus compañeras dormían ya. Adrienne se durmió y tuvo un sueño.
***Un chico rubio dormía en su cama. Aquello era muy extraño. De pronto alguien lo despertó sujetándolo por los pelos. El chico seguía como inconsciente. En su frente lucía una cicatriz que era una leyenda. Su frente tenía la cicatriz en forma de rayo. De pronto todas las imágenes cambiaron y Adrienne soñó con una cama de nuevo, pero la persona que la ocupaba no podía ser más distinta. Una niña de cabello negro y ojos azules zarandeaba a la persona, que no emitía ningún movimiento. La niña lloraba al ver que su abuela no le respondía.
-¡Abuelita! ¡Dime algo! ¡Soy yo Adrienne!***
Adrienne se despertó asustada y lo que vio al lado de su cama le asustó aun más. Una tela negra y una mano asquerosa. Adrienne gritó, aunque nadie pareció oírle. Recordó lo que habían aprendido en Defensa Contra las Artes Oscuras. "Piensa en cosas alegres". Adrienne pensó en Alex Montero y ella paseando por Hogsmeade tomados de la mano. Tenía que salir de allí para que el dementor se fuera. Tenía que avisar a un profesor. Echó a correr bajando las escaleras mientras el dementor la seguía lentamente, aunque iba cogiendo camino. "Alex me besa. Me dice que me quiere, que soy la persona más maravillosa que ha conocido en su vida". Adrienne salió de la torre Gryffindor. El dementor atravesó el cuadro de la señora gorda rompiéndolo. Un trozo golpeó a Adrienne en la cabeza, mientras seguía corriendo como una posesa bajando las escaleras.
-¡¡SOCORRO!! ¡¡UN DEMENTOR!! ¡¡AYUDA!! –gritaba Adrienne.
De pronto Adrienne se cayó en una de las trampas. El dementor se le iba acercando y ella no se podía mover. Por muchas cosas alegres que pudiera pensar, sobre todo tenía miedo, mucho miedo. El dementor se quitó la capucha y Adrienne se desmayó.
-¡Expecto Patronus! –gritó un joven rubio haciendo que una serpiente plateada saliera de su varita.
La serpiente se arrastró por el suelo hasta llegar al dementor, lo enroscó y lo asfixió. Tan solo quedaba una tela negra en el suelo. Malfoy sacó a Adrienne de la trampa y se la cargó a la espalda. Bajó corriendo a la enfermería, donde despertó a la enfermera Pomfrey para que atendiera a Adrienne. Luego salió corriendo a buscar a Hermione.
-¡Reloj de sol!
La estatua con el fénix giró y Malfoy entró en el pasillo donde estaba el despacho y la habitación de Hermione. Tocó la puerta de su dormitorio con insistencia antes de que Hermione le abriera, envuelta en una bata de seda salmón.
-¡Vamos Granger! A la enfermería, ¡deprisa!
Hermione no tuvo tiempo ni de preguntarle a Draco qué pasaba, ya que había salido corriendo de nuevo.
-¿Qué ha ocurrido? –dijo Hermione una vez estuvo en la enfermería- ¡Oh Dios mío! ¡Es Adrienne Moore! ¿Qué le pasa?
-Un dementor la atacó –dijo Malfoy.
-¿Dementores? ¡Es imposible!
-Si, había uno y puede que haya más. Yo he visto al que le atacó a ella. Lo eliminé.
-¿Le han dado el beso, Poppy? –dijo Hermione.
-No, aunque está muy conmocionada. Iré a por una poción.
-¡Enervate! –dijo Malfoy señalando a Adrienne con la varita.
Adrienne se incorporó y tomó aire muy profundamente, como si se estuviera ahogando. De pronto comenzó a llorar. Hermione y Draco se miraron a los ojos un instante. ¿Qué podían hacer?
-Tranquila Moore, no pasa nada, ya se ha ido el dementor.
Hermione miro a Malfoy como si no le hubiera visto en su vida. ¿Draco Malfoy hablando amablemente con una alumna Gryffindor y procedente de familia muggle? Para su mayor sorpresa, Draco se sentó en la cama de Adrienne y dejó que esta lo abrazara mientras esta seguía llorando. Cuando finalmente se calmó Malfoy le sonrió. Hermione no cabía en si de su asombro.
-Bien, Moore. ¿Estás mejor? Bébete esto, te sentara bien. Lo ha traído la enfermera Pomfrey.
- O_O (Hermione)
Adrienne dio un trago de su poción y dejó el resto sobre la mesilla. Estaba asqueroso.
-¿Qué ocurrió? –le preguntó Hermione.
-Yo estaba durmiendo, soñaba. ¡Vi a Harry Potter! Estaba durmiendo y alguien lo agarraba. Aunque no sé si era él. Era un chico rubio. Aunque tenía la cicatriz de rayo y sólo una persona la tiene... bueno, de pronto todo cambió y vi el día en que mi abuela murió. Yo la vi morir. Yo la fui a despertar y ella estaba muerta. Pero eso pasó cuando tenía seis años.
-¿Tú peor recuerdo? –sugirió Hermione.
-¡Si! Eso es. Creo que ver morir a mi abuela me marcó mucho. Yo estaba muy unida a ella. Y cada vez que veo a los thestrals la recuerdo, porque es por eso por lo que los veo.
-Bueno, ¿y qué pasó después?
-Me desperté asustada y vi al dementor. Pensé en cosas alegres y salí corriendo, pero me siguió. ¡Rompió el cuadro de la señora gorda! Y seguí corriendo bajando las escaleras pero me caí en una falsa y quedé atrapada. El dementor se acercó mucho y ya no recuerdo nada más.
-Yo oí gritos y fue a ver que pasaba y te encontré metida en una de las trampas con un dementor encima. Lo eliminé.
-¿Pero como ha podido entrar en Hogwarts un dementor? –dijo Hermione- ¡No lo comprendo! ¿Y como es que la señora gorda lo ha dejado entrar en la torre Gryffindor? Malfoy, ve a buscar Victor. El es el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Sabrá que hacer.
-¿Ese palurdo cejijunto?
-¬_¬ -dijo Hermione.
-OK –le dijo Draco.
-¡Chiquilla! –dijo la enfermera Pomfray- ¿Aún estás despierta? La poción debería haberte hecho dormir hace ya unos minutos.
-Es que esto está interesante. No me quiero dormir. ¡Bueno, está bien!
Adrienne tomó un nuevo trago de la poción a duras penas y dejó el vaso en la mesilla, aún con algo de líquido. En cuanto posó su oscuro pelo contra la blanca almohada se durmió. En pocos segundos entraron Victor Krum y Draco Malfoy.
-¿Qué ha pasado? –dijo Krum.
-¡Dementores! –exclamó Hermione.
-¿Cuántos?
-Uno de momento, aunque ya es historia –dijo Malfoy.
-Me parrece imposible. Es muy rarro. Her...mio...ne ¿qué vamos a hacerr?
-Creo que deberíamos preguntar a la señora gorda –dijo Hermione- Malfoy y yo iremos. Somos los únicos que podemos crear un patronus verdadero. Neville también puede pero no está ahora aquí. Victor, tu vigila.
-Está bien.
Los dos profesores pusieron camino a la torre Gryffindor.
-¡Menudo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras! ¡Ni siquiera sabe hacer un patronus! –dijo Malfoy con desprecio. -Por lo menos fue valiente en aceptar el trabajo. Además los patronus se aprenden a crear en la escuela de aurores, excepto, bueno... a mi me enseñó Harry. ¿Tú como aprendiste?
-Me enseñó mi padre –dijo Draco secamente.
Malfoy se paró a buscar la tela negra en el cuarto tramo de escaleras, pero no la encontró.
-Yo eliminé al dementor aquí, pero no está su tela negra. ¿La habrá cogido alguien?
-Si es así, alguien lo controlaba. ¡Pero es imposible entrar en Hogwarts por la fuerza! –dedujo Hermione.
-Entonces tiene que ser algún alumno –dijo Malfoy.
-¿Alumnos que tengan dementores como mascotas? Esto es muy extraño. Bueno, vamos a ver a la señora gorda. Ella nos podrá decir algo.
-¡Espera! –dijo Malfoy- ¡Moore dijo que el dementor había roto el cuadro! ¿No habrá quedado hecha pedazos?
-¡Huiría! ¿No será que fuiste tú el culpable y por eso no quieres que la señora gorda nos diga nada? ¡Qué suerte que aparecieras justo en el momento oportuno para salvar a la chica! ¿No será que ya lo tenías todo preparado?
-¿Yo? ¿Por qué querría yo asustar a Moore haciéndole que la persiga un dementor?
-¿Para pagarle con la misma moneda? ¡Vamos Malfoy! ¡Confiesa!
-¡Yo no he hecho nada Granger!
-¡Oh si! ¡No te habrá sido difícil! Sabes crear ilusiones muy buenas. Además sabes las contraseñas de todas las casas. Te sería fácil crear un dementor, controlarlo y luego hacer como que no sabías nada. ¡Por eso la capa ha desaparecido! ¡Porque no era real!
-Granger, para lo bien que acertabas todo hace unos años está vez te estás equivocando.
-¿Sigues negándolo?
-¡A ver Sherlock Holmes! Si el dementor fuera una ilusión no podría haber roto el cuadro de la señora gorda. Ahora mismo vas a comprobar con tus propios ojos que...
Malfoy se quedó callado al ver que el cuadro estaba perfectamente. La señora gorda dormitaba un poco y se sorprendió al verlos.
-¿Ocurre algo?
-¿No ha pasado nada está noche? –dijo Malfoy.
-No. Nadie ha salido ni ha entrado. ¿Vais a entrar?
-Si. Bosque nevado. –dijo Hermione.
-Exacto.
La señora gorda les dejó pasar y fueron directamente al cuarto de 5º curso. Allí no se encontraba Adrienne. Pero ¿cómo era posible? Salieron de la torre Gryffindor y volvieron a la enfermería.
-¿Qué ha dicho el cuadrro? –dijo Krum en cuanto entraron.
-En Hogwarts están pasando cosas incoherentes –dijo Malfoy- La señora gorda dice que nadie ha salido ni ha entrado, cuando, según nos ha contado Moore el dementor destrozó el cuadro. Además Moore está aquí. ¿Pero si nadie ha salido? @_@
-¡Yo tampoco entiendo nada! –dijo Hermione- ¡Es absurdo! [...] Esperad un momento. ¡Ahora vuelvo!
Malfoy y Krum se miraron unos instantes. ¿Qué demonios le pasaría a Hermione? Al cabo de unos minutos ella volvió con un papel en la mano. En el pergamino se veía un plano de Hogwarts con diminutas manchas con su diminuto nombre escrito diminutamente (jejejeje hice a posta lo del diminuto :P).
-A ver, aquí estamos nosotros... Victor Krum, Draco Malfoy, Hermione Granger y Adrienne Moore. Poppy está un poco más allá, en su cama. Filch y la señora Norris ya no patrullan, es casi el amanecer. ¿Pero qué es esto? ¡Dick Morans! 7º, Slytherin, paseando tan tranquilo. ¿Sospechoso no?
-¿Habrá sido él? –dijo Malfoy.
-¿Quién sino? –dijo Hermione.
-Está cerca –dijo Victor- ¿Vamos a por él?
Malfoy y él intercambiaron una mirada cómplice y salieron de la enfermería. Hermione seguía todo a través del mapa del merodeador. Ambos hombres se acercaban al chico y luego volvían los tres hacia la enfermería.
-Profesora Granger, ¡No he hecho nada! ¡Dígale que me suelten!
-¡Pareja de bestias! ¡Estáis haciendo daño al pobre chico! Siéntate Dick.
Dick sonrió. Tenía a Hermione y en general a toda mujer comiendo de la palma de su mano. Era increíblemente atractivo, además de un buen alumno (Premio Anual), formal, elegante, serio... ¿Qué podría haber hecho Dick Morans?
-¿Qué haces a las cinco y diez de la mañana paseando por el pasillo de al lado del Gran Comedor? –dijo Malfoy- ¡Sabes que está prohibido! Además esta noche andaba suelto un dementor.
-¿Un dementor? ¿Pero cómo?
-Eso nos preguntamos todos. ¿Sabes algo?
-No.
-Malfoy, poción de la verdad.
-¡Pero profesora! ¡De verdad que no he hecho nada!
-Entonces no te importará tomarla. Victor, te puedes ir. Gracias. Ahora descansa.
-Está bien.
Victor y Malfoy salieron de la enfermería. Al poco rato Draco volvió con un frasquito de líquido trasparente.
-Está medido para que tenga efecto durante poco tiempo. No merece la pena malgastar el veritaserum. Con cinco minutos bastará ¿no?
-Supongo que si. Hablaré yo, no liemos al chico. Bebe.
Dick bebió en líquido que Hermione le ofrecía.
-¿Tuviste algo que ver con el dementor?
-No.
-¿Con el cuadro de la señora gorda?
-No.
-¿Y entonces que hacías?
-Enviar una carta. Volvía de la lechucería.
-¿Y no podías haber esperado a que se hiciera de día?
-No.
-¿Por qué?
-Porque era muy urgente.
-¿Qué contabas en esa carta?
-Hablaba con los padres de Kevin Brials. Les decía que está muy raro desde que volvimos a Hogwarts. Apenas habla con nadie. Su novia lo ha dejado. No come. Y está noche le oí hablar en sueños algo sobre limpieza y matar. Fue la gota que colmó el vaso.
-¿Crees que puede tener algo que ver con lo sucedido esta noche?
-No sé con seguridad que ha ocurrido esta noche.
-Un dementor atacó a una Gryffindor y según ella destrozó el cuadro de entrada, pero luego fuimos y la señora gorda decía que nada había ocurrido aquella noche.
-No le encuentro sentido.
-¿Puedes contarnos algo más sobre Kevin?
-Tiene diecisiete años. Va a la casa Slytherin...
-Algo relacionado con eso de que habla en sueños. ¿Hace más cosas extrañas?
-No lo sé. A lo mejor sí. Ya no me cuenta nada.
Hermione esta vez se dirigió a Malfoy.
-Tenemos que hablar con Kevin Brials. Seguro que él tiene que ver con todo esto. Sino no le encuentro otra explicación.
-Si quieres voy a buscarlo. Total por un viaje más...
-Te agradezco todo lo que has hecho y... siento haberte acusado. En realidad no has hecho nada, aunque he de reconocer que he sospechado de ti.
-Yo también lo hubiera hecho.
Draco Malfoy puso camino a la sala común de Slytherin. Entró en la habitación de los de séptimo pero allí había más de una cama vacía. Justamente Kevin faltaba. Fue a la desierta sala común.
-¿Me buscas? –dijo una voz tras de sí.
Era Kevin Brials.
-Tienes que acompañarme...
-Jamás. Si quieres saber que lo del dementor fue culpa mía, estás en lo cierto. Yo lo solté para que atacara a esa chica.
-¿Y el cuadro?
-Te puedo contar un poco... pero no demasiado... te recomiendo que mires el pasillo que va a clase de Transformaciones.
Kevin sacó la varita y se apuntó al pecho.
-¡NO! –exclamó Malfoy.
-¡Avada Kedabra!
El cuerpo de Kevin yacía inmóvil en el suelo, de donde nunca más se podría levantar sin ayuda.
Adrienne sumergió su mano en un líquido viscoso y que olía a rayos.
-Profesor Malfoy, ¿me podría dar unos guantes?
-No.
-¿Un trapo?
-No.
-¿Algo?
-No. ¡Cállate ya! Tengo que medir exactamente la medida de poción de la verdad que te voy a dar para que me digas quien era la parte de abajo, porque no me lo piensas decir ¿verdad?
-Sabes que no.
-¡A mi trátame de usted!
-Sabe que no. ¿Por qué hace preguntas estúpidas?
-Porque tu eres estúpida. Sigue limpiando y calla.
Adrienne volvió a meter la mano en el líquido pegajoso mientras lo iba limpiando en la fregadera. Tenía las manos heladas, rojas y le apestaban a lo que fuera aquella sustancia.
-Profesor Malfoy... –dijo Adrienne como una niña llamaría a su profesor.
-¿Qué quieres ahora Moore?
-¿Qué es esto que estoy limpiando?
-Baba destilada de gusarajo del amazonas. Ten cuidado con ella y no la mezcles con raíz de mandrágora.
-¿Y por qué la tengo que tirar?
-Porque está podrida. ¡Y cállate ya! ¡Eres peor que una niña de dos años!
-Lo siento.
Adrienne siguió a lo suyo. Cuando terminó con aquella desagradable experiencia se lavó las manos bien y fue hasta el pupitre del profesor. Malfoy tenía entre sus manos una probeta llena hasta la mitad. Se la tendió a Adrienne.
-Bebe Moore.
Adrienne tomó aire y se la bebió toda de un trago. Ni un solo titubeo.
-Presumes de valentía cuando no la tienes –murmuró Malfoy, pero Adrienne le oyó.
-Beber poción de la verdad no es ser valiente. -Oh, créeme Moore, eres valiente. Ningún alumno se ha atrevido jamás a rebatirme, pero tu si... -Enfrentarme a ti tampoco es ser valiente. Solo eres un chico de unos pocos años más que yo. Podrías ser mi hermano. Tu no me das miedo.
La voz de Adrienne sonaba hueca y como venida de otro mundo.
-¿Y bien Moore? –dijo Malfoy sacudiendo su cabello rubio- ¿Quién era tu aliado?
-Eric Pearce.
-¡Lo sabía! ¿Hay alguien más?
-Si, Jack Simmons.
Malfoy apuntó los nombres que Adrienne iba diciendo.
-A esos dos degenerados se les va a caer el pelo. ¿De quién fue idea toda esta broma?
-Mía. Yo sabía que te asustaban los dementores y les dije a Eric y a Jack que podían intentar esa broma, ya que por mi culpa se había fastidiado la que tenían preparada. Aunque en realidad fue idea de los tres el como prepararla.
Malfoy miró su reloj. No quedaba mucho para que el efecto de la poción pasaría. Apenas un minutos. Malfoy miró a Adrienne.
-¿Qué piensas de mi?
-Que eres un maldito capullo tremendamente atractivo.
-¿Qué crees que Hermione piensa de mi?
-Que eres un maldito capullo tremendamente atractivo.
Malfoy se quedó pensativo un rato. ¿Por qué demonios le estaría preguntando aquello a una mocosa rebelde de quince años?
-Puedes irte a cenar Moore, es tarde.
-Está bien Malfoy.
Adrienne recogió sus cosas y salió del aula de pociones dejando a un confuso Draco Malfoy a solas con sus exámenes a medio corregir. De pronto Adrienne volvió en si. Se encontraba subiendo las escaleras que se dirigían hacia el Gran Comedor. ¿Cómo había llegado allí? Entonces recordó que Malfoy le había hecho tomar la poción de la verdad. ¿Qué secretos ocultos le habría sacado? Adrienne no tenía más remedio que imaginarlos, ya que nunca podría conocer la verdad.
* * *
Estaban a mediados de octubre. Los de quinto tenía muchos deberes por los TIMOS, aunque la salida de hacía unos diez días les había dejado muy buen sabor de boca a todos. Excepto a tres Gryffindors, que pasaban todas sus tardes limpiando el aula de Pociones, ordenando la de Encantamientos y quitando el polvo de la Defensa Contra las Artes Oscuras. Cuando Adrienne, Eric y Jack volvían a la sala común estaban agotados, pero se tenían que poner a hacer los deberes. En conclusión, en cuanto Adrienne entraba en la cama se dormía de golpe, y aquel día no fue una excepción. Todas sus compañeras dormían ya. Adrienne se durmió y tuvo un sueño.
***Un chico rubio dormía en su cama. Aquello era muy extraño. De pronto alguien lo despertó sujetándolo por los pelos. El chico seguía como inconsciente. En su frente lucía una cicatriz que era una leyenda. Su frente tenía la cicatriz en forma de rayo. De pronto todas las imágenes cambiaron y Adrienne soñó con una cama de nuevo, pero la persona que la ocupaba no podía ser más distinta. Una niña de cabello negro y ojos azules zarandeaba a la persona, que no emitía ningún movimiento. La niña lloraba al ver que su abuela no le respondía.
-¡Abuelita! ¡Dime algo! ¡Soy yo Adrienne!***
Adrienne se despertó asustada y lo que vio al lado de su cama le asustó aun más. Una tela negra y una mano asquerosa. Adrienne gritó, aunque nadie pareció oírle. Recordó lo que habían aprendido en Defensa Contra las Artes Oscuras. "Piensa en cosas alegres". Adrienne pensó en Alex Montero y ella paseando por Hogsmeade tomados de la mano. Tenía que salir de allí para que el dementor se fuera. Tenía que avisar a un profesor. Echó a correr bajando las escaleras mientras el dementor la seguía lentamente, aunque iba cogiendo camino. "Alex me besa. Me dice que me quiere, que soy la persona más maravillosa que ha conocido en su vida". Adrienne salió de la torre Gryffindor. El dementor atravesó el cuadro de la señora gorda rompiéndolo. Un trozo golpeó a Adrienne en la cabeza, mientras seguía corriendo como una posesa bajando las escaleras.
-¡¡SOCORRO!! ¡¡UN DEMENTOR!! ¡¡AYUDA!! –gritaba Adrienne.
De pronto Adrienne se cayó en una de las trampas. El dementor se le iba acercando y ella no se podía mover. Por muchas cosas alegres que pudiera pensar, sobre todo tenía miedo, mucho miedo. El dementor se quitó la capucha y Adrienne se desmayó.
-¡Expecto Patronus! –gritó un joven rubio haciendo que una serpiente plateada saliera de su varita.
La serpiente se arrastró por el suelo hasta llegar al dementor, lo enroscó y lo asfixió. Tan solo quedaba una tela negra en el suelo. Malfoy sacó a Adrienne de la trampa y se la cargó a la espalda. Bajó corriendo a la enfermería, donde despertó a la enfermera Pomfrey para que atendiera a Adrienne. Luego salió corriendo a buscar a Hermione.
-¡Reloj de sol!
La estatua con el fénix giró y Malfoy entró en el pasillo donde estaba el despacho y la habitación de Hermione. Tocó la puerta de su dormitorio con insistencia antes de que Hermione le abriera, envuelta en una bata de seda salmón.
-¡Vamos Granger! A la enfermería, ¡deprisa!
Hermione no tuvo tiempo ni de preguntarle a Draco qué pasaba, ya que había salido corriendo de nuevo.
-¿Qué ha ocurrido? –dijo Hermione una vez estuvo en la enfermería- ¡Oh Dios mío! ¡Es Adrienne Moore! ¿Qué le pasa?
-Un dementor la atacó –dijo Malfoy.
-¿Dementores? ¡Es imposible!
-Si, había uno y puede que haya más. Yo he visto al que le atacó a ella. Lo eliminé.
-¿Le han dado el beso, Poppy? –dijo Hermione.
-No, aunque está muy conmocionada. Iré a por una poción.
-¡Enervate! –dijo Malfoy señalando a Adrienne con la varita.
Adrienne se incorporó y tomó aire muy profundamente, como si se estuviera ahogando. De pronto comenzó a llorar. Hermione y Draco se miraron a los ojos un instante. ¿Qué podían hacer?
-Tranquila Moore, no pasa nada, ya se ha ido el dementor.
Hermione miro a Malfoy como si no le hubiera visto en su vida. ¿Draco Malfoy hablando amablemente con una alumna Gryffindor y procedente de familia muggle? Para su mayor sorpresa, Draco se sentó en la cama de Adrienne y dejó que esta lo abrazara mientras esta seguía llorando. Cuando finalmente se calmó Malfoy le sonrió. Hermione no cabía en si de su asombro.
-Bien, Moore. ¿Estás mejor? Bébete esto, te sentara bien. Lo ha traído la enfermera Pomfrey.
- O_O (Hermione)
Adrienne dio un trago de su poción y dejó el resto sobre la mesilla. Estaba asqueroso.
-¿Qué ocurrió? –le preguntó Hermione.
-Yo estaba durmiendo, soñaba. ¡Vi a Harry Potter! Estaba durmiendo y alguien lo agarraba. Aunque no sé si era él. Era un chico rubio. Aunque tenía la cicatriz de rayo y sólo una persona la tiene... bueno, de pronto todo cambió y vi el día en que mi abuela murió. Yo la vi morir. Yo la fui a despertar y ella estaba muerta. Pero eso pasó cuando tenía seis años.
-¿Tú peor recuerdo? –sugirió Hermione.
-¡Si! Eso es. Creo que ver morir a mi abuela me marcó mucho. Yo estaba muy unida a ella. Y cada vez que veo a los thestrals la recuerdo, porque es por eso por lo que los veo.
-Bueno, ¿y qué pasó después?
-Me desperté asustada y vi al dementor. Pensé en cosas alegres y salí corriendo, pero me siguió. ¡Rompió el cuadro de la señora gorda! Y seguí corriendo bajando las escaleras pero me caí en una falsa y quedé atrapada. El dementor se acercó mucho y ya no recuerdo nada más.
-Yo oí gritos y fue a ver que pasaba y te encontré metida en una de las trampas con un dementor encima. Lo eliminé.
-¿Pero como ha podido entrar en Hogwarts un dementor? –dijo Hermione- ¡No lo comprendo! ¿Y como es que la señora gorda lo ha dejado entrar en la torre Gryffindor? Malfoy, ve a buscar Victor. El es el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Sabrá que hacer.
-¿Ese palurdo cejijunto?
-¬_¬ -dijo Hermione.
-OK –le dijo Draco.
-¡Chiquilla! –dijo la enfermera Pomfray- ¿Aún estás despierta? La poción debería haberte hecho dormir hace ya unos minutos.
-Es que esto está interesante. No me quiero dormir. ¡Bueno, está bien!
Adrienne tomó un nuevo trago de la poción a duras penas y dejó el vaso en la mesilla, aún con algo de líquido. En cuanto posó su oscuro pelo contra la blanca almohada se durmió. En pocos segundos entraron Victor Krum y Draco Malfoy.
-¿Qué ha pasado? –dijo Krum.
-¡Dementores! –exclamó Hermione.
-¿Cuántos?
-Uno de momento, aunque ya es historia –dijo Malfoy.
-Me parrece imposible. Es muy rarro. Her...mio...ne ¿qué vamos a hacerr?
-Creo que deberíamos preguntar a la señora gorda –dijo Hermione- Malfoy y yo iremos. Somos los únicos que podemos crear un patronus verdadero. Neville también puede pero no está ahora aquí. Victor, tu vigila.
-Está bien.
Los dos profesores pusieron camino a la torre Gryffindor.
-¡Menudo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras! ¡Ni siquiera sabe hacer un patronus! –dijo Malfoy con desprecio. -Por lo menos fue valiente en aceptar el trabajo. Además los patronus se aprenden a crear en la escuela de aurores, excepto, bueno... a mi me enseñó Harry. ¿Tú como aprendiste?
-Me enseñó mi padre –dijo Draco secamente.
Malfoy se paró a buscar la tela negra en el cuarto tramo de escaleras, pero no la encontró.
-Yo eliminé al dementor aquí, pero no está su tela negra. ¿La habrá cogido alguien?
-Si es así, alguien lo controlaba. ¡Pero es imposible entrar en Hogwarts por la fuerza! –dedujo Hermione.
-Entonces tiene que ser algún alumno –dijo Malfoy.
-¿Alumnos que tengan dementores como mascotas? Esto es muy extraño. Bueno, vamos a ver a la señora gorda. Ella nos podrá decir algo.
-¡Espera! –dijo Malfoy- ¡Moore dijo que el dementor había roto el cuadro! ¿No habrá quedado hecha pedazos?
-¡Huiría! ¿No será que fuiste tú el culpable y por eso no quieres que la señora gorda nos diga nada? ¡Qué suerte que aparecieras justo en el momento oportuno para salvar a la chica! ¿No será que ya lo tenías todo preparado?
-¿Yo? ¿Por qué querría yo asustar a Moore haciéndole que la persiga un dementor?
-¿Para pagarle con la misma moneda? ¡Vamos Malfoy! ¡Confiesa!
-¡Yo no he hecho nada Granger!
-¡Oh si! ¡No te habrá sido difícil! Sabes crear ilusiones muy buenas. Además sabes las contraseñas de todas las casas. Te sería fácil crear un dementor, controlarlo y luego hacer como que no sabías nada. ¡Por eso la capa ha desaparecido! ¡Porque no era real!
-Granger, para lo bien que acertabas todo hace unos años está vez te estás equivocando.
-¿Sigues negándolo?
-¡A ver Sherlock Holmes! Si el dementor fuera una ilusión no podría haber roto el cuadro de la señora gorda. Ahora mismo vas a comprobar con tus propios ojos que...
Malfoy se quedó callado al ver que el cuadro estaba perfectamente. La señora gorda dormitaba un poco y se sorprendió al verlos.
-¿Ocurre algo?
-¿No ha pasado nada está noche? –dijo Malfoy.
-No. Nadie ha salido ni ha entrado. ¿Vais a entrar?
-Si. Bosque nevado. –dijo Hermione.
-Exacto.
La señora gorda les dejó pasar y fueron directamente al cuarto de 5º curso. Allí no se encontraba Adrienne. Pero ¿cómo era posible? Salieron de la torre Gryffindor y volvieron a la enfermería.
-¿Qué ha dicho el cuadrro? –dijo Krum en cuanto entraron.
-En Hogwarts están pasando cosas incoherentes –dijo Malfoy- La señora gorda dice que nadie ha salido ni ha entrado, cuando, según nos ha contado Moore el dementor destrozó el cuadro. Además Moore está aquí. ¿Pero si nadie ha salido? @_@
-¡Yo tampoco entiendo nada! –dijo Hermione- ¡Es absurdo! [...] Esperad un momento. ¡Ahora vuelvo!
Malfoy y Krum se miraron unos instantes. ¿Qué demonios le pasaría a Hermione? Al cabo de unos minutos ella volvió con un papel en la mano. En el pergamino se veía un plano de Hogwarts con diminutas manchas con su diminuto nombre escrito diminutamente (jejejeje hice a posta lo del diminuto :P).
-A ver, aquí estamos nosotros... Victor Krum, Draco Malfoy, Hermione Granger y Adrienne Moore. Poppy está un poco más allá, en su cama. Filch y la señora Norris ya no patrullan, es casi el amanecer. ¿Pero qué es esto? ¡Dick Morans! 7º, Slytherin, paseando tan tranquilo. ¿Sospechoso no?
-¿Habrá sido él? –dijo Malfoy.
-¿Quién sino? –dijo Hermione.
-Está cerca –dijo Victor- ¿Vamos a por él?
Malfoy y él intercambiaron una mirada cómplice y salieron de la enfermería. Hermione seguía todo a través del mapa del merodeador. Ambos hombres se acercaban al chico y luego volvían los tres hacia la enfermería.
-Profesora Granger, ¡No he hecho nada! ¡Dígale que me suelten!
-¡Pareja de bestias! ¡Estáis haciendo daño al pobre chico! Siéntate Dick.
Dick sonrió. Tenía a Hermione y en general a toda mujer comiendo de la palma de su mano. Era increíblemente atractivo, además de un buen alumno (Premio Anual), formal, elegante, serio... ¿Qué podría haber hecho Dick Morans?
-¿Qué haces a las cinco y diez de la mañana paseando por el pasillo de al lado del Gran Comedor? –dijo Malfoy- ¡Sabes que está prohibido! Además esta noche andaba suelto un dementor.
-¿Un dementor? ¿Pero cómo?
-Eso nos preguntamos todos. ¿Sabes algo?
-No.
-Malfoy, poción de la verdad.
-¡Pero profesora! ¡De verdad que no he hecho nada!
-Entonces no te importará tomarla. Victor, te puedes ir. Gracias. Ahora descansa.
-Está bien.
Victor y Malfoy salieron de la enfermería. Al poco rato Draco volvió con un frasquito de líquido trasparente.
-Está medido para que tenga efecto durante poco tiempo. No merece la pena malgastar el veritaserum. Con cinco minutos bastará ¿no?
-Supongo que si. Hablaré yo, no liemos al chico. Bebe.
Dick bebió en líquido que Hermione le ofrecía.
-¿Tuviste algo que ver con el dementor?
-No.
-¿Con el cuadro de la señora gorda?
-No.
-¿Y entonces que hacías?
-Enviar una carta. Volvía de la lechucería.
-¿Y no podías haber esperado a que se hiciera de día?
-No.
-¿Por qué?
-Porque era muy urgente.
-¿Qué contabas en esa carta?
-Hablaba con los padres de Kevin Brials. Les decía que está muy raro desde que volvimos a Hogwarts. Apenas habla con nadie. Su novia lo ha dejado. No come. Y está noche le oí hablar en sueños algo sobre limpieza y matar. Fue la gota que colmó el vaso.
-¿Crees que puede tener algo que ver con lo sucedido esta noche?
-No sé con seguridad que ha ocurrido esta noche.
-Un dementor atacó a una Gryffindor y según ella destrozó el cuadro de entrada, pero luego fuimos y la señora gorda decía que nada había ocurrido aquella noche.
-No le encuentro sentido.
-¿Puedes contarnos algo más sobre Kevin?
-Tiene diecisiete años. Va a la casa Slytherin...
-Algo relacionado con eso de que habla en sueños. ¿Hace más cosas extrañas?
-No lo sé. A lo mejor sí. Ya no me cuenta nada.
Hermione esta vez se dirigió a Malfoy.
-Tenemos que hablar con Kevin Brials. Seguro que él tiene que ver con todo esto. Sino no le encuentro otra explicación.
-Si quieres voy a buscarlo. Total por un viaje más...
-Te agradezco todo lo que has hecho y... siento haberte acusado. En realidad no has hecho nada, aunque he de reconocer que he sospechado de ti.
-Yo también lo hubiera hecho.
Draco Malfoy puso camino a la sala común de Slytherin. Entró en la habitación de los de séptimo pero allí había más de una cama vacía. Justamente Kevin faltaba. Fue a la desierta sala común.
-¿Me buscas? –dijo una voz tras de sí.
Era Kevin Brials.
-Tienes que acompañarme...
-Jamás. Si quieres saber que lo del dementor fue culpa mía, estás en lo cierto. Yo lo solté para que atacara a esa chica.
-¿Y el cuadro?
-Te puedo contar un poco... pero no demasiado... te recomiendo que mires el pasillo que va a clase de Transformaciones.
Kevin sacó la varita y se apuntó al pecho.
-¡NO! –exclamó Malfoy.
-¡Avada Kedabra!
El cuerpo de Kevin yacía inmóvil en el suelo, de donde nunca más se podría levantar sin ayuda.
