SOY ABSOLUTAMENTE IDIOTA Y ME SALTE COLOCAR ESTE CAPITULO. Gracias a vuestras reviews (no entendía nada!!!) me he dado cuenta... lo siento, soy lerda. Espero clemencia....Dejo las gracias del capitulo anterior, de todas formas... lo siento. Soy lo peor. Dejo los comentarios del capitulo anterior de todas formas...

he vuelto... aunque tengo que reconocer que no las tengo todas conmigo, estoy como estreñida mental, perdón por la expresión... (¿alguien ha notado cuanto me gustan los puntos suspensivos?) Lo mejor de los reviews es que he visto algunas de vuestras historias por ahí, y aprovechando que ya os "conocía" me las he ido leyendo y –glup- ahora me siento avergonzada. Las hay brillantes, y yo estoy verde de envidia (y soy Griffindorf....)bueno, gracias por leer esto, de todas formas, y más gracias aún por los reviews, que sospecho que ya sabéis que animan mucho.

A Antiope Black: que quieres que te diga, ¡hombres!, es más ¡profesores de pociones! Gracias por el review!

A Mileryth, pues espero que te siga gustando... porque a ver, si lo más largo que he escrito es la redacción de mis vacaciones de verano. Gracias, y espero comentarios!!!

Susy Snape Malfoy: Gracias por un review más!!! A ver mi pobre Sevvie... es que me cuesta mucho mantenerle dentro del personaje, creo que le voy a volver blando a este paso... y eso nunca!!! Vale que se lave el pelo, pero... Aunque la verdad, más que blando, parece tonto. Besos!

Sara Fénix Black: bueno, gracias! Qué te voy a decir... la verdad es que siempre me pasa igual que me atasco al final... igual Jesse se cansa y se van con Dumbledore, quien sabe??? No, no lo creo...

Narua Black: Gracias por el review!!! (y por seguir la historia) Como siga contestando reviews, se me irán las musas antes de escribir el capítulo, jajaja! Muchos besotes, y oye, ningún email será mal recibido en mi cuenta J

Yuna Aoki: Hola otra vez!!! Que bien. Espero que estos dos se lien pronto y me dejen en paz, porque me dan unos dolores de cabeza.... jajaja.

Amps14: Jo! Es una gozada, que pedazo de reviews....Así da gusto! En fin, espero recibir alguno más (jeje) Bueno, pues con esto y poco más os voy a dejar de raspar y vamos a lo que vamos... un besote!

18. COMIENZA LA ACCI"N.

El día siguiente era jueves; le resultó difícil acomodarse a la rutina. Cuando iba a entrar a su primera clase, se encontró con Snape. Sin duda, él no sabía aún que ella iba a reincorporarse normalmente a su horario, así  que probablemente estaba allí para sustituirla. Se giró al verla, y con un bufido, ella entró en la clase. Que no fue muy afortunada:

- ¡Profesora Twilinger!- los gritos la sacaron de su ensimismamiento. Agitó la varita y evitó que el imponente duende arábigo al que se enfrentaban siguiera tirándole a un Hufflepuff con lágrimas en los ojos de los pelos de la nariz.

- Lo siento chicos. Por hoy, ya hemos trabajado bastante.

El resto de las clases no representaron un peligro físico para nadie, pero no fueron mucho mejores. Cuando terminaron, se dirigió al aula de pociones, con los últimos rezagados aún saliendo de allí. Entró, mientras un par de Slytherins recogían sus cosas a todo correr, y vio a Snape, de pie sobre la tarima, de espaldas a ella. Su figura negra seguía imponiéndole el mismo respeto que cuando era su profesor, y sintió como si el tiempo no hubiese pasado. ¿Cómo había podido llegar a enamorarse de Severus Snape? Rápidamente, borró esa palabra de su cabeza, mientras lo observaba, con lo que intentó que fuese neutralidad, inclinarse sobre el caldero. No pudo evitar un escalofrío, una mezcla de deseo y miedo.

- ¿Sí, Jessica?

- ¿Tienes ya la poción?- dijo, tan agresivamente como pudo. Aún le dolía haber dejado sus sentimientos al descubierto de alguna forma... y se sentía algo humillada porque él no había reaccionado de ninguna forma, o quizá rehuyéndola.

- Sí. – Se acercó a ella y con una mirada que no supo definir, colocó su mano sobre la de ella y dejó caer tres pequeñas piedrecitas blancas.

- ¿Tres?

- Sí. Pusimos mucha cantidad. Con una será más que suficiente.

- De acuerdo.- se giró para salir. Se sentía avergonzada en su presencia.

Por un segundo, el sintió que no debía dejarla marchar así, que debía llamarla. Ella también lo notó, y durante un breve instante esperó oír su nombre. Pero él nunca lo dijo, y ella abandonó la habitación. Dio unas vueltas por los jardines del colegio. Tenía mucho en qué pensar. Era demasiado bueno que hubiese más de una píldora...  Tenía su plan casi preparado. Se dirigió velozmente al aula de pociones. Estaba cerrada. Bien, no tenía ganas de estar en el mismo espacio que el estúpido Snape.

- Alohomora- susurró. El pestillo se abrió, pero la puerta no. – Ábrete- murmuró. ¿Cuál podía ser el hechizo que la protegía? Desde luego, no tenía tiempo para juegos. Pronunciando un complicado galimatías, apuntó a la pared, en la que se abrió una ranura. Por Merlín, tanta seguridad para una clase... ¿cómo iba a entrar en su despacho? Pero la puerta estaba abierta de par en par. Así que me esperaba.

Tomó el libro que había ido a buscar. Allí estaba la poción. Sabiendo lo que se jugaba, leyó atentamente los párrafos y comenzó a echar ingredientes en el caldero. Una hora después, salía de allí con un pequeño frasco lleno de líquido blanquecino.

Fawkes acudió en su busca no mucho tiempo después. Dumbledore la esperaba con gesto preocupado, y apoyado en las estanterías se encontraba Snape; sus piernas no respondían bien a sus órdenes, por lo que se sentó.

- Bien... no queda mucho tiempo. ¿Está todo preparado?

Sintió la mirada de Snape clavada en su espalda. Asintió.

- ¿Cuál es el plan?

- Tenemos una píldora que Voldemort debe tomar.

- Sí, hasta ahí me ha puesto al corriente Snape. ¿Cómo piensas hacerlo?

- Basta con que crea que la píldora le dará el poder que aún le falta.

- Pero ¿cómo vas a conseguir eso? Estamos hablando de Lord Voldemort. No tomará nada que le ofrezcas. Vaya, es malvado, no tonto.

- Eso queda de mi cuenta.

- Bien; para daros algo de margen, fingiré encontrarme mal tras la comida y no dejaré que nadie me vea. Sin duda eso dará lugar a rumores, y antes o después, llegarán hasta Voldemort; espero que al menos así su recibimiento sea algo más cordial de lo que cabe esperar si piensa que sigo vivo.

- Perfecto. ¿Cuándo iremos?

- Cuando seamos llamados. – la voz de ultratumba de Snape resonó fuerte en la habitación. Tenía la manga remangada, y por primera vez vio la Marca Tenebrosa en su antebrazo, como un pequeño tatuaje con una calavera que parecía escupir serpientes, que se confundían con las venas que surcaban sus músculos. Sintió un escalofrío.

Dumbledore siguió con lo pactado durante el almuerzo. Por todas partes, el colegio se llenó de caras de preocupación y miedo. Jesse temió por McGonagall, pero ésta, durante un breve segundo, le sonrió, y  supo que estaba al corriente de todo.

- Cuida de Severus.- le dijo en un susurro, mientras ambas se dirigían al jardín con aire apesadumbrado.

- Sabe muy bien cómo cuidarse sólo, Minerva. – dijo ella con rabia

- No me cabe duda. – ¿tal vez algo en el tono de la voz de Jesse...? No, no era posible. Sería sólo demasiado bueno... pero era imposible. ¿o no?- Jessica... ¿cómo está todo entre vosotros?

- Peor que nunca. Es un maldito autosufi...- se paró en seco. - ¿Qué quieres decir, Minerva? Oh, Merlín. ¿Es tan evidente?

El corazón de Minerva dio un vuelco de alegría. Puede que tal vez hubiese una esperanza para Snape después de todo. Si alguien podía curar sus heridas, esa era Jessica.

- Jessica...- dijo con voz enternecida, una voz que no era muy común escuchar en ella.

- No me mires así, Minerva. Nunca pensé que te convertirías en una alcahueta con los años...

Minerva no se ofendió; rió suavemente.

- Me preocupo por Snape, aunque Merlín sabe que es inútil. Esto es demasiado bueno... es más de lo que yo misma habría rogado.

- No lances las campanas al vuelo aún, Minerva. Él no siente lo mismo. De hecho, dudo que sienta algo.

- ¿Se lo has dicho?

- Bueno, ayer se lo insinué, y sólo he conseguido que me evite.

- ¿Insinuar? No creo que Snape lo entendiera

- Bueno, es lo bastante listo para entender lo que le da la gana.

- Pero nunca aceptará que estés interesada en él. Y menos tú que sabes su historia, claro.

- ¿Y qué se supone que tengo que hacer?

- Tú sólo cuida de él hoy. No dejes que Voldemort le haga mucho daño.

No lejos de allí, McRoy escuchaba furioso la conversación. Bien, así que al final, aquel murciélago había conseguido a la chica... él se iba a encargar de que no llegara a enterarse jamás. Y qué más le daba a él, de cualquier modo. Sólo era una asquerosa sangresucia. Tan silenciosamente como pudo, salió del recinto de Hogwarts y se dirigió hacia donde se encontraba Voldemort. No hacía más que un par de días que había seguido el rastro de Jesse, pensando en sacar provecho de su situación, y esta búsqueda lo había llevado justo delante de los muros del castillo del Señor Oscuro, de donde había salido huyendo más que rápido. Esta vez, aún con sus piernas temblando, siguió adelante. La puerta se abrió ante de él, y siguió el pasillo hasta la luz. Una vez que entró en la sala, se encontró frente a frente con los repugnantes ojos rojos de Voldemort.

- ¿Sí?- preguntó este, con una voz escalofriantemente suave.

- S...Señor.

- Habla.- ese intruso, ¿quién se creía, irrumpiendo en su castillo?

- Señor, soy profesor en el colegio Hogwarts....- aquello comenzaba a ser interesante.

- Mmm... ¿sabes que últimamente transitáis mucho por aquí, tú y tus compañeros?

- No... Sí... Bueno, yo sólo quería... informarle de que pronto vendrán Jessica Twilinger y Severus Snape a enfrentarse a usted.

- ¿Dumbledore está bien?

- No, Señor, después del almuerzo pretextó una indigestión y se retiró, y hay todo tipo de extraños rumores por el colegio

Voldemort amagó lo más parecido a una sonrisa que podía mostrar.

- ¿Estás seguro, pues, de que vienen a atacarme?

- Sí. Y a mí me gustaría ponerme a Su servicio...

- ¿Cómo ha llegado esa información a tu conocimiento?

- Bien, escuché a la sangresucia hablar sobre ello.

- De acuerdo. - Y sin más, de pronto, Voldemort le apuntó con su varita y pronunció- Aveda Kedabra.- El cuerpo de McRoy cayó inerte en el suelo.- Me has servido bien.- Y esta vez sí que rió. – No necesito gente como tú... para ratas ya tengo a Pettigrew.- Hizo una seña a Nagili, y ésta lentamente descendió hasta el cadáver, que empezó a engullir.