Hola! Ya solo queda el último capítulo, que es más que nada, una formalidad... pero bueno. Lo pondré el viernes en cuanto suspenda mi examen... en fin
Saiko Katsuka: muchas gracias!!! Me alegro, aunque te habrá costado, porque ha quedado más largo de lo que pretendía!
Yuna Aoki: bueno. Más. No sé porque lo prolongo. Bueno, sí lo sé. Un besote!
Amsp14: estaba releyendo el capítulo y dije... oye, esto se repite! Jajaja, y eso que lo había escrito yo, jjaja. A mí tb me pasó. Claro que tiene su corazoncito, mujer! Y esta lleno de amor por mí... jajaja. No, que ya sé que no me lo consentís...
Barbiblack: hola! Me alegró mucho tu review! Y tb q te guste.
Susy Snape Malfoy: exámenes –escalofrío, escalofrío...- en fin.....no quiero hablar de eso. Ugggggghh.... jajaja. Un besote y suerte con las notas! Ughhhhhhh
Sara fénix Black: gracias por las dos reviews!!! Dobby nunca ha sido muy espabilado verdad? Mira que dejar q Snape le pille con algo tan delicado!
Antíope Black: lo sé... pero ya que se ponen a ello, no??? Si lo retardo más, se de alguien que va a matarme...
DESPERTAR
Con las primeras luces que se colaron por las ventanas, Jesse abrió los ojos. Lo primero que vio fue el pelo negro despeinado de Snape contrastando con su piel. Sonrió. Sentía la respiración de Snape muy cerca, y no dejaba de recordar escenas de la noche anterior, cuando no habían tenido la necesidad de decirse ni una palabra. Sonrió más aún al pensar en la agradable sensación de recorrer su cuerpo con los labios, y cómo él, inexplicablemente, había pensado que esto le resultaría repugnante. Tal vez no esperase verla allí por la mañana. Qué demonios, le daba igual. Quería quedarse. Snape dormía vuelto hacia el otro lado. Se quedó quieta, simplemente disfrutando de la inquietante sensación de velocidad en su estómago.
Snape sintió un cambio, a pesar de que ella no se había movido siquiera, y despertó lentamente. Ignoraba porqué, pero no quería estar despierto. Era algo que había soñado. Había dormido de un tirón y había soñado algo... una sensación de bienestar, de calma, de calidez... de refugio, de la que no quería salir. Estaba desorientado, y asustado ante esta novedad. Entonces un montón de sensaciones se agolparon en su cabeza; besos en su piel, como agua en tierra seca, caricias... y todo lo demás. Y se quedo quieto, muy quieto. Tenía miedo de que al girarse, ella no siguiese allí; porque se había marchado o porque nunca había estado, y todo había sido un sueño. Y no quería que esa extraña y nueva sensación en su estómago parase nunca. No se atrevía a moverse, apenas a respirar, hasta que una algo suave le hizo cosquillas en la cara, y entonces la sensación en su estómago creció y estuvo a punto de hacerle estallar de felicidad. Era un sentimiento nuevo- había experimentado muchas cosas, pero no recordaba la felicidad. Ni siquiera con... bueno, pero eso era diferente. Nunca sintió nada por ella. Fue pura conveniencia de los dos.
A pesar del roce, se imaginó mil veces que ella no estaría allí devolviéndole la mirada cuando abriese los ojos; estaba acostumbrado al dolor. Se escondería en sus mazmorras, en sus clases, en sus pociones. Eso se le daba bien. Pero ¿y si es cierto? ¿Y si ella está aquí, en tu cama? ¿Y si todo fue real, y aún así, ella no se ha ido? Y eso casi le daba más miedo.
Abrió los ojos.
- Buenos días...- lo saludó ella, sonriendo. Él aún estaba aterrado, temiendo hacer o decir algo que pudiese hacerla desaparecer. Porque estaba allí, de verdad, y tenía sus brazos alrededor de él, ahora. Se estremeció, y no fue capaz de decir nada, o de hacer ningún gesto. Enterró la cabeza en el cuello de ella, mientras su corazón latía a mil por hora. Ella pasó sus dedos por entre su pelo, como él mismo solía hacer, pero provocando una reacción... bastante diferente.
- Severus.- él levanto la vista ante su tono preocupado- ¿te encuentras bien?
- Necesito un café- buena respuesta, si señor. Diez puntos de Slytherin por idiota.
Por toda respuesta ella rió.
- Sí, creo que yo también.
Conjuró dos tazas. Él fijó la vista en la suya y bebió a sorbos el café solo y sin azúcar.
Un último intento, se dijo ella.
- ¿Severus, quieres que me vaya?
Por fin, el pareció reaccionar.
- ¿No quieres irte?
- ¿Yo?
- Pensé que debía darte la oportunidad, que a lo mejor te habías arrepentido.
Ella le miró como hubiese mirado a Voldemort vestido con una falda y un gorro de borla.
- Severus, ¿qué estás diciendo?
- No lo sé. Ayer casi te ataqué.
Jesse bufó y Snape prefirió callarse sin terminar la frase. Por una vez, estaba acobardado. Es más, estaba asustado como nunca antes. No tenía ni idea de lo que se suponía que tenía que hacer. La verdad es que no tenía ningún problema en manejar ingredientes mortales, pero cuestiones emocionales... no. Bebió el resto de su café y sintió la cafeína reconfortarle. Dejó la taza y se decidió a mirarla.
Jesse había esperado pacientemente. Estaba entre dolida y divertida. No todos los días se despertaba en la cama, desnuda, junto al hombre del que se había enamorado, su antiguo profesor (de hecho no hacía tanto), más conocido como vampiro, bastardo, cretino y otros apelativos igualmente cariñosos. Ah... espera a que se lo cuente a los chicos... Y además, este le decía amablemente a ver si quería irse.
Le obligó a mirarla de frente. Merlín, esos ojos hacían que su garganta se secase de repente.
- ¿Quieres que me vaya?
Y de pronto él se dio cuenta de lo que sus palabras implicaban.
- ¡No!. No- dijo más despacio.- No. Quiero que te quedes. Es sólo que no sabía si tú querías quedarte.
- Vamos, Profesor Snape...- se burló ella- ¿vas a decirme que no te habías dado cuenta de nada?
- ¿Darme cuenta?
- ¡Minerva tenía razón!
- ¿Minerva? No te entiendo.- por lo visto eso lo sacaba de quicio. Había empezado de nuevo a fruncir el ceño.
Snape era plenamente consciente de que estaba enfocando todo el asunto de la peor forma posible. Pero de pronto, una luz se encendió en su cabeza. Le pareció que ella daba a entender que realmente quería despertarse allí, con él, recostada contra su pecho, con su brazo, con su brazo marcado e indigno de ella rodeándola. ¿Había entendido bien? No lo merecía. ¿Qué había hecho él para ganarse algo como ella?
Pero recordó como ella lo había besado, acariciado y tocado la noche anterior, sin ningún signo de repulsa o temor. Hacía mucho que ningún ser humano se acercaba tanto a él. Se sintió sobrecogido y decidió tomar las riendas de la estúpida conversación.
- Jesse...- eso fue todo lo que pudo murmurar, y se encontró abrazándola de pronto. Ella le pasó suavemente la mano por la espalda, y él sintió un agradable escalofrío bajar por su columna. Era tan maravilloso sentirse envuelto en ella.
- Snape, creí que cuando aquel día me marche del aula de pociones dando un portazo lo había dejado claro.
- Siempre pensé que te gustaba el cretino de McRoy. Oí como se lo decías a tu amiga una noche.
- ¿A mi amiga? ¿Qué oíste exactamente?
Ella estalló en carcajadas al oír su relato y Snape cerró los ojos. No le importaba que se riera de él. No recordaba sentirse tan ligero y tan bien. Podía perderse en su risa, en su olor, en su pelo... no recordaba mañanas al lado de otras mujeres que rieran como ella.
- Oh, Snape, ¡hablaba de ti! Estaba desesperada. No podía creer que acabase de enamorarme del profesor más cruel que nunca ha existido...no sabía como decírselo a mis amigos.
- ¿Te... tú te habías enamorado de mí? ¿Desde cuando?
- No estoy segura... ¿qué pasa?- Snape parecía absolutamente desolado, con la cabeza entre las manos.
- ¡¿Y no podías haberme dado alguna señal?! - Dijo con exasperación
- ¿Más señales aún? ¡Pero si parecía un semáforo!
- ¿Un qué?- pero daba igual. Jesse estaba sonrojada por la extraña discusión que sostenían, y él no pudo aguantar más.
Esta vez ella no se sobresaltó cuando se acercó, y juntó sus labios con los de Snape.
- Me he estado consumiendo todo este tiempo, y tú tan cerca... – dijo de nuevo con esa voz ronca.
No estaba seguro de haberlo dicho en voz alta. La tomó por el cuello y se tumbó sobre ella. Se quedó totalmente quieto mirando su pelo extendido sobre las sábanas blancas de su cama, y la recordó de nuevo corriendo por la clase. Quién iba a decir... bien, la vida daba extrañas vueltas.
Se inclinó para besarla, esta vez suavemente, rozando apenas sus labios con la lengua; un beso dulce, algo sorprendente teniendo en cuenta que uno de los dos participantes era Severus Snape.
Los primeros indicios de barba debían asomar a su rostro, porque Jesse sintió que le raspaba un poco. No le importó, lo encontró muy sensual. Y de pronto, se sintió de nuevo envuelta en una nube y se olvidó del mundo a su alrededor.
- Severus
- Mmmm?
- Tenemos clase... tengo que ir a cambiarme.
- ¿Qué hora es?- la verdad es que le daba igual. Por primera vez en su vida le daban igual los estúpidos Gryffindor, Hufflepuf, Ravenclaw, y hasta los Slytherin. Especialmente los Slytherin. Hubiese podido ponerse a cantar (algo que Severus Snape nunca jamás había hecho), porque Jesse estaba allí, con él, y le quería... a alguien como él... su mera presencia le hacía sentirse más limpio y más ligero de lo que se había sentido en años.
- Aún podemos llegar a desayunar.
Él la retuvo un poco más, agarrándola por la cintura, y riendo, ella escapó.
Se encontraron en el comedor. Bien, pensó Jesse. ¿Cómo debo llevar esta situación? Si es por él, siempre estaremos viéndonos en secreto. Así que cuando lo vio entrar y sentarse a su lado, se aproximó a él y le dio un pequeño beso, pero no tan pequeño como para que pasase desapercibido. Dumbledore y Minerva sonrieron ampliamente, y un murmullo recorrió el comedor. ¿Cómo podía la profesora más encantadora del colegio acercarse y... y por Merlín, besar a Snape?
¿Y porqué Snape no se levantaba hecho una furia, sino que... sonreía?
¿Snape, sonriendo?
