Capítulo II: Buscando
-¡Ya basta!, ¡¡¡Esto lo causaste tú así que espero que lo repares!!!. ¡¡¡Quiero a mis caballeros, y por tu bien espero tenerlos!!!
Bien, esas fueron las últimas (y terribles) palabras que Atenea me dijo antes de desaparecer. Me senté en el sillón a pensar
A ver, ¿qué podría hacerle una diosa a un ser inmortal?... no son muchas las opciones, pero sí muy dolorosas. Está bien, mejor me apuro en hacer algo, no quiero ni pensar en lo que la Diosa de la Sabiduría podría hacerme si no le consigo a sus caballeritos
-Ahora, a analizar la situación...- murmuré, y dando vueltas por el lugar comencé: tenía exactamente dos años para hacer algo que normalmente se lograban en seis o siete... ¿por dónde empezaba?... ¡Buena idea!. Lo primero que haría sería ir a ver a las Moiras, para ver qué demonios sucedió que cambió todo lo dispuesto
Salí del agradable cuarto en que me encontraba con la cabeza gacha (algo bastante raro en mi, tengo que decirlo). Una amigable voz me sacó de mis sombríos pensamientos
-¡Hola Disty!- la reconocí: Artemisa, mi gran amiga Artemisa
-Hola, Artemisa- le respondí, la diosa me miró extrañada, así no era yo
-¿Qué te pasa?- me preguntó
-Un problema con Atenea
-Ah, por eso anda insoportable- sonrió -¿A la niñita mimada algo no salió como quería?
No pude evitar sonreír: era lo mismo que yo le había dicho
-Algo así
-Estaba terrible, ¡cualquier cosa y te echaba inmediatamente la bronca!, el pobre Apolo casi sufre las consecuencias
-Y me lo dices a mi, que fui la que tuve que aguantar sus gritos
-¿Es muy grave?
-Mi cabeza depende de esto... aunque de mi punto de vista no lo es. A veces Atenea puede ser exagerada
-Pero siempre lo es con razón- me dijo la diosa de la caza -Bueno, Disty, cualquier cosa que necesites no dudes en pedírmelo, si está en mis manos (o en las de Apolo, que al fin puedo convencerlo) lo tendrás
-Muchas gracias, Artemisa. Nos veremos
-Adiós
Artemisa se fue y yo continué con mi camino a través del largo pasillo. En algunas ocasiones me encontraba con ciertos dioses o personajes. A la mayoría los saluda amablemente; en realidad estaba tranquila porque no me había cruzado con cierto dios de la guerra...
-¡Hola, Disty!- ¿acaso era mucho pedir no cruzarme con él...?
-Hola, Ares- respondí intentando parecer lo más amable posible, creo que por mi cara no lo logré
-Te andaba buscando
-Otro más... no acepto alegatos
-¿Alegatos?- repitió con una gran sonrisa en el rostro -¡Por supuesto que no!, quería agradecerte por lo que hiciste por mi
¿Hacer YO algo por él?, ¿a qué se refería?. Supongo que notó mi cara de confundida y me entregó una hoja
-¿¡Qué significa esto!?
Claro, ahí está la razón por la que estaba tan contento. En la batalla del Santuario, los caballeros de Bronce no logran pasar Picis, trayendo como consecuencia la muerte de la reencarnación de Atenea... y un mundo de caos
¡Ahora sí que me estoy preocupando!
-Eso quería preguntarte- me dijo, mirándome -pensé que me harías perder, como en reencarnaciones anteriores
-¡Por supuesto que debes morir, no soy estúpida!
-¿A sí?- me dijo, mirándome con una sonrisa cruel -¿entonces por qué sale esto?
No respondí, no sabía qué decir. Juro que me las pagará
-No te preocupes, Ares, haré TODO lo que esté en mis manos para matarte, aunque tenga que estar al lado de los caballeros de Atenea cruzando las Doce Casas
Y me alejé casi corriendo, furiosa
-¡¡¡Eso tengo que verlo!!!- me gritó de atrás
JURO QUE ME LAS PAGARÁ
Llegué al Hades lo más rápido que pude, me salté al barquero porque ya me tiene aburrida su pregunta: "¿Cuánto tiempo me toca seguir remando?", si me encontraba con él le habría gritado en su cara toda la eternidad, o cuando dejara de existir hasta su espíritu, cosa que siempre he evitado y cuando vamos juntos intento darle ánimos...
Mi idea era entrar al Hades y seguir directo a la sala en que trabajan las Moiras; claro, no contaba con otro dios que se me cruzó
-¡Desty, qué bueno verte!- me dijo Hades; a estas alturas sentía arriba mío una nubecita lloviéndome sin interrupciones
-Lástima no pueda decir lo mismo...- murmuré
-Oye, quería decirte... la otra vez me dijiste que mi cuerpo llegaría con los caballeros de Atenea, y...
Me detuve en seco, Hades dejó de hablar. Supongo que me puse completamente pálida. En estos momentos juro que quería morirme. Claro, Shun no sería el caballero Andrómeda, así que no se cómo llegará a este lugar... pero un momento, ¿con quién lucharía Hades, si para ese entonces no habrá ni Atenea ni caballeros de Bronce?. Y me había olvidado que antes estaba la batalla de Poseidón en contra de Ares... ¡Qué pesadilla, por Dios!
-Bien- dije -intentaré arreglarlo -claro, pensé, si no lo hacía tendría muchos problemas
Hasta que, por fin llegué
-¡¡¡Me quieren decir qué demonios pasó!!!
Supuse que pasaría esto: Cloto, Láquesis y Átropos me miraron sin comprender
-¿Qué pasa?- preguntaron las tres a la vez. Me descargué con ellas
-¿¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa!?- grité caminando de un lado a otro -¡¡¡Me quieren decir qué demonios pasó con los caballeros de Atenea!!!
Las tres se miraron. Me acerqué a los famosos hilos y los busqué, no me costó mucho hallarlos
-¡Sus padres deberían estar muertos!- sé que suena cruel, ¡pero así es la vida!... ¡¡¡Así debió ser su vida!!!
-¿Qué?, pero...
-Miren- dije, intentando calmarme -Atenea es la única con el privilegio de elegir sus caballeros para cada reencarnación
-Lo sabemos
-Bien. En este caso, son Shiriu, Hyoga, Seiya, Ikki y Shun. ¡Justamente están muy cerca de Atenea!. Pero, ¿qué pasó?, no serán caballeros, ¿y por qué?, ¡¡¡ESO QUIERO SABERLO!!!
-Nadie nos indicó- dijo Cloto, encogiéndose de hombros
-¿Cómo que nadie?, ¡si les mandé las cartas con las indicaciones!
-No nos llegó
Ah, para mí eso era suficiente. ¡Cómo no imaginarlo!, pero ya verá cuando lo vea
Regresé lo más rápido que pude al Olimpo, y busqué al culpable de todas mis actuales penas. Lo encontré hablando con Zeus
-¡¡¡HERMES!!!- le grité desde el pórtico de la sala. Ambos me miraron
-¿Destyn?- me dijo, entonces palideció. ¡El muy desgraciado se acordó!
-Oh no...- murmuró
-¿Por qué te asustas tanto?- le dije, no respondió -¿Será por tu irresponsabilidad?
-Eh...- noté que quería salir, pero no lo dejaría escapar
-¡HERMES, NI SE TE OCURRA SALIR!- grité, Zeus nos miró, y después de unos momentos de silencio, se decidió a hablar
-¿Qué ocurre?- preguntó
-Dile a tu padre la estupidez que hiciste... ¡no!, en realidad lo que no hiciste- me crucé de brazos mirándolo, Zeus también lo hacía esperando una respuesta
-¿Y?
-Bueno...- comenzó el dios, mirando al suelo -¿recuerdas que Atenea en cada reencarnación se junta con Destyn a hablar sobre sus caballeros elegidos?
-Sí, es algo que sólo a ella dejo hacer
-Bueno, pues...
-Los resultados de esa conversación se las mando a las Moiras para que hagan sus jueguitos- dije, Zeus esperó
-¿Y?- insistió
-Es que... olvidé mandárselos...
-¿QUÉ?, ¿Hermes qué fue lo que hiciste?
-Nada- dijo Hermes
-Eso es lo malo- agregué yo -no mandaste la carta. ¡Y ahora Atenea me echó la culpa a mi porque sus caballeritos no son los que ella quería!. ¿Tienes idea de cuánto me gritó?
-Me imagino...
-Ah, pero no se imaginan los problemas que vendrán- dije, caminando de un lado a otro
-¿Problemas?- repitieron
-Sí, y muchos. Entre ellos (y el peor), la muerte de la reencarnación de Atenea
-¿QUÉ?- si hubiese estado en otra situación, me habría reído de sus caras, pero yo estaba igual que ellos
-Lo que oyeron. Sin contar que Hades logrará completar el Eclipse
Al menos, alguien comparte la preocupación conmigo. Quizás tres cabezas piensan mejor que una. Y entre esas cabezas está el Rey de los Dioses...
-¿Y qué se puede hacer?- preguntó Hermes -¿o ya es tarde?
-Quedan dos años para el inicio de la primera batalla. No sé si alcancemos... Todos nos callamos, y fue en ese momento en que me decidí a actuar. Iría a ver a los chicos, para ver cómo viven
Pero primero, volveré con las Moiras.
Continuará Espero les haya gustado este capítulo, ¡Por favor, dejen reviews
-¡Ya basta!, ¡¡¡Esto lo causaste tú así que espero que lo repares!!!. ¡¡¡Quiero a mis caballeros, y por tu bien espero tenerlos!!!
Bien, esas fueron las últimas (y terribles) palabras que Atenea me dijo antes de desaparecer. Me senté en el sillón a pensar
A ver, ¿qué podría hacerle una diosa a un ser inmortal?... no son muchas las opciones, pero sí muy dolorosas. Está bien, mejor me apuro en hacer algo, no quiero ni pensar en lo que la Diosa de la Sabiduría podría hacerme si no le consigo a sus caballeritos
-Ahora, a analizar la situación...- murmuré, y dando vueltas por el lugar comencé: tenía exactamente dos años para hacer algo que normalmente se lograban en seis o siete... ¿por dónde empezaba?... ¡Buena idea!. Lo primero que haría sería ir a ver a las Moiras, para ver qué demonios sucedió que cambió todo lo dispuesto
Salí del agradable cuarto en que me encontraba con la cabeza gacha (algo bastante raro en mi, tengo que decirlo). Una amigable voz me sacó de mis sombríos pensamientos
-¡Hola Disty!- la reconocí: Artemisa, mi gran amiga Artemisa
-Hola, Artemisa- le respondí, la diosa me miró extrañada, así no era yo
-¿Qué te pasa?- me preguntó
-Un problema con Atenea
-Ah, por eso anda insoportable- sonrió -¿A la niñita mimada algo no salió como quería?
No pude evitar sonreír: era lo mismo que yo le había dicho
-Algo así
-Estaba terrible, ¡cualquier cosa y te echaba inmediatamente la bronca!, el pobre Apolo casi sufre las consecuencias
-Y me lo dices a mi, que fui la que tuve que aguantar sus gritos
-¿Es muy grave?
-Mi cabeza depende de esto... aunque de mi punto de vista no lo es. A veces Atenea puede ser exagerada
-Pero siempre lo es con razón- me dijo la diosa de la caza -Bueno, Disty, cualquier cosa que necesites no dudes en pedírmelo, si está en mis manos (o en las de Apolo, que al fin puedo convencerlo) lo tendrás
-Muchas gracias, Artemisa. Nos veremos
-Adiós
Artemisa se fue y yo continué con mi camino a través del largo pasillo. En algunas ocasiones me encontraba con ciertos dioses o personajes. A la mayoría los saluda amablemente; en realidad estaba tranquila porque no me había cruzado con cierto dios de la guerra...
-¡Hola, Disty!- ¿acaso era mucho pedir no cruzarme con él...?
-Hola, Ares- respondí intentando parecer lo más amable posible, creo que por mi cara no lo logré
-Te andaba buscando
-Otro más... no acepto alegatos
-¿Alegatos?- repitió con una gran sonrisa en el rostro -¡Por supuesto que no!, quería agradecerte por lo que hiciste por mi
¿Hacer YO algo por él?, ¿a qué se refería?. Supongo que notó mi cara de confundida y me entregó una hoja
-¿¡Qué significa esto!?
Claro, ahí está la razón por la que estaba tan contento. En la batalla del Santuario, los caballeros de Bronce no logran pasar Picis, trayendo como consecuencia la muerte de la reencarnación de Atenea... y un mundo de caos
¡Ahora sí que me estoy preocupando!
-Eso quería preguntarte- me dijo, mirándome -pensé que me harías perder, como en reencarnaciones anteriores
-¡Por supuesto que debes morir, no soy estúpida!
-¿A sí?- me dijo, mirándome con una sonrisa cruel -¿entonces por qué sale esto?
No respondí, no sabía qué decir. Juro que me las pagará
-No te preocupes, Ares, haré TODO lo que esté en mis manos para matarte, aunque tenga que estar al lado de los caballeros de Atenea cruzando las Doce Casas
Y me alejé casi corriendo, furiosa
-¡¡¡Eso tengo que verlo!!!- me gritó de atrás
JURO QUE ME LAS PAGARÁ
Llegué al Hades lo más rápido que pude, me salté al barquero porque ya me tiene aburrida su pregunta: "¿Cuánto tiempo me toca seguir remando?", si me encontraba con él le habría gritado en su cara toda la eternidad, o cuando dejara de existir hasta su espíritu, cosa que siempre he evitado y cuando vamos juntos intento darle ánimos...
Mi idea era entrar al Hades y seguir directo a la sala en que trabajan las Moiras; claro, no contaba con otro dios que se me cruzó
-¡Desty, qué bueno verte!- me dijo Hades; a estas alturas sentía arriba mío una nubecita lloviéndome sin interrupciones
-Lástima no pueda decir lo mismo...- murmuré
-Oye, quería decirte... la otra vez me dijiste que mi cuerpo llegaría con los caballeros de Atenea, y...
Me detuve en seco, Hades dejó de hablar. Supongo que me puse completamente pálida. En estos momentos juro que quería morirme. Claro, Shun no sería el caballero Andrómeda, así que no se cómo llegará a este lugar... pero un momento, ¿con quién lucharía Hades, si para ese entonces no habrá ni Atenea ni caballeros de Bronce?. Y me había olvidado que antes estaba la batalla de Poseidón en contra de Ares... ¡Qué pesadilla, por Dios!
-Bien- dije -intentaré arreglarlo -claro, pensé, si no lo hacía tendría muchos problemas
Hasta que, por fin llegué
-¡¡¡Me quieren decir qué demonios pasó!!!
Supuse que pasaría esto: Cloto, Láquesis y Átropos me miraron sin comprender
-¿Qué pasa?- preguntaron las tres a la vez. Me descargué con ellas
-¿¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa!?- grité caminando de un lado a otro -¡¡¡Me quieren decir qué demonios pasó con los caballeros de Atenea!!!
Las tres se miraron. Me acerqué a los famosos hilos y los busqué, no me costó mucho hallarlos
-¡Sus padres deberían estar muertos!- sé que suena cruel, ¡pero así es la vida!... ¡¡¡Así debió ser su vida!!!
-¿Qué?, pero...
-Miren- dije, intentando calmarme -Atenea es la única con el privilegio de elegir sus caballeros para cada reencarnación
-Lo sabemos
-Bien. En este caso, son Shiriu, Hyoga, Seiya, Ikki y Shun. ¡Justamente están muy cerca de Atenea!. Pero, ¿qué pasó?, no serán caballeros, ¿y por qué?, ¡¡¡ESO QUIERO SABERLO!!!
-Nadie nos indicó- dijo Cloto, encogiéndose de hombros
-¿Cómo que nadie?, ¡si les mandé las cartas con las indicaciones!
-No nos llegó
Ah, para mí eso era suficiente. ¡Cómo no imaginarlo!, pero ya verá cuando lo vea
Regresé lo más rápido que pude al Olimpo, y busqué al culpable de todas mis actuales penas. Lo encontré hablando con Zeus
-¡¡¡HERMES!!!- le grité desde el pórtico de la sala. Ambos me miraron
-¿Destyn?- me dijo, entonces palideció. ¡El muy desgraciado se acordó!
-Oh no...- murmuró
-¿Por qué te asustas tanto?- le dije, no respondió -¿Será por tu irresponsabilidad?
-Eh...- noté que quería salir, pero no lo dejaría escapar
-¡HERMES, NI SE TE OCURRA SALIR!- grité, Zeus nos miró, y después de unos momentos de silencio, se decidió a hablar
-¿Qué ocurre?- preguntó
-Dile a tu padre la estupidez que hiciste... ¡no!, en realidad lo que no hiciste- me crucé de brazos mirándolo, Zeus también lo hacía esperando una respuesta
-¿Y?
-Bueno...- comenzó el dios, mirando al suelo -¿recuerdas que Atenea en cada reencarnación se junta con Destyn a hablar sobre sus caballeros elegidos?
-Sí, es algo que sólo a ella dejo hacer
-Bueno, pues...
-Los resultados de esa conversación se las mando a las Moiras para que hagan sus jueguitos- dije, Zeus esperó
-¿Y?- insistió
-Es que... olvidé mandárselos...
-¿QUÉ?, ¿Hermes qué fue lo que hiciste?
-Nada- dijo Hermes
-Eso es lo malo- agregué yo -no mandaste la carta. ¡Y ahora Atenea me echó la culpa a mi porque sus caballeritos no son los que ella quería!. ¿Tienes idea de cuánto me gritó?
-Me imagino...
-Ah, pero no se imaginan los problemas que vendrán- dije, caminando de un lado a otro
-¿Problemas?- repitieron
-Sí, y muchos. Entre ellos (y el peor), la muerte de la reencarnación de Atenea
-¿QUÉ?- si hubiese estado en otra situación, me habría reído de sus caras, pero yo estaba igual que ellos
-Lo que oyeron. Sin contar que Hades logrará completar el Eclipse
Al menos, alguien comparte la preocupación conmigo. Quizás tres cabezas piensan mejor que una. Y entre esas cabezas está el Rey de los Dioses...
-¿Y qué se puede hacer?- preguntó Hermes -¿o ya es tarde?
-Quedan dos años para el inicio de la primera batalla. No sé si alcancemos... Todos nos callamos, y fue en ese momento en que me decidí a actuar. Iría a ver a los chicos, para ver cómo viven
Pero primero, volveré con las Moiras.
Continuará Espero les haya gustado este capítulo, ¡Por favor, dejen reviews
