Capítulo X: "Audiencia con los padres"
-¿Y cuál es el plan?- me preguntó Ikki. Sonreí
La verdad es que había pensado un tanto en eso. Lo que tenía en mente era un tanto peligroso pero no se me ocurría ninguna otra salida
-Emm... recibo ideas- dije, todos me miraron sorprendidos
-¿¡Es que no has pensado en nada!?- me preguntó Hermes, más que sorprendido, suspiré
-Claro que sí, Hermes, pero no estoy segura de si es correcto o no lo que tengo en mente
-¿Y qué es?- insistieron todos. Suspiré nuevamente, y comencé a explicar
La idea, en general, no tuvo tanta mala acogida como esperaba. En realidad, a todos les agradó bastante
-Creo que es la mejor manera- dijo Hyoga, sonriendo
-Sí, los apoyo- dijo Hermes
-¿Y cómo lo harás?- me interrogó Shun
-Yo sabré... iré a ver a cierta persona que me ofreció su ayuda, a ver que se puede hacer. Bueno, ya me voy, ustedes quédense aquí tranquilos, que me encargo del resto yo, hasta nuevo aviso. Ah, Hermes, saliste premiado
El joven dios suspiró
-...Ya me parecía raro- dijo. Sonreí y lo tomé de un brazo
-¿¡Aquí!?- me preguntó Hermes, en un tono que más que sorprendido, me pareció de reproche
-¿Y dónde más?- dije, mirando la mansión Kido –el viejo Mitsumasa me dijo que si necesitaba ayuda, que le pidiera. Le vine a cobrar la palabra, ¿qué tiene de malo?
-Bueno... esperaba que no dependieras de mortales
-Calla...
Después de dicho lo último, entramos a la mansión. En uno de los cuartos, encontramos a Saori, creo que estudiando... pero del viejo Mitsumasa, ni rastro
-Qué raro- me dijo Hermes, después de dar algunas vueltas por la mansión. En ese momento entraba Tatsumi
-Hey, hola- dije, apareciéndome delante de él; pegó un pequeño grito y luego me miró con cara acusadora
-¿Por qué me miras así?- le dije –prácticamente no hice nada malo
-¿Nada malo?- dijo Hermes con tono de reproche, apareciéndose también –casi lo matas de un ataque, Destyn
-Bueno, no importa ya. ¿Te acuerdas de nosotros?- le dije, él suspiró
-Claro que me acuerdo...
-¡Excelente!, ¿y dónde está tu jefe?, tengo un plan par...
-Murió
Silencio. ¡Claro!, mi memoria deja mucho que desear. ¿Me estaré volviendo vieja?...
-¡Lo olvidé!- murmuré
Silencio, interrumpido por el mismo Tatsumi
-¿Por qué mejor nos sentamos y me explican la idea que tienen para solucionar el problema de los caballeros
Hermes y yo nos miramos de reojo y nos sentamos frente al mozo de los Kido... que en estos momentos sólo era Saori...
-¿Así que deseas que invite a sus padres aquí?- me preguntó, mirándome
-Sí, en realidad, es la única forma que se me ocurrió, y como nadie dio ideas...
-¡Hey!
-No es mala... en ese caso yo me ocupo de eso, ¿para cuando deseas que sea la reunión?
-¿Mañana se podría?
-Eh...- pensó unos momentos –creo que sí
-¡Excelente!, en ese caso vendré mañana a ver la hora en que se decidió la reunión. ¡Ah!, que Saori no esté... será lo mejor para ella, podrían llevarla a un parque de diversiones. ¡Chao!
Me aparecí en el Olimpo, ahí estaban los chicos reunidos; al aparecer, me miraron
-¿Tan poco te demoraste?- me dijo Hyoga, que estaba junto a su esposa Fleur
-Calla. Mañana será la reunión, así que quiero que preparen unas bonitas palabras para sus padres en caso de...
-¿Ellos nos verán?- preguntó Shiriu
-Sí... a menos que sea estrictamente necesario, claro
-¿A qué te refieres?- me preguntó Shun, cambiando de posición a su hija
-A que si no entienden que tienen que dejar partir a sus hijos, hay que convencerlos de cualquier manera. ¿comprendido?, ustedes deben ser bien convincentes para ellos...
Los muchachos se miraron
-En estos momentos, no me importan sus opiniones, así que no se molesten en darla, ya que no serán escuchados- dije, cortante. No se oía ni respiración, así que dejé que las casas siguieran su curso natural... (¿era válido decir eso?)
Por fin, la bendita hora se había cumplido y ya todo estaba listo: llevaríamos a los padres de los chicos a la sala y éstos estarían cerca, en caso de llegar al extremo de necesitarlos
Esperaba sentada, como una chica normal, en el sillón pequeño, con una taza de café en frente... y mirando a través de la ventana. La puerta se abrió y vi entrar a los padres de los cinco chicos, me puse de pie y les hice una reverencia
-Buenas tardes, tomen asiento, por favor- todos me miraron algo extrañados y se sentaron -¿desean una taza de café, algo?- los señores negaron, algo tímidos –eh... bueno...
Silencio. ¿Por dónde empezaba?... esto iba a salir más difícil de lo que creía
-Se preguntarán por qué los he citado a ustedes aquí... – suspiré –es una historia algo larga y difícil de comprender y explicar. Por esa razón, me gustaría que sólo me escucharan y que después me preguntaran todo lo que quieran. Para empezar, mi nombre es Destino, y soy la personificación de lo que ustedes conocen como... destino
Miradas incrédulas entre ellos
-Disculpe, señorita... no estamos para bromas- me dijo el padre de Ikki... exactamente igual que el hijo
Si quería que me creyeran, tenía que ser convincente. Encendí mi cosmos y un ligero viento movía los cabellos de los presentes y los míos...
-¿Broma?- dije, simulando estar enojada... en el fondo entendía su escepticismo –el destino de su raza depende de esto, y usted lo toma como broma –ahora estaban asustados... ¿es que no había forma de estabilizarlos?. Suspiré y apagué mi cosmos. Sonreí
-Les pido por favor que sólo me escuchen...- dije, suavemente
Les expliqué desde el principio: los dioses griegos y sus estúpidas luchas, los santos de Atenea y... el destino de sus hijos
-¿¡Qué!?- la típica reacción: lo más seguro es que no quieran cooperar
-¿Quiere decirnos que nuestros hijos no son normales?- preguntó la madre de Hyoga
-Claro que no lo son, ¿acaso no lo han notado?. Cuando se enojan pueden expulsar parte de su cosmos, que es lo necesario tener para ser Santo de Atenea. Y, de echo, sus hijos están destinados a serlo
Silencio, el primero en reaccionar fue, nuevamente, el padre de Ikki y Shun
-No, me niego rotundamente...
-Y yo- dijo Jan –no puedo permitir que mi hijo sufra tanto
-Yo lo apoyo- dijo la madre de Seiya
Los dejé expresarse, repito que los entendía
-Está bien, acepto que sufrirán. Pero... de todas formas, lo harán, aunque no sean caballeros
Me miraron... estaba yendo un poco más allá
-Bueno, no quería llegar a esta parte- suspiré –miren, resulta que si ellos no son los caballeros, la raza humana morirá. Entiendo que es duro para ustedes saber esto, pero para mí también es difícil decirlo. Estos chicos, sus hijos, han sido los elegidos por la misma Atenea para ser sus guardianes. Eso quiere decir que, de todas las personas que habitan este mundo, ellos son los únicos indicados para llevar las armaduras
-¡Esto parece estúpido!
-Lo entiendo. Sé que un padre lo último que quiere es que su hijo sufra, pero si ellos no son caballeros, morirán, como todos los demás. Ares, Poseidón, Hades y otros dioses atacarán a Atenea, y ellos lograrán vencerlos, les costará, pero la esperanza siempre está con ellos
-¿Vivirán?- me preguntó Norah, bajé la mirada
-No puedo asegurarlo, pero lo más seguro es que sí...
-Aún no puedo aceptarlo- dijo el padre de Hyoga -¿y su futuro?, ¿cómo serán después de cada batalla?, ¿su vida?
-Será normal- escuchamos. Miramos a la puerta y vimos a Saori Kido... la del mundo paralelo
-Me presento- dijo –soy Saori Kido
-¿Saori Kido?, pero si... era una niña...- balbuceó Norah
-¡¡¡Te dije que no salieras, Atenea!!!- le grité. Los presentes se pusieron rápidamente de pie, en forma de respeto
-No es necesario...- dijo Atenea, quizás avergonzada –Sí, soy la reencarnación de Atenea
-Pero... ¿y la niña?
-Digamos que... Destyn hizo algunas maniobras para que, desde el futuro correcto, mis caballeros y yo viniéramos...
-¿Futuro correcto?
-Atenea, sólo los estás confundiendo- dije –por favor, tomen asiento, y les explicaré...
-¿Mundo paralelo?- preguntó Jan, después de escuchar mi relato
-Así es- respondí
-¿Quiere decir...
-Que los caballeros están aquí- dije. Saori se puso de pie, y caminó a la puerta
-Les presento a mis amigos y caballeros... Seiya de Pegaso, Shiriu de Dragón, Hyoga del Cisne, Shun de Andrómeda e Ikki del Fénix
Los cinco chicos entraron y quedaron de pie, observando a los padres que, desde niños no veían Por su parte, sus mismos padres estaban en shock, al ver así la imagen de sus hijos. Los chicos vestían sus armaduras y, no sé cómo, se veían hasta más majestuosos. De pronto, del pasillo, entró Tatsumi... con la pequeña Norah llorando a todo pulmón, quitándole la emoción al momento
-Shun, toma a tu hija, me tiene harto...- dijo, entregándosela. Los chicos miraron al padre, que luchaba por callar a la pequeña. Al parecer, el incidente este les hizo olvidar el momento que estábamos cruzando
-¿La trajiste?- le preguntó Seiya
-¿Y qué querías que hiciera?- le preguntó Shun -¡vamos pequeña, cálmate!
-¿Tiene su madre, no?- le dijo Ikki, en tono de reproche
-Calla tú, Ikki, que fue TÚ mujer la que le dijo que me la entregara
-Tenían que ser amazonas...- suspiró Ikki, recordando el feminismo de Sheena
La bebé, a fin de cuentas seguía llorando, y los chicos comenzaron a hablar a Shun y a explicarle que su esposa debía quedarse con la bebé...
Sin querer, los padres se miraron divertidos. Era algo extraño para ellos la situación, pero aún así, les divertía
Norah, la madre de los hermanos Andrómeda y Fénix, se adelantó unos pasos y se acercó a su hijo. Shun la miró acercarse y no dijo palabra, Norah sonrió y tomó a la bebé. Después de unos momentos, la niña se calló
-No seas tan brusco en tus movimientos, Shun...- le dijo. Se sentó con la bebé (su nieta, a fin de cuentas)
-Ahora entiendo a June...- murmuró Shun, pensativo. Sus amigos sólo lo miraron
-Eh...- dije, intentando retomar la conversación –chicos, gracias por su intervención. Tomen asiento, por favor...
Los chicos se sentaron y vino el silencio, suspiré
-A ver...- dije –sus padres, como deben suponer, no quieren dejarles ser caballeros. Es algo lógico y comprendible, de verdad, pero es necesario. El futuro depende de ellos
-Pero...- iba a comenzar el padre de Hyoga, pero éste lo interrumpió
-Estos niños tienen una ventaja: ustedes –sonrió y continuó luego –nosotros los perdimos cuando éramos niños y nos unieron aquí mismo, en la mansión Kido... nos conocimos y nos convertimos en nuestra propia familia
-Nuestra niñez no fue fácil- siguió Shiriu –cuando éramos niños nos mandaron a los centros de entrenamientos y, aunque para algunos fue más duros que para otros- dijo, mirando a Ikki –salimos adelante y nos reencontramos, ya más maduros y, quizás, algo cambiados; pero, en esencia, éramos los mismos de siempre
-Las luchas fueron duras, realmente duras. Cada vez más difíciles –continuó Ikki
-Pero, con la esperanza en el corazón, salimos adelante- siguió Seiya –en las luchas perdimos a personas que eran muy buenas... –de seguro se refería a los caballeros dorados –pero por ellos seguimos luchando
-Nada fue fácil- dijo Ikki –nadie nos dijo que sería fácil...
-Pero valió la pena- terminó Shun –aunque no saben, las personas lograron vivir por nuestros esfuerzos. Y, ahora que todo ha terminado, nosotros vivimos como personas normales; tenemos trabajo, amigos, y familia...
-Eso es verdad- dijo Hyoga –sí que la sufrimos, pero valió la pena
-Así es- dijo Ikki
Los padres se miraron entre sí
-¿Te casas con Tokio?- le preguntó Norah a Shun, éste la miró extrañado. Que yo sepa, nunca conoció a Tokio (excepto a la esposa de Jabu)
-Ehh...- supongo que iba a responder que no, pero lo interrumpí
-Shun... lo siento, pero no puedes responder eso- todos me mirón –esto es el futuro, y se supone que ningún mortal debe conocerlo (por razones lógicas), así que no se les dirá más. Bien, el tiempo se acaba, ¿qué dicen?
Silencio. Era una pregunta difícil. Jan suspiró
-¿Valdrá la pena?- le preguntó a su hijo, Shiriu sonrió
-Por supuesto... gracia al entrenamiento, conocí a la persona que me cambió la vida, y que la hizo parecer mucho mejor
Jan sonrió, y acarició a su hijo en la cabeza
-No necesito más explicaciones. Acepto...
Tengo que decirlo: hacía tiempo que no me sentía tan contenta
-¡Excelente!. Y no se preocupe, Shiriu recibirá la misma información que ustedes
Los demás, uno a uno, aceptaron
Todo salió a las mis maravillas
Fin capítulo
-¿Y cuál es el plan?- me preguntó Ikki. Sonreí
La verdad es que había pensado un tanto en eso. Lo que tenía en mente era un tanto peligroso pero no se me ocurría ninguna otra salida
-Emm... recibo ideas- dije, todos me miraron sorprendidos
-¿¡Es que no has pensado en nada!?- me preguntó Hermes, más que sorprendido, suspiré
-Claro que sí, Hermes, pero no estoy segura de si es correcto o no lo que tengo en mente
-¿Y qué es?- insistieron todos. Suspiré nuevamente, y comencé a explicar
La idea, en general, no tuvo tanta mala acogida como esperaba. En realidad, a todos les agradó bastante
-Creo que es la mejor manera- dijo Hyoga, sonriendo
-Sí, los apoyo- dijo Hermes
-¿Y cómo lo harás?- me interrogó Shun
-Yo sabré... iré a ver a cierta persona que me ofreció su ayuda, a ver que se puede hacer. Bueno, ya me voy, ustedes quédense aquí tranquilos, que me encargo del resto yo, hasta nuevo aviso. Ah, Hermes, saliste premiado
El joven dios suspiró
-...Ya me parecía raro- dijo. Sonreí y lo tomé de un brazo
-¿¡Aquí!?- me preguntó Hermes, en un tono que más que sorprendido, me pareció de reproche
-¿Y dónde más?- dije, mirando la mansión Kido –el viejo Mitsumasa me dijo que si necesitaba ayuda, que le pidiera. Le vine a cobrar la palabra, ¿qué tiene de malo?
-Bueno... esperaba que no dependieras de mortales
-Calla...
Después de dicho lo último, entramos a la mansión. En uno de los cuartos, encontramos a Saori, creo que estudiando... pero del viejo Mitsumasa, ni rastro
-Qué raro- me dijo Hermes, después de dar algunas vueltas por la mansión. En ese momento entraba Tatsumi
-Hey, hola- dije, apareciéndome delante de él; pegó un pequeño grito y luego me miró con cara acusadora
-¿Por qué me miras así?- le dije –prácticamente no hice nada malo
-¿Nada malo?- dijo Hermes con tono de reproche, apareciéndose también –casi lo matas de un ataque, Destyn
-Bueno, no importa ya. ¿Te acuerdas de nosotros?- le dije, él suspiró
-Claro que me acuerdo...
-¡Excelente!, ¿y dónde está tu jefe?, tengo un plan par...
-Murió
Silencio. ¡Claro!, mi memoria deja mucho que desear. ¿Me estaré volviendo vieja?...
-¡Lo olvidé!- murmuré
Silencio, interrumpido por el mismo Tatsumi
-¿Por qué mejor nos sentamos y me explican la idea que tienen para solucionar el problema de los caballeros
Hermes y yo nos miramos de reojo y nos sentamos frente al mozo de los Kido... que en estos momentos sólo era Saori...
-¿Así que deseas que invite a sus padres aquí?- me preguntó, mirándome
-Sí, en realidad, es la única forma que se me ocurrió, y como nadie dio ideas...
-¡Hey!
-No es mala... en ese caso yo me ocupo de eso, ¿para cuando deseas que sea la reunión?
-¿Mañana se podría?
-Eh...- pensó unos momentos –creo que sí
-¡Excelente!, en ese caso vendré mañana a ver la hora en que se decidió la reunión. ¡Ah!, que Saori no esté... será lo mejor para ella, podrían llevarla a un parque de diversiones. ¡Chao!
Me aparecí en el Olimpo, ahí estaban los chicos reunidos; al aparecer, me miraron
-¿Tan poco te demoraste?- me dijo Hyoga, que estaba junto a su esposa Fleur
-Calla. Mañana será la reunión, así que quiero que preparen unas bonitas palabras para sus padres en caso de...
-¿Ellos nos verán?- preguntó Shiriu
-Sí... a menos que sea estrictamente necesario, claro
-¿A qué te refieres?- me preguntó Shun, cambiando de posición a su hija
-A que si no entienden que tienen que dejar partir a sus hijos, hay que convencerlos de cualquier manera. ¿comprendido?, ustedes deben ser bien convincentes para ellos...
Los muchachos se miraron
-En estos momentos, no me importan sus opiniones, así que no se molesten en darla, ya que no serán escuchados- dije, cortante. No se oía ni respiración, así que dejé que las casas siguieran su curso natural... (¿era válido decir eso?)
Por fin, la bendita hora se había cumplido y ya todo estaba listo: llevaríamos a los padres de los chicos a la sala y éstos estarían cerca, en caso de llegar al extremo de necesitarlos
Esperaba sentada, como una chica normal, en el sillón pequeño, con una taza de café en frente... y mirando a través de la ventana. La puerta se abrió y vi entrar a los padres de los cinco chicos, me puse de pie y les hice una reverencia
-Buenas tardes, tomen asiento, por favor- todos me miraron algo extrañados y se sentaron -¿desean una taza de café, algo?- los señores negaron, algo tímidos –eh... bueno...
Silencio. ¿Por dónde empezaba?... esto iba a salir más difícil de lo que creía
-Se preguntarán por qué los he citado a ustedes aquí... – suspiré –es una historia algo larga y difícil de comprender y explicar. Por esa razón, me gustaría que sólo me escucharan y que después me preguntaran todo lo que quieran. Para empezar, mi nombre es Destino, y soy la personificación de lo que ustedes conocen como... destino
Miradas incrédulas entre ellos
-Disculpe, señorita... no estamos para bromas- me dijo el padre de Ikki... exactamente igual que el hijo
Si quería que me creyeran, tenía que ser convincente. Encendí mi cosmos y un ligero viento movía los cabellos de los presentes y los míos...
-¿Broma?- dije, simulando estar enojada... en el fondo entendía su escepticismo –el destino de su raza depende de esto, y usted lo toma como broma –ahora estaban asustados... ¿es que no había forma de estabilizarlos?. Suspiré y apagué mi cosmos. Sonreí
-Les pido por favor que sólo me escuchen...- dije, suavemente
Les expliqué desde el principio: los dioses griegos y sus estúpidas luchas, los santos de Atenea y... el destino de sus hijos
-¿¡Qué!?- la típica reacción: lo más seguro es que no quieran cooperar
-¿Quiere decirnos que nuestros hijos no son normales?- preguntó la madre de Hyoga
-Claro que no lo son, ¿acaso no lo han notado?. Cuando se enojan pueden expulsar parte de su cosmos, que es lo necesario tener para ser Santo de Atenea. Y, de echo, sus hijos están destinados a serlo
Silencio, el primero en reaccionar fue, nuevamente, el padre de Ikki y Shun
-No, me niego rotundamente...
-Y yo- dijo Jan –no puedo permitir que mi hijo sufra tanto
-Yo lo apoyo- dijo la madre de Seiya
Los dejé expresarse, repito que los entendía
-Está bien, acepto que sufrirán. Pero... de todas formas, lo harán, aunque no sean caballeros
Me miraron... estaba yendo un poco más allá
-Bueno, no quería llegar a esta parte- suspiré –miren, resulta que si ellos no son los caballeros, la raza humana morirá. Entiendo que es duro para ustedes saber esto, pero para mí también es difícil decirlo. Estos chicos, sus hijos, han sido los elegidos por la misma Atenea para ser sus guardianes. Eso quiere decir que, de todas las personas que habitan este mundo, ellos son los únicos indicados para llevar las armaduras
-¡Esto parece estúpido!
-Lo entiendo. Sé que un padre lo último que quiere es que su hijo sufra, pero si ellos no son caballeros, morirán, como todos los demás. Ares, Poseidón, Hades y otros dioses atacarán a Atenea, y ellos lograrán vencerlos, les costará, pero la esperanza siempre está con ellos
-¿Vivirán?- me preguntó Norah, bajé la mirada
-No puedo asegurarlo, pero lo más seguro es que sí...
-Aún no puedo aceptarlo- dijo el padre de Hyoga -¿y su futuro?, ¿cómo serán después de cada batalla?, ¿su vida?
-Será normal- escuchamos. Miramos a la puerta y vimos a Saori Kido... la del mundo paralelo
-Me presento- dijo –soy Saori Kido
-¿Saori Kido?, pero si... era una niña...- balbuceó Norah
-¡¡¡Te dije que no salieras, Atenea!!!- le grité. Los presentes se pusieron rápidamente de pie, en forma de respeto
-No es necesario...- dijo Atenea, quizás avergonzada –Sí, soy la reencarnación de Atenea
-Pero... ¿y la niña?
-Digamos que... Destyn hizo algunas maniobras para que, desde el futuro correcto, mis caballeros y yo viniéramos...
-¿Futuro correcto?
-Atenea, sólo los estás confundiendo- dije –por favor, tomen asiento, y les explicaré...
-¿Mundo paralelo?- preguntó Jan, después de escuchar mi relato
-Así es- respondí
-¿Quiere decir...
-Que los caballeros están aquí- dije. Saori se puso de pie, y caminó a la puerta
-Les presento a mis amigos y caballeros... Seiya de Pegaso, Shiriu de Dragón, Hyoga del Cisne, Shun de Andrómeda e Ikki del Fénix
Los cinco chicos entraron y quedaron de pie, observando a los padres que, desde niños no veían Por su parte, sus mismos padres estaban en shock, al ver así la imagen de sus hijos. Los chicos vestían sus armaduras y, no sé cómo, se veían hasta más majestuosos. De pronto, del pasillo, entró Tatsumi... con la pequeña Norah llorando a todo pulmón, quitándole la emoción al momento
-Shun, toma a tu hija, me tiene harto...- dijo, entregándosela. Los chicos miraron al padre, que luchaba por callar a la pequeña. Al parecer, el incidente este les hizo olvidar el momento que estábamos cruzando
-¿La trajiste?- le preguntó Seiya
-¿Y qué querías que hiciera?- le preguntó Shun -¡vamos pequeña, cálmate!
-¿Tiene su madre, no?- le dijo Ikki, en tono de reproche
-Calla tú, Ikki, que fue TÚ mujer la que le dijo que me la entregara
-Tenían que ser amazonas...- suspiró Ikki, recordando el feminismo de Sheena
La bebé, a fin de cuentas seguía llorando, y los chicos comenzaron a hablar a Shun y a explicarle que su esposa debía quedarse con la bebé...
Sin querer, los padres se miraron divertidos. Era algo extraño para ellos la situación, pero aún así, les divertía
Norah, la madre de los hermanos Andrómeda y Fénix, se adelantó unos pasos y se acercó a su hijo. Shun la miró acercarse y no dijo palabra, Norah sonrió y tomó a la bebé. Después de unos momentos, la niña se calló
-No seas tan brusco en tus movimientos, Shun...- le dijo. Se sentó con la bebé (su nieta, a fin de cuentas)
-Ahora entiendo a June...- murmuró Shun, pensativo. Sus amigos sólo lo miraron
-Eh...- dije, intentando retomar la conversación –chicos, gracias por su intervención. Tomen asiento, por favor...
Los chicos se sentaron y vino el silencio, suspiré
-A ver...- dije –sus padres, como deben suponer, no quieren dejarles ser caballeros. Es algo lógico y comprendible, de verdad, pero es necesario. El futuro depende de ellos
-Pero...- iba a comenzar el padre de Hyoga, pero éste lo interrumpió
-Estos niños tienen una ventaja: ustedes –sonrió y continuó luego –nosotros los perdimos cuando éramos niños y nos unieron aquí mismo, en la mansión Kido... nos conocimos y nos convertimos en nuestra propia familia
-Nuestra niñez no fue fácil- siguió Shiriu –cuando éramos niños nos mandaron a los centros de entrenamientos y, aunque para algunos fue más duros que para otros- dijo, mirando a Ikki –salimos adelante y nos reencontramos, ya más maduros y, quizás, algo cambiados; pero, en esencia, éramos los mismos de siempre
-Las luchas fueron duras, realmente duras. Cada vez más difíciles –continuó Ikki
-Pero, con la esperanza en el corazón, salimos adelante- siguió Seiya –en las luchas perdimos a personas que eran muy buenas... –de seguro se refería a los caballeros dorados –pero por ellos seguimos luchando
-Nada fue fácil- dijo Ikki –nadie nos dijo que sería fácil...
-Pero valió la pena- terminó Shun –aunque no saben, las personas lograron vivir por nuestros esfuerzos. Y, ahora que todo ha terminado, nosotros vivimos como personas normales; tenemos trabajo, amigos, y familia...
-Eso es verdad- dijo Hyoga –sí que la sufrimos, pero valió la pena
-Así es- dijo Ikki
Los padres se miraron entre sí
-¿Te casas con Tokio?- le preguntó Norah a Shun, éste la miró extrañado. Que yo sepa, nunca conoció a Tokio (excepto a la esposa de Jabu)
-Ehh...- supongo que iba a responder que no, pero lo interrumpí
-Shun... lo siento, pero no puedes responder eso- todos me mirón –esto es el futuro, y se supone que ningún mortal debe conocerlo (por razones lógicas), así que no se les dirá más. Bien, el tiempo se acaba, ¿qué dicen?
Silencio. Era una pregunta difícil. Jan suspiró
-¿Valdrá la pena?- le preguntó a su hijo, Shiriu sonrió
-Por supuesto... gracia al entrenamiento, conocí a la persona que me cambió la vida, y que la hizo parecer mucho mejor
Jan sonrió, y acarició a su hijo en la cabeza
-No necesito más explicaciones. Acepto...
Tengo que decirlo: hacía tiempo que no me sentía tan contenta
-¡Excelente!. Y no se preocupe, Shiriu recibirá la misma información que ustedes
Los demás, uno a uno, aceptaron
Todo salió a las mis maravillas
Fin capítulo
