Capítulo XI: Lugares de Entrenamiento
Y bien, después de sufrir demasiado, casi todo estaba ya resuelto. ¿No se escucha bien eso?
¡Estoy feliz!
-No cantes victoria...- escuché a mi lado. Atenea (no Saori Kido, sino la diosa) estaba a mi lado. No digo que estaba feliz, pero en su rostro se notaba más tranquilidad
-No puedes negar que estamos cerca...- dije. Atenea se sentó a mi lado y sonrió
-Está bien, lo acepto –suspiró –estoy súper bien...
-Agradécelo a tu hermana: fue ella la de la idea de traer a los caballeros del "otro lado"...- eso sonó medio raro, ¿no creen?
Atenea sonrió
-Ya hablé con ella- respondió Atenea. Me puse de pie
-Hoy se van- dije, Atenea me miró sin entender
-¿Irse quién?
-Los niños... hoy se separan de sus padres durante algún tiempo... admito que me da un poco de pena por ellos. Te digo que cuando hablé con ellos, no se lo tomaron muy mal, al contrario, estaban bastante animados con la idea...
-Es hora que se den cuenta que no es un juego- me interrumpió Atenea
-Pero será duro para ellos, sobretodo para Ikki...
-¿Cómo fue la selección?- me preguntó Atenea
-Igual como debía ser...- respondí –hasta Tatsumi se hizo el malo, tal como le dije. Fue algo duro, sobretodo para sus padres –suspiré
-Es algo que debían pasar
-Lógicamente- respondí –pero es algo duro para ellos... bueno, debo irme para llegar con ellos a sus lugares de entrenamiento
Atenea me miró algo confundida
-¿Cómo lo vas a hacer?- me preguntó
-¿Hacer qué?- le pregunté después
-Lo de los entrenamientos, ¿los llevarás a sus lugares respectivos?
-Así es. Los caballeros del "otro lado" los entrenaran en lo que queda del año, para que luego lo hagan sus respectivos maestros
-Esperemos que funcione
-Eso ya no depende de mi, yo ya hice lo que podía...
-Sí, y te entiendo. Que tengas mucha suerte
-La suerte no existe- dije, desapareciendo de su vista
Llegué a la mansión Kido y vi ahí a los chicos, con mucha cara de nervios al lado de sus padres. También vi a los caballeros (del mundo paralelo) a su lado, conversando animadamente con sus padres
-Buenas, chicos- les dije, intentando sonreír –bueno, como quiero que esto sea rápido, yo misma los llevaré a sus lugares de entrenamiento. Bien, ¿quién es el primero?
Los chicos se miraron, algo confundidos
-¿Qué les pasa?- les pregunté, Shiriu (el grande) me respondió por ellos
-Erm... creo que deberíamos dejar que se despidan...- dijo. Suspiré resignada, supuse que eran lo bastante inteligentes como para estar listos, pero LISTOS cuando llegase yo... bu
-Cinco minutos...- murmuré
Después de que pasaran los benditos cinco minutos, me acerqué a Seiya, y le sonreí
-Tú turno- le dije
El chico miró tristemente a su madre y su hermana, y se acercó a mi, lo mismo que el Seiya grande. Le ofrecí a cada uno una mano
-A Grecia...- dije, y los tres nos aparecimos en el centro del coliseo. Ahí nos esperaba una amazona de cabello rojo
-Hola Marín- saludó Seiya (el grande). Supongo que ella, a pesar de que le expliqué lo que ocurría, estaba un poco confundida
-Marín de Águila- dije, acercándome con Seiya de la mano -éste es tu alumno, Seiya
-Bien- dijo ella, mirando al chico y cruzándose de brazos
-Como sabes- continué –durante diez meses será entrenado por él, Seiya de Pegaso, luego tú podrás tomar su tutela
-¿Y no puedo hacerlo ahora ya?- dijo ella, los tres la miramos
-¿Ahora?- pregunté -¿por qué?
-Porque no tengo nada mejor qué hacer- dijo Marín, Seiya (el grande) y yo nos miramos, luego nos encogimos de hombros
-Decisión tuya- dije yo
-Está decidido- dijo Marín –ven Seiya, te mostraré el lugar en que te quedarás. Tú debes saber, después nos alcanzas
Marín y Seiya niño se alejaron
-Te vendré a buscar dentro de diez meses- dije, sonriendo
-Nos vemos- me respondió, y llegué nuevamente a la mansión
-Bien, Hyoga, te toca- dije. El niño rubio se acercó a mi y el caballero del cisne se despidió de sus padres y amigos y también se acercó. Me tomaron de las manos
-Siberia...- dije, y aparecimos ahí
¡Dios mío, qué frío!
Unos pasos más allá, nos esperaba el caballero dorado más guapo, Kamus de Acuario (recordemos que en el manga, el entrenador de Hyoga era Kamus, me guío por eso n_n). Se acercó
-Aquí te traigo al chico, Kamus- dije, adelantando a Hyoga con mi mano
¡Sí que era frío!, miró a Hyoga de forma muy seria (cuando hablé con él hizo lo mismo), y repitió la operación con el caballero del Cisne
-¿Terminaste?- le pregunté; en ese instante quise no haber dicho palabra. Su mirada era tan fría como el hielo
-Vengan- les dijo, sin dejar de mirarme –los llevaré a su cabaña
-¿Los ayudarás?- le pregunté, pensando que tenía tanto buena voluntad como Marín
-No. Los llevaré a sus cabañas y luego me iré, aprovecharé el tiempo
Suspiré, y le dije a Hyoga antes que se fuera
-Te veré en diez meses, adiós
-Chao- me respondió, sonriendo
Volví a la mansión
-Ikki, despídete, nos vamos
Ambos se acercaron a mi con esa sonrisa de yo-soy-súperpodereoso-y-nadie-me- gana...
-Isla de la Muerte... allá vamos
Sé que mis palabras sonaban como si fuéramos a un parque de diversiones o algo así, pero de alguna forma tenía que ayudar a ese pobre chico...
Bueno, Isla de la Muerte nunca me agradó (de echo, me cargan los lugares tropicales). Al llegar, notamos que una niña nos esperaba
-Esmeralda... –murmuró el caballero del Fénix, lo miré y luego al chico. Parecía como si estuviera viendo un ángel...
-Buenas tardes- dijo ella. En ese momento llegó el desagradable de su padre
-¿Ya llegaron?- dijo. Note que Ikki (el grande) se ponía tenso
-Sí, aquí está- dije
-Bien- dijo el caballero –oye tú- le dijo a Ikki mayor, éste lo miró con odio –se de tu situación, pero no es necesario que me ayudes
-Yo no necesito tu ayuda para entrenarlo- respondió fríamente Ikki –estoy aquí por algo y espero que durante diez meses no me molestes
Tomó del brazo a Ikki pequeño y lo arrastró con él, el maestro iba a atacarlo, pero me tocó intervenir
-¡Espera!- dije, con voz autoritaria –ya lo escuchaste, no quiero que lo molestes durante diez meses, o te las verá conmigo
El caballero inclinó la cabeza antes de que yo desapareciera
-Shiriu, ya
Ambos se acercaron a mi y me tomaron de las manos. Aparecimos en la cascada de Cinco Picos, enfrente del Antiguo Maestro
-Hola- le dije, con mucho respeto (él siempre me ha caído bien, no como el otro sangriento)
-Veo que ya llegaron
-Así es- dije, y tomé al pequeño Shiriu por los hombros –éste es Shiriu, su discípulo. Ah, y este es el otro Shiriu
-Ya lo sé, me alegra verte con este resultado- el caballero del Dragón sonrió ante las palabras del maestro -¡esperemos que este chico termine igual!
-Haré lo posible- dijo Shiriu
Sonreí
Shiriu (niño) miró hacia la casita, curioso
-Ella es Sunrei- dijo el antiguo maestro –ve a conocerla
-Sí- Shiriu corrió a la casita
-Bien- dije –aún me queda un chico. Nos veremos dentro de diez meses
-Adiós
Aparecí en la mansión, sólo faltaba uno
-Ya Shun, nos toca
Los chicos se acercaron a mi y me dieron la mano, uno de cada lado, y aparecimos en Isla Andrómeda. Ahí nos esperaba Albiore de Cefeo
-Hola, Albiore- dije, sonriendo –éste es el chico, su nombre es Shun
Albiore miró sonriendo a Shun
-Hola Shun
-Hola... errr...
-Maestro- dijo divertido el chico Andrómeda
-Sí, eso...
-Bien- dijo Albiore –dejaré que Shun se encargue de su entrenamiento durante estos diez meses, pero una vez al mes, lo probaré con los demás alumnos
-Buena idea- dije, tenía que dar mi opinión
-¡¡¡Maestro!!!- escuchamos, de lejos vimos que se acercaban dos chicas
-¿Qué hacen aquí?- les preguntó Albiore, con mirada severa
-¡Juneth y Anna se están peleando otra vez!- dijo una de ellas
Shun y yo nos miramos divertidos, Albiore suspiró
-¿Qué haré con esas dos?- dijo –iré a verlas en unos momentos- les dijo a las niñas, luego se dirigió a los chicos –pueden instalarse ahora mismo si quieren. Supongo que sabes dónde. Tengo que ir a ver a las irresponsables...
-Claro, maestro- respondió Shun, el maestro se alejó junto a las niñas
-Bueno, Shun, te veré dentro de diez meses
-Adiós, y cuídate
-¡Ustedes igual!
Bien, me aparecí en la tranquilidad de mi cuarto en el Olimpo
Sonreí
Ahora las cosas no dependían de mi
Había cumplido con lo más importante
Y bien, después de sufrir demasiado, casi todo estaba ya resuelto. ¿No se escucha bien eso?
¡Estoy feliz!
-No cantes victoria...- escuché a mi lado. Atenea (no Saori Kido, sino la diosa) estaba a mi lado. No digo que estaba feliz, pero en su rostro se notaba más tranquilidad
-No puedes negar que estamos cerca...- dije. Atenea se sentó a mi lado y sonrió
-Está bien, lo acepto –suspiró –estoy súper bien...
-Agradécelo a tu hermana: fue ella la de la idea de traer a los caballeros del "otro lado"...- eso sonó medio raro, ¿no creen?
Atenea sonrió
-Ya hablé con ella- respondió Atenea. Me puse de pie
-Hoy se van- dije, Atenea me miró sin entender
-¿Irse quién?
-Los niños... hoy se separan de sus padres durante algún tiempo... admito que me da un poco de pena por ellos. Te digo que cuando hablé con ellos, no se lo tomaron muy mal, al contrario, estaban bastante animados con la idea...
-Es hora que se den cuenta que no es un juego- me interrumpió Atenea
-Pero será duro para ellos, sobretodo para Ikki...
-¿Cómo fue la selección?- me preguntó Atenea
-Igual como debía ser...- respondí –hasta Tatsumi se hizo el malo, tal como le dije. Fue algo duro, sobretodo para sus padres –suspiré
-Es algo que debían pasar
-Lógicamente- respondí –pero es algo duro para ellos... bueno, debo irme para llegar con ellos a sus lugares de entrenamiento
Atenea me miró algo confundida
-¿Cómo lo vas a hacer?- me preguntó
-¿Hacer qué?- le pregunté después
-Lo de los entrenamientos, ¿los llevarás a sus lugares respectivos?
-Así es. Los caballeros del "otro lado" los entrenaran en lo que queda del año, para que luego lo hagan sus respectivos maestros
-Esperemos que funcione
-Eso ya no depende de mi, yo ya hice lo que podía...
-Sí, y te entiendo. Que tengas mucha suerte
-La suerte no existe- dije, desapareciendo de su vista
Llegué a la mansión Kido y vi ahí a los chicos, con mucha cara de nervios al lado de sus padres. También vi a los caballeros (del mundo paralelo) a su lado, conversando animadamente con sus padres
-Buenas, chicos- les dije, intentando sonreír –bueno, como quiero que esto sea rápido, yo misma los llevaré a sus lugares de entrenamiento. Bien, ¿quién es el primero?
Los chicos se miraron, algo confundidos
-¿Qué les pasa?- les pregunté, Shiriu (el grande) me respondió por ellos
-Erm... creo que deberíamos dejar que se despidan...- dijo. Suspiré resignada, supuse que eran lo bastante inteligentes como para estar listos, pero LISTOS cuando llegase yo... bu
-Cinco minutos...- murmuré
Después de que pasaran los benditos cinco minutos, me acerqué a Seiya, y le sonreí
-Tú turno- le dije
El chico miró tristemente a su madre y su hermana, y se acercó a mi, lo mismo que el Seiya grande. Le ofrecí a cada uno una mano
-A Grecia...- dije, y los tres nos aparecimos en el centro del coliseo. Ahí nos esperaba una amazona de cabello rojo
-Hola Marín- saludó Seiya (el grande). Supongo que ella, a pesar de que le expliqué lo que ocurría, estaba un poco confundida
-Marín de Águila- dije, acercándome con Seiya de la mano -éste es tu alumno, Seiya
-Bien- dijo ella, mirando al chico y cruzándose de brazos
-Como sabes- continué –durante diez meses será entrenado por él, Seiya de Pegaso, luego tú podrás tomar su tutela
-¿Y no puedo hacerlo ahora ya?- dijo ella, los tres la miramos
-¿Ahora?- pregunté -¿por qué?
-Porque no tengo nada mejor qué hacer- dijo Marín, Seiya (el grande) y yo nos miramos, luego nos encogimos de hombros
-Decisión tuya- dije yo
-Está decidido- dijo Marín –ven Seiya, te mostraré el lugar en que te quedarás. Tú debes saber, después nos alcanzas
Marín y Seiya niño se alejaron
-Te vendré a buscar dentro de diez meses- dije, sonriendo
-Nos vemos- me respondió, y llegué nuevamente a la mansión
-Bien, Hyoga, te toca- dije. El niño rubio se acercó a mi y el caballero del cisne se despidió de sus padres y amigos y también se acercó. Me tomaron de las manos
-Siberia...- dije, y aparecimos ahí
¡Dios mío, qué frío!
Unos pasos más allá, nos esperaba el caballero dorado más guapo, Kamus de Acuario (recordemos que en el manga, el entrenador de Hyoga era Kamus, me guío por eso n_n). Se acercó
-Aquí te traigo al chico, Kamus- dije, adelantando a Hyoga con mi mano
¡Sí que era frío!, miró a Hyoga de forma muy seria (cuando hablé con él hizo lo mismo), y repitió la operación con el caballero del Cisne
-¿Terminaste?- le pregunté; en ese instante quise no haber dicho palabra. Su mirada era tan fría como el hielo
-Vengan- les dijo, sin dejar de mirarme –los llevaré a su cabaña
-¿Los ayudarás?- le pregunté, pensando que tenía tanto buena voluntad como Marín
-No. Los llevaré a sus cabañas y luego me iré, aprovecharé el tiempo
Suspiré, y le dije a Hyoga antes que se fuera
-Te veré en diez meses, adiós
-Chao- me respondió, sonriendo
Volví a la mansión
-Ikki, despídete, nos vamos
Ambos se acercaron a mi con esa sonrisa de yo-soy-súperpodereoso-y-nadie-me- gana...
-Isla de la Muerte... allá vamos
Sé que mis palabras sonaban como si fuéramos a un parque de diversiones o algo así, pero de alguna forma tenía que ayudar a ese pobre chico...
Bueno, Isla de la Muerte nunca me agradó (de echo, me cargan los lugares tropicales). Al llegar, notamos que una niña nos esperaba
-Esmeralda... –murmuró el caballero del Fénix, lo miré y luego al chico. Parecía como si estuviera viendo un ángel...
-Buenas tardes- dijo ella. En ese momento llegó el desagradable de su padre
-¿Ya llegaron?- dijo. Note que Ikki (el grande) se ponía tenso
-Sí, aquí está- dije
-Bien- dijo el caballero –oye tú- le dijo a Ikki mayor, éste lo miró con odio –se de tu situación, pero no es necesario que me ayudes
-Yo no necesito tu ayuda para entrenarlo- respondió fríamente Ikki –estoy aquí por algo y espero que durante diez meses no me molestes
Tomó del brazo a Ikki pequeño y lo arrastró con él, el maestro iba a atacarlo, pero me tocó intervenir
-¡Espera!- dije, con voz autoritaria –ya lo escuchaste, no quiero que lo molestes durante diez meses, o te las verá conmigo
El caballero inclinó la cabeza antes de que yo desapareciera
-Shiriu, ya
Ambos se acercaron a mi y me tomaron de las manos. Aparecimos en la cascada de Cinco Picos, enfrente del Antiguo Maestro
-Hola- le dije, con mucho respeto (él siempre me ha caído bien, no como el otro sangriento)
-Veo que ya llegaron
-Así es- dije, y tomé al pequeño Shiriu por los hombros –éste es Shiriu, su discípulo. Ah, y este es el otro Shiriu
-Ya lo sé, me alegra verte con este resultado- el caballero del Dragón sonrió ante las palabras del maestro -¡esperemos que este chico termine igual!
-Haré lo posible- dijo Shiriu
Sonreí
Shiriu (niño) miró hacia la casita, curioso
-Ella es Sunrei- dijo el antiguo maestro –ve a conocerla
-Sí- Shiriu corrió a la casita
-Bien- dije –aún me queda un chico. Nos veremos dentro de diez meses
-Adiós
Aparecí en la mansión, sólo faltaba uno
-Ya Shun, nos toca
Los chicos se acercaron a mi y me dieron la mano, uno de cada lado, y aparecimos en Isla Andrómeda. Ahí nos esperaba Albiore de Cefeo
-Hola, Albiore- dije, sonriendo –éste es el chico, su nombre es Shun
Albiore miró sonriendo a Shun
-Hola Shun
-Hola... errr...
-Maestro- dijo divertido el chico Andrómeda
-Sí, eso...
-Bien- dijo Albiore –dejaré que Shun se encargue de su entrenamiento durante estos diez meses, pero una vez al mes, lo probaré con los demás alumnos
-Buena idea- dije, tenía que dar mi opinión
-¡¡¡Maestro!!!- escuchamos, de lejos vimos que se acercaban dos chicas
-¿Qué hacen aquí?- les preguntó Albiore, con mirada severa
-¡Juneth y Anna se están peleando otra vez!- dijo una de ellas
Shun y yo nos miramos divertidos, Albiore suspiró
-¿Qué haré con esas dos?- dijo –iré a verlas en unos momentos- les dijo a las niñas, luego se dirigió a los chicos –pueden instalarse ahora mismo si quieren. Supongo que sabes dónde. Tengo que ir a ver a las irresponsables...
-Claro, maestro- respondió Shun, el maestro se alejó junto a las niñas
-Bueno, Shun, te veré dentro de diez meses
-Adiós, y cuídate
-¡Ustedes igual!
Bien, me aparecí en la tranquilidad de mi cuarto en el Olimpo
Sonreí
Ahora las cosas no dependían de mi
Había cumplido con lo más importante
