DÍAS OSCUROS

Capítulo IV

El día había amanecido un poco revoloteado, había unas grandes nubes negras que preveían que iba a llover y bastante fuerte. Pero a Harry nada le entristecería ni quitaría la ilusión aún con un tiempo como éste.

Su rostro reflejaba una alegría sin límites... ¡había llegado el día! Estaba a punto de volver a Hogwarts para empezar su último curso allí. Hacía poco que fue su cumpleaños y a sus amigos no les había pasado por alto esa fecha tan señalada.

Puso toda su ilusión mientras se estaba preparando el baúl con todo lo necesario para el nuevo curso.

Durante las vacaciones de verano no le había pasado nada extraño, eso le tenía un poco preocupado. No había tenido ninguna pesadilla ni le había dolido su cicatriz. Parecía que Voldemort se hubiera desintegrado por completo, cosa que sabía a ciencia cierta que era imposible.

Ya era la hora cuando escuchó el ruido que hacía el coche de su tío al salir del garaje. Sus tíos habían accedido a llevarle a la estación. Bajó las escaleras cogiendo todos sus paquetes y la jaula con su lechuza y salió al encuentro de sus tíos. Una vez colocó su equipaje en el maletero se sentó en el asiento de atrás.

-Harry, ¿dónde te habías metido?- le preguntó tío Vernon empezando a conducir de golpe- tenemos que llevarte rápido a la estación porque si no llegaremos tarde a recoger a Dudley.

-Lo siento tío Vernon- le respondió Harry mirando como iban avanzando por las calles de Londres por la ventana.

Ninguno de los ocupantes volvió a abrir la boca para decir nada más hasta que llegaron a la estación de King's Cross. Harry recogió todos sus objetos del coche y los colocó en un carrito para poderlos transportar con más facilidad.

-Adiós Harry- dijo la tía Petunia- nos veremos cuando termine el curso.

-Adiós tío Vernon y tía Petunia- dijo Harry.

Luego el coche volvió a ponerse en marcha con la velocidad de un rayo. Harry entró en la estación buscando su andén.

Cada año, cuando llegaba el momento de ir al andén nueve y tres cuartos, recordaba el primer año que ingresó en Hogwarts. Se dio cuenta que era mago casi por casualidad y su sorpresa fue enorme al ver que era un personaje muy conocido, Harry Potter, el que venció de niño a aquél que no debe ser nombrado. Todo cambió a partir de ese momento, su vida ya no era aburrida. La parte negativa que había descubierto en esa experiencia fue entrar en contacto con el que no debe ser nombrado, Lord Voldemort.

De repente, se oyó una voz que provenía de su espalda -Harry, ¡estoy aquí!- .

Harry dio media vuelta y se encontró con su amiga Hermione. Llevaba su largo pelo recogido con una linda diadema. Estaba acompañada por dos figuras con mirada amable, eran sus padres. Harry fue corriendo hacia ellos con una gran sonrisa.

-Ei Hermione, ¿cómo han ido las vacaciones?- le preguntó a su amiga. Después miró a los padres de Hermione- Buenos días señores Granger.

-Buenos días Harry- dijo sonriendo la madre de Hermione.

-Mis vacaciones geniales, como siempre.- dijo Hermione- Este año hemos ido de viaje a Grecia, ¡es muy bonito!. Supongo que tú has hecho lo mismo que siempre, ¿no?.

-Pues claro- respondió Harry- ¿Vamos a buscar a Ron?.

-Claro que sí.- luego Hermione se dirigió a sus padres- Nos vamos ya, a ver si encontramos al perezoso de Ron. Nos vemos en las vacaciones.- luego les dio un beso.

Harry también se despidió de los Granger y fueron corriendo a buscar a su amigo. Como no lo encontraron en la estación, pensaron que seguramente él y su hermana Ginny ya se encontrarían en el andén esperándoles. Así se dirigieron a una pared que se encontraba entre el andén número 9 y el 10 y la atravesaron corriendo. Era en ese lugar secreto donde se encontraba el andén nueve y tres cuartos, de donde salía el tren que les llevaría a Hogwarts.

Los magos se protegían muy bien para que los muggels (que era la palabra utilizada para referirse a las personas que no poseían magia) no se dieran cuenta de que ellos eran diferentes.

No les costó mucho trabajo encontrar a la familia Weasley. Justo al entrar divisaron a un grupo de personas pelirrojas, eran ellos. Como toda la familia de Ron estaba formada de magos podían llegar hasta el andén. Harry y Hermione fueron corriendo hacia ellos.

-Hola Harry, Hermione- dijo Ron al verles- ¿cómo habéis estado?.

-Pues bien- contestó Hermione- Ei Ginny, cuánto tiempo desde la última vez que nos vimos.

Ginny les sonrió a los dos.

-Harry. Hermione- dijo la señora Weasley- qué gusto veros de nuevo.

-Gracias señora Weasley- le dijo Harry.

-Bueno, ahora que la pandilla está junta- dijo el señor Weasley alegremente- creo que es el momento de irnos, querida- dirigiéndose a su esposa.

-Es cierto. Cuidaos mucho los cuatro. No puedo creer que este sea tu último año Ron, cómo pasa el tiempo- después les dio un abrazo a cada uno.

-Adiós mamá, papá- dijo Ginny- nos cuidaremos, podéis estar tranquilos.

Mientras observaban como sus hijos y sus amigos se dirigían hacia el tren, a los señores Weasley se les ensombreció un poco el rostro.

-Tengo miedo, Arthur- dijo la señora Weasley- no quiero que les pase nada.

-Puedes estar tranquila Molly.- le contestó éste- Según la última reunión que realizamos con la Orden del Fénix no hay peligro por el momento. Además- dijo mientras cogía por la cintura a su esposa y empezaba a andar hacia la salida- ¿dónde podrían estar mejor que en Hogwarts si algo ocurriera?.

-Sí, supongo que tienes razón- suspiró la señora Weasley.

Diciendo esto cogieron el camino hacia su casa.

Andando hacia el tren los chicos encontraron a todos sus amigos y empezaron a relatarse todo lo que les había ocurrido durante las largas vacaciones. La mayoría de sus amigos pertenecían a la casa de Gryffindor, donde también se encontraban ellos cuatro.

Mientras se iban a sentar en un compartimiento, Hermione se despidió de ellos colocándose una pequeña chapa en su solapa. Ella había sido escogida prefecta de Gryffindor junto con otro chico. Era considerada como la mejor estudiante de todo el colegio. El profesor Dumbeldore se había encargado el pasado año de hacer una pequeña fiesta en su honor, pues, en todos los años que llevaba como director nunca había conocido a una alumna tan lista y brillante como ella. Destacaba en casi todas las materias (excepto Futurología, el primer día de clase tuvo una querella con la profesora y nunca más regresó a esta clase), había sacado las mejores calificaciones en todos los exámenes. Además de todo eso era amiga de Harry Potter. Este hecho hizo que se ganara muchos admiradores y otros tantos enemigos que no podían soportar a una 'sabelotodo' como ella.

Durante el viaje hacia Hogwarts no hubo grandes incidentes. Algún listillo había intentado hacer algún hechizo pero sin conseguir que tuviera el efecto deseado. Un par de aficionados al quiddith se pusieron a discutir acaloradamente sobre qué equipo era el mejor, y cosas por el estilo.

El cielo era muy tormentoso y ya se asomaban algunos rayos a lo lejos.

-Por favor, los alumnos de primer curso, seguidme- dijo una voz.

Todos los nuevos vieron como una figura humana muy grande avanzaba hacia ellos con un paraguas colgando de una mano y un fanalillo de la otra. Con un poco de miedo fueron arremolinándose alrededor de esta figura.

Harry, Ron y Hermione conocieron enseguida esa voz, era Hagrid, uno de sus mejores amigos. También era profesor y el guardabosque de Hogwarts. Lo conocía todo sobre el colegio, incluso a las extrañas criaturas que habitaban el bosque, lugar prohibido a los alumnos por no ser seguro para quién no estuviera familiarizado con él. Se decía que allí había muchos peligros y criaturas sombrías. Eso era cierto pero estas criaturas nunca harían daño a nadie a no ser que fueran molestadas, además que les gustaban mucho las visitas que les hacían tanto Hagrid como el señor Dumbeldore.

Ellos fueron corriendo hacia su amigo seguidos por Ginny. Pasaron entre los jóvenes que iniciaban sus estudios y al fin dieron con el hombre.

-¡Hagrid!- gritaron los cuatro a la vez.

La persona aludida no tardó mucho tiempo en volverse hacia ellos con su enorme sonrisa-Hola chicos- les contestó - ¿Preparados para empezar un nuevo curso?.

-Sí, claro- le contestó Harry muy contento de ver a su profesor preferido de nuevo- aunque éste es nuestro último curso, con excepción de Ginny- ahora su voz sonaba muy apenada.

-Lo sé, no os podéis imginar lo mucho que os hecharé de menos- le replicó el gigante- pero estaré muy orgulloso de vosotros cuando salgáis de este colegio como auténticos magos en toda regla.

Todos sonrieron a las palabras de Hagrid. Sus corazones siempre se encogían al pensar que este sería su último curso. ¿Qué les depararía el futuro?. A veces hablaban sobre ello aunque ninguno de los tres lo tenía muy claro.

Una vez Ron había tenido la genial idea de utilizar todos sus conocimientos sobre Futurología para encontrar la respuesta a esta pregunta. Hermione se rió de lo que ella llamó idea estúpida, ya que "con una profesora como Trelawney que no ve ni a dos centímetros de su nariz es imposible aprender el arte de conocer el futuro". Harry tuvo que admitir que Hermione tenía razón, pero no perderían nada con probarlo. Intentaron durante toda una tarde los diferentes métodos para leer el futuro que habían aprendido aunque siempre con el mismo resultado: nada de nada. Al final los dos se cansaron de hacer el ridículo y Hermione no había parado de reírse de ellos después de cada intento fallido.

Después de eso decidieron que por el momento no se preocuparían por esto y se dedicarían a vivir el presente y a disfrutar lo mejor que pudieran su último curso. Ya tendrían todo el año para poder decidir el camino que elegirían.

Los jóvenes se despidieron de Hagrid que ya llevaba a los principiantes hacia los botes que los transportarían hacia el colegio. Los chicos nuevos esperaban en una sala contigua al gran salón y, una vez todos los alumnos se habían acomodado allí, ellos serían llamados uno por uno para que el sombrero seleccionador les eligiera una de las cuatro casas en las que consistía Hogwarts: Slytherin, Gryffindor, Huffelpuff y Ravenclaw.

Mientras todos los alumnos se dirigían al gran salón, un chico rubio y con unos ojos color azul se paró en la escalera y miró hacia atrás, parecía que estaba buscando algo. Al final, encontró lo que estaba buscando y una sonrisa de desprecio apareció en sus labios.

-Potter, bienvenido a nuestro último curso.- dijo acercándose a Harry- ¿Ya sabes que harás una vez terminado el colegio?. ¿Te dedicarás a escribir libros sobre tus grandes hazañas?.

-Gracias por la bienvenida, Malfoy- le contestó secamente Harry- ¿Y tú te quedarás en la falda de tu padre para que te ponga en una buena posición?. O incluso mejor, nos demostrarás a todos de la pasta que estás hecho y empezarás a llevar a cabo maldades sin fin.

Enseguida los dos se miraron fijamente sin que ninguno de ellos cediera. Sus miradas ratificaban un odio profundo. Después de unos minutos de aguantarse la mirada sin que el otro cediera, la apartaron a la vez y cada uno fue andando en dirección contraria para encontrarse con sus amigos y compañeros.

Las casas de Gryffindor y Slytherin eran completamente antagónicas y durante los últimos años esta rivalidad se había acentuado mucho. Los que pertenecían a Slytherin se apartaban voluntariamente de los demás ya que se consideraban mejores que los otros. Sólo los que tenían una gran sed de gloria y pertenecían a las familias más nobles e importantes de magos podían acceder a esta casa. Ellos se llamaban a sí mismos los sangre pura, que contemplaba una larga genealogía de magos sin interrupción de alguna persona sin magia. Eran muy desconsiderados y tenían un carácter bastante difícil. Fue en esta casa donde residió Tom Riddle, que más adelante sería conocido como Lord Voldemort.

Cuando entraron en el gran salón todos lanzaron una pequeña exclamación. Todo estaba igual que siempre, las mesas de las cuatro casas con sus estandartes, en el techo podía verse un reflejo del cielo gracias a un conjuro y la mesa de los profesores en el fondo, también podía verse una silla con un sombrero viejo encima. Éste era el Sombrero Seleccionador.

A parte de todos los objetos de siempre, había toda una serie de complementos que le daban a la estancia un aspecto muy diferente. Había unos emblemas extraños de diferentes colores alrededor de la sala, algunos de ellos representaban extrañas criaturas entre las que predominaban los dragones y en otros podían apreciarse caracteres chinos. Las luces parecían estrellas fugaces de diferentes colores, eso daba la sensación que se encontraban ante un castillo de fuegos artificiales. En la mesa se podía distinguir una cubertería de la más fina plata y una hermosa vajilla de porcelana decorada con cenefas doradas. La sorpresa fue muy grande cuando al lado de los cubiertos vieron un par de palillos que se utilizaban en Oriente para comer. Estos palillos eran de un color verde oscuro con las mismas cenefas doradas que la vajilla.

Nadie se atrevió a sentarse. Viendo esta reacción por parte de los alumnos, el director de Hogwarts con su habitual sonrisa se levantó de su silla.

-Queridos alumnos- dijo entonces alzando la voz. Cuando se escuchó a su director todos callaron y lo miraron con caras confundidas- por favor, tomen sus asientos para que podamos dar paso a la selección de nuestros nuevos alumnos.- Una vez dicho eso se sentó lentamente en su silla.

Todos asintieron e hicieron lo que les había pedido su director. Esto sucedió entre un inmenso silencio. Cuando pasó poco tiempo y la sorpresa pasó, en el gran salón estallaron los cuchicheos entre los alumnos buscando una repuesta a lo que estaban viendo.

Harry aún atónito observaba la imagen que daba el gran salón. Después de una ojeada su mirada se posó en la mesa de los profesores. Todos estaban allí con sus miradas serias vigilando el comportamiento de sus alumnos. El único que sonreía, como siempre, era el director, Albus Dumbeldore, sentado en su silla en la mitad de la mesa. Después de buscar alguna respuesta a las numerosas preguntas que aparecían en su mente y no encontrar ninguna, se fijó en que había tres sillas vacías. Éstas eran la de Hagrid, que llegaría pronto anunciando que los nuevos se hallaban preparados, y la de la profesora McGonagall, que era la encargada de llamar por orden alfabético a los nuevos alumnos para procedes a la selección de sus casas. Estas dos sillas era normal que estuvieran vacías. Pero había otra que no estaba ocupada, la que pertenecía al profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, el profesor Hiraguizawa. ¿Por qué no se encontraba allí?. Era extraño ya que sería la primera vez durante toda su estancia en el colegio que tendría el mismo profesor durante dos años seguidos de esta asignatura.

Mientras Harry iba pensando sobre estas cosas, entró Hagrid por una puerta lateral diciendo a Dumbeldore que los alumnos de primero estaban preparados para entrar. Después de eso, con un signo casi imperceptible, Dumbeldore avisó a la profesora McGonagall que entrara con ellos.

Los alumnos callaron de golpe cuando oyeron como se abría la puerta del fondo del salón y por allí paso todo un grupo de niños de once años con caras asombradas, incluso había alguno que estaba asustado mirando la extraña decoración que tenían alrededor. Delante de este grupo estaba la profesora McGonagall con un gran pergamino en las manos. Cuando llegaron delante de la mesa de profesores, donde se encontraba el sombrero, se pararon y así empezó la selección.

Unos treinta minutos duró este acto, al final, todos los nuevos ya habían sido distribuidos en sus nuevas casas y sus nuevos compañeros les habían dado la bienvenida. Ahora ya esperaban el tradicional discurso del director, cosa que esperaban que no fuera muy largo para así poder empezar a comer.

Como si hubiera leído el pensamiento a todos, el profesor Dumbeldore se levantó de su silla con su misma cara risueña de siempre.

-Bienvenidos de nuevo queridos alumnos, tanto los que hace tiempo que estudiáis en este colegio como los nuevos que hemos conocido hoy.- Todos los murmullos cesaron de pronto ante estas palabras y las miradas se posaron en el director- Durante este curso no hay muchas modificaciones, sólo recordar que está prohibido adentrarse en el bosque y andar por los pasillos después del toque de queda, que este año coincide exactamente con las once horas y treinta minutos de la noche. Deseo que disfruten con este nuevo curso que empieza hoy.

Cuando terminó de decir esto todos aplaudieron pensando que el discurso de bienvenida de cada año había terminado. Al poco tiempo aparecieron los fantasmas que habitaban Hogwarts a unirse a la fiesta. Algunos alumnos nuevos que no conocían su existencia se asustaron ante tal aparición.

Pronto, algunos alumnos terminaron sus alegres gritos al darse cuenta que aún no se había servido la cena. Poco a poco todos los sonidos desaparecieron de nuevo cuando fue observado ese detalle. Realmente había muchas cosas extrañas en este día.

Dumbeldore al ver que todos habían callado de nuevo procedió a llamar la atención de nuevo a todos sus alumnos.

-Se que todos ustedes tienen mucha hambre y desean cenar- dijo el director- pero aún no han terminado las bienvenidas de hoy. Ahora que todos los alumnos nuevos ya han sido seleccionados, estaré encantado de presentarles a otros dos nuevos compañeros. Ellos han venido de muy lejos y tomarán parte del último curso de Hogwarts. Desearía que les dieran una cordial bienvenida. Profesor Hiraguizawa por favor, ya pueden entrar- anunció levantando un poco más la voz.

Todas las miradas se volvieron de nuevo a la puesta que se encontraba al fondo del salón. Allí aparecieron tres figuras que iban avanzando lentamente por el pasillo hacia la mesa de los profesores. Uno de ellos era el profesor Hiraguizawa, conocido por todos, aunque había algo diferente en él. Llevaba una túnica azul oscuro que le llegaba hasta los pies con los símbolos del sol y la luna. Nunca había llevado esta ropa en el colegio, aunque era su indumentaria habitual en el pasado, pero había preferido no llamar la atención ni despertar sospechas que pudieran desenmascararle. Ahora ya no hacía falta esconder su secreto, era hora que saliera a la luz que él era la reencarnación del gran Clow Reed, algo que sólo el profesor Dumbeldore conocía y habían acordado mantener en secreto. Aún con sus atributos, tan sólo os profesores descubrieron su secreto, ya que los alumnos no tenían suficientes conocimientos para poder reconocerlo.

Detrás de él iban dos figuras, un hombre y una mujer. Caminaban altivamente ante las sorprendidas miradas de los que se encontraban en el salón.

El chico llevaba un pantalón blanco y una extraña túnica color verde que estaba abrochada hasta la cintura con botones dorados que representaban a un dragón, el resto de la túnica abierta le llegaba hasta los pies. Todos los bordes de esta pieza tenían una cenefa dorada. Tanto en el pecho como en la espalda había bordado color dorado el símbolo del clan Li rodeado por un hermoso dragón de terrible pero majestuoso aspecto. Llevaba unos sencillos zapatos también en color verde. Era alto y delgado pero con aspecto muy fuerte. Sus cabellos eran color castaños y tenía unos ojos color ámbar.

La chica llevaba un vestido chino del mismo color verde que le llegaba hasta las rodillas. También tenía todos los bordes con la misma cenefa dorada y los botones que abrochaban del cuello hacia el hombro tenían forma de dragón. En su vestido se podían ver los mismo símbolos que en el extraño vestuario del hombre. Completaba su indumentaria una fina tela color rosa que se anudaba a su cintura a modo de cinturón. Sus pies estaban cubiertos por unos zapatos del mismo color rosa de la tela. Ella también era alta, aunque un poco más baja que él, delgada con un cuerpo bien formado, pelo castaño que llevaba suelto y largo hasta media espalda y unos ojos color verde esmeralda.

El profesor Dumbeldore les saludó sonriendo, luego todos los profesores se levantaron respetuosamente y les hicieron una pequeña reverencia a la que ellos correspondieron con una inclinación de cabeza. Seguidamente los dos personajes se giraron y miraron todo el salón con su mirada fría y penetrante observaron todos y cada uno de los detalles de la decoración y también a los alumnos. Cada vez que su mirada se posaba en alguna persona parecía que la podían traspasar con los fríos cuchillos que eran sus ojos y conocer todos sus pensamientos más ocultos. Nadie podía aguantarles la mirada durante mucho tiempo sin terminar cediendo ante ellos.

-Aquí les tenemos- se volvió a escuchar la voz del director- ellos son nuestros nuevos estudiantes. Como ya he dicho antes vienen de muy lejos, de Hong Kong exactamente. Así se explica la nueva decoración que hemos puesto en el salón. Esperamos que así nuestros dos alumnos invitados se encuentren más a gusto aunque estén lejos de su casa.- Con esta explicación se solucionó el gran enigma del día, el porqué del cambio de decoración- Por si no conocéis mucho de los modales orientales, les explico que allí nunca se llama por el nombre a una persona con la que no se tiene una estrecha relación, siempre se llama por el apellido, no cumplir eso puede llevar a que la persona aludida se sienta insultada, por eso se dice siempre primero el apellido, ¿lo habéis comprendido?- preguntó el profesor echando una ojeada a todos los presentes en el salón. La respuesta unánime fue una afirmación, nadie podía imaginarse de lo que serían capaces tan extraños personajes si se enfadaban, pero estaban seguros que no sería nada bueno.- Pues bien, ya no hay más explicaciones que dar, ahora procederemos igual que con cualquier otro de nuestros alumnos y vamos a seleccionarlos para una casa. Por favor- dijo hablando a los dos jóvenes- cuando los llame se deben sentar en esta silla y colocarse el sombrero en la cabeza que indicará en cuál de nuestras cuatro casas pasaréis el curso. Puede pasar usted primero, señora Li Sakura.

Con una afirmación la mujer se adelantó hasta la silla donde se sentó y le pusieron el sombrero seleccionador en la cabeza. Todo el salón contuvo la respiración esperando el veredicto. Después de pocos segundos el sombrero se decidió y se oyó como el grito de - ¡Slytherin!- salía de él.

Sakura lentamente se levantó y bajó las escaleras parándose en su base sin ir hacia dónde se encontraban las mesas de su nueva casa esperando. Nadie se había atrevido a aplaudir ante la elección del sombrero.

-Pues bien, señor Li Shaoran, le toca a usted- se oyó que decía el profesor Dumbeldore.

Ahora el joven avanzó hasta llegar a la silla y le pusieron el sombrero en la cabeza. Esta vez la elección del sombrero tampoco se hizo esperar mucho tiempo y el grito de -¡Slytherin!- se escuchó claramente ante el silencio sepulcral que reinaba en la sala.

Después de eso, Shaoran se levantó y se unió a su esposa para ir lentamente hasta la mesa de su nueva casa sin abrir la boca para nada y sin que ninguna emoción pasara por su rostro. El salón seguía en silencio.

-Pues ahora si que hemos terminado- indicó Dumbeldore- ya podemos comer... ¡todos a cenar!- gritó a la vez que los platos empezaron a llenarse de comida.

Eso alegró de nuevo a los alumnos y olvidándose de las tensiones vividas hacía poco, empezaron a comer. Muchos de ellos al observar los extraños platos orientales los miraron con recelo, pero al comprobar que eran deliciosos ya no dudaron más en comer hasta que no pudieran más.

La fiesta duró muchas horas y cuando todos fueron a la cama, Harry recordó todo lo ocurrido en ese extraño día. ¿Quiénes eran esos dos chicos?. La verdad es que daban bastante miedo pero estaba muy cansado para seguir pensando, así que decidió que ya era hora de dormirse.

* * * * * * * * *

Notas de la autora. Hola de nuevo!! Ya he regresado de mi viajecito para traeros un nuevo capítulo. No os podéis quejar, ¿eh?, no os he hecho esperar demasiado, jeje...

Estoy notando que cada vez los capítulos se me alargan más y más, ¿eso no os preocupa, verdad?. Personalmente me gustan las historias largas y creo que ésta también va para largo. Me gusta explicar bien las cosas aunque no sea necesario, es una manía mía, nada más.

Hasta ahora no había entrado mucho en las descripciones, la verdad es que no son mi fuerte, pero hago lo que puedo y creo que me he salido bastante bien parada de esto. Bueno, voy a seguir intentando pulir mi estilo de escribir, sé que aún me falta mucho!.

Las noticias que os doy esta vez es que como todos sabemos pronto empieza la tan ansiada vuelta al cole (o a la universidad en mi caso). Y como todos sabréis, eso significa menos tiempo para escribir... aún así veremos lo que podemos hacer en este aspecto.

Como siempre y para no perder la costumbre, me gustaría agradecer a todos los que me mandáis vuestros comentarios... me encantan! Son mi fuente de inspiración jajaja. De verdad, me dais fuerzas para seguir escribiendo, al menos me doy cuenta de que hay alguien a quien le interesa mi trabajo y así veo que la pérdida de tiempo no es en vano. Seguid mandándome todo lo que queráis, acepto todo tipo de comentarios!!!

Y a los demás que aún no me habéis hecho llegar vuestra opinión... ¿qué esperáis? Podéis estar tranquilos, que yo no me moveré de aquí, jajajaja. Bueno sólo deciros que si tenéis algo que me quisierais decir o comentar sobre que os parece mi historia podéis escribirme alguna notita, no os robará mucho tiempo...

Ueeee!!!!!!!!! Otra vez estoy que me alargo con mis notas, ayyyy!!! Vamos vamos que ya debéis estar cansados de mi! Pero es que no lo puedo evitar, me encanta escribir estas notas. Si queréis que no os aburra tanto con ellas también me lo podéis hacer saber....

Bueno, ahora sí me despido que ya es hora..... ¡¡nos vemos en el próximo capítulo!!