DÍAS OSCUROS

Capítulo IX

Eriol estaba sentado en el despacho del señor Dumbeldore, junto a todos los demás profesores, estaban hablando sobre el desastre de la reunión que había tenido lugar en el mismo sitio sólo hacía unas horas. Las cosas no podrían haber ido peor.

-No puedo tolerar la manera en como los han tratado- decía él muy enfadado- ¿con qué derecho se creen?. Nunca hubiera pensado que serían capaces de decidir si son o no personas de confianza sin ni siquiera conocerles.

-A mí también me ha decepcionado mucho esto- dijo Snape- los señores Li son más de lo que esos desgraciados creen. ¿Qué quiere decir que no se puede confiar en un Slytherin?. Sé que ustedes son los únicos que saben que no los traicionaría, pero igualmente tampoco merezco lo que me desean los de la Orden, yo sólo ingresé allí porque usted me dijo que era lo mejor- le dijo al director del colegio.

-Puede estar tranquilo, señor Snape- le dijo Dumbeldore- yo confío plenamente en usted, me ha demostrado bastantes veces que está de nuestro lado.

-Y ahora que vamos a hacer- preguntó Hagrid mirando los semblantes de los demás profesores.

-Pues seguir como siempre- dijo la profesora Mc Gonnagall-. No se puede hacer nada más. En la próxima reunión tendremos que realizar algún plan, a no ser que Voldemort o alguno de sus seguidores se presente de improvisto.

-Ahora tendremos que cambiar nuestra estrategia- decía el señor Dumbeldore- la alianza ya no es posible.

-Yo también presento mi renuncia- anunció Eriol-. Me iré a mi casa junto con los señores Li.

Todos lo miraron con sorpresa, ¿él también los iba a abandonar?. No creían posible que alguien como el profesor Hiraguizawa les dejara de esta forma. De verdad debía estar muy enfadado con los de la Orden, él no era una persona que actuaba según sus impulsos, y menos en una decisión tan importante como ésta.

-No puedo negarte eso si es tu voluntad- le dijo el director- pero si te pediría que te lo pensaras durante un minuto más. Eres muy necesario aquí.

-Pueden estar tranquilos, dejaré el colegio pero si ocurre algo pueden llamarme siempre que quieran- les respondió Eriol al resto, que suspiraron un poco más aliviados al saber que seguían contando con él-. Lo que no voy a perdonar a la Orden del Fénix es que hayan hablado de esta forma a mis amigos, pero eso no quita que pueden seguir considerándome fiel al señor Dumbeldore y al colegio de Hogwarts.

-Tú eres quién debe tomar esta decisión, nosotros solo podemos aceptar lo que decidas- dijo Dumbeldore-. Se te echara de menos en Hogwarts.

Así los profesores se dirigieron hacia en gran salón, donde se encontraban todos los alumnos, la reunión de última hora se había alargado mucho, ya era la hora de comer. Tendrían que dar las nuevas noticias a los alumnos sobre la partida de Eriol y también intentar que los señores Li no les cerraran las puertas por completo.

Mientras tanto, en el gran salón se encontraban Sakura y Shaoran sentados en la mesa esperando a que llegaran los profesores para comer, ése era el último día que pasaban en Hogwarts, se irían por la tarde. Los dos estaban muy enfadados, se notaba mucho por sus caras de pocos amigos. Todos los alumnos que se cruzaban por su camino se quedaban petrificados ante esa mirada, parecía que iban a atacarles de un momento a otro. Aunque lo intentaban, no podían contener su rabia, la ofensa que les habían hecho era muy grande para ser perdonada tan fácilmente.

Los profesores acababan de llegar y se sentaron en su mesa. Pero a diferencia de las veces anteriores, el profesor Dumbeldore no se sentó en su silla, sino que quedó de pie preparado para decirles algo.

-Alumnos, hoy tengo que decirles unas tristes noticias. El profesor Hiraguizawa ha renunciado a su cargo y se irá del colegio, su puesto será tomado por el profesor Snape.

Todos los alumnos se quedaron en blanco, ¿por qué? El profesor Hiraguizawa era el mejor que habían tenido en la asignatura de Defensa contra las Artes Oscuras, y ahora los abandonaba así sin más. No lo podían entender, harían lo que fuera para que él se quedara. Todos empezaron a pedirle por favor que se quedara con ellos.

-Lo siento mucho- dijo Eriol- pero hay razones muy fuertes que me han llevado a ello, ya he tomado mi decisión y no va a cambiar. Aunque puede que algún día volvamos a encontrarnos. Hasta entonces, deben estudiar mucho, ¿eh?.

-Y ahora sólo me queda decirles unas palabras a los señores Li. ¿Van a cambiar su punto de vista?.

-Lo sentimos señor Dumbeldore- dijo Shaoran levantándose y hablando hacia el director-. No vamos a cambiar de opinión, nos han hecho una ofensa muy grande, aquí terminan nuestras relaciones con Occidente.

-Sé que les han tratado de una forma que no se merecían- siguió Dumbeldore- pero, ¿podríamos seguir teniendo algún tipo de relación?. Es por el bien de todos.

-Ya veremos- dijo Sakura- pero debe pasar tiempo para eso. Los clanes de Oriente no intervendrán en los problemas de Occidente y los magos de Occidente no tendrán nada que hacer en Oriente.

-Sólo Hogwarts conserva nuestros respetos- dijo Shaoran-. Nos iremos esta tarde.

Harry, Ron, Hermione y Ginni se miraron extrañados. ¿Qué significaba esa conversación?. No entendían muy bien, pero la esencia de todo era que tanto el profesor Hiraguizawa como los señores Li los abandonarían esa misma tarde. Después de haber descubierto lo que sabían, empezaron a pensar que esa decisión no sería muy favorable para ellos, se quedaban sin tres personas muy poderosas. Por más que lo intentaban, no conseguían encontrar la razón que les había llevado a ello.

El resto de los alumnos se sintieron muy abrumados por la decisión del profesor Hiraguizawa, pero en cambio estaban contentos que esos extraños se fueran del colegio. Nadie se encontraba seguro con ellos rondando por los pasillos del colegio.

Ya era la tarde y todos se encontraban fuera para despedirse de las tres personas que habían decidido marcharse de allí. Estaban esperando en las vías del tren, el Hogwarts Express debería llegar pronto.

-Siento mucho que tengamos que separarnos tan pronto- dijo el señor Dumbeldore a los tres chicos- esperemos encontrarnos algún día, y que los tiempos sean más propicios.

Los tres asintieron con la cabeza a modo de despedida.

-Por cierto, creo que el Hogwarts Express llegará pronto- siguió indicándoles el director- ¿Deseáis esperar a que llegue o os marcháis por vuestros propios métodos?.

-Creo que mejor nos vamos tranquilamente nosotros mismos- dijo Eriol- así no tenemos que esperar a que venga el tren. Llegaremos más rápido a casa.

-De acuerdo, podéis hacer lo que os parezca más conveniente- así se terminó la despedida.

El viento empezó a moverse entre los tres chicos que estaban preparados para marcharse. Eriol y Sakura sacaron cada uno su báculo correspondiente. Sakura llamó a la carta Flight y de repente unas alas blancas salieron de su espalda, las batió con fuerza y se elevó sin muchos problemas, parecía un ángel. Eriol dio un gran salto y también se quedó flotando en el aire. Shaoran con un fuerte golpe de viento también se elevó lentamente y se acercó a sus compañeros. Los tres desaparecieron en el cielo rápidamente, ya no había señal de ninguno de ellos.

Los que estaban observando se quedaron sin palabras, nunca habían visto algo parecido a eso. No creían que se pudiera volar sin utilizar una escoba, eso no era demasiado normal.

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Una vez que habían llegado a la mansión de Eriol, los tres entraron pesadamente en ella y salieron Nakuru y Spinel a recibirles. Se fueron directamente a descansar, a la hora de cenar ya habría tiempo para hacer las explicaciones convenientes. Sakura y Shaoran habían decidido que se irían por la mañana temprano para poder incorporarse de nuevo a todas sus obligaciones lo más rápido posible.

A la hora de la cena se encontraban los cuatro y Spinel sentados en la mesa, al lado de la chimenea. Nakuru aún no se podía creer que estuvieran de nuevo en casa.

-Amo Eriol, ¿Qué hacen tan pronto aquí?. El curso sólo hace una semana que ha empezado.

-Verás querida Nakuru- le explicó Eriol- he presentado mi renuncia al cargo de profesor y Sakura y Shaoran han decidido marcharse de allí. En una reunión de la Orden del Fénix les despreciaron y decidieron romper la alianza con Occidente. Yo he decidido marcharme porque no voy a tolerar que se insulte a los líderes del clan Li de esta manera.

-Ya veo- dijo entonces Nakuru-. Os iréis a Hong Kong de nuevo, ¿verdad?- les preguntó a Sakura y a Shaoran.

-Sí, mañana temprano- contestó Sakura-, a ver como han cambiado las cosas por allí durante esas dos semanas que nos hemos ausentado.

-Entonces os despertaré por la mañana, a ver si hay alguien que no se duerme y pierde el avión- dijo Eriol con suspicacia.

Sakura lo miró divertida y le indicó que no siguiera por ese camino. Ya no se podía tomar el lujo de dormirse por las mañanas, se había acostumbrado a levantarse muy pronto por la mañana, y en esos momentos eso ya no suponía un gran esfuerzo. Aunque de tanto en tanto le gustaría poder dormir durante un día entero, si no tuviera tanto que hacer...

-Nos mantendremos en contacto- le dijo Shaoran a Eriol- si logramos enterarnos de algo importante nos comunicamos. Sabes que puedes venir a Hong Kong siempre que quieras.

-Gracias querido descendiente- le respondió Eriol riendo-, puede que tome tu oferta, después te arrepentirás de haberme invitado.

-Ya veremos- le dijo Shaoran- si me cansas mucho siempre puedo mandarte a los calabozos. No olvides que el clan me obedece a mí, no a ti.

-Vamos Shaoran no te pongas con esos humos- decía Eriol- además, puedes estar tranquilo, no quiero que me metan en un calabozo, seré buen chico.

-A ver si cumples tu palabra- dijo Sakura-. Por cierto, ¿has descubierto algo sobre esa chica tan extraña?. Con Shaoran intentamos mirarle su interior pero hay un sello muy poderoso que nos impidió hacerlo. Ella es muy fuerte.

-Para que engañarnos, la verdad es que eso me tiene muy intrigado - le contestó Eriol-. Pero no hay manera, no logro saber quién es. Además, ella conocía a Clow, eso es lo que más sorprendido me dejó. He repasado todas mis memorias como Clow pero no he encontrado nada que pueda ayudarme en este misterio.

-Eso está en tus manos- le dijo Shaoran-, de todos modos, ella está de nuestro lado, no es ningún espía.

-Dejemos ya este tema- dijo Nakuru- ¿ya han avisado a su casa para decirles que vuelven mañana?- les preguntó a Sakura y a Shaoran.

-Sí, ya hemos avisado a la señora Yelan- contestó Sakura-. Se ha alegrado de que volvamos tan pronto a casa. Aún no hemos explicado nada del porqué hemos tomado esa decisión. En cuando se enteren en Oriente se armará un buen jaleo. Nosotros nos hemos portado muy bien con ellos después de lo que nos han hecho.

-Eso es cierto- le dijo Eriol pensativamente- pero ya veremos lo que nos depara el futuro. Esa orden no sabe en dónde se ha metido. Pero bueno, cambiemos de tema, ya estoy cansado de hablar de eso. Al menos quiero un día de vacaciones, mañana no voy a ocuparme de nada.

-Eres un perezoso Eriol- le reprochó Sakura- ¿Y tú eres el gran hechicero que tiene que salvar Occidente?, eso sí tiene gracia- Sakura se puso a reír ante la mirada enfurecida de Eriol.

Todos los que ocupaban la mansión se fueron a la cama y dejaron de preocuparse por todo durante la noche.

Por la mañana temprano se despertaron para hacer su entrenamiento matutino. Esta vez Eriol se unió a ellos, alegando que no podía dejar que su prestigio disminuyera tanto, tenía que demostrar quién era.

Ya había llegado la hora de despedirse, el aeropuerto estaba tan lleno de gente como siempre. Fueron a buscar la puerta por la que deberían marcharse y cuando la encontraron miraron a Eriol y le hicieron una pequeña reverencia.

-Nos veremos más pronto de lo que imagináis- les dijo Eriol sonriente- me pasaré a visitaros un día de estos.

-Muy bien, hasta entonces- dijo Shaoran.

Sakura y Shaoran se fueron andando lentamente por su puerta de embarque. Eriol se quedó un rato viendo cómo se perdían entre la gente, hasta que ya no quedó ninguna señal de ellos. La experiencia había resultado ser un estrepitoso fracaso, ahora las cosas estaban más difíciles que antes. Pero ya habría tiempo para preocuparse de ello. Había elegido que ese sería su día libre y estaba dispuesto a llevarlo a cabo.

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En la mansión Li de Hong Kong todo ya estaba preparado para la vuelta de sus señores. La vida había seguido igual que siempre durante su ausencia, no hubo ningún problema ni tampoco aparecieron nuevos cadáveres. A la señora Yelan Li le extrañaba mucho que si hijo hubiera decidido volver tan pronto del colegio de Hogwarts, si su memoria no le fallaba, ellos habían ido a ese lugar para entrenarse en la magia occidental. Aunque la verdad era que no estaba muy segura de que ese fuera el único propósito de esa visita, tal vez era por eso que habían regresado tan de repente.

Ella prefería que los señores del clan estuvieran allí, era su deber velar por la seguridad de todo el clan. Además, en el Concilio necesitaban su fuerte autoridad para que todo funcionara bien. Se habían empezado a escuchar diferentes sospechas acerca de casi todos los líderes de los clanes, estaba a punto de empezar una guerra entre ellos y con la llegada de Sakura y Shaoran estaba segura de que eso se pararía.

El servicio de la mansión ya lo tenía todo a punto, dentro de unos momentos llegarían los señores. Las hermanas de Shaoran estaban muy contentas con su vuelta, ellas eran un poco despreocupadas, pero eso no quitaba de que eran unas chicas muy poderosas, dignas de pertenecer al clan Li. Tenían un sentido del humor muy acentuado, aunque sabían en qué ocasiones tenían que ponerse serias.

Meiling también estaba contenta, quería mucho tanto a Sakura como a Shaoran. Su primo era una persona muy importante para ella y siempre había querido que fuera feliz, a costa incluso de su propia felicidad. Ella se había enamorado de Shaoran desde muy pequeños, aunque era consciente de que él nunca le correspondería. Cuando Shaoran reconoció que amaba a Sakura cuando fueron a Japón se desilusionó mucho, pero al final logró aceptarlo y los apoyó en todo lo que pudo. Ahora después de todo aún seguía igual. Siempre estaba a su lado, intentando ayudarles en todo lo que le era posible, dada su incapacidad para la magia.

El gran momento ya había llegado, toda la familia se encontraba en el recibidor de la mansión colocados en la posición habitual para recibir a alguien importante. En el centro se encontraban Sakura y Shaoran con su acostumbrada seriedad, aunque interiormente estaban contentos de volver a estar en casa. Después de unos diez minutos, la normalidad reinó de nuevo en la casa. Todos se fueron a realizar sus tareas rutinarias.

-Meiling- la llamó Shaoran-. ¿Quieres entrenar un poco?. Veo que algún día has pasado por alto tu entrenamiento, creo que será mejor que vuelvas a recuperarlo lo más pronto posible.

-Bueno, no te puedo mentir- dijo un poco avergonzada Meiling-. Pero es que no tuve mucho tiempo. Me irá bien volver a entrenar como antes.

-Entonces os dejo- dijo Sakura- voy a pasear un rato. Quiero estar sola.

Meiling y Shaoran asintieron y se alejaron hacia la sala de entrenamiento. Meiling no entendía muy bien el porqué a Sakura le gustaba de tanto en tanto quedarse sola por el jardín. Sabía que eso tenía una estrecha relación con lo ocurrido hacía dos años en Japón, aunque nunca le habían contado nada.

Dejó pasar estos pensamientos y se concentró en su entrenamiento, aún era una buena artista marcial, ese era su fuerte. Ella era una persona muy fuerte, era muy difícil de ganar en un combate, su fama crecía día a día. Había ganado muchas competiciones de artes marciales.

Sakura iba paseando por el jardín. Había un lugar en donde Shaoran había mandado que se plantaran unos árboles de cerezo, ése era su árbol favorito. Le gustaba mucho sentarse a la sombra de estos árboles y ver como caían sus pétalos rosados. Eso le recordaba a Japón, cuando era una niña y no tenía por qué preocuparse por nada. Todo eso había quedado atrás en ese día, nunca podría olvidarlo.

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Ya había pasado un tiempo desde que ellos habían regresado, todo había vuelto a la normalidad. En una reunión urgente con el Concilio de Hechiceros de Oriente se había explicado la ofensa que habían recibido por parte de la Orden del Fénix. Todos los líderes de clanes decidieron cerrarse definitivamente a Occidente, esa ofensa no podía ser perdonada. Lo único que no habían explicado Sakura y Shaoran era qué fin tenía esa orden. Sospechaban que entre los clanes había un impostor y esperaban demostrarlo cuando antes mejor.

Sakura salió un día a pasear con Meiling. No tenían mucho trabajo y habían decidido que se tomarían un rato libre. A ambas les encantaba ir a mirar las pequeñas tiendecillas que había en las calles, en ellas se ofrecían los objetos más extraños que se pudieran encontrar. Las dos iban conversando tranquilamente viendo cómo la gente pasaba a su alrededor.

-¿Y cómo es el colegio ese?- preguntó Meiling.

-Ya te lo he explicado muchas veces, mujer- le dijo Sakura-. Es un gran castillo, las escaleras se mueven siempre que quieren... A ti te hubiera gustado ir allí, seguro que te lo hubieras pasado muy bien.

-Pero eso es imposible- dijo tristemente Meiling, recordando que ella no poseía magia-. No sabes las veces que he deseado que tuviera algún tipo de magia, aunque fuera insignificante.

-No te pongas triste- le reconfortó Sakura- tú eres una mujer muy fuerte aunque no tengas magia. Nos eres de mucha ayuda, además que eres mucho mejor que yo en artes marciales.

-Gracias por decirme eso- le dijo Meiling sonriendo- siempre me ayudas en estas ocasiones. Eres una amiga de verdad. Por cierto, me gustaría preguntarte algo, ¿eres feliz aquí?. Sé que siempre te lo pregunto pero a veces te noto triste, sobretodo en días como hoy.

-No soy feliz en ningún sitio- le respondió Sakura- mi lugar se encuentra donde esté Shaoran. Por cierto, ahora que me acuerdo, Eriol dijo que nos vendría a visitar algún día de estos.

-¿Eriol va a venir?- preguntó Meiling muy emocionada- ¡que bien!. Hace tiempo que no se pasa por aquí, ya tengo ganas de verle. ¿Cómo se encuentra él?.

-Pues si he de ser sincera, no ha cambiado, sigue igual que siempre- respondió Sakura.

Ellas seguían andando tranquilamente por las calles de Hong Kong. Cambiaron su rumbo hacia un parque donde habían muchos tipos de árboles. Allí se sentaron en un banco. En dónde se habían sentado había un sitio donde jugaban los niños. Ellas se los quedaron mirando.

No se dieron cuenta de que una figura oscura se había acercado a ellas por la espalda. Sólo fueron conscientes de esa presencia cuando escucharon una fría voz que se refería a ellas.

-Ya han pasado dos años pequeña- dijo una voz que Sakura reconoció enseguida-. Justamente hoy es el mismo día. Espero que no me hayas olvidado.

-No te he olvidado - contestó secamente Sakura. Ahora ya no era la chica despreocupada de antes, ahora no tenía miedo a nada-. Pensaba que habías desaparecido, te aviso que esta vez no lo tendrás tan fácil como entonces.

Meiling se quedó sin habla, no entendía nada de lo que estaba pasando. Parecía que Sakura conocía a la voz que estaba hablando. Tenía una sensación extraña, estaba segura de que esa sombra no presagiaba nada bueno. Las dos se giraron para encarar a la persona que se había acercado a ellos.

-Veo que vas bien acompañada- rió la sombra -. Para que veas que no soy un cobarde, voy a revelarte mi identidad. Aunque pensé que tu y tu maridito ya lo habrían descubierto por este entonces, pero veo que no es así. Los líderes del clan Li me han decepcionado mucho.

La figura empezó a reír y fue cuando lentamente el manto negro que la cubría desapareció, Sakura se quedó algo sorprendida al ver quién era. Shaoran siempre había dudado de él y ahora entendía que sus sospechas eran ciertas. Allí se encontraba Wu Zhaodao mirándola divertido y con cierta repugnancia.

-¿Para qué has venido?- le preguntó Sakura con odio- nunca te pensé que hubieras sido tú, aunque Shaoran nunca ha confiado en ti. ¿Por fin te has decidido a mostrar tu auténtica cara?. Eres un desgraciado, no ganas mucho descubriéndote justo ahora.

-Aunque no lo creas, ese plan lo tenía muy bien preparado. He decidido que ya era hora de que pudieran poner cara al señor de la oscuridad de Oriente. El viaje que realizaron al colegio de Hogwarts me dio el tiempo necesario para ponerme de acuerdo con Lord Voldemort, a quién supongo que ya debéis conocer, aunque no personalmente.

-Eres un necio si te crees que podrás salir bien parado de nuestro encuentro- dijo Sakura con gran odio en su voz y preparándose para atacarle.

-Querida señora Li, ¿No te has dado cuenta de donde nos encontramos?- le preguntó burlonamente Wu Zhaodao- o es que acaso no te importa la vida de todas las personas que se encuentran en este parque. Tú decides, o me dejas ir o vamos a hacer una masacre. Supongo que ya sabes que a mi no me importa.

-Siempre tan calculador- dijo Sakura entre dientes- compórtate como un hombre y no hagas trampas. Vayamos a algún lugar donde no haya nadie para arreglar cuentas. Siempre tienes que protegerte, ¿es que acaso no puedes hacer las cosas tú solo?. Yo puedo defenderme sin la ayuda de nadie.

-Sí, has cambiado mucho desde aquella vez que encontré a la niña ingenua en el bosque. Parece que las muertes de tus amigos y tu padre te hicieron más fuerte contrariamente a mi estrategia. Pero yo no estoy dispuesto a perder la vida ahora que pronto cumpliré con mi deseo. Anda y corre a decirle al señor Li que yo soy el que os ha traicionado.

-Esta vez no lograrás salir con vida- Sakura ya estaba empezando a perder la paciencia, el que él hubiera nombrado a su familia y amigos era imperdonable, su ira estaba al máximo.

-Ahora que ya sabes lo que he venido a decirte me voy- dijo Zhaodao mientras desaparecía sin dejar ningún rastro-. Ten cuidado pequeña, aún tengo algo que puede hacer que te pierdas en las más amargas tinieblas.

Meiling lo entendió todo de pronto. Así que eso era lo que no querían explicar a nadie. Ese maldito de Wu Zhaodao pagaría por el daño que había hecho a sus amigos. Además enterarse de la muerte de Tomoyo de esa manera... nunca se le hubiera ocurrido algo así, eso era verdaderamente espantoso.

-¿Tomoyo está muerta?- preguntó Meiling esperando que hubiera oído mal, miraba con ojos suplicantes a Sakura, que se mantenía de pie y con la mirada perdida en el vacío.

-Sí Meiling, Wu Zhaodao la mató hace exactamente dos años- contestó Sakura- . Si en esos momentos hubiera sabido que era él...

Sakura cerró su puño llena de rabia. Si hubiera conocido a ese asesino no hubiera dudado nada en perseguirle durante toda su vida para vengarles. Ahora ya sabía quién era, se encargaría de que encontrara su merecido, que no podría ser ningún otro que la muerte en sus propias manos.

Meiling no pudo aguantar las lágrimas que empezaron a resbalar por sus mejillas. Tomoyo había sido una de sus mejores amigas. Por eso no había tenido ninguna noticia sobre ella y Sakura nunca le había contestado las preguntas sobre lo que era de su vida. Ahora empezaba a atar los cabos, eso era imperdonable.

-Vámonos a casa ya, estoy cansada- dijo Sakura, a lo que Meiling asintió.

No pronunciaron ninguna palabra en el camino de vuelta. Cada vez caminaban más rápido para llegar a casa. Habían descubierto algo que a su parecer era muy importante. Wu Zhaodao se había destapado, ya sabían quién era el señor de la oscuridad de Oriente. Una vez llegaron a su casa, fueron directamente hacia dentro de la mansión donde se encontraron con la señora Yelan.

-Señora Yelan- dijo Sakura- ¿Dónde está Shaoran?, necesito hablar urgentemente con él.

-Está en su despacho Sakura- le contestó Yelan.

Sakura emprendió rápidamente el camino que llevaba al despacho de Shaoran, Meiling se quedó de pie al lado de Yelan mirando cómo ella desaparecía por las escaleras.

Cuando llegó a la puerta del despacho de Shaoran entró directamente sin ni siquiera llamar. Allí se encontraba Shaoran junto al líder del clan Liang, parecía que estaban hablando de temas muy serios. Los dos levantaron enseguida la vista al ver que la puerta se había abierto.

-¿Sakura?- preguntó Shaoran al ver la cara de su esposa. En ella veía una expresión muy extraña, estaba llena de dolor.

-Buenas tardes señora Li- le saludó respetuosamente Liang Kai.

-Por favor Liang- dijo Sakura- ¿Podría dejarnos solos un momento?. No se preocupe, esto no me ocupará mucho tiempo.

-Claro señora, no tengo ningún problema con ello- respondió él mientras se levantó de su silla y se dirigió a esperar fuera de la habitación.

-Shaoran tenías razón- empezó Sakura directamente- él se ha presentado a mí, me ha hecho recordar todo lo que pasó hace dos años.

-Tranquilízate Sakura- le dijo Shaoran viendo como su esposa estaba empezando a perder la calma- explícate mejor.

-Wu Zhaodao, él es un traidor- dijo Sakura sentándose en la silla que quedaba vacía en la mesa- tenías razón cuando decías que no confiabas en él. Él fue el que me atacó en forma de espectro. Me lo ha dicho todo en el parque.

-Lo sabía- dijo Shaoran mientras empezaba a sacar su ira-. Ese hombre... él es el señor de la oscuridad de Oriente, ¿cierto?.

-Sí, y se ha aliado con Lord Voldemort- continuó Sakura-. Me ha dicho todo eso porque según él ya era hora de que lo supiéramos. Se ha marchado de aquí, no se donde puede estar en estos momentos.

-Está bien, ahora que ya le tenemos lo perseguiremos hasta dar con él- dijo Shaoran seriamente- no le dejaremos que se salga con la suya. Maldito traidor... cuando le ponga las manos encima se acordará de mi durante el resto de su vida.

-¿Qué vamos a hacer?- preguntó Sakura.

-Mañana reuniremos al Concilio y expondremos el caso. Mejor preparar nuestra estrategia cuando antes mejor. Las cosas van mucho más rápido de lo que esperaba.

-Ahora me voy a entrenar con Meiling. Aviso a Liang para que vuelva a entrar- dijo Sakura.

-Espera Sakura- dijo Shaoran mientras se levantaba y la alcanzaba por el brazo- tranquilízate ¿si?- le dijo tiernamente mientras le acariciaba su mejilla.

Sakura le sonrió y se despidió de él. Cuando abrió la puerta vieron que Liang estaba esperando en el pasillo. Shaoran le indicó que entrara de nuevo a su despacho.

Sakura se cambió de ropa y fue a buscar a Meiling para entrenar un rato. Cuando estaba enfadada o tenía muchos problemas le gustaba pasar el tiempo entrenando. Ésa era la mejor manera que tenía para dejar pasar los malos momentos.

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Notas de la autora. Ya estoy por aquí otra vez. He intentado escribir lo más rápido posible. Espero que os guste este nuevo capítulo. Y aunque parezca raro, esta vez no tengo mucho que decir, así que...

¡Nos vemos en el próximo capítulo!!!