DÍAS OSCUROS

Capítulo XIII

Los días habían pasado y en esa mañana los alumnos de Hogwarts estaban despidiéndose de algunos de sus compañeros que se iban a algún lugar, aunque no estaban seguros de cuál podía ser éste.. No entendían muy bien la situación, los profesores les habían informado que ese año no podrían regresar a su casa por las vacaciones e incluso sus padres estaban en esos momentos con ellos en Hogwarts. Se había decidido que lo mejor para la seguridad de todos era permanecer todos los que se quedaban allí juntos.

Los profesores y la Orden del Fénix observaban la escena, ellos se quedaban al mando de la situación durante la ausencia del director de Hogwarts. Conocían perfectamente su misión, aunque había algunos a quienes no les gustaba para nada la decisión que había tomado el señor Dumbeldore, igualmente temían que los de Oriente no eran de fiar.

Finalmente, el señor Dumbeldore antes de que se montaran en el Hogwart's Express dedicó unas últimas palabras a los que se quedaban.

-Queridos alumnos y profesores, espero que tengáis unas buenas vacaciones y sobretodo no os descuidéis nada, vigilad constantemente y cuidaos mucho- decía él tranquilamente aunque sabía que no se iba tranquilo de allí-. Nos veremos dentro de poco, hasta entonces. Touya, vamos hacia el tren.

Entonces el hombre alto siguió a su director a la vez que los alumnos que se iban con él también siguieron sus pasos.

Mientras el tren empezaba a moverse pesadamente, había un chico rubio que lo observaba con una mueca muy difícil de describir, había llegado el momento de empezar la accción. Toda la maquinaria ya se había puesto a punto, sólo faltaba empezar con el tiro de salida.

Nadie se daba cuenta pero poco a poco el cielo se iba nublando, eso pasaba de una manera tan lenta que todos siguieron como siempre. Las familias empezaron a hablar sobre lo que les había pasado durante el tiempo que habían estado separados, todos estaban contentos y reían.

Los profesores estaban algo intranquilos, sabían que sin Dumbeldore sus enemigos tendrían más fácil el atacarles. Por eso ya habían puesto una gran guardia y estaban todos atentos a la más mínima señal. Había algo en todo eso que no les gustaba nada.

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Los chicos que se encontraban en el tren estaban muy ilusionados con ese viaje que estaban a punto de realizar. Ninguno de ellos había ido nunca a Hong Kong, realmente estaban seguros que sería una de las mejores experiencias de su vida. Cuando vieron que estaban llegando a la estación aún estaban más contentos y orgullosos de ellos mismos. Habían sido escogidos a propósito por el señor Dumbeldore, director de Hogwarts, eso era verdaderamente un gran honor.

Touya estaba muy callado junto a Sheila e iba mirando por la ventana. Ya era hora de realizar aquello por lo que había sido entrenado durante todo ese tiempo. Todo ya estaba dispuesto y estaba seguro que no se equivocaría en nada. Realmente había sido más fácil de lo que pensaba que ella aceptara la parte que le correspondía en su plan. Una sonrisa burlona empezó a aparecer en sus labios, la pobre chica ni siquiera se había dado cuenta de que la estaba utilizando para su propio beneficio.

Al final del viaje todos se salieron del tren que para sorpresa de muchos les había llevado directamente al aeropuerto. Había algunos alumnos que no sabían que el Hogwart's Express también era capaz de llevar a sus pasajeros a otros destinos que no fuera el normal, siempre que antes el profesor Dumbeldore lo hubiera dispuesto todo para que eso ocurriera.

-Bien, espero que todos nos sigáis a mí y a Touya, no quiero a ninguno de mis estudiantes perdidos por el aeropuerto- decía el director.

Todos le siguieron. Por si acaso se habían vestido con ropas normales para no alarmar a nadie que viajara con ellos. Se hacía muy extraño ver al profesor Dumbeldore vestido con unos pantalones, nunca antes lo habían visto así. Parecía un grupo de estudiantes que iban de viaje de fin de curso.

-Escuchad Hermione y Harry- dijo un muy sorprendido Ron-, ¿estáis seguros que ese aparato con alas no se va a caer?, porque si no utiliza la magia para volar entonces....

Ron estaba realmente muy preocupado, e igual que él había algunos chicos que pertenecían a familias de magos que nunca habían ido en avión y no sabían muy bien que era eso. Sus amigos ya intentaban tranquilizarlo, su hermana Ginny también estaba algo fuera de lugar con todo eso pero ella al menos no preguntaba nada, sino que miraba a todos como si fuera un cachorrito que se encontrara en peligro.

-Venga ya Ron, no nos vas a decir que tienes miedo a ir en avión, ¿verdad?- le provocaba Hermione con una sonrisa-. Puedes estar tranquilo que he ido en avión muchas veces y aún no me ha pasado nada.

-Pero es que no puedo estar tranquilo, no sé pero no me gusta esa cosa- seguía diciendo Ron.

-Señor Dumbeldore- preguntó Harry al profesor- ¿Va a durar mucho tiempo el vuelo?.

-La verdad es que no estoy seguro- contestó el profesor sonriendo-. Nunca me he subido a un medio de transporte como éste. Supongo que a lo mejor deberías preguntarle a Touya porque él ha venido de Japón. Seguro que sabe más de eso que nosotros.

-De acuerdo profesor- dijo Harry mientras iba a buscar a Touya para hacerle la misma pregunta-. Touya, ¿Cuánto dura más o menos el vuelo hacia Hong Kong?.

Touya se lo miró de una manera que dejó a Harry sin habla. Era muy difícil de leer su expresión. Había algo que no le dejaba estar tranquilo en esos momentos.

-No estoy seguro Potter- le contestó él secamente-. Nunca antes he ido a Hong Kong, de lo que si estoy seguro es que será un vuelo bastante largo.

-Gracias- le dijo Harry y se fue de allí en busca de sus amigos.

-Chicos creo que tendremos mucho tiempo para llegar hasta allí- les dijo el resultado de sus pesquisas.

Todos le dirigieron una mirada cansada, no tenían ganas de estar durante muchas horas por ahí. No aguantaban los aeropuertos en el poco tiempo que llevaban allí, ya se habían cansado de eso. Lo único que querían era ir a Hong Kong. ¿Por qué no les habían dejado utilizar la magia para llegar más rápido?.

El profesor entendía los pensamientos de sus alumnos, a nadie le gustaba pasar tanto tiempo para poder llegar a su destino. Pero había pensado que lo mejor era ir hacia su destino por los métodos convencionales, si en Hong Kong no estaban avisados de la hora exacta de su llegada podría haber problemas al utilizar magia en un lugar donde no conocían, incluso podrían ser tomados como espías o algo parecido.

Así que sin perder el tiempo todos se subieron a la hora convenida al avión. Ellos ocupaban toda la parte delantera del artefacto y todos empezaban a contar historias sobre lo que les podría pasar ahí dentro. A unos cuantos les cogió un ataque de histeria cuando el avión despegó y las azafatas tuvieron que explicar muchas veces que ése era un medio de transporte seguro y que no les pasaría nada. Los demás usuarios del vuelo los miraban extrañados, parecía que esos chicos nunca se hubieran subido a un avión.

-Uau!- exclamó Ginny mirando por la ventana- mirad, se ve todo desde aquí, es casi igual que volar en la escoba.

-No hables tan fuerte- le replicó Harry esperando que nadie hubiera oído el comentario que había dicho su amiga-. Si los demás te oyen empezarán a pensar que estás loca o algo así.

-A mi no me gusta- decía Ron con la cara totalmente blanca-. Estoy mareado, quiero salir de aquí.

-Calma Ron- le dijo Hermione que estaba sentada a su lado-, vamos intenta dormir, seguro que así el tiempo te pasa más rápido y no tendrás más preocupaciones.

-De acuerdo, lo voy a intentar- dijo Ron muy poco convencido.

Lentamente Ron cerró los ojos y empezó a soñar que estaba volando en una escoba último modelo, iba vestido con el uniforme de su equipo de Quidditch favorito y estaba al lado de sus ídolos. Ése si era un gran sueño, no quería despertarse para nada. De pronto empezó a sentir como algo o alguien le tiraba de la manga pero decidió no hacer caso y seguir con lo suyo. Llegó un momento en que el tirón fue más fuerte y no tuvo más remedio que dejar su sueño para más tarde y prestar atención a lo que le estaba llamando.

Lentamente se frotó los ojos y se encontró con Hermione que se estaba riendo de él.

-¿Qué estabas soñando?, se ha notado un montón que no querías despertar.

-Si, ha sido genial- dijo Ron con entusiasmo-. Por cierto, ¿qué pasa?.

-Mira por la ventana- le indicó Hermione-. Ya hemos llegado.

Ron miró por la ventana y pudo comprobar que lo que le había dicho su amiga era cierto. El avión ya estaba en tierra y desde donde se encontraban podía verse el mar a lo lejos. Hacía un buen día en Hong Kong, el sol ya estaba muy alto.

-Bienvenidos a Hong Kong- se escuchó una voz que procedía de dentro de la cabina del piloto-. Esperamos verles de nuevo en nuestra compañía, ya pueden salir del avión por las puertas delantera y trasera.

Todos los ocupantes se levantaron lentamente de sus asientos y fueron saliendo en fila ordenada hacia fuera. Este aeropuerto era muy grande, tuvieron que seguir las indicaciones para poder llegar al lugar donde debían recoger las maletas pero pronto se dieron cuenta de que estaban dando círculos alrededor del mismo sitio. Al final, preguntando a la gente pudieron llegar al lugar que debían.

Finalmente consiguieron todo sus pertenencias y se dispusieron a salir a la sala donde se suponía que alguien había venido a buscarles. Ese lugar estaba lleno de gente por todas partes, ellos nunca habían visto a tanta gente junta. Muchos iban comentando la nueva experiencia y la mayoría llegó a la conclusión que esos muggels en verdad eran más listos de lo que pensaban.

-El señor Dumbeldore, ¿me equivoco?- preguntó amablemente un hombre algo mayor acercándose lentamente al director de Hogwarts.

-El mismo- le contestó éste con una sonrisa.

-Vengan por aquí, mi señor me ordenó recogerles del aeropuerto y traerles a su casa- contestó el hombre con un tono neutro. Iba vestido como un sirviente y hacía su trabajo muy bien sin molestar a los huéspedes.

Fuera se encontraron con un autobús muy grande donde había las plazas exactas para ellos. Habían pensado que esa era la mejor forma para que todos pudieran llegar a la casa de los líderes del clan Li. El hombre que los había recogido se subió en el sitio del conductor y encendió los motores.

Los alumnos estaban otra vez pegados a las ventanillas mirando como iba cambiando el paisaje. Vieron como la ciudad estaba muy poblada y llena de grandes edificios. Lentamente iban alejándose del bullicio y se encontraron delante de una gran mansión. Todos se quedaron de piedra cuando vieron que ése era su destino. El autobús se paró frente a la enorme puerta, desde allí se podía ver como había un camino de piedras que llevaba a la entrada propiamente de la mansión. Todo estaba rodeado de árboles e incluso se podía ver un gran lago.

-Hemos llegado- dijo el hombre que los había traído hasta allí-. Mi señor les ha preparado una recepción con el Concilio de Hechiceros de Oriente esta noche, deben llevar la ropa apropiada para ello.

Diciendo eso el hombre entró en la casa y ordenó a los demás que le siguiesen. Dentro del salón les esperaba una mujer con una mirada seria. Sus ojos penetrantes les observó a todos uno por uno y sin sonreír ni hacer ningún signo se acercó lentamente hacia ellos.

-Es un placer conocerle, señor Dumbeldore- dijo la mujer-. Deberá disculpar a mi hijo y a su esposa pero les ha sido imposible encontrarse aquí en estos momentos. Supongo que Wei ya les ha informado que esta tarde habrá una recepción en su honor, ya se les avisará sobre la hora. Ahora mismo les llevarán a sus habitaciones, la hora de comer es a las dos. Hasta mañana no empezará su entrenamiento.

-Gracias señora Li- le contestó el señor Dumbeldore-. Estaremos todos preparados, no se preocupe.

-De acuerdo, nos veremos más tarde- dijo la señora mientras se iba andando hacia algún otro lugar de la casa.

Enseguida vinieron los sirvientes y los llevaron a las habitaciones que se habían preparado para ellos. Todos habían quedado sorprendidos, no sabían que los Li eran personas tan importantes. En Hogwarts nunca se habían llevado bien con nadie.

-Vaya Harry- dijo Ron mientras se tiraba en la cama que le había tocado-, eso sí que es una mansión, ¿no?.

-Pues sí, nunca había visto un lugar tan grande como ése- contestó Harry-. parece que son de la familia real o algo así.

-No tengo ni idea, nunca había visto nada que no fuera Londres- dijo Ron-. No puedo contestarte.

-Ya le preguntaremos a Hermione si sabe algo, aunque lo dudo porque ya nos lo hubiera dicho.

-Cierto.

Salieron de allí y fueron hacia el jardín que habían visto a la entrada. Aún faltaba algo de tiempo para ir a comer. De repente oyeron a Hermione que gritaba. Los dos fueron corriendo a ver que estaba ocurriendo, ya estaban preparados para atacar a lo que fuera que la estaba importunando.

Cuando vieron lo que pasaba realmente se quedaron de piedra. Allí estaban Hermione y Ginny con cuatro mujeres a su alrededor que las trataban como si fueran muñequitas. Esas mujeres estaban muy contentas y no paraban de hacerles comentarios. Sus dos amigas estaban ya rojas de vergüenza.

-Mira que chicas más monas- decía una mientras cogía a Hermione por el mentón y se acercaba para poder verla de cerca.

-Oooh, que ropas llevan- decía otra que estaba tirando el jersey de Ginny.

-Y que pelo más bonito- decía la otra acariciando el pelo de Hermione que llevaba encrespado como siempre.

-No me puedo creer que nuestro hermano no nos dijera que había gente tan encantadora en Londres- decía otra.

Y las cuatro seguían diciendo cosas parecidas a esas sin importarles que todos los presentes las estaban mirando con cara cansada. Ésas nunca cambiarían. De repente algo les llamó la atención, había dos chicos que las estaban mirando y ellas fueron corriendo a verlos más de cerca.

-Vaya, aquí también hay un par muchachos que esperan a que les digamos algo- dijo una mientras se tiró corriendo hacia Harry y Ron que las miraban con auténtico miedo.

Ahora Ginny y Hermione sonreían aliviadas de que por fin esas mujeres las habían dejado libres. Harry y Ron les miraban suplicándoles ayuda, pero ellas se quedaron mirando como sufrían sus amigos.

Sheila y Touya se acercaron al ver la conmoción en que estaban inmersos la amiga de Sheila y sus compañeros. Cuando los vieron parecer las mujeres se separaron de sus presas y se quedaron mirando a Touya algo sorprendidas. Se acercaron a él lentamente y ante a sorpresa de todos no se le tiraron encima sino que quedaron algo lejos de él mirándole con gran desconfianza.

-¿Quién eres?- le preguntó una de ellas.

-¿Por qué debería contestar?- le respondió a su vez Touya mirándola con la misma mirada de desconfianza que ellas le lanzaban.

-Tu aura es muy extraña, que raro que madre no nos hubiera dicho nada de eso- decía la misma mujer-. No se, pero me recuerdas mucho a la esposa de nuestro hermano.

-No se de que me estás hablando mujer- le contestó él de mala gana, no tenía que ser descubierto, al menos no aún.

-Ya veremos si sé o no de lo que estoy hablando más tarde- le contestó con una mirada desafiante que sorprendió a Harry, Ron, Hermione, Ginny y Sheila que no entendían nada de lo que estaba ocurriendo.

-Fanren, Fuutie, Shutie, Feimei dejad de molestar a nuestros invitados- dijo la voz poderosa de la señora Li que se acercó lentamente a sus hijas-. Perdonen a mis hijas pero siempre les gusta conocer a nuestros invitados. Espero que no les hayan importunado demasiado.

Pero entonces la señora Yelan también notó algo extraño en Touya y se lo quedó mirando durante un rato. Él le devolvió la mirada de una forma en que ella no pudo leer nada de nada. Había algo que no le gustaba en ese hombre pero no sabía exactamente lo que era. Sabía esconder muy bien sus pensamientos.

Las cuatro mujeres siguieron a su madre y entraron tranquilamente en su casa. Pero antes de que pudieran entrar todos se giraron hacia Harry, que gritó con dolor y se cayó casi sin vida al suelo. Parecía que estaba delirando, lo único que hacía era apretar con fuerza su cabeza con las manos. Estaba hecho un ovillo en el suelo, enseguida llamaron al profesor Dumbeldore para ver que estaba pasando.

Mientras duraba su agonía, Harry no pudo pronunciar palabra alguna. La señora Yelan le tocó la frente y pareció que el dolor desaparecía lentamente, ella le ayudó a levantarse con cuidado. Justo en ese momento apareció el profesor Dumbeldore corriendo.

-Harry, ¿qué te ha pasado?- le preguntó algo preocupado.

-La verdad es que no estoy seguro- dijo Harry-. Lo único que recuerdo es dolor.

Todos se miraron al chico con preocupación, ciertamente, lo que habían visto que le había pasado no era normal. Nadie se sentía seguro después de eso. Por su parte, Harry estaba como extrañado, aún estaba algo aturdido. No le gustó mucho el dolor que había sentido hacía poco, estaba seguro que tenía algo que ver con Voldemort, ésa era la única explicación posible.

-No lo atosigue tanto señor Dumbeldore- dijo la señora Li- es mejor que el joven vaya a descansar. Parece que está conectado con alguien y ése ser le ha transmitido un mensaje,aunque no estoy del todo segura que sea así. Cuando venga mi hijo mañana podrá observar su caso, él es más experto que yo en ese tipo de hechizos.

-Gracias señora, se hará como usted diga- le contestó el señor Dumbeldore aunque sin esconder su preocupación-. Pero no vas a quedarte solo, Touya se quedará contigo para ver si ocurre algo de nuevo. ¿Estáis de acuerdo?- les preguntó a los dos que asintieron silenciosamente-. Bueno, siento que tengan que perderse la fiesta de esta noche pero espero que comprendan que eso es más importante.

-Puede estar tranquilo por mi parte señor Dumbeldore- le contestó Touya- no me gustan las fiestas, así no tendré la obligación de acudir a ésta.

-Mejor, así no habrá ningún tipo de problemas- dijo Dumbeldore-. Harry, vas a descansar hasta mañana, no quiero que le pase nada a ninguno de mis alumnos. Mañana veremos que significa todo eso.

-Lo que usted diga, profesor Dumbeldore- contestó Harry algo contrariado. A él sí que le gustaban las fiestas y se vería obligado a quedar en cama durante lo que quedaba de día.

-Fanren, enseña la habitación que ocuparán los dos jóvenes- dijo con voz autoritaria la señora Li.

Touya y Harry siguieron a la mujer hacia dentro de la mansión. Mientras se colocaban en la habitación que se había escogido para ellos y se acomodaban, Touya miró por la ventana analizando la señal que se le había enviado hacía poco tiempo. Ésa era la señal convenida, Harry Potter se había retorcido de dolor debido a su conexión con Voldemort, la oscuridad había empezado a actuar. Ahora sólo faltaba que las cosas fueran cómo se habían planeado en Hong Kong, esperaba que la chica no le decepcionara.

Harry ajeno a esos pensamientos se tumbó pesadamente en la cama y no pudo enterarse de mucho, ya que al poco tiempo había caído en un profundo sueño. Enseguida que entró en la habitación se notó algo cansado, cosa que no entendía ya que había dormido suficiente.

El tiempo pasaba y todos los alumnos de Hogwarts ya se habían familiarizado bastante con el jardín y los pasillos donde estaban sus dormitorios. También habían conocido a las cuatro hermanas que no paraban de ir revisándolos uno por uno y no paraban de decir un montón de cosas sin mucho sentido.

-Vaya vaya, esta casa es un montón de grande- decía Ginny impresionada- y nosotros vamos a quedarnos durante bastante tiempo.

De pronto vieron a una mujer que estaba reuniendo a todos los alumnos de Hogwarts, ésta iba acompañada por el señor Dumbeldore que indicaba que fueran todos hacia el salón.

-Los señores han llegado- decía la mujer- deben ir a presentarse ante ellos.

Entonces todos entraron y se encontraron con que toda la familia estaba colocada en posición y saludaban a Sakura y a Shaoran Li, lo que les sorprendió muy gratamente era que Eriol Hiraguizawa también se encontraba con ellos. Su antiguo profesor les sonrió al verlos. Shaoran se adelantó hacia Dumbeldore.

-Es un honor recibir su visita en nuestra casa- dijo solemnemente con su acostumbrado tono frío-. Esperemos que esto pueda servir para algo.

-Muchas gracias a ustedes en primer lugar por invitarnos a venir- contestó sonriendo el señor Dumbeldore-. Seguro que servirá, ésta será la primera vez en que se intente algo así.

Shaoran asintió con la cabeza. Mientras tanto Sakura observaba a todos los chicos que se habían seleccionado, pero se dio cuenta de que ahí faltaba alguien.

-Señor Dumbeldore, ¿dónde está el chico de la cicatriz?- le preguntó al director de Hogwarts al cabo de unos minutos.

-Eso es algo que quería comentar con ustedes- contestó él mientras su mirada se tornaba seria-. En estos momentos él se encuentra descansando en una habitación custodiado por nuestro ayudante de jardinero, señora.

-¿Descansando?- preguntó Sakura mientras le miraba fijamente sin comprender del todo sus palabras.

-Ése chico está conectado de alguna manera con el señor oscuro de Occidente, al que llaman Lord Voldemort- contestó Yelan Li mientras se adelantaba hacia su hijo-. Durante vuestra ausencia ha tenido una especie de ataque, no sabemos muy bien que significa y hemos pensado que lo mejor para él era que descansara toda la noche, aunque para eso no pueda acudir a la presentación ante el Consejo. El director ha querido que su jardinero lo cuidase durante esta noche. Mañana podrás buscar lo que le pasó.

-Entiendo- dijo Shaoran pensativamente-. Después de almorzar quiero que el chico se encuentre en mi despacho, y usted también debería estar allí, señor Dumbeldore.

-Descuide señor Li, allí estaremos- dijo el profesor Dumbeldore dejando el tema por zanjado.

-Nosotros nos vamos a preparar para esta noche- dijo Sakura-. Ustedes deberían hacer lo mismo. Dentro de una hora empieza la recepción, todos deberían encontrarse en donde se les indicará más tarde. Por cierto, nadie debe llegar tarde, ¿entendido?.

Los alumnos se la miraron como si fuera una profesora y les estuviera riñendo por llegar tarde. Vieron que sus palabras demostraban un gran poder y era mejor hacer lo que les había pedido. Aún nadie había contestado a lo que ellos pensaban era una pregunta cuando se dieron cuenta que los dos ya se habían marchado de allí subiendo las escaleras. Entonces todos siguieron su mismo ejemplo y fueron a prepararse para esa recepción.

Después de una hora todos estaban colocados en un gran salón donde les habían puesto sillas para que ellos se sentaran. Delante suyo vieron cómo había una mesa redonda con unas 15 sillas alrededor. El profesor Dumbeldore se encontraba con ellos y les había indicado que se quedaran de pie hasta que llegaran los miembros del Concilio de Hechiceros de Oriente. No tuvieron que esperar mucho tiempo cuando la puerta se abrió y unos hombres serios empezaron a entrar y a colocarse cada uno en su respectivo asiento pero sin llegar a sentarse. Eriol entró después de que todos estuvieran colocados y se puso junto al profesor Dumbeldore. Cuando todo esto hubo terminado, entraron Sakura y Shaoran y se sentaron en las dos sillas principales, entonces todos se sentaron de golpe.

-Señores de los clanes de Oriente, tengo el honor de presentarles al señor Dumbeldore, director del colegio Hogwarts de magia y hechicería- dijo Shaoran para abrir la sesión, al ser mencionado su nombre, Dumbeldore se levantó tranquilamente con el semblante tranquilo-. Y junto con él a los alumnos que el mismo ha escogido para ser entrenados. Ya les expliqué lo que se había decidido en la anterior reunión.

-Bueno, si se me permite tomar la palabra, me gustaría agradecerles su apoyo, aún sabiendo que en Occidente se les ha faltado al respeto- dijo el señor Dumbeldore-. De verdad es un gran honor que se hayan dignado a ayudarnos. Todos sabemos que esto es por el bien de todos. Y presumo que las cosas no van muy bien ni en Oriente ni en Occidente.

Mientras el señor Dumbeldore daba todos los nombres de cada uno de sus alumnos y los miembros del concilio iban presentándose, los chicos estaban totalmente callados. No querían llamar la atención, eso parecía una asamblea importante. Pero de pronto hubo un detalle que no le pasó desapercibido a Ron, había una silla en la mesa que estaba vacía. ¿Sería que alguien había llegado tarde?, no lo creía posible, pues la señora Li les había dejado bien claro que todos debían ser puntuales. Cómo se encontraba al lado de Eriol, decidió preguntarle el porqué, aunque intentó ser lo más prudente posible.

-Profesor Hiraguizawa- dijo mientras le daba unos golpecitos en el hombro, el chico se giró hacia él.

-Dime Weasley- le contestó con la misma intensidad de voz.

-¿Por qué hay una silla vacía?- le preguntó él, de veras que era un chico muy curioso.

-La silla que falta pertenecía al líder del clan Wu, Wu Zhaodao. Hace poco se ha descubierto que él era un traidor y se convirtió en el señor de la oscuridad de Oriente. Hace algún tiempo que ha desaparecido y no lo hemos podido encontrar. Pensamos que estará tramando planes con lord Voldemort- le explicó Eriol pacientemente-. ¿Eso contesta tu pregunta?.

-Sí, gracias profesor- le contestó Ron.

Mientras tanto, parecía que la reunión ya había terminado. Ahora se estaba hablando sobre las materias en las que debían ser entrenados. Casi todo lo que se comentaban eran técnicas de lucha y defensa y cosas así. Ninguno de ellos había hecho mucho sobre este aspecto. Eso eran cosas que reconocieron porque en algunas clases de ese mismo año habían tenido asignaturas que hacían referencia a la magia oriental. Ahora podrían llevar a la práctica lo que habían aprendido teóricamente. La verdad es que la idea no estaba tan mal.

-Así ya está todo hablado, entonces mañana empieza el entrenamiento- dijo Shaoran-. Se cierra a sesión.

Con eso todos fueron saliendo de la sala tranquilamente. El profesor Dumbeldore se acercó a sus estudiantes y les acompañó otra sala donde se les serviría la cena. La verdad es que ya era bastante tarde, aunque ninguno de ellos se dio cuenta de lo hambrientos que estaban hasta ese momento.

Cuando hubo terminado la cena cada uno se fue a su habitación, esperando para la mañana, que sería cuando empezaría su entrenamiento. Pero había una chica que no estaba dormida. Esperó a que Ginny y Hermione se durmieran para poder salir de la habitación tranquilamente sin despertarlas. Sentía que era la hora de terminar con su sufrimiento, haría todo lo que habían planeado anteriormente.

Sigilosamente salió de la mansión y se dirigió al jardín, allí esperó un rato. Estaba segura que él vendría, lo presentía. Sólo tenía que esperar un rato más. Poco a poco fueron pasando por su mente unos recuerdos que había escondido hacía mucho tiempo. A la mañana siguiente su venganza estaría completa. Era una suerte que él se encontrara en el mismo sitio que ella. Pasó un tiempo, no estaba segura de cuanto era, entonces se escucharon unos pasos sordos que se acercaban a ella.

Por el mismo camino que había recorrido apareció él. Eriol Hiraguizawa estaba algo sorprendido de ver a su antigua alumna allí, parecía que estaba esperando pero no estaba muy seguro de lo que era.

-Vaya señorita Mankiw, ¿qué hace levantada tan tarde?- le preguntó amablemente.

-Sabía que vendrías Clow- dijo ella en un tono áspero y lleno de rabia-. Te estaba esperando. Hoy vas a recordar quieras o no.

Eriol se la miró algo sorprendido, sabía que ella no tenía bastante poder para hacerle nada grave. Lo que le preocupaba más era la decisión que tenía en el rostro, parecía que lo odiaba de verdad.

Entonces, no sabía de dónde salió una luz que la envolvió lentamente, era de un color plateado que no dejaba ver nada a través de ella. Poco a poco la luz fue desvaneciéndose y con gran sorpresa se dio cuenta de que la chica que tenía frente a él había cambiado de aspecto. Esencialmente era Sheila pero había algo más. Estaba vestida completamente de blanco y su pelo negro estaba suelto y revoloteando con el viento. Una pequeña sonrisa se asomó por sus labios.

-¿Ahora recuerdas?- le dijo mientras su sonrisa desaparecía rápidamente de su rostro-. Éste es el vestido que llevaba el día que nos conocimos.

Entonces, fue cuando Eriol lo recordó todo. Ella pertenecía a su pasado como Clow, no sabía como antes no se había dado cuenta. Empezaba a entender por qué lo odiaba tanto, él le había hecho daño, mucho daño. Y ahora se presentaba ante él para vengarse. Quería hablar con ella ara intentar explicarle que ahora era sólo Eriol, no era el mismo Clow de antes. Aunque enseguida vio que eso no daría resultado.

-Síg- su nombre fue lo único que pudo pronunciar en ese momento. Todo era realmente muy confuso.

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Notas de la autora. Lo siento mucho, ¡de verdad!. Pero es que las vacaciones las he utilizado precisamente para hacer vacaciones.... aún así... aún estoy a tiempo de decirles feliz navidad ¿no?. Bueno, ya no falta demasiado tiempo para que las vacaciones terminen pero bueno...

Después de pedir disculpas, espero que les haya gustado el capítulo. A partir de este se empieza a desenredar todo el misterio sobre la sospechosa Sheila... luego de eso ya empezará toda la acción. Jeje, espero que no se hayan cansado demasiado conmigo.

Con respecto al nombre que le he puesto a la vida pasada de Sheila... sé que Síg és un nombre bastante raro pero no se me ocurrió nada más. Había pensado que el nombre de Clow tampoco es demasiado normal, así que supongo que no pasa nada por ponerle ese nombre, además aquí la que escribe soy yo y punto.

El próximo capítulo puede que tarde bastante, ya sé que debéis pensar que cómo puedo tardarme aún más pero es que vienen los exámenes y seguro que tendré pocas ganas de escribir nada. Si alguien quiere que le avise cuando vuelva a actualizar puede darme su correo electrónico y yo ya les diré cuando me vuelva a aparecer. Espero que puedan perdonarme... sé que soy lenta escribiendo pero no puedo hacer nada.

Y ya he dicho todo, sólo que espero vuestros comentarios, dudas o lo que sea y a ver si nos volvemos a ver en el próximo capítulo!, adiós!