DÍAS OSCUROS

Capítulo XV

Cuando llegó al lugar que le correspondía se fijó en el paisaje que tenía delante. Aún no había cambiado demasiado, parecía que no se había perdido demasiado. No estaba realmente satisfecho con su trabajo y tendría que hablar con su señor sobre el fracaso que había resultado ser en un primer momento su gran plan. Ya encontrarían otra forma de conseguirlo, de eso estaba seguro.

Avanzó hacia delante y se encontró con las tres figuras que le estaban esperando. Desde su posición tenía una mejor visión de lo que estaba pasando. Los demás se dieron cuenta de su presencia pero no se giraron ni le dijeron ningún tipo de saludo ni palabra. Él decidió que era mejor anunciar el fracaso antes de que le preguntaran.

-La misión no ha sido completada- dijo Touya a modo de explicación.

Fue entonces cuando Lord Voldemort y Wu Zhaodao se giraron para mirarle. Ya se habían dado cuenta de que algo había pasado por la forma como él se acercó a ellos.

-¿Qué ha pasado?- le preguntó Wu Zhaodao lentamente.

-No he podido destruir a la reencarnación de Clow, la chica ha fracasado y en el último momento se negó a matarle-. Respondió él-. A parte de eso todo ha ido tal como estaba planeado.

El ángel que se encontraba sobre ellos decidió bajar y aterrizó lentamente en el suelo, no se escuchó ningún tipo de ruido, realmente era muy silencioso. Con sus ojos de hielo miró a Touya.

-¿Le has clavado el arma a la señora de las cartas?- le preguntó Yue con su voz cortante.

-Sí, por eso no te preocupes-. Le contestó Touya-. La pobre aún se pensaba que el que tenía delante suyo era su hermano de entonces. Es bastante ingenua, no te será difícil matarla ya que se deja influenciar mucho por sus sentimientos ocultos.

-Bien- fue la única palabra que salió de la boca del ángel. Enseguida se elevó de nuevo unos metros para observar la escena.

-Si esto es así, no podemos decir que nuestro plan ha fracasado enteramente. Aún tenemos muchos puntos a nuestro favor- dijo Lord Voldemort. Wu Zhaodao sólo afirmó con un gesto de cabeza.

Después de esa pequeña interrupción retornaron sus miradas a la escena que tenían delante. El castillo de Hogwarts estaba resistiendo más de lo que hubieran pensado, aunque ellos también tenían algunas armas escondidas ya que los personajes importantes aún estaban por llegar, seria entonces cuando empezaría la función real.

Los mortifagos no estaban utilizando su máximo nivel en principio, pero al ver que la Orden del Fénix les contraatacaban de una manera muy poderosa decidieron ir en serio. Nadie se burlaría de ellos. Junto a ellos había unos cuantos hechiceros orientales, ellos eran los que atacaban de una manera más dura ya que no conocían bien a sus adversarios.

La barrera que protegía el castillo y los alumnos del mismo que allí se encontraban no cedía, para que eso fuera posible tenían que desaparecer los magos que la habían creado, aunque eso no era tarea fácil.

El ataque les había cogido por sorpresa a todos, nadie se esperaba que poco después de que el profesor Dumbeldore se fuera hacia Hong Kong vinieran sus enemigos y los atacaran. De hecho sabían que tendría que haber un espía que les indicara sus movimientos, ya que el hecho de ese viaje se había llevado en gran secreto. Lo que no sabían era quién era el traidor.

Enseguida se habían reorganizado encerrando a los alumnos de Hogwarts en el castillo y los habían envuelto con un fuerte muro de defensa. Así pensaron que esa era la mejor forma para poder sacar adelante la situación, sólo esperaban que el profesor Dumbeldore se diera cuenta lo antes posible y enviara algún tipo de ayuda. Mientras tanto lo único que podían hacer era defenderse, cosa que era realmente difícil ya que eran muy pocos en comparación con los otros.

De ellos, el único que conocía bien al enemigo era el profesor Snape, ya que había pertenecido durante un tiempo a ellos. Ese era el motivo por el cual casi nadie confiaba en él, en realidad el único que lo hacía era el profesor Dumbeldore y él era muy consciente de eso. Aún así estaba decidido a que todos se dieran cuenta de que no era un traidor y que realmente estaba de su parte, pero sabía que eso le costaría la vida.

Ya era el segundo día que llevaban de esa forma con pequeños momentos para reorganizarse y poder coger fuerzas pero ni un grupo ni el otro cedía de sus posiciones, el cansancio empezaba a notarse. Fue en ese momento cuando Snape decidió ponerse en acción. Sabía que los mortifagos lo odiaban y esperaba que eso sirviera para convertirse en su presa mientras los alejaba de los demás. Echó a correr llamando su atención.

-Miradme, estoy aquí y os desafío mortifagos- gritó mientras se quedaba parado y miraba directamente a Lord Voldemort que se encontraba algo lejos de ahí.

Mientras Voldemort y los demás observaban la extraña escena llegaron a la conclusión de que el hombre se había vuelto loco, lo que hacía hasta un tonto sabía que no podía salir bien.

-Estúpido- dijo Lord Vodemort entre dientes mirando la osadía de aquél hombre que antes había pertenecido a su ejército del terror particular-. no sé por qué se arriesga de esa manera, es imposible que salga vencedor.

Ante estas palabras, los mortifagos no pudieron hacer más que ir en su contra, estaban decididos a no perder su reputación, no dejaban a nadie que los insultaba o los desafiaba con vida. Se pusieron a su alrededor, lo rodearon completamente, no había ninguna vía posible para escaparse.

Mientras eso ocurría todos los demás pararon mirando la escena algo sorprendidos, por una parte estaba la Orden del Fénix que no se creía lo que había hecho Snape ya que siempre habían pensado que aún se encontraba conectado de alguna manera a Lord Voldemort, por otra parte los que servían a la oscuridad se quedaron algo desconcertados al ver a un hombre que se había atrevido a hacer algo tan estúpido y honorable a la vez.

-¿Qué vas a hacer ahora estúpido?- le gritó un mortifago al profesor Snape.

-Algo que tendría que haber hecho hace mucho tiempo, no voy a morir hasta que haya terminado con algunos de vosotros- le contestó Snape con odio.

El profesor Snape se puso en posición de ataque, de la misma manera como les había enseñado a sus alumnos que se debía hacer. Conocía muy bien que sus posibilidades eran casi nulas pero había determinado tomar esa situación, ya era hora de terminar lo que había empezado el día en que dejó a Lord Voldemort.

Enseguida los mortifagos empezaron a moverse muy rápido, después de un tiempo dando vueltas para que su presa no pudiera identificar donde empezaba uno y terminaba el otro, decidieron atacar a la vez con un fuerte hechizo, ése era el llamado hechizo de la voluntad. Snape enseguida se cayó al suelo dominado completamente por el hechizo.

Parecía que la pequeña resistencia había sido mínima, allí se encontraba el profesor que una vez había pertenecido a las fuerzas de la oscuridad en el suelo completamente indefenso. Pero al poco tiempo se dieron cuenta que Snape se levantó lentamente con mucho esfuerzo y sujetando su varita con toda la fuerza que le era posible.

Los mortifagos extrañados por eso decidieron volver a intentar la misma estrategia. Esta vez el efecto sería mucho más fuerte ya que el hombre contra el que lo lanzaban estaba bastante debilitado debido al primer hechizo. Esta vez el profesor Snape se levantó con muchas dificultades, ya no podría aguantar mucho más. Mientras iba pensando en todo lo que había hecho durante su vida se fijó en toda la expectación que se había levantado ante sus acciones, lo que más le dolía era que el profesor Dumbeldore no se encontrara allí en el momento de su fin. Le hubiera gustado que el hombre que confiaba en él hubiera podido ver como moría lealmente, como le había prometido en una entrevista que le hizo hacía mucho tiempo, antes de entrar en Hogwarts como profesor.

Con todas las fuerzas que le quedaban, se levantó y con todas las fuerzas que le quedaban decidió atacar a la vez a dos de los mortifagos. Se escuchó su grito al realizar uno de los hechizos prohibidos, el avara kedabra. Los dos mortifagos a los que había apuntado cayeron rápidamente inertes en el suelo. Nadie se había esperado una acción como esta en alguien que ya estaba moribundo, eso era lo que había hecho que su hechizo fuera tan efectivo.

Antes de que nadie pudiera realizar otro hechizo, el cuerpo del profesor cayó en el suelo muy débil, poco a poco perdía el poco aliento que le quedaba. Fue entonces cuando Voldemolrt bajó hacia el lugar donde se encontraban y miró con odio a aquél que había osado desafiar su autoridad.

-Esto es lo peor que podrías haber hecho- le recriminó a Snape con una sonrisa muy maléfica en el rostro-. Vas a ver que hago con los traidores como tú. Todos fuera de aquí- gritó a los mortifagos que se alejaron algo de la escena a la orden de su señor-. Vas a tener un castigo ejemplar, gusano.

Snape no podía ni levantarse, se resignó a esperar lo que fuera que le hiciera Lord Voldemort. Ya había hecho lo que había considerado correcto, nada más podía dar ya de lo que le quedaba.

-¿Quieres una muerte rápida, verdad?- le preguntó burlonamente Voldemort- para que veas que te estoy agradecido por tus servicios en tiempos pasados te voy a conceder este deseo. Pero antes de todo, quiero decirte que lo que has hecho ha sido en vano, seguro que a estas horas ya no queda ninguno de los alumnos del colegio de Hogwarts vivo- ante la mirada atónita de Snape siguió hablando-. Tengo unos aliados entre los alumnos que tenían la orden de matarlos a todos y estoy seguro de que han cumplido perfectamente con su función.

Esto fue un golpe muy fuerte para todos los profesores y la Orden del Fénix que se había quedado de piedra. El ataque sólo había sido una medida de distracción para terminar con todos sus alumnos. Se maldecían por no haberse dado cuenta. Y ahora también estaban a punto de perder a uno de sus miembros que acababa de demostrar una gran integridad haciendo lo que había hecho.

Contento con toda la incertidumbre que habían creado sus palabras, Voldemort terminó con un golpe seco con la vida del profesor Snape que pudo oponer ningún tipo de resistencia. Para que todos tuvieran un signo de lo que pasaba a los traidores, ordenó colgar su cuerpo en la entrada del colegio de Hogwarts, para que la imagen fuera una muestra del poder de la oscuridad mandó que le cortaran la mano donde había la imagen de la calavera negra, que era el signo que tenían todos los que se encontraban bajo la autoridad del señor de la oscuridad de occidente.

Después, contento con todo lo que había pasado hasta entonces, se dirigió una vez más hacia sus enemigos que estaban horrorizados por la imagen que habían tenido que vivir.

-Ya no tenemos nada más que hacer aquí hasta que regresen los que se han marchado- dijo Voldemort-. Hasta entonces podéis ir a mirar que ha pasado con vuestro querido colegio-.

Se dirigió a la puerta de Hogwarts y la abrió dejando paso a unos cuantos alumnos de Slytherin que eran los que habían seguido los planes de la oscuridad mientras que los mayores les intentaban defender de los enemigos del colegio. Capitaneaba ese grupo Draco Malfoy.

-Misión cumplida- fueron las palabras que pronunció Draco al encontrarse delante de Lord Voldemort.

Después sin decir nada más se reorganizaron y abandonaron rápidamente la escena de la batalla. El final de todo eso había sido tan rápido que aún no podían salir del asombro. Molly Weasley fue la primera que se fue corriendo hacia el colegio para ver si las palabras que había escuchado eran ciertas. Les quedaba algo de esperanza mientras no vieran la evidencia de que lo que les habían informado era totalmente real.

Todo estaba muy oscuro y se respiraba un ambiente muy tenso. Al poco tiempo se dio cuenta de que todo lo que Voldemort les había explicado era cierto. El gran salón estaba todo lleno de los cuerpos de los alumnos de diferentes cursos con unas posiciones algo extrañas. No había ningún signo de sangre por ningún lado, todos habían muerto fulminados por sus asesinos, que justamente eran sus propios compañeros de estudios.

Molly se había quedado sin palabras. Poco a poco todos iban a mirar esa escena y la rabia creció rápidamente entre ellos. Hacer eso a sus alumnos era algo inhumano, sólo gentes sin ningún tipo de sentimiento habían podido hacer algo así. Lo que más les repugnaba a los profesores era que ellos mismos eran los que les habían enseñado a hacer esos hechizos.

-¿Qué vamos a hacer ahora?- preguntó el Lupin-.

-Lo único que podemos hacer es esperar a que regrese en profesor Dumbeldore y los alumnos que se fueron con él-. Dijo la profesora Trelawney-. Lo que más nos urge ahora es dar una despedida digna a estos pobres chicos.

Todos bajaron sus cabezas, no podían hacer nada por ellos ya, habían caído en la trampa que les habían tendido. Seguro que Voldemort y los otros aún se reían de ellos por eso. Ya no tenían a nadie para confiar, ese viaje que realizó el director del colegio no se tendría que haber hecho. Llegaron a la misma conclusión: la culpa de todo había sido de aquellos orientales que habían envenenado la mente de su director.

-Dumbeldore no tendría que haber confiado en ellos- dijo Alice que pertenecía a la Orden del Fénix-. Ni siquiera han venido a ayudarnos.

-Yo creo que eso habría sido indiferente- gruñó Black-. ¿De qué forma se tendrían que haber enterado?, igualmente la culpa de lo que ha pasado es nuestra, somos nosotros los que hemos caído en la trampa no esos orientales.

-Tienes razón, no es hora de buscar a nadie para darle las culpas, es sobre nosotros que restan estas muertes. El profesor Dumbeldore se sentirá muy triste cuando venga-. Dijo la profesora Mc Gonnagall intentando recuperar la serenidad.

Decidieron colocar todos los cadáveres fuera para darles su despedida, no se merecían la muerte que habían tenido. Todos allí se pusieron delante suyo y empezaron a decir unas palabras para despedirles. Entonces vieron como había un grupo de hombres y mujeres que se acercaban lentamente hacia donde se encontraban ellos. Se parecían mucho a los orientales con los que se habían encontrado del lado de la oscuridad, iban por grupos y cada uno de ellos tenía un color de vestimenta diferente.

Cuando llegaron a su lado miraron todos los cuerpos que estaban extendidos en el suelo. Todos eran de niños. Habían llegado tarde, todo ya había terminado. Uno de ellos se adelantaron y fue a hablar con los devastados miembros de la Orden del Fénix.

-Somos los representantes de los trece clanes de Oriente y hemos sido enviados para ayudarles en su ardua empresa-. Dijo el hombre que había ido a hablar con ellos-. Aquí se presentan los líderes de los clanes de oriente: Ma Yuan, Wu Daozi, Han Kan, Xia Gui, Fan Kuan, Zhao Mengfu, Ni Zan, Gao Kegong, Liang Kai, Wan Tong, Gu Kaizhi y yo, Yen Ben. También vienen con nosotros algunos miembros del clan Li. Venimos de parte del señor del Concilio Li Shaoran.

-Pues la verdad es que ya no son de mucha ayuda aquí- dijo Hagrid lleno de dolor.

-Nos mandaron la orden de venir enseguida que conocimos las noticias del ataque sobre el colegio del señor Dumbeldore- replicó Yen Ben intentando no molestarse por el tono que estaban utilizando con él. Ése no era el momento de luchar entre ellos.

-Sentimos el dolor que sienten por las pérdidas pero no debemos luchar entre nosotros, eso sólo les ayudaría a ellos- dijo una mujer que se situó al lado del hombre que les estaba hablando en ese momento-. No debemos darles ventajas a ellos, espero que sepan confiar en nosotros. Todos lo que buscamos es poder salvar lo que queremos.

En ese momento todos entendieron que buscaban lo mismo. No volverían a caer en el error de no confiar con los que estaban de su lado. Ya era hora de terminar el trabajo. Eso había sido lo que había llevado al profesor Snape a sacrificarse, no fue hasta el último momento en que vieron que él realmente estaba de su parte. No estaría bien que pasara otra cosa similar.

Además, para que tuvieran presente siempre su error estaba allí el cuerpo del profesor, ya se habían dado cuenta de que no lo podrían quitar de allí. Estaba rodeado por un fuerte hechizo que lo dejaba en el lugar donde se encontraba.

Los recién llegados hicieron una reverencia para enseñarles su pesar. Al final se habían puesto de acuerdo, ya no tendrían más problemas entre ellos.

Después de poco tiempo realizando las ceremonias pertinentes, todos juntos realizaron los hechizos que provocaron la desaparición de todos los cuerpos que allí se encontraban. Ya nada podían hacer para salvar la vida de esos chicos ya sólo les quedaba fuerzas para deshacerse de sus enemigos y que pagaran por el gran mal que habían hecho.

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Notas de la autora. Aquí va otro capítulo. Bueno, creo que ha sido algo cruel matar a todos los chicos pero que se le va a hacer fue una idea que me vino un buen día y la creí conveniente para eso.

Me gustaría decir algo respecto a Snape. No sé si a muchos les habrá gustado el acto heroico que ha realizado, pero por mi parte creo que se le debe dar una oportunidad al hombre, él por propia decisión decidió cambiar de bando aunque fuera algo muy penoso, ¿no?. Por eso he decidido que debería tener una muerte digna, al menos en mi historia.

Espero que sigan leyendo la historia, que se encuentra ya en los últimos capítulos. Creo que falta la parte más difícil de escribir y la más dura también. Creo que no me he recreado demasiado en la violencia hasta ahora, puede que la cosa sea un poquitín más dura a partir de ahora pero tampoco mucho más. Si veis en eso algún problema podrían darme su opinión.

Y hasta ahora ya no hay nada más. He decidido ponerme a trabajar duro para terminar la historia pronto ya que se que me tardo mucho entre cada uno de los capítulo, así que vuelvo al trabajo, ¡espero que nos veamos en el próximo capítulo!.