CAPITULO 17: LA FIESTA CLANDESTINA.

Observo con detenimiento por primera vez a las personas que con ellos

había, todos eran los mas populares de las casas.

Había apenas diez.

Se sentía como una intrusa entre ellos. Pero aun así no pensaba

marcharse.

Draco se le acerco.

- No armes mucho ruido la gente del pueblo ya esta durmiendo, si los

despertamos tendremos problemas- susurro.

- ¿Qué vamos a hacer ahora?-pregunto Hermione.

- Lo primero... entrar en Honydunkes.

- Pero estará cerrado...- Draco Malfoy sonrió de forma sospechosa-

no... no, no un momento, ¿no iremos a robar en la tienda?

- Bueno robar... robar lo que se dice robar... Solo vamos a... Si

vamos a robar.

- Yo no voy-dijo tajante.

- Claro que vas- la agarro por el brazo y la llevo casi arrastrando,

era inútil resistirse, él tenia mas fuerza- No vamos a coger el

dinero, solo algunas chucherías, nO te preocupes... no notaran su

ausencia.

Aunque robar iba contar sus principios Morales decidió quebrantar su

propia norma una sola vez, la excepción confirma la regla después de

todo...

Y... que demonios había ido a una fiesta a la que muchos se hubieran

muerto por asistir, así que iba a pasárselo lo mejor posible.

Caminaron por el empedrado suelo, hacia un frió polar, la niebla no

les dejaba ver a mas de dos metros, el aire olía a humedad y un

silencio sepulcral inundaba el mágico pueblo.

Dando tiritones bajo su capa Hermione caminaba cerca de Malfoy.

Comenzaba a sentir el aire helado en sus huesos y como si cuchillos

rajaran su carne noto la humedad de la niebla cayendo sobre ellos,

su cabello comenzaba a humedecerse.

El pavimento era adoquinado y primitivo, resbalaba y estaba mojado.

A derecha e izquierda se levantaban edificios con fachadas de piedra,

Grandes escaparates y carteles delataban a las tiendas, todas la

puertas estaban cerradas, incluso las de las tabernas, encima de

todo esto las ventanas de las casas, cerradas por puertas pequeñas de

madera de cedro, pintadas de colores.

Entre susurros y risitas los compañeros de juerga avanzaban como una

comitiva siniestra entre las sombras. Todos vestidos de colores

oscuros para confundirse mejor entre las sombras de la noche. Todos

se pararon delante de la fachada de la tienda de chucherías, las mas

extraordinarias, deliciosas y extrañas.

Marcus Flint el prefecto de Slytherin, que estaba en séptimo

grado ( N/A si ya se que no es verdad, pero es que era un poco torrija

y había repetido ok) saco la varita de su bolsillo y apuntando a la

puerta murmuró algo inaudible.

La puerta se abrió sin oponer resistencia. Los diez entraron.

- Coged lo que queráis y después salir al exterior lo mas rápido

posible, la niebla nos ha venido bien, pero no tenemos toda la noche-

dijo Flint mientras escrutaba con avidez el interior de la tienda.

En apenas cinco minutos todos estaban fuera.

Comiendo dulces y llenando la tripa de porquerías como gusanos de

gelatina que se retorcían en la mano, moscas de azúcar que volaban

hasta tu boca, caramelos de miel con forma de Snicht, galeones de

chocolate...

Cuando todos se hartaron de comer y caminar mas hacia las afueras de

el pueblo Zabinni grito con gran ilusión:

- ¡Amigos! -Todos le miraron- esta es la noche mas loca del año...-

todos rieron al ver su gesto- así que para volvernos locos del todo

he traído algo- sonrió triunfante, el resto miraba expectante- se

agacho e hizo como si cogiera algo del suelo, comenzó a levantar el

brazo poco a poco, y muy rápido al final...- ¿qué os parece?-pregunto.

Los gritos de la aquelarre hablaron por si solos, una euforia

desatada al ver que lo que Blaisse había escondido eran bebidas

mágicas altamente alcohólicas.

- Vaya...- dijo Hermione abriendo la boca.

- ¿No me diga ahora que no piensas beber?- Pregunto Malfoy, La chica

le dirigió una mirada matadora- Vamos- dijo dándole un golpecito en

el hombro- una noche... es una noche.

- ¡¡Tienes razón!!que demonios...

Los dos se sonrieron y se acercaron a coger una botella.

Se sentaron en una piedra grande y los dos comenzaron a hablar, no de

nada en especial, lo típico, "tal profesor me ha dicho esto, en este

trabajo hay que hacer lo otro, me cae mal este, hago buenas migas con

el otro"

Y así botella tras botella fue derramándose por sus frías gargantas,

el alcohol les calentaba, el frió era muy intenso, Hermione casi

tiritaba. La bebida la hacia entrar en un juego peligroso que le

proporcionaba fortaleza para seguir hablando y riéndose, para

olvidarse un poco de la niebla, del frió y de que era la prefecta y

estaba infringiendo las normas. Claro que Marcus Flint y Cho Chang

también estaban allí, y también eran prefectos.

- Joder que frió- exclamo por primera vez aunque llevaba tiempo

sintiéndolo.

- ¿Frió dices? ¿acaso no te has abrigado?-pregunto Malfoy.

- Bueno llevo la capa y...

- ¿Y que llevas bajo la capa?- pregunto.

- Solo una túnica...

- Valla, si que debes de tener frió entonces. ¿Quieres que vallamos

a algún sitio?- pregunto sonriente.

- Si- contesto desairada, ¿acaso le había hecho efecto el alcohol?

No ella no estaba borracha, solo había bebido un poco, pero sabia

perfectamente lo que hacia... ¿lo sabia?

***

- Conozco un buen sitio, un caserón abandonado...-dijo poniendo un

tono tétrico.

- ¿La casa de los gritos?-pregunto a forma de burla.

- Por supuesto- hizo una pausa- que no... Es aun mejor, aunque esta

un poco alejado. En aquella dirección- dijo extendiendo el brazo

derecho hacia el norte.

- Bien vamos entonces, antes de que me congele- la chica hecho a

andar.

Se pusieron en camino. El bosque era frió y la niebla gris les

nublaba la vista, Draco iba casi entornando los ojos para no equivocar

el camino. Cada vez hacia mas frió y comenzaba a chispear un poco.

Draco miro su reloj de pulsera, las diez. Él también tenia frió. Pero

no pensaba reconocerlo delante de Hermione, llevaba allí dos horas

¿era lo normal no? En una fiesta claro.

Al verlos marcharse Zabinni miro a Draco y le guiño un ojo al mismo

tiempo que levantaba su pulgar en gesto positivo, como diciendo

"ya es tuya, la tienes en el bote"

Se internaron aun mas en el bosque.

Los dos caminaron por un sendero. En el suelo había barro y ramas,

los árboles se erguían formando una cúpula que no dejaba ver el cielo

estrellado, solo el resplandor de la luna escapaba a su eclíptica

maleza.

- La casa era de un familiar mío, de mi tío-comenzó a decir Draco- pero

ya lleva abandonada mucho tiempo, desde que el muriera nadie mas ha

vivido en la casa. Es muy grande, mas que la casa de los gritos- dijo

levantando un dedo hacia ella que escuchaba atenta su explicación-

Recuerdo que cuando era pequeño vine con mis padres, tenia un hermoso

jardín, las flores crecían por todas partes, había grandes setos

verdes que siempre olían como recién cortados, en el jardín también

había una fuente que vertía su agua a un precioso estanque de forma

rectangular, en su superficie había nenúfares. Me encantaba esa

casa...- suspiro.

- ¿Por qué murió tu tío?- pregunto la chica.

- Me gustaría decir que murió de viejo, pero no fue así. Por eso no

voy a contestar tu pregunta- bajo la mirada, la lluvia ya había

calado por completo sus ropas y ahora eran mas pesadas- Pero no me

despistes o herrare el camino.

Unos diez minutos mas tarde una verja metálica se irguió frente a los

dos muchachos, estaba pintada de negro y se retorcía en formas

asimétricas.

- Hemos llegado... la vieja casa de campo de los Malfoy. Pasa- dijo

empujando la verja que estaba cerrada pero sin ni siquiera un candado.

Ambos la flanquearon. A Draco se le sobrecogió el corazón al ver en

primer lugar el estanque que antes había descrito, solo que ahora ya

viejo y descuidado, con un aire fantasmal le daba como personalidad

propia.

Avanzaron por el camino adoquinado, la lluvia y la espesa niebla no

les dejaban ver mas de uno o dos metros.

A derecha he izquierda iban mirando las estatuas de mármol que

representaban dioses olímpicos, subidos en pedestales, casi distantes

y léganos parecían moverse con el efecto de la neblina, detrás suya

se levantaba los setos, ya descuidados y sin forma aparente, podía

verse como en su día fueron cuadrados.

Y finalmente ante ellos se levanto la hermosa fachada, la casa era de

estilo victoriano, pintada de un color gris oscuro le daba la

apariencia de un edificio siniestro, perdido en el remoto espacio del

tiempo, las múltiples ventanas parecían ojos curiosos que los

observaba, en algunos había cristaleras de colores, pero en muchos

lugares se veía que las ventanas habían sido cegadas con tablones de

madrera.

Caminaron al lado de la fachada hasta hallarse frente a la puerta,

de madrera maciza, muy alta y fornida.

Draco, saco de su bolsillo una llave, era bastante grande, de color

plateado, parecía antigua.

La introdujo en la cerradura y la giro con delicadeza, sonó un ruido

de muelles que cedían y la puerta quedo abierta, él la empujo,

esta hizo un ruido tétrico.

- Bienvenida a Red Rose House. Pasa, como si estuvieras en tu

casa- digo con gran deleite.

- Gracias-contesto ella con una sonrisa.

La casa estaba muy oscura, pero era como si el la conociera de

memoria. Empezó a caminar mas hacia el interior y ella le siguió sin

protesta alguna.

Pudo distinguir entre la oscuridad el gran hall con suelo de mármol

rosa pulido, las columnas que se levantaban a los lados de este, la

gran escalinata que tenían en frente apenas se veía. Se encamino

hacia la derecha, donde sabia que estaba el salón principal.

Mas a la izquierda de la habitación sabia que estaba la chimenea era

muy grande, de piedra, en ella había tallada una imagen de caza.

Dirigió hacia ella la varita y dijo con firmeza "incendio" al instante

un fuego vivo broto de la punta de la varita y se instalo en la

chimenea inundando toda la sala.

Hermione la miraba maravillada mientras Draco descubría los muebles

que estaban tapados por lienzos blancos, un piano de cola negro,

hermosos sofás, una mesa de delicado marfil, un botellero antiguo,

y un alto reloj de pie cuyos agujas aun marcaban la hora exacta.

La habitación fue tomando calor y se veían perfectamente los tapices

de las paredes, los cuadros y la gran lámpara de cristales que

colgaba del techo.

- En esta casa cortaron la luz y el agua hace mucho tiempo, es muy

grande, te aconsejo que no explores mucho si no quieres perderte.

- ¿qué mas hay aparte de este salón?

- Esta casa tiene muchas habitaciones de invitados, un despacho,

el comedor, la biblioteca, los aseos, ummm y en el sótano están las

cocinas, y los cuartos de la servidumbre.

- Vaya- dijo asombrada- ¿por qué no me llevas a dar una vuelta y me

la enseñas?-pregunto.

- ¿Quieres verla toda entera? no será posible... -se sonrieron- te

llevare a ver la biblioteca. Es mi estancia favorita.

Los dos subieron escaleras arriba, Draco llevaba un candelabro con

velas. Caminaban por un pasillo oscuro y largo, a derecha he

izquierda había puertas, altas he imponentes.

Llegaron como a un cruce. Draco escogió la puerta que tenían en

frente.

La empujo, chirrió en un grito estremecedor.

Dejo que Hermione pasara la primera. No veía nada, de inmediato él

encendió la chimenea, la sala de dibujo ante su mirada ávida.

El suelo era de espejo, y las paredes estaba repletas de libros de

arriba abajo, cerca de la chimenea había una zona con sofás.

- Increíble...- dijo con la boca abierta- ¿son todos de magia?

- Absolutamente todos. ¿te apetece que nos sentemos?

- Claro...- dijo aun asombrada.

La noche iba a ser muy larga... y quien sabe, tal vez ...inolvidable.