CAPITULO 20: ESTO ES MI CORAZÓN...
La noche se cernía ya sobre el mágico castillo, y una chica cabizbaja
caminaba por el angosto pasillo de una mazmorra. Tiste, era el
recuerdo lo que la atormentaba, tanto tiempo queriendo ser libre y
cuando lo era no podía aceptarlo.
"Asúmelo" se repetía una y otra vez constantemente, Harry la había
dejado, le había dolido... pero acaso podía después de todo seguir con
él. Si solo un pensamiento ocupaba ahora su cabeza... la noche
anterior, amargor mezclado con el placer de saber que había sido
amada con incondicionalidad de sentir que un beso valía mas que años
enteros... sentir que la tiniebla no podía ahora truncar su fortuna,
sentir que le amaba.
Pero sabia que no era así, que realmente no le amaba... o si. Aunque
ella le quisiera le querría el a ella... difícilmente. ¿Acaso tenia
corazón aquel ser venido de las entrañas del mismo diablo? ¿Acaso
podía ella amar a una criatura semejante? Su crueldad no tenia
limite, seria una vida de calvario y sufrimiento, estar a su lado
seria como agarrase a un clavo ardiendo, como acariciar las espinas
de una rosa, como la pasión en el mas puro de sus estados.
Se hallo por fin frente a una puerta alta de madera, toco dos veces
y paso.
El repelente profesor de pociones levanto la vista y la miro desde
detrás de su escritorio, sonrió y miro su reloj de pulsera, pero su
sonrisa no había sido ni mucho menos cortes o amable... había sido
una sonrisa burlona y traicionera.
- Bueno Granger... quiero que valla al lindero del bosque prohibido
y que de allí me traiga varios ejemplares de los que aparecen esta
lista.- Alargo la mano y le extendió un pedazo de pergamino, esta lo
cogió y lo ojeo con rapidez- podrá dármelo mañana si es que esta
noche no termina el encargo. Buenas noches, páselo... bien.
- Adiós...- dijo con odio y repelencia.
Salió de la mazmorra, caminaba deprisa por los pasillos del castillo,
no quería que esta vez volvieran esos pensamientos en su cabeza así
que se concentro en pensar en la lista que el profesor le había dado,
menos unos cuantos el resto de los elementos los encontraría sin
dificultad.
Salió sin darse cuenta del castillo, hacia frió, el ambiente era
húmedo y una pálida y brillante luna brillaba en el cielo, las
estrellas mas apagadas de lo normal la miraban con curiosidad.
Camino por el césped bañado ya por el roció y el frió intenso tenia
sobre si una capa de escarcha y crujía al pisarlo. Los altos árboles
del bosque parecían mas oscuros y amenazadores de lo habitual y una
bruma espesa se había levantado entre los fornidos troncos. Le daba
un aspecto sobrenatural y fantasmagórico.
Tiritaba, sentía su carne endurecida, la pie de gallina, pudo notar
que el pelo se le mojaba de la humedad nocturna. Se estrecho un poco
mas la capa y se puso manos a la obra.
***
La chimenea ardía frente a el... de nuevo no podía dormir, de nuevo
algo le perturbaba... era su padre y su triste destino, era la chica
que desde hacia días le quitaba la cordura... era un poco todo.
Las chispas incandescentes saltaban a el suelo y pequeños tizones
lucían en un color naranja vigoroso. Con la mano en la frente y la
cabeza en otra parte, como la mas triste de las existencias, solo
pero rodado de multitud...
Amargamente vivo... y dulcemente muerto... su espíritu, sollozaba en
lo mas profundo de su corazón, en las entrañas de su pecho.
No podía mas se ahogaba en ese mundo, en si mismo, en la desgracia
de su vida, ¿por qué la desdicha le perseguía?
Huiría de ella, se puso en pie y salió de la sala común, y corrió
por los pasillos, los atravesó veloz como una sombra, mas silencioso
que una tumba.
Y por fin llego a la entrada del castillo y atravesó la puerta y
salió al exterior, el viento acaricio su cara y el frió azoto su
cuerpo. Se sentía vivo, gélido, dormido, como en un sueño, una vasta
extensión de verde hierva se extendía frente a el como una alfombra
majestuosa, miro el cielo, negro como la tiniebla, y creyó estar
en el jardín del edén.
Y una canción le vino a la mente... una canción que le reconfortaba
porque se identificaba. Se sentía el mismo. Y miro a la noche y
canto dedicándole la melodía a la hermosa luna, a la mas bella joya
del firmamento. Y corrió por la hierba con libertad sin nada que
esconder al tiempo que le gritaba a la noche:
I tried so hard
and got so far
but in the end
I't doesn't even matter
I had to fall
and lose it all
but in the end
it doesn't even matter
Y de repente la vio como en un sueño agachada, contemplando la raíz
de un árbol, el cabello le caía por medio rostro, libre, enrulado.
La piel blanca, como de porcelana, vestida de negro envuelta en un
manto tal como el de la muerte, la niebla la arropaba y contrastaba
su silueta, a sus pies una vela iluminaba tenuemente su ser. Miro
sus ojos, clavados en aquel tronco, mas oscuros de lo habitual y
quiso tenerla.
Se acerco con sigilo y bajo la luz mortecina y monótona de la vela
se persono, oía su respiración y veía salir vaho de su boca... su boca.
Y no pudo mas, y sintió un escalofrió y dijo su nombre.
- Hermione.
Ella se giro y escruto la oscuridad de la noche hasta que le diviso
y entre las tinieblas le vio avanzando hacia ella, la miraba, no
podía apartar la vista de ella. Se puso en pie y ladeo la cabeza,
su boca se abrió y de sus labios fríos una frase escapo:
- ¿Qué haces aquí, has venido a atormentarme?
- Eso nunca amor mío... necesitaba sentirme como una criatura de la
noche... a ciegas por el sombrío campo.
- Te oí cantar, ¿eras tu?
- Lo era... y te he encontrado, moría por verte, por sentirte
cerca- puso la mano sobre su hombro pues ya había llegado a su lado.
- Esto esta mal- dijo ella con voz apagada.
- Lo se, por eso confió.
Y se acerco a su boca y la beso con dulzura, y ella no repudio su
beso y el Slyhterin sintió su lengua cálida en el interior de la boca
de la chica, acariciándose... amándose, bebiendo el uno del otro.
Tenia los labios fríos, y la carne helada, la piel tan tersa que
parecía que fuera a romperse y el pelo tan suave que parecía seda.
Los ojos le brillaban con fulgor y en ellos se reflejaba el lucero
de la noche.
Su lengua era tibia, se enredaba en el interior de su boca con
malicia, sentía el extenuante placer de un beso... un beso que era
prohibitivo y que aun con esta característica se habían atrevido a
robar. Sentía sus labios tan sedosos y fríos como los pétalos de la
rosa, su saliva era la del roció y mientras acariciaba su cara de
porcelana, su carne helada, tan blanca como la cera.
Ella le abrazo y el la tomó por las caderas, estaba acariciando su
espalda, con determinación y deleite mientras ella le besaba en el
cuello con suavidad y pasión, sentía como el solo contacto de su
piel le hacia ponerse nervioso, y como la carne se le ponía de
gallina.
Al principio tenia un nudo en la garganta, pero este se aflojaba a
medida que la abrazaba, cada vez estrechándola mas y mas, cada vez
haciéndola entrar mas en calor, cada vez sintiendo los latidos de su
corazón mas próximos al suyo, cada vez sintiendo su respiración mas
agitada y acelerada, sintiendo el movimiento suave y acompasado de
su pecho subiendo y bajando, probando la delicia de su amor.
Sus bocas, acopladas la una a la otra, sus lenguas ensambladas en un
beso frenético y pasivo a la vez. Era como consumir una droga, mas
aditiva cada vez, mas peligrosa y mortífera, y a la vez mas
placentera y gustosa.
La miro a los ojos, dulces y expresivos, tiernos, cálidos,
purificadores, sagrados... y vio que un clamoroso y largo suspiro
se le escapaba, como el aliento que el la había robado. Como si
hubiera sido el ultimo y sus párpados bajaron lentamente y sus
pestañas negras temblaron extenuados por el amor que habían
compartido.
- Dame mas- pidió el chico cogiéndola de la mano.
- Sabes que no puedo... sabes que...
- Yo no se nada, solo se que quiero mas- interrumpió.
- ¿Estas seguro de esto?- pregunto temerosa.
- Yo no estoy seguro de nada, solo de una cosa, de que te quiero.
- Estas loco, esto, esto...
- ESTO ES MI CORAZÓN- grito acogiéndole la mano y llevándosela a su
propio pecho- Y SOLO LATE POR TI.
Volvió a besarla y esta vez como en un sueño profundo ella se dejo
arrastrar, se dejo llevar como lo había hecho la noche de la fiesta,
y volvió a sentirse de nuevo como frente a aquella chimenea, volvió
a sentir su boca, y su lengua explorando el interior de su cavidad
bucal, como un robinsón, en una isla desierta, dejo que acariciara
todo su cuerpo, y dejo que el la hiciera suya, su amante ilegal, como
en un beso de contrabando, como si la justicia prohibiera aquella
pasión, con un beso que hubiera hecho escandalizarse hasta el mismo
sol, pero no, pues era la luna la que los prometía, la que consentía
su romanismo, la que les apoyaba en su sentimiento y los ocultaba
de miradas indiscretas, ella y su manto de tiniebla y oscuridad los
protegían mientras las estrellas centelleantes se reflejaban en sus
caras.
***
La ausencia anego de nuevo su corazón... ¿qué estaba haciendo? Esto
era una locura... pedante, descabellado. Se separo de el rápidamente
y sus bocas rompieron su mágica conexión. Sus miradas colisionaron y
sintió como si el pudiera leer en su mente o tal vez en su corazón,
pero su corazón esta vez debía guardar silencio, ya le había causado
demasiados problemas... "deja que hablen la lógica y el sentido común
y todo ira bien" se dijo.
- Draco... este es el ultimo beso. Ahora debo irme.
- Muy bien, mi dulce amor...- dijo acariciando su cara.
- Adiós- Dijo quitándole la mano con brusquedad.
Corrió por los terrenos, de nuevo el frió había vuelto a su cuerpo,
su carne estaba helada pero mientras había estado con el no lo había
sentido... sin duda el había llevado una manta de caricias para
guarecerla... pero ya no mas, nunca mas se entregaría a su beso.
Ya no quería "morir en su veneno", no podía, no debía, era la
prefecta... se suponía que debía dar ejemplo y no meterse en líos
ni dar escándalos y ahí estaba ella castigada... ¿qué locura la
había conducido por este camino? ¿locura o amor? No, no podía ser
eso porque ella no le amaba... y lo sabia, le gustaba, si, claro
como no iba a gustarle era guapísimo, pero solo le gustaba, ella
no le amaba en realidad.
Tenia que decírselo... se lo dejaría muy claro, la mañana aclararía
sus ideas e iluminaría su espíritu. "Mañana se lo diré, le diré todo.
Y cortare arrancando de raíz esta aventura sucia, este juego loco,
esta obsesión absurda, este capricho placentero"
Sin darse cuenta había llegado a su habitación. Penetro en ella y
dejo que sus pensamientos la ahogaran se dejo empapar por la duda
y al fin sucumbió al sueño.
La noche se cernía ya sobre el mágico castillo, y una chica cabizbaja
caminaba por el angosto pasillo de una mazmorra. Tiste, era el
recuerdo lo que la atormentaba, tanto tiempo queriendo ser libre y
cuando lo era no podía aceptarlo.
"Asúmelo" se repetía una y otra vez constantemente, Harry la había
dejado, le había dolido... pero acaso podía después de todo seguir con
él. Si solo un pensamiento ocupaba ahora su cabeza... la noche
anterior, amargor mezclado con el placer de saber que había sido
amada con incondicionalidad de sentir que un beso valía mas que años
enteros... sentir que la tiniebla no podía ahora truncar su fortuna,
sentir que le amaba.
Pero sabia que no era así, que realmente no le amaba... o si. Aunque
ella le quisiera le querría el a ella... difícilmente. ¿Acaso tenia
corazón aquel ser venido de las entrañas del mismo diablo? ¿Acaso
podía ella amar a una criatura semejante? Su crueldad no tenia
limite, seria una vida de calvario y sufrimiento, estar a su lado
seria como agarrase a un clavo ardiendo, como acariciar las espinas
de una rosa, como la pasión en el mas puro de sus estados.
Se hallo por fin frente a una puerta alta de madera, toco dos veces
y paso.
El repelente profesor de pociones levanto la vista y la miro desde
detrás de su escritorio, sonrió y miro su reloj de pulsera, pero su
sonrisa no había sido ni mucho menos cortes o amable... había sido
una sonrisa burlona y traicionera.
- Bueno Granger... quiero que valla al lindero del bosque prohibido
y que de allí me traiga varios ejemplares de los que aparecen esta
lista.- Alargo la mano y le extendió un pedazo de pergamino, esta lo
cogió y lo ojeo con rapidez- podrá dármelo mañana si es que esta
noche no termina el encargo. Buenas noches, páselo... bien.
- Adiós...- dijo con odio y repelencia.
Salió de la mazmorra, caminaba deprisa por los pasillos del castillo,
no quería que esta vez volvieran esos pensamientos en su cabeza así
que se concentro en pensar en la lista que el profesor le había dado,
menos unos cuantos el resto de los elementos los encontraría sin
dificultad.
Salió sin darse cuenta del castillo, hacia frió, el ambiente era
húmedo y una pálida y brillante luna brillaba en el cielo, las
estrellas mas apagadas de lo normal la miraban con curiosidad.
Camino por el césped bañado ya por el roció y el frió intenso tenia
sobre si una capa de escarcha y crujía al pisarlo. Los altos árboles
del bosque parecían mas oscuros y amenazadores de lo habitual y una
bruma espesa se había levantado entre los fornidos troncos. Le daba
un aspecto sobrenatural y fantasmagórico.
Tiritaba, sentía su carne endurecida, la pie de gallina, pudo notar
que el pelo se le mojaba de la humedad nocturna. Se estrecho un poco
mas la capa y se puso manos a la obra.
***
La chimenea ardía frente a el... de nuevo no podía dormir, de nuevo
algo le perturbaba... era su padre y su triste destino, era la chica
que desde hacia días le quitaba la cordura... era un poco todo.
Las chispas incandescentes saltaban a el suelo y pequeños tizones
lucían en un color naranja vigoroso. Con la mano en la frente y la
cabeza en otra parte, como la mas triste de las existencias, solo
pero rodado de multitud...
Amargamente vivo... y dulcemente muerto... su espíritu, sollozaba en
lo mas profundo de su corazón, en las entrañas de su pecho.
No podía mas se ahogaba en ese mundo, en si mismo, en la desgracia
de su vida, ¿por qué la desdicha le perseguía?
Huiría de ella, se puso en pie y salió de la sala común, y corrió
por los pasillos, los atravesó veloz como una sombra, mas silencioso
que una tumba.
Y por fin llego a la entrada del castillo y atravesó la puerta y
salió al exterior, el viento acaricio su cara y el frió azoto su
cuerpo. Se sentía vivo, gélido, dormido, como en un sueño, una vasta
extensión de verde hierva se extendía frente a el como una alfombra
majestuosa, miro el cielo, negro como la tiniebla, y creyó estar
en el jardín del edén.
Y una canción le vino a la mente... una canción que le reconfortaba
porque se identificaba. Se sentía el mismo. Y miro a la noche y
canto dedicándole la melodía a la hermosa luna, a la mas bella joya
del firmamento. Y corrió por la hierba con libertad sin nada que
esconder al tiempo que le gritaba a la noche:
I tried so hard
and got so far
but in the end
I't doesn't even matter
I had to fall
and lose it all
but in the end
it doesn't even matter
Y de repente la vio como en un sueño agachada, contemplando la raíz
de un árbol, el cabello le caía por medio rostro, libre, enrulado.
La piel blanca, como de porcelana, vestida de negro envuelta en un
manto tal como el de la muerte, la niebla la arropaba y contrastaba
su silueta, a sus pies una vela iluminaba tenuemente su ser. Miro
sus ojos, clavados en aquel tronco, mas oscuros de lo habitual y
quiso tenerla.
Se acerco con sigilo y bajo la luz mortecina y monótona de la vela
se persono, oía su respiración y veía salir vaho de su boca... su boca.
Y no pudo mas, y sintió un escalofrió y dijo su nombre.
- Hermione.
Ella se giro y escruto la oscuridad de la noche hasta que le diviso
y entre las tinieblas le vio avanzando hacia ella, la miraba, no
podía apartar la vista de ella. Se puso en pie y ladeo la cabeza,
su boca se abrió y de sus labios fríos una frase escapo:
- ¿Qué haces aquí, has venido a atormentarme?
- Eso nunca amor mío... necesitaba sentirme como una criatura de la
noche... a ciegas por el sombrío campo.
- Te oí cantar, ¿eras tu?
- Lo era... y te he encontrado, moría por verte, por sentirte
cerca- puso la mano sobre su hombro pues ya había llegado a su lado.
- Esto esta mal- dijo ella con voz apagada.
- Lo se, por eso confió.
Y se acerco a su boca y la beso con dulzura, y ella no repudio su
beso y el Slyhterin sintió su lengua cálida en el interior de la boca
de la chica, acariciándose... amándose, bebiendo el uno del otro.
Tenia los labios fríos, y la carne helada, la piel tan tersa que
parecía que fuera a romperse y el pelo tan suave que parecía seda.
Los ojos le brillaban con fulgor y en ellos se reflejaba el lucero
de la noche.
Su lengua era tibia, se enredaba en el interior de su boca con
malicia, sentía el extenuante placer de un beso... un beso que era
prohibitivo y que aun con esta característica se habían atrevido a
robar. Sentía sus labios tan sedosos y fríos como los pétalos de la
rosa, su saliva era la del roció y mientras acariciaba su cara de
porcelana, su carne helada, tan blanca como la cera.
Ella le abrazo y el la tomó por las caderas, estaba acariciando su
espalda, con determinación y deleite mientras ella le besaba en el
cuello con suavidad y pasión, sentía como el solo contacto de su
piel le hacia ponerse nervioso, y como la carne se le ponía de
gallina.
Al principio tenia un nudo en la garganta, pero este se aflojaba a
medida que la abrazaba, cada vez estrechándola mas y mas, cada vez
haciéndola entrar mas en calor, cada vez sintiendo los latidos de su
corazón mas próximos al suyo, cada vez sintiendo su respiración mas
agitada y acelerada, sintiendo el movimiento suave y acompasado de
su pecho subiendo y bajando, probando la delicia de su amor.
Sus bocas, acopladas la una a la otra, sus lenguas ensambladas en un
beso frenético y pasivo a la vez. Era como consumir una droga, mas
aditiva cada vez, mas peligrosa y mortífera, y a la vez mas
placentera y gustosa.
La miro a los ojos, dulces y expresivos, tiernos, cálidos,
purificadores, sagrados... y vio que un clamoroso y largo suspiro
se le escapaba, como el aliento que el la había robado. Como si
hubiera sido el ultimo y sus párpados bajaron lentamente y sus
pestañas negras temblaron extenuados por el amor que habían
compartido.
- Dame mas- pidió el chico cogiéndola de la mano.
- Sabes que no puedo... sabes que...
- Yo no se nada, solo se que quiero mas- interrumpió.
- ¿Estas seguro de esto?- pregunto temerosa.
- Yo no estoy seguro de nada, solo de una cosa, de que te quiero.
- Estas loco, esto, esto...
- ESTO ES MI CORAZÓN- grito acogiéndole la mano y llevándosela a su
propio pecho- Y SOLO LATE POR TI.
Volvió a besarla y esta vez como en un sueño profundo ella se dejo
arrastrar, se dejo llevar como lo había hecho la noche de la fiesta,
y volvió a sentirse de nuevo como frente a aquella chimenea, volvió
a sentir su boca, y su lengua explorando el interior de su cavidad
bucal, como un robinsón, en una isla desierta, dejo que acariciara
todo su cuerpo, y dejo que el la hiciera suya, su amante ilegal, como
en un beso de contrabando, como si la justicia prohibiera aquella
pasión, con un beso que hubiera hecho escandalizarse hasta el mismo
sol, pero no, pues era la luna la que los prometía, la que consentía
su romanismo, la que les apoyaba en su sentimiento y los ocultaba
de miradas indiscretas, ella y su manto de tiniebla y oscuridad los
protegían mientras las estrellas centelleantes se reflejaban en sus
caras.
***
La ausencia anego de nuevo su corazón... ¿qué estaba haciendo? Esto
era una locura... pedante, descabellado. Se separo de el rápidamente
y sus bocas rompieron su mágica conexión. Sus miradas colisionaron y
sintió como si el pudiera leer en su mente o tal vez en su corazón,
pero su corazón esta vez debía guardar silencio, ya le había causado
demasiados problemas... "deja que hablen la lógica y el sentido común
y todo ira bien" se dijo.
- Draco... este es el ultimo beso. Ahora debo irme.
- Muy bien, mi dulce amor...- dijo acariciando su cara.
- Adiós- Dijo quitándole la mano con brusquedad.
Corrió por los terrenos, de nuevo el frió había vuelto a su cuerpo,
su carne estaba helada pero mientras había estado con el no lo había
sentido... sin duda el había llevado una manta de caricias para
guarecerla... pero ya no mas, nunca mas se entregaría a su beso.
Ya no quería "morir en su veneno", no podía, no debía, era la
prefecta... se suponía que debía dar ejemplo y no meterse en líos
ni dar escándalos y ahí estaba ella castigada... ¿qué locura la
había conducido por este camino? ¿locura o amor? No, no podía ser
eso porque ella no le amaba... y lo sabia, le gustaba, si, claro
como no iba a gustarle era guapísimo, pero solo le gustaba, ella
no le amaba en realidad.
Tenia que decírselo... se lo dejaría muy claro, la mañana aclararía
sus ideas e iluminaría su espíritu. "Mañana se lo diré, le diré todo.
Y cortare arrancando de raíz esta aventura sucia, este juego loco,
esta obsesión absurda, este capricho placentero"
Sin darse cuenta había llegado a su habitación. Penetro en ella y
dejo que sus pensamientos la ahogaran se dejo empapar por la duda
y al fin sucumbió al sueño.
