Este será el penultimo capitulo de la historia.
Espero que les guste y dejen sus comentarios (reviews, como los llama esta pagina, :P )
Y muchas gracias a tods las personas que estan leyendo esto (y especialmente a los que opinan)
Contesto y pasamos a la historia
Syringen = Todavía no se sabe quien es el que se casa (pero los sentimientos del final son suyos…) Ya veremos quein es y descubriremos mas cosas de él. Espero que te siga gustando. (pd: Todavía no hemos llegado a la parte mas triste de la historia). Besos.
Nelly Esp = Lo del formato, lo siento, no puedo hacer nada con ello (por limitaciones de la misma pagina, lo que va con un salto de linea lo espacia mucho… ese es el principal problema y pasa mucho con los poemas y cosas parecidas). Triste por no poder solucionarlo (si quieres, ya te envio la historia por correo, asi lo veras mejor). Espero que te siga gustando la historia.
Muchos besos a todos y empiecen a leer el cuarto y penultimo capitulo de la historia (y pueden que después me quieran pegar por lo que pasa al final…. Yo se de lo que me hablo) Disfruten.
Decisiones
Se levantó de la cama, estaba decidida, iría a la boda, pero después… después, sin nada por lo que vivir… se despediría de todos sus amigos allí, en el día mas feliz de su amigo, y el día en que su corazón dejaría de latir… para siempre.
Sabiendo lo que hacia, eligió el atuendo que se había comprado antes de salir de la escuela, cuando todavía soñaba con ser feliz al lado de su secreto amor, uno con el que soñaba casarse, ella y él… algo que ya nunca se haría realidad. Con ayuda de la magia lo arregló y se lo puso, la imagen que el espejo le devolvía parecía mas la de una novia que la de una persona que no tiene ya esperanzas por nada.
Con un ultimo vistazo a su casa, deteniéndose sólo para coger aquella fotografía, salió… sin ver la rosa blanca que le esperaba en la cocina, en el mismo lugar donde una persona la había encontrado…
Caminó deprisa por los jardines de la casa, en el exterior era donde se celebraba la boda, todo estaba engalanado con tiras blancas y amarillas, todo irradiaba aquella alegría que precede a la fiesta de la unión de dos personas.
El resto de invitados también llegaba en esos momentos, y se perdió entre ellos, viendo caras conocidas aquí y allá, parecía que él había invitado a muchos… claro, era muy famoso jugando en aquel equipo… pero ella sólo tenia ojos para buscar el pelo inconfundible de su, ahora, inalcanzable amor… no lo encontraba… no estaba…
A veces podía oír como la llamaba alguien, como la saludaban, pero ella sólo tenía un único objetivo.
Después de mucho rato de buscar, de no encontrarlo, desistió, y abandonó el lugar cabizbaja, con pasos lentos, no se dio cuenta como alguien la miraba atentamente como se alejaba colina abajo, silencioso testigo.
En el asiento destinado para ella, un sobre se quedó, donde le confesaba su amor… y su decisión.
Mientras la infructuosa búsqueda de una joven trascurría, unos metros más alejado de donde se iba a celebrar la boda, dos jóvenes hablaban sobre ello.
- ¿Estas seguro?
- Si, lo estoy – las palabras salieron de su boca, pero el tono no era de total seguridad – Lo voy a hacer… aunque se que le voy a hacer daño, mucho daño.
- Ella lo comprenderá, seguro.
- Eso espero – tragó saliva, pensando en lo sucedido unas horas antes, lo que iba a hacer cambiaria su vida, lo sabia, y posiblemente…
- Suerte – el padrino de la boda se acercó hasta su amigo y le colocó la pajarita que habían elegido entre los dos bien – Mucha suerte – puso su mano sobre el hombro de la otra persona, diciéndole así que le apoyaría en lo que iba a hacer.
Los invitados estaban preparados, el oficiante listo para la ceremonia, el silencio era patente, en espera de comenzar la boda… y una silla vacía se encontraba en los primeros puestos… la única que no tenía dueño
El padrino entró por el largo pasillo, así habían acordado, unos metros mas atrás iría el novio, y después la otra protagonista de la boda, la blanca y radiante novia.
Pero, al llegar a la altura del altar, donde el oficiante estaba listo para empezar, se detuvo en seco, y unas milésimas de segundo más tarde, el novio chocó con la espalda de este. Ambos miraban, inmóviles en el lugar aquel sitio vacío. La sangre les abandonó totalmente, viendo que la situación era, realmente, mas grave de lo que nunca habían imaginado, la conocían muy bien, no por algo habían sido compañeros durante siete largos años, y en ese momento fue cuando recordaron un hecho acontecido en sus años de escuela, algo enterrado en la memoria, pero que se hacia patente en esos instantes.
- Si algún día la vida dejara de tener sentido para mi, me iría lentamente, sin hacer ruido. Cuando viera que no me queda nada… dejaría todo y me marcharía al lugar donde no existe ni penas ni tristezas… - una adolescente jugaba con la varita en su sala común - Porque… ¿para que vivir cuando todo se derrumba a tu alrededor?...
- No lo dirás en serio Hermione, la muerte no es la solución a los problemas – alguien le abrazó por detrás, gesto cariñoso de amigo, pero ella pudo notar su respiración cerca de su oído, y su corazón empezó a latir un poco mas deprisa.
- No lo se… puede que, a veces, ese sea el único camino…
Una mano, vestida con un guante blanco, se posó sobre el hombro del joven que, con la mirada perdida en aquella silla, veía como todo se derrumbaba a su alrededor, no iba a poder confesarle lo que sentía… y, quizás, ya nunca la volvería a ver, porqué… ¿Dónde estaba?
- Se fue… colina abajo… hace ya unos quince minutos… - se giró y vio el rostro de la novia al lado de él, nunca había pensado que ella le diría eso – Si vas ahora… la alcanzaras… No niegues tu amor… las penas del corazón son difíciles de curar…
- Muchas gracias… - cogió las manos de ella, ahora estaban enfrente, y le miraba con un brillo de esperanza en los ojos – Muchas gracias… nunca lo olvidare… Te lo prometo… - y con un hechizo convocador llamó a su escoba, una de las más potentes del mercado, y abandonó el lugar, en busca de su amor verdadero, aquel que, durante tantos años, había intentado ignorar.
Sólo a uno de los invitados no le sorprendió que el novio abandonará el lugar, ni que la novia quedase plantada y que se anulase la ceremonia sin mas palabras que un simple "No era lo correcto"
Corría como nunca había corrido, los zapatos se habían quedado atrás, sus pies sufrían el azote de las duras y frías piedras por las que caminaba, sangraba pero ella no se daba cuenta. Las lagrimas caían por sus ojos mientras se alejaba, lejos de allí, lejos de todo, lejos de todos…
Un único objetivo, un lugar donde sabia que todo aquel sufrimiento y todos sus sentimientos serian silenciados al fin… Porque… ahora que ya nada le quedaba, ¿para que seguir?...
La respiración entrecortada, el vestido roto por varios sitios, los zapatos perdidos dios sabe cuando y donde, el pelo destartalado por la cara, azotándolo el viento que a esa hora soplaba…pero nada de esas cosas le importaba, ya nada mas, únicamente acabar con todo, sólo eso…
El ruido de las olas fue mas fuerte que nunca, el mar se estrellaba contra las grandes rocas del acantilado, furioso, rebotando y volviendo tras sus pasos, arañando la dura superficie, creando cortinas de agua de tal altura que sobrepasaban la superficie, luchando esos dos elementos entre si en una batalla cruel y sangrienta… y allí se dirigía ella, sin importarle que, lejos, pero no mucho, alguien repetía su nombre, gritando, queriendo hacerse oír sobre el tormentoso ruido de las olas… sin conseguirlo.
Una ola rozó ligeramente el blanco vestido.
Y después otra, ahora ya empapando a toda ella, que, impasible, se acercaba más y más hacia el borde… sin percatarse de la otra presencia que se aproximaba…
Se detuvo unos instantes ante la imagen que ofrecía la naturaleza ante ella, unos segundos por los que pasó por su mente toda su vida, desde que se conocieran, hasta aquel preciso momentos en que recibió la terrible noticia… dudó vacilante ante lo que iba a hacer, sus pies temblaron en el borde exacto, en la línea que le separaba de su decisión…
Su cuerpo se había fundido con la escoba, imprimiéndose velocidad, nunca antes había surcado el cielo de aquella brutal y suicida… y nunca su fiel compañera le había fallado, ni ahora, cuando dependía tanto de ella para encontrarla. El viento pasaba fugazmente, zigzagueaba, subía, bajaba, buscaba entre los bosques, entre los terrenos que gobernaba aquel lugar… hasta que, de pronto, la vio, una mancha blanca en medio de las olas, justo en el borde, donde tierra, aire y agua se juntaban… y fue mas deprisa, todavía mas, sabiendo que, si no llegaba a tiempo…
El tiempo se congeló, las olas iban mas despacio, esforzándose en seguir su camino, el viento movía ligeramente los cabellos castaños de la muchacha... y el grito desesperado de un joven se pudo oír a kilómetros a la redonda mientras veía, a cámara lenta, como aquella desaparecía de su vista…
